Revista Mira No. 131

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UNA NAVIDAD DIFERENTE · DESAPEGO ES LIBERTAD · CUÁNDO NACIÓ JESÚS · CAMBIA TU VIDA · ¡NO TE METAS EN MI VIDA! · LO QUE EL SALARIO MÍNIMO ME ENSEÑÓ · CELESTÚN, EL PARAÍSO




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EDITORIAL

No te deseo

un año maravilloso

Elena Goicoechea

“E

ste ha sido un año de grandes aprendizajes”... Ya cuando brindas en Nochevieja con esa frase es que te fue de la patada. ¡Pero es verdad!, las malas experiencias, si las procesas adecuadamente, te hacen crecer. Si no, pues nada más te deprimen. Lo normal es que en un año pase de todo, aunque los hay enconados... De cualquier forma, a mí no me convencen los pensamientos mágicos, recordar sólo lo bueno es irreal. No obstante, rumiar lo malo te desnutre el alma. En 2021 habrá de todo, bueno y no tanto, por lo que te deseo y me deseo que estemos armados con suficientes herramientas internas para manejar y superar lo que venga. Comparto la siguiente reflexión de la psicóloga Mirta Medici:

No te deseo un año maravilloso donde todo sea bueno. Ese es un pensamiento mágico, infantil, utópico. Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres. Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar. Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si corres del lugar de la queja, podrás cambiar. Que no te permitas los ‘no puedo’ y que reconozcas los ‘no quiero’. Te deseo que escuches a tu razón, y que la digas, con plena conciencia de que es solo tu razón, no la del otro. Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo. Que aprendas a tolerar las “manchas negras” del otro, porque también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo. Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderoso. Que crezcas, hasta donde y cuando quieras. No te deseo que el 2021 te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir. Que la felicidad sea el camino, no la meta. Mirta Medici

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REFLEXIONES EN VOZ ALTA

Algunas

lecciones de pandemia

M. Salud Conde Nieto

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REFLEXIONES EN VOZ ALTA

La educación está al servicio del ser humano para que cada quien sea artífice de su destino. Papa Francisco I.

A

pesar de que este año será recordado como uno de los más dramáticos de los últimos tiempos, la llegada de la Navidad es momento de dar gracias por todo lo bueno que haya traído y el fin de año la ocasión propicia para reflexionar lo que ha significado. Aun las circunstancias más difíciles y desfavorables contienen elementos positivos y lecciones que, si las sabemos aprender, se convierten en pasos adelante. Tal vez sea demasiado pronto para ver en perspectiva lo que la pandemia ha representado para la Humanidad en su conjunto y para cada uno en lo personal; sin embargo, han surgido una gran cantidad de visiones, ideas, propuestas que ayudan a esa reflexión. En medio de la pandemia, el Papa Francisco ha lanzado varios mensajes que nos iluminan en ese análisis, en especial uno: la encíclica Fratelli Tutti (Todos Hermanos) que habla de la hermandad como nuestro horizonte vital. La hermandad del género humano, como realidad y como aspiración, es un camino de educación. La construcción de una sociedad en la que todos nos veamos como hermanos y corresponsables unos de los otros es un hermoso propósito que nos implica a todos, especialmente a quienes nos dedicamos a la educación y de forma señalada a los padres y los maestros.

Hacer realidad ese anhelo de hermandad es objetivo y compromiso de familia, los colegios, las universidades, que se convierten en los lugares más adecuados para aprender y reafirmar los valores de la convivencia cristiana y el diálogo incluyente. En la familia Miraflores, desde su Ideario hasta el trabajo cotidiano, tratamos de alcanzar poco a poco, persona a persona, ese horizonte fraterno. “En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan…La justicia y la paz parecen una utopía de otras épocas que está siendo reemplazada por una indiferencia globalizada”, apunta Su Santidad en ésta, su tercera encíclica. Agrega que “hay un reconocimiento básico, esencial para caminar hacia la amistad social y la fraternidad universal: percibir cuánto vale un ser humano, cuánto vale una persona, siempre y en cualquier circunstancia”. Creo que volver los ojos, la mente y el corazón hacia este mensaje del Papa Francisco es una de las primeras y más importantes lecciones de este tiempo de pandemia, y una forma adecuada de prepararnos a la celebración de las fiestas de Navidad y fin de año. Desde esta nueva realidad, en reclusión y a la distancia, a toda la amada Familia Miraflores le deseo una muy feliz Navidad y un sano y fraterno 2021.

• Un mensaje divino

Con las enfermedades Dios nos recuerda lo que verdaderamente importa. Madre Trinidad

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ESPIRITUALIDAD

navidad Una

diferente

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LucĂ­a Legorreta


ESPIRITUALIDAD

Te deseo una muy feliz Navidad, te agradezco tu compañía a lo largo de este año tan especial y te mando un fuerte abrazo virtual con mucho cariño!

caso pensaste el pasado 31 de diciembre, al desear a tus seres queridos un feliz 2020, que ocurriría todo lo que nos ha tocado vivir? Yo tampoco. De lo que sí estoy convencida es de que esta Navidad será muy diferente a las pasadas. No estoy diciendo que será peor que los anteriores, simplemente será diferente. Hemos aprendido muchas lecciones de vida que podemos poner en práctica en estas fiestas. Lo más importante en nuestra vida son las relaciones humanas, sobre todo la relación con nuestros seres queridos. Aunque no podamos abrazarlos o besarlos, podemos decirles con palabras o con una carta lo importante que son para nosotros, y lo mucho que los queremos y necesitamos. Si por cualquier circunstancia estás peleado con algún familiar o amigo cercano, si hace meses o años que no te hablas con esa persona, es momento de dejar atrás rencores y resentimientos para limar asperezas. Toma el teléfono, habla con esa persona y perdónala. El perdón es el mejor regalo que te puedes y puedes dar a otros dar esta Navidad.

¿A

Y qué decir de los regalos que acostumbramos dar y recibir. Una gran enseñanza de esta pandemia y el consiguiente confinamiento ha sido que podemos vivir con muy pocas cosas materiales, sólo las necesarias, no las superfluas. Sugiero dejar los regalos materiales a un lado y a cambio dar un pequeño detalle, una carta o simplemente una sincera felicitación. Lo más probable es que sean muy pocos los brindis de Navidad de las empresas, escasas las cenas con amigos cercanos y seguramente no tendremos las tradicionales posadas. ¿Por qué no destinar el dinero que no gastaremos en fiestas y regalos a aquellas familias que están pasando momentos difíciles, que han perdido el empleo, o más duro aun, que han pérdido a un ser querido? Me gusta esta Navidad diferente: menos gastos, regalos, fiestas, reuniones, y más reflexión, solidaridad, detalles, perdón y amor hacia los cercanos y también hacia los lejanos. Te invito a centrarte y pensar lo que sí tienes en tu vida en estas fiestas: salud, trabajo, familia, bienestar, y dejar a un lado aquello que NO tendremos por el momento. Estoy segura de que esta actitud nos ayudará a ser mejores personas y más felices.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer www.lucialegorreta.com cervantes.lucia@gmail.com Lucía Legorreta

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ESPIRITUALIDAD

CUÁNDO

NACIÓ Leire Ochoa

P Durante la noche del 24 de diciembre y la madrugada del 25 se celebraba en la antigua Roma la solemnidad pagana “Natilis Invicti” (el nacimiento del invicto). Y ese invicto, ese victorioso, era nada menos que el Sol. Por orden del emperador Aureliano, la festividad tenía lugar año tras año. 8

or las mismas fechas, durante el solsticio de invierno, otros pueblos antiguos, como los germanos, los galos y los celtas, celebraban también la fiesta del Sol, a la que se entregaban con cantos, danzas y rituales alrededor de la hoguera. Es común la idea de que la tradición de la Iglesia estableció la fecha de la fiesta del Nacimiento de Jesús en correspondencia con la festividad pagana del “Natilis Invicti”, con el propósito de sustituir el culto pagano y divulgar velozmente el cristiano. Si bien es cierto que el paso de la fiesta pagana a la cristiana fue muy fácil gracias a que la tradición bíblica vio siempre al Mesías como la luz y el Sol: «Nos visitará el Sol que nace de lo alto» (Lc 1,78), el propio Jesús se definió a sí mismo como “Luz del Mundo”, el bautismo se llamó primitivamente “iluminación” y los cristianos se denominaban “iluminados”, es improbable que una fiesta tan central se haya fijado sólo por motivos oportunistas.

Existen muchos indicios de veracidad en las fechas tradicionales en lo que se refiere al mes y al día del nacimiento de Jesús. Para hacer este análisis hay que considerar dos fuentes: el Evangelio según San Lucas y el calendario solar encontrado en Qumrán. San Lucas nos dice que el arcángel Gabriel anunció a Zacarías que Isabel estaba embarazada cuando «oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno» (Lc 1,8). Es posible calcular las veinticuatro clases en las que estaban divididas las familias sacerdotales e identificar la octava clase, la de Abías, a la cual pertenecía el sacerdote Zacarías (Lc 1,5), que desarrollaba su servicio los días 8-14 del tercer mes y los días 24-30 del octavo mes. Estas últimas fechas corresponden a finales de septiembre, nueve meses antes del 24 de junio, fecha del nacimiento del Bautista. En consecuencia, el anuncio a la Virgen María «en el mes sexto» (Lc 1,26) de la concepción de Isabel correspondería al 25 de marzo.


este año como primero de la era cristiana. Paulatinamente este nuevo calendario fue tomando importancia, primero entre los cristianos y después en el mundo secular. Es el calendario que hoy se reconoce universalmente. Aunque Dionisio hizo un buen trabajo, no pudo saber la fecha exacta del Nacimiento de Cristo. Su error radica en el hecho de que, según sus cálculos, el Nacimiento de Jesús se produjo tras la muerte de Herodes, es decir, unos cuatro o seis años después de la fecha en la que realmente aconteció, que correspondería al año 748 de la fundación de Roma. Sin embargo, el cronista Flavio Josefo nos transmite que la muerte de Herodes I el Grande ocurrió después de 37 años de reinado; considerando que subió al trono en el año 40 a.C., el año de su muerte sería el 4 a.C. Confirma este dato un acontecimiento astronómico que el cronista recuerda antes de la muerte del monarca: hubo un eclipse lunar, que tuvo que ocurrir entre el 11 y el 12 de abril de 4 a.C. Por esa razón, si la fecha de la muerte de Herodes se produjo en el 4 a.C., Jesús no pudo nacer más tarde de ese año. Estudios posteriores indican que Cristo nació varios años antes de lo que calculó el monje Dionisio: Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande. Los Evangelios y el

historiador Macrobio señalan que Herodes murió poco después de la masacre de los Santos Inocentes. También sabemos, según los datos del historiador Flavio Josefo, que Herodes el Grande murió en el año 750 de Roma. Por lo que se deduce que Jesús debe haber nacido antes de ese año. Según San Lucas, Jesús contaba con unos treinta años cuando fue bautizado. Ahora bien, como San Juan Bautista comenzó su ministerio el año 15 del reinado de Tiberio, tenemos un punto de referencia. El año 764 de Roma es la fecha más probable del principio del reinado de Tiberio. Si añadimos quince años para llegar al ministerio de San Juan Bautista, estamos en el año 779 de la fundación de Roma. Si para entonces Jesús tenía treinta años, El nació el año 749 de la fundación de Roma, es decir cuatro años antes de lo calculado por Dionisio. La fecha del Nacimiento de Jesús sería el año 4 a.C. La posible imprecisión de la fecha en ningún modo disminuye la importancia de la celebración del Nacimiento de Jesús. No cambia la realidad histórica y trascendental de que el Verbo Eterno se hizo hombre y habitó entre nosotros para salvarnos. Lo importante no es la fecha del Nacimiento, sino el Nacimiento en sí mismo, que originó el advenimiento de la Era Cristiana.

