Revista diez 240

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28 de julio de 2014. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari

Cuauhtémoc Alcázar

Tecnología y vida David Tovilla


Lectura de una fotografía donde falta una E.

Tecnología y vida

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Fotogramas parlantes 24 Entrevista con Cuauhtémoc Alcázar

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El miércoles 30 y el jueves 31 de julio, el Teatro de la Ciudad se llenará de alegría. Comitán está de fiesta, celebra su festejo más importante, el cumpleaños de su santo patrón: Santo Domingo. Esos días, algunos de los mejores contadores de anécdotas compar rán escenario. La gente de Comitán respeta y celebra este po de actos. Las anécdotas están pegadas a nuestra piel, nos recuerdan la importancia de la preservación del lenguaje. Muchos elementos de iden dad se conjugan a la hora que los amigos se reúnen y cuentan anécdotas. Estamos de fiesta y lo celebramos con la picardía y el humor caracterís cos de los comitecos.






DESPUÉS DE LA VIDA, HERMANO, DESPUÉS DE LA VIDA Todo mundo dice que debe ser en vida; que los homenajes deben ser en vida del homenajeado. La gente dice: después de muerto ¡ya para qué! El sábado 26, amigos de Juan Manuel González Tovar ofrecieron un homenaje en su memoria. Fue una reunión de amigos, como si estuviesen en el pa o de la casa y bebieran un poco de comiteco en una lata de jumex y movieran los pies debajo de la mesa y botanearan y el cielo se derramara encima de ellos, porque la noche era fresca, no presagiaba lluvia y el cielo estaba lleno de estrellas. Juan Manuel falleció hace poco empo. Algunos amigos quisieron ofrecerle un homenaje, todavía en vida, pero otros amigos dijeron que no, que se esperaran tan to, en las caras de estos úl mos brillaba la esperanza de su recuperación y de que él asis era pleno y declamara y cantara “My way”, su canción preferida, su línea de vida. La noche del 26 fue una noche llena de estrellas, como si el pa o se inundara de luz. Bastaba levantar tan to la mirada para ver y oír el canto de esos maravillosos grillos saltarines que se llaman Pepe Román, Lili Escamilla, Gil mendoza, Trío Rubí, Cothy Soto y muchos más. Alguien comentó: “es una pena que no esté Juan Manuel”. Sí, fue una pena, no sólo que no estuviera presente, sino que, una mañana cualquiera, hubiese muerto. Pero, se sabe, la vida ene fronteras infinitas y éstas no las puede cruzar el hombre mortal. Para alcanzar el infinito, se en ende, el hombre debe volverse infinito, también, polvo de estrellas y revolverse con el Universo. Pero, ¿de veras para nada sirve hacer un homenaje a quien ya no puede presenciarlo? ¿De veras? ¡Es una idea falsa! La noche del 26, quienes estuvieron presentes en el homenaje a Juan Manuel, pudieron comprobar que los homenajes después de la vida, son maravillosos. Si los amigos se hubiesen conformado con saber que no le hicieron su homenaje en vida, todo hubiese caminado con la cara boba que siempre ene la grieta. Haber hecho un homenaje a Juan Manuel después de muerto alentó el llanto de muchos y la sonrisa de más. Fue una descarga de energía vital que, igual que lo hizo el espíritu de Juan Manuel cuando respiró por úl ma vez, se unió a ese torrente infinito que se llama eternidad. ¿Quién puede decir que ese ritmo de bongó, a la hora que Francisco Morales tocó las percusiones, no se unió al polvo que ahora es Juan Manuel? ¿Quién puede afirmar que la voz de Alejandro Morales no tocó una de las garras del Puma? ¿Juan Manuel está en el cielo? No lo sé. En todo caso sería el primer puma con alas. Lo que sí sé es que Juan


