Revista adarga

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adarga

Año I número 2 septiembre 2013

periodicidad semestral

3€

Revista de pensamiento y crítica anarquista

Democracia y Capitalismo A lomos de la Union Europea



adarga

adarga. REVISTA DE PENSAMIENTO Y CRÍTICA ANARQUISTA. Año, Volumen: 1-2. Septiembre 2013. COODIRECCIÓN: José Luis García Rua y M. A. Martínez. EDITOR: Héctor Vicente García Wiedemann COORDINADOR: A. Lázaro. CONSEJO DE REDACCIÓN: G. López, L. Reina, C. García, J. García, F. Cuadrado, O. García, S. Pérez, L. de la Fuente, C. Pérez, M. Delgado. COLABORADAORES: Fidel Manrique, E.F., Andrés Carmona, Grupo Heliogábalo, Anthony Crowther, J.P.C, Francisco José Fernández Andújar, M. Suárez García, J. Van der Gim, A.C.M., Jean Philippe Crabé, José L. García González y Ariadne G., Guillermo Castellano. TRADUCTORES M. Bascuñada, Marta Gómez Barrera y Marian Giménez López CORRECTORES: Patricia Romero EDICIÓN Y PUBLICACIÓN Revista adarga revista.adarga@gmail.com LUGAR DE PUBLICACIÓN Granada DEPÓSITO LEGAL GR-1332-2013 DISEÑO Y MAQUETACIÓN/ ILUSTRACIÓN DE LA PORTADA: Isa M. Monteoliva Martín ADMINISTRACIÓN Y TESORERÍA: A. R. A., I. S. Díaz, revista.grupoadm@gmail.com ISSN: en trámite

Las opiniones y comentarios expuestos por los autores de las colaboraciones recogidas en la revista adarga son responsabilidad exclusiva de los mismos. Esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida por cualquier medio, total o parcialmente, sin necesidad de autorización escrita o verbal siempre que se indique el autor o autora de los artículos y la procedencia.


(...) Los corderos van al matadero. No se dicen nada ni esperan nada. Pero al menos no votan por el matarife que los sacrificará ni por el burgués que se los comerá. Más bestia que las bestias, más cordero que los corderos, el elector designa a su matarife y elige a su burgués. (...) Así que, vuelve a tu casa, buen hombre, y ponte en huelga contra el sufragio universal.(...) Octave Mirbeau


SUMARIO Editorial 6 Renovarse o morir

Al margen

8

A propósito de los ciudadanismos

EF.

16

30

Nacionalismo: la dominación a través de la identidad y la cultura

Andrés Carmona

Capitalismo y Solidaridad: resistiendo a la dictadura de la mercancía

Grupo Anarquista Heliogábalo

40

A lomos de la Unión Europea

50

Francia. El desencanto.

Encarte (Maldita democracia)

Anthony Crowther

J.P.C.

60

70

82

Democracia y Capitalismo

M. Suárez García y J. Van der Gim

Nada para el pueblo, pero con el pueblo

Francisco José Fernández Andújar

¿Suiza: modelo de democracia participativa?

José L. García González

94

¿Victoria para quién? Lo que la democracia en el trabajo esconde.

A.C.M.

106

Sobre la representatividad en CNT-AIT

J. Van der Gim y M. Suárez García

118

Entrevista Por la boca no muere el pez. Entrevista a militantes del SOV de Madrid

128

Fragmentos de la historia La Comuna de París: confluencia entre el anarquismo y los nietos de los sans-culottes

Adarga

J-P. C.

140

Del leer La FAI ante la historia. Nosotros los ana quistas. Stuart Christie

Reseña de Guillermo Castellano

146

Glosario Apoyo mutuo

Adarga


EDITORIAL

Renovarse o Morir Renovarse o morir, afirma el dicho popular, para indicar que lo que no cambia acaba desapareciendo o quedando reducido a un estado vegetativo. Sin pretender, ni mucho menos, menospreciar la sabiduría popular, lo cierto es que si recurrimos al refranero encontramos argumentos en pro y en contra de prácticamente cualquier cosa, lo que ya, en principio, puede hacernos desconfiar de cualquier dicho o refrán. Por lo que se refiere al Movimiento Libertario, parece ser que en los últimos tiempos se habla cada vez más insistentemente de la necesidad de no encerrarnos en nuestra torre de marfil, de abrirnos a los demás y de colaborar con otras organizaciones alternativas, libertarias o anarquistas. Incluso hay quienes -además de los que se declaran partidarios del llamado municipalismo libertario- ponen como ejemplo el sistema cantonal suizo, con sus frecuentes referéndums; sin embargo, si la Banca es el corazón del sistema capitalista nadie dudará, seguramente, que Suiza es el corazón de la Banca Mundial. Además, por supuesto, mantiene todo el aparato estatal como cualquier otro país (aunque se denomine Confederación Helvética), y en algunos de sus cantones se adoptan -en esos referéndumsacuerdos claramente sexistas o xenófobos. Otros hablan de Neoanarquismo, como si el anarquismo hubiera cambiado o debiera cambiar su esencia. En lo fundamental, las cosas no han variado desde el siglo XIX, en el que puede situarse el origen de lo que suele llamarse anarquismo moderno, por lo que nada habría que cambiar. Si el anarquismo no ha triunfado aún, a pesar de tantos años de lucha y propaganda, no se ha debido a que sus planteamientos sean incorrectos, sino a que la fuerza y la represión ejercidas contra él han sido muy fuertes. Si no ha desaparecido la división de la sociedad en clases, si no han desaparecido, por lo tanto, el Estado y la Autoridad bajo todas sus formas, si no ha desaparecido la explotación del hombre por el hombre, las ideas libertarias, el anarquismo, siguen teniendo toda su vigencia y no hay nada que cambiar. Lo que hay que hacer es lograr que desaparezca todo lo que acabamos de decir que no ha desaparecido, y los medios necesarios para ello siguen siendo los mismos.

como si el anarquismo hubiera cambiado o debiera cambiar su esencia.

Por otro lado, si bien es cierto que el anarquismo es una filosofía que, como tal, está sometida a perpetua discusión, también es verdad que existen unos principios inmutables, tanto en el anarquismo como en el anarcosindicalismo, sin los cuales perderían su identidad, quedarían desnaturalizados, y todo anarquista o anarcosindicalista debe aprestarse a la defensa de esos principios inmutables. En esa defensa debemos ser intransigentes, sin contemporizar y sin complejos. Tenemos que tener claro que somos una minoría, es cierto, pero una minoría consciente; minoría, además, no tan pequeña, sin duda, si sabemos escarbar en el fondo del ser humano y sacar lo mejor que hay dentro de él. Todo ser vivo nació para ser libre, y sólo los dogmas religiosos o políticos impiden que ese instinto de libertad sea imparable, pues se hace creer a la gente que ya es libre, aún estando esclavizada. De esa perversión del lenguaje nace, o deriva, la perversión moral de creerse libres quienes no lo son. A lo largo de nuestro ciclo vital los libertarios llevamos con nosotros un equipaje formado por las ideas más libres e igualitarias -y, por ende, más justas- que han sido concebidas hasta el momento; y aunque más allá del ideal hay siempre ideal, pues el límite es absurdo

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e imposible, como escribiera Ricardo Mella, somos, sin duda -y a pesar de todos los errores que podamos cometer- la vanguardia ética de la humanidad (valga la expresión), los que tiramos del carro buscando una meta que no es otra que el paraíso real en la Tierra y no el ficticio de las religiones en un supuesto cielo. Ese paraíso real es necesario, y perfectamente posible si se quiere que lo sea. En último extremo, el asunto se reduce finalmente al problema de siempre: la identidad entre medios y fines. Parece evidente que según qué medios utilicemos llegaremos a uno u otro fin, algo que ya vio claro hace cosa de siglo y medio Bakunin, cuando dijo que los medios predeterminan el fin, hasta tal punto que puede decirse que los propios medios son ya el fin. También dijo Bakunin que la urgencia por destruir es ya una urgencia creadora, cosa que es cierta, evidentemente; pero, sin embargo, esa urgencia no puede llevarnos al engaño de creer que por usar unos medios aparentemente más eficaces o más rápidos vamos a alcanzar primero nuestros objetivos. Todo lo contrario: si nos desviamos del camino correcto, al abandonar los principios básicos y, por lo tanto, los medios más idóneos, habremos condenado el ideal anarquista a la inoperancia y no a una renovación para no morir, sino a la muerte precisamente a causa de esa misma renovación. El tema de los medios y los fines puede enlazarse perfectamente con el de reformismo o revolución, y parece increíble que pueda haber quienes crean que utilizando unos medios reformistas puede llegarse algún día a la revolución social emancipadora que se supone que el anarquismo preconiza. Y de ello, ya hay alguna experiencia histórica en los medios libertarios. En la última época, movimientos como el 15-M o Democracia Real Ya (sobre todo el primero) encandilaron a muchos compañeros libertarios, que se sumaron de buena fe a las asambleas propiciadas por esos movimientos. No reprochamos a los compañeros que lo hicieran, pues en principio es siempre positivo que la gente se reúna y debata en las plazas públicas, al tiempo que es un foro que puede servir de caja de resonancia para el propio mensaje libertario. Sin embargo, otros muchos creíamos -y parece que el tiempo nos ha dado la razón- que movimientos de ese tipo, en una situación de ignorancia político-social y de falta de conciencia casi generalizadas, son el caldo de cultivo ideal para todo tipo de populismos y manipulaciones políticas; y ello sin mencionar la evidentísima heterogeneidad de los asistentes a las asambleas. Sin ir más lejos -y ello se venía venir desde hace tiempotanto sectores del 15-M como de Democracia Real Ya parece que están prestos a entrar en el juego democrático-burgués, integrándose así plenamente en el sistema, cosa nada rara cuando algunas de sus reivindicaciones eran tan reformistas y archimoderadas como la modificación de la Ley Electoral. La propaganda y la acción anarquistas deben ser siempre -y más aún en estos momentos de confusión, de auténtico pandemónium ideológico- claras y directas, para que no quepa duda de cuáles son nuestras propuestas, y los medios que consideramos imprescindibles para llegar a nuestra finalidad, que no es otra que la revolución social que implante el Comunismo Libertario como camino -mediante el perfeccionamiento ético de los seres humanos- para la Anarquía Integral. En aquellos momentos concretos en los que por razones tácticas convenga caminar juntos a otras organizaciones o corrientes de pensamiento puede hacerse, por supuesto, siempre y cuando nuestros principios los respetemos escrupulosamente. Pero, en cualquier caso, lo que no podemos hacer nunca es confundirnos de tal manera con otros grupos en auténticas sopas de letras, cuando ello sólo sirva para que nuestra postura quede completamente diluida perdiendo nuestra identidad. Que este camino sea más largo no lo creemos. Nunca ha sido fácil el camino hacia la anarquía, pero tenemos que tener claro cual es ese camino, porque sino no es que sea difícil recorrerle, sino que será imposible alcanzar la meta.

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Al MARGEN

EF.

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Si los debates son necesarios, v especialmente en tiempos combulsos,

probablemente el que se desarrolla en torno a los movimientos ciudadanos, a cerca de si aportan o no elementos que permitan avanzar en el camino de subvertir el orden imperante, aviva posicionamientos antitéticos. Es el caso de este texto que se presenta como contrapunto al artículo aparecido en el número 1 de esta revista con el título "Actualidad del ciudadanismo: breve análisis"

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Antes de entrar en materia, quisiera señalar cómo algunas expresiones que aparecen en el artículo “Actualidad del ciudadanismo:breve análisis”son, por desgracia, habituales en nuestra forma de hablar y escribir. Igual que el patriarcado se manifiesta en el lenguaje, y una de las formas de enfrentarnos al primero es actuando conscientemente sobre el segundo, el militarismo se asienta sobre expresiones que se convierten en cotidianas dando fuerza a la ideología militar que hay tras ellas. Me gustaría que fuéramos abandonando el lenguaje bélico, sustituyendo palabras como enemigo por rival, oponente, adversario...; combate, batalla o guerra por lucha, conflicto, disputa, enfrentamiento...; armas por herramientas, instrumentos, tácticas...; cerrar filas por apoyar...; nuestras filas por nuestras compañeras, etc.; el castellano tiene suficientes sinónimos para evitar las expresiones más “cargadas” de belicosidad (belicoso: guerrero, marcial). Ya centrados en el texto de AAF, me da la impresión, basándome en mi experiencia personal, que el mismo se ha construido “desde fuera”, desde la ignorancia, académicamente. Es claro que los movimientos ciudadanos no tienen en principio ninguna carga revolucionaria o transgresora: surgen por problemas concretos que sufre la gente, en nuestro entorno, la clase media, y por lo general van derivando con el tiempo hacia posturas reformistas o acaban controlados por grupos socialdemócratas o marxistas de distinto pelaje. Esto debería llevarnos a pensar en primer lugar, que es en esos pequeños y a menudo estúpidos problemas cotidianos donde a la “ciudadanía” se le empieza a abrir los ojos respecto al mundo que le rodea, donde empieza a sentirse parte de algo distinto al poder, donde empieza a sentirse injustamente tratada, donde empieza a cabrearse. Igual que la lucha sindical comienza con asuntos concretos del tajo, la revuelta ciudadana comienza con molestias más o menos graves (actualmente MUY graves) que no son sino circunstancias concretas en las que se manifiesta el capitalismo crudo; en nuestro entorno la gente pierde derechos, en otras zonas del planeta la gente es matada de hambre o envenenada, pero es el mismo sistema el que provoca ambas situaciones. Luchar aquí contra las manifestaciones locales del capitalismo es lo que podemos hacer para abolirlo también allí. Enlazando con esto, y en segundo lugar, nos preguntamos por qué estos movimientos acaban siendo absorbidos, y ahí la falta de autocrítica es ya un tanto irritante: porque los dejamos a merced de “los otros”. Y de paso nos autojustificamos: primero dejamos que sean dirigidos y después nos complacemos en lo acertado del análisis que habíamos hecho... “¿veis lo que os decía?”. Sin embargo este

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análisis esquiva un hecho importante y que ya apunta AAF con su “sopa de letras”: los movimientos ciudadanos están formados por todo tipo de personas, unas pertenecientes a siglas y otras que van por libre; son organismos espontáneos, amorfos en su origen y dependiendo de quién se implique cobrarán un carácter u otro. En su día fueron las anarquistas quienes dotaron a las sociedades obreras y sindicatos de contenido revolucionario al decidir implicarse en ellos para dotarles de la visión libertaria que en un principio no formaba parte del ideario sindical, que era más pragmático. Si esas ácratas hubieran hecho en su día el análisis de AAF, hubieran pasado de inmiscuirse en las sociedades obreras y hoy la CNT no existiría. Otra cosa es que nos veamos sin fuerzas para hacer mella en estos movimientos dándoles un contenido libertario a la par que se lucha por conseguir cambios concretos o lo que es más probable, y también deja ver AAF, que tengamos MIEDO a ser absorbidos en esa amalgama y perdamos el norte o desaparezcamos. Es un miedo muy justificado: la CNT ha sufrido en su historia reciente fortísimos ataques cuyo objetivo era ese: corromperla o acabar con ella. Y han estado a punto de conseguirlo. Con esta biografía sería estúpido no tener miedo. El miedo nos pone sobre aviso y seguramente ha permitido que la Confederación subsista. Pero, claro, el miedo no vende y además no es anarquista y nosotras somos la repera de valientes y no le tememos ni a que el cielo caiga sobre nuestras cabezas... y así nos empeñamos en criticar a todo y a todas desde fuera, en justificar sesudamente nuestra falta de proyección y aislamiento, a la espera de que sean las demás las que se acerquen a nosotras y sin ofrecer alternativas y herramientas concretas a las que la gente pueda acogerse y que respondan a su vida real, cotidiana, algo que si hacen los movimientos ciudadanistas y que si hicieron las anarquistas durante mucho tiempo. Si tenemos miedo, pues eso, nos quedamos a la expectativa, sin darle más vueltas; no nos atrevemos, no podemos; punto. Al fin y al cabo, en los tajos, en las secciones sindicales, siempre habrá quien se acerque, siempre habrá luchas concretas que desarrollar. EL 15M Pero es que además AAF se despacha con el o los 15M (porque es un movimiento multiforme, con una participación plural como no la ha habido nunca, desde gente de carácter conservador a, como reconoce AAF, ácratas) con un “más de lo mismo” bastante facilón y que resalta la ignorancia de donde surge.

