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SEMANA SANTA EN GUADALAJARA

a Semana Santa es una de las celebraciones más tradicionales de Guadalajara. Tan solo la representación de la Pasión en vivo, en San Martín de las Flores, cumplió 225 años y reunió a casi cien mil asistentes el año pasado.

Los tapatíos asisten a las celebraciones religiosas que se ofician en la mayoría de los templos desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, pero también comparten las actividades que se organizan con motivo de la Semana Mayor, cuando la Iglesia conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

El evento de San Martín de las Flores es el más antiguo, pero hay otros Viacrucis vivientes muy concurridos, como el de Las Águilas. También hay cabalgatas, una de ellas al Cerro del Tesoro, donde se ubica el Santuario de los Mártires. Y se realiza también una Procesión del Silencio que culmina en la Catedral.

Este año, los festejos públicos fueron cancelados debido a la emergencia sanitaria, pero seguramente resurgirán en 2021.

Una tradición muy arraigada es la Visita a los Siete Templos, con la que se recuerda el recorrido de Jesús:

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● Durante la Semana Santa tiene lugar una de las celebraciones más arraigadas en Guadalajara.

el huerto de Getsemaní, con Anás y Caifás, la fortaleza de Poncio Pilato, el palacio de Herodes, de vuelta con Pilato y, finalmente, el monte Calvario.

Los fieles aprovechan la cercanía entre los templos del centro de la ciudad para completar las siete visitas. Entre los más concurridos están los siguientes: 1. CATEDRAL METROPOLITANA. Fue mandada a construir en 1561 por el rey de España, Felipe II, y consagrada el 12 de octubre de 1716; las icónicas torres de 65 metros de altura fueron reconstruidas en el siglo XIX,

Con motivo de la Semana Santa, en la Universidad Autónoma de Guadalajara se presenta cada año el Romancero de la Vía Dolorosa, una representación del Viacrucis a cargo de estudiantes, con los extraordinarios textos de Fray Asinelo. En esta ocasión se suspendió a causa de la emergencia sanitaria.

porque las originales se derrumbaron a causa de un temblor en 1818. Es única en su estilo, y tiene influencias góticas, barrocas, moriscas y neoclásicas. Resguardada en la sacristía se encuentra el cuadro de La Purísima Concepción, de Esteban Murillo. También cuenta con el segundo órgano más grande del país. 2. LA MERCED. De fachada barroca, con una puerta de arco de medio punto. Se terminó de construir en 1721 y está encomendada a Nuestra Señora de la Merced. Enormes cuadros cuelgan de sus muros, ilustrando los milagros de esta advocación mariana, en tanto que su atrio, reformado en 1896, está cerrado por pilastras de cantera que rematan en jarrones y sostienen las rejas de hierro. 3. SANTA MÓNICA. Los jesuitas impulsaron la construcción de este templo, concluido en 1733. Es uno de los mejores ejemplos de la “Guadalajara colonial” y se le considera uno de los más destacados del occidente mexicano. En el altar principal, de estilo neoclásico, se muestra la imagen de Santa Mónica. Durante la Reforma se demolió el claustro de monjas, pero se rescataron los arcos y las columnas del llamado Patio de Los Ángeles. 4. SAN FELIPE NERI. Fue edificado en 1802, bajo la dirección de don Pedro Ciprés. Su majestuosa torre es una de las más bellas de la ciudad, y su diseño está compuesto esencialmente por esculturas. En el interior se pueden observar 14 pinturas atribuidas a Miguel Cabrera, considerado el máximo pintor del siglo XVIII en México. 5. LAS CAPUCHINAS. Este templo y convento se fundó el 2 de diciembre de 1761 con monjas procedentes de Lagos de Moreno, y se terminó de construir gracias al apoyo de fray Antonio Alcalde. El retablo es de estilo neoclásico. Tiene dos fachadas sobrias, con una puerta al frente y una lateral, característica de las iglesias con monjas. 6. JESÚS MARÍA. Este templo, fundado en 1722 y ocupado por monjas dominicas, es uno de los pocos que aún conservan el atrio de forma alargada, el cual está cercado por pilastras de cantera rosa que sostienen herrería colonial. En su interior conserva retablos neoclásicos y pinturas coloniales al óleo. Allí se encuentra la Virgen del Rayo, llamada así porque según la tradición, el 13 de agosto de 1807 recibió una descarga eléctrica, protegiendo a las monjas de ser lesionadas. 7. SANTA TERESA. En 1720 se terminó de construir este convento, donde se instalaron las monjas carmelitas que llegaron a Guadalajara en 1695. Fue restaurado en 1966 y aún dispone de dos entradas laterales, como era costumbre en las iglesias que albergaban monjas. La torre, ubicada al oriente del templo, consta de tres cuerpos de sección cuadrangular, cada uno separado por grandes cornisas.

Otros templos céntricos que enriquecen la experiencia en la Semana Santa son: San Agustín, el Sagrario, San José, el Santuario de Guadalupe, San Francisco, Aranzazú y Nuestra Señora del Carmen.

El año pasado se incorporó a las festividades de Semana Santa un programa cultural del Ayuntamiento de Guadalajara consistente en la representación en vivo de la Pasión, conferencias, proyecciones y conciertos.

Y por supuesto, una tradición tapatía en estas fechas es la venta de empanadas. Cientos de puestos se instalan en el centro de la ciudad para ofrecer estos ricos panes. Las hay saladas y dulces, y de diferentes sabores. Desde quince días antes del Jueves Santo, los panaderos adquieren leche, harina y demás ingredientes para elaborar sus productos. En promedio, elaboran 700 empanadas en ocho horas.

Sin lugar a duda, Guadalajara es una de las ciudades más tradicionales de nuestro país en Semana Santa.

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