ESPIRITUALIDAD

Se puede, por tanto, determinar el 25 de diciembre como la fecha histórica del nacimiento de Jesús, la cual empezó a considerar la Iglesia como oficial entre los años 325 y 335 después de Cristo. En el Concilio de Nicea del año 325 no se menciona, pero sí aparece como algo familiar en el año 336. En cuanto al año del Nacimiento de Cristo, la teoría más aceptada entre historiadores y estudiosos es que éste no fue calculado correctamente en su momento. Se habla de un error cometido por el monje y astrónomo Dionisio el Exiguo (siglos V-VI), uno de los hombres más sabios de la época, a quien Roma encargó proseguir la compilación de la tabla cronológica de la fecha de Pascua preparada en tiempos del obispo Cirilo de Alejandría. El monje tomó como punto de partida la fecha de la Encarnación del Señor. A comienzos del siglo VI el cristianismo se había propagado por todo el imperio. Dionisio recopiló una tabla de fechas para la Pascua utilizando el calendario del emperador Dioclesiano. Entonces, después de muchos estudios y cálculos, quiso reanudar el sistema de cuenta de los años tomando el Nacimiento de Jesucristo, Señor y centro de la Historia, como punto de partida. Dionisio señaló el año 753 de la fundación de Roma como el año del Nacimiento de Jesucristo. Tomó entonces

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QUÉ Y POR QUÉ LEER

Regálate una bella

navidad L

a Navidad, su significado, tradiciones, costumbres, sentimientos, ambientes, expresiones han dado lugar a tantas y tan bellas narraciones que, por sí misma, se ha convertido casi en un género literario. Las encontramos en todas las épocas, en cualquier idioma y de todo tipo de extensión. Sea uno amante o no de la Navidad no se puede escapar al encanto de sus libros; ahora, que nos encontramos al final de un año difícil y doloroso, acercarse a algunas de estas narraciones quizá no sólo sea un disfrute sino también una terapia.

Bertha Inés Herrerías Franco

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QUÉ Y POR QUÉ LEER

Éstos son algunos de los títulos clásicos que nos harán olvidar las vicisitudes de la pandemia y disfrutar más las fiestas navideñas: Un cuento de Navidad, de Charles Dickens; el clásico de clásicos. ¡Cómo el Grinch robó la Navidad! Del Dr. Seuss; una sátira en rima contra la comercialización. Las cartas de Papa Noel, de J. R. Tolkien; es una recopilación de las cartas que Tolkien escribió a sus hijos durante veinte años, simulando ser Santa Claus. La pequeña cerillera, de Hans Christian Andersen; otro clásico, favorito de los más chicos. El expreso polar, de Chris van Allsburg; un auténtico clásico moderno. Un recuerdo de Navidad, de Truman Capote; narración autobiográfica que en algunas ediciones se presenta con otros dos cuentos de la temporada, del mismo Capote: Una Navidad y El invitado del Día de Acción de Gracias. Hay extraordinarias recopilaciones con motivo navideño, como Cuentos completos de Navidad, de Charles Dickens, Cuentos de Navidad, de los hermanos Grimm a Paul Auster; en una selección de Martha Salís; Cuentos españoles de Navidad, de Bécquer a Galdós; o la compilación Cuentos de Navidad, de Ana Botella. Y, algunos atípicos navideños, como Navidades trágicas, de Agatha Christie; Última Navidad de guerra, de Primo Levi; El cuento de Navidad de Auggie Wren, de Paul Auster; y hasta los Cuentos eróticos de Navidad, de Editorial Tusquets. Volviendo con los clásicos característicos navideños: Una visita de San Nicolás, de Clement C. Moore; el poema en el que aparecen por primera vez Santa Claus de rojo, los regalos en la chimenea, el trineo y sus renos, etc. Vida y aventuras de Santa Claus, de L. Frank Baum; El regalo de los Reyes Magos, de O. Henry; El misterio de la Navidad, de Jostein Gaarder; sin olvidar Los cuentos de Navidad y Reyes, de Emilia Pardo Bazán o La Navidad en las montañas, de Ignacio Manuel Altamirano, un clásico mexicano de la temporada. En fin, la lista es, prácticamente, interminable y, afortunadamente, la mayor parte de los títulos pueden conseguirse con facilidad, sobre todo en esta época. Así es que este fin de año, además de la convivencia, presencial y virtual, y la celebración, podemos regalarnos una feliz Navidad escondida entre las páginas de un libro de temporada.

EL EXPRESO POLAR

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DESARROLLO

Cambia tu vida Svetlana Pokrevskaya

P

ara los cambios que se aproximan necesitarás mucha energía. Cada quien tiene una lista de debilidades que debe tachar. No hay que ponerse metas prácticamente inalcanzables, sino ayudarle al organismo alimentándolo con comida ligera, sana y deliciosa. Tendrás más energía y te sentirás físicamente mejor. 1. Ejercicio Tener un cuerpo tonificado (no necesariamente perfecto) y sano es una condición necesaria para tener una mente sana. El movimiento es vida, por eso, para despertar la vida que hay en ese cuerpo y mente cansados ¡hay que moverse! Practicar yoga, trotar y bailar son opciones populares que producen gran placer; aunque también puedes ir al gimnasio, caminar al trabajo o sencillamente olvidarte del ascensor. Depende de ti, Lo importante es ejercitarse a propósito. 2. Limpia el espacio Todo lo que no sirve, que no estorbe. Guardar lo viejo en el depósito no vale. Limpia y ordena todos los rincones, todas las mesas, todos los armarios y por todas partes. Piensa: cada cosa que hay en tu casa no solo ocupa espacio, sino que además se lleva un poco de tu energía, hasta la cosa más pequeña. ¿Vale la pena? Deja solo lo realmente útil, las cosas que te alegren, que te inspiren y que te generen bienestar. Verás que será más fácil respirar.

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DESARROLLO

3. Reconsidera tus propósitos ¿Cuántos propósitos de año nuevo sueles posponer una y otra vez? Decide qué hacer con cada uno: lo haces o lo tachas de la lista para siempre. Un buen amigo mío dice que es como llevar sobre tus hombros un mono que no te deja estar tranquilo. A medida que dejas todo para después, el mono crece y te tapa los ojos, juega contigo y apesta.

7. Haz planes cada día Por la noche escribe los planes para el día siguiente, ya sean cortos, medianos, específicos o como sea, pero debe haber un plan. Tu productividad aumentará mucho. No olvides mirar de vez en cuando tu plan global y preguntarte: ¿voy hacia allá?, ¿para dónde voy?, ¿voy a alguna parte?, ¿por qué?

4. E vita las relaciones interpersonales que son un lastre Pon distancia con aquellas personas que te hacen sentir triste o de mal humor, que critican constantemente y nunca están satisfechos con nada, con quienes ya no tienes nada en común y no te aportan nada bueno. Es muy saludable. Date permiso de decir no, de no sonreír si no te nace, de ser sincero. En cuanto a tus padres, por más que la relación con ellos sea difícil (y espero que no) lo mejor es intentar mejorarla y dedicarles más tiempo.

8. Trata de vivir de otra manera No necesitas hacer cambios abismales; puedes ir al trabajo por otro camino, entrar a un café al que nunca habías entrado o a una tienda desconocida. Al menos por una vez intenta practicar diferentes tipos de deporte. Cuando hagas las cosas que normalmente haces pregúntate: ¿qué puedo hacer de otra manera ahora mismo? Hay que crear la costumbre de probar algo nuevo cada día y salir poco a poco de la rutina.

6. Escribe la lista de lo imposible Este es uno de mis ejercicios favoritos y cada vez me vuelvo más descarada. Se trata de escribir una lista de los sueños que no se cumplirán nunca, ese tipo de cosas tan irreales que parecen imposibles: erradicar el hambre del mundo y subir al Everest (si tienes 89 años). Apaga por un momento tu lógica e imagina que todo en el mundo está a tus pies: tienes tiempo, dinero, las conexiones necesarias, el talento especifico, ¿qué querrías? Quiero contarte que la primera ”lista de lo imposible” que escribí en febrero de 2014 ya se ha cumplido por completo, y ahora me causa mucha gracia lo humildes que eran los deseos que en ese momento me parecían “imposibles”. Hacer esto es muy útil porque aunque sea muy difícil, saber lo que quieres te sitúa un paso adelante para lograrlo, pues si aparece la oportunidad, la reconocerás.

9. Sal de la zona de confort Todo lo anterior implica salir un poco de la zona de confort, pero te invito a ir más lejos, ver a la cara a tus miedos y combatirlos. Soy partidaria de los métodos radicales: ¿temes a las alturas?, pues atrévete a saltar en paracaídas; ¿le temes a tu jefe?, preséntate en su oficina con nuevas ideas para mejorar la eficiencia; ¿temes conocer gente nueva?, entonces ve a una fiesta donde no conozcas a casi nadie o a nadie de ser posible. Intenta probarte a ti mismo en situaciones extremas como esas. 10. Descansa ¿Y qué pensabas, que solo hay que trabajar? No. Pero trata de hacerlo fuera de casa, desconectar el Internet y el teléfono, y dedica ratos a estar a solas. Lo que te espera a mitad de este camino (no digo al final, porque este es un camino sin final) superará tus expectativas. Dar cabida a estos cambios en tu vida te ayudará a sentirte en armonía, a ser consciente de lo que puedes lograr y a ponerte en el camino correcto.

5. Escribe y realiza los planes Escribe también lo que te hace vibrar, lo que te apasiona. Piensa en lo que te gusta y lo que te gustó alguna vez. No olvides planear no solo el trabajo y las finanzas, sino también el descanso, el tiempo con los amigos y las personas que amas. Por ultimo, pero no menos importante, el tiempo que te dedicarás a ti mismo. Define fechas y pasos concretos, así garantizarás que se cumpla.

Que este nuevo año tus propósitos cobren vida.

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DESARROLLO

libertad DESAPEGO ES

uchas veces cuando hablamos del desapego nos imaginamos a un monje zen meditando en lo alto de una montaña nevada; pensamos en aquellas personas que han logrado un nivel espiritual superior y viven sin apegos terrenales o posesiones materiales, y nos imaginamos que lograr una cosa semejante es casi imposible para alguien común y corriente. Pues nos equivocamos. El desapego va más allá del desprendimiento material (aunque éste también sea una forma de liberación) y es algo que puede practicarse todos los días y en diferentes esferas de la vida. Desapegarse de algo quiere decir dejarlo ir. Vivimos en una cultura que promueve la acumulación de objetos. Hemos creado nuestra identidad y seguridad personal basados en las cosas que nos pertenecen, pero no nos damos cuenta de que estamos construyendo

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una prisión. Queremos poseer cada vez más y más para sentirnos a gusto, cuando en realidad necesitamos mucho menos de lo que tenemos para ser felices o vivir tranquilos. Cuando dejamos ir una pertenencia material podemos ayudar a otros (que tal vez la requieran más que nosotros), y además nos liberamos de la necesidad de poseerla. Un gesto de desapego es donar aquello que ya no usamos, dejar ir eso que ya no nos sirve. Lo mismo sucede con el apego emocional. El desapego emocional nos hace más generosos, nos lleva a dar sin esperar una respuesta o una retribución, pero además, renueva nuestra capacidad afectiva. A veces hay que dejar ir emociones que tenemos atascadas adentro, afectos que caducaron hace años o rencores que estorban en nuestro interior. Si nuestro corazón fuera el cuarto de las cosas olvidadas y entráramos en él, seguramente

encontraríamos chácharas viejas que guardamos para otro momento y nunca volvimos a usar; tal vez recuperaríamos valiosos tesoros llenos de polvo y descubriríamos que no les vendría mal un día de limpieza y reorganización. Mira en tu interior y piensa qué cosas llevan años ahí sin ningún propósito y cuáles has dejado de lado por pensar en lo urgente de todos los días. Comienza el nuevo año soltando lo que ya no tenga propósito. Desvincúlate emocionalmente de lo que ya no te enriquece y hazle espacio a todo lo nuevo que sí te hace falta. Verás cómo te sientes más liviano.

El desapego es libertad, es cambiar de piel y darse la oportunidad de volar.

