Grimorio Año II N°10

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Grimorio

Año I I– Núm. 10 OCTUBRE 2018

CAOS


Caos El caos como tantas otras cosas no se percibe mientras estamos en él, como si hacerlo consciente dependiera de superarlo o escamparlo. Tampoco se aviene a otros. Es propio, único y subjetivo. “En mi desorden está mi orden”. Es sabido que cada quien entiende su propio enredo. La masa amorfa sólo responde a su amo. Situación válida para el placard, los pensamientos, los sentimientos y el Cosmos. Se ha de convenir que la simple palabra no viene teniendo buena prensa en los últimos milenios. Todo sinónimo remite a destrucción, ofuscación, cataclismo y embrollo. La subjetividad sólo es válida para cada quien, el otro no la entiende y lo desconocido siempre atemoriza y asemeja peligro. Nadie (sin decisión en contrario) se inclina por lo que le hace daño. El orden surge necesario y superador entre los que requieren trascender su propio caos para coexistir y así sentirse a buen reparo.

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¿Y si lo vivenciáramos desde su cualidad gestacional de un estado que sobrepasa al inicial, que rebalsa, excede sin ataduras ni expectativas porque no se atiene a proyecciones ni probabilidades? Tal vez, y sólo tal vez, si nos amigáramos con nuestro caos, sin presiones de amoldarnos, de mantener el control, el orden, las estructuras, nuestro caos se vuelva liberador.

Indefinido, inestable, espontáneo guarda la (des)esperanza de no tener seguridades. Todo está llamado a ser. Nada está bajo nuestro mando aunque lo creamos, existen infinitas posibilidades, inimaginables, imprevisibles, variaciones impredecibles de las condiciones iniciales. De los postulados de sobremesa, de aquellos como el cristal con que se mira, del vaso medio lleno, medio vacío, sobre los que nadie tiene respuesta inequívoca surgen nuestras verdades más crudas: somos

caos y la única certeza que tenemos es la incertidumbre.

Vanesa Téllez Octubre 2018

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Índice Editorial Caos __________________________________________ 1

En foco El caos está en las nubes. Carlos Campodónico_________ 6 Kyoto. La armonía que se impone al caos. Marcelo Luzi __ 19

Lo nuestro Mi cuarto compartido. M. Fernanda Pérez ____________ 13

Con todas las letras Magalí Tajes. Caos. Nadie puede decirte quién sos______ 48 Fragmento de Caos. Bienvenidos a la fiesta____________ 53

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De lápices y de pinceles Koek koek. La bohemia del caos ____________________ 60


Dirección editorial Vanesa Téllez

Grimorio es una publicación cultural de carácter gratuito. Los colaboradores son responsables de sus opiniones y de los contenidos de sus aportaciones, conservando los derechos de autor sobre los mismos. Los contenidos de autor se encuentran referenciados.

Colaboran en esta entrega Carlos Campodónico Marcelo Luzi M. Fernanda Pérez Fotografía de portada Vanesa Téllez Todos los derechos sobre la misma pertenecen a su autor

Editada en San Juan - Argentina Contacto: revistagrimorio2016@gmail.com https://www.facebook.com/Grimorio-Revista-Cultural-1795980500634211/?fref=ts

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EN

FOCO

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El caos estรก en las nubes


Mucho se ha escrito sobre la TeorĂ­a del caos y todos sus componentes. Por otro lado se sostiene que el caos no existe, que es un eufemismo inventado por el subconsciente del ser humano para complicarse cuando todo lo ve perfecto. 7


Pero qué es el Caos. Caos es la liberación de endorfinas a punto de estallar, caos es la sensación placentera de algo no resuelto y que nos lleva tiempo desentramar. ¿Hay caos y hay felicidad?

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Caos es el aleteo de una mariposa me dijo una amiga una vez. Dicen que la belleza del aleteo de una mariposa puede generar un caos, aunque hay peligro hay cálculo matemático implícito en cada aleteo.