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Y este/estos 15M tienen un carácter muy diferente a otros movimientos ciudadanos anteriores: se ha dotado de las estructuras y formas organizativas propias del anarquismo, y por tanto rupturistas con “lo establecido” y opta por la no-violencia como forma de lucha, y por tanto por la desobediencia como camino. Esto no marca cómo va a acabar, pero establece un comienzo muy ilusionante. El que haya tomado esa forma espontáneamente dice mucho del trabajo que han hecho colectivos anarquistas, feministas, antimilitaristas, okupas, ecologistas... Las herramientas del anarquismo se presentan de forma natural entre la ciudadanía como las únicas que responden a un modelo ético aceptable y por el que vale la pena luchar. La CNT algo habrá tenido que ver. Lejos de menospreciar el 15M, deberíamos sentir cierto orgullo porque en parte es lo que es porque somos lo que somos. Digamos que los medios de partida de que se han dotado apuntan en la misma dirección que nuestros fines. Que sigan en esa dirección, ya lo he dicho antes, depende también de lo que hagamos nosotras dentro de o junto a ellas. Nos guste o no, cambiar las cosas pasa por colaborar con quienes ni son ni piensan como nosotras. Y LA NO-VIOLENCIA Aún no he conocido a nadie de quienes tanto desprecian la no-violencia que plantee una estrategia violenta alternativa en serio, más allá de algún piquete espontáneo, una algarada callejera de “autodefensa” o un tiro la piedra y escondo la mano y el marrón que se lo coman las de las primeras filas. Nada de objetivos a conquistar/destruir, nada de organizar la resistencia, nada de formar grupos de enfrentamiento violento, nada de nada. A falta de iniciativas por parte de nuestros aguerridos violentos es la propia policía la que se encarga de montar el paripé, penosamente por cierto. Los límites y la definición de lo que es violencia y lo que no no están claros. Incluso entre los grupos que se autodefinen como no-violentos existe debate. A pesar de esto, dejando de lado la demagogia facilona de “todo lo que no me gusta proviene del Estado y es violencia, en cambio lo que yo defiendo sale de la más pura ortodoxia revolucionaria y no lo es”, todas sabemos más o menos intuitivamente qué es violento y qué no. A partir de ahí podemos empezar a valorar. Dejando para otro día el debate ético entre violencia y no-violencia, basándonos en hechos históricos, las estrategias no-violentas han demostrado ser

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LA PARTICIPACIÓN DE LAS COMUNIDADES SUELE SER MÁS AMPLIA AL PERMITIR UNA IMPLICACIÓN MÁS VARIADA Y OFRECER POSIBILIDADES DE LUCHA DESDE LO COTIDIANO.

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como mínimo igual de eficaces que la lucha armada a la hora de resistir/expulsar un ejército invasor, derogar leyes, hacer caer gobiernos, anular intentos de imponer segregación entre la población, destruir bienes materiales del oponente, bloquear la economía de un país, generar resistencia frente a las imposiciones del poder, etc. En la mayor parte, además, el coste social en vidas/represión ha sido considerablemente menor pues el oponente lo tiene más difícil para justificarse y generan menos destrucción, con lo que los procesos de reconstrucción social/ ambiental posteriores son mucho menos costosos. No se entra en el negocio mafioso del comercio de armas ni se favorecen estructuras militarizantes o dependencias del exterior, permitiendo una mayor autonomía. La participación de las comunidades suele ser más amplia al permitir una implicación más variada y ofrecer posibilidades de lucha desde lo cotidiano. Además, como se ha venido demostrando en América Latina, mientras no coincidan ambas formas de lucha a la vez en un mismo espacio, lo que conllevaría que las no-violentas se lleven toda la represión, se puede conjugar una lucha no-violenta realizada por amplias capas de población a la par que estrategias de enfrentamiento violento (FMLN, FSLN, EZLN...) La Desobediencia Civil, la No Colaboración y la Acción Directa No-violenta se sustentan en el apoyo mutuo y la responsabilidad compartida, generan comunidad; las estrategias violentas se basan en la competencia extrema entre fuerzas de choque y en última instancia prevalece el “sálvese quién pueda”. Siendo así, ¿me quiere alguien explicar por qué seguimos con la memez ésa de que la no-violencia es ineficaz o no es una buena herramienta de lucha? ¿A qué responde ese desprecio?; no hay argumentos en contra que valga la pena comentar, más allá de una oposición visceral y mucha inercia en las tácticas con las que nos encontramos cómodas por la fuerza de la costumbre y seguramente, de nuevo, por el miedo a probar nuevas técnicas, aunque pudieran sernos de gran utilidad. Resumiendo: si tenemos miedo o estamos limitadas por falta de fuerzas, reconozcámoslo en lugar de despreciar todo lo que no podemos abarcar. Si por el contrario queremos dotar de contenido libertario las rebeliones espontáneas de la gente, tendremos que estar allí, en persona, con “los otros”.

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Al MARGEN

Na ciona lismo: la dominación

a través de la identidad

y la cultura Andrés Carmona

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L

as estructuras sociales de dominación se cimentan sobre el consentimiento y la aceptación de la gran masa esclava que las sustentan

Desde los orígenes del anarquismo, sus pensadores y militantes han tratado de analizar la realidad social y natural que les envolvía. La búsqueda del conocimiento de la naturaleza de las cosas nos ha permitido escudriñar, en nuestra avidez de libertad, las influencias autoritarias que subyacen en las relaciones sociales impuestas por el poder en diferentes campos de la vida y el pensamiento humano. No nos puede caber duda que las estructuras sociales de dominación se cimentan sobre el consentimiento y la aceptación de la gran masa esclava que las sustentan. No puede existir dominación si no se convence a los explotados de que no hay alternativa posible, que el orden social imperante es el más deseable y que sustentarlo significa incluso un acto de justicia humana o divina. En definitiva: la dominación se basa en controlar el pensamiento. Para mantener su poder, las minorías privilegiadas han inventado a lo largo de la historia diferentes visiones del mundo dirigidas a manipular las potencialidades naturales del ser humano. A la capacidad de los individuos de razonar y desarrollar una ética propia el poder opuso la religión. Al libre pacto y la cooperación el poder contrapone la ley y la propiedad. Al desarrollo natural de la identidad y la cultura el poder ha opuesto el nacionalismo. Sobre esta última interesada manipulación de nuestra naturaleza en particular tratará el presente escrito.

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ORÍGEN DE LA IDENTIDAD CULTURAL COLECTIVA

la Iglesia Católica ha influido de manera bastante homogénea en sus formas de presentación e

Vivir en sociedad forma parte de nuestra

integración del individuo en la sociedad así como

naturaleza como seres humanos. Nuestra vida

en el establecimiento de códigos morales. Los

nace, se desarrolla y toma sentido en el seno de

rituales cristianos del bautismo, la comunión y

la sociedad. La comunidad en que crecemos nos

el matrimonio han marcado durante siglos (y en

influye irremediablemente: nos inculca una lengua,

cierta medida las sigue marcando hoy) unas etapas

una concepción del mundo, una moral, unas

preestablecidas de la vida del individuo en sociedad

tradiciones, unas maneras de relacionarnos con

comunes tanto en Catalunya, como en Portugal,

otros individuos y con el entorno en que vivimos. En

Galiza, Castilla, Andalucía o Euskal Herria. También

resumidas cuentas, nos hace ser como somos, nos

en estos territorios ha sido común una concepción

lleva a hacernos una imagen de nosotros mismos

judeocristiana de la moralidad: el papel de la mujer

como individuos y de la propia colectividad en que

en la sociedad y la familia, como debe alguien

vivimos.

comportarse en público o qué prácticas sexuales Cada

comunidad

humana

tiene

unas

son “sanas” y cuales son “perversas”. En cambio,

características propias que se han ido configurando

encontramos diferencias importantes en relación a la

a lo largo de su historia en función de multitud de

manera de comunicarse (el idioma), a qué alimentos

variables: el nivel de aislamiento o relación respecto

se consumen y como se preparan, qué ropas se

a otros pueblos, las características del ambiente

llevan y cómo se confeccionan o qué actividades

natural en que se ha encontrado, las religiones que

económicas predominan en cada territorio.

se han instalado en su seno, las formas de gobierno

Como individuos con un instinto social

a que ha sido sometida,…etc. De esta manera se

necesitamos de la comunidad para aprender a

han ido forjando diferentes formas más o menos

comunicarnos, para proveernos materialmente, para

generalizadas de interpretar la vida, de comunicarse,

satisfacer nuestra curiosidad intelectual y artística

de integrar al individuo en la comunidad o de

y para desarrollar y disfrutar nuestra afectividad.

desarrollar las labores más comunes del día a día.

La historia de nuestro entorno social, así como las

Circunscribiéndonos al ámbito territorial

características que en él predominan, nos moldea

de los lectores de esta revista, tomemos por

en mayor o menor medida y nos hace ser como

ejemplo la historia de los distintos pueblos que

somos. Al hecho de reconocerse a uno mismo, ya

habitan la Península Ibérica. Se puede decir que

no solo como individuo, sino como integrante de

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El poder establecido manipula a sus sometidos para que se identifiquen con sus planes y contribuyan a llevarlos a cabo. un sujeto social más amplio es lo que vendríamos a decir que es tener una identidad colectiva. A dicho sujeto social con el que, desde nuestra subjetividad individual, nos identificamos es a lo que venimos a llamar nuestro pueblo. Estamos adaptados a nuestra colectividad más que a ninguna otra y lo más común es que la estimemos más que a las demás, puesto que en su seno nos sentimos más seguros y cómodos que en ningún otro lugar. El gran afecto y el apego que sentimos por nuestro pueblo y nuestro entorno responden por lo tanto a una lógica y no deberían suponer un problema social. Sin embargo, los detentadores del poder han sabido explotar este amor por nuestra colectividad. La sublimación de la propia identidad cultural les ha servido para enfrentarnos con otras comunidades. Han sabido obviar que, a pesar de las diferencias culturales, somos todos seres humanos y que en la fraternidad de entre todos los individuos y pueblos reside el mejor de los futuros posibles para el género humano.

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UTILIZACIÓN DEL NACIONALISMO POR EL PODER A lo largo de la historia los grupos de poder de todo el mundo han utilizado la cuestión cultural para reforzar o expandir su control. El mecanismo es muy sencillo: Inventar un enemigo de la patria, exterior o interior, que amenaza la integridad, la prosperidad o la supervivencia del pueblo y al cual hay que combatir. De esta manera el poder establecido manipula a sus sometidos para que se identifiquen con sus planes y contribuyan a llevarlos a cabo. La doble direccionalidad de las proclamas nacionalistas, interior-exterior, ha servido a la clase explotadora para reprimir o moldear a los movimientos populares y a la vez justificar sus acciones belicistas contra otros pueblos para expandir su poder. De cara al interior del territorio dominado, el nacionalismo promueve una cohesión social basada en la identidad cultural y el enfrentamiento entre personas que conviven en un mismo entorno, ignorando en la mayor medida posible la existencia de diferentes clases sociales y las relaciones de dominación-sumisión entre ellas. Los opresores tratan de crear un imaginario colectivo mediante el cual sus esclavos se enfrenten entre sí por cuestiones étnicas, olvidando los verdaderos mecanismos que les hacen sufrir una vida de sometimiento y precariedad. En nuestros días es común observar posturas nacionalistas tendentes a estigmatizar a los inmigrantes y culparlos de la situación, tachándolos

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de parásitos y delincuentes que no se quieren

propio surgen movimientos sociales independentistas

integrar en la sociedad y que a fin de cuentas solo

de aspiraciones estatistas, que logran aglutinar a un

representan un lastre.

número importante de personas descontentas que

También es habitual que diferentes grupos

se sienten oprimidas. Estas personas, que podrían

de poder de distintos pueblos que están sometidos

representar una auténtica fuerza emancipadora

a un mismo estado se culpen mutuamente de

contra toda forma de dominación, acaban, por una

perjudicar al bien común de los “ciudadanos”. El

cuestión de identidad, ingresando en movimientos

estado español es un ejemplo claro: Por un lado, el

marxistas que supeditan la lucha de clases al

nacionalismo español muestra a catalanes y vascos

objetivo de la liberación nacional. Así surgen

como insolidarios y se escuda en la ineficacia de

sindicatos nacionalistas como CIG, ELA, LAB, COS,

las “exageradas pretensiones” de los nacionalismos

Intersindical-CSC…que actúan como correa de

“periféricos” para promover el centralismo del

transmisión de su partido de referencia (BNG, Bildu,

estado (que no es otra cosa que concentrar el poder

CUP, ERC…). Estas organizaciones desvirtúan la

político en un inferior número de manos y un lugar

naturaleza revolucionaria e internacionalista del

muy concreto del territorio). Por su parte, los grupos

sindicalismo, contribuyendo a la desunión obrera y

de poder de las mal denominadas “naciones sin

alimentando el modelo sindical reformista basado

estado” culpan a España o Madrid de ser origen

en la subvención y el delegacionismo. Fuera de la

de todos los males sociales, planteando el estado

esfera de los movimientos independentistas de

propio como solución a todos los problemas. Con

izquierda, los estados también se han escudado

este enfrentamiento mutuo y sostenido en el tiempo

históricamente en el interés nacional para atacar a los

se promueve una concepción maniquea de la

movimientos sociales tachándolos de traidores a la

relación entre los pueblos y se consigue encauzar el

patria o acusándolos de estar al servicio de naciones

impulso del descontento social en beneficio de los

extranjeras (como cuando la Cruzada Nacional salvó

propios opresores. Estos consiguen mantener sus

a España de que “los rojos” se la entregaran a “los

espacios de poder a través de triunfos electorales,

rusos”).

vendiéndole al pueblos mayores cotas de libertad y bienestar que jamás llegan a realizarse.