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DESARROLLO

consejos

PARA DESARROLLAR LA COMPASIÓN Y EDIFICAR BUENAS RELACIONES

Suely Buriasco

1. Percibe al otro Empieza un proceso de observar más a las personas que te rodean, intenta entender su forma de reaccionar ante las situaciones que se les presentan. Utiliza los acontecimientos cotidianos para desarrollar esa fuerza interior que propiciará mayor sensibilidad en relación con los que tienes alrededor. Los pequeños actos de donación proporcionan tal satisfacción, que te sentirás motivado a aumentarlos. 2. Sal de tu BURBUJA Todas las personas tienen su propia carga de dolor y dificultades. Si sigues el primer consejo, llegarás a la conclusión de que ni de cerca eres la única persona que necesita atención. Deja de concentrarte solo en ti y haz que la piedad despierte tus mejores sentimientos. Nadie es víctima. Todos desean mejorar su situación y encontrar la felicidad, aunque no sepan cómo hacerlo. Si piensas de esta manera te sentirás con mayor disponibilidad para ayudar y ser más útil. 3. Desarrolla la empatía Procura entender a las personas desde su perspectiva, lo que ellas sienten a partir de los conceptos y valores que poseen. No anticipes conclusiones basadas en tu contexto de vida. No hagas juicios banales y concéntrate en lo que sí puedes hacer. Comprendiendo la forma en como el otro ve, tendrás más claro lo que puedes hacer para ser útil.

El poder de la compasión va mucho más allá de sufrir juntos.

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a compasión es una virtud que nos hace más humanos, nos da la capacidad para edificar buenas relaciones y tener serenidad en el alma. Al compadecernos legitimamos el dolor del otro y entendemos su manera de actuar. Sentir el dolor ajeno es crear energías empáticas de amor y comprensión. Sin embargo, el poder de la compasión va mucho más allá de sufrir juntos, representa esencialmente la voluntad de ser útil, o sea, se enfoca en la solución. Por eso, quien tiene compasión es capaz de transformar situaciones malas en benéficas. Considera estos consejos para desarrollar esa virtud:

4. Sé tolerante y paciente Ten buena disposición para ayudar a los demás lo más que puedas. Sé tolerante y ten comprensión, principalmente hacia las personas difíciles e ingratas. Recuerda que no es por lo que hacen, sino por cómo te sentirás ante tus propias acciones. 5. Reconoce a tus semejantes La compasión, en esencia, es reconocer que todos somos seres humanos con aspiraciones y necesidades. Nos necesitamos unos a otros para evolucionar, motivar y superar nuestras dificultades. La constatación de esa verdad facilita la empatía y las relaciones. Es de gran importancia reflexionar sobre el altruismo universal y nuestro grado de responsabilidad en el bien común. Esa noción de universalidad es la que promueve el deseo de ayudar a los demás a superar sus problemas y nos otorga la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber como seres humanos. Fuente: Aleteia 15


DESARROLLO

Lo que el

salario mínimo me enseñó

Un importante empresario latinoamericano, que administraba una empresa líder en su país, decidió vivir durante seis meses con el salario mínimo para ponerse en los zapatos de los operarios a los que dirigía.

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DESARROLLO

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urante ese tiempo, este hombre conoció la forma como la mayoría de las personas viven en su país, descubrió sus necesidades y nunca volvió a ver con los mismos ojos su cargo o el de sus subordinados. Este administrador llevaba años tomando las decisiones más trascendentales en la empresa que administraba; de él dependían miles de empleados. Su labor consistía en asistir a juntas directivas y cenas de negocios, pero también visitar plantas de producción y velar para que todo transcurriera sin inconvenientes. En sus visitas, siempre se acercaba a los operarios y les preguntaba por su bienestar, sus aspiraciones laborales y sus ambiciones personales. A menudo se encontraba con respuestas difíciles de escuchar. Muchos empleados debían sacar adelante a familias numerosas con un salario bajo, tenían que enfrentar retos impensables para moverse en la ciudad y llegar a tiempo a trabajar; sus estándares de calidad de vida eran mínimos. Un día, mientras intentaba desarrollar un sistema de incentivos para los empleados, el empresario descubrió que entre él y ellos había un abismo imposible de cruzar. Sus formas de ver el trabajo y la vida eran completamente diferentes debido a las circunstancias en las que cada uno se desenvolvía. Pensó por un momento en la diferencia de dinero que cada uno recibía al final del mes y se soprendió al notar que su salario era cerca de cien veces más alto que el de los operarios. Supo que, a menos que se pusiera en sus zapatos, nunca lograría comprender las verdaderas necesidades de los cientos de empleados que dirigía y no podría ser un buen líder para ellos. Entonces tomó la decisión: durante seis meses viviría con el mismo salario que sus obreros, buscaría una vivienda que pudiera rentar con ese dinero, iría al mercado con poco y llegaría a trabajar como lo hacían ellos.

Con su nueva forma de vida le resultó imposible ahorrar un centavo. Cada mes llegaba a los últimos días con lo justo y él era un hombre soltero, sin la responsabilidad de cuidar de sus hijos o mantener a su familia. Su salario le permitió rentar una habitación en una casa donde vivían varias familias. Pasó de vivir en quinientos metros cuadrados a acomodarse en unos quince metros, desprovistos de todas las comodidades a las que estaba acostumbrado: agua caliente, televisión por cable, calefacción u aire acondicionado, hermosa vista de la ciudad, cámaras de seguridad, colchón ortopédico, espaciosa cocina, empleados a su disposición... Su canasta estaba conformada sobre todo por harinas y granos. Rara vez comía carne y nunca le alcanzó para comprar la mayoría de los productos a los que estaba acostumbrado con su antiguo salario. Cada mañana se tardaba de dos a tres horas en llegar a su trabajo y en la tarde era igual. Para desplazarse debía tomar varios autobuses de transporte público y en ocasiones debía esperar treinta minutos a que pasara alguno. Calculó que gastaba aproximadamente el 20% de sus ingresos en transporte. Durante ese tiempo, sólo una vez tuvo que visitar el hospital debido a una fuerte migraña. En lugar de ser atendido rápidamente por los médicos de su póliza de medicina prepagada, estuvo toda la noche en la sala de espera, expuesto a la luz y al frío. A las siete de la mañana del día siguiente fue atendido por un médico que solamente le recetó analgésicos. En el tiempo que pasó en ese lugar compartió el espacio con madres embarazadas, niños pequeños, ancianos... y todos esperaban con paciencia. Cuando este hombre volvió a su antigua vida fue capaz de ver y agradecer cada diminuto privilegio que le había sido dado: la calidad de su educación que

le permitió llegar a ser el exitoso administrador que es; la fortuna de siempre tener un plato en la mesa y la suerte de escoger los ingredientes; la posibilidad de viajar y ampliar sus horizontes; el privilegio de vivir en un barrio céntrico y seguro, en una casa cómoda; así como tener acceso a un buen servicio de salud. Como parte de su trabajo ayudó a promover dentro de la compañía la instalación de servicios que mejoraran la calidad de vida de los trabajadores. Con el tiempo, la empresa abrió una guardería para los hijos más pequeños de los empleados; amplió las tasas de subsidio del transporte y comenzó a subsidiar un servicio médico de calidad que incluye asistencia psicológica. La experiencia que vivió le dio una gran lección de humildad y gratitud que jamás olvidará. Esos seis meses transformaron su interior y le permitieron llegar a ser el líder ejemplar que es hoy.

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SALUD

“La marihuana no hace nada” (y yo me lo creí)

LA CARTA QUE DEBEN DE LEER TODOS LOS JÓVENES La marihuana es una droga muy consumida por los adolescentes en la actualidad. No obstante, al ser empleada en tratamientos medicinales, sus efectos naturales sobre la salud fueron cuestionados por quienes la consumen.

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arcelo Alejandro Crespo subió a su Facebook esta carta y se volvió viral. Fue un testimonio personal, un dolor y una frustración que un joven quiso contar a sus amigos en Facebook. Lo posteó en su muro y a lo largo de los meses, su post no sólo fue traducido por voluntarios a varios idiomas sino que no para de rebotar en las redes, generando conversaciones, confesiones, adhesiones, repudios. Vale la pena leer este testimonio y, en todo caso, tomar decisiones con información para cuidarse más y cuidar mejor. “Mi padres siempre me dijeron que la droga mata, pero yo veía muchos chicos fumar marihuana y ninguno se moría. Y veía

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también que mis amigos, cuando fumaban, empezaban a reírse y a divertirse. Me decían ´lo que mata es el cigarrillo de tabaco, por eso yo fumo marihuana´. Ellos fumaban y nadie mejor que ellos para decirme la verdad sobre el porro era o no peligroso. Fui directamente a la fuente, a los que fuman, y me aseguraron que eran todas mentiras, que el porro sólo relaja y divierte. Que te sientes genial. Que no había riesgo y que los caretas solo quieren asustarte. Lo curioso es que algunos padres de amigos también se habían dejado convencer. “Lo hacen todos, fuman en todos lados, es un pasatiempo. No hay nadie que no lo haga y la gente sigue con sus estudios o su trabajo sin problema. Peor es el alcohol.”


SALUD

Todos fuman, dicen, y los padres quedan sin armas, se entregan. Si dicen que no o te hacen problema, parece que estuvieran en contra de la sociedad o que no entienden nada. Atrasan. No tienen onda. Todos decían que fumar no hacía nada y me convencieron. Quería ser como ellos, reírme como ellos, sentirme especial como ello. Lo probé y me desinhibí, era otro. Y estaba bueno, me gustaba hacerlo, me sentía seguro. Primero era cada tanto y de a poco lo empecé a necesitar. Para salir, para pasarla bien, para bajar la ansiedad, para disfrutar una película, para animarme a estar con una chica. El porro me fue tomando. Empecé a fumar cada vez más seguido. Y empezó a haber problemas en mi casa, me empecé a distanciar, sentía que nadie me entendía, que el problema de mi vida eran ellos. En mi familia me decían que no se me podía hablar, que reaccionaba mal, que estaba irritable, siempre ajeno a todo. Yo les decía que no se metieran en mis cosas. Cuando las cosas se ponían duras en el colegio, me fumaba un porro y me dejaba de preocupar. Todo estaba bien… Pero me fui alejando de mi vida. Hasta mi novia me dejó, pero ya no me importaba nada. Dejé de ir al club, y empecé a pasar cada vez más tiempo con mis amigos del porro, incluso en horarios de colegio. Mi mamá se enojaba porque a casa iba sólo a comer y a encerrarme en mi pieza. Y que generaba conflictos por todo. Juan, un amigo de la infancia que nunca consumió, dice que yo sentía que estaba bárbaro porque no me daba cuenta de la realidad. Que todo estaba muy mal y no lo veía, que hasta me bañaba poco y mi junta en la calle era cada vez peor. Me costaba estudiar, me pasaba horas sobre la misma página del libro, no lograba memorizar ni concentrarme. Empezaba a olvidarme algunas cosas. Terminé repitiendo año y dejando la escuela. Todo se derrumbó. Yo pensaba que la manejaba, que podía pasar días sin fumar si quería, pero siempre necesitaba tener una dosis diaria guardada, por la ansiedad y por el nerviosismo. En general, en algún momento terminaba fumando, aunque sea para dormir. Algunos días no lograba sentirme bien con el porro y sumaba una cerveza. Y si entre el alcohol y la marihuana terminaba muy planchado, me enchufaba un poco con cocaína. Más de una vez me asusté porque sentí que el corazón se me salía del pecho. De a poco, me fui dando cuenta que no podía parar. Todo se fue al diablo. Hoy tengo 24 años y estoy en una comunidad terapéutica. Mis padres, cansados de que yo siga “vegetando” sin concluir nada, me internaron. Yo me negaba, me peleé mucho, pero ellos me plantearon que si elegía seguir con la misma vida, no me iban a mantener más, que me tenía que ir de casa. Yo no tenía manera de conseguir ningún trabajo, porque era un inútil, y las changas

que conseguía no me alcanzaban para alquilar nada ni mantenerme. Entonces accedí. Pensé: “no tengo para alquilar o comer, me quedo en un centro de rehabilitación, así los dejo tranquilos por un tiempo y me dejan de joder”. Nunca dejaré de decirles gracias. A las semanas de dejar el porro empecé a tomar conciencia de la realidad que vivía y cómo me había engañado durante años. La marihuana alteraba todo lo que yo veía y cómo lo percibía. Veía una realidad diferente a los que no fumaban. Vivía de sueño en sueño, de locura en locura… Me hacía unos castillos fantásticos, en el aire, pero después no concretaba nada. Y cambiaba mis proyectos semana a semana, año tras año. A veces me siento como un estúpido, infantil, que llora por su mamá o por una pequeña frustración, y me da vergüenza verme tan detenido, tan inmaduro. Es como si hubiera dejado de crecer el día que me enganché y me enamoré de la marihuana. No aprendí a resolver problemas, no aprendí de las experiencias, todo lo tapaba con un porrito. Me sentía muy capo, muy vivo, y todos mis pares avanzaron y progresaron y yo sigo como un adolescente, sin rumbo, vulnerable, quebrado. Cuando entré al centro de rehabilitación no me quería quedar porque había varios chicos chapita-chapita, y yo era sólo marihuanero. Pero después supe que empezaron como yo, enamorándose del porro. Escuchaban voces (alucinaciones auditivas), hablaban solos y no coordinaban mucho lo que decían, a pesar de estar ahí desde hacía varios meses sin consumir drogas. Después me explicaron que la marihuana en algunas personas desencadena una psicosis (no tener contacto con la realidad, entre otras cosas), y que algunos mejoran con medicación si no fuman más marihuana pero otros jamás se recuperan de su enfermedad mental. Para entender un poco mejor empecé a leer, y supe que las drogas estimulan la liberación de una sustancia (neurotransmisor) que se llama dopamina. Esta sustancia estimula una zona del cerebro, que se llama Centro de Recompensa, dando como resultado una sensación de placer. La persona quiere repetir esta sensación y, para lograrlo, debe aumentar de a poco la frecuencia y la cantidad del consumo, y se hace cada vez más difícil decir que “no” a “eso” que te da placer y que, encima, “todos hacen”. A medida que se aumenta el consumo, las neuronas se acostumbran, se van adaptando al nuevo invitado químico, y se hace cada vez más difícil o imposible dejarlo. Es que la adicción es una enfermedad: intervienen mecanismos biológicos, no sólo psicológicos y no se cura sólo con la voluntad. La propiedad mágica de la droga es que hace sentir placer inmediatamente. Pero es importante que alguien te diga la verdad: uno se enamora, se casa, y lo más triste es que no te podes divorciar. Si te dicen que el porro no hace nada, por favor, al menos, no les creas”. Fuente: Tac3 News