¿Qué caos puede haber en una belleza de concepto de libertad de una mariposa? ¿Será que nos sumergimos en el caos de refutar las cosas como son? La poesía es un caos, las frases de Nietzsche son caos puros y bellos aunque a veces detestables y perfectos.

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El caos reinante de la propia vida hace que a veces las palabras no fluyan, o tal vez todas ellas se concentren en un caos celestial que no llegamos a entender. Para mĂ­ el verdadero caos esta en las nubes y a ellas las culpo.


Texto y fotografías: Carlos Campodónico


E

stoy diciendo algo que no sé, pero intuyo. Una especie de convencimiento de que lo excelso no necesita prolijidad. Un libro sobre otro, y estos cargados sobre un cuaderno en la mesa que a la vez sostiene un parlante y una flor de plástico, puede ser, o siento que debe ser, tan digno como el catálogo preciso de una biblioteca. Es absurdo, lo sé, y aun así imagino una garantía de mi genio en el hecho, involuntario, que mi cuarto sea un nido parecido a una sopa o un caldo en el que todo –cual puchero– libera un aroma a poesía e ingenio, un suave olor de inteligencia y arte, un color de admiración.

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Mi cuarto compartido M. Fernanda Pérez

La guitarra, cubierta de prendas pero aún visible, muestra una perspectiva artística de mi cuarto. El piso, regado de mi ropa, aun es piso y es armario. Un pantalón de jean esconde una remera que a la vez oculta una media que antes usé con otro pantalón y con botas, aunque siempre en el mismo pie. En la silla marrón de cuero está sentada una campera que abriga a una camisa. Mi mano, invariable, toma a veces la campera o la camisa y genera variaciones en la moda y en la silla que a veces es silla y a veces perchero. Allí mismo escribo y veo el cuerpo unificado de mis cosas y mis obras en desorden. 14


Allí, sobre un cinturón de cuero que antes estuvo en el jean y ahora atenta contra la comodidad de mi asiento, escribo que en este instante, al corregir desde el mismo lado, mi silla es silla y es perchero y es una nueva cosa nacida en el desorden y cuyo nombre desconozco o no inventé todavía. . un orden En el caos surge

Kosovo

Y hay placer en aquel que entra adonde el día anterior era un lugar en calma y hoy es , dicen algunos, para representar el espacio en donde los sucesos terribles tienen lugar: sucesos hechos de explosiones y de muertes, pero también de heroísmos y de supervivencias.


El lugar sin piso en donde la cama lo es de noche mientras de día es mesada de papeles, fichas y de bolsos. Campo de barro que persevera en su ser, en la oscuridad incluso, corrugando las sábanas y descubro que son sábanas que no permiten recambio. En la mesita de luz hay una lapicera y un cuaderno que invitan a sumergirse en una incansable búsqueda cada vez que urge tomar nota. Habita un pañuelo en la barra que une la pata derecha con la izquierda de mi cama. A veces quiero usar tal pañuelo y lo busco allí, automáticamente, y entonces pienso ¿y el desorden? No hay tal Kosovo, tal vez. Digo, ¿acaso existe ese lugar llamado Kosovo al que nadie fue y lo compara con un cuarto distraído? ¿O Bagdad, Camboya, Iraq?

¿Existen? Siendo que caben todos ellos en mi cuarto, donde nadie muere, donde incluso se generan nuevas formas de existencias y de renombre. Me permito preguntar si existen. 16


https://www.facebook.com/ferchu.perez.9/posts/10215078954196707

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Y llegaré un día a Medio Oriente pensando en mi cuarto y en el caos voy a sentirme en casa, porque el desorden de las cosas es natural e inevitable, como el hecho de que sea siempre la misma mano la que toma la campera, convierte el perchero en silla y vuelve abrigo el trozo de tela al que me refiero al decir campera. Tal vez es nylon, qué más da, si el material -desorden y variaciones de por medio- se transfigura en objeto. Quizá mi remera sea piso, y el suelo mueble y el armario cama. Y Kosovo, Bangladesh o Myanmar adjetivos funcionales que nadie sabe por qué usa. La diferencia en todo caso, especulo, será decir que acaso al pisar y ver Kosovo alguien pueda pensar en mi cuarto.

