M i s c el á n e a s
Por Lucia Solis
Foto de Ximena Vidaurre
Charles y Sandra están juntos desde hace más de 30 años.
De Francia con sabor t
enía tan solo treinta años cuando llegó desde Europa con un propósito claro: empezar un negocio. Era 1995, «tuve un restaurante en Francia, me harté y me fui a Suiza, y luego me cansé de Suiza y vinimos al Perú, un país que no iba tan bien en aquella época pero que se estaba reponiendo. Era una oportunidad», dice Charles desde una de sus tiendas en Miraflores. Y habla en plural porque llegó junto con Sandra, su compañera y cómplice, a quien conoció en Suiza, lugar donde ambos tenían restaurantes que colindaban entre sí. Así se dio el flechazo. Sandra, que ya había estado en el Perú realizando prácticas en La Tiendecita Blanca de Miraflores, logró poner un restaurante en la
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calle Berlín, que terminaría siendo atacado por un coche bomba en los años del terrorismo. Años muy difíciles para emprendedores como ellos. Esto hizo que Sandra retornara a Suiza, donde se conocieron. Desde entonces están juntos, pero no se han casado. «Vivimos en pecado», bromea Charles. Sandra pasa por su lado, lo mira, sonríe y le dice que tiene una cita en ‘‘la embajada’’. Charles asiente y ella sale apurada. Cuando pusieron la primera tienda, en Monterrico, hacían paté y algunos platos preparados. «Empezamos muy chiquitos. Durante dos años fuimos solo cuatro personas: dos empleados, mi mujer que vendía en la tienda y yo, que cocinaba», cuenta Charles.
Charles Sacuto es dueño de la cadena de tiendas Delifrance, y desde hace diez años desarrolla en Oxapampa un criadero y una minirreserva ecológica para rescatar especies en extinción.
Poco a poco comenzaron a crecer. Con el tiempo incursionaron en panadería y lanzaron su propia línea de productos, hasta que se toparon con los problemas habituales con algunos proveedores. Con esto se dieron cuenta de que necesitaban tener un criadero propio que garantizara la calidad de sus productos.
Al natural «Aquí queremos que todo sea natural», dice Charles Sacuto. Todo lo que se vende en Delifrance es producido por ellos mismos, y llega desde Oxapampa, a casi 400 kilómetros de Lima. En ese lugar, desde 2004, Charles tiene una chacra