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Mamá, papá, ¿jugamos?
Alguna vez te has preguntado qué contestarían tus hijos si les preguntaran: ¿Cómo sabes que tus papás te aman? ¿Qué hacen todos los días para demostrarte su cariño?
De acuerdo con Gary Chapman y Ross Campbell; algunos pequeños de entre ocho y dieciséis años han contestado que saben que sus padres los quieren porque hacen cosas juntos, los acompañan a sus eventos escolares, deportivos o artísticos, porque platican con ellos o “simplemente” porque juegan y se divierten.
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A pesar de que cada hijo es diferente; si reflexionamos un poco, uno de los deseos que se tiene como padre es que los hijos sepan cuán importantes y valiosos son para nosotros. Frecuentemente, queremos que los pequeños recuerden que los mejores años de su vida fueron los que vivieron en el hogar, en compañía de su familia. Naturalmente, nos queremos asegurar de que cuando crezcan recuerden las experiencias lindas que vivieron en compañía de sus seres queridos.
Cuando hacemos un espacio en la rutina para estar con nuestros hijos, les hacemos un regalo y les transmitimos el mensaje: “Eres importante, me gusta estar contigo”. No es necesario llevarlos a algún lugar especial o realizar alguna actividad compleja. Conectar emocionalmente a través de alguna conversación, el contacto visual o el juego adecuado a su nivel, es suficiente para demostrar nuestro amor.
El Tiempo De Calidad Y La Atenci N Concentrada Son La Clave Para
ASEGURARNOS; COMO PADRES, DE QUE LOS HIJOS SEPAN QUE
ESTÁN PRESENTES Y EN NUESTRO CORAZÓN.
Mientras más se practica el tiempo de calidad, más llenamos sus corazones con amor. Más queridos se sienten y más fortalecidos estarán para enfrentar las adversidades cotidianas. Poco a poco guardarán esos recuerdos y los transformarán en la fuerza necesaria para solucionar aquellas cosas difíciles que nos presenta la vida. Sobretodo, sabrán que pueden contar con sus padres incondicionalmente.
Pero, ¿Cómo logro dedicar un poco de tiempo de calidad? Te invito a pensar en aquellas cosas cotidianas que disfrutan tus hijos y tú. Por ejemplo, pueden platicar durante el desayuno, despertar con abrazos y apapachos, cantar durante el baño, preparar la cena juntos o contar un cuento antes de ir a la cama. Recuerda que tus acciones dicen más que las palabras.
PSIC. ANA GABRIELA LEÓN DEL CASTILLO
Psicoanálisis, Psicología infantil y orientación familiar gabriela@descubriendote.mx