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La poesía sorprendida, un fenómeno literario visionario e innovador

Por Radhamés Reyes-Vásquez

De todos los movimientos literarios surgidos en la República Dominicana durante el pasado siglo XX es La poesía sorprendida probablemente el más importante y amplio, y el que mayores aportes ha hecho al acervo cultural. Con su lema Poesía con el hombre universal, reunió en su seno a un grupo de poetas e intelectuales que, en su mayoría, dejaron textos fundamentales en la historia de la literatura.

Sus nombres fundamentales -Franklin Mieses Burgos, Manuel Rueda, Antonio Fernández Spencer, Aída Cartagena Portalatín, Freddy Gatón Arce, Rafael Américo Henríquez- en momentos históricos tan dolorosos como los que vivía el país dieron a la poesía dominicana tonos fundamentales, desde el canto amoroso hasta la crítica social solapada en ambigüedades.

La voz más alta de ese movimiento y una de las más significativas en Hispanoamérica, Franklin Mieses Burgos, fue el primero es advertir, en asombrosos ritmos y musicalidades y transparencias de un lirismo siempre ascendente, solo comparable con algunos textos de Rubén Darío, las fatalidades y los peligros presentes durante aquellos años en unos versos, siempre endecasílabos, con un decir soterrado por las posibles implicaciones políticas. Mieses Burgos era un arquitecto de la lengua como queda demostrado en cada texto. No hay en su obra ni un solo verso libre, sus textos son obras de orfebrería, es el gran clásico dominicano muy citado y poco leído a quien su fraterno Federico Henríquez Grateraux ha llamado el sembrador de voces .

Amplio y hermoso es el mundo en la poética de Mieses Burgos. Mundos metafísicos, filosóficos, en los que cuestiona al mismo Dios, el simbolismo, la palabra imantada y siempre bien pulida. Franklin se pasó la vida contando versos, tomando la medida de las sílabas hasta no incluir en su obra un verso libre. Es un poeta clásico (y hasta preciosista) al estudio de cuya obra han sido dedicados libros enteros trabajos de investigación e interpretación como el importante La poética de Franklin Mieses Burgos del consagrado crítico e intelectual Diógenes Céspedes cuya primera edición corresponde al año 1997 en la colección BanReservas, Anteriormente Freddy Gatón Arce había publicado una antología de Mieses Burgos con un estudio preliminar y una edición de su Poesía completa a cargo de Federico Henríquez Gratereaux publicada por la Universidad Católica Madre y Maestra. Luego, la más reciente es de la Editora Nacional, del año 2017, selección del propio Henríquez Gratereaux y el poeta José Enrique García. Franklin Mieses Burgos, el sembrador de voces, con el mismo estudio de Henríquez Gratereaux, una bella y cómoda edición, aunque no completa. Recuerdo ahora, porque la tengo a mano, las Obras completas publicadas en el año 2000 por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, donde está incluso su obra de teatro en verso. Es lo más completo que se ha publicado de la obra de Mieses Burgos.

Hombre de combate y en un tiempo acérrimo enemigo del comunismo, de los que integraron la Radio San

Isidro durante la contienda del 65, Antonio Fernández Spencer, poeta finísimo e intelectual de altos vuelos escribió en el exterior algunos de sus libros más importantes. En estos días el poeta e intelectual Cándido Gerón ha publicado en la colección del Archivo General de la Nación, nueve volúmenes contentivos de los trabajos críticos que Spencer dejó en su baúl. Es, indudablemente, el más elevado aporte de la obra del humanista Fernández Spencer.

Spencer fue un sabio y hasta un extremista que en las postrimerías de su vida escribió algunos de sus mejores libros de poesía, superando incluso a otros libros suyos que fueron premiados en España, como Diario del mundo y Bajo la luz del día . Pocos hombres con tanta pasión por la poesía, la filosofía y el conocimiento, como él, ha habido en nuestro país. Su obra es trascendental y sus influencias tanto de los clásicos como de los modernos, son notables, no así su pensamiento siempre aguerrido, su manera de expresarse en las conversaciones, en las cafeterías donde era rodeado por los jóvenes y mayores que lo escuchaban con admiración y embeleso.

Será difícil establecer qué vale más, si el Spencer filósofo o el poeta, porque indudablemente fue la poesía su pasión fundamental. Pero aún así me pregunto si fue un hombre de ideas o, como él mismo decía, un ladrón de versos. Sé que fue un gran poeta y que muchas de sus páginas escritas en su primera juventud conservan la frescura de ser leídas como si hubiesen sido escritas ayer.

