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Saskia Juárez: luz y color en el paisaje // Hernando Garza

Reflejos, 2009

Reflejos, 2009

COMO ARTISTA, promotora cultural, catedrática universitaria y formadora de diversas generaciones de creadores, la maestra Saskia Juárez es una de las más destacadas figuras de las artes visuales y del medio cultural nuevoleonés.

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El cerro de Las Mitras, 2010

El cerro de Las Mitras, 2010

En más de 50 años de carrera, a través de su producción en pintura y obra gráfica –y también en escultura, no muy conocida por el público-, ha mostrado perspectivas, horizontes y resolanas de la majestuosidad y monumentalidad de las montañas, los cerros y las sierras que cobijan y son testigos mudos del bullicio, la prisa y la vida del área metropolitana de Monterrey y municipios conurbados, así como de otras comunidades del estado.

La maestra, quien se considera una cronista visual, conoce a profundidad los paisajes tanto del norte como del sur nuevoleonés, ya que por años acompañaba a su pareja, el desaparecido poeta Andrés Huerta, cuando éste vendía medicamento veterinario por pueblos y cabeceras municipales. Mientras él vendía, ella se ponía a pintar rincones, caseríos, montañas.

A través de su mirada y la maestría en los pinceles, además ha capturado la luz a determinada hora y estación del año, luz poderosa en la eterna resolana mencionada por el genial Alfonso Reyes, luz que sobresale continuamente en sus cuadros, al igual tonos multicolores, tanto rojizos, naranjas y verdes hasta grises.

Sus obras conmueven porque refrendan el amor al terruño, son evocadoras y reflejan afecto por la identidad, ya sea al contemplar en su producción una grandiosa montaña de la Sierra Madre, la sombra del árbol sobre el jacal, nopaleras, cielos de intensos azules, bardas y caseríos que se ven diminutos frente a la naturaleza. Son inmensidades y soledades, pero también cerros y el creciente urbanismo, así como los riachuelos o estanques donde los reflejos de la luz invitan a la contemplación y la placidez que nos recuerdan una y otra vez nuestra fragilidad humana ante la naturaleza.

En varias ocasiones ha pintado el Cerro de la Silla, Las Mitras, La Huasteca o Chipinque, lo mismo las ruinas de adobe, Hacienda del Muerto, una calle de Dr. Arroyo, o caseríos de La Barranca, La Escondida, Rinconada, la Laguna de Sánchez y los caminos a Saltillo o Rompepicos. La maestra forma parte de la tradición paisajística nuevoleonesa, quien -a la manera de la Barbizon francesa-, pinta frente al paisaje como lo hicieron por años los pintores Javier Sánchez Treviño, Rodolfo Ríos o Manuel de la Garza, estos dos ya desaparecidos, por citar algunos.

De 1959 a 1962 estudió en el Taller de Artes Plásticas de la entonces Universidad de Nuevo León, y a partir de 1962, con una beca, continuó su preparación en la Academia de San Carlos de la UNAM en ciudad de México. En 1964 fue ayudante del pintor Juan O´Gorman en la realización de un mural en Santiago de Chile. Tres años después realizó una maestría en Artes Plásticas y en 1969 aprobó el examen profesional que la hizo acreedora al título de pintora. Cabe señalar que en 1968 se integró al ya mencionado Taller de Artes Plásticas, antecedente de la Facultad de Artes Visuales, donde impartió clases de dibujo, grabado, pintura y técnicas de pintura y escultura durante 32 años, jubilándose en el año 2000. En 1989 obtuvo el Premio UANL a las Artes y en el 2003 recibió la Medalla al Mérito Cívico del gobierno del Estado de Nuevo León.

Ha recibido decenas de reconocimientos por su trayectoria, como el que obtuvo en 2013 por parte de la Pinacoteca del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León en coordinación con la UANL, a través de la Secretaría de Extensión y Cultura. En ese mismo año, la máxima casa de estudios publicó el primer volumen del Patrimonio Cultural y Artístico, que incluyen obras de la maestra y que se encuentran en diferentes áreas y facultades dela universidad. También en el 2017, recibió el Premio Flama UANL. La maestra ha realizado decenas de exhibiciones individuales y colectivas en galerías y centros culturales de la capital nuevoleonesa y en diferentes estados del país, y a nivel internacional en Estados Unidos y Cuba. Su obra forma parte de la colección de la Pinacoteca del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León y otros centros culturales públicos y privados. Asimismo, ha ilustrado libros, revistas y diarios de la ciudad, y diseñado y realizado de escenografías del teatro regiomontano. Un rubro que falta señalar es el de la promoción cultural, que llevó a cabo con el maestro Huerta, con el que dirigió y coordinó en los años 80 y 90 del siglo pasado “La Fonda de Andrés”, un restaurant y espacio cultural y artístico, en el que se promovieron a muchos valores de las letras, la música y la plástica.

Las obras de la maestra no pasan inadvertidas. Generaciones de estudiantes han dialogado en silencio con el enorme óleo de la maestra que se encuentra en la Capilla Alfonsina; por igual, decenas de personas han apreciado sus paisajes norteños. Paisajes, escenas que ya forman parte de nuestra identidad, de nuestra memoria cultural, de nosotros mismos.

Anocheciendo en la Hacienda del Muerto, 2010

Anocheciendo en la Hacienda del Muerto, 2010

Camino a Saltillo, 2011

Camino a Saltillo, 2011

Rinconada, 2013

Rinconada, 2013

El Potrero de Hidalgo, 2012

El Potrero de Hidalgo, 2012

Los aljibes de Dr. Arroyo, 1971

Los aljibes de Dr. Arroyo, 1971