Y es porque el desorden de las cosas tiende a unificar el espacio, y así perseverar en su ser, y así volver a ese mundo de un solo paisaje, sin distancias, al mundo sin moldes -acategóricoque en realidad nadie vio. ¿Será por eso que me enorgullece el desorden?


Texto: M. Fernanda Pérez Fotografías y fotomontaje: Vanesa Téllez

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EN

FOCO

Kyoto La armonía que se impone al caos

Texto y fotografías: Marcelo Luzi


Si hay algo trascendente en Japón, además de sus templos, son los jardines, una conjugación de perfecta armonía, se puede sentir una paz infinita, de esas que pueden lograr que escuchemos el silencio de nuestra mente. Ese preciso momento en que nada importa más que apreciar esa inmensidad de la interacción de

la naturaleza y el hombre

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Mi primer viaje importante al exterior, no podía ser otro que Japón, una cultura que admiré desde niño y de la que continúo aprendiendo mucho como adulto, un lugar donde los colores se tornan más vívidos que en ningún otro lugar del mundo, definitivamente Japón resultó en una gran aventura visual.


LleguĂŠ justo en pleno verano japonĂŠs con altas temperaturas y lluvias, para el festival de

Gion Matsuri en Kyoto, donde los pobladores

abren sus casas al pĂşblico local y turistas para mostrar sus pertenencias ancestrales. 22


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Vale la pena recorrer esas calles y casas desde la tarde hasta entrada la noche, comer algo en los puestos callejeros y presenciar la ceremonia del desfile de carruajes.


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Pero mi objetivo principal estaba centrado en otro evento, la visita al Santuario

Fushimi Inari, y llegar a la cima de la montaĂąa a unos 233 metros de altura. Poder concretarlo fue sublime. A la aventura visual le agreguĂŠ un toque emocional.

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Hay pasajes como Ninen-zaka y Sannen-zaka que son circuitos obligatorios para cualquier turista, no recorrerlos es un sacrilegio. En la zona de Arashiyama, es innegable sentir, al transitar el sendero del bosque de Bambú, un sentimiento de libertad, no me pregunten por qué, simplemente ¡Vívanlo!



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Es un lugar único que recomiendo visitar y además también tomar un té verde con un dulce en la zona, porque si usted viaja a Japón, probará una infinidad de alimentos en base al té verde. No se desaliente cuando a las 7 de la mañana le presenten un trozo de pescado con sopa, arroz y semillas, ese es el verdadero desayuno japonés. la aventura visual y emocional, ahora hay que adicionar la del paladar. Inolvidable fue probar algo muy blando que mientras se deshacía en mi boca me picó hasta ahogarme.


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Eso es riesgo, eso es aventura y vale la pena experimentarlo, pero si no quiere aventurarse, los combini, tiendas abiertas las 24 horas con comidas un poco más occidentales, lo salvarán de la inanición. No olvide hacer ruido cada vez que coma fideos y tome sopa y recuerde que no existe la propina en Japón. Lo bueno de la elección de los platos a degustar, es que en la mayoría de los casos estarán expuestos en vidriera con un número, no se asuste que esas muestras son sólo de plástico muy similares al plato que recibirá y le proporcionaran una comida segura si el menú no está en inglés. Al inicio del día pruebe el Kakigori, un helado típico de hielo picado y diferentes jarabes, es tan refrescante que lo necesitará para sobrevivir al verano nipón.


Templo Kiyomizudera 39


Monjes Templo Kiyomizudera 40


Kenninji Temple 41


Barriles de Sake en el Santuario Heian 42


Otro lugar mĂĄs alejado a visitar en esta ciudad, son las miles de estatuas de Rakan, discĂ­pulo de Buda, en el

Otagi Nenbutsuji

Temple, que muestran una diversidad de expresiones que al visitante lo van a deslumbrar. No es muy concurrido y no es tan difundido para el turista, pero recomiendo que lo hagan.

