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DEL PREFERIR DECIR DE FALSA HELADERÍA VANESSA VILCHES NORAT

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Del preferir decir de Falsa heladería

Vanessa Vilches Norat

Ojalá fuera cierto que presentar un libro es otraforma de repetirlo, como asegura Michel Foucault 1 .Si así fuera, la tarea de comentar Falsa heladeríade Mara Pastor, publicado por Ediciones Aguadulce(2018) no sería tan arriesgada. ¿Será porque la firma esuna de las más constantes de la poesía contemporáneapuertorriqueña?; voz original por ser a la vez tiernae indócil, cotidiana y sesuda, juguetona y letrada,divertida y política. Quien haya leído Poemas parafomentar el turismo (2012), sabe perfectamente delo que hablo 2 .

¿Acaso el resquemor será miedo adesvirtuar el acontecimiento de su poesía, a falsear sutono, a deformar su propuesta? La faena de comentareste hermoso poemario parece tan osada comocomerse una barquilla de helado de tamarindo bajoel caluroso sol veraniego de la Plaza Las Delicias dePonce. De tener suerte, la memoria del sabor agridulcesobrepasará el recuerdo de las manos pegajosas.

Si algo quisiera transmitir hoy es la alegríaque me produjo la lectura de este texto. La alegríase desvanece, pensarán, como el helado en el caloro el espejismo de una falsa heladería. (Y no puedoimaginar mayor crueldad que una falsa heladería enuna tarde de domingo ponceño.) Se equivocan, elplacer que me provocó la pulsión vital de este libro ensu plantarse en nuestro presente y proclamar futuro,en el tirar piedras con arrojo a los escaparates de falsasheladerías, perdura.

1 El orden del discurso, (Madrid: La piqueta, 1996). 2 (San Juan: La secta de los perros).

Compuesto de tres partes: “Los bustos de Martí”, “Paraíso perecedero” y “Deuda natal”, el poemario nos permite el gozo del desafío con un tono y una postura de escritura que trazan líneas de fuga a nuestro presente de laboratorio neoliberal, de fábrica de sujetos, territorios y paisajes endeudados. La poesía no es una categoría separada de la experiencia. Muy por el contrario, Pastor reclama lo posible dentro de la cotidianidad de quien se reconoce en su día a día, de quien sobrelleva un cuerpo (cuerpo mujer, a veces preñado) en un aquí (Puerto Rico) y en un ahora particular (la crisis fiscal). Ya en el salón de clases, ya en una fila esperando por combustible, ya en el litoral de Ponce, ya montada en una bici avistando pájaros -tanto tiñosas como pitirres- o frente a la pantalla del celular dando likes, esta voz poética femenina escruta el presente para darnos el saldo de un paisaje que subsiste a la explotación, de unos cuerpos que sobreviven la violencia y el expolio, y de un país que resiste la Deuda.

Hay mucho de inquieta observadora en esta voz poética. El retorno al país natal que propone el libro, lo precede un recorrido por otros paisajes y cuerpos también contaminados y violentados que traducen la apropiación planetaria del capitalismo, según leemos en la primera parte, “Los bustos de Martí”. En Chacahua, México, en la Habana, Cuba o bien en un cine club en Londres, esa voz cosmopolita refiere otras formas de vida como la de la valerosa Beatriz

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Magadán, la de una guerrera mossi o la de Jason en una película de Béla Tarr. El capitalismo no tiene territorio propio, lo sabemos, se adueña del planeta hasta el infinito. Por eso el umbral del poemario son “todos los hermosos bustos de Martí” que, repartidos por el mundo, parlotean Martí”. Al reconocer que nuestro presente puertorriqueño no es exclusivo y al proponer un lenguaje vinculante con el resto del mundo, el poemario exhorta a superar el enajenante insularismo que nos hace avergonzarnos de nuestra condición colonial/endeudada.