Es necesario hablar también del papel determinante que tiene el nacionalismo como

El nacionalismo también logra influir en el

elemento ideológico para alimentar los proyectos

seno de los movimientos sociales. En los territorios

imperialistas de las clases opresoras. Con tal de

donde existe un nacionalismo que aspira al estado

mandar a sus esclavos a matarse entre sí y satisfacer

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Etnocentrismo deshumaniza atrocidades su ambición, los amos deben explotar la diferencia

capitalismo, así como la diversificación y liberalización

cultural. Optan por crear la imagen del enemigo

de la producción y el comercio mundiales, ha llevado

exterior y a la vez fomentar el etnocentrismo para

a homogeneizar los hábitos de vida de millones de

llevar a sus esclavos por donde quieren.

individuos de pueblos distintos. El hecho de que

El etnocentrismo o superioridad de la propia

en diferentes territorios se imponga el consumo

nación sobre las demás sirvió para justificar la

de los mismos productos, las mismas formas de

masacre del Imperio Español en el “descubrimiento de

ocio o el mismo modelo de urbanismo, entre otros

América”, el colonialismo europeo de finales del siglo

aspectos, hace que se abandonen los hábitos de

XIX sobre África y Asia, o la expansión de la Alemania

vida propios de cada pueblo solamente en beneficio

Nazi por Europa. El mecanismo etnocentrista es muy

del rendimiento económico exponencial y la continua

sencillo: nuestro pueblo o civilización es superior y

expansión de las empresas multinacionales y los

esto nos otorga el derecho (cuando no el deber) de

grandes capitalistas. Esta tendencia uniformizadora

someter a los otros pueblos. Siguiendo esta lógica

de la vida social que impone el capitalismo es de un

se consigue deshumanizar a las personas de los

profundísimo calado. Sin embargo resulta curioso y

otros pueblos y en última instancia se consigue

esclarecedor que los discursos nacionalistas no

que las atrocidades cometidas sobre ellas no sean

hagan jamás mención a esta realidad.

motivo de repulsión. La sabiduría, la moral, el favor divino, la civilización…todo “lo bueno” parece estar

UNA VISIÓN ANARQUISTA DE LA CULTURA

encarnado exclusivamente por el bando imperialista.

Y LA IDENTIDAD COLECTIVA

Estos prejuicios han justificado históricamente los mayores genocidios, que han dado por resultado

Desde un punto de vista libertario, el

incluso la aniquilación total de determinados pueblos

individuo es el elemento fundamental de la sociedad.

(incluidas sus lenguas y culturas).

Ésta no puede ser sana y deseable si es incapaz de

El

imperialismo

de

nuestros

días,

respetar la libertad de cada una de las personas que

protagonizado por una élite financiera y corporativa

la compone, así como de ofrecerle la oportunidad

internacional que concentra cada vez más poder,

de desarrollar sus capacidades y garantizarle vivir

contribuye además a destruir la diversidad cultural

en unas condiciones materiales óptimas. Los

y supone un atentado a la personalidad de todos

anarquistas pretendemos que los seres humanos

los pueblos. El modelo de consumismo creciente

somos naturalmente animales sociales y que el

y exponencial imprescindible para alimentar al

pleno desarrollo y satisfacción de cualquier persona

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tan solo puede darse en el seno de la sociedad.

pueda satisfacer las necesidades de todos y cada

Concebimos así la colectividad como un entorno

uno de los individuos que la componen. Partiendo

construido por cada uno de nosotros y por todos

de esta base, ¿qué postura puede defender el

a la vez. En la sociedad que proponemos, los

anarquismo en relación al desarrollo cultural y de la

individuos, libremente y a la vez apremiados por

identidad colectiva?

sus necesidades, participaran voluntariamente de la

La cultura es el conjunto de características

vida social buscando construir una comunidad que

propias que configuran un pueblo, de manera más o

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menos generalizada, como resultado de su devenir

la concepción que se hace de ella es completamente

histórico. Por lo tanto es una realidad cambiante y

subjetiva. El hecho de convivir nos llevará a compartir

que, además, se manifiesta de manera particular

ciertas maneras de hacer las cosas (estudiar, festejar,

en cada uno de los individuos en función de sus

comunicarnos, trabajar…), ciertas visiones de la

vivencias, gustos e influencias. Es decir, cada cual

realidad y ciertos valores.

vive a su manera el hecho de pertenecer a una

Desde el anarquismo solo podemos abogar

colectividad, absorbe de ella unas cosas (otras no) y

por que todas las manifestaciones culturales de los a| 25


pueblos puedan desarrollarse libremente, siempre y

la conducta y el pensamiento de las personas,

cuando éstas no atenten a la libertad y el bienestar

así como extender y alimentar un tradicionalismo

de todos. La cultura de un pueblo es el resultado de

anacrónico, estereotipado y simplista. Nosotros no

su devenir histórico y todo lo que ella engloba no

tenemos pretensión alguna, como ellos sí tienen,

tiene porqué ser positivo. Hay costumbres que son

de decirle a nadie como celebrar sus fiestas, como

perniciosas para la vida social (como determinadas

cocinar o vestir, qué lengua hablar…para ser buenos

festividades consistentes en el maltrato animal) o

catalanes, buenos españoles, buenos andaluces o

que sencillamente ya no tienen razón de ser porque

buenos vascos. Pero tenemos claro que no vamos

a nadie le dicen nada ya y que no subsistirían si el

a alimentar todo aquello que nos embrutezca como

propio estado no organizase y subvencionase dicha

seres humanos. Combatiremos, por ejemplo, las

actividad. Nosotros somos valientes y proponemos

relaciones patriarcales y el maltrato animal, por

abandonar tradiciones anacrónicas para dejar que

más que estas se hayan dado tradicionalmente en

otras nuevas se forjen, a la luz de los nuevos tiempos

nuestra sociedad.

y las voluntades del pueblo. Entendemos que la

En cuanto a la cuestión de la identidad

cultura, como los conocimientos que nos brindan la

cabe decir que es un aspecto de las personas

ciencia y el racionalismo, es una realidad cambiante

que trasciende a la cultura. Todos los individuos

que reconfigura constantemente la vida social. Ese

construimos nuestra identidad en base a elementos

desarrollo libre y dinámico de la cultura es el que

con los que nos identificamos y que pueden ser de

entendemos como único deseable, natural y vivo.

naturaleza muy diversa: religión, clase social, ciudad

Los nacionalismos, por su parte, siempre

o barrio en que vivimos, ideología, “tribu urbana”…

nos han querido presentar como unos apátridas

etc. La cultura es un elemento más que puede

despegados de su tierra. Como si por el hecho de

influir en la construcción de la identidad que hace

ser anarquistas no valorásemos nuestra cultura ni

cada individuo de sí mismo de forma personal y

estimásemos a nuestros semejantes. Pero la verdad

absolutamente subjetiva.

es que tan sólo en una sociedad realmente libre

El nacionalismo pretende limitar nuestra

los pueblos podrán desarrollar su cultura de una

identidad al pueblo en que hemos nacido así

manera integral, sin distorsiones. Los nacionalismos

como que identifiquemos al estado como al propio

promueven desde sus instituciones y voceros una

pueblo. Esta farsa es tan antigua como los mismos

visión manipulada de la cultura del pueblo al que

estados modernos y desde la Revolución Francesa

dicen representar. Esto solo tiende a homogeneizar

no ha habido constitución que no se asiente sobre

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un mismo principio: “El pueblo es soberano y su

Más allá de la influencia de la lucha de clases

soberanía reside en el estado”. Esta es la base sobre

en la construcción de la identidad entre los libertarios,

la que se cimenta el rancio patriotismo del que se

es necesario comprender las características propias

sirve la clase dominante para hacer de sus esclavos

del anarquismo como ideología. Los valores de

sus servidores voluntarios y fieles.

solidaridad, autogestión, libertad y apoyo mutuo que

El anarquismo, como filosofía social y proyecto

revolucionario,

toma

como

propugnamos son extensibles a todos los pueblos

principal

del mundo. De hecho, la ideología anarquista es una

referencia al individuo y dirige sus propuestas de

propuesta social dirigida a toda la humanidad, y cuya

cambio social e ideológico a todo el género humano.

realización será más plena en la medida que consiga

La vocación internacionalista del anarquismo ha

aglutinar a más individuos y pueblos. Teniendo

hecho que muchos de sus militantes declaren que

esto en cuenta, no debería extrañar a nadie que

el mundo es su única patria y su único pueblo la

muchos libertarios construyamos nuestra identidad

humanidad. La fraternidad universal que denota

fundamentalmente en base a nuestros valores, y que

esta expresión es común a todos los que nos

consideremos el hecho de pertenecer a un pueblo

reclamamos anarquistas, si bien no se puede decir

o haber nacido en un lugar determinado un hecho

lo mismo de la negación de pertenencia a un pueblo

meramente accidental.

determinado. Históricamente, de manera más o menos generalizada, los anarquistas han tendido a construir su identidad en base a su ideología y su pertenencia a la clase trabajadora. La razón de estas construcciones identitarias entre los ácratas hay que ubicarla en el contexto histórico y social en que se ha desarrollado. El anarquismo nace y se acrecienta en el seno de la Asociación Internacional de los Trabajadores. En el ámbito del estado español, su enorme influencia y su vinculación con el movimiento obrero a través de la Confederación Nacional del Trabajo ha sido determinante para condicionar la identidad de los militantes anarcosindicalistas y anarquistas durante décadas.

(...) El anarquismo nace y se acrecienta en el seno de la Asociación Internacional de los Trabajadores. (...)

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UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN Como se ha mencionado varias veces a lo largo del artículo, la identidad de cada cual se construye de manera subjetiva y, por lo tanto, cada persona puede y debe ser perfectamente libre de vivirla a su manera. De ponerse a si mismo las etiquetas que considere en base a su origen étnico, a su clase social, a su ideología o a una amalgama de todas ellas. Sin embargo, no quisiera acabar sin lanzar una última reflexión: Amar la tierra dónde uno ha nacido, ha crecido o ha vivido y todas o algunas de sus manifestaciones culturares es algo totalmente natural, por lo tanto también lo debería ser idetificarse con ello. Una persona, por ser anarquista, no ha de tener complejo alguno en declararse catalán, asturiano, holandés o de donde quiera sentirse. El apatrismo declarado puede valorarse como una expresión de la fraternidad libertaria que traspasa toda frontera. Sin embargo, negar la comunidad a la que uno pertenece quizá sea también negarse a uno mismo y su particularidad cultural es un preciado bien común que hay que defender de las manipulaciones del poder. Ante las interesadas distorsiones del argumentario nacionalista, los ácratas hemos de reivindicarnos como firmes defensores de la cultura de los pueblos y hacer valer nuestras aspiraciones revolucionarias como la mayor garantía para el libre y natural desarrollo de los individuos, de los pueblos y de su cultura. Citando al compañero Rudolf Rocker: “El Estado no puede ser más que lo que es: defensor de la explotación de las masas y de los privilegios sociales, creador de clases privilegiadas, castas y nuevos monopolios”. En ningún caso se debe concebir al estado como herramienta libertadora ni de pueblos ni de clases sociales. a| 29


Al MARGEN

Capitalismo y Solidaridad: resistiendo a la dictadura de la mercancía Grupo Anarquista Heliogábalo Es una certeza sabida por todos que el capitalismo no es solo un sistema económico. O quizás sí lo sea, pero entonces deberemos definirlo como el gigantesco engranaje económico de un sistema más amplio de dominación que tiene diversas caras, múltiples facetas que básicamente se define por la construcción de un sistema de relaciones de poder que de forma evidente u oculta se filtran por la vida.

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El sistema de dominación, dicen los entendidos, ha alcanzado, en las últimas décadas, en las sociedades capitalistas occidentales un grado de perfección hasta ahora desconocido en la historia de la humanidad. No obstante, hay que tener en cuenta que todas las sociedades humanas han conocido diferentes modos de organización social, y no parece que ninguno de ellos hayan sido ajenos a las relaciones de dominación. Pese a esto siempre han existido modos de relación entre los seres humanos que forman una comunidad que han escapado a las diferentes lógicas de opresión. Y el capitalismo no es, ni lo será, pese a todo, una excepción. La máxima y, posiblemente, la más evidente expresión de lo señalado es eso que se suele denominar solidaridad. El sistema de valores propio de las sociedades capitalistas se caracteriza por tener como eje central eso que algunos han llamado la metafísica de la mercancía, y que sirve para poner nombre al espíritu del capitalismo, que entiende todo lo que toca como parte de un gran mercado en el que todo se vende y se compra y, por tanto, todo se piensa como una relación de intercambio, intercambio que consiste en una constante lucha de intereses basado en principios puramente materiales (en el sentido más obvio de la palabra) y egoístas. Como todo sistema de poder, el sistema de valores hegemónico busca permanentemente su perpetuación y, por tanto, su extensión por lo que la lucha entre la ética de la solidaridad y la competitividad, el individualismo depredador propio del capitalismo, no pueden evitar vivir en constante oposición. Inevitable oposición porque allí donde uno se expande el otro retrocede. Creemos que es evidente. Apoyo mutuo y limosna Desde que el mundo es mundo, o mejor dicho, desde que la persona es persona, siempre han existido formas diversas de apoyo mutuo, y si es cierto que el hombre es un ser social, es entonces ineludiblemente un ser solidario por cuanto es capaz de crecer y hacerse mejor a sí mismo mientras hace mejor a su comunidad. No es esa la concepción liberal, es decir, la actualmente hegemónica, del ser humano, pues sus principios nos apuntan a la necesidad de la competencia para sostener unas sociedades que ellos denominan avanzadas como las democracias parlamentarias. Para los anarquistas cuanto mayor sea la solidaridad entre personas más cerca estaremos de la sociedad libertaria o simplemente, más espacios anarquistas habremos sido capaces de consolidar como islas más o menos ajenas al mundo capitalista. Por

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el contrario, para los (neo)liberales de hoy mayor competencia equivale a progreso. Es la insticionalización del sálvese quien pueda. Igual que desde tiempos ancestrales aquellos a los que les ha tocado ser dominados han creado herramientas de apoyo mutuo, también las clases dominantes han llevado a sus relaciones de dominación sus formas de ayuda a los demás. Es la llamada limosna. ¿Cuáles son las diferencias? La limosna genera dependencia, la solidaridad nunca menoscaba la autonomía; la limosna genera relaciones de clientelismo social (o lo que es lo mismo, de sumisión), la solidaridad genera lazos de clase (entre iguales); la limosna es unidireccional y, por tanto, vejatoria pues muestra que uno siempre recibe y el otro siempre da, frente a la solidaridad que muestra a los que la ejercen que unas veces pueden ser receptores y otras veces dadores de solidaridad. La limosna refuerza un sistema de valores que normaliza la desigualdad social, la solidaridad trae a un aquí y ahora el germen del principio libertario del “de cada uno según sus posibilidades y a cada uno según sus necesidades”. En resumen, allí donde habite la limosna en cualquiera de sus formas se estará consolidando el sistema de valores de las clases dominantes. La modernización de la limosna Unas de las obsesiones de los legisladores desde el Renacimiento es la persecución del ocioso, del pordiosero, del improductivo, y es que la historia del Estado moderno es la historia de la construcción de las instituciones que de forma paulatina van a tratar de tomar para sí el monopolio de la limosna. El Estado como aparato de regulación (y, por tanto, de control) de la vida pública ha tratado de consolidar una serie de organismos que separen la limosna de la vida ciudadana, del día a día de las relaciones de las personas para llevarla al ámbito en las relaciones entre las personas y las instituciones. Así siglos atrás nacieron los hospitales generales y los hospicios que supusieron algo así como el punto de partida para el control de los miserables, los ociosos, considerados como un mal social. Bien es cierto que hasta bien entrado el siglo XIX no encontraremos políticas estatales para combatir la miseria. Decimos combatir la miseria, no erradicar la desigualdad, obviamente. Hay que tener en cuenta que ningún Estado nunca ha erradicado la pobreza porque su objetivo no es acabar con ella, sino mantenerla dentro de los límites de lo socialmente sostenible.

