Apuntes sobre una interpretación del independentismo puertorriqueño en el siglo 20 y al filo del siglo 21 Acotaciones a un libro de José Paralitici
Mario R. Cancel Sepúlveda
(Comentarios a Ché Paralitici (2017) Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico. San Juan: Gaviota.)
L
a nueva obra de Ché Paralitici manifiesta una lógica histórica sugerente y rica. Lo que dice del independentismo es una invitación al estudio reflexivo de esta propuesta política tan llena de complejidades y contradicciones. Las premisas de las que voy a partir para este comentario son simples. Puerto Rico experimenta un “largo siglo 20”, como diría Eric Hobsbawm, que comienza en el 1898. Su rasgo más visible es el ingreso del país a la esfera jurídica estadounidense bajo cuya influencia económica y cultural se encontraba desde mediados del siglo 19. El independentismo puertorriqueño como expresión de una forma de la resistencia a la presencia del otro depende de ese hecho. Durante ese “largo siglo 20” el independentismo muestra un comportamiento particular antes y después de la Guerra Fría (1947-1991). Establecer las continuidades y discontinuidades entre el antes y el después de ese fenómeno es la materia de este libro. 18
Antes de la Guerra Fría (1898-1947) La interpretación del periodo anterior a la Guerra Fría (1898-1947) se sostiene sobre una serie de premisas. Primero, el efecto perturbador del 1898. Estados Unidos, adversario político y socio de negocios de España durante el siglo 19, un modelo de liberalismo económico y político y de crecimiento que muchos separatistas independentistas habían visto como un aliado para su causa en contra de la monarquía española, se transforma en el enemigo de la independencia de Puerto Rico tras ocuparlo. La lógica de que Estados Unidos es nuestro aliado era común a independentistas y anexionistas e incluso muchos liberales reformistas y autonomistas compartían ese juicio. El limbo colonial que nos inventa, la Ley Foraker de 1900, no difería del que se dejaba atrás. El 1898 justificó una ruptura entre independentistas y anexionistas que, aunque era predecible desde la década de 1850, siempre se había evitado a fin de favorecer la causa común: la derrota y desalojo de España de Ser humanos y animales