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Los jardines del Nijo Castle es lo mรกs perfecto que he admirado en mi vida.


Kinkaku-ji Temple (Pabellรณn de Oro)



Magalí Tajes Caos. Nadie puede decirte quién sos

Dueña de un estilo propio, Magalí Tajes combina, en su segundo libro, textos de ficción y de no ficción: poemas, cuentos, reflexiones, anécdotas para reír y también para conmoverse. Caos es un libro difícil de clasificar, que puede leerse de adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante, un libro lúdico que exige la participación del lector.

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Nací en Buenos Aires en 1988. Soy escritora y comediante de stand up. También soy impuntual, desordenada, y fan de la gente que se ríe con los ojos. Una vez al día me pregunto quién soy. De neurótica, no es que eso me lleve a algún lado. ¿O sí? Ah, soy casi psicóloga. Se nota un poco. Y no, no te estoy analizando. Nunca. En serio. Escribí otro libro, Arde la vida (2014). Si me preguntas a mí, es un librazo. Pero no me lo preguntes, quedan mal los autoelogios y estoy trabajando mi narcisismo. ¿Y por casa cómo andamos con eso? Pará, no te estoy analizando ¿O sí? Un misterio.

https://www.facebook.com/magalitajes/

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nació en octubre de 1988, en Buenos Aires. Estudió la carrera de Psicología en la U.B.A y como comediante de stand up participó en tres ediciones del Festival Ciudad Emergente y en dos emisiones de Comedy Central Latinoamérica. Su primer libro Arde la vida va por su quinta edición en Argentina. En mayo de 2018, apareció su segunda creación:

https://www.magalitajes.com.ar/

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En Caos expresa que su vida desordenada y caótica, que por momentos ama y por momentos odia, es su mejor aliada. Desestrurada y sencilla, no tiene problema en acercarse a sus seguidores, se toma fotos y firma autógrafos, es parte de su caos, su amado e inseparable caos. Muy seguida en las redes sociales, siempre tiene la facilidad de hacer reír, entristecer y hacer reflexionar. Una persona con mucho para contar, llena de experiencias, valiente y sin miedos. Esas personas que han vivido más que el resto, sabias casi de nacimiento, con las que da gusto sentarse a tomar un café y cavilar un poquito más de la vida. El concepto general del libro, la fiesta, las puertas y la libertad de escoger a dónde ir hace que el libro sea más dinámico y llevadero, independientemente del propio estado de ánimos. Claro que hay relatos que llegan mejor que otros, fascinan, tocan la fibra más sensible, como Palabras, Carmesí, Soy mujer y Lágrimas de risa.

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Se puede decir de Caos lo que jamás se mencionó jamás de otro libro: Caos hace bailar. Sí, bailar leyendo Caos, porque Magalí Tajes tiene la extraña y exquisita rebeldía de hacer cosas e invitarte a sus ocurrencias como nadie más haría o te invitaría a hacerlas. Se aprende gracias a este libro que está bien tener un poquito de caos en la vida, o quizá ser mucho caos para tu vida. Aprender a aceptarse, quererse y abrazarse frente al espejo. Aprender que está bien ser un poco loco, y ojalá algún día nos pudiéramos sentar en medio de la fila del supermercado sin sentir vergüenza o bailar antes de entrar a clases. Caos es una fiesta con habitaciones de distintos colores: azul, rojo, violeta, amarillo y negro. Es un libro con relatos, anécdotas, poemas y algunos juegos y desafíos para los lectores. Es un libro con muchos libros adentro, que cuenta historias que contienen otras historias, para personas que tienen varias personas conviviendo entre sí.