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FAMILIA

LA PREGUNTA QUE DEBERÍAS HACER A QUIEN ESTÁ SUFRIENDO Cáncer, dolor y sufrimiento no son una guerra que haya que ganar Calah Alexander

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ace un tiempo, leí un artículo en el Chicago Tribune sobre el cáncer; más concretamente, sobre cómo deberíamos dejar de usar términos militares cuando hablamos de él. Me encantó leer el artículo porque es un fenómeno del que me he percatado ya hace años y que me parece preocupante. La autora, Mary Wisniewski, escribía sobre cómo la respuesta pública estadounidense al diagnóstico de glioblastoma del político republicano John McCain se centraba en lo duro y valiente que es este senador. En el artículo, Wisniewski explica que su hija mayor acababa de morir a causa de ese mismo cáncer, a pesar de ser dura y valiente, y luego se lamentaba de la manera como hablamos del cáncer. Odio cómo a veces se habla del cáncer en términos militares, como si las personas que tienen personalidades fuertes y determinación pudieran “ganar”. No es ese tipo de guerra. No eres más virtuoso si sobrevives a un cáncer y tampoco eres débil en caso contrario. ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué imaginamos el cáncer como una batalla que los mejores pacientes pueden ganar? Wisniewski plantea la hipótesis de que cuando las personas oyen hablar de un diagnóstico de cáncer, no saben qué decir en realidad y tratan de expresar ánimo. Creo que tiene parte de verdad, pero yo creo que la cuestión va mucho más hondo. Creo que nuestra respuesta al cáncer es en gran medida como nuestra respuesta a cualquier tragedia: nuestra empatía no trasciende nuestro temor devastador y primario a sufrir el mismo destino. Puedes ver cómo sucede esto sobre todo en Internet, cuando la gente afronta noticias de alguna tragedia: algunos rezan, ofrecen sus condolencias o preguntan cómo podrían ayudar, pero muchas personas diseccionan los acontecimientos o acciones que condujeron hasta la tragedia y encuentran ese error fatal que podría haber evitado la crisis, o incluso una razón para culpar a quienes sufren su propio destino. Es algo que sucedía en respuesta a los apuros de Houston por el huracán Harvey: la mitad de los artículos

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alababan a los héroes espontáneos y la otra mitad culpaba a los ciudadanos de Houston (o su gobierno) por no evacuar. “¿Sabes? Todo podría haberse evitado si hubieran hecho esto o eso o aquello otro”. La forma en que las personas responden al cáncer es prácticamente la misma. De hecho, son dos caras de la misma moneda. En vez de encontrar motivos, animan al que sufre a luchar duro y no rendirse. Es un pensamiento tranquilizante, ¿no? Que la fuerza de voluntad por sí sola pudiera salvarnos del cáncer. Pero no es cierto. La verdad es que nuestro temor primario es en realidad bastante razonable. Sabemos que hay cosas malas que suceden a personas buenas; sabemos que pasan sin aviso ni indulto y que nada podría haber cambiado el resultado. Pero si de verdad nos permitiéramos creer eso, probablemente estaríamos demasiado paralizados por el miedo como para salir de casa. Así que racionalizamos y nos apaciguamos diciéndonos que no nos pasará a nosotros, porque sabemos hacerlo mejor o luchamos con más fuerza. Rechazar la posibilidad de nuestro propio sufrimiento es una respuesta totalmente comprensible. El problema es que cuando negamos la posibilidad de nuestro propio sufrir, también rechazamos a aquellos que sufren. Según dijo el papa Benedicto XVI en Spe Salvi, esta es una señal de “una sociedad cruel e inhumana”. Y es que aceptar al “otro” que sufre significa que acepto su sufrimiento de modo tal que se convierte también en el mío. Sin embargo, porque entonces se ha convertido en un sufrimiento compartido en el que otra persona está presente, este sufrimiento se ve inundado por la luz del amor. En vez de tratar de animar a los que sufren, ya sea por un cáncer o una inundación o un duelo, deberíamos intentar buscar una manera de sufrir con ellos. “¿Cómo puedo ayudarte?” es una buena pregunta, pero otra mejor es “¿Cómo puedo ayudarte a soportar esta carga? ¿Cómo puedo mostrarte que no sufres en soledad?”. Es una respuesta difícil, mucho más difícil. Y también mucho mejor y más humana.


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FAMILIA


FAMILIA

Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre.

TODO HIJO ES PADRE DE LA MUERTE DE SU PADRE Fabricio Carpinejar

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ucede cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla: lento e impreciso. Cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano de pequeño, ya no quiere estar solo. Cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar. Cuando el padre, que en otro tiempo, hoy solo suspira, gime y busca dónde está la puerta y la ventana, porque todo corredor ahora le parece lejano. Cuando el padre, antes dispuesto y trabajador, fracasa al ponerse su ropa y olvida sus medicamentos. Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nosotros para morir en paz. Todo hijo es el padre de la muerte de su padre. Quizá la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo, su última enseñanza, una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar a nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora

vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres. La primera transformación ocurre en el cuarto de baño. Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera. La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra inaugura el ‘destemplamiento de las aguas’. Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos en ningún momento. La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes, y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas. Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros? Lamentaremos los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra.

FELIZ EL HIJO QUE ES EL PADRE DE SU PADRE ANTES DE SU MUERTE, Y POBRE DEL HIJO QUE APARECE SOLO EN EL FUNERAL Y NO SE DESPIDE UN POCO CADA DÍA. Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos. En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas, cuando Joe gritó desde su asiento: – Deja que te ayude. Reunió fuerzas y tomó por primera vez a su padre en su regazo, colocó la cara de su padre contra su pecho, acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil, tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable. Meciendo a su padre de un lado al otro. Acariciando a su padre. Calmando a su padre. Y decía en voz baja: – ¡Estoy aquí, estoy aquí, papá! Lo que un padre quiere oír al final de su vida, es que su hijo está ahí.

Fuente: “Todo filho é pai da morte de seu pai” de Fabricio Carpinejar. 22


EDUCACIÓN

TAREAS DEL

hogar PREDICTORAS DEL ÉXITO Tamara El-Rahi

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os padres piensan que el éxito de sus hijos estará garantizado por cosas como aprender el A-B-C al año de edad, inscribirlos en un sinfín de actividades extracurriculares o asegurar que tengan los últimos gadgets. Pero de acuerdo con las investigaciones, todo empieza con algo mucho más simple: hacer que los hijos ayuden con las tareas del hogar. Darles responsabilidades en casa no te hace un padre malvado, sino que le proporciona a tus hijos habilidades que contribuyen a una vida plena y feliz. Estudios han encontrado que los niños que empiezan a ayudar en este tipo de tareas entre los tres y los cuatro años son más proclives en el futuro a tener familias y amistades más sólidas, alcanzar más éxito en sus carreras y ser autosuficientes. Y aunque pareciera que las tareas domésticas dejan menos tiempo para las actividades extracurriculares, lo cierto es que les ayuda a trabajar más y mejor en las demás facetas de su vida. Realizar tareas domésticas es un probado predictor de que llegarán a desarrollar un sentido de autodominio,

autosuficiencia, responsabilidad, empatía y respeto por el prójimo, y mientras más temprano comiencen, mejor. Aparte del aprendizaje de cómo cuidar el hogar, hoy se enlistan algunas habilidades que los niños desarrollan al tener tareas en el hogar: Ética del trabajo: si deben ayudar en la casa, los niños saben que la buena vida no se les da en una bandeja de plata. Aprenden que el trabajo se require para lograr cualquier cosa en la vida y se dan cuenta de que no pueden dar lo que tienen por hecho. Si se sientan en el sofá a ver la tele mientras mamá limpia a su alrededor y les lleva comida… ¿acaso la vida real no será un shock! Trabajo en equipo: las tareas del hogar les dan a los niños la certeza de que pertenecen a algo más grande: ellos aportan algo al equipo – alias la familia. Y hay un gran sentimiento de realización en esto. Sin duda, incrementará su futura capacidad para trabajar en equipo, tanto en la escuela como en su profesión y en su propia familia. Respeto y atención a los demás: las tareas del hogar no son una actividad egoísta: benefician a toda la familia. Esto

motiva a los niños a pensar más allá de sí mismos y a preocuparse por los que los rodean; también a desarrollar la generosidad en vez de centrarse en sí mismos. Asimismo, los ayuda a ser más agradecidos cuando los demás hacen algo por ellos. Responsabilidad: cuando se encarga a los niños labores específicas, éstos saben que la familia depende de ellos en algo que afecta la calidad de vida de todos. De esta forma aprenden a nivel subconsciente que sus acciones tienen un impacto en otros; y ese sentido de responsabilidad hacia los demás es lo que los convierte en buenos ciudadanos. Orden: con una tarea que hacer, los niños aprenden a priorizar y organizar su tiempo. No tendrán una lista interminable de tareas, pero el darles algunas que encajen con su edad y capacidad los obligará a luchar contra la pereza y les enseñará a poner las obligaciones por delante del ocio. Esos son algunos beneficios de darles a los hijos tareas en el hogar, pero seguramente a ti se te pueden ocurrir muchos más. Fuente: mercatornet.com

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EDUCACIÓN

¡NO

TE METAS EN MI VIDA! ¿DEBO INMISCUIRME EN LA VIDA DE MIS HIJOS? ¿HASTA QUÉ PUNTO DEBO INTERVENIR?

