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E S P A C I O S

Escucha y fraternidad

Mark Wahlberg, Mel Gibson, Teresa Ruiz y Jacki Weaver, que hacen excelentes actuaciones, siempre mostrando la profundidad de sus personajes con emotividad y humor. Se trata de la ópera prima de la directora Rosalind Ross, actual pareja de Mel Gibson, el director de La Pasión de Cristo

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Rosalind hace un muy buen manejo de los personajes y sus actuaciones, planteando siempre con alma y esperanza su lenguaje audiovisual. Es una película muy recomendable para personas que profesen o no una religión. Porque su mensaje es universal, de redención y esperanza.

Disponible en HBO Max.

Lucas Jatuff (Argentina)

El encuentro con personas diversas, tanto por sus idiomas como por sus creencias, comenzó en 1978, cuando Chiara Lubich instituyó el Centro para el diálogo con los no creyentes como parte del Movimiento de los Focolares.

La apertura del Movimiento hacia personas de diversas creencias religiosas, sumando a las agnósticas o indiferentes, se fue afirmando, hasta el extremo de expresarse en un diálogo con sus propias especificidades. Esta expresión se consolidó como una nueva rama dentro de los Focolares, cuando Ugo Radica invitara a Chiara Lubich a compartir un encuentro con personas de diversas convicciones. Dicho momento tuvo lugar el domingo 7 de mayo de 1995, y fue el alumbramiento del “Cuarto Diálogo” (4D)

Lo que sucede en los encuentros del 4D suele ser original, porque sus integrantes tienden a ejercitar el “respeto recíproco”. Algo que se da con mayor frecuencia entre personas de culturas distintas, o de diversas convicciones, sean creyentes o agnósticas. Requisitos: primero la escucha, para pasar luego al diálogo. Una experiencia que se ha vuelto internacional, conformando un estilo de vida revolucionario: escuchar, pensar y compartir fragmentos de vida, con personas que de otro modo no se reunirían. He aquí una posible receta para consolidar sociedades agrietadas: una pizca de paciencia, varias cucharadas de escucha, sírvase espolvorear con el corazón abierto, y tener a mano varios sobres de fraternitas.

Prueba de ello son los testimonios de grupos que se juntan a ver películas, para luego compartir un momento de intercambio.

En Montevideo, el Grupo Gaspar, y en Buenos Aires, el grupo de Cine Debate, propagan esta vocación del 4D y adaptan la receta aportada. Claro, cada uno con su toque especial, dado que llevan más de 20 años en esta incansable labor.

Los ingredientes que no deben faltar son la escucha y la fraternidad. Invitamos a ejercitar esta fórmula: Escucha + Diálogo = 4D

Por Quique Figueroa (Argentina)

Libros

Voces (reunidas)

Antonio Porchia

2006, Córdoba, Alción Editora

Cada tanto, nuevos lectores descubren a ese escritor atípico que fue, autor de famosos aforismos, pulidos a lo largo de los años.

Antonio Porchia había nacido en Italia en 1885 y desde los 17 años vivió en la Argentina, donde murió en 1968. Llamó “voces” a los famosos aforismos que constituyeron su obra, dedicada a Roger Caillois, el escritor francés que se sintió atraído por ellos.

Algunos ejemplos: “Antes de recorrer mi camino yo era mi camino”; “La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas”; “Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado”.

Conocido y apreciado por importantes escritores y poetas contemporáneos, mantuvo sin embargo una vida reservada.

Jorge Luis Borges escribió: “Los aforismos de este volumen van mucho más allá del texto escrito: no son un final sino un comienzo. No buscan producir un efecto. Podemos sospechar que el autor los escribió para sí mismo y no supo que trazaba para los otros la imagen de un hombre solitario, lúcido y consciente del singular misterio de cada instante”.

Y Alejandra Pizarnik dejó un testimonio: “Asiento a cada una de sus voces con toda mi sangre y, lo que es extraño: su libro es el más solitario, el más profundamente solo que se ha escrito en el mundo y, no obstante, releyéndolo a medianoche, me sentí acompañada o mejor dicho amparada. Y también asegurada, tranquilizada, como si me hubieran dado la razón en la única cosa que yo rogaba tenerla”. A Porchia se lo reúne con otros nombres “secretos” como Felisberto Hernández o Macedonio Fernández. O iniciados como Roberto Juarroz o André Breton.

El pueblo natal del escritor era Conflenti, en la provincia de Catanzaro en Calabria, pero su patria fue la Argentina y su lengua el castellano. Su padre murió en 1900 y el rol paterno recayó sobre el mayor de los varones, Antonio, que abandonó los estudios y salió a trabajar. Escribe: “Mi padre, al irse, regaló medio siglo a mi niñez”.

Explica Julián Polito: “Ideológicamente, al menos en su juventud, fue anarquista; luego derivó hacia el socialismo. Con grupos de esas tendencias estuvo vinculado en el barrio de La Boca. Una de sus voces dice: ‘En todas partes mi lado es el izquierdo. Nací de ese lado’. Pero, finalmente terminó practicando una especie de panteísmo; creía en la unicidad de todo, y de todo en él”.

Roberto Juarroz, amigo de Antonio en los últimos años, supo reconstruir un momento en que los dos se encuentran en el barrio de Quinquela: “Era aquel su barrio predilecto, uno de los más humildes de Buenos Aires, con sus pequeñas casas multicolores, su atmósfera de inmigrantes, la cercanía de esa oscura corriente de agua que es el Riachuelo, las sirenas de los barcos, los viejos bares donde los marineros o los trabajadores del puerto se reúnen para olvidar o recordar quién sabe qué cosas, bebiendo y escuchando tangos. Él volvía a visitar a una mujer que había querido mucho y que ahora yacía vieja, abandonada y enferma. Me repitió la frase con que había intentado alentarla: Estar en compañía no es estar con alguien, sino estar en alguien. Sentí de pronto, como muchas otras veces a su lado, que la sabiduría no había muerto del todo y que en aquella olvidada calle de Buenos Aires quedaba algo de la fuerza oculta que sostiene todavía al mundo”.

Por José María Poirier (Argentina)

PERLAS DE CHIARA

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