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UNA CONEXIÓN | FUERTE Y VALIENTE

Desde nuestra juventud nos han exhortado a ser cristianos fuertes y valientes, guerreros en la oración y soldados en la batalla de la fe. Nos preparamos para ser victoriosos en el ejército del Señor. Palabras como las que Dios declaró a Josué, el hijo de Nun, nos han sido de aliento y sostén en nuestras batallas contra el enemigo— “Esfuérzate y sé valiente” (Josué 1:6).

Nos hemos esforzado pensando ser valientes como Josué, y muchas veces hemos decaído en la batalla. Continuamos esforzándonos, muchas veces creyendo que ese es el fin de nuestra jornada como seguidores de Cristo. Veamos brevemente lo que envolvía esforzarse y ser valiente.

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En el versículo 6 de Josué 1, Dios le da a Josué la razón por la que debía ser fuerte y valiente. Dios lo había escogido como instrumento para conquistar y repartir la heredad de la tierra que Dios había prometido a los padres de Josué y esa generación.

En el versículo 9, Dios le hace una promesa que le garantizaba la fuerza y valentía sin jamás temer ni desmayar—la constante compañía y ayuda divina.

Después de entender porqué la necesidad de esfuerzo y valentía de Josué y que Dios sería el propiciador de ese esfuerzo y valentía, veamos en qué debía esforzarse y ser valiente.

El versículo 7 dice, “Solamente esfuérzate y sé valiente para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas”.

Dios llamaba a Josué a ser parte de una misión divina, Dios le daba la victoria y prometía estar con él. La parte que le correspondía a Josué era esforzarse y ser valiente en su devoción y relación con Dios.

Josué debía ser recto, estudiando, escudriñando y obedeciendo todo lo que Dios les había declarado. Donde la generación anterior había desmayado, Josué y su generación debían ser fuertes y valientes. Sus padres habían perdido la herencia por el desánimo y abandono de las instrucciones divinas. Josué y sus contemporáneos tenían ahora una nueva oportunidad de recibir la heredad y ser prósperos en todo si se mantenían fuertes en su relación con Dios y valientes en pelear contra el desánimo de abandonar sus caminos.

La parte que le correspondía a Josué era esforzarse y ser valiente en su devoción y relación con Dios.

No hay estrategia militar, método de superación personal o disciplina religiosa que podamos hacer por nosotros mismos para ser fuertes y valientes. Solo Dios nos hace fuertes y valientes. Lo que debemos hacer después de aceptar su llamado es ser constantes en nuestra comunión diaria con Dios, luego pedir la fuerza divina para mantenernos conectados y finalmente seguir la guía del Espíritu Santo para hacer todo lo que Dios nos manda. Habrá momentos de desaliento, pero no nos entreguemos al desánimo de Satanás, pues hasta allí se extiende el cumplimento de la promesa de la fuerza espiritual y compañía constante de Dios. Esa es la batalla del cristiano. Hagamos nuestra parte siendo fuertes y valientes perseverando con Cristo y exhortando a otros a hacer lo mismo.

Leslie Soupet es licenciada en teología y actualmente se desempeña como asistente administrativa del presidente, ministerios multilingues y ministerio de la mujer en la Asociación Regional del Suroeste.