Manuel es una mota de luz infinita y tal vez, tampoco lo sé, tal vez, lo que sucedió la noche del 26 no fue más que una línea de luz para la luz. ¡Qué bueno que existan los homenajes en memoria! ¡Qué bueno que se haga después de la vida! No todo mundo soporta estar sentado en medio de una hoguera, mientras todos los demás queman incienso por el homenajeado. En cambio, después de muerto, el muerto ni se entera. Quien sí se entera es el infinito y, como el homenajeado ya forma parte de ese hueso duro de roer, la luz da más luz. ¡Cómo no va a ser bueno que se haga homenajes después de muerto si ese homenaje permite escuchar la maravillosa voz de Andrea González Jiménez (sobrina nieta del Puma) y del talento a ras de erra y a punto de ala de Mar n González Jiménez (hermano de Andrea)! Que Dios bendiga a los amigos de Juan Manuel que usaron el mejor pretexto para compar r, para llenar de luz el Teatro de la Ciudad, para decirnos que los homenajes después de la muerte sirven no para regar agua bendita en el cuerpo del ausente, sino para prender la esperanza en el corazón de los vivos, de quienes caminan por la ladera azul del recuerdo y de la emoción. La noche del 26 muchos hombres y mujeres, como si lo hicieran al derredor de una hoguera, cantaron, bailaron, declamaron y bebieron a la salud de un hombre: ¡Juan Manuel! A mitad de la noche, en plena selva, un rugido se trenzó en las lianas, un grito que dijo: “¡Sí, señor!”. (Fotogra a: Claudia González).


TecnologĂ­a y vida David Tovilla


El consumo se ha transformado a partir de la consolidación del Internet como principal herramienta de la época. La cultura digital ya no es una elección: se asume, ahora, con naturalidad. Los proveedores de celulares han informado que ya no son las llamadas telefónicas la principal demanda sino los datos. El teléfono celular cambió de ser un medio de comunicación a un instrumento de diversión: una distracción permanente. Aunque se disponga de una computadora, se acude al móvil aún cuando la pequeña pantalla implique dificultad para ver. La revolución digital, a esta altura, ya transformó la vida y es parte de ella. Hasta los “botaneros” deben tener servicio wi-fi para que las tabletas se conecten y distraigan al acompañante o bien pueda utilizarse para corroborar un dato en el debate circunstancial. En la misma tendencia de naturalización de aplicaciones, artefactos, recursos, programas y demás, lo que prevalece es la utilidad concreta. La preferencia del usuario está asociada al beneficio tangible que recibe: qué le proporciona, resuelve, facilita es la llave para mantener su lealtad y la extienda a recomendación. Disposición permanente y contribución a hacer son dos requerimientos del consumidor actual. Vivir, escuchar y ver en 2014 es muy diferente a como ocurría apenas el año anterior. La revista “Letras libres” dedicó su número 182, de este año, a reflexionar sobre el futuro de la televisión. Sí, porque aquellos tiempos en que debía esperarse una semana para ver el capítulo de una serie; dejar la grabadora de video puesta; o pedir a un conocido que lo grabara, son anécdotas pasadas. Hoy existe la televisión a la carta: a la hora que el consumidor pueda, quiera y decida ve lo que desee. Esto es: la agenda no está en manos de los emisores. Ya no es la dinámica unilateral de los medios de diversión quienes determinen cuándo y cómo. Ahora, el receptor elige las circunstancias y procede a disfrutar lo que más le apetece cuando así lo prefiere. De nueva cuenta aparece ese rasgo del beneficio buscado: moverse a sus anchas en la televisión por demanda; o ser rehén de los tiempos, modos y contenidos de la antigua televisión. La oferta musical también tiene otros caminos. Las novedades de todos los géneros musicales están, ahora, en línea. Los descubrimientos se realizan en sitios en donde se crean listas de reproducción que pueden escucharse con gratuidad en

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alguna proporción. Desde hace varios años existían las radios digitales con una infinidad de opciones en contenido. La radio satelital sólo resultó funcional en aquellas entidades, en lo geográfico, cercanas a los centros emisores como Estados Unidos y, además, de forzoso pago. Todo esto confirma que la verdadera guía musical está en Internet. Esto no riñe con la compra, puesto que una vez descubierto un tema puede buscarse cómo adquirirse todo el volumen o la canción en específico. Las pautas y el consumo mismo cambiaron con el Internet. Con ello se modifica la cultura en general, es decir, la vida.

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FOTOGRAMAS

PARLANTES

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Acá haciendo fila para entrar al masivo de la feria Comitán 2014.