¡O

jo! Educarlos y corregir los errores de nuestros hijos no es entrometerse, interferir, injerir, interponerse, mangonear o fisgonear en su vida privada. Esos verbos son sinónimos peyorativos de una actividad que los padres tienen la obligación irrenunciable de realizar, empleando todos los medios morales y legales que estén a su alcance. Antes de decidir si debes inmiscuirte o no en una situación específica, analiza su importancia, el modo de hacerlo, así como las consecuencias que podría originar esa decisión. Las correcciones a los hijos han de ser siempre constructivas, nunca destructivas. No deben ser consideradas como una intromisión, tengan la edad que tengan, pues los padres tenemos razones, obligación y autoridad para hacerlo, sobre todo en cosas graves. No hacerlo por dejadez, miedo, negligencia, por el qué dirán o por no querer enfrentarse, supone una omisión de las obligaciones adquiridas con la paternidad responsable, que equivale a abandonarlos moralmente a su suerte. Esta inhibición se da con mucha frecuencia en el caso de los padres divorciados que no tienen la custodia de sus hijos, que delegan su responsabilidad al ex cónyuge y a su nueva pareja (de haberla). Inhibirnos ante los graves problemas que pudieran tener nuestros hijos, aunque

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estén viviendo independientemente, es faltar al compromiso familiar que en su día adquirimos, lo mismo que si no cumpliéramos con su manutención. Ta mpoco debemos perma necer pasivos por inseguridad, comodidad o falsa prudencia cuando nuestra presencia, consejo y apoyo son importantes, urgentes o necesarios. Eso sí, se necesita prudencia e inteligencia para saber cuándo podemos y debemos mediar en las disputas que pudieran surgir entre los hijos adultos y su familia. No decir: “que sus problemas los arreglen ellos”. Un buen consejo o una acción oportuna por parte de los padres pueden solucionar a tiempo muchos problemas. Es preciso estar pendientes de lo que hacen nuestros hijos para que en un momento dado podamos intervenir, incluso de manera preventiva, antes de que sea tarde. No existe el concepto “inmiscuirse” en la vida de los hijos menores de edad que viven bajo nuestra patria potestad, ni de los hijos adultos que viven en el hogar paterno. Los padres tenemos la irrenunciable obligación de educarlos y velar por su bienestar. Para ello es preciso recurrir a todas las herramientas que sean moral y legalmente aceptables. La obligación decrece, pero no desaparece, cuando los hijos adultos abandonan el hogar familiar para hacer su propia

Francisco

vida. Aun en esos casos, inmiscuirse con discreción y mucha prudencia en sus asuntos, sin inhibirse, es obligación de los padres para evitar que haya malos comportamientos o desviaciones, que de no corregirse a tiempo podrían traer graves consecuencias para los hijos, para los propios padres o para el resto de la familia. Sin caer en excesos, tampoco es una falta de respeto revisar eventualmente sus mochilas, carteras, teléfonos, computadoras, libros, objetos, ropa, habitación, automóvil, etc., con el fin de conocer los detalles del tipo de vida privada que llevan, así como no lo es enterarse de las amistades, noviazgos o sitios que frecuentan. Los objetos o señales que encuentren nos dan la posibilidad de ahondar más en su educación y guía. No hacerlo es una falta grave, muchas veces con resultados irreversibles. Si desde que los hijos son pequeños, los padres comenzamos a inmiscuirnos en sus cosas, más fácil será corregir las posibles desviaciones que se presenten en el camino; estas suelen salir a relucir en las cosas anormales que los padres encontramos en nuestras pesquisas. Si esperamos a hacerlo cuando nuestros hijos ya sean púberes o adolescentes, es posible que lleguemos a enterarnos tarde de lo que ocurre con ellos. Algunos padres, apoyados por determinados profesionales de la salud mental


EDUCACIÓN

o de la educación, prefieren que sus hijos se críen en total libertad de hacer lo que les dé la gana, considerando que cualquier comentario o actuación que les lleve la contraria constituye una intromisión en su vida privada y su libertad de decisión. Esta postura suele ser producto de la comodidad, pero no tiene en cuenta que si el camino de los hijos no está bien dirigido, estos pueden caer en manos de depredadores o malas costumbres. Los hijos que ya son independientes no deben sentirse invadidos en su vida privada cuando reciben de sus padres opiniones o puntos de vista diferentes

a los suyos. Deben entender que continuamos ejerciendo nuestra obligación de educar y guiar. Después de todo, no hay nada que temer, puesto que serán ellos quienes tengan la última palabra, el poder de decisión y el derecho irrenunciable e indiscutible de hacer su propia vida. Tontos serán si no aprovechan el caudal de experiencias que normalmente tenemos los padres y hacen caso omiso cuando les hablamos claro o les damos un consejo. Cuando los padres intervenimos de forma improcedente e inadecuada, podemos llegar incluso a arruinar el matrimonio de los hijos. Por eso hay que procurar

hacerlo únicamente en cuestiones graves o importantes, donde muy de vez en cuando es necesario abrirles los ojos a los hijos casados y solteros, por mayores que sean, en beneficio de ellos mismos, de sus hijos y del bienestar de su familia, aunque corramos el riesgo de que nuestra buena voluntad sea mal entendida. Los hijos sensatos y bien educados casi siempre estarán dispuestos al menos a escuchar, aunque sientan que sus padres trasgreden los límites de su vida privada. En ocasiones es difícil lograr un equilibrio entre inmiscuirse e inhibirse, en cuyo caso, será mejor pasarse que quedarse corto.

NO ESTÁ DE MÁS FIJARNOS ALGUNOS CRITERIOS A LA HORA DE INMISCUIRNOS EN LA VIDA DE NUESTROS HIJOS: 1. ¿Intento buscar la verdad, desprovista de todo prejuicio y connotación egoísta y según los principios de la religión y cultura que practico? 2. ¿Es equitativo y equilibrado para todos los interesados? 3. ¿Sabré renunciar a la fuerza para imponer condiciones? 4. ¿Conseguiré un sano y recíproco enriquecimiento afectivo? 5. ¿Manejaré bien el diálogo prudente, juicioso y sabio? 6. ¿Sabré cuándo inhibirme razonablemente para comprender, mostrar tolerancia, saber escuchar, ganar voluntades, aunque haya intereses, ideologías y creencias diferentes? 7. ¿Sabré poner en tela de juicio mis propios criterios y analizar los ajenos? 8. ¿Reconoceré prudente y humildemente, pero con seguridad y firmeza, mis dudas sobre mi infalibilidad a la hora de emitir opiniones, evitando decir las verdades a medias? 9. ¿Será beneficioso para todos los interesados? 10. ¿Buscaré una solución ética que pase por una justicia equilibrada, comprensiva, tolerante y no represiva ni castigadora? 11. ¿Son el momento, lugar y las circunstancias adecuadas? 12. ¿Convendría esperar a mejor ocasión, cuando haya más madurez mental o las heridas no estén tan abiertas? 13. ¿Debería esperar a tener más y mejor información para inmiscuirme con más elementos y mejores resultados?

No importa la edad, todos necesitamos de forma imperiosa puntos de referencia estables y sólidos en ocasiones. ¿Quién más interesado en nuestro bien que un padre para darnos un consejo? No hay que perder de vista que aun contando con la dirección paterna, también es necesario que los hijos aprendan a tomar sus propias decisiones en función de su edad física y mental. Quien conduzca a su hijo cuidadosamente, podrá acabar dejando en sus manos, con plena y segura confianza, toda la libertad de decisión respecto a sus propios intereses presentes y futuros.

Los padres, mientras estén vivos, se inmiscuirán en la vida de los hijos, así como los hijos se inmiscuyeron en la de los padres desde el mismo momento de su concepción. Se inmiscuyen en la vida de los hijos para corregirles, educarles, formarles en las virtudes y valores humanos, así como para enseñarles a ser capaces de salir adelante en la vida y triunfar como personas de bien.

Fuente: micumbre.com

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EDUCACIÓN

«MAMÁ, ES QUE NO LO ENTIENDES. LA GENTE JOVEN DICE LO QUE PIENSA, SIN HIPOCRESÍAS.»

ESPONTA NEIDAD ¿HASTA DÓNDE? Alfonso Aguiló Pastrana

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Así defendía una joven adolescente la escasa educación y diplomacia de una amiga suya a la que había invitado a pasar unos días con ellos durante las vacaciones.


EDUCACIÓN

El equilibrio del carácter y la personalidad exige una cuidadosa compensación entre un extremo y otro.

in duda, la espontaneidad es un valor emergente en la sociedad de nuestros días. Ser espontáneo y natural es algo que hoy se valora mucho. Hay una gran pasión por todo lo que significa apertura y claridad; un elogio constante a las conductas que revelan autenticidad. La gente joven tributa un apasionado culto a la sinceridad, quizá como respuesta al rechazo producido por algunos resabios de corte victoriano que han llegado a detectar en la anterior generación. Todo eso, no cabe duda, esconde un avance innegablemente positivo. Y en el ámbito de la educación, se trata de una conquista de la sensibilidad contemporánea que ha supuesto aportaciones especialmente valiosas. Moverse en un clima de confianza se considera hoy un principio educativo fundamental, decisivo también para la formación del carácter. Sin embargo, las razones que daba esa chica demuestran la necesidad de un sensato equilibrio en todo lo relacionado con la espontaneidad. Parece evidente que es preciso encontrar un balance entre la hipocresía y lo que podríamos llamar exceso de espontaneidad. Porque es posible ser cortés sin caer en la hipocresía o la adulación, ser sincero sin recurrir a la tosquedad, y fiel a los propios principios sin necesidad de ofender a los demás. Decir la verdad que no resulta conveniente revelar, o a quien no se debe, o en momento inadecuado, es –fundamentalmente– una carencia de sensatez. Parece claro que conviene siempre añadir sensatez a la sinceridad y así nos ahorraremos, como dice H. Cavanna, “la idiotez sincera, que no por sincera deja de ser idiota”.

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Echar fuera lo primero que a uno se le pasa por la cabeza sin apenas pensarlo, o dejar escapar los impulsos y sentimientos más primarios indiscriminadamente, no puede considerarse un acto virtuoso de sinceridad. La sinceridad no es un simple desenfreno verbal. Hay que decir lo que se piensa, pero se debe pensar lo que se dice. El que se encuentra a un amigo que acaba de perder a su padre y le dice que no lo siente lo más mínimo porque su padre era antipático e insoportable, no es sincero, aunque lo sintiera realmente, sino un auténtico salvaje. Como señala Juan Bautista Torelló, “bajo la excusa de esa falsa sinceridad, se esconden a menudo arrogancia, grosería, tendencia malsana a la provocación, inclinaciones exhibicionistas o gusto por zaherir a los demás. Quienes así actúan son figura triste de hombres o mujeres sin frenos, que se dejan llevar por sus impulsos más arcaicos y distan mucho de alcanzar madurez en su carácter”. El equilibrio del carácter y la personalidad exige una cuidadosa compensación entre un extremo y otro. Y así como hace treinta años podía ser mayor el peligro del envaramiento y la desconfianza, quizá ahora sea más bien el de la excesiva desinhibición o desenfado. Se comprueba que la exaltación de la espontaneidad y la devaluación de la seriedad producen frutos ambivalentes. Pretenden fortalecer la personalidad y en gran parte lo logran, pero también traen el riesgo de producir personas con una espontaneidad aleatoria, gracias a la cual son lo que les da la gana, lo que se les ocurre. Pero las ocurrencias siempre son imprevisibles.

Fuente: conoZe.com

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EDUCACIÓN

FRAGMENTO DE UNA CARTA DE

Einstein A SU HIJA C

A finales de los años 80, la hija del célebre genio donó 1,400 cartas a la Universidad Hebrea. Einstein indicó que no se hiciera público su contenido hasta dos décadas después de su muerte.

uando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad, también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo. Te pido aun así que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación: Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y que aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor. Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El amor es luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El amor es Dios, y Dios es amor. Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Esta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo. Para dar visibilidad al amor, he hecho una

simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites. Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser siente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta. Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada. Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida. Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta. Tu padre

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PAREJA

CALDO DE RANA Pon una rana en un recipiente lleno de agua y comienza a calentar el agua.

A

medida que la temperatura del agua empieza a subir, la rana ajusta su temperatura corporal en consecuencia. La rana se mantiene ajustando su temperatura corporal con el aumento de la temperatura del agua. Justo cuando el agua está por alcanzar el punto de ebullición, la rana no puede ajustar más y es ahí donde decide a saltar. Trata de saltar, pero es incapaz de hacerlo, ya que ha perdido toda su fuerza ajustando la temperatura corporal. La rana muere muy pronto. ¿Quién mató a la rana?... Sé que muchos van a decir que el agua hirviendo, pero... quien la mató fue su propia incapacidad para decidir cuándo saltar. Todos nos tenemos que ajustar a reglas, políticas, maneras de convivir con la gente y situaciones, pero tenemos que estar seguros de cuando tenemos que ajustar y cuando tenemos que seguir adelante. Hay momentos en los que necesitamos hacer frente a la situación y tomar las acciones apropiadas. Si permitimos que la gente nos explote física, emocional, financiera, espiritual o mentalmente, continuarán haciéndolo. ¡Decidamos cuándo saltar! Vamos a hacerlo mientras tengamos la fuerza.

ENAMÓRATE DE MI LADO OSCURO ¿Aceptas el lado oscuro de tu pareja?

