¿POR QUÉ TERAPIA DE GRUPO?

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Por otra parte nos permite, para esos problemas de origen relacional o interpersonal, plantear posibilidades terapéuticas cuya razón de ser, y cuya herramienta de trabajo, es precisamente la terapia llevada a cabo entre varios individuos afectados por estos problemas. Porque de las historias relacionales de estas personas, y, sobre todo, de las relaciones no históricas sino actuales que se establecen entre estas personas, saldrán las claves para entender su sufrimiento, superarlo, y pasar a vivir vidas más satisfactorias. Estamos hablando, ni más ni menos, del grupo de terapia. El grupo terapéutico puede ser más o menos grande dependiendo, claro está, de la disponibilidad de pacientes, pero también del problema a tratar. Cuando la base del problema relacional lo es a gran escala -es decir, “social”-, los grupos que se establecen tienden a ser más grandes. Sería el caso de comunidades o sociedades traumatizadas por los horrores del terrorismo o las guerras.

¿POR QUÉ TERAPIA DE GRUPO? La evolución del individualismo freudiano hacia un enfoque relacional

El marco psicoanalítico actual comprende tanto la orientación clásica, centrada en las figuras del individuo y el psicoanalista ante la sociedad, como la grupal, que permite al individuo explorar además patrones de comportamiento co-creados interpersonalmente

A

menudo los psicoterapeutas nos sentimos muy celosos de nuestras particulares orientaciones; y no menos los terapeutas de grupo. Pero aun así el grupo psicoterapéutico, y los beneficios únicos derivados de la participación en ellos, no son un “producto” fácil de “vender”. Las razones históricas y culturales ya las hemos repasado en otros artículos de Enki. En el de este número me gustaría centrarme en las indicaciones para las distintas modalidades de tratamiento. No es sencillo encasillar la patología mental en categorías estancadas, pero la comparación con enfermedades médicas puede ayudarnos a entender de qué estamos hablando: cuando el traumatólogo nos dice que el hombro que nos duele precisa reposo y antiinflamatorios, o rehabilitación, o cirujía, solemos seguir su indicación terapéutica. A la hora de clasificar los problemas psicológicos podemos escoger entre las etiquetas diagnósticas clásicas, centradas únicamente en el individuo, y las más modernas, que tienden a definir aquellos, o, como mínimo, entenderlos, de manera interpersonal. El “individualismo” de Freud, con el paso de los años y más de un siglo después de sus primeras y revolucionarias teorizaciones, ha dado paso, sin salir del marco psicoanalítico, a la concepción de que detrás del cuadro sintomático que presenta el paciente

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Joan Coll

Médico Psicoterapeuta Grupoanalista

yace un problema básico de tipo relacional, a menudo en fases pre-edípicas (o pre-verbales) en las que ni el mismo Freud se atrevió a merodear. Así pues, los trastornos relacionales se presentan como patrones disfuncionales de base interpersonal, y, en su abrumadora mayoría, de origen emocional. Estos trastornos no surgen del (o en el) individuo “porque sí”, sino que son desórdenes co-creados interpersonalmente dando lugar a diversos estados de sufrimiento psíquico, resultantes de la interacción de las diversas fuerzas involucradas. Esto, por una parte, descarga al paciente de una gran sensación de culpa, o del sentimiento de ser de alguna manera defectuoso: “¿Por qué estoy deprimido, o ansioso?”; “¿Por qué soy obsesivo, o agresivo, o tímido, o ‘perverso’?”; “¿Por qué he salido así?”; “¿Qué le pasa a mi cerebro?”;… Todo en primera persona del singular.

En el caso de los problemas de salud mental más del día a día, y que apuntábamos más arriba, los grupos suelen ser de seis a ocho personas, que se reúnen semanalmente por espacio de hora y media. Pero incluso en ellos, y teniendo en cuenta uno de los principios fundacionales del grupoanálisis, la influencia de la sociedad que los acoge estará siempre presente, y el líder o conductor del grupo hará bien en tenerlo en mente. A pesar de todo lo expuesto, es posible que el paciente novel prefiera empezar su tratamiento de manera individualizada, independientemente de la cultura psicoterapéutica del lugar y de las modas o tendencias. Cuando el niño se siente amenazado, en un primer momento grita: “¡Mamá!”, y no “¡Padres!”, o “¡Familia!”, o “¡Amigos!”. De la misma manera, el adulto que presenta sufrimiento psicológico de manera aguda tenderá a

recurrir, casi instintivamente, a una figura materna o paterna protectora, acogedora, y sana: el psicoterapeuta individual. Pero después de esta primera fase contenedora, de duración indeterminada; o bien directamente para personas que viven su sufrimiento psíquico de manera menos amenazante, es reconfortante saber que existe la psicoterapia de grupo. Y si decíamos al principio que el trauma de base que define el malestar del paciente era de tipo emocional, se deduce que la comunicación emocional entre los miembros del grupo terapéutico sea la base para vislumbrar la mejora sintomática. Está claro que el trabajo reflexivo o interpretativo jugará también su papel (“pensar” en grupo) para dar forma y comprensión a lo que acontece en el grupo, pero sin un trabajo emocional en el aquí y ahora del grupo, nos quedaremos a medias, en la superficie. Y esto vale también para el trabajo entre paciente y terapeuta individual. La labor del analista se lidia de manera combinada en los dos frentes. Culturalmente, tendemos a potenciar la parte reflexiva y a esquivar el trabajo emocional. Por ello, resulta interesante aceptar el reto de organizar espacios formativos como el que se publicita en este mismo número de Enki: la Jornada sobre Comunicación Emocional en Grupos que se va a celebrar en Palma el 29 de noviembre, dirigida primariamente a psicoterapeutas (tanto grupales como individuales), pero abierta también a otros profesionales de la salud mental y el bienestar anímico, y a otros que, bien trabajen en grupos, bien a nivel personal, quieran explorar su capacidad de comunicarse con las personas de sus entornos más inmediatos de manera más óptima.

Joan Coll

Metge Psicoterapeuta Grupanalista

615 301 733

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