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Te dije que la película iba a estar aburrida, mejor hubiéramos ido al Mero Lek, donde están los mejores contadores de anécdotas comitecas.

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No, mis niñas, ustedes no soñarán con sueños americanos. Lucharé porque sus sueños se cumplan en su patria.

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Chin, tiene como un mes que espero que pase el cami贸n que va al pante贸n.

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PerdĂłn, acĂĄ no se trepan migrantes, es tren de un paĂ­s de primer mundo.

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Cuauhtémoc Alcázar


Cuauhtémoc Alcázar pla ca sobre personajes y casas de Comitán. En esta ocasión habla sobre El Rich y El Mocoso, dos personajes entrañables de este pueblo. A con nuación, responde las siguientes preguntas: ¿Quién fue El Rich? El Rich, le decíamos todos, se llamaba Ricardo Figueroa. Algunos le decían Carlos Tercero, no sé por qué. A veces le decían El campeonato del estado, porque era aficionado al canto o de eso vivía. No era un limosnero. Se sentaba en las calles y empezaba a cantar y la gente le daba sus monedas. Estamos hablando, más o menos, de un personaje de los años 50. ¿Cómo fue que conoció a este personaje? Él era una persona de la calle. Resulta que en una ocasión, un trece de junio, día de San Antonio, había un gran festejo en el parque de San Sebas án. Un grupo de gente estaba oyendo cantar al famoso Rich, yo no lo conocía, me acerqué a ver y vi que todos le pedían canciones. Yo recuerdo dos canciones que él cantaba: mi caballo ensillado y el famoso cafetal. Ese mismo día que lo conocí, nosotros íbamos al cine gra s. ¿Este personaje era originario de Comitán? No. El Rich había llegado de Chicomuselo. Siempre mencionaba a un o, don Anatolio Torres. Después yo averigüé quién era don Anatolio y efec vamente era un señor que tenía dinero allá en Chicomuselo. Era dueño de cafetales. No obstante el apellido, El Rich decía que era su o y que ya se iba a ir porque la vida estaba muy jodida. 'Ta jodida la vida, o, nos decía siempre. Era un hombre fuerte, de esos que se hicieron cargando cosas. Tenía una estatura de 1.55, más o menos. Siempre estuvo descalzo. ¿Cómo era esto del cine gra s? En San Sebas án, en la calle donde está la enda de doña Mariana Pérez y el portal donde ahora está la estatua de Fray Ma as de Córdoba, ahí llegaba el cine gra s. Era muy bonito porque además de que no nos cobraban la entrada, empezaba a oscurecer como a las seis o siete y la gente se ponían enfrente, no había sillas, por lo regular estábamos parados. Ahí tuve la oportunidad de conocer a Charles Chaplin, que no hablaba pero lo que hacía era suficiente para diver rnos. A través del cine gra s comenzó el despertar del sexo para los jóvenes. Llegábamos y antes de que se oscureciera mirábamos donde estaba una muchacha que más o menos nos permi era pla car. Nos acercábamos. Cuando veníamos a ver ya estábamos agarrados de la mano. A veces salía contraproducente. Todas las señoras o damas cerraban su casa, con una llave de unos quince cen metros que parecía un arma. En el caso de los hombres, la llave grande cabía muy bien en la bolsa de atrás del pantalón, pero en el caso de las mujeres tenían que llevarla en la mano. Si no le gustabas o le caías mal, la muchacha te daba un llavazo. Yo vi muchos. A mí me tocó un llavazo. En la feria de La Pila siempre se formaban tres ruedas, en el centro una donde iban damas y caballeros, la de en medio y a la derecha puros hombres; a la izquierda, en contra a las manecillas del reloj, una rueda de hombres y mujeres. Siempre se respetaba. Cada pasada mirabas por un lado y otro, comprabas tu bolsa de confe . Si le echabas confe a una damita es que te gustaba, si te sonreía es que eras correspondido y te podías colar. Pero a veces se enojaban, o pasaba algún atrevido, agarraba donde no debía, y la dama sin pensarlo le daba un llavazo. ¿Quién patrocinaba el cine gra s? Ese cine gra s lo traía Mejoral. Mejor, mejora, mejoral, era su slogan. Era cine de esa compañía. El Mejoral era la