La vuelta a la deuda natal, que es al país de origen, en las últimas dos secciones del poemario “Paraíso perecedero” y “Deuda natal”, implica saberse arruinado solo por pertenecer a una geografía perdida. La ecuación inescapable del capitalismo neoliberal

impone una economía del impuesto como técnica depoder. Su más importante dispositivo, como bien haplanteado Maurizio Lazzarato, es la fabricación delsujeto endeudado, quien lleva impreso en el cuerpo yen la mente la lógica de los acreedores 3 .

La voz poética de Falsa heladería renuncia a lasubjetividad endeudada. Ni avergonzada ni culpable,sabe bien que nunca contrajimos tal obligación. Elpoemario no es un canto melancólico ante la pérdidade todo lo que compone el país, es el ajuste de cuentascon ese presente de saqueo. Es el reconocimiento deque hay Otros posibles más allá de los enunciados porel mercado y las finanzas. ¿Qué es este bello libro sinouna exteriorización de las relaciones de explotación

3 Gobernar a través de la deuda. Tecnologías de poder del capital neoliberal. Trad. Horacio Pons, (Buenos Aires: Amorrortu editores, 2015).

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bestiales del capitalismo tardío? ¿Qué es la palabra aquí sino una forma de resistir?

En “Rompeolas”, el yo poético, parada frente al litoral, expresa la dignidad de su arrojo:

Pero serás un poema Sobre volver a un rompeolas, Y sopesar los pedazos de la isla, Sus metales pesados, Los seres queridos que se van: Pensar, desde otra orilla, en la sobrevivencia, Y entre tanto aedes, en el amor. Regreso para pisar esta tierra y caminar con las mujeres Que vuelven a este rompeolas

A detener la marejada.

Ante la deuda, que se dice a pedacitos en una isla hecha cantos, habrá que hacer un registro de presencias. Frente al paraíso fiscal que se legisla, la voz poética propone un paraíso perecedero. Renombrarlo es denunciar el saqueo, es reapropiárselo sin recurrir al espejismo. El paraíso puertorriqueño ha sido intervenido por tantos siglos que el expolio se nombra desde la cotidianidad de los mosquitos del dengue y la contaminación ambiental.

El retorno lo es también a una tradición poética caribeña e insular. Los referentes son trazos que la poeta busca en el diseño de sus líneas de fuga. Pastor comparte la conciencia de pertenecer a una geografía invadida y expropiada que leímos en el inventario

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furioso de Cuadernos del retorno al país natal, que Aimé Césaire escribió a su regreso a Martinica en 1939. Muy presente también está José María Lima con su discurso poético anticolonial de La sílaba en la piel (1982). Nada ha cambiado demasiado en esta historia imperial de siglos. Por eso, frente a los estados financieros, los recortes presupuestarios, aquí se conjuran los activos del presente y se apuesta por el porvenir. La correlación entre el acto de nombrar y el deseo de futuro sugiere liberarse de la sujeción de la deuda. No hay mayor temeridad que invocar el futuro, tiempo verbal en el que se escribe el último poema del libro “Deuda natal”: Poco tendré Casa alquilada tendré. Deuda tendré. Árbol diré, Hoja diré. Tornado diré. Río diré. Tormenta diré.

La epífora verbal, la repetición de los verbos diré, tendré, querré, seré, condensa la osadía del yo poético que desea en futuro.

Habría que ver el despliegue de todo un vocabulario financiero en este poemario que nos evoca las multiplicaciones de las oficinas del New York de García Lorca; el costo, la deuda, la cifra, la liquidación, el saldo, el excedente se acomodan en estos versos al lado de las playas, las enredaderas, los peces de luz, los ostiones y los islotes porque el paisaje, y cuanto tiene de humanidad, está intervenido por la transacción. También se vuelven obsesión las alusiones alimentarias en el libro, lleno de “deseos de maíz”, de “falsas heladerías” de harinas alergénicas e “intestinos futuros”, como si los versos temieran el hambre, como si la palabra fuera pan de maíz.

En Falsa heladería la escritura, reverso de la lectura, es línea de fuga. “En lo invisible del entrecortado” se sitúa la voz poética que nos incita constantemente a cambiar de paradigma: “hay que aprender a leer los matojos”, advierte en un verso.

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En otros expresa: “es tiempo/ de relanzarnos con un nuevo/sistema de radar”. Por eso se lee poesía en los comedores universitarios, el salón de clase empieza en el patio frente a un jardinero que canta rancheras y las palabras, “esas cajitas que contienen otras” se proponen como originales milpas que prometen nuevas significaciones.

El yo poético descentra el ordenamiento capitalista, organizado a partir del hombre y la depredación del planeta, para proponer nuevas categorías. Y el cuerpo preñado, con toda su carga de futuro, es el signo que mejor desmadra la lógica del capital.

En el poema “Apellidos sobre el cuerpo” la poeta propone “el preferir decir” de su acción poética. En 1837 William Montgomery creyó ser el primero en descubrir las glándulas areolares que pueblan ahora mis pezones llenos de leche. Desde entonces, les decimos tubérculos de Montgomery. prefiero decirle peca de azúcar, oasis de leche, polen de girasol.

En esa prosa poética, Pastor sustituye los nombres imperialistas de la ciencia en uno de sus territorios favoritos: el cuerpo expectante. A los tubérculos de Montgomery, los llama “peca de azúcar, oasis de leche, polen de girasol”, a las contracciones de Braxton, prefiere nombrarlas “ensayo de alumbramiento, inundación repentina, volcán submarino”, el signo de Chadwick, se le antoja “berenjena que hace cosmos”. Renombrar es volver a parir el lenguaje. Con el preferir decir la poeta vacía los contenidos del mapa de invasiones que es la ciencia, desnaturaliza su motor depredador. Preferir decir es resarcir con nuevas imágenes lo nombrado. De aquí que el juego de palabras sea un tropo recurrente en el libro, pues invita a reinterpretar, a descolocar los sustantivos, a

ensayar nuevas sintaxis de realidad. La sorpresa ladetona la repetición desubicada del sustantivo en unanueva gramática que con su ingenio provoca humor.

Y al fin, el ombligo. Coincido con Carina delValle, prologuista del poemario, en que la maternidad,el hilo que conduce la vida al porvenir, desbordaeste libro. Aquí la preñez es metonimia de la funciónpolítica del poemario. El deseo de maternidad, enun presente tan aciago para el país, se vuelve líneaconductora de la portación de sentido, del hoy y delmañana. Sin proponer una mística de la maternidad,con la voz poética de Falsa heladería Mara Pastordisipa la antiquísima división entre “las que dan vida”y “los que dan el sentido” 4 . Desbanca así la noción delcuerpo femenino (maternal) como pura materialidad.El libro iguala dar vida a dar voz, sinónimos depoesía, dones que interrumpen la ley de la economía.Así en su poema “Homenaje al ombligo”, en abiertoreconocimiento a la escritura de José María Lima yÁnjelamaría Dávila (1966), declara su impulso vital ypoético como su mayor legado:Origen de hormiguerode la luz blanca que de míregresará a ti para enseñarnosque un ombligo acabacuando otro estáa punto de comenzar.La herencia de Falsa heladería de Mara Pastor esanimarnos a “la temporalidad de lo posible” 5 . Si “loque cuenta es el arrojo” 6 , que los ombligos sean rutas,estelas, fugas, discurrir eterno. Ya lo dijo su BeatrizMagadán: “El miedo es no atreverse a hacer otracosa” 7 .

En las fotos, Mara Pastor.

4 Julia Kristeva y Catherine Clémens, Lo femenino y lo sagrado. Trad. Maribel García, (Valencia: Ediciones Cátedra, 2000). 5 Lazzarato, 242. 6 “El arrojo”, Falsa heladería, 48 7 “Beatriz Magadán”, Falsa heladería, 29.

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