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La solidaridad en el capitalismo tardío El perfeccionamiento de los Estados modernos y el auge del capitalismo socialdemócrata llevó la tendencia que acabamos de explicar a su máxima expresión a través de instituciones que formaban un aparato denominado de protección social. La Segunda Guerra Mundial supuso un antes y un después para la solidaridad que se había convertido en una herramienta extraordinaria para buena parte del movimiento revolucionario durante casi toda la primera mitad del siglo XX. Según el proletariado europeo va afianzando su identificación con la nueva sociedad de consumo y con el modelo económico keynessianon, se va a consolidar el progresivo debilitamiento de la solidaridad obrera en contraste con el avance de las formas de limosna institucionalizada protagonizadas por las políticas sociales. El modelo estatal de ayuda, no obstante, se mantuvo en buena parte de Occidente, apenas tres o cuatro décadas (más o menos) según las regiones. Frente a él

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surge un nuevo modelo con el que convive, pero que al mismo tiempo lo va desplazando, es el modelo neoliberal que tiene a las ONG´s junto a las empresas de la solidaridad como protagonistas. Las ONG´s, para los voceros del neoliberalismo, suponen un avance por llevar a la sociedad civil espacios antes ocupados por el Estado, si bien dicha lógica es bastarda pues simplemente se modifican las lógicas de la dominación: es el tránsito de la limosna desde el aparato burocrático a la limosna vertebrada por la lógica del espectáculo. Nos explicaremos: Si ya hemos señalado que el Estado trató de separar la ayuda de la vida de las personas para hacerla patrimonio de las instituciones, las ONG´s representan la solidaridad vacía de contenido. No nos detendremos en la participación de las ONG´s en la lógica imperialista de la que participan en los países que los expertos denominan subdesarrollados, sí nos detendremos, sin embargo, en su visión de la ayuda en nuestro entorno más próximo. Uno de los primeros rasgos propios de las ONG´s es su similitud con las lógicas empresariales. La estructura de muchas ONG´s es altamente jerárquica y la solidaridad que supuestamente practican es frecuentemente vendida en los medios de comunicación de masas como un producto más de la sociedad de consumo. Depiladoras, calzado deportivo, automóviles, detergentes, cachivaches electrónicos de todo tipo… y la solidaridad de las ONG´s recorren los espacios publicitarios que inundan nuestro mundo compitiendo para captar ese deseo dirigido que la misma publicidad genera. La habitual práctica de captación de socios es, en realidad, la práctica de la captación de clientes que en vez de comprar un libro, es decir, mercancía cultural, compran apoyo a una persona o comunidad, es decir mercancía-solidaridad. Ser solidario desde el sillón es el producto ofertado. Si bien es cierto que existen ONG´s de todo tipo, y analizar la complejidad de su ideario escapa a nuestras posibilidades, ninguna escapa a la lógica de la profesionalización de la solidaridad que ha arrancado la ayuda de la vida cotidiana de las personas para llevarlo al terreno de los especialistas, provocando una tendencia habitual en el capitalismo: la enajenación de elementos fundamentales de la personalidad del ser humano para conducirlo a las manos de personal cualificado que por su sola existencia nos lanza el mensaje de que ni la solidaridad puede ser autogestionada. Gestionar la solidaridad, entonces, queda en manos de personas que saben realmente sobre ella y no en manos de cualquiera.

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La limosna de la ONG, aun cuando sea administrada por voluntarios, no escapa a ese modo bastardo de entender la ayuda que supone llevar la solidaridad al mundo del tiempo libre con lo que eso supone en nuestro mundo: solidaridad igual a ocio, es decir, equivale a montar en bici, dar una vuelta por un museo, ir de bares, etc. La limosna no puede ser, de este modo, nada más que un entretenimiento accesorio, sin profundidad ninguna. Se puede pisotear a un compañero en el trabajo el viernes y el sábado ir a visitar a un anciano solitario para hacerle compañía. Se vacía así de contenidos los principios para convertirlos en mero envoltorio, consiguiéndose de esta manera la reproducción del sistema de valores de la sociedad del espectáculo. La solidaridad proletaria es cosa del pasado y la ONG sin ideología definida, con un mensaje interclasista (que disfraza u oculta el concepto clase social), responde mejor a la vida ciudadana de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Hay que tener en cuenta que la limosna de la ONG, por eso es limosna, nunca es un cuestionamiento de la sociedad de clases frente a la solidaridad que rompe con los principios de las clases dominantes. Turbocapitalismo solidario, la paradoja definitiva Poco más arriba señalamos que las ONG´s son la cara amable de la solidaridad en el modelo neoliberal. Esto lo decimos pese a que hemos advertido sin rubor ninguno que sirven para la reproducción de los valores de las clases dominantes, pero de manera menos descarnada que las empresas de la solidaridad. Las empresas de la solidaridad son normalmente macroempresas a menudo multinacionales que en su búsqueda de nuevos nichos de beneficios sirven como subcontratas para prestar servicios que el Estado en los últimos tiempos venía desarrollando, y que con la acentuación de las políticas neoliberales van a combinar los aspectos propios de la solidaridad burocrática con los modos de gestión basados en la obtención del mayor beneficio económico. Es la cuadratura del círculo: la sociedad de clases tiene en la desigualdad su razón de ser, y ahora dicha desigualdad ofrece toda una serie de posibilidades empresariales que llevan la paradoja del binomio solidaridadbeneficios empresariales hasta límites probablemente impensables décadas atrás.

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¿El futuro es el pasado? Evitar idealizar el pasado es una obligación inexcusable porque destruiría nuestro principal instrumento de análisis, el pensamiento crítico, que, obviamente, es indispensable para aprender de los errores y mejorar como seres humanos incidiendo positivamente en nuestro entorno. No obstante, no podemos evitar ver que construir un futuro algo mejor, algo más solidario no pasa por la construcción de un complejo sistema de pensamiento que nos ilumine para llegar a elaborar algo hasta ahora nunca visto. Simplemente parece que mirar críticamente al pasado nos muestra modelos de relaciones humanas que pese a sus carencias desde luego mostraban cómo la solidaridad no era sólo una palabra, sino una forma de vida. Pasados los años, los anarquistas vemos en la historia de nuestro movimiento muchos aspectos que nos enorgullecen y algunos que nos producen cierto rechazo. Probablemente la solidaridad fue uno de esos principios básicos que mostró la grandeza de muchos militantes. Quizás no los recuerde la historia porque no eran brillantes oradores o propagandistas: simplemente eran personas corrientes y de eso los libros no hablan pero ellas sí hablaron y parece que nos dejaron un mensaje: relaciones sólidas basadas en la fraternidad entre iguales. Esto es la base para construir la solidaridad y que hoy suena trasnochado, porque lo actual son las relaciones frágiles basadas en un cálculo de intereses individuales más o menos consciente. Desde luego obstáculos no nos faltan: la tecnología de las comunicaciones, el territorio capitalista, los nuevos modelos laborales son solo unos ejemplos que condicionan las relaciones interpersonales de las que la solidaridad sólo es una faceta más. Manos a la obra. Por la anarquía.

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Al MARGEN

A lomos de la UNIÓN 40|a

EUROPEA Anthony Crowther


Los sindicatos europeos llegaron a ver la Unión Europea como un aliado en su objetivo de construir una forma de capitalismo más socialdemócrata en Europa. La UE fue vista por los sindicatos europeos como la principal herramienta de creación de un modelo de mercado social del capitalismo frente a la fórmula anglosajona del capitalismo de libre mercado. Sin embargo, las medidas de austeridad impuestas por la UE en los últimos años han hecho que los sindicatos se sientan traicionados. Ante el aumento de los ataques a los trabajadores, los sindicatos demandan la vuelta a una Europa más “social”. Pero esta idea de que la UE apoya una forma más humana de capitalismo y que actúa en interés de los trabajadores, es una ilusión a la que se aferran los sindicatos europeos que cada vez están más desacreditados. La Unión Europea, desde sus inicios, ha actuado sólo en interés de la clase capitalista. Mucho después del periodo de la postguerra, la idea de una forma de capitalismo “del bienestar” convino a los intereses inmediatos de las élites capitalistas, de ahí el apoyo de la UE a la creación de un mercado social. Pero los grandes cambios que se han producido en el capitalismo de los últimos años han acabado con el capitalismo del bienestar, junto a los estados socialdemócratas que los han apoyado, ya que no sirve a los intereses del capitalismo. El giro reciente de la UE hacia una austeridad de inspiración neoliberal es, por tanto, simplemente una respuesta del estado capitalista a las necesidades del capital a través del desmantelamiento de un sistema que ya no necesita. A pesar de las penosas denuncias de los sindicatos, la UE no está por volver al mercado social; quiere destruirlo. Para entender qué está pasando hoy es necesario mirar atrás, a las condiciones que afrontaba el capitalismo justo después de la Segunda Guerra Mundial, que llevaron directamente al desarrollo del capitalismo del bienestar. El fin de la guerra dejó al capitalismo europeo en una situación peligrosa. En el extranjero se enfrentaba a un enemigo envalentonado en la forma de la Unión Soviética, mientras que en casa se enfrentaba a un movimiento obrero muy fuerte que amenazaba con un cambio revolucionario. Para la supervivencia del capitalismo, se aceptó que tenían que producirse cambios. Esto llevó al desarrollo del capitalismo del bienestar, en el que el estado controlaba grandes sectores de la economía como manera de estabilizar el capitalismo, erradicando

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su tendencia crónica de éxitos y fracasos. El objetivo del capitalismo del bienestar no era sólo aumentar el beneficio sino mejorar la calidad de vida, aumentar el bienestar y el pleno empleo. Bajo el capitalismo del bienestar, a los elementos más moderados del movimiento sindical se les ofreció un lugar en el capitalismo a cambio de un pequeño espacio en la toma de decisiones conjunta, en un intento de asimilarlos al sistema. La esperanza era que mediante la creación de una forma más humana de capitalismo, los trabajadores rechazarían las alternativas revolucionarias del marxismo y el anarquismo para convertirse en parte del capitalismo en este nuevo paraíso socialdemócrata. La UE, que inició su camino como Comunidad Europea del Carbón y el Metal en 1951, al principio jugó un papel menor en la creación del capitalismo del bienestar. Fue creada por EE.UU, con el apoyo de Francia, sobre todo como forma de frenar a Alemania. El objetivo era prevenir que Alemania resurgiera como poder, tanto para prevenir futuras guerras en suelo europeo como para evitar que Alemania se convirtiese en un poder capaz de hacer frente a la dominación de EE.UU. La UE también formó parte de otros organismos que se establecieron en los años de la postguerra, como la OTAN y la OCDE, con el objetivo de forzar a la Europa occidental hacia una alianza capitalista contra la amenaza soviética en la construcción de la guerra fría. La construcción del capitalismo del bienestar después de la guerra, fue llevado a cabo por los gobiernos nacionales financiados por los préstamos de EE.UU. Esto llevó a diferencias significativas en la manera que este capitalismo del bienestar se desarrolló en cada país europeo. Los primeros pasos hacia una integración mayor de las economías del bienestar que se estaban desarrollando en Europa, se dieron en 1957 con la creación de la predecesora de la UE, la Comunidad Económica Europea. La CEE, sin embargo, permaneció como una zona de libre mercado hasta los años 70s, con un poder muy limitado de intervención en los asuntos de los estados miembros. La fuerza que lideraba en Europa siguió siendo la nación-estado y no la CEE.

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Una de las principales razones por la que no hubo ningún movimiento hacia una mayor integración en los primeros años de la CEE, se debió a las diferencias y rivalidades que existían entre las élites capitalistas de Europa. Las más importantes se dieron entre los tres estados dominantes de la CEE: Gran Bretaña, Francia y Alemania. Francia apoyaba la integración como medio de crear una Europa que hiciera frente a la dominación estadounidense. Alemania apoyaba la integración pero veía a Europa como un poder incipiente frente a EE.UU. Gran Bretaña, antes y después de unirse a la CEE, se oponía a una integración mayor, esperando que la CEE se mantuviese como una alianza de cooperación sólo a nivel económico de libre mercado, con EE.UU como fuerza dominante dentro del mundo capitalista. Con tanta rivalidad en Europa y ningún país dominante capaz de imponer su voluntad, los progresos hacia una mayor integración fueron lentos, en constante debilidad por las diferencias de objetivos y propósitos. Sin embargo, hacia finales de los años 70s, las condiciones del capitalismo empezaron a cambiar de forma dramática, lo que tuvo implicaciones significativas para la UE. El largo boom de la postguerra llegó a su fin y el capitalismo del bienestar llegó a su fin. La política de intervención estatal ya no funcionaba en un capitalismo cada vez más inestable, con el desempleo creciendo y la inflación subiendo. Cuando los índices de beneficio cayeron, el capitalismo inició su ataque. Hacia finales de los 70s, la estrategia de la postguerra de asimilación de los sindicatos ya se había conseguido totalmente; el movimiento obrero europeo estaba ya dominado por ideas socialdemócratas de colaboración con el capitalismo. En el momento en que crecieron los ataques del capitalismo, los sindicatos que no tenían alternativa revolucionaria al capitalismo, fueron abandonados en su intento de defender la versión decadente del capitalismo del bienestar. En los años 80s, las ideas del libre mercado volvieron a la palestra en la forma del neoliberalismo. En el contexto de caída del capitalismo del bienestar, el neoliberalismo fue el golpe de fuerza utilizado para atacar a la clase trabajadora. Primero, a través de

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los organismos dominados por EE.UU, como el FMI y el Banco Mundial; la agenda del neoliberalismo se impuso en el mundo desarrollado a cambio de ayudas financieras, con efectos desastrosos para la clase trabajadora. En EE.UU y Gran Bretaña, el asalto del capitalismo se declaró mediante métodos draconianos utilizados para machacar el poder de los sindicatos como precursores de recortes masivos y el empeoramiento de la calidad de vida. Hacia finales de los 80s, Gran Bretaña fue pionera en la privatización como medio de acabar con la negociación colectiva y abrir el sector estatal a la explotación capitalista. Fue también a partir de los años 80s en adelante que la CEE inició el desarrollo de un estado capitalista europeo claramente definido, preparándose para imponer el neoliberalismo en la Europa del estado del bienestar. En esta década, la idea de una completa unión económica y monetaria empezó a forjarse, con el mercado común europeo convertido en el medio de conseguir los recortes de derechos y salarios de los trabajadores. Fue en este momento que la Comisión Europea acuñó la frase “el modelo social europeo”, como forma de enfatizar la creciente inclusión social siguiendo los principios del capitalismo del bienestar. Esto llevó a los sindicatos europeos, bajo la gran presión de los ataques capitalistas, a empezar a ver la CEE como una gran esperanza para deshacerse del neoliberalismo, ahora personificado en las tan odiadas economías de libre mercado anglosajonas como Gran Bretaña o EE.UU. Aunque el compromiso del mercado social fue más tarde consagrado por el Tratado de Lisboa en 2007, la idea de una integración social quedó en eso – en una idea, que nunca se vería implementada. Fue el camino para que emergiera la unión económica y monetaria sobre la base del neoliberalismo, lo que realmente nació como objetivo de la CEE desde los años 80s en adelante. Esto llegó a realizarse con la firma del Tratado de Maastricht en 1992 que creó la UE, la unión económica y monetaria y, por último, la eurozona. El tratado en efecto puso las bases que llevarían a la eurozona a adoptar el neoliberalismo, con su equilibrio presupuestario, dinero seguro y un mercado laboral flexible que estamos viendo implementar en la actual crisis de la eurozona.