Gran parte de su obra poética fue editada por la Biblioteca Nacional en la colección Orfeo creada durante la gestión del escritor Cándido Gerón en el período 1984-1986 del siglo pasado. Posteriormente la ya desaparecida Universidad Interamericana publicó un hermoso volumen de su poesía, pero no hay realmente una poesía completa suya porque Fernández Spencer escribió y publicó poesía hasta el mismo instante de su propia muerte, ocurrida el mismo día en que le sería entregado el Premio Nacional de Literatura, el más alto reconocimiento que se concede en el país a los trabajadores de la literatura.

Manuel Rueda, otro sólido estandarte de La poesía sorprendida, se ganó la admiración y el respeto de la comunidad intelectual desde que, siendo muy joven, mientras estudiaba piano en Chile sorprendió con un manojo de hermosos sonetos, Las noches, en el año 1949. Luego, en el año 1963, publica un libro fundamental, La criatura terrestre, donde por primera vez e poesía aparece el rayano como concepto del hombre fronterizo. No olvidemos que Rueda nació en Monte Cristi en el 1921.

A su labor poética y su sólida formación intelectual, sin obviar las habilidades del gran pianista que fue, agrega la escritura de obras de teatro fundamentales como Vacaciones en el cielo y La tía Beatriz hace un milagro. Pero también posteriores libros de poesía como Las edades del viento, Por los mares de la dama y La metamorfosis de Makandal Párrafo aparte merece la creación del movimiento poético

Pluralismo y su texto de credencial Con el tambor de las islas, movimiento que en principio despertó el interés de algunos jóvenes poetas pero que con el tiempo ni el mismo Rueda lo continuó.

Nos ha dejado, además, un libro memorable, Papeles de Sara y otros relatos, donde pone al desnudo la maestría en el manejo del lenguaje y las técnicas de la narrativa moderna. Laura en sábado es una pieza magistral, una novela corta con todos los encantos de una verdadera joya literaria, como también su novela Bienvenida y la noche, donde narra las bodas del teniente Rafael Trujillo Molina y Bienvenida Ricardo en Monte Cristi. Joya literaria llamó Vargas Llosa a este libro de madurez.

Manuel Rueda fue un virtuoso, un maestro, un escritor de elevada conciencia y desmesurado talento, un ser excepcional que con su obra y formación se ganó todo el respeto del auditorio nacional.

Freddy Gatón Arce, otro de los escritores más importantes de ese movimiento, fue un hombre huraño a veces, quien, entre silencios, escribió una importante poesía, a veces carente de ritmo pero siempre el buen verso bien cincelado. Después de una extensa y brillante labor como director del primer periódico vespertino dominicano, empezó a publicar libros de poesía con frecuencia. Ya en su primera juventud había escrito Vlía, señalado como el primer texto surrealista escrito en nuestro país. Pero Gatón Arce fue fundamentalmente un poeta artesanal. Su Poesía completa fue editada por la Universidad Central del Este y está conformada por más de doce libros de poesía. Poeta brillante que buscaba siempre la palabra sonora, el acento adecuado, ha sido leído y respetado, pero jamás imitado ni comprendido.

Aída Cartagena Portalatín, la única mujer de La poesía sorprendida, poeta y narradora importante, escribió el grito de guerra de la mujer. Una mujer está sola: Una mujer está sola. Sola con su estatura. / Con los ojos abiertos. Con los brazos abiertos. En poesía fue La tierra escrita su libro más importante, pero en materia de narrativa nos dejó Escalera para Electra, finalista de los premios Seix Barral y La tarde en que murió Estefanía, ambas novelas cortas.

La obra de Cartagena Portalatín, a pesar de su brevedad, nunca podrá ser indiferente en la literatura dominicana, y así hay entre los sorprendidos un puñado de textos cuya importancia no ha sido reconocida aún. Rosa de tierra , la maravilla de Rafael Américo Henríquez. Un caso extraño: se sindica a Mariano Lebrón Saviñón como el fundador de La poesía sorprendida, pero la poética de Lebrón Saviñón es, a mi juicio, la más débil y la menos significativa de cuanto escribieron esos poetas. No es un poeta importante sino un retórico y un estudioso de la cultura dominicana. No queda por su poesía sino por lo que vio, por lo que dijo en prosa, por el trato siempre cortés que dispensaba a los demás. Hombre bueno y correcto, Lebrón Saviñón dedicó más horas a caminar por toda la ciudad y a observar que a escribir poesía. Lo recuerdo con cariño y con el respeto que siempre nos dispensó.

La poesía sorprendida, ya para cerrar, fue un movimiento visionario e innovador que nos legó gran parte de los mejores poemas escritos en el país. Poesía todavía fresca, vigente, legible.

La visita al país del poeta francés André Breton y su reunión con los poetas sorprendidos en casa de Franklin Mieses Burgos será motivo de otra entrega.

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