FIRMA Mayo 2017

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Debemos elegir diferente:

por una reforma al sistema de elección de diputados Diego González Fernández Abogado Ilustración: Marc Ramírez

La Asamblea Legislativa es la institución pública peor valorada por los costarricenses. Ese es el dato que arrojan 10 de 11 encuestas del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica, realizadas entre 2013 y 2016. Esa encuesta muestra el grave estado de salud en que se encuentra el ‘Primer Poder de la República’, al exponer la falta de confianza que el pueblo tiene en sus diputados, los máximos representantes en quienes depositan la confianza para atender los asuntos públicos. Parte de la causa, se da por una lenta o nula respuesta a las demandas ciudadanas y la inexistencia de mecanismos reales de rendición de cuentas. Pero el problema es más profundo: inicia en la forma en que elegimos a los diputados. El problema. Es necesario tener dilucidado el término ‘sistema electoral’. Por él, se entiende las reglas que definen cómo los votos se convierten en escaños, es decir, cuáles partidos políticos estarán representados en la Asamblea Legislativa. El sistema electoral está conformado por varios elementos, los que más afectan en Costa Rica son la conformación de las circunscripciones electorales y el tamaño del órgano legislativo. La elección de legisladores se realiza según provincias que fueron creadas en el siglo XIX


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