Compartimos fragmentos de Caos

https://www.megustaleer.com.ar/libros/caos/MAR-014357/fragmento

¿Cuántos muros se tienen que saltar para llegar a un puente? ¿Cuántos universos hay que dejar morir para que nazca el propio? Caos. Una fiesta, varias habitaciones, tres tiempos: pasado errático, presente mágico, futuro incierto. Puertas que abren mundos y cierran miedos. Cinco colores jugando a adivinar de qué color pintás la vida. Historias dentro de historias. Disfraces desnudos. La risa como revolución. Miradas que buscan ojos en los que reconocerse. Espejos y corazones rotos. Caos. Mucho caos. Todas las personas que habitan en mí sacando a bailar a las que habitan en vos. ¡Que empiece la fiesta!


Bienvenidos a la fiesta Es preciso tener un caos dentro de sí para poder dar luz a una estrella. Friedrich Nietzsche

Estoy viviendo en una casa que pago con el sueldo que gano haciendo lo que me gusta. La casa no me gusta ni un poco. Se lo digo todos los días, sutilmente, tirando cosas al suelo, incluso yo estoy en el suelo, en el colchón que puse acá, en el living, para escapar de la habitación. Odio esa habitación, no entra la luz. Antes la luz no era problema, brotaba de mí. Ahora estoy apagada como el cigarrillo que dejé abandonado en un plato sobre la me sa de la cocina. No es el único plato, hay un montón, y están todos sucios. También hay botellas de vino de fiestas a las que me invité solo a mí. De eso sí no me puedo quejar, en esta casa hubo fiestas en cantidad. Fiestas para llorar toda la noche como una imbécil, y fiestas para reír de haber llorado toda la noche como una imbécil. Fiestas de abrazar a la almohada mucho más de lo que a mí me abrazaron de chiquita, y de preguntarle, de curiosa nomás, si me iba a ayudar a limpiar el desastre que dejaban esas fiestas, o por lo menos a dormir, para no pensar en el desastre. En esta casa duermo mucho y muy mal. La gente no se da cuenta del daño que me hace este lugar, porque a pesar de las ojeras oscuras, sonrío. Soy la chica de los ojos más tristes del mundo con la sonrisa más alegre de la ciudad. La casa me hace daño y yo le hago daño a la casa. Somos ambas lo mismo y por eso nos necesitamos. Cuando me mude de esta casa voy a hacer una fiesta, pero esta vez no va a ser solo para mí, los voy a invitar a todos ustedes. La fiesta va a ser un libro. Este libro. Bienvenida, bienvenido. Pasen, dejen sus cosas, salúdense. De banda sonora voy a poner la realidad, y también la ficción. Va a ser una linda fiesta, quiero que sea inolvidable. Espero que hayas venido con la ropa que más cómoda te quede, y que después de la fiesta te la saques y nunca más la vuelvas a usar. Porque no hay ropa cómoda que te haga realmente feliz. 53


VAMOS A DIVERTIRNOS. TOMATE EN SERIO LA DIVERSIÓN. (Y TAMBIÉN EN BROMA). ¿QUERÉS ALGO DE TOMAR? TOMÁ, SERVITE, ASÍ EMPEZAMOS.

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Música La música del desamor suena fuerte. Soy adicta a escucharla. No importa cuántas veces haya cantado esa canción, la busco y pongo play de nuevo. El fracaso tiene un rico sabor, un rico saber, se aprende del fracaso. De los triunfos también se aprende pero nos aburren más fácil. Soy la chica que escucha siempre la misma canción de la misma banda infinitas veces hasta que la agota. Yo también agoto. Me dicen: Vos tenés un problema, a vos nada te conforma. Yo digo: ¿Por qué a vos sí?

Gente La gente es un montón de gente, cada vez más. Me siento un poco asfixiada con los abrazos, con el amor, con los “salvame”. Las personas no se dan cuenta de que el amor también puede lastimar y me lo regalan entero, algunos me lo tiran encima. Y yo sonrío, y me falta el aire. Y yo sonrío, van seiscientas cincuenta y dos fotos con flash en la semana. Y yo sonrío, porque aprendí a sonreír sin que sea del todo verdad.

Soy la chica de la alegría en piloto automático. La tristeza quiere asomarse, pero estamos en un momento de conmoción, y un fan la empuja.

