Revista La Otra-Edición 82

Page 39

Opinión

Guerra sicológica y división de la población Mario Campuzano, psiquiatra, nos recuerda que muchos años atrás, al definirse el marco general de la estrategia de guerra de baja intensidad, concebida por el gobierno de Estados Unidos como una guerra de acción prolongada, de desgaste, para enfrentar a los movimientos de liberación y a los gobiernos de países no desarrollados y definidos como enemigos, se incluyó imperativamente el uso de medidas psicológicas y propagandísticas como parte de una “guerra sicológica.” Qué duda cabe que la región es hoy el escenario de un enfrentamiento de este tipo. En la guerra sicológica, continúa Campuzano, se busca incidir sobre la opinión pública nacional e internacional para lograr una visión negativa de los enemigos, como se ha intentado e intenta hacer en Ecuador y en tantos otros lugares de Latinoamérica para producir el desgaste de los movimientos progresistas, y de la población que les brinda apoyo. Para esto se estimula la división de la población en torno a alguna diferencia susceptible de explotarse para ese fin con el propósito de lograr el enfrentamiento entre grupos locales o entre facciones de grupos que en otro momento coincidieron en sus acuerdos, y objetivos o que siempre han estado enfrentados entre sí. El propósito se orienta a aislar a la dirección del movimiento de sus aliados, desprestigiarla y quitarle base social, desvitalizar a los grupos creando tensiones y divisiones entre ellos, para generar las condiciones de una derrota política que, en caso de no producirse por los canales institucionales permitidos, echará mano de estrategias abiertamente antidemocráticas y eventualmente de enfrentamientos civiles paramilitares. Peter Watson señalaba que “la creación de un clima de incertidumbre, terror y división es uno de los ejes principales de la llamada guerra sicológica.” Los efectos negativos sobre la salud mental de la población en la que se han practicado este tipo de estrategias están ampliamente documentados y analizados.

Foto: Flickr / Alianza PAIS

El pasado 15 de enero, en la avenida 9 de Octubre, en el centro de Guayaquil, Rafael Correa celebró los 10 años de la Revolución Ciudadana en el poder

“Digamos que, durante la campaña, en materia de comunicación, los desequilibrios entre los candidatos generaron una especie de equilibrio final, porque, así como se puede decir que medios públicos y oficiales favorecieron la comunicación del candidato del movimiento gobernante, medios privados de prensa, radio y televisión asumieron un abierto, permanente y sistemático favoritismo en pro del candidato de la banca” Más allá del claro mensaje contradictorio de quienes, como la oposición ecuatoriana, echan a andar la guerra sucia y se clasifican a sí mismos públicamente como pacíficos, está un posible efecto inesperado: atizar el volcán de la desigualdad económica. Como aprendices de brujo eso hará que quizás sean capaces de aparecer demonios, pero seguro serán incapaces de controlarlos y el problema de la violencia es que se sabe cuándo empieza, pero no, cuando termina. El riesgo para el Ecuador poselectoral está en que la guerra sucia va a continuar, y puede agregar encono a la división inicial dejando abierto el malestar, más allá de las elecciones dentro de una transformación que rebasa la dicotomía entre violentos

y peligrosos, y entre pacíficos e institucionales para despertar la primaria y más trascendente división: la de clases, la división entre ricos y desposeídos, aquella que afanosamente se trata siempre de ocultar y de callar, y que surge con fuerza y claridad en los momentos de acumulación de contradicciones. Es la gran contradicción de la oposición ecuatoriana, pues dada la agenda de desobediencia institucional a la que se ha lanzado, ¿atizará la lucha de clases como estrategia? Ecuador queda posicionado, mientras tanto, como un referente ineludible del progresismo mundial poniendo coto al argumento de fin de ciclo de los gobiernos de izquierda en Latinoamérica. O

www.laotra.com.ec

39


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.