RODRIGO SOLÍS Bicho parada de lunes a viernes en conferencias, ferias ganaderas, expos, convenciones, centros comerciales, con la misma ancha sonrisa, estoica, soportando miradas lujuriosas y proposiciones, tanto de viejos rabo verde como de jovencitos metrosexuales calenturientos. Bicho quemándose las pestañas delante de libros de biología, venciendo el sueño luego de extenuantes horas de trabajo; un maniquí humano tras los aparadores de tiendas modernas, decidida a ser el mejor promedio del salón de clase. Bicho sudando sangre en el gimnasio, comiendo vegetales, visitando al endocrinólogo, enloqueciendo por sobredosis de Redotex, volviéndose adicta al Slim Fast y a otros licuados mágicos reductivos, sometiéndose a todo tipo de terapias de tortura: terapia de vendas frías, terapia de vendas egipcias, mesoterapia, vacumterapia. Bicho capoteando con elegancia de torero al dueño de una agencia de modelos, cierto proxeneta que se atrevió a sugerirle que acompañara a cenar a hombres de dinero en hoteles lujosos de la ciudad. Bicho sonriendo e hipnotizando al director de la universidad, semestre tras semestre, para que la mantuvieran becada en esa escuela impagable donde obtenía las notas más altas. Bicho aferrada, constante e infatigable, a sus clases de teatro. Bicho yendo de pasarela en pasarela sin cobrar un quinto. Bicho perfeccionando su inglés en la madrugada. Bicho durmiendo sobre las tapas de los libros de mis autores favoritos, rendida, exhausta. Bicho sollozando, tiritando de miedo, grabando a fuego en mi alma tres palabras que nunca olvidaré: no quiero morirme. Bicho ingresando a un quirófano para sacarse grasa. Grasa incómoda, horrenda, asquerosa, acumulada año tras año por comer deliciosas golosinas que robaba furtivamente de la alacena, frituras crujientes que llenaban la culposa felicidad de sus días de niña. Bicho con los ojos hinchados, enrojecidos, hablando noches enteras y sin obtener ninguna respuesta de ese señor que le decía “mi princesita”, y que un día cayó fulminado por un derrame cerebral. Bicho y el ensayo que nunca pude escribirle. Y que tal vez nunca pueda escribir.
UN LINK AGRAVADO POR EL VÍNCULO.
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