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maravilla, es lo que se usaba en lugar de la aspirina. También el Sonrisal, todavía no había Alka-seltzer, eran tabletas efervescentes para las agruras y el malestar estomacal. Ellos lo traían. Ahora me acuerdo que también se anunciaban los cigarros Rialtos, y los cigarros Cadetes, luego los cigarros Belmont, de la compañía El Águila, que luego sacaron el Fiesta. Lo del cine lo anunciaban por sonido en la calle, de un lado del carro la imagen de Mejoral y del otro la de Sonrisal. Se corría la voz para que fuéramos a ver. ¿El Rich le me a al trago? Sí, le me a. En la casa de don Francisco Bermúdez, vivían doña Luz Tovar, esposa de don Pancho, Maruca, Marina, Lupita, La güera, Carmelita; siempre han sido unas personas que se han dis nguido por ser unas personas muy carita vas, muy altruistas. Ellos le daban de comer al Rich. Ellos vivían enfrente de donde ahora está el Pabellón Municipal. El Rich también comía erra. Veía en las calles unos boquetes, rascaba y empezaba a tragar erra. Por eso era un estomago de piedra el que tenía. En la otra casa, la de la mera esquina, frente a la iglesia de Jesusito, no contra esquina, sino donde está la veterinaria, ahí vivía don Adolfo Argüello Guerrero, casado con doña Elenita Mandujano Domínguez, otra señora muy bondadosa. Tenía dos sirvientas, la Pascuala y la Carmen. Ellas eran las que se encargaban de dar de comer al Rich, ya tenían su traste, una tacita toda despeltrada. Le daban frijoles, tor lla, pozol. Con su dinerito que le daban le me a a su trago, tenía su grito especial cuando andaba medio tomado: “ujey, ujey.” ¿Y quién fue Mario Mocoso? Mario Yáñez fue otro personaje de Comitán. Él sí era comiteco. A él lo traté porque entrenábamos en el Río Escondido. Era un hombre de 1. 85 de altura o de 1.90. Un hombre fuerte. Se dedicaba a cargar cosas. Le decían Mario mocoso porque tenía una especie de sinusi s y nadie se lo curó, entonces constantemente le estaba fluyendo la nariz. Se sonaba con la mano o con algo, pero siempre andaba con las fosas nasales tupidas. ¿Se enojaba porque le decían Mario mocoso? Ah, cómo no. Pero algunas veces. En otras ocasiones se reía. Él era de ojos claros, bien parecido. Me imagino que el papá fue un hombre que vino de por ahí porque no fue comiteco. Mario era un hombre muy servicial. Mucho empo estuvo ayudando a doña Chelo Cris ani, cuando empezaba el Hotel Del n. Mario salía del hotel Del n con dos canastas de mimbre, con aro. Iba al mercado Primero de Mayo. Ahí compraban todo lo que se necesitaba para el hotel, para las comidas. Mario regresaba con una canasta en cada brazo. Le daban su propina o ahí desayunaba, y ya se iba feliz de la vida. Por la tarde nosotros boxeábamos, donde ahora está Elektra, ahí era el famoso restaurante y hotel Río Escondido. Venía mucha gente de La Trinitaria, Margaritas y Chicomuselo. Al fondo de este hotel, en el si o, había una caballeriza. Mi compadre Arturo Gómez López, que en paz descanse, le mandó a poner tablas de madera y ese era nuestro gimnasio. Ahí entrenábamos el box. A Mario le gustaba, llegaba retando a todo el mundo, imponía. El sonido era como si alguien estuviese rando un balazo, así se oía cuando somataba el pie, era una cosa exagerada, no usaba calzado porque cuando menos era número trece. Naturalmente que él nos consideraba, porque un golpazo de esos sería brutal. Nosotros éramos más hábiles para esquivar los golpes. Las casas y los personajes son parte de la iden dad de Comitán. Viajar a los empos de antaño a través de la memoria de Temo Alcázar es algo disfrutable.

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Programa del Martes 22 de julio de 2014

Invitados de honor: Luis Enrique Alfonzo Muñoz y Julissa Yamileth Lezama Solís. En la fotografía: Elizabeth, Alejandra, Luis Enrique, Salma, Yulissa, Fredy, Paty y César.

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