Alcohol Que no falten cervezas que cicatricen el pasado, y algunas copas de vino para soñar un futuro. La resaca de lo perdido duele mucho. Pero volvemos a perder, por suerte. 56


En esta danza caótica no sirve la vergüenza. El desorden emocional que me habita me grita a diario que es ¡INÚTIL! buscarme en los ojos de los demás. Los demás no pueden decirme cómo moverme, ellos tienen su propio ritmo, y yo otro, y vos otro. Quedás tan out cuando morís por estar in. No copies los pasos ajenos, tenés otros pies. ¿Querés tropiezos repetidos u originales? Te vibra el cuerpo distinto. Yo sé que te dijeron que no, pero es bueno ser DISTINTX. Estar distinto/a suena mejor. “Ser” es algo que no se anima a mutar. “Estar” es una condición mucho más peligrosa, pero también mucho más honesta. Me escriben: No cambies nunca. Respondo: Cualquier persona que te diga que no va a cambiar, te está mintiendo.

Soy la chica que un día se fue de ella misma, y vuelve, de vez en cuando, para asegurarse de que es otra cada vez.

¿Qué te preocupa? Ya sé, pará, me vas a decir que la facultad o el trabajo, que no sabés si en un futuro vas a querer seguir dedicándote a esas cosas. Pero eso esconde una razón muy simple: No sos tu “yo” del futuro. Y cuando lo seas, no te vas a parecer en nada a lo que creíste que ibas a ser. Mirá: La Magalí de seis años: Quiere ser veterinaria. 57


La Magalí de ocho años: Le dijeron que en la carrera de veterinaria practican con sapos. Los sapos le dan mucho asco. Ahora quiere ser astronauta. La Magalí de doce años: Se da cuenta de que nació en Argentina y que tiene muy difícil el acceso a la NASA. Está leyendo libros de la biblioteca de su mamá sobre abogados. Le gustan mucho esos libros, sobre todo porque los protagonistas siempre ganan, y la Maga de doce años odia perder. La Magalí de diecisiete años: Lleva varias primaveras escuchando los problemas de sus amigas del colegio. No habla de los suyos. No puede, tiene la boca cosida. No se anima a arrancar esos hilos, no quiere sangrar. No hay tanque de guerra que derribe el muro de Berlín sentimental de la Maga adolescente. Habla tan poco que aprende a escuchar. Y aprende, también, que escuchar puede hacerse una profesión y decide estudiar psicología. Te habla la Magalí de veintiocho años. No soy veterinaria, ni astronauta, ni abogada, ni psicóloga. Estoy escribiendo y haciendo comedia. ¿QUÉ TE PREOCUPA? DE VERDAD, ¿QUÉ? En el caos hay mucho ruido, todos gritan al mismo tiempo: ¡HAY QUE SER ALGUIEN! Ay… ¿no somos alguien ya?

Algunas voces dicen que la fiesta está poniéndose rara. Pero esto recién empieza. Nos vemos en un rato… 58


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Koek Koek

https://www.zurbaran.com.ar/koekkoek-stephen-1887-1934/

La bohemia del caos

Stephen Robert Koekkoek, se dedicó a pintar todo lo que pudo y no se privó de vivir intensamente, con los excesos y riesgos que implica la decisión. Si bien en su época no fue muy reconocido, los entendidos admiraban la calidad de sus obras. Nació en Londres, vivió en Mendoza un tiempo, luego volvió a Buenos Aires y murió en Chile en 1934. Desordenado, alcohólico, adicto a sustancias tóxicas, extremadamente talentoso. La vida le ofreció todo y la bohemia lo arrastró al caos.