N

o es fácil atreverse a ver todo lo que compone a una persona, lo que no deja ver a simple vista, lo que solamente perciben aquellos que saben ver con los ojos del alma. Amar es aceptar al otro tal cual es, con sus virtudes y defectos, porque es un ser humano imperfecto al igual que tú. Eso es lo que expresa este pequeño poema de Rosa Vidal: Enamórate de mi lado oscuro, de mi lado malvado, del lado que a nadie le gusta, porque del otro lado, cualquiera se enamora. Enamórate de mis malos momentos, de mis inseguridades y mis defectos, de mis caprichos y tonterías, porque de mi lado brillante y seductor, cualquiera se enamora. Enamórate de mi inmadurez, de mi tozudez y mi impaciencia, de mi parte salvaje e imprevisible, porque de mi lado pasional e irresistible, cualquiera se enamora. Enamórate de mi locura, porque de mi lado sereno ya te has enamorado…

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PAREJA

abuso

QUÉ HACER ANTE EL

EMOCIONAL A

Oscar Pech

veces, la felicidad en el matrimonio se transforma en dolor, frustración, desolación, miedo. Cuando esto es así, es posible que en la relación uno de los dos esté abusando del otro. ¿Cómo saberlo y qué hacer? Muchos de los cuentos que escuchamos cuando éramos niños terminaban con: “Entonces se casaron y vivieron felices para siempre.” Todos los que hemos estado casados sabemos que esa unión marca el inicio de otro tipo –de otro nivel– de gozo y de adversidad. De hecho, los problemas y la adversidad que se enfrentan en el matrimonio, o en la vida, suelen ser para nuestro propio beneficio: es lo que nos hace crecer, desarrollarnos, mantenernos vivos. La oposición a la que se enfrenta la pareja puede ser de salud, económica, porque han perdido la dirección y no saben hacia dónde llevar sus vidas, porque algún miembro de la familia “anda en malos pasos”, etc. Pero hay un punto que no es la sana adversidad, ni una mera “termita del matrimonio”; es algo que acaba con la persona que lo sufre, que la destruye por completo física y emocionalmente, y que debe ser evitado a toda costa: el abuso emocional, que se liga de manera íntima al hecho de permitir que las relaciones matrimoniales se vuelvan meras relaciones de poder. Esto puede desarrollarse paulatinamente a lo largo de los años o, todavía más frecuentemente, desde el noviazgo, e incluso desde antes de que la pareja naciera. Pongo un ejemplo: hace tiempo escuchaba yo en una boda que un familiar del novio le daba este tristísimo y mezquino consejo: “Lo que hagas la primera semana de matrimonio, lo vas a hacer toda tu vida: si lavas los platos la primera semana, lo vas a hacer siempre. Si dejas los zapatos y calcetines tirados en la sala, siempre lo podrás hacer. Asegúrate de mostrar tu peor cara en la primera semana de matrimonio”.

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El abuso emocional casi siempre se liga de manera subconsciente con el ejercicio del poder. ¿Qué es el poder? La autora Ana María Fernández ve al poder como un dispositivo (es decir, modos y estrategias) para controlar. Para esta autora, hay tres elementos que hacen que se pueda ejercer el poder: 1. La fuerza o violencia, que en realidad producen solo efímeros momentos de poder, a no ser que sean parte del punto dos. 2. El discurso del orden, que consiste en un sistema de normas, reglas o sanciones, las cuales a su vez se basan en el imaginario social que es el punto tres. 3. El imaginario social, es decir, soportes religiosos, ideológicos, emblemas, rituales; todas las ideas de la sociedad que justifican el abuso del poder: el pensar que el hombre puede golpear a la esposa “porque así demuestra que es el hombre”, o asumir, por otro lado, que la mujer es un ser desvalido y la obligación del hombre es protegerla y hacerla feliz. De lo anterior hay dos cosas que creo que vale la pena considerar: Primero, que aunque puede darse el abuso de poder tanto en un sexo como en el otro, en una sociedad patriarcal (o machista, como deseen verlo) la mujer padece mucha más violencia que el hombre. Segundo, que para que se dé el abuso de poder, no basta con la fuerza: quien es sujeto de poder tiene que estar sometido a una serie de discursos y creencias. ¿Cómo, entonces, evitar el abuso de poder en la pareja? Educa La única forma efectiva para terminar con el abuso es educar de una manera diferente a la generación creciente, para que ellos puedan ver con respeto, de igual a igual, al sexo opuesto. No educar para la igualdad de género, sino para la equidad, que es algo muy diferente.


PAREJA

Toma conciencia Si eres mujer, antes de romper las cadenas físicas de la violencia debes romper las cadenas mentales, las falsas tradiciones de nuestra cultura latinoamericana; y tienes que aprender a verte a ti misma como una hija de Dios, de no menos valor que el que tienen los hombres. Recupera tu albedrío Para ello, habla con quien tengas qué hablar: tu madre, tus amigas, el sacerdote. Es mediante el diálogo que uno puede ver las cosas de una manera diferente, establecer acuerdos, encontrar fortalezas… Y si alguno de los arriba mencionados te dice que el papel de la mujer es simplemente aguantar, no le escuches: esa persona, por muy bien intencionada que sea, no te va a ayudar; está en su propia jaula mental. Busca ayuda oportuna En Internet encuentras muy buenas ayudas para recuperar tanto tu salud emocional como tu albedrío. Te comparto dos enlaces en ese sentido: Este enlace te puede ayudar a detectar si estás saliendo con alguien que te va a hacer daño: http:// www.abusoemocional.com/articulos/articulos2/fracasado/. Si buscas con cuidado, encontrarás muchísimas ayudas más en la Red para sanar tu relación de pareja después de la violencia doméstica: http://familias.com/como-empezar-a-sanar-la-relacion-despues-de-la-violencia-domestica. Terapia y diálogo Si tienen los recursos, incluso pueden asistir a terapia como pareja. Si no, dialoguen. Lleguen a acuerdos, busquen sanar su relación, ayúdense mutuamente para ver la vida y la vida de pareja desde una perspectiva diferente. Lo importante es que estés consciente de esto: Es posible sanar las heridas del abuso: http://familias.com/es-posible-sanar-las-heridas-del-abuso Denuncia Si lo anterior no resulta, entonces denuncia. En casi todos los países existen órganos gubernamentales y no gubernamentales para denunciar tanto el abuso físico como el emocional. Huye Es terrible decirlo, pero si tu pareja no escucha, no dialoga, no quiere cambiar, lo mejor es huir. Pero incluso para ello, necesitas saber cómo hacerlo. Este enlace te enseña cómo reconocer, protegerte y escapar de la violencia doméstica: http://www. usa.gov/gobiernousa/MasNoticias/Articulos/20080816.shtml. Uno de los aspectos más perniciosos de la subordinación femenina, es que esta es naturalizada como si fuera simplemente una parte inherente de la historia o la sociedad en que se da. La manera en que los medios nos bombardean con el concepto de que la mujer es solo un objeto sexual, propicia esa opresión; el que ella sea vista como un objeto que se usa, se maltrata, se desecha. Una vez más, se trata de romper una cadena cultural que nos oprime. Para romperla, tal vez un buen inicio es simplemente preguntarse: "Y yo, ¿por qué soporto esta desigualdad?” http://www.youtube.com/watch?v=wHcSzlS9OXo Fuente: familias.com

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SOCIEDAD

El espejismo del socialismo

E

stimados amantes de Marx:

Debo desengañarlos: Suecia, Noruega, Dinamarca y demás países nórdicos no son socialistas. Su modelo económico es capitalista, liberal, está basado en el libre mercado. Su sistema político es democrático y representativo. Sus instituciones son sólidas y se respeta el estado de Derecho, sin importar quién detente el poder. De hecho, en todos esos países tan admirados por sus programas sociales, no fue sino hasta que estuvieron suficientemente sólidas sus economías que se establecieron servicios de salud, de educación y de seguridad eficientes para garantizar el desarrollo y el bienestar de su población. Pero ojo, no se da nada gratis, nada es regalado, los habitantes pagan unas tasas de impuestos elevadísimas, todos. Antes que nada, su sistema permite que los ciudadanos generen su propia riqueza; es luego que el fisco les cobra un porcentaje de lo que ganan y, al final, esa riqueza se reparte equitativamente a través de servicios, no de dádivas. En otras palabras, primero produces, luego contribuyes y al final recibes, consciente de que los impuestos, aunque altos, tienen retorno. En los países socialistas ocurre lo contrario. El Estado anula las libertades del individuo al máximo posible. El Estado dicta y determina la vida de los ciudadanos con el pretexto de que antes que el individuo está el bien común, y el bien común lo determina el Estado, hasta que acaba controlando todos los ámbitos: económico, social, cultural, etc.

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Elena Goicoechea

No obstante, el gobierno suele ser un pésimo empresario, por lo que acaba quebrando al país y acrecentando la corrupción. Al pretender manejar los hilos del mercado, el Estado termina con la libre competencia y ocasiona desabasto, improductividad, encarecimiento, carestía e inflación. Las pruebas están en la historia. Es fácil ver cuáles regímenes proporcionan hoy por hoy una mejor vida a sus ciudadanos: ¿adónde migra el que aspira a un mejor porvenir? Nunca a un país socialista... No puede haber justicia sin libertad. Ni equidad por imposición. El Estado debe interferir lo menos posible en el libre albedrío del individuo, pues ni Dios lo hace. Dios nos hizo libres. El Estado solo debe servir para lo que fue creado en el contrato social original, o sea, para lo que es indispensable: garantizar la convivencia social para que los individuos puedan desarrollarse y vivir en sociedad. Esto es, brindar seguridad y certeza jurídica. Y el marco de Derecho debe restringirse a evitar que el individuo viole los derechos de terceros al ejercer su libertad. Ni siquiera corresponde a la naturaleza del Estado el brindar todo tipo de servicios a los ciudadanos. Solo le corresponde garantizar las condiciones para que estos puedan acceder a ellos con sus propios recursos. Con los impuestos que cobra, el Erario debe financiar solo a los ciudadanos que por su condición física o mental no tengan la capacidad de generar recursos propios.

El ciudadano debe pagar por lo que recibe y el Gobierno no tiene por qué presumir que da nada gratis. De hecho, lo que da se paga con los impuestos, el problema es que pocos pagamos impuestos. Por eso se deben cobrar, ya sea a través de los impuestos pagados por el ciudadano o mediante el pago directo quien no declare impuestos. Dice Spinoza que como cualquier otra cosa natural, el Estado no puede existir y conservarse si no se conforma a las leyes de su propia naturaleza. El límite de su acción está, por ello, determinado por aquellas leyes sin las cuales deja de ser Estado. Afirma que “el Estado falta cuando hace o tolera cosas que pueden causar su ruina; falta en el sentido en que los filósofos y médicos dicen que falta la naturaleza, esto es, en el sentido de que obra contra el dictamen de la razón. En otras palabras, el Estado está sometido a leyes en el mismo sentido en que lo está el hombre en estado natural; en el sentido de que está obligado a no destruirse a sí mismo. Por tanto, para el Estado como para el individuo particular, la mejor regla será la de fundarse en los preceptos de la razón que son los únicos que garantizan su conservación. Y puesto que el fin del Estado es la paz y la seguridad de la vida, por esto la ley fundamental que limita la acción del Estado deriva de esta intrínseca finalidad suya, sin la cual falta al fin para el cual ha nacido, esto es, falta a su propia naturaleza.


SOCIEDAD

No hay país donde el socialismo, no haya fracasado y generado miseria. Los países no han fracasado porque hayan fallado en su implementación, sino porque lo han aplicado a cabalidad.

Donald Trump

Por otra parte, la vida del Estado está garantizada en cierto modo por la misma naturaleza del hombre. Los hombres se unen para formar una comunidad política, en la cual constituyen como una sola alma, no por un impulso racional, sino por alguna pasión, como la esperanza, o el temor. Y como que todos tienen miedo al aislamiento, ya que ninguno tiene fuerzas suficientes para defenderse y procurarse las cosas necesarias para la vida, se sigue de aquí que todos desean naturalmente el estado social y el que no es posible que los hombres lo destruyan nunca completamente. Ni siquiera de las discordias internas puede nunca nacer la completa disolución del Estado, como sucede con las otras asociaciones, sino solamente puede haber un cambio de forma.”