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Dejando a un lado las claras implicaciones del tratado al libre mercado, casi todos los sindicatos europeos y sus aliados los partidos socialdemócratas y socialistas estaban entusiasmados con Maastricht. Estos son los mismos sindicatos y partidos que hablan de “traición” cuando la UE pone en práctica las medidas de austeridad descritas en el mismo Tratado de Maastricht que ellos apoyaron totalmente. La negativa del Banco Central Europeo de apoyar a los países europeos del sur a través de los eurobonos o interviniendo en los mercados financieros internacionales, comprando deuda europea como forma de reducir los intereses en bonos del estado, se basa en un criterio de gobierno tal como opera un banco creado en Maastricht. Desde principios de los años 90s, hubo otros factores que entraron en juego para llevar a la UE a convertirse en el mecanismo a través del cual el capitalismo europeo podía atacar a la clase trabajadora. La caída del imperio soviético llevó a la reunificación de Alemania, algo a lo que se oponían tanto Gran Bretaña como Francia. Este hecho alteró la estructura de poder en la UE, con Alemania convertida en una fuerza dominante, algo irónico si tenemos en cuenta que la UE se construyó para prevenir que esto sucediera. Al tiempo que crecía su poder y la relativa caída de EE.UU se hacía evidente, Alemania, con la amenaza militar soviética ya desaparecida, se acercó a la idea francesa de una UE rival tanto de EE.UU como de China, con el objetivo a largo plazo de que el euro sustituyera al dólar como moneda mundial. Pero si la UE quería competir algún día con el creciente poder de China, tenía la necesidad de reducir sus costes globales. Desde mediados de los 90s, Alemania empezó a utilizar su creciente dominación como medio de llevar a la UE hacia un mayor neoliberalismo para reducir costes. Después de la caída de la Unión Soviética, los antiguos miembros del Pacto de Warsaw pidieron unirse a la UE. Muchos de estos países habían ya realizado profundos recortes impuestos por el FMI; los que no, fueron forzados a hacerlo como condición para entrar en la UE. En el norte de Europa, la mayor asimilación de los sindicatos limitó seriamente su capacidad de resistir los ataques del capitalismo, sobre todo en Alemania donde los salarios cayeron en picado junto al programa “Hartz 4” que recortó el estado del bienestar.

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Mientras las condiciones de vida empeoraban en el norte y este de la UE, quedaba la Europa del sur donde una tradición mayor de militancia obrera previno la imposición de la agenda neoliberal. Alemania consiguió utilizar el euro como medio de atacar la calidad de vida de los trabajadores del sur de Europa. La reducción de costes laborales hizo que las exportaciones alemanas fuesen más baratas, creando una crisis en la balanza de pagos del sur de Europa. Antes del euro, estos países podían devaluar su moneda aumentando el precio de las exportaciones alemanas. Pero en la eurozona esto ya no era posible, dejando como única alternativa la reducción de costes laborales. Frente a la resistencia de los trabajadores, los países del sur de Europa aumentaron sus préstamos mediante bonos, dejándoles expuestos a las exigencias de los mercados financieros mundiales cuando llegó la crisis en 2008. Como ya hemos visto, esto podría haberse solucionado expidiendo eurobonos e inyectando dinero público como forma de simular un crecimiento de la economía. Pero esto habría significado una vuelta al fallido capitalismo del bienestar. En lugar de esto, la UE neoliberal ha exigido terribles medidas de austeridad a cambio del rescate. En el sur de Europa ha habido una venta generalizada de activos públicos, las prestaciones sociales y los salarios han sido recortados, y el mercado de trabajo se ha liberalizado. Esto se ha traducido en un deterioro generalizado de la calidad de vida de los trabajadores y un escandaloso nivel de desempleo.

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El despiadado ataque neoliberal de medidas de austeridad no ha llegado a su fin. En los últimos años, la UE se ha apresurado a firmar más acuerdos con la intención de imponer más severos recortes en los gastos públicos. El “Pacto por el Euro Plus” también ha sido aplicado y, por primera vez, permite que la UE intervenga directamente en la economía de los estados miembros para regular su mercado laboral, deteriorar la calidad de vida e incluso imponer la bajada de impuestos. Esto garantiza la continuidad de los ataques a los trabajadores europeos, en la incansable apuesta para garantizar que la UE puede competir con EE.UU y el poder creciente de China.

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Hasta ahora todos los partidos políticos que gobiernan en Europa, con independencia de su afiliación política, han implementado los recortes impuestos por la UE. Esto no es sorprendente, si tenemos en cuenta que los partidos políticos siempre actúan en interés del Estado. Pero es la inoperancia de los sindicatos europeos para defender a los trabajadores lo más chocante. Y aunque sea chocante, no sorprende. Hacia los años 80s, cuando la UE empezó a preparar su ofensiva neoliberal, los sindicatos de toda Europa fueron asimilados en un sistema de comités de empresa, que creó la ilusión de participación de los trabajadores en la toma de decisiones cuando, en la práctica, se trata de un mecanismo de control patronal y la principal herramienta de asimilación del movimiento obrero al capitalismo. Esta asimilación ha debilitado, y en algunos países ha hecho desaparecer, la capacidad de los sindicatos para organizar ni tan siquiera una acción limitada contra los ataques del capitalismo. En algunos países de la UE se han visto huelgas generales puntuales, pero en general ha habido pocos intentos de organizar una acción de alcance europeo. Es más, la demanda ha sido que la UE abandone las medidas de austeridad a favor de un gasto mayor. Esto significa ver estas medidas de austeridad simplemente como una reacción a la actual crisis del euro, más que como parte de una estrategia neoliberal cuyo objetivo es reducir costes para hacer a Europa más competitiva. Aunque haya medidas como los eurobonos, la crisis amenaza con continuar mucho tiempo y no habrá vuelta a las políticas de intervencionismo del estado de antaño. Los días del capitalismo del bienestar han pasado, y no van a volver. En este sentido, los días de los sindicatos socialdemócratas también han pasado. Los sindicatos socialdemócratas nacieron de la necesidad del capitalismo en asimilar el movimiento obrero. El capitalismo ha iniciado el ataque, no para asimilar al movimiento obrero sino para destruirlo. Frente a estos ataques, lo que se necesita es el resurgir de un movimiento obrero de clase y de acción directa. La Asociación Internacional de Trabajadores está trabajando muy duro para ayudar a crear este movimiento. Sabemos que la lucha contra los ataques de la UE no puede hacerse en un solo país, sino que necesariamente debemos luchar en toda Europa y finalmente en todo el mundo. Como organización, ponemos en contacto a los trabajadores de diferentes países y organizamos acciones de apoyo para los trabajadores en lucha. Nuestro principal objetivo es destruir a los dos males de la sociedad, el capitalismo y el Estado, y reemplazarlos por una sociedad comunista libertaria.

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Al MARGEN

El desencanto Francia. J.P.C.

La elección de François Hollande fue un voto de castigo contra el anterior presidente de la República francesa Nicolas Sarkozy, pero no deberíamos limitarnos a este aspecto de la realidad política. El rechazo a Sarkozy no fue por simple repugnancia ante un estilo o método de “passer en force”*, sino más bien el rechazo de una política de austeridad y la ausencia de dialogo social. La elección de François Hollande no se acompañó de un gran entusiasmo popular, como ocurrió en la elección de François Mitterand, en 1981. Sin embargo, muchos franceses esperaban mejorar su situación, aun que fuera poco, y cambiar la política llevada a cabo hasta ahora. Son estas expectativas que permiten entender el desencanto actual y el descenso vertiginoso de la popularidad del presidente actual y de su gobierno.

<*>“imponer su voluntad” sin consultar a nadie 50|a


Las expectativas La repulsa al “estilo” Sarkozy, fue el rechazo al autoritarismo y al presidente “bling bling”. El día de su elección, Sarkozy celebró su victoria en uno de los mejores restaurantes de lujo de París. Iniciando su quinquenio con una semana de vacaciones en el yate de un amigo, gran patrón francés y conocido marchante de armas: Vincent Bolloré. A su regreso aparece más prepotente que nunca. Se sube el sueldo un 178%. La prensa comenta este hecho como una torpeza, pero en realidad, es coherente con lo que había defendido durante la campaña electoral. El anterior presidente, Jacques Chirac, del mismo partido político, había defendido durante una anterior campaña electoral, la lucha contra la “fractura social”. Es con este eslogan que Chirac derrotó a la izquierda que había gobernado la República durante 14 años. Para ser elegido, Nicolas Sarkozy no tuvo reparos en sostener una postura contraria a lo defendido por Chirac. Así, se presentó como el candidato de una derecha sin complejos, que utiliza sin escrúpulos los temas de la extrema derecha sobre seguridad e inmigración. Antes de ser elegido presidente, la derecha había gobernado durante 12 años y Sarkozy había sido ministro varias veces ¡Logró presentarse como el candidato del cambio! Su gobierno se caracterizó con políticas liberales muy duras, cuyas consecuencias sociales fueron gravísimas, porque coincidieron con la crisis económica mundial. Nicolas Sarkozy fue elegido gracias a los jubilados ricos y las profesiones liberales, atrayendo también parte del electorado obrero que vota habitualmente a la extrema derecha, satisfecho por el discurso del candidato contra la inmigración. Atrajo igualmente a la clase media, convirtiéndose en el campeón del poder adquisitivo, con el eslogan: “trabajar más para ganar más”. No se ha producido ninguna mejora social, el poder adquisitivo se ha derrumbado. El método de “passer en force” dio la impresión que era imposible resistir a las decisiones del gobierno. Los recortes en las pensiones influyeron mucho en la perdida de popularidad del antiguo presidente. La destrucción de numerosos puestos de trabajo en la función pública (16000 empleos anuales en la enseñanza) contribuyó a su desgaste. Así parte de los electores de François Hollande esperaban que al menos, no hiciera lo mismo que Sarkozy.

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Las promesas solo obligan a los que creen en ellas François Hollande inició su mandato con las medidas simbólicas de su programa electoral: la reducción del salario del presidente y de los gastos de los ministros; la paridad de género en el gobierno; la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo. Este último proyecto provocó la movilización de la iglesia y de la derecha, pero no pudo ocultar la crisis social que preocupa a la mayoría de los franceses. Lo que caracterizó la campaña electoral fue sobre todo la promesa de que el gobierno iba a actuar en contra de la crisis y restablecer un poco de justicia fiscal. Con Sarkosy, la presión fiscal hacia los más ricos había disminuido substancialmente. Hollande prometió gravar a los más ricos con el 75% de sus ingresos, a partir de un millón de euros. Esta medida no se concretó por razones de incompatibilidad constitucional. Fracaso que coincidió con el escándalo del ministro de hacienda Jerôme Cahuzac que reconoció, después de haberlo negado en un primer momento, tener una cuenta bancaria en Suiza. Esta historia no deja de ser “cruel”, puesto que este mismo ministro era el encargado de perseguir la evasión fiscal. Este escándalo en el gobierno socialista coincidió con la campaña para “moralizar” la vida pública. Mientras que los franceses asistían a este triste espectáculo, el gobierno anunciaba la subida del IVA, el impuesto más injusto que Hollande había denunciado durante la campaña electoral. La subida del IVA reduce el consumo de las familias. En contradicción con la política de incremento del consumo que debía, según Hollande, sacar a Francia de la crisis. Prometía igualmente bajar el coste de la energía y renegociar el pacto europeo de estabilidad, que obliga al Estado a reducir sus gastos. Si, en un primer momento, el precio de la gasolina bajó 3 céntimos, éste volvió rápidamente a subir otra vez. El gobierno planeaba limitar el incremento del precio de la electricidad al 2% anual, pero la comisión de regulación de la energía anunció una subida del precio de la luz del 30%, hasta 2017. Al mismo tiempo, Hollande firmó el pacto de estabilidad europeo sin cambiar una sola coma. Lo que más ha incidido en la gestión del Gobierno durante este primer año ha sido su pasividad frente a los despidos masivos provocados por las grandes empresas. La patronal se había puesto de acuerdo para anunciar los expedientes de regulación de empleo después de las elecciones1. 1 http://www.rue89.com/rue89-eco/2012/04/19/des-plans-sociaux-reportes-pour-cause-depresidentielle-231295

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A partir de junio 2012, los anuncios de despidos se han multiplicado. Iniciando Peugeot el proceso, con un aviso de supresión de 6000 puestos de trabajo y el cese de actividad de la factoría de Aulnay, lugar con importantes movilizaciones. Poco tiempo después se anuncia un total de 92000 despidos en todo el territorio francés. El ministro del trabajo, pese a sus discursos, no toma ninguna medida que hubiera podido impedir la destrucción del empleo. Un caso emblemático es el de la empresa siderúrgica Arcelor Mittal en Florange, pueblo de la Mosela (noreste de Francia). Como en otras zonas del mundo, esta multinacional amenazaba de cerrar unos altos hornos rentables. Sarkozy había prometido de salvar los puestos de trabajo, pero sin tomar las medidas necesarias. Hollande se desplazó a Florange durante la campaña presidencial y prometió de mantener los empleos, declarando a los trabajadores : “después de ser elegido presidente, no quiero encontrarme en la situación de no poder volver aquí, por no haber cumplido mi promesa”. Hollande prometió promulgar una ley que impidiera los despidos por razones especulativas. Promesa que no cumplió2. Cuando el ministro de industria Arnaud Montebourg propuso la nacionalización de los altos hornos de Florange, el primer ministro le desautorizó. Al final, la factoría cerró y los trabajadores, en señal de protesta, erigieron una lápida donde se puede leer: “Traición, aquí yacen las promesas hechas por François Hollande a los obreros de Florange y a sus familias”3. A este panorama hay que añadir las ayudas a favor de los empresarios que, según Hollande, son “los que producen la riqueza” rechazando el votar una ley de amnistiá para los sindicalistas victimas de la represión. Así, se entiende fácilmente la desilusión de los que creyeron en las promesas del candidato que se declaraba el “enemigo de la finanza”. ¿Que perspectivas? Es probable que la situación actual tienda a fortalecer las tesis nacionalistas y autoritarias en la extrema derecha como en la izquierda. Marine Le Pen líder de la extrema derecha francesa (Frente nacional) está en plena ascensión, cosechando excelentes resultados en las últimas elecciones presidenciales, situándose en tercera 2 Où en est la loi promise par François Hollande à Florange ? “Le Monde”, 27.09.2012 3 http://www.lexpress.fr/24henimage/a-florange-une-stele-en-memoire-des-promesses-de-francoishollande_1243886.html

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posición. Pudiendo colocarse en segunda posición la próxima vez4. Muchos afiliados del partido conservador UMP están a favor de las tesis xenófobas del Frente nacional. Además, en las manifestaciones en contra del matrimonio homosexual coincidieron con la derecha católica y los militantes de la extrema derecha más radical. En la izquierda, Jean-Luc Mélenchon apuesta por una sexta República y sueña con “dar un gran escobazo”, eslogan en contra de la clase dominante, que vitoreaban más de 100000 personas en las calles de París, el 5 de mayo 2013. La mayoría de los dirigentes han eludido su responsabilidad política, sirviéndose de la Unión europea como chivo expiatorio. Así, Mélenchon y Le Pen atacan a la Unión europea como única responsable de las políticas de austeridad y defienden un Estado nacional fuerte. Muchos electores decepcionados de las políticas de Sarkozy y Hollande pueden pensar ahora que un Estado fuerte sería la solución. Los franceses están asqueados de la política y no piensan que ésta pueda cambiar su situación. La respuesta más peligrosa y probable a este desencanto seria la extrema derecha. Es la consecuencia de la ausencia de un posicionamiento claramente anticapitalista y sobre todo la falta de perspectivas que se sitúen fuera del ámbito electoral. Esto es lo más grave hoy. No vemos aparecer movimientos sociales determinantes, mientras que la cuestión social continua siendo el centro de las preocupaciones de la gente. Sin embargo, las razones de luchar no faltan. Parte de los sindicatos institucionales han firmado un acuerdo nacional que desmantela gran parte de la protección laboral, facilitando los despidos, sin que estos ataques provoquen grandes movilizaciones. Frente a los despidos masivos, ninguna campaña de solidaridad ha sido organizada a nivel nacional. Los libertarios – como también la extrema izquierda – tienen poca incidencia en el movimiento social, excepto en el terreno de las luchas por la protección del medio ambiente. Emblemática es la lucha contra la extensión del aeropuerto de Notre Dame des Landes. Proyecto liderado por el actual primer ministro del gobierno socialista, Jean-Marc Ayrault, en su territorio de la región de Nantes. Es un proyecto faraónico que ha provocado una importante resistencia en la población local, con la ocupación de las tierras para impedir el desarrollo de las obras. Esta lucha ha tenido una cobertura mediática nacional. En un mes, más de 200 4 En 2002, el padre de Marine Le Pen, Jean-Marie provocó un terremoto político, imponiéndose como candidato en la segunda vuelta de la elección presidencial, frente a Jacques Chirac y eliminando de la competición al candidato socialista Lionel Jospin. Gran parte de la izquierda y de la extrema izquierda voto como un solo hombre al candidato conservador [nota de la traductora].

