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ELECCIONES EE.UU. DE MEDIO TÉRMINO

Más atascados que nunca (Parte 2)

Las elecciones en noviembre mostraron la polaridad extrema que los electores experimentaron por los conflictos de los partidos republicano y demócrata tanto al interior como entre ellos. Por el lado republicano, la presencia de Trump ha llevado a enfrentamientos dentro del partido por las constantes controversias que incluyen el autoritarismo y la incitación a la violencia; mientras que los demócratas tendrán que luchar por colocar en la agenda congresal los temas de cambio climático y migraciones por la falta de mayoría en la cámara baja.

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Por: Krishna Muro Mesones Presidente ejecutivo de Estratego Consultoria en Marketing @krishnamuro

El Factor Trump

El expresidente Donald Trump participó de la campaña que se hizo más allá de las formalidades del liderazgo republicano. Su intervención fue activa en la selección de varios de los candidatos e intervino en el debate político con el comportamiento que había venido registrando desde las elecciones pasadas.

La presencia de Trump, caracterizada por la beligerancia que exhibiera como propia de su liderazgo en el partido, es uno de los factores que muchos líderes republicanos consideran influyó negativamente en el resultado, los candidatos seleccionados por él y apoyados con mayor fuerza fueron escogidos entre aquellos que se negaron en su momento a reconocer la legitimidad de la elección de Joe Biden y que compartieron con Trump su discurso sobre el fraude así como las actitudes desafiantes que siguieron a ello.

El estilo de este liderazgo ha descansado en desacreditar la idoneidad de los rivales, argüir fraude, incluso antes de que el proceso electoral tuviera lugar y en general poner en circulación una narrativa en la que la derrota es consecuencia de una perversa conspiración, propiciando en la práctica un clima de crispación y alta polarización con los demócratas. Esta situación se tornó excepcionalmente tensa y complicada por las acciones del 6 de enero de 2021 en la que los miembros de diferentes organizaciones, próximas o que se adhieren a las posturas de Trump, penetraron en el Capitolio de manera violenta con el ánimo de impedir el reconocimiento del triunfo electoral demócrata. Un acontecimiento calificado de sedición y que ha llevado a varios de los intervinientes a ser enjuiciados y sometidos a procesos que pueden conducirlos a prisión por mucho tiempo. Hay un pedido hasta de 60 años de condena para Stewart Rhodes por insurrección, él es el líder del grupo de ultraderecha Oath Keeper (Guardianes del Juramento), una milicia paramilitar.

En los hechos del Capitolio intervinieron con diferente impacto y compromiso miembros de diferentes agrupaciones de derecha extrema, que desconocían el resultado de la elección presidencial y que actuaron con bastante evidencia, por instigación o estímulo del expresidente Trump.

El expresidente Trump se encuentra involucrado en varios procesos legales de diferente nivel, incluyendo los que se abrieron en las cámaras congresales y aquellos que provienen de sus actividades financieras, poco claras así como también por la retención de documentos secretos de interés nacional.

Estos hechos en proceso de investigación, asociados a la reiteración del discurso beligerante han llevado a numerosos electores a reconsiderar su relación con el liderazgo trumpista del partido republicano; los adjetivos usados respecto a Trump fluctúan entre considerarlo líder autoritario hasta ubicarlo en las coordenadas de un liderazgo de vocación fascistoide.

Stewart Rhodes, líder del grupo Oath Keeper

Stewart Rhodes, líder del grupo Oath Keeper

La presencia de Trump, caracterizada por la beligerancia que exhibiera como propia de su liderazgo en el partido, es uno de los factores que muchos líderes republicanos consideran influyó negativamente en el resultado, los candidatos seleccionados por él y apoyados con mayor fuerza fueron escogidos entre aquellos que se negaron en su momento a reconocer la legitimidad de la elección de Joe Biden y que compartieron con Trump su discurso sobre el fraude así como las actitudes desafiantes que siguieron a ello.

El discurso del ex mandatario republicano es considerado negacionista en varios sentidos, tanto sobre los resultados electorales mismos como en temas relevantes, como el cambio climático, o en su momento la presencia de la Covid-19, incluso la resistencia a tomar medidas de salud pública, correspondientes a la envergadura del problema y que se materializa en su enfrentamiento constante con el doctor Fauci, el especialista en el tema en los Estados Unidos con gran autoridad en el campo de la salud pública, han sido parte de las adjudicaciones de corte negativo, reforzadas por sus evidentes vínculos con grupos de extrema derecha radical, violentistas como los supremacistas blancos o como el referido Oath Keepers.

Todos estos aspectos, suscitan una fuerte suspicacia en ciertos sectores de la dirección y el electorado republicano, sobre la contribución del expresidente Trump a los intereses del partido.

Muy recientemente el día de Acción de Gracias de 2022, el expresidente invitó a cenar al controvertido rapero Kanye West que asistió junto a Nick Fuentes, un joven dirigente de extrema derecha del grupo “America First” conocido por sus posiciones ultraconservadoras, fuerte creyente en líneas de pensamiento que Trump ha ido desarrollando.

Donald Trump y Kanye West

Donald Trump y Kanye West

Estos hechos en proceso de investigación, asociados a la reiteración del discurso beligerante han llevado a numerosos electores a reconsiderar su relación con el liderazgo trumpista del partido republicano; los adjetivos usados respecto a Trump fluctúan entre considerarlo líder autoritario hasta ubicarlo en las coordenadas de un liderazgo de vocación fascistoide.

West fue suspendido del uso de Twitter por sus posiciones abiertamente antisemitas y pro nazistas. La publicación en su perfil de la red de una imagen en la que aparece una estrella de David entrelazada con una esvástica fue considerada por Twitter una incitación a la violencia. El rapero declaró abiertamente que a él le gustan muchas cosas de Hitler. Hace pocos días, también la firma Adidas rompió su colaboración con West por razones similares.

El evento el día de Acción de Gracias, posterior al lanzamiento de su candidatura, ha constituido una provocación a ciertos sectores de liderazgo republicano que han llevado a que el propio líder del Senado declare que no hay lugar en el partido republicano para el antisemitismo o el supremacismo blanco.

Las actitudes del expresidente Trump se estarían constituyendo en una carga pesada para el partido republicano, atribuyéndole ser la fuente del resultado negativo del 2022, hechos como los que acabamos de describir con posterioridad al acto electoral del 8 de noviembre en todo caso confirman una ruta político-ideológica que muchos consideran no contribuiría al próximo éxito electoral para los republicanos.

Los candidatos republicanos, sobre todo al Senado como a gobernadores aunque también en la cámara baja, han sido exitosos en la medida en que daban cuenta de una mayor moderación insinuando un posible distanciamiento con el estilo de liderazgo de Trump, cuyos candidatos fueron más bien poco exitosos, muchos de ellos reclutados entre quienes negaban la validez de los resultados electorales del 2020.

Muy recientemente el día de Acción de Gracias de 2022, el expresidente invitó a cenar al controvertido rapero Kanye West que asistió junto a Nick Fuentes, un joven dirigente de extrema derecha del grupo “America First” conocido por sus posiciones ultraconservadoras, fuerte creyente en líneas de pensamiento que Trump ha ido desarrollando.

Bipartidismo e inmovilidad

Los conflictos entre demócratas y republicanos terminan por dañar el valor y la legitimidad de las instituciones del Estado norteamericano. Los resultados electorales que se han comentado confirman la apreciación sobre la polaridad extrema que se está experimentando en el contexto bipartidista de la política norteamericana actual. De alguna manera se puede afirmar que demócratas y republicanos vienen reforzando algunos componentes de su identidad, al mismo tiempo que se tornan más distantes en sus relaciones y aceptación de los miembros del otro partido, la partidización se está reforzando esencialmente a partir de una actitud defensiva.

En este último proceso, se puede notar algunos desplazamientos de grupos de electores, como por ejemplo los electores latinos. Una parte de los cuales empieza a aproximarse con mayor comodidad al partido republicano, especialmente en la costa este de los Estados Unidos.

El viraje hacia los republicanos del voto de la Florida es parte de los cambios que vienen produciéndose en la política norteamericana, sin embargo no nos parece que puedan esperarse otros grandes cambios en el corto plazo sino que se están consolidando algunas tendencias como por ejemplo la capacidad de los demócratas para cobijar la población más liberal, sensible a los temas de derechos de minorías, relativamente más instruidas y de crecimiento y radicación urbana. En tanto los republicanos abren su convocatoria hacia grupos de latinos y otras minorías más conservadoras aunque también probablemente más modernas en hábitos y actitudes, relativamente mejor instruidas y que cuya adhesión quisieran partidizar.

Polaridad y futuro

La elección reciente de resultados tan estrechos y signada por fuertes enfrentamientos, usando desde el contacto personal, los medios masivos y las redes sociales, abusando de los fakes, termina mostrándonos la intensa polaridad a la que se ha arribado en los últimos años.

No podemos pasar por alto que se percibe un cierto agotamiento del liderazgo beligerante de los últimos años del partido republicano, lo que ciertamente tendríamos que tomar con pinzas pero que parece comenzar a ser competido por liderazgos más jóvenes y moderados, relativamente dentro del propio partido.

Por otro lado, sin lugar a dudas la tensión implicada en la exacerbación de la polarización revela el descontento, de parte de la población norteamericana con la situación económica y con las necesidades insatisfechas de una inserción más ventajosa en la vida económica del país que permita una más cómoda atención a las necesidades de educación, salud y vivienda de la población justamente más joven y urbana incluyendo a los afrodescendientes y los inmigrantes latinos importantes en la composición demográfica actual.

A está elección puede sobrevenir cierto inmovilismo o entrampamiento sobre decisiones trascendentales para los ciudadanos norteamericanos.

La coyuntura se caracterizará por el probable enfrentamiento entre ambos partidos desde sus respectivas posiciones, de control del Senado por un lado y el manejo de la Cámara de Representantes por el otro.

Será difícil alcanzar la agenda demócrata, limitada por la falta de mayoría en la cámara baja; aspectos vinculados al cambio climático, el tema fiscal, la política de salud, los asuntos migratorios, la política exterior en Europa y Asia serán previsiblemente muy complicados de negociar.

Los partidos deberán efectuar muchos ajustes en sus propuestas de estilo de prácticas políticas, comunicación y sobre todo recambios en sus respectivas direcciones. Ambos republicanos y demócratas están presionados a efectuar cambios que permitan consolidar su relación con sus electores y aspirar a la adhesión de nuevos grupos emergentes.