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Reseña: Kinmo
Kinmo. Este juego es una monada
por Sebastian Koziner
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El movimiento de los juegos de mesa en Ar- gentina está creciendo cada vez más, y que exista una revista habla de cuánto las cosas se mueven. Es bueno ver que la oferta crece, y que nuevos géneros se van abordando, aportando más opciones a la mesa de todos nosotros, los jugones. Hace no mucho, Gabriel “Bruss” Brusco, ha- bitué conocido que nunca falla en todos los eventos del rubro, cayó con la sorpresa: “Ten- go un juego, lo terminé, lo voy a auto-editar”. Tuve la suerte de coincidir en el MICA 2015 donde lo llevó listo para la acción, y yo siem- pre presto a probar cosas nuevas (y más si son nacionales), levante la mano rápidamente para aprovechar la oportunidad de testearlo. Me encontré con que Bruss aportó a esta nueva movida un filler perfecto, rápido, ele- gante y con muchas risas. Introduciédolos a los tipos de juegos habituales, llamamos filler a los juegos que se traducen como de “en medio”, o sea, aquellos juegos que trae- mos a la mesa para disfrutar mientras algún colgado que salió tarde de casa nos retrasa el abrir nuestra caja monumental para que- marnos las pestañas varias horas. Vamos a ir por partes, para hacerlos desear. Antes que nada es un juego precioso, Juliana Bernabeu, artista y diseñadora gráfica hizo un laburo excelente, que con sus simpáticos monitos le hace justicia ampliamente a la te- mática del juego. Porque en Kinmo, somos unos monos peleándonos por recuperar las 4 joyas de la corona, y ser coronado como nuevo soberano de la Orden Selvática, y para eso vamos a tener que juntar piedras y hacernos, obviamente, monerías. ¿Como se traduce al juego en si? Es un set collection hecho y derecho, o como supon- go que se dice en castellano “coleccionar un set”, el cual vamos armando descartando y levantando cartas hasta conseguir 3 cartas de piedras preciosas para cambiar por una pie- dra real (unos token de acrílicos hermosos), y así vamos consiguiendo las valiosas gemas, mientras que juntando otro tipo de cartas, nos damos unos coscachos mono a mono para sacarnos lo que vayamos consiguiendo. El juego tiene variantes con vidas, con inter- cambios de cartas, o a la pelea directa por las piedras, lo cual vuelve al mazo de cerca de 100 cartas un juego fácilmente adaptable para todas las edades y públicos. Personalmente le di mi voto de confianza cuando al día siguiente de probarlo, al pasar por la mesa y recordar la experiencia del día anterior, una vocecita interior dijo para mis adentros “uh, como me clavaría una partida de Kinmo”. Creo que es el mejor halago que un juego puede tener de un jugador, y es lo que hace que les recomiende ampliamen- te esperar su pronta edición con la mismas ganas. Mis felicitaciones para Pasacronos, la flamante editorial de Bruss. Y si me ven en un evento, y hay un mazo de Kinmo por ahi… ¡invítenme a jugar!