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comités de apoyo5 surgieron en varios puntos de Francia y en Bélgica. Resistencia legitima que tiene todo el apoyo de la CNT. Sin embargo es significativo ver con que rapidez se pone en marcha una lucha en defensa del medio ambiente y que poco se hace en apoyo a los trabajadores que luchan para salvar su empleo. Los sectores más críticos de la sociedad francesa se encuentran más a gusto en este terreno que no está controlado por los aparatos sindicales. Es necesario también recordar la historia social de este país. En los años 70, la extrema izquierda, el movimiento libertario y los ecologistas convergieron en la lucha contra la extensión del campo militar del Larzac, apoyando a los campesinos y pastores de la zona. Esta lucha tuvo un peso político importante. El gobierno de entonces retrocedió. Esta movilización se convirtió en un sucedáneo para el movimiento social de mayo del 68, que no había conseguido realizar su proyecto de “conquistar” a la clase obrera. Los militantes de aquella generación, activos en el sindicalismo, fueron incapaces de transformarlo en un movimiento revolucionario. Algunos tiraron la toalla ante la hostilidad de los cuadros de la CGT. Otros muchos adoptaron una practica sindical reformista, cubriéndose detrás de la cortina de humo de un discurso autogestionario. Se integraron en el sistema sindical tradicional, trabajando en el aparato reformista o creando nuevos sindicatos que participan a su vez a las elecciones sindicales. Los sectores obreros más combativos se encuentran a menudo en oposición a las burocracias sindicales. Durante los conflictos, los dirigentes sindicales ponen en marcha una escasa solidaridad. Por ejemplo, en la huelga de la empresa de neumáticos Continental, cuyo líder (del partido izquierdista NPA) denunció públicamente el secretario de su confederación, la CGT, por falta de apoyo. Los trabajadores de la factoría Peugeot de Aulnay se enfrentaron también a la dirección de esta central sindical. Estas luchas pueden alcanzar un alto grado de radicalidad, pero están marcadas por rasgos de desesperanza a causa de su aislamiento. Hubo trabajadores que amenazaron de hacer saltar la factoría por los aires. Otros saquearon la subdelegación del gobierno. Se producen enfrentamientos entre trabajadores huelguistas y esquiroles. Sin embargo, estas movilizaciones se quedan aisladas. No se pone en marcha ningún medio serio que permita extender la lucha al resto del pueblo, a pesar de que disfrutan de una amplia simpatía en la población. 5 http://comites-ndl.blogspot.fr/

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La derrota de las movilizaciones organizadas por los sindicatos reformistas contra la reforma de las pensiones (retraso de la edad de jubilación) y la traición de las burocracias sindicales durante estos conflictos deberían ser una lección para los libertarios. Estos serían inconsecuentes si no potenciaran la solidaridad con los trabajadores en lucha. El modelo sindical institucional a demostrado durante muchos años que es incapaz de proponer unas mínimas mejoras de las condiciones de vida. Es también incapaz de potenciar la organización de los trabajadores precarios. Las políticas de austeridad se están desarrollando ahora, con mayor intensidad, en Francia. Sin posibilidad de victoria en el terreno social, aunque ésta fuera parcial, veremos instalarse rápidamente el populismo radical. El voluntarismo es hoy el primer paso de una acción solidaria hacia los sectores en lucha, que dará vida a un verdadero anarcosindicalismo forjado en la realidad.

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La delegación en las decisiones que afectan a nuestras vidas es el canto de sirena con el que el Estado intenta constantemente aplacar la lucha de los oprimidos. Mediante los mass media, el sistema de enseñanza y demás medios de los que dispone este sistema para la formación de pensamiento, el Estado nos inculca la ideología que lo sostiene como el sentido común, lo neutro, lo razonable, como la misma realidad objetiva. Así, nos enseñan que necesitamos a toda una gama de expertos que decidan por nosotros teniendo supuestamente en cuenta exclusivamente nuestro bienestar como criterio objetivo. El padre, el profesor, el trabajador social, el psicólogo, el político, el delegado sindical, todos se arrogan una sabiduría objetiva y unas capacidades de las que el resto supuestamente carecemos. Esta sabiduría objetiva es la que nos es presentada como indiscutible y en base a ella cedemos llegando al absurdo de reconocer que la gestión de asuntos colectivos es una técnica reservada a unos dirigentes. Esto responde a la lógica de un sistema que ha inutilizado las herramientas clásicas de la clase obrera en pro de un juego dialéctico carente de contenido como es la política actual. La democracia, nos dicen, es debate, es no violencia y respeto a las diferentes opiniones, es ese sistema que casi ha alcanzado la perfección por reflejar siempre lo que quiere el pueblo. Lejos de ser así, los debates son abstracciones vacías y este constructo teórico tiene la función de encubrir lo que realmente es la democracia: una forma más de ejercer poder sobre nosotros. Un poder que de primero nos intenta convertir por todos los medios en ciudadanos que reproduzcan sus valores pero que tampoco dudará en ejercer la represión violenta y directa contra aquellos que no han sido bien adoctrinados. Vivimos, en definitiva, en un totalitarismo que en vez de ir de frente utiliza palabras como "democracia" o "pueblo" como subterfugio, como bonito envoltorio para que traguemos mejor su sistema de dominación. Reproducir sus valores incluye aceptar que no sabemos bien lo que nos conviene, que otros lo sabrán mejor y lo defenderán mejor. Cedemos así nuestra autodeterminación, no pudiendo existir así ningún sistema horizontal e igualitario por vernos relegados a una eterna minoría de edad. Nuestros dirigentes serán los que hablen y decidan por nosotros porque saben jugar a ese juego dialéctico vacío en el que nuestras vidas son reducidas a números y letras. Cualquier contacto con la realidad ha sido proscrito en pro de ser democráticos y civilizados, llegando al absurdo de condenar a quien roba porque se muere de hambre. El ciudadanismo que atraviesa diferentes movimientos sociales como el 15M no es más que la asunción de esta mentalidad democrática que sólo nos lleva a reproducir estructuras de poder: la victoria de un sistema autoritario que ha conseguido neutralizar en gran medida la protesta social. Los anarquistas, por contra, siempre hemos defendido que no existe el buen dirigente, que aquel que pretenda decidir por nosotros siempre nos estará arrebatando nuestra capacidad de decidir por nosotros mismos siendo nosotros, los que sufrimos el problema, los que mejor sabremos cómo ponerle solución. Sabemos como oprimidos que lo que queremos es acabar con cualquier forma de opresión y tenemos las herramientas para conseguirlo en la acción directa, la insurreción, la revuelta, la huelga salvaje y finalmente en la revolución social que nos traerá un mundo nuevo. Por ello, siempre hemos optado por organizarnos de manera horizontal e intentando alcanzar el consenso, siendo el único modo en el que se tiene en cuenta la opinión de cada uno de nosotros en la organización de las formas de lucha y de la futura sociedad, el comunismo libertario. Arranquemos nuestra vida al Estado y el Capital y a las diferentes formas que reproducen sus sistema de valores y empecemos a vivirla. a| 59


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DEMOCRACIA

Y CAPITALISMO M. Suárez García y J. Van der Gim

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La institucionalización del concepto democrático ha hecho desaparecer del imaginario colectivo otra forma primigenia de concebir la democracia. La hegemonía que disfrutan en estos momentos las instituciones asociadas a la representación debería de buscarse en la abdicación de rescatar esa forma primera, que no es sino las formas alternativas plebeyas de las asambleas primarias, mandatos controlados y soberanía directa del pueblo. La democracia hoy designa un conjunto de representaciones políticas, económicas, ideológicas, organizacionales, que, sobre un recorte particular privado-público de lo social, contribuyen a –y al mismo tiempo se alimentan de– la construcción de singulares abstractos, individuos-átomos, anónimos e intercambiables. La división tradicional entre dominadores y dominados persiste como si fuera un dato de la naturaleza de lo político, y coexiste, sin choques aparentes, con la soberanía reconocida y proclamada del pueblo. Flanqueada por los derechos constitucionales y por el sufragio llamado universal, la democracia, que ahora integra en su campo al liberalismo –o más bien a la inversa–, es asimilada a los regímenes capitalistas occidentales1. Estamos en presencia, pues, de un giro semántico que no es anodino sino la consecuencia del aprendizaje de la sumisión humana que los regímenes representacionales impusieron en el siglo XX. Giro semántico que ha provocado la asimilación de democracia con democracia liberal parlamentaria. Pero no sólo ha supuesto un giro semántico sino también un instrumento legitimador del capitalismo y que copiando a J.M. A. podremos desgranar. Libertad formal y libertad real La crítica habitual al régimen democrático es que la igualdad a la hora de votar es una igualdad falsa en realidad, pues el poder y la riqueza están muy desigualmente repartidos. Ya en la Revolución francesa se distinguía entre igualdad de derechos (que es lo que reconocen las constituciones) y la igualdad económica. Albert Soboul pone como lema a su libro 1 Eduardo Colombo. La voluntad Escamoteada

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Les sans-culottes las dos citas siguientes: «L’égalité pour l’homme social n’est que celle des droits»2 (Vergniaud, 13 de marzo de 1793) y «Faire disparaître l’inégalité des jouissances»3 (Félix Lepeletier, 20 de agosto de 1793). Las constituciones en general parten del supuesto de Rousseau de que los hombres nacen libres e iguales y, en libertad e igualdad, se reúnen para pactar las leyes que salvaguarden los derechos de cada uno y armonicen el “interés general”. Las democracias se caracterizan por una sustitución progresiva de la opresión personal por una opresión a través de los mecanismos económicos. Es así como los antiguos colaboradores de la represión, los coautores de la dictadura, se pueden presentar al pueblo con las manos limpias y con sonrisa inocente. Éstos son los terribles mecanismos del capitalismo avanzado. Los opresores y oprimidos se sientan a la misma mesa, pactando la estrategia de lucha contra el seudoenemigo común: la economía. Paro, bajos salarios, disminución del poder adquisitivo, condiciones de vivienda, etc., aparecen como hechos políticamente neutros de los cuales nadie es responsable. Todos tenemos el deber de trabajar y el derecho al trabajo. Todos iguales ante la ley, sin embargo hay millones de personas privadas de este derecho humano fundamental. Hay millones que viven en una situación anticonstitucional. Pero esta situación no deriva de unas leyes injustas. Ahí está el artículo 35, por ejemplo, de la constitución española para atestiguarlo4. Son las condiciones materiales y no los hombres las que les niegan ese derecho. Esto diferencia las democracias de las dictaduras: las leyes son “justas”, son las estructuras materiales las que son injustas. En las dictaduras hay opresor, hay enemigo personalizado: un individuo o un grupo social. En las democracias, el sujeto de la opresión se diluye en las estructuras materiales. Volvemos, en apariencia, a las condiciones de las sociedades tribales, en las que el enemigo opresor eran las fuerzas de la naturaleza. En apariencia. En realidad estamos en las antípodas de la sociedad tribal. La fuerza de las olas, las lluvias o la sequía, la fertilidad del suelo eran datos materiales en los que no se manifestaba ni imponía la voluntad de nadie. La producción económica, las condiciones de 2 “La igualdad para el hombre social es solo la de los derechos” 3 “Hacer desaparecer la desigualdad de los goces” 4 Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.

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vivienda, el medio ambiente, son resultado histórico de la voluntad de un grupo. Voluntad que se perpetúa en las condiciones materiales. No es la economía la que nos explota; es la voluntad de quienes programaron y programan las estructuras económicas. El pasado condiciona el presente. También los muertos nos pueden seguir explotando. De poco sirve que las constituciones declaren que todos somos iguales ante la ley, que toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad puesto que somos desiguales ante la realidad. El hombre es libre si tiene a su disposición medios materiales e ideales con los que pueda proyectar y decidir su realidad material, social y humana. La libertad se hace, no se posee. Los ciudadanos tienen derecho, la ley es igual para todos. Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier medio de reproducción. Uno tiene a su servicio una cadena de televisión a las 10 de la noche de un sábado. Otro a ser audiencia. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia. Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los medios de producción y el capital son trabajo acumulado. La herencia de un capital o de medios de producción, una fábrica o una finca, por ejemplo, pone al servicio del heredero el trabajo acumulado de centenares o miles de personas a lo largo de muchos años. Los hombres nacen y, utilizando los medios materiales y culturales, se hacen hombres y libres. Es contradictoria la constitución de un Estado que en su articulado propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad y reconoce, por otro lado, el derecho a la propiedad privada y a la herencia (de medios de producción, no sólo de bienes de consumo). Unos disponen de sus manos para hacerse hombres y libres, otros disponen de sus manos y miles de manos más para hacerse más hombres y más libres. Los primeros disponen de sus manos y de un hipotético mercado donde venderse, los últimos tienen a su servicio miles de manos y voluntades almacenadas en sus capitales y bienes de producción. Ante la ley todos somos iguales. pero ante la realidad unos son más iguales que otros, como dice la ironía popular. Las constituciones, en las actuales estructuras capitalistas, son, en cierta manera, el discurso de los opresores para demostrar su inocencia, para lavarse las manos delante de los ciudadanos. Por decreto instituyen la libertad, la igualdad, la justicia. Si en la práctica no hay justicia, ni igualdad, ni libertad, es consecuencia de las condiciones materiales.

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La ilusión de la «soberanía popular» Hasta aquí la crítica de cómo la igualdad de derechos oculta en realidad la desigualdad económica y social característica del capitalismo. Puede hacerse otra crítica del régimen democrático liberal, que tal vez sea mas profunda que la anterior. A saber: este régimen se basa en la ilusión de la soberanía popular. Es decir, este régimen sirve para legitimar la dominación del capital mejor que cualquier otro, precisamente porque hace caer al pueblo en la ilusión de que, mediante una votación afortunada, será posible alguna vez cambiar el sistema socioeconómico5. Apenas se ha avanzado en la discusión de la conveniencia de la participación electoral, desde que, en los inicios del sistema de sufragio universal en Inglaterra, el escritor revolucionario William Morris lo planteó. Su texto, La política de abstención, rechaza la participación electoral con argumentos que conservan toda su vigencia. El texto es del año 1887. Poco tiempo más tarde fue elegido el diputado obrero socialista británico Keir Hardie y el socialismo inglés se perdió en los vericuetos parlamentarios. El propio Morris renuncio más tarde al antiparlamentarismo sin que ese cambio de postura altere el valor de su visión profética anterior, que puede llamarse anarquista. Morris veía en el Parlamento el aparato ideológico fundamental del Estado capitalista, el instrumento de legitimación más poderoso del sistema. Según él, quienes propugnaban elegir diputados socialistas al Parlamento pensaban transformarlo «de mero instrumento en las manos de los monopolizadores de los medios de producción, en un organismo que destruyera el monopolio». A esta política ilusoria oponía la política de abstención. «Se les pide que voten para enviar representantes al Parlamento (si son «trabajadores», mucho mejor) para que éstos puedan señalar qué concesiones es necesario que haga la clase dominante para que la esclavitud de los trabajadores pueda continuar; en una palabra, que toda la acción parlamentaria que se les permitirá, bajo el régimen presente, es votar por la continuación de su propia esclavitud. Las clases gobernantes miran con complacencia, en la actualidad, las asociaciones liberales, los clubs radicales y los trabajadores que son miembros del Parlamento, y en el futuro a los parlamentarios socialistas, porque cumplen la finalidad de asegurar la estabilidad de esta sociedad de ladrones de la manera más segura y menos complicada, es decir, induciendo a los trabajadores a participar en su propio gobierno. Un gran invento adecuado a la fama de los británicos de ser prácticos (y estafadores). Cuánto mejor que la grosera represión de hierro de ese burdo Bismark [ . ..]. 5 Ilusión en la que también caen todos esos movimientos regeneracionistas que pretenden una mayor democratización del mundo político.