Bibliografía: En la “Historia de la Filosofía." Nicolás Abbagnano. Volumen 02. Parte Quinta. La Filosofía Moderna de los Siglos XVII y XVIII. Capítulo V. Spinoza. 433, el Derecho Natural como Necesidad. Página 249.

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SOCIEDAD

Dialoguemos

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Nuestros puntos de vista pueden ser distintos, pero nunca ajenos.

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Alejandro Robles Arias

pesar de la distancia, aquello que nos aqueja es prácticamente lo mismo en cualquier parte del mundo y si bien varía el contexto, todos los sueños, ilusiones y sentimientos terminan por ser parecidos. Hace unos meses conocí el ejercicio que el escritor Daniel Krauze realizó durante un año en el que leyó a autores de diferentes países del mundo sin repetirlos. Al principio la tarea parecía fácil, ya que comenzó con los anglosajones, después los latinoamericanos y posteriormente los europeos. El experimento se compli-

caba cuando caía en cuenta de que no conocía muchos autores de Asia y aún menos de África u Oceanía. Sin embargo, el resultado fue altamente gratificante y revelador: comprendió que a pesar de la distancia, aquello que nos aqueja es prácticamente lo mismo en cualquier parte del mundo y que aunque varíe el contexto, todos los sueños, ilusiones y sentimientos terminan por ser los mismos. Esto no es algo menor cuando vivimos un punto bajo a nivel global. Donde


SOCIEDAD

la deshumanización del otro se vuelve un aspecto en boga simplemente por ser “distinto” a la mayoría. Situación irónica en el contexto actual, donde la fuerza motora de las economías son las ciudades, las cuales se caracterizan precisamente por la diversidad de personas, ese capital humano en el que reside su potencial de creación y producción. No por nada, cuando hablamos de las ciudades más ricas, hablamos de las más globales como Nueva York, Londres, París, Hong Kong o Los Ángeles. Incluso en la antigüedad los máximos alcances se dieron en urbes como Atenas, que era epicentro del intercambio cultural de su época. Apenas en diciembre pasado, Donald Trump dijo una de las citas que quedará como testimonio de lo que se debe combatir en nuestro tiempo: “Tendremos fronteras encima de las fronteras”. Impensable en un país hecho a base de migración. Hace poco tuve la oportunidad de observar la pieza de realidad virtual de Alejandro González Iñárritu y Emmanuel Lubezki llamada “Carne y Arena”, la cual recibió el reconocimiento de la Academia para la entrega de un Óscar especial.

La obra del director mexicano nos coloca en primera línea para observar la condición inhumana que enfrentan los inmigrantes durante las detenciones que se producen en la frontera de México con Estados Unidos. La narrativa está basada en historias reales y no hace más que conmocionar y someter a una profunda reflexión al espectador, que a ratos deja de serlo gracias a la tecnología virtual. Experiencias como esta nos llaman a empatizar con los miles de inmigrantes que se juegan la vida, empujados por condiciones de miseria y violencia en sus localidades de origen. Dejar de lado la imagen preconcebida que tenemos de ellos, ver los rostros de personas y escuchar sus historias nos permite establecer un primer diálogo con ellos. Contrario a lo que sugiere la rampante cultura de la indiferencia, estoy convencido de que estamos llamados a preocuparnos por el otro. Entre más nos conozcamos será más fácil. Si lo pensamos un poco, es la misma transición que se genera en toda amistad: desconocidos que han dejado de serlo.

Desde luego, un diálogo se establece cuando conversamos. Pero también leemos sobre una situación distante, obser vamos una buena película o emprendemos un viaje, todo nos abrirá a una nueva perspectiva. Entre los muchos propósitos personales deberíamos hacer hueco para uno más: dialogar. Pero dialogar de verdad. No caer en los monólogos o las recetas fáciles que toman atajos en los lugares comunes. Escuchar al otro, entender su postura. Reconoceremos que nuestros puntos de vista pueden ser distintos, pero nunca ajenos. A partir de ahí podremos construir algo duradero. ¡Dialoguemos!

Arq. Alejandro Robles Exalumno del Colegio Miraflores Instagram: @alexrobles_a

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EL RATÓN

¿QUÉ SE LE OFRECE

güerita? Elena Goicoechea

CIUDAD DE MÉXICO, 5 de enero.

A

l intentar salir del segundo cuadro del Centro Histórico di vuelta en una estrecha calle llena de puestos y personas que invadían los carriles. Sin querer, me fui a meter a una especie de mercado callejero del juguete, precisamente en víspera de la llegada de los Reyes Magos. Padres apurados se agolpaban para surtir a última hora las cartas de sus hijos, ajenos al vehículo que les rozaba los talones.Aquella escena trajo a mi memoria un 5 de enero de hace algunos años, cuando mis hijas eran pequeñas. Entonces, la ilusión que les producía la llegada de los Reyes era equivalente a la que sentía yo al ver sus caritas cuando descubrían los juguetes bajo el árbol. En aquella ocasión pidieron, entre otras cosas, un karaoke. Era lo único que faltaba conseguir de la lista. Supongo que fue a causa del atavismo ése que hace que las mujeres sintamos de pronto urgencia por salir a buscar las mejores ofertas (resabios genéticos de los tiempos en que nuestras ancestras antidiluvianas se dedicaban a la recolección mientras sus hombres cazaban mamuts), pero lo cierto es que me invadió un deseo incontrolable de adentrarme por primera vez en la popular calle de República del Salvador, en pleno Centro Histórico, famosa por sus tiendas de artículos electrónicos, en busca del mejor karaoke al precio más bajo del mercado. Me preparé para emprender el viaje. Muy astuta, me disfracé casi de indigente para pasar desapercibida y evitar un asalto: jeans viejos, tenis, una camisa de cuadros tipo leñadora que seguro me daría un aspecto muy rudo, una coleta,

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cero anillos, aretes o reloj. Una más entre la muchedumbre. El aguafiestas de mi marido trató de convencerme de que no fuera con mil argumentos. Como ninguno pegó, me giró la orden: “Por ningún motivo vas hasta allá a correr riesgos. Ve aquí a Costco, pues lo poco que te podrías ahorrar se te va a ir en gasolina y estacionamiento.” “Ok, ok, iré a Costco”, concedí ante su necedad. Acto seguido, me enfilé al Centro. Dejé la camioneta en un estacionamiento y me introduje en el maremágnum. Puse cara de ‘connaisseur’ y comencé a preguntar precios de tienda en tienda. De pronto, me encontré en la entrada de un laberíntico pasaje lleno de pequeños locales que básicamente consistían en un parco mostrador y un anaquel. No alcancé a internarme más allá del primero cuando de la nada me abordó el dependiente que se encontraba en el pasillo. Su compañero estaba detrás del mostrador y se limitó a observar la transacción. – ¿Qué está buscando güerita? – Un karaoke. – ¿De qué marca? – Pues de cualquiera de buena calidad, no sé… Sony. – Tenemos varios modelos de Sony. ¿Cuánto se quiere gastar? – Pues no sé… no más de 1,500. – Tengo uno de ese precio que incluye 10 CD’s gratis a elegir de una lista. ¿Se lo muestro? – Ok. – Son 1,500 pesos. Tengo que traerlo de la bodega, pero para sacarlo tengo que mostrar la nota de pago.

– ¿Y si no me gusta? – No hay problema, se le devuelve el dinero. Pero sí le va a gustar porque este modelo… (bla, bla, bla). – Está bien –extendí los billetes–, pero me da factura. ¿En cuánto tiempo regresa…? – más tardé en preguntar que el tío en desaparecer. 5 minutos… 10 minutos… 15 minutos… Me llevé la mano a la frente ante la sensación de que una gran "P" estaba apareciendo sobre ésta. Me dirigí al otro dependiente, el que estaba detrás del mostrador: – ¿Tardará mucho su compañero? – Yo no tengo compañero –musitó el mustio. – El de la gorra, me estuvo atendiendo aquí en su cara. Le pagué un karaoke. – Yo no vendo karaokes –respondió sin verme a los ojos ni inmutarse. – A h no, usted no puede fingir demencia, sabe muy bien de quién hablo, ¡el de la gorra! En ese momento pasaba por la calle una patrulla a muy baja velocidad, por lo que me fue fácil abordar a los policías. Amablemente, aparcaron su unidad y bajaron a escuchar mi problema. Contrario a lo que suele uno encontrar en los elementos policiacos (una especie de cruza entre Mario Bros y Sancho Panza), este par media más de 1.80 metros, no eran panciformes, se expresaban con propiedad y parecían genuinamente interesados en la ciudadanía, alias yo.


EL RATÓN

– Ay señora –me dijo uno con harta empatía–, suceden un promedio de 70 estafas como ésa a diario, y más en día de Reyes. Lo peor es que técnicamente no fue un robo, usted le entregó el dinero. Son una mafia, están todos en contubernio. En eso estaba, cuando un par de incautos como yo se acercó al tipo del mostrador para preguntar por algún aparato. Yo decidí impedir que también los estafaran, así que me acerqué y les advertí que no comprarán ahí ya que me acababan de robar, hecho que confirmó uno de los policías. Nunca lo hubiera hecho… ¡ardió Troya! Yo, que me sentía blindada al estar flanqueada por los dos apuestos agentes del orden, no podía creer la dantesca escena que empezó a desarrollarse ante mis ojos de plato. El dependiente comenzó a reclamar airadamente al policía por haber ahuyentado a los clientes. De la nada salió una Chimoltrufia a defender a su marido, insultando a los policías a voz en cuello. Como si hubiera dado la voz de alerta, de las coladeras, supongo, comenzó a salir gente. En cuestión de segundos nos vimos rodeados por una turbamulta enardecida que se fue contra el policía, profiriendo improperios y empujándolo. El compañero alcanzó a meterse en la patrulla para pedir refuerzos por el radio, pero un tipo arrancó el cordón del tablero y comenzó a forcejear con el oficial. Yo, inmóvil y atónita, no sabía qué hacer, cuando un hombre que me llegaba al cuello se colocó a mi lado y, sin voltearme a ver, me advirtió en voz baja:

– Híjole güerita, yo que usted me pelaba, porque como todo empezó por su culpa, la van a picar… Manteniendo la cara al frente, de soslayo vi que el tío se alejaba. Imaginé que en cualquier momento me iban a atravesar por la espalda con un picahielo. Pero pensé que si mostraba miedo y salía corriendo iba a ser peor. Aprovechando la confusión, con expresión impávida metí reversa para emprender poco a poco la retirada hasta que llegué a la orilla de la banqueta. No pasaba ningún auto en ese momento. La broza se deleitaba probando su superioridad frente a la autoridad, por lo que los pobres policías se cubrían como podían de los golpes. En ese momento, Dios me mandó un ángel al rescate. Vi que a dos cuadras daba vuelta un taxi y se enfilaba por la calle. No me moví para no llamar la atención hasta que lo tuve a tiro de piedra. Entonces doblé el brazo y levanté discretamente el índice para hacer la parada. Se detuvo y corrí hacia la puerta, la abrí y me lancé al interior. Un gañán que se percató de mi intento de fuga alcanzó a gritar: – ¡Pinche ruca!(sic) ¡Ya se peló! Bajé los seguros de ambas puertas con las dos manos al tiempo que grité:

alejó del peligro. Me sorprendió que mi salvador no pareciera sorprendido. Tal pareciera que no era su primer encuentro con el México bronco. Me bajé en el estacionamiento con delirio de persecución, mismo que no se me quitó hasta que llegué a la glorieta del Ángel. Lo imaginé moviendo la cabeza de un lado a otro al verme pasar de regreso a casa y me ganó la risa. Obviamente, mi marido no podía enterarse de mi ‘patoaventura’. Estaba muy estresada y preocupada por la suerte de los pobres agentes como para chutarme un sermón. Alisé mi pelo y entré como si nada. Cuando me preguntó por el karaoke, respondí casual: – Agotado. – Y entonces, ¿por qué tardaste tanto? Pensé que no me habías hecho caso y te habías ido al Centro. – Naaaa… fui a otro Costco. – ¿Y…? – Agotado. Epílogo: debo reconocer que la parte del incidente que más me costó superar fue el que me hayan llamado: “¡Pinche ruca!”. No tanto por lo de ‘pinche’ (sic), ya que me vestí para verme así… a fin de evitar asaltos…, pero lo de ruca… ¡eso sí cala!

