24 Cuadros N° 25

Page 26

La serie de origen norteamericano fue creada, escrita y producida por Alan Ball y transmitida originalmente desde el 3 de junio de 2001 hasta el 21 de agosto de 2005 por la cadena HBO. Consta de un total de 63 episodios, de unos 55 minutos cada uno, distribuido en cinco temporadas. A pesar de haberse cumplido más de una década de su estreno y más de siete años de su final, como han visto, la sigo nombrando en presente en un crédulo homenaje a lo que ya fue pero sigue vigente en aquellos que compartimos su vital desarrollo, como suele suceder respecto de un querido difunto al que no queremos perder del todo. El pasado, más o menos reciente, informa que Six Feet Under fue reconocida por los críticos como una de las grandes series de la historia de la televisión, de la misma forma que su final fue considerado como una de las mejores conclusiones de un producto audiovisual de la década. También, que fue nombrada en tercer lugar por la revista Cinemanía en su lista de "Las 50 mejores series de televisión del siglo XXI" y apareció en la lista "All-time 100 television series" de la revista Time. Pero a los fines de esta nota, todos éstos son sólo datos estadísticos, sin mayor valor agregado. Me interesa, eso sí, compartir con ustedes este recordatorio de la serie (y una invitación a que la vean) por sus cualidades intrínsecas, que no necesitan del reconocimiento de ningún ilustrado para que cualquier espectador o muchos, para plantearlo de manera más modesta, sientan que se está frente a una obra maestra de la pequeña pantalla a la que, incluso, un solo visionado no le haría justicia. Pienso que Six Feet Under supera, como pocas, el concepto tradicional de serie de televisión, dadas sus particularidades. Cada capítulo está escrito con exactitud, tiene una sublime dirección y los actores no tienen desperdicio. El delicado tema de

la muerte, que es el eje argumental sobre el que giran todos los personajes, marca la estructura de los episodios que se caracteriza por la presentación del fallecimiento de una persona al comienzo de cada entrega. Su funeral, en el domicilio de los protagonistas, se desarrolla junto a los vaivenes de la conflictiva trama principal con la que el eventual muerto y, a veces, sus circunstancias tienen emotiva relación en el entramado dramático. Excepcionalmente, cuando el tratamiento lo pide, algunos capítulos no siguen esta estructura pero sin boicotearla, sino por el contrario, para darle nuevo impulso a su consecuente regreso. Realizativamente la serie suele valerse de recursos como los flashbacks, los sueños, las fantasías, que aportan un funcional toque surrealista que no desentona con la dinámica general que se apoya en una ajustada combinación de instantes de hilarante comedia con escenas de un profundo dramatismo. En el capítulo de inicio, el patriarca de los Fisher muere en un accidente de tránsito y, a partir de ese momento, el acontecimiento da pie a la progresiva evolución de los personajes principales, fundamentalmente en los casos de su viuda y de sus tres hijos, que seguirán con la tradición familiar del negocio funerario, manteniendo a la muerte como el principal insumo que les proporciona el pan de cada día. En un intento por definir el planteo conceptual de la obra, Alan Ball, su principal responsable creativo, lanza una serie de preguntas inquietantes desde la base argumental que la propuesta ficcional impulsa: “¿Quiénes son estas personas...estos directores de casas funerarias que contratamos para que enfrenten a la muerte por nosotros?” “¿Cómo afecta sus vidas el crecer en un hogar donde hay cadáveres en el sótano, el ser un niño e ir junto a tu padre que está trabajando con un cuerpo abierto encima de una mesa?”

“¿Cómo te afectaría eso a ti?” Y estas inaugurales inquisiciones provocan para los espectadores el primer desafío, funcionando como un eficaz gancho germinal que los terminará enredando, hasta cautivarlos, envueltos en una sutil red de silencios, ausencias y sueños. Inmersos en un estado distinguido por la aparición de alucinaciones o imágenes parecidas a las de un sueño, los espectadores vivenciarán con gran intensidad la búsqueda interior del yo verdadero de los personajes en un universo repleto de soplos especiales que vibrarán sin solución de continuidad en excelentes capítulos hasta elevarse en un final apoteósico. A partir de la repentina muerte de Fisher padre, el mayor de los hermanos, Nate, vuelve al hogar y se incorpora a la empresa fúnebre familiar, recuperando, además, la Los cables tampoco se veían convivencia con mamá Ruth (que intenta sostener el liderazgo sobre la prole), su hermano menor David (que gestionará con él el negocio) y la pequeña Claire (todavía adolescente) al mismo tiempo que comienza una controvertida y apasionada relación sentimental con Brenda, su nuevo amor. Lejos de la influyente presencia física del patriarca, fallecido, cada miembro del clan iniciará una marcha trascendente en búsqueda de su lugar en el mundo, pero sin sacar del todo los pies del plato. Como sucede con los Fisher, las personas, por lo general, se ocupan de sus asuntos cotidianos como si la sombra de la muerte deambulara en paralelo a su destino, no piensan que los caminos propios de la vida y de la muerte vayan a cruzarse más que una vez en su existencia y, de esta manera, eluden el peso relativo de su finitud, sometiéndose a la inercia prepotente de un presente que con sus fracasos, debilidades o desdichas, los


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.