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Las concesiones parecerían una victoria de los socialistas, mientras que, si fueran obra de un gobierno odiado del cual el pueblo se sintiera distante, serían consideradas como un señuelo y despreciadas como el último truco de una tiranía cada vez más privada de recursos». (E. P. Thompson, William Morris, Rommtic to Revohtionury, Londres, 1977, p. 455-459). A medio camino entre esta posición clarividente y el entusiasmo electoralista del socialismo parlamentario, los marxistas han tenido tradicionalmente una posición equívoca ante el régimen parlamentario, con partidos políticos, es decir, ante el Estado de democracia liberal. Marx y Engels colocaron muchas esperanzas en la participación parlamentaria tanto en Inglaterra como en Alemania. Lenin, aunque utilizó la frase «cretinismo parlamentario», se enfrentó sobre esta cuestión con Bordiga en las reuniones de la Internacional, propugnando la participación electoral en los países europeos. Los trotsquistas se empeñan en hacer el ridículo electoral siempre que la ocasión se presenta . En la actual situación de España, la participación electoral es, sobre todo, una manera de legitimar el sistema. Los ciudadanos víctimas de ilusión de la “soberanía popular” y las elecciones, asegura la continuidad de la dominación del capital más por vía consensual que por coacción, aunque la coacción esté también constitucionalizada. La propia Constitución española define claramente el marco capitalista al garantizar la “economía de mercado” y la propiedad privada de los medios de producción, siempre que cumplan su “función social”, definida en una posterior ley orgánica. La Constitución española adopta una visión funcionalista, integradora, corporativista de la sociedad. Es notable que incluso esta cuestión haya gozado de consenso. En las Cortes españolas hay diputados “socialistas” y “comunistas”. Para un “socialista” y un “comunista”, ¿cuál es la “función social” de la propiedad de los medios de producción? Es explotar a los trabajadores, que se ven forzados a vender su fuerza de trabajo por un salario inferior al valor de lo producido. Este excedente va a parar al consumo de lujo de los capitalistas y a la ampliación de la industria. Esta ampliación de la industria no es siempre nociva, pero sigue, sin embargo, las líneas marcadas por la muy desigual distribución del poder de compra consustancial al capitalismo. No se invierte para hacer frente a las necesidades

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de comida, vivienda y salud de los más pobres, sino para ganar dinero. Éste es un resumen del pensamiento de izquierda sobre qué es la “economía de mercado” que la Constitución española impone. Es una contradicción que los diputados de “izquierdas” hayan aceptado, explícita y unánimemente, que la propiedad privada de los medios de producción tenga una “función social” favorable a la humanidad. ¿Por qué incluyen estos artículos en la Constitución? No es para evitar que los expropiadores sean expropiados, ya que para evitarlo están ya la policía y el ejército. Su valor es propagandístico. Sirven para legitimar el sistema capitalista. Son artículos aprobados unánimemente y casi sin debate, sin que los diputados de “izquierdas” de la comisión constitucional defendieran públicamente sus ideas “socialista” y “comunistas”. Así se completa el sistema. Por un lado, participación electoral “induciendo a los trabajadores a participar en su propio gobierno”. El gobierno así legitimado deberá respetar la propiedad privada de los medios de producción y actuar de manera que ésta cumpla su “función social”; dicho de otra manera, deberá garantizar la obtención de un porcentaje de beneficios adecuados para no desanimar la inversión. Por tanto, ese gobierno, sea del color que sea, deberá imponer la conciliación de clases, la política de rentas, el pacto social, el nuevo corporativismo, en fin, para garantizar, “la rentabilidad de las inversiones”, Y por si algo falla, ahí está la amenaza del artículo 8 de la Constitución6.

6 Las Fuerzas Armadas [...] tienen como misión […] defender [...] el ordenamiento constitucional.

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PERO CON EL PUEBLO Francisco José Fernández Andújar

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La confusión política y semántica siempre ha sido un arma muy usada -y efectivapor los sistemas políticos dominantes. A través de ese equívoco, han logrado introducir sus formas políticas en las bases de la población y, con ello, su ideología, sin que sea tan siquiera percibido o sospechado. Con esta introducción llegan a la reproducción de sus modelos políticos una y otra vez, hasta hacer creer que son los únicos viables, o los más justos. Se afirma con ello la ideología que argumenta y defiende esos mismos modelos, que son, en esta ocasión, los hegemónicos. Ya Althusser1 describió los numerosos métodos e instrumentos del Estado para el control usando no solo su práctica, sino también el discurso y la teoría con su consiguiente aplicación y materialización. Su reproducción ideológica. Althusser los denominaba los Aparatos Ideológicos del Estado, los cuales, como su nombre indica, representan al Estado, a menudo solapadamente. Una representación que servía para garantizar, controlar, legitimizar y reproducir las bases económicas y sociales, las condiciones que las sostienen, perdurando de este modo el régimen político dominante.

Los orígenes de la representación para el dominio Las monarquías y el aparato estatal son una realidad política compleja reciente en el total de la historia del ser humano. Diseminadas en pequeñas comunidades en diversas partes del mundo, el homo sapiens vivía bajo unas formas políticas más que rudimentarias y simples. Aunque es muy probable el liderazgo y la autoridad jerárquica en muchas de éstas o, al menos, en las basadas en el carisma o la funcionalidad, no cabe duda que en general esta “autoridad” fue muy débil, frágil y limitada, por no decir que inexistente2. El pequeño tamaño de estas sociedades permitía una participación directa de todos sus miembros en la vida en común, donde lo privado y lo público se confundían irremediablemente. Esta realidad política de la aparición de formas políticas avanzadas basadas en una gestión directa por medio de un reducido número de especialistas, frente a una tradición y sentimiento humano de igualdad y libertad, que se traducía en las formas sociales de reunión directa para hablar y decidir, dio lugar a que a lo largo de la historia exista un conflicto continúo entre ambos modelos, obligados a convivir juntos en el abrupto y duro camino de la historia de la humanidad.

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Durante un largo proceso histórico que abarca desde la Antigüedad hasta la época contemporánea con la caída del Antiguo Régimen, el exitoso pero repudiado modelo político de gobierno autoritario absolutista, legitimizado por el Derecho Divino entre la comunidad de creyentes, alcanza su cenit con Luis XIV y su todo para el pueblo, pero sin el pueblo, pero cae en desgracia ante la imposibilidad de hacer frente a los nuevos problemas que aparecen en el contexto de una clase social emergente como es la burguesía, así como unas clases populares entre trabajadores, campesinos y miserables, producto del crecimiento económico, aglutinados en torno al Tercer Estado. Todas estas clases vivían y conocían las formas políticas de participación, que ya en su época se encontraban muy distorsionadas frente a las influencias autoritarias, pero tenían una clara idea de la necesidad de participación política de todos por la experiencia de iniciativas comunales en medio de un Estado pequeño. El Tercer Estado es una estructura nacida en el medievo y las monarquías feudales al surgir la práctica de llevar “representantes” de las ciudades a las reuniones convocadas por el Rey (Parlamentos Unitarios, Estados Generales, las Cortes): son representantes, normalmente de áreas urbanas, con poco poder, que llevaban al principio los acuerdos en asamblea de sus ciudades, pero más tarde evolucionó a las decisiones de los patricios urbanos, y finalmente al propio criterio de los mismos representantes3, al verse la ciudad cada vez con menos aparatos decisorios por el alzamiento del poder absolutista de la monarquía en la Edad Moderna. A partir de la revolución liberal inglesa, la burguesía adquiere un mayor poder en Europa y en las colonias, subiendo posiciones e influencia social. Finalmente, la revolución americana y el proceso de independencia de los Estados Unidos creará una nueva situación, y estos representantes subalternos burgueses comenzarán a tener el protagonismo político de la nueva era. A lo largo de estos tiempos, surge la Ilustración y los enciclopedistas, apareciendo las nuevas ideas de numerosos pensadores: Montesquieu, Rousseau, Sieyès, Constant de Rebecque, John Stuart Mill, entre otros, que desarrollarán nuevas expresiones políticas en torno a las cuestiones de la soberanía popular; el estudio del origen, carácter y naturaleza del poder regio; la separación de los tres poderes; la idea de la nación; los derechos humanos y civiles; la representatividad política por especialistas políticos; el papel del individuo y su naturaleza; o la libertad social. En suma, los principios de una nueva configuración político-estatal que dará pie al nacimiento de la Edad Contemporánea. Tal surgimiento se da definitivamente con la Revolución Francesa de 1789 y la crisis política que causa en toda

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Europa, al aplicar los principios de la soberanía nacional frente a la vieja idea de la fidelidad al rey. Ya no hay Estamentos, sino clases sociales, iguales ante la ley, pero diferentes ante la situación socio-económica, generando una gran movilidad entre clases o, al menos, mayor que en la época de los Estamentos. Rodeados de enemigos, los revolucionarios franceses tendrán que defenderse con las armas y propugnar un acelerado proceso de estatización en la que se requiere la participación de toda la población para hacer frente a los ejércitos europeos que se abalanzan sobre ellos. Una participación interesada y necesaria para la supervivencia de la nueva Asamblea Nacional Constituyente, al mismo tiempo que aplastaban movimientos campesinos, católicos y absolutistas que se daban en la propia Francia. Resultando así el régimen del Terror que dará lugar a un Estado omnipresente, autoritario y represor, denominado a sí mismo como “terrorista”, pero defensor de las libertades públicas e individuales, en una paradoja que solo los tiempos convulsos son capaces de crear. Frente a la vieja tiranía, el nuevo Estado pretendía garantizar los derechos y libertades de todos los ciudadanos; por ello debería ser defendido por todos, con la participación de todos, en la política del Todo. Es así como el Estado intenta abarcar la totalidad de las vidas de las personas y estatizar la sociedad, a la vez que lo hace para controlar la población, descubrir a los absolutistas y practicar el régimen del Terror, justificado con el supuesto apoyo de toda la población, que se da por hecho, por defender sus intereses frente a los privilegiados y el Antiguo Régimen. De tal manera, la nueva política se “entiende” con el Todo para el Pueblo, por el Pueblo. Y por el Gobierno -del Pueblo-, añadiría Abraham Lincoln en un famoso discurso4, reconociendo los hechos de medio siglo antes.

“Representando” el Hoy El concepto de representatividad que tenemos hoy, ligado al parlamentarismo y a la “Democracia”, es heredero de esa Revolución Francesa y los movimientos liberales que se desataron en Europa, y por supuesto en América, que en algunos casos fue anterior a la crisis europea. Durante el siglo XIX el sistema de representación estaba limitado solamente a hombres mayores de edad, e incluso con un nivel económico mínimo. La conflictividad causada por los movimientos obreros y feministas provocó que esa situación tuviese que

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abrirse a las mujeres y a todas las clases sociales. Las sucesivas crisis que se irán produciendo darán un mayor protagonismo a los Estados, ante el fracaso del liberalismo de laissez-faire, culminado con el Crack de 1929, y la amenaza que representaba el surgimiento de la Unión Soviética en el horizonte oriental. Tras la I Guerra Mundial se abre una nueva crisis política en Europa marcada por las tensiones que culminará con la II Guerra Mundial, cuyo desastre será de tal magnitud que cambiará definitivamente el mundo, caracterizado por los dominios estadounidense y soviético en una rivalidad política que marcará la mitad del siglo, y sobre todo con la aparición de los Estados de Bienestar a lo largo y ancho del mundo, como modo de satisfacer a la población y las clases sociales que, alienadas, se habían estado movilizando. Se trata de un modelo de Estado costoso, exigente de impuestos y del dominio de otros países que a nivel internacional asumiesen un papel subordinado. Estos Estados son el culmen del proceso estatizador contemporáneo, con una complejidad y extensión enorme, sin precedentes en la historia, y ha marcado la época feliz de las democracias occidentales con su ansiada paz social que contuviera los grandes movimientos de protestas que habían marcado los siglos XIX y XX. Todos contentos, se podía fomentar políticas de participación ciudadana sin peligro de amenaza social o revolucionaria. Mientras tanto, la victoria aliada en las guerras mundiales propugnó una agresiva campaña de control ideológico para impedir el surgimiento de los fascismos, comunismos o anarquismos que pudiesen amenazar el mundo liberal-parlamentario que se desarrollaba, a la par que el gran bloque rojo se abría en numerosas partes del mundo. Es aquí donde nace el gran interés en hacer participar a la población en las estructuras estatales y que éstas tomen iniciativas y adopten los modelos propios de la ideología dominante, sin que se percaten de ello, asumiéndolos como propios y suyos. Sin embargo, dentro de la propia ideología dominante capitalista y democrática, subyace la idea de vanguardias, de especialistas, de personas más capacitadas, responsables y conscientes que otros, de una manera innata, y no construida socialmente. Lo vemos en los textos de la mayoría de los nuevos teóricos de la democracia parlamentaria que justifican la carta blanca que se da a los representantes políticos electos, cuya labor, suponen, no es comprendida por la población, de crítica fácil pero ignorante de la realidad política, al estar, según ellos, distraída por sus egoísmos económicos particulares y los distintos entretenimientos del consumismo. Schumpeter es buena muestra de ello en su Capitalismo, socialismo y democracia, en el que señala que, como cualquier trabajo, la política está especializada y no se deben entrometer los que no la conocen bien. Defiende una democracia parlamentaria y representativa basada en la competencia por medio de los

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votos donde saldría el mejor capacitado y trabajador de la política para obrar según el interés común y general. Por supuesto, no oculta que la participación del pueblo es inexistente. Las elecciones políticas para estos teóricos de la aristocracia democrática solo sirve para mantener relativamente vigilados y controlados a los paladines de la libertad. Pero se cumple el proyecto de una sociedad de orden, de orden burgués, donde se hace creer a la población que viven en el mejor de los mundos posibles y que su actuación es la más idónea e innata a la naturaleza humana. Su función estaría apoyada por las élites económicas que facilitarían su gestión y éxito. Sin embargo, no hay medios reales de controlar a los representantes: cuando se elige, realizan su labor, y solo pueden ser desafiados por sus propios pares políticos o por algún delito grave. Pero, como decimos, no se puede controlar el cumplimiento de sus promesas electorales, quedando en evidencia que no es la pericia política lo que cuenta, sino el nivel de convencer y/o engañar a los demás para ser elegido. El partido toma el poder tras unas elecciones y coarta a la población en cuanto a dotarse de otros mecanismos políticos de decisión, ni siquiera a nivel local, donde se limita a otras elecciones con la misma metodología representativa, y no otras formas como la asamblearia con sus discusiones directas, consenso y acuerdos. De esta manera, la representatividad se convierte en una simple arma política para el Poder y las clases dominantes, para someter los intereses económicos de quienes han estado subyugados históricamente y que suponen una amenaza para los privilegiados en caso de rebelarse. La participación pública se sustituye por la representación al modelo medieval donde unos burgueses electos iban a las convocatorias del rey a hablar por su ciudad.

