Revista EL6A - Arte Independiente nº3

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LAS 7 ETAPAS DEL CINE CHILENO El cine chileno se inicia oficialmente en 1902. Esto, porque de ese año data la primera película cuyo registro es oficial, a pesar de que algunos antecedentes no comprobables indican que la primera película chilena sería de 1888 y se habría filmado en la ciudad de Iquique. No es raro, basándonos en que muchos adelantos que Chile tuvo en sus inicios, partieron por las ricas ciudades el norte del país, dado los recursos del salitre. Más, como no tenemos una prueba fehaciente y científica de que así haya sido, damos crédito a 1902 como la fecha de inicio de nuestra cinematografía, con la cinta del “Ejercicio General del Cuerpo de Bomberos” de Valparaíso. A juicio de Jacqueline Mouesca, cineasta, escritora e historiadora del cine, la historia del cine chileno es susceptible de ser dividida en 6 etapas (desde 1902 hasta 1990). Esto, considerando no sólo fundamentos argumentales, técnicos y/o estéticos, sino también, aspectos culturales y sociopolíticos. Estas etapas serían las siguientes: Primera Etapa (1902 – 1929) Esta primera etapa fue una etapa embrionaria, en la medida que fue muy experimental. Es una etapa de búsqueda y aprendizaje, en la cual el cine era un simple oficio y no tenía una postura clara en cuanto a las temáticas y estilos de hacer películas. Los temas principales, al igual que la escuela del cine de los Estados Unidos, estaban centrados en la historia local, particularmente en nuestra independencia. De hecho, el único largometraje que se rescata de aquellos años es “El Húsar de la Muerte”, film dirigido y protagonizado por el realizador Pedro Sienna y que ilustra precisamente la vida y obra del prócer Manuel Rodríguez Erdoíza. La etapa culmina con la filmación en 1929, de la película chilena del realizador, escritor, caricaturista y comediante Jorge Délano, titulada “Norte Sur”, primera película chilena sonora a sólo dos años del primer film sonoro en el mundo; “The Jazz Singer”, de Estados Unidos. Segunda Etapa (1929 – 1942) En esta etapa ya se nota una cierta madurez de los realizadores y especialmente del personal técnico que participa de los rodajes. Sin embargo, desde el punto de vista de la identidad del cine nacional, hay un claro extravío de la brújula que orienta las temáticas y las formas narrativas. A partir de 1930 las salas de cine constituyen junto con la radio y el teatro, los grandes medios de distracción y entretención. En Chile, aún la industria no producía a escala masiva por lo que se exhibían muchas películas estadounidenses y de distintas nacionalidades, sin embargo, las películas mexicanas causaron furor. En el contexto de los años „30 en nuestro país, el analfabetismo era una dura realidad y en ese escenario las películas de idiomas no hispanos no eran entendidas, puesto que la gente no podía leer los subtítulos. Eso sumado a la identificación del campesinado chileno con el charro mexicano, creó el tremendo éxito de popularidad de aquel cine, lo que llevó a la ranchera a ser la canción de campo en nuestro país, desplazando a la cueca a un segundo lugar. De acuerdo a lo anterior, y para competir abiertamente con las películas extranjeras, el cine chileno se “hollywoodisa” trayendo para ello, a muchos realizadores extranjeros, principalmente argentinos y estadounidenses, quienes si bien se manejan muy bien en las áreas técnicas, estéticas y narrativas, eran desconocedores absolutos de nuestra realidad social, de nuestra identidad y de nuestra idiosincrasia, y ahí estuvo el dilema de esta etapa de cine chileno, la identidad se pierde por completo.


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