No es cualquier premio. Es una distinción que entrega el Colegio Médico después de recibir, de todas las universidades del país, los antecedentes de los postulantes como mejor egresados de las escuelas de Medicina. “Un premio integral. Porque no solo te eligen por el mejor promedio de notas, sino por múltiples factores, como ayudantías, congresos, publicaciones, idiomas, exámenes internacionales y actividades extraprogramáticas. A partir de esa base, el Colegio Médico evalúa y escoge al mejor del país. Yo sabía que la Universidad de Santiago, donde estudié, me había propuesto porque era la mejor egresada. Pero, estar ahí, fue sorpresivo”, sonríe con entusiasmo contagiante dos semanas después. Alta, 26 años, ex alumna del colegio St. Gabriel’s, Paula Majluf reconoce en su madre a la persona que le enseñó desde pequeña sus hábitos de estudio y el significado de la perseverancia. “Mi mamá, profesora de francés de la Católica, siempre me impulsó a que estudiara en una universidad tradicional. Ese fue mi desafío, mi inquietud y así llegué a la Universidad de Santiago. La sensación de entrar a Medicina fue maravillosa y ya en tercer año, cuando se inició el ciclo clínico de contacto con los pacientes, me terminó enamorando”. Hija única de Paula Cáceres Novoa y Alejandro Majluf Jacob, el fallecimiento de su madre la golpeó cuando estaba precisamente en ese tercer año. “Tuvo cáncer de mama desde que yo tenía 7 años. Es lo más doloroso que he vivido en mi vida. Ella era mi mamá, mi hermana, mi amiga, era todo. Yo estaba recién entrando al hospital y no entendía mucho. No tenía los conocimientos que tuve después. Y fui la que finalmente se quedó con ella y allí estuve hasta el final. Y aquí no puedo dejar de agradecer a la red de apoyo que tengo desde entonces: mi tía materna, Alicia Cáceres, quien tomó el rol de todo lo que significa
Paula junto a su familia el día del premio en el Club del Colegio Médico.
ser mi segunda mamá. Ella, mi papá y mi abuela son mi gran núcleo familiar y yo los adoro”.
HUELLA HISTORICA La inmigración de los Majluf la enorgullece, desde la llegada a Chile de su bisabuelo Zacarías, quien tras cruzar la cordillera de los Andes en mula, se estableció en Osorno. “Ahí se transformó en el primer contador extranjero. Años después, mandó a buscar a Nabia para casarse. Su hija, Elena, conoció a Fernando a los 13 años, quienes más tarde se transformarían en mis abuelitos. Ambos trabajaron en “Tejidos Oso”, su empresa familiar, de ahí el interés por el rubro textil de mi padre, quien hasta hace unos años se dedicaba a lo mismo con su empresa y multitienda “Alex”. En la casa matriz, ubicada en Patronato, conoció a mi mamá y rápidamente comenzaron a construir su vida juntos. Yo atesoro recuerdos inolvidables de su gran historia de amor y de su inigualable complicidad”, confiesa. También un apellido que los Majluf, descendientes de esos primeros inmigrantes, quieren perpetuar en
Chile como “Majlufada”, un encuentro familiar organizado recientemente en su segunda versión por Pamela Jano Majluf en la Hacienda Linderos y al que asistieron más de 150 personas. Entre los más conocidos en la comunidad, el ingeniero y académico, Nicolás Majluf, y Anuar Majluf, actual director ejecutivo de la Federación Palestina de Chile.
SU PROYECCION FUTURA Paula tiene ahora su máxima concentración puesta en sus estudios de Dermatología. “Pensé que entrar a la Católica era algo prácticamente imposible porque era difícil. Pero, cuando supe que era la mejor egresada, no dudé en postular y quedé. Fue como un sueño. Es una beca en que al final, como devolución, yo me quedaré trabajando 6 años en el Hospital de La Florida. Algo a lo que ella está dispuesta: “Feliz. Es que yo estoy acostumbrada a estudiar y trabajar en hospitales públicos. Así es que no tengo ningún problema”.
Carmen Schmitt Yoma
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