– ¡Arranque que me quieren matar! El chofer le metió a fondo el acelerador al bochito, que a trompicones me 37


MIRA EN LA WEB

en la web

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Esperando a los bárbaros El escritor israelí Amos Oz pronunció una apasionada ofensiva contra los fanatismos y la ceguera frente a las diversas manifestaciones del mal: “(…) Mi trabajo es ponerme en los zapatos de otra gente. Incluso debajo de sus pieles. Mi impulso es la curiosidad. Yo fui un niño curioso. Casi todos los niños son curiosos, pero pocas personas conservan esa curiosidad en la edad adulta y la vejez. Ahora sabemos que la curiosidad es una condición necesaria, incluso la primera condición, para un trabajo intelectual o científico. Pero debo añadir que desde mi punto de vista la curiosidad también es una virtud moral. Una persona curiosa es ligeramente una mejor persona, un mejor compañero, un mejor padre, un mejor vecino y colega que una persona no curiosa. También es un mejor amante. Déjenme sugerir que la curiosidad, junto con el humor, son los dos antídotos principales para el fanatismo. Los fanáticos no tienen sentido del humor y rara vez son curiosos. Porque el humor mina el fanatismo y la curiosidad lo asalta introduciendo el riesgo de la aventura; cuestionando y descubriendo respuestas incorrectas (…)”

El hombre que salvó al mundo y nadie conoce Si estamos aquí es debido a algo que nunca ocurrió. Y no ocurrió gracias al sentido común y a la cabeza fría de un hombre… que casi nadie conoce. Hace 32 años, el héroe más grande de todos los tiempos salvó literalmente al mundo de un apocalipsis atómico. Tenía diez minutos para decidir antes de que los misiles nucleares impactaran la URSS: informar a la dirección soviética y desencadenar la Tercera Guerra Mundial o escuchar a su sentido común. Nunca antes en la historia ni después, la suerte del mundo había estado en manos de un solo hombre. El futuro de la humanidad pendía de su decisión. ¿Debía o no hacer accionar el “botón rojo”? (…)

Hiperpaternidad Una nueva generación de padres practica un modelo de crianza que se caracteriza por la sobreprotección de unos hijos que se han convertido en el centro de las familias del siglo XXI. Para nosotros como papás nuestros hijos son muy especiales, pero no para todo el mundo, tienen que acostumbrarse a que no son el centro del Universo. ¿Cómo son los llamados hiperpadres? Se caracterizan por dar una atención excesiva a los niños y una constante supervisión. Resuelven sistemáticamente los problemas a sus hijos y esto tiene consecuencias, porque los estás haciendo menos autónomos.

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En 1967, Thérèse Dion, madre de trece hijos, sufrió al enterarse de que estaba de nuevo embarazada. Su familia era pobre y no quería tener más hijos. Fue por eso que, angustiada, acudió al sacerdote de su confianza y le hizo saber que estaba considerando abortar. El sacerdote católico le respondió que ella no debía acabar con una vida que no le pertenecía, que no tenía derecho a ir en contra de la naturaleza y, sobre todo, no podía ir en contra de la voluntad de Dios. Fue así como el 30 de marzo de 1968 nació Celine Dion, dueña de una espectacular voz que la llevó a ser una de las más grandes estrellas en el mundo de la música. “Tengo 13 hermanos y yo soy la última, el accidente… Tengo que admitir que le debo la vida a aquel sacerdote. Apenas mi madre se recuperó del desánimo, no perdió un solo minuto en autocompadecerse y me amó tan apasionadamente como había amado a todos”, dijo Celine durante una entrevista.

MIRA EN LA WEB

Monólogos de la mamila

Niños con Síndrome de Alienación Parental El Síndrome de Alienación Parental o SAP es un conjunto de síntomas que se produce en los hijos cuando un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de los niños con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor. Este proceso se reconoce como una dinámica en algunas familias divorciadas. Sin embargo, la existencia de este síndrome no ha sido aceptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni por la Asociación Americana de Psiquiatría, de momento (…)

Contratados por su talento, despedidos por su personalidad ¿Cuál es la razón por la que personas brillantes y talentosas no logran concretar trayectorias esperadas? ¿A qué se debe que no sean capaces de entregar los resultados prometidos? ¿Por qué no pueden relacionarse adecuadamente con su equipo de trabajo? ¿Por qué sus colaboradores les temen en vez de admirarlos? Estas preguntas pueden ser aclaradas a través del conocimiento del Eneagrama, “un mapa preciso de las distintas personalidades y su predecible actuar humano”. No sólo es una herramienta muy asertiva para conocer las fortalezas, las debilidades, la imagen que se desea proyectar y los motivadores de la personalidad, sino que es un modelo que permite promover el desarrollo de las competencias sociales y la (IE) inteligencia emocional (…)

Che Guevara: el gran negocio “No disparen. Soy Che Guevara, valgo más vivo que muerto”, dijo en la Quebrada del Yuro al verse rodeado. No era lo que se esperaba de un ‘guerrillero heroico’ que sería convertido en mito mundial. Su último gran error fue creer que valía más vivo que muerto: la imagen de un Che Guevara de 31 años que parece mirar al infinito, símbolo de la revolución y la contracultura, es la fotografía más reproducida del mundo. Y de las leyendas sobre el argentino viven hoy la izquierda carnívora, académicos románticos, populistas, farsantes, demagogos y, claro, los ‘revolucionarios’. Además, vendedores de camisetas, pins, pósters, libros, fotografías, filmes (…)

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CULTURA

Nuestros sonidos Alejandro Robles Arias

Los sonidos son parte fundamental de lo que somos como sociedad y sin duda nos identifica con un momento histórico.

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odos cargamos con muchos recuerdos y anécdotas en nuestras vidas. Entre ellos existe un lugar especial para los sonidos que son el soundtrack que acompaña nuestra existencia. Es increíble cómo el cerrar los ojos mientras escuchamos una canción de hace algunos años nos puede transportar momentáneamente a un punto exacto de nuestra historia. En muchas ocasiones se jerarquiza lo visual, pero si retiráramos los sonidos entenderíamos el vacío ante el que nos encontraríamos si careciéramos del estímulo auditivo constante que recibimos del entorno. Esta reflexión nació a partir del lanzamiento del trailer de la película ‘Roma’, de Alfonso Cuarón, merecedora del León de Oro en el Festival de Venecia, un filme basado en los recuerdos de niñez del productor en la Colonia Roma de la Ciudad de México.


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Uno de los primeros elementos que resaltan en el corto son los tres sonidos que prácticamente cualquier habitante de la ciudad reconocería: el primero se genera con una señora lavando el piso, donde se escucha el correr del agua, así como el tallado con la escoba. El segundo sonido es el producido por el silbato de un afilador de cuchillos y por último, la famosa campanita que avisa que la basura se acerca. Estos tres sonidos bastan para trasladarnos a cualquier colonia de la CDMX. Un recurso sumamente efectivo para generar una atmósfera única. Más allá del filme, existen muchos otros sonidos de nuestra urbe que están tatuados en la memoria colectiva; sin duda podemos mencionar entre ellos el sonido del señor de los camotes cuya máquina de vapor produce un pitido.

Desde luego hay otros sonidos que incluyen las inconfundibles voces de los capitalinos, como cuando el gas llega a la cuadra y anunciaba su presencia con un gran grito de “¡El gaaaaas!” o la famosa grabación de las personas que se dedican a comprar cosas de segunda mano: “Se compran colchones, tambores, refrigeradores, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que venda.” Claro que existen unos menos agradables, como el estruendo del tráfico, pero siempre habrá en las esquinas de la capital mexicana algún vendedor anunciando sus deliciosos tamales oaxaqueños para regresarnos a la calma. También habrá que hacer mención de aquellos sonidos que se van extinguiendo, como el sonido de un teléfono antiguo y del movimiento de rueda que se utilizaba para marcar. El hecho de entrar a una oficina del siglo pasado aseguraba escuchar el constante tecleo de las máquinas de escribir, distinto del actual donde predomina el click del mouse. La tecnología ha desplazado a otros sonidos como el que producían las televisiones análogas cuando había interferencias y se veía la pantalla llena de puntos blancos y negros. En el cine ha dejado de escucharse el sonido cuando comenzaba la proyección una película de celuloide con su famosa cuenta regresiva antes de empezar. La lista podría ser infinita y más de uno habrá sacado una sonrisa el recordar algo que probablemente ya no sea de uso cotidiano, sin embargo, es una fortuna saber que existen instituciones como la Fonoteca Nacional, que se encargan de proteger el patrimonio sonoro del país. Se puede acceder a esta experiencia visitando una quinta virreinal del siglo XVIII en Coyoacán, que alberga las grabaciones de discursos de personajes como el General Porfirio Díaz, Albert Einstein o Mahatma Gandhi dándole voz a la historia de México y el mundo. Crónicas de hechos relevantes, sonidos de la naturaleza, testimonios de lenguas nativas, oficios en peligro de desaparecer y música de todo tipo es parte del material que la Fonoteca Nacional ha rescatado, preservado y puesto a disposición del público mexicano. Los sonidos son parte fundamental de lo que somos como sociedad y sin duda nos identifican con un momento histórico. Así que detente a pensar en aquello que escuchas, porque seguramente con el correr del tiempo cambiará.

Arq. Alejandro Robles Exalumno del Colegio Miraflores Instagram: @alexrobles_a

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C Si te provocan las aventuras, empaca tus cosas y lánzate 42

onsiderado la cuna del ecoturismo en México, es un destino ideal para alejarse de las playas multitudinarias y disfrutar la naturaleza. Su nombre maya sig nifica “piedra pintada” y existen muchas razones que hacen de este tranquilo pueblo de pescadores y sus alrededores un destino único en las costas de Yucatán.


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La laguna de Celestún destaca por sus recursos biológicos y escénicos. Es un área protegida desde hace más de 30 años, donde es posible ver a las aves surcando libremente el cielo. Ahí habita una de las mayores colonias de flamencos rosados del mundo (¡cerca de 18 mil!), siendo uno de los atractivos mayores del lugar.

Esta reserva faunística, cuya importancia ecológica ha sido reconocida en varias declaratorias, posee una gran riqueza de especies endémicas de plantas y, en lo que hace a la fauna, es hogar de un sinnúmero de peces y especies marinas; en sus manglares habitan dos especies de cocodrilo y 234 especies de

mamíferos conviven en la ría (ocelote, jaguar, tigrillo y el mono araña… todos en peligro de extinción). Puedes hacer recorridos tanto de día como de noche, y es una experiencia completamente diferente, ya que hay animales que solo pueden ser vistos cuando salen a cazar una vez que el sol se oculta.

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Celestún se localiza al oeste del estado de Yucatán, a 109 km de Mérida. 45


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Los flamencos de Celestún son los más rosas del mundo, debido a la concentración de caroteno en el agua.

Celestún fue declarado refugio faunístico desde el año de 1979.

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A 31 km. al norte de Celestún, se ubica El Palmar, una de las más importantes reservas ecológicas, destino ideal para la práctica del ecoturismo.

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La laguna de Celestún destaca por sus recursos biológicos y escénicos.

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De noviembre a abril, existe una mayor afluencia de flamencos.

FOTOGRAFÍA LOURDES CHRISTLIEB TEXTO ELENA GOICOECHEA

Los estrechos canales que llevan a los manglares y algunas de las zonas más remotas de la reserva pueden ser recorridas en kayak o bote de remos. No dejes de conocer el manantial Baldiosera, donde se puede nadar y bucear; el manantial Cambay, que es un ojo de agua dulce; y Tambor, donde el principal atractivo son los flamencos, que deben su pigmentación a la concentración de caroteno en el agua. Cómo llegar a Celestún, situado 91 Km al oeste de Mérida: · Desde Mérida, el trayecto a Celestún en automóvil te lleva una hora y media, y puedes conocer los pueblitos en el camino.

· Si prefieres tomar un autobús, el servicio es puntual y eficiente. Salen de Mérida cada hora a partir de las seis de la mañana y hasta las ocho de la noche. · También hay agencias de viaje en Mérida que organizan tours con guía. Las fotografías de este reportaje fueron tomadas desde una terraza del Hotel XIXIM. Se trata de un recinto de paz para liberar el estrés y descubrir los elementos esenciales que le dan sentido a la vida. Su diseño ecológico, inspirado en una aldea maya, tiene como objetivo el preservar 530 hectáreas de naturaleza.

Hotel XIXIM

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