¿Por qué el Pueblo sigue la ideología dominante y un modelo representativo falso? 1) Las leyes y constituciones obligan a la población a realizar su vida pública en el marco legal y constitucional.

El primer motivo y el iniciador de todo el proceso de adoctrinamiento ideológico

estatal parte de los mismos principios y obligaciones del Estado, recogidos corrientemente en alguna constitución. En tales documentos se regula siempre la vida pública de la ciudadanía, excluyéndose a quienes no disfrutan de tal condición: inmigrantes, presos o menores. Y

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siempre bajo criterios que se pueden discutir y que no son tan evidentes como se pretende. Lo importante es que estos documentos cortan de raíz la iniciativa y espontaneidad de las personas, para regularlas bajo una perspectiva de orden social estatista, bajo los parámetros del control político que no permite la superación de las injusticias fuera de los límites marcados por el mismo régimen político que perpetúa y promueve tales desigualdades. Bajo su óptica, solo la reforma, el cambio desde dentro, está permitido, olvidando que el propio régimen liberal es fruto de una revolución violenta que le costó la cabeza a no pocos aristócratas, y, por supuesto, a que la desigualdad es intrínseca a un régimen capitalista y autoritario impulsado por la competencia y el afán de triunfar sobre el fracaso o la derrota de los otros, en lugar de la convivencia y la integración de todos. En la Constitución Española el modelo “democrático” (tal como entienden el término los liberales, no en un sentido literal) se impone a los partidos políticos (Art. 6), a los sindicatos (Art. 7)5, y a las organizaciones profesionales (Art. 52). Al margen de la libertad de creer o no, en esos valores, y que en el futuro pueden cambiar, lo que realmente nos preocupa es lo que se entiende por “democrático”. Se puede interpretar como un sistema participativo y directo donde los miembros se reúnen en asambleas, o como una simple organización de “centralismo democrático”, una reproducción del modelo parlamentario que defiende la misma Constitución, donde los militantes votan a un líder que marca la política y pautas de la organización, que acata su modo de dirigir. Este último modelo no tiene nada de democracia, ya que se anima a la gente a quedarse en casa y consumir mientras los profesionales electos deciden y llevan la carga de la militancia. De esta forma, se tiene a unos militantes acomodados y a una población poco implicada en la actividad social y política. De manera que cuando llegan tiempos conflictivos o de crisis donde el consumo no es posible o está limitado, a la hora de canalizar las ganas de actividad militante de la población, se encuentre con una amalgama de inexpertos, incómodos y desorientados, lo cual beneficia al sistema dominante que de este modo está menos amenazado y con una mayor capacidad para anularlos. Lejos de difundir una política, conciencia o ética democrática, lo que se fomenta es un modo de control social e imposición ideológica. En cuanto a los sindicatos es interesante ver el artículo 28 donde el Estado legisla, y se impone, la actividad sindical para establecer una ley que regule la huelga, para que solo se pueda desarrollar bajo la garantía de mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad. Por supuesto, hoy en día sabemos que esos servicios no son nada esenciales, afectando a sectores no ligados a la alimentación, agua o la sanidad, sino aquellos

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estratégicos (que no necesarios) como son el transporte urbano o el sector energético. Tal imposición de mínimos no se establece contra la patronal y sus lock-out, ni a sus manías de sacar empresas del país hundiendo a la gente en el paro. El paro, ese problema que es la principal preocupación del país, y no las huelgas salvajes, y que a pesar de ello no se regulan en la Constitución medidas categóricas contra el paro , por obra y gracia de su carácter divino-liberal-burgués. Existen algunas excepciones fruto de las propias contradicciones de la Constitución, como es paralizar, cuando se demuestre, el despido de trabajadores por su actividad política y sindical, pero con las actuales leyes, basta con inventarse un despido por cualquier motivación laboral, que aunque se demuestre como falso, se salda con una indemnizacióny no con la readmisión por parte de las empresas. Asimismo, por la legislación de la libertad sindical las Asambleas de Trabajadores carecen de poca capacidad decisoria, mientras haya un Comité de Empresa ejecutivista, pues tal comité se supone que ya representa a los trabajadores y, por tanto, decide adecuadamente la voluntad de los empleados. Sin embargo, se puede convocar una asamblea si hay un 33% de los trabajadores de acuerdo. Desgraciadamente siempre debe estar presidida por los representantes y delegados del Comité de Empresa o los delegados del personal. Para decidir en temas importantes, necesitan el 50% más uno para ello. Obviamente, por la legislación resulta sumamente fácil boicotearla6. Para entorpecer más la auto-organización obrera y poner límites al desarrollo sindical, el artículo 37 se mediatiza y controla los conflictos laborales. En el artículo 22 y 34 se prohíben las organizaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delitos. Bajo este concepto, si se asumiera literalmente, cualquier organización que persiguiese la abolición de la propiedad privada y utilice medios que la desafíen, serían ilegales según la Constitución. El artículo 27 regula la educación en España, donde se establece todo el mecanismo de control de la enseñanza para que sea un aparato ideológico del Estado al más puro estilo althusseriano, y no se permitan formas de enseñanza que les puedan resultar peligrosas o que puedan promover valores que fomenten el incumplimiento de leyes, aunque éstas sean injustas. Se regula desde el Estado el carácter y funcionamiento de todas las iniciativas populares, hasta las más básicas, como las asociaciones de padres, de alumnos y de promotores de centros docentes. En cambio, hay que admitir un trato algo distinto a las Universidades, a las que solo le dedican un subapartado para mencionar el reconocimiento de su autonomía, aunque en los términos que la ley establezca, claro está.

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En el artículo 29, junto con el 87-3, tenemos el gran derecho de “pedir”, pero no el de obrar o autogestionar nuestras vidas o espacios. En el artículo 30, tenemos la obligación de defender España. Hay objeción de conciencia pero solo respecto a los servicios militares (no con respecto a “defender España”) y que solo se podrá ejercer con las debidas garantías. En el artículo 32 se regula algo tan personal como el matrimonio. En el 47 se regula el suelo y el derecho a la vivienda con normas que, como vemos hoy, no tienen nada de populares ni de participación de la población, ignorando sus deseos con la más absoluta impunidad. En el artículo 145 se nos dice que las Comunidades Autónomas solo pueden cooperar entre ellas si tienen la aprobación de las Cortes Generales. En el artículo 92, los referéndum se convocan por el Rey y el gobierno, y son los poderes dominantes los que deciden si son vinculantes o no. Se permite la asociación desde abajo, hay asambleas y organizaciones vecinales, pero están mediatizadas y controladas por medio de la legislación que limita sus niveles de auto-organización y capacidad decisoria. Los ciudadanos y la población se encuentran en absolutamente todos los casos dominados por el régimen constitucional y político imperante. Ante tanto control, la aceptación práctica y cotidiana frente a las frustraciones que se encuentran las iniciativas espontáneas debido a las leyes que las coartan, se traduce en una paulatina aceptación de la realidad política impuesta, que no beneficia a esa parte de la población que está explotada, y fuera de las estructuras estatales y de las posiciones de dominio, pero que se justifica con ellos. De manera que se practica la política del nada para el Pueblo, pero con el Pueblo.

2) La persuasión y engaño ideológico-político.

La ideología dominante y el funcionamiento político actual se muestran como

los modos omnipresentes de la realidad y por ello como las formas neutras frente a los posicionamientos políticos que se entiende como interpretación, frente a la simple y supuesta gestión de la vida pública. En su obra ya mencionada, Althusser señalaba que uno los méritos del éxito de las ideologías dominantes y el principal efecto de los aparatos ideológicos del Estado, es la negación práctica del carácter ideológico de la ideología por medio de la ideología (valga la redundancia, porque es intencionada), de manera que la población perciba y confunda la ideología dominante como la neutralidad objetiva y razonada respecto a la realidad. Una vez ideologizados los individuos, éstos se convierten en sujetos definidos e identificados. Tienen criterio y espíritu crítico, pero lo previsible es que en general hayan asumido los valores

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que les llegan por la escuela, los medios de comunicación, las fundaciones culturales, las instituciones estatales, y los otros aparatos ideológicos. Las ideologías de las personas son abstractas pero se materializan cuando los sujetos actúan en consecuencia con sus ideas, obteniendo con ello un hecho y una labor práctica, pero también una reproducción ideológica. Por eso importa tanto lo que la gente tenga en la cabeza. La lucha de clases es lo que permite visualizar la ideología dominante y sus aparatos ideológicos estatales -como las escuelas o la familia- si las personas que están en contra obran en consecuencia con sus críticas y mostrando con sus actos la certeza de su interpretación. De esta manera se produce el conflicto ideológico entre una lucha social fundamentada en intereses económicos pero también en mentalidades e interpretaciones. Por eso ocurre la reproducción de la ideología dominante, para imponerse, triunfante, en esa batalla, controlando de tal manera la reproducción de las condiciones de producción y de su propia cualificación para tener una obra de mano especializada más rentable y en consonancia con una sociedad cada vez más compleja. El éxito legitima y reproduce aún más el sistema económico y político imperante. Si la gente reproduce, y a menudo lo hace, el modelo ideológico del Estado en todas las iniciativas populares y espontáneas que promueven, solo fortalecen el sistema social vigente que vivimos, y destrozan las oportunidades de liberación y de una renovación social. A menudo hasta destrozan movimientos que empezaron con buen pie. El movimiento de lucha vecinal que se desarrolló entre los años 70 y 80 en España se convirtió en poco tiempo en simples plataformas electorales con el fin de promover a supuestos dirigentes destacados del movimiento. Casi todos los sindicatos nuevos que se crean se hacen para obtener delegados de comités de empresa y subvenciones, sin pensar mucho en una actividad militante de los trabajadores organizados, salvo honrosas excepciones. Las antiguas asambleas medievales que han pervivido hasta hoy, tales como la que hay en Güejar Sierra, con sus defectos y virtudes, se han convertido ahora en simples imitaciones a pequeña escala de los modelos parlamentarios o plataformas de promoción de determinados partidos políticos, pervirtiendo su antiguo carácter asambleario y de gestión de recursos y vida local. En el caso mencionado, su decadencia social se inició con el franquismo pero sobre todo con la Transición y el desembarco político, convirtiendo una asamblea a la que asistía casi todo el pueblo en un petit comité de conocidos políticos locales. Los asamblearios movimientos del 15-M están sufriendo una y otra vez propuestas para convertirse en una propuesta electoral estatista, con reivindicaciones populares bien conocidas y repetidas en las últimas décadas. Afortunadamente el carácter descentralizado del movimiento ha

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impedido en gran parte tal iniciativa, al menos a nivel general, pero el movimiento tiene un marcado carácter ciudadanista que le impide ir más allá, pero ha servido, por lo menos, para alejar el estatismo de la sociedad y promover una conciencia clara de que las iniciativas espontáneas y populares son, al menos, posibles. Es necesario para el movimiento libertario desvincular estos modelos y prácticas de las iniciativas populares, espontáneas y de base entre la gente. Separar Estado y Sociedad. Aclarar el problema: no hay nada para el Pueblo, pero el Pueblo les estrecha la mano; que siguen pidiendo mientras son ignorados. Hay que demostrar que se pueden hacer las cosas desde parámetros distintos, promoviendo las asambleas autónomas de la gente y la necesidad de la conciencia y pensamiento crítico. Promover la actividad militante, hacer las cosas directamente sin intermediarios, la gestión de los propios implicados sobre sus problemas, con sus herramientas. Mostrarles que no son estúpidos y que pueden hacer las cosas por sí mismos y tener una conciencia crítica y constructiva. Romper con la pretensión del fascismo, que es precisamente la de fundir e identificar absolutamente el Estado con la Sociedad, lo cual supone el aplastamiento autoritario de esta última por la primera. Demostrar que lo que se entiende como gestión neutral es en realidad una acción de la ideología dominante, que todo es partidario de alguna posición política y que nadie es inocente en los partidismos, ni siquiera las estructuras sociales, económicas, culturales o políticas. Y que no pueden permitirse, sobre todo, representantes que les hagan todo, que les resuelvan los problemas, que hagan lo mismo de siempre, que los hundan en la pasividad, que los cierren en una ignorancia cómoda, que decidan -y se equivoquen- por ellos, que los usen para justificar un cargo privilegiado, que representen el Sistema por ellos. Solo así se conseguirá una sociedad realmente libre y humana que obre por el desarrollo personal y colectivo de todos en el respeto de nuestro medio ambiente.

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1. Althusser, Louis: Ideología y aparatos ideológicos de Estado. 1969-1970. 2. Gowdy, John: Hunter-gatherers and the mythology of the market. 2006. También en la obra de Pierre Clastres y muchos otros. 3. A menudo influenciados o incluso ejercidos por nobles, como menciona Sieyès en su ¿Qué es el Tercer Estado? 4. Lincoln, Abraham: Discurso de Gettysburg. 1863. 5. A los que se le exige respeto a la ley. 6. Las asambleas de trabajadores se regula en el texto refundido de 1995 de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, artículos 77, 78, 79 y 80. Los Comités de Empresa en el mismo texto, en artículos anteriores.

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ENCARTE

Suiza: modelo de democracia participativa

José L. García González

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La confederación helvética suele aparecer como modelo de democracia ideal. Se pretende que su prosperidad económica esté íntimamente ligada a los mecanismos democráticos del país. Desde hace algún tiempo, esta imagen idealizada se desmorona debido a varios escándalos. Suiza tiene muchas dificultades para superar con éxito los problemas provocados por el contencioso político-financiero debido al secreto bancario. Las autoridades fiscales de Estado Unidos están en primera linea de la represión a los bancos suizos que han potenciado sistemáticamente la evasión fiscal de las grandes fortunas. Alemania, Francia... no han tardado en introducirse en la brecha, creando un clima de inseguridad entre los defraudadores de todo tipo. Este país es también el refugio ideal de las empresas internacionales en busca de ventajas fiscales. Instalar su sede en Suiza les permite ahorros substanciales en sus impuestos. Hay que añadir la implantación masiva, al borde del lago Lemán, de negociantes en materias primas. Estos especuladores son los principales responsables del encarecimiento de los productos de primera necesidad que causan revueltas del hambre, como ocurrió en el Magreb.

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Sobre el encuentro internacional de Saint-Imier J. L. G. G. Del 8 al 12 de agosto 2012 tuvieron lugar los encuentros in-

ternacionales del anarquismo en la villa de Saint-Imier, en Sui-

za. Se trataba formalmente de conmemorar los 140 años de

la creación de la Internacional antiautoritaria en septiembre

1872. Un pretexto, en realidad, para los organizadores en bus-

ca de legitimidad y de publicidad.

Pues, la prosperidad económica de Suiza se explica sobre todo por el papel depredador de su sistema financiero y las ventajas fiscales que ofrece a los más ricos, y no por una supuesta virtud democrática, ni tampoco por el trabajo de sus ciudadanos. Sin embargo, la estabilidad jurídica y política que el país ofrece a los ricos inversores es un factor importante de su prosperidad. En este contexto, los mecanismos de democracia participativa favorecen la paz social. Vamos exponer esta cuestión a continuación.

Antes y después del evento,

Las ilusiones sobre las supuestas virtudes del sistema político suizo son muy frecuentes, incluso entre los libertarios. Durante el encuentro internacional anarquista de Saint-Imier, que se celebró en Suiza en agosto de 2012, un militante de la Federación

y la participación de la CGT es-

los organizadores afirmaban

que reunían “el conjunto de las corrientes y sensibilidades del anarquismo social”. A pesar de

la presencