REVISTA COSAS ECUADOR

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selección. Hay que fijarse en la audiencia y en la calidad. Buscamos películas que sean inolvidables y que reflejen calidad, esfuerzo y profesionalismo. Este año hicimos una selección de entre 50 películas de todo el país. Se escogieron 10 largometrajes y 8 cortos. Suena poco; pero en realidad estuve asombrado. 50 películas en el Ecuador son muchas”. El EFFNY empezó en el 2015 en Manhattan. El año pasado sumó las sedes de Queens y Brooklyn. Para esta edición, el festival agregó cuatro zonas más en las comunidades externas: Huntington y Patchogue en Long Island y Springvalley y Pelham en Westchester.

El festival fue el siguiente paso natural después de alrededor de diez años de organización de muestras de cine ecuatoriano en Nueva York. Nandar Godoy se unió con Christian Ponce en el inicio de esta aventura que cada vez atrae a más espectadores. Irene Yibirin, Coordinadora General y Carlos Gutiérrez, consultor y Relacionador Público del festival, entre otros, conformaron un equipo excepcional en el que el profesionalismo es la regla principal: “He trabajado en muchísimos festivales y el nivel es a veces muy deficiente. No es el caso del EFFNY. Aquí las películas empiezan puntuales; tienen subtítulos; todo está

“Ecuatorian Shetta” de Daniel Varela Sánchez

“Sin muertos no hay carnaval” de Sebastián Cordero

muy bien organizado, con seriedad y compromiso” anota este último. Esa es una de las cosas que van construyendo una imagen prestigiosa y positiva del festival. En las zonas aledañas, auque la convocatoria no fue grande en todas las salas, sí provocó diálogos infinitamente ricos sobre el cine ecuatoriano, su temática y sus actores. “Creo que es una labor que está comenzando; talvez aún no tiene tanta convocatoria y, sí, hay que trabajar mucho para que las cosas se den, pero se pueden dar” observa Carolina Rodas, la encargada este año del Alcance Comunitario. A la función de la película Ecuatorian Shetta en Patchogue, por ejemplo, asistió un público heterogéneo que aunque no llenaba la sala, le dedicó una buena parte de su tiempo a hacer preguntas y comentarios sobre la que resulta ser la primera película stoner del país. Uno de los asistentes, un veterano estadounidense de guerra, comentó: “He tenido mis experiencias con marihuana y la película transmite muy bien eso”. La cinta tuvo sala llena en Brooklyn y la diversidad de público fue similar. Gente de diferentes nacionalidades, géneros y edades pudieron sentirse identificadas con una cinta ecuatoriana y universal a la vez. Un valor adicional del EFFNY es la manera en que crea lazos entre profesionales del cine en Ecuador que solo se conocen gracias al festival. Hacer y difundir películas también es subirse a un avión, compartir un trago, charlar, reír y perderse en el metro de N.Y. Lo mismo sucede con la audiencia y sus ídolos. El EFFNY crea conexiones inesperadas; cambia vidas y hace sueños realidad. En ediciones pasadas, por ejemplo, el famoso futbolista Agustín Delgado fue uno de los invitados, a propósito de la película “Dreamtown” de Betty Bastidas. La respuesta fue abrumadora. Este año, Toty Rodríguez y Roberto Manrique fueron los que más abrazos y selfies compartieron con el público. “Con la calidez del público que he visto aquí, me he puesto a pensar que viví un momento de gloria muy lindo, de realización personal en Francia. Y muchas mujeres jóvenes en Ecuador me

Julio 2017 COSAS I 103


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