LA ÚLTIMA
La velocidad del anfibio
ESCRIBE: RAFAEL ROBLES FOTO: ALONSO MOLINA
Lejos de conformarse con una destacada carrera de piloto de autos, Juan Manuel Polar obtuvo, recientemente, la altura máxima en el podio del I Campeonato Sudamericano de Motos Acuáticas, cuyo desenlace incluyó su inmediato traslado a emergencias. ‘Manpo’ asegura que, de haber tenido más apoyo, su llegada a la Fórmula 1 no sería ahora el recuerdo de un sueño. ¿Cómo te lesionaste el ojo manejando una moto acuática? Lo que pasa es que una de las ligas que usan para alinear las motos se escapó y me cayó en el ojo. Todavía lo tengo medio jodido. Pensé que abandonar la carrera no valía la pena. Era un campeonato sudamericano, ya había ganado la primera carrera… ¿y retirarme? Nica, la peleo hasta el final. Después de ganar me fui de emergencia a Lima –el día de la entrevista todavía tenía la pupila dilatada y el cristalino rajado–. Son riesgos que corres desde pequeño. Empecé con el motocross de muy chico. Mi papá me compró una motito y recién a los catorce años entré a los karts. De ahí pasé a los autos y luego una marca de motos de agua me ofreció correr por el Campeonato Nacional de Motonáutica. Ahora quiero correr autos y motos acuáticas en paralelo. ¿Qué tan difícil es dedicarse a esos dos deportes en el Perú? Hay algunas empresas que apoyan. No es tanto, pero, poco a poco, van sumando y ayudan. Lo cierto es que si no tienes presupuesto para arrancar y hacerte de un nombre, va a ser bien difícil que te apoyen. Los auspiciadores siempre apuestan a ganador. Algo que se ignora es la importancia del estado físico en los pilotos. Hay una preparación física y mental muy fuerte. Mientras menos te canses, mejor desempeño vas a tener. La moto acuática no tiene suspensión: tus brazos y piernas asimilan todo el golpe que tiene la moto con el agua. Aparte,
por inercia, la moto te quiere botar. Demanda el doble de esfuerzo que un auto. El trabajo mental es algo que aprendes a dominar con el tiempo. No le vas a pedir a alguien nuevo que aprenda a manejar la adrenalina que siente cuando está a punto de partir. No es tan fácil. A veces, por estar tan nervioso, puedes cometer errores. ¿Te confesarías adicto a la adrenalina? No sé si se le pueda llamar adicción, pero siempre ando en busca de ella.
Es una de las razones por las que me siento más vivo. Para mí, esa sensación es increíble, por eso me gustan los deportes de riesgo. Pienso seguir en esto todo el tiempo que aguante. ¿Qué piensas de Mario Hart como un personaje más de la farándula limeña? Él cayó en ese mundo. Todo tiene sus pros y contras. Si bien se ha vuelto súper conocido, también está muy expuesto. Pasa cualquier cosa y ya lo están buscando. Así uno pierde su vida privada. Trato de mantenerme lo más lejos de ese tema. Mientras más perfil bajo pueda ser, mejor para mí. No quisiera estar en los zapatos de Mario. Hace unos años parecía que te convertirías en el primer peruano en llegar a la Fórmula 1… Sí, fue un sueño pasado. Me costó mucho asumir que la Fórmula 1 estaba fuera de mi alcance. En algún momento me la creí, pero lo cierto es que no conocía bien la realidad de las cosas. Para llegar ahí no necesitas solamente ser un buen piloto, sino contar con variables diferentes, como el lugar de dónde vienes y si en tu país puede ser atractiva la idea de que exista un piloto de Fórmula 1. Al menos me di el gusto de correr con Sebastian Vettel y con Lewis Hamilton, entre otros. Claro, mientras yo regresaba al Perú para ver cómo conseguía plata para la siguiente carrera, ellos dedicaron de lleno su vida al automovilismo, con total tranquilidad. Un desastre.
"Pienso seguir en esto todo el tiempo que aguante". 194 / AS