Llegar a casa y sentarte a la mesa. Lo único que quieres en estos momentos. Encender la tele. Evadirte durante unos segundos del trabajo, del jefe, de aquel cliente con el que te enzarzaste en una discusión…
De primero, sopa. Seguido de un filete a la pimienta que da paso a los titulares.
Parece ser que en Kabul siguen con lo mismo. Dos bombas esta mañana. Una en el mercado y otra frente a la comisaría.
Qué hijos de puta… - dice mi padre -.
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