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http://www.archivoliterariochivilcoy.com/fallecimiento-del-gran-pintor-stephen-robert-koek-koek-1934/img_2159/

Había nacido en Londres, el 15 de octubre de 1887. Miembro de una vasta dinastía de pintores holandeses. Cuando su padre murió, él tenía 21 años y a partir de ese momento comenzó a viajar por el mundo. "Vendió todo y se fue a Bolivia, donde un pariente suyo trabajaba en minas de estaño. Quería convertirse en empresario minero e incluso pidió permisos para hacer excavaciones en Chubut y Neuquén", cuenta Ignacio Gutiérrez Zaldívar, titular de la Galería de Arte Zurbarán de Buenos Aires donde se realizó la muestra más grande después de su muerte y quien además editó un libro con pinturas de Koek Koek. Su espíritu inquieto lo llevó a Valparaíso, en donde enseñaba inglés mientras trataba de convertirse en empresario. "Al ver que el rey del cobre compraba arte, comenzó a pintar para sobrevivir. Ahí, en la década del 10, comenzó a pintar para vivir", refiere Gutiérrez Zaldívar. Después, nunca más paró. En 1918, en una casaquinta alquilada en Banfield, alojó a su amigo Claudio Alas, poeta colombiano a quien había conocido en Chile. Como resultado de una profunda depresión, se suicidó sin antes matar al perro de Stephen para que lo acompañara en “la otra vida”. Koek Koek, en una nueva recaída, se volcó a la cocaína y al alcohol.


Todos afirman que Koek Koek reunía las características del bohemio. "Se vestía como un dandy, con sombrero Stetson, bastón de puño de malaquita, habanos Eduardo VII y ni un peso para almorzar", cuenta Gutiérrez Zaldívar. Y sigue : “Era un hombre distinguido, fino, tímido; no le gusta-

http://loscoleccionistas.com/artistas-trastienda/stephen-koek-koek/

Se calcula que llegó a Mendoza en 1919. Allí conoció a la mujer con la que se casó, Nella Azzoni, hermana del pintor Roberto Azzoni y con la que tuvo su único hijo, Bernardo. Por esos años realizó dos muestras en Mendoza, una en 1920 y otra al año siguiente. La nueva familia se trasladó a Buenos Aires pero su personalidad algo especial hizo que el viento se llevara la ilusión de hasta que la muerte los separe. El matrimonio no terminó bien y Koek Koek abandonó a Nella. Luego de su separación, se dedicó nuevamente a recorrer distintas ciudades, a deambular y a vivir como podía, de su arte. Pagaba las pensiones y hoteles en las que dormía o en los restaurantes con sus pinturas. Así pasó por los partidos porteños de Chivilcoy, Mercedes y también cada tanto volvía a Chile. Estando en Chivilcoy, realizó una muestra en el Colegio Nacional en 1925 a la que asistió un capitán del ejército y le compró un cuadro. Al momento de dar el nombre, el militar dijo que se llamaba Juan Domingo Perón.


ba hacerse ver. Era un romántico de época, un bohemio. Era natural en la gente del arte de esa época esa condición de fatalidad y destino trágico. Koek Koek se negaba a ser ". Lo que cobraba lo gastaba con sus amigos; tenía pocos porque tenía mal genio, pero a los que tenía los quería mucho. Pero en él todo fue efímero: en marzo de 1926 la policía federal lo detuvo intoxicado en la Plaza Lavalle e internado en el Hospicio de las Mercedes, que luego sería el Hospital Borda. Su deterioro psiquiátrico era pavoroso y se intensificó su delirio místico. Devenido en Napoleón, elegía entre los enfermeros a sus mariscales y se autorretrataba con estampa bonapartista. A los meses dejó el hospital. Su amigo Carlos Orero organizó continuas exposiciones. A precios bajos, su obra se vendía fluidamente y Koek Koek producía en abundancia.

