Revista de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares - Tomo XXXIV – Número 2, 2011.

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 2, 2011, pp 127-132

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Hablamos de esta cuestión, porque sin discurso, no hay escritura. Y, si hay discurso está ocurriendo alguna forma de lazo social. Cuando se habla, debido al inconciente que se produce entre los hablantes y lo atesorado en lo inconciente de cada sujeto de la enunciación, se producen los enunciados. También incide el Yo, con sus tres resistencias (de represión, de transferencia, de beneficio secundario). El Superyó, positiva1 o negativamente, según sea su relación con ideales y con cuáles. También la articulación Ello Superyó, en función de qué hábitos de goces genere. Al escribir, se es cruzado al menos, por todos esos vectores. Ellos operan, tanto en lo que la memoria va seleccionando, como en las conjeturas que el aparato de pensar pensamientos 2 va estructurando. El psicoanalista escribe: hablado por sus analizantes, sus maestros, sus lecturas, sus colegas. Comenzada la escritura, se dialoga con lo escrito a iniciativa de éste, que nos habla. Del discurso en que el escritor se sentía amo, va pasando al de la histérica. En él, si no es demasiado necio registrará el agujero que lo escrito como S1 (significante amo), le hace a su creencia (S2) sobre lo que escribió. Lo escrito, puede terminar como puro desperdicio de saber, o como alguna renovación en la producción de saber. El lector anónimo, es una gran figura superyoica que planea su sombra sobre los que escribimos. La escritura de seguidistas, tiene la facilidad de que no escribe, repite lo escuchado o leído. Pero eso no es escribir, es copiar, antiguo y digno oficio previo a la creación de la imprenta. Escribir, es crear. La creación puede ser artística, científica, filosófica, política. Se da en quienes no copian, se inspiran. También se puede ser repetidor y no creativo en la escritura científica. En 1978, comencé a escribir sobre psicoanálisis polemizando. Me apoyaba, casi copiaba, a Freud y Lacan. Luego fui siendo más creativo, sin perder a ellos y otros, como referentes. ¿Escribir, es repetir o sólo citar, lo ya escrito por otros? No, es hacer trabajar esos escritos, en función de nuevos reales que 1 2

Ver el artículo «El Humor» de Sigmund Freud. En Volviendo a Pensar de Wilfred Bion.


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