Religión y Compromiso Lusvarghi, católico ortodoxo, que estaba en libertad después de haber sido juzgado por su participación solidaria en las brigadas del pueblo de Donetski (etnia perseguida, que tuvo derechos cancelados y se independizó de Ucrania) fue arrastrado, golpeado, escrachado en las calles de Kiev. Esos grupos de extrema derecha lo entregaron al Servicio Secreto de Ucrania y, desde entonces, volvió a pasar por nuevos controvertidos procesos. El gobierno de Brasil lo ignora, y ya explicitó su afinidad con el gobierno de Ucrania. Como nuestro querido Papa Francisco, soy un “peregrino en busca de unidad y de paz”, por esa misma razón no reconozco autoridad en iglesias que pregonan el divisionismo y hacen uso de coerción, con apoyo del Estado, con los feligreses de otras iglesias. Ser neutral delante esa cuestión, es seguir el camino de Poncio Pilato, no de Jesús Cristo. Omitirse es asumir la posición de lavarse las manos, y más una vez, con la sangre de hijos de Dios. *Artículo completo en: www.alainet.org
La Traición*
L
a Traición, es una de las palabras más duras que existen en el vocabulario del ser humano, pues plasma lo peor de cada uno de nosotros como personas a nivel individual y como sociedad. Traición. La falta hacia la lealtad y la fidelidad que se ha de tener hacia algo o hacia alguien. La traición la dirigimos principalmente hacia el ser humano, pero no hacia cualquiera, sino hacia quien nos ha dado voto de confianza. ¿Cuánto daño hemos hecho rompiendo los compromisos que tenemos hacia los demás, faltando a lo que hemos prometido?. En nuestra historia reciente como país hemos sufrido una gran traición: la traición de las fuerzas armadas y policiales hacia su juramento de lealtad a la constitución de 1925.
Traición. Hacia Dios, hacia nosotros mismos y hacia los demás. Judas, posiblemente el más célebre de los traidores…. Pero no el único. La historia está llena de ellos. En las instituciones, en los modelos sociales, en las comunidades. Hay algunos que se han convertido en la espina de otros. Que terrible ejemplo es el de la dictadura cívico-militar, tiempo en el cual seres humanos, hermanos y hermanas, fueron perseguidos, encarcelados, torturados, ejecutados, hechos desaparecer por sus propios compatriotas. Son aquellos de los cuales preferimos muchas veces no recordarlos, no mirarlos. Pero…. ¿Y nosotros?... ¿Qué pasa con nosotros?... Resulta fácil mirar la traición en los demás, apuntar con el dedo…. Qué pasa cuando nosotros hemos traicionado valores, personas, instituciones…En la sociedad, muchos de nosotros y nosotras nos hemos rendido al dios del dinero, de la codicia y nos hemos vendido a este sistema económico que depreda la naturaleza, demuele los pilares de la solidaridad, de la justicia social y de la equidad…. Provocando oleadas de migrantes que deben salir de sus tierras buscando mejores oportunidades…. Millones de mujeres que luchan por mantener dignamente a una familia… niños y niñas que son explotados y explotadas. En nuestras poblaciones cuando nos escuchamos el clamor del dolor ajeno, y cerramos nuestras puertas, nuestras ventanas, nuestros oídos y nuestros corazones al dolor ajeno. Sin pensar que Jesús jamás rechazó a nadie…. Tal vez nos han convencido que la dignidad del ser humano es una mercancía y la continuamos transando en 30 monedas de plata, o en dólares, o en euros. * Leído en el Vía Crucis Popular hacia Villa Grimaldi. Enviado por Patricio Véjar de la Comunidad Ecuménica Martin Luther King
“No a la tortura, a nadie, en ninguna parte, bajo ningún pretexto, y en nombre de nada” (Óscar Romero)
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