Siguió su peregrinaje. Volvió a Chile y el 20 de diciembre de 1934 fue encontrado sin vida en un hotel de Santiago. Al principio se dudó que hubiese sido asesinado. El mismo Presidente de Chile, su antiguo amigo Alessandri, se ocupó de investigar la causa de su muerte, que no fue otra que una sobredosis de alcohol y pastillas. 63 47


https://www.zurbaran.com.ar/koekkoek/colecciones_paisajes.php

En la época de Koek Koek la gente del arte estaba muy vinculada a la academia. Tenían cierta resistencia por los nuevos movimientos y él estaba incluido en una corriente muy moderna. Pese a conocer el oficio, tenía habilidades que lo destacaban más allá del buen criterio estético y compositivo; pintaba a gran velocidad, incluso supo pintar varias obras a la vez. Colocaba un caballete al lado de otro y trazabas sus pinceladas a medida que caminaba. Gutiérrez Zaldívar destaca que Koek Koek pintó "de memoria paisajes mendocinos que se reconocen por las montañas y los sauces”. Al principio era un post impresionista; después, en la última década de su vida, era un figurativo expresionista. Sus paisajes no eran convencionales, sus obras tienen una fuerza increíble y se vendían mucho.

El inglés no estaba dispuesto a negociar lo que se le atravesaba en su cabeza y rápidamente lo pintaba. Naves, molinos ubicados en campos holandeses, crepúsculos, peregrinaciones religiosas, muelles y ríos son algunas de las temáticas preferidas de Koek Koek. En 1926 realizó una exposición en Córdoba. Luego fue internado en el hospital psiquiátrico.

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Allí continuó pintando, con un estilo expresionista desenfrenado, de paleta cargada con abundancia de rojos y gruesos empastes y la temática religiosa se convirtió en su obsesión. En 1930 presentó en Salón Chandler de la calle Florida la exposición más grande de su vida: 200 obras. Más y más la locura se apoderaba del artista. Hablaba en sus cartas de sus contiendas napoleónicas: “Triunfé en las Bellas Artes, como en Rivolí, Austerlitz y Marenco… Mi vida ha sido un triunfo de la fe en mí mismo y la voluntad en los campos de batallas… Deseo ver a mi ejército en la gloria de la inmortalidad”. Luego de salir de la internación la mayoría de sus pinturas comenzaron a plasmarse sobre tablas, producto de la destrucción de los muebles de los hoteles que abandonaba sin pagar. Desarmaba roperos para usar las maderas de soporte, cajones de las mesas de luz, el interior del placard, los postigos de las ventanas. Arrancaba y pintaba, con pincel, con los dedos, con el pomo de óleo directamente.

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Durante este período renunció a la paleta atemperada, rica en matices grises con toques rojos y verdes armonizados, para llegar a una pintura de contrastes cromáticos cada vez más violentos. Su pintura comenzó a ser espontánea, carecer del dibujo previo y de retoques posteriores.

No era respetado como pintor en su época. Sus obras se vendían por centavos. Tanto pintó que durante los 20 años que vivió en Argentina realizó cerca de 10 mil obras, unas 500 por año. Hoy se venden en remates públicos o galerías privadas, las que tienen un precio que oscila entre los mil y 70 mil dólares. Quizás fue la angustia que lo invadió por no haber logrado convertirse en un empresario minero. Tal fue la necesidad de plasmar su visión del mundo o la influencia de su sangre debido a que perteneció a una familia de cinco generaciones de buenos y famosos pintores holandeses, la realidad es que el caos de su vida desordenada llevó a la destrucción más miserable a uno de los artistas más prolíferos y con un estilo tan propio como Koek Koek

https://www.zurbaran.com.ar/koekkoek-stephen-1887-1934/


https://www.zurbaran.com.ar/koekkoek-talento-que-pocos-tienen/

Ante la llegaba a la Argentina de Eduardo VIII, el Príncipe de Gales que abdicó al trono en correspondencia al amor de Wally Simpson, el Presidente Marcelo de Alvear le obsequió dos óleos. Uno de Quinquela Martín y el otro de Koek Koek. En Chivilcoy, en la estancia de un amigo, rodeado del paisaje pampeano, creó la magnífica tela “Veleros en sol de Mayo”, que generó el asombro de Eduardo VIII aquel sol que parecía temblar en reflejos sobre las solemnes naves inglesas llegadas a las aguas del Plata en los primeros días de la libertad.

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http://www.zurbaran.com.ar/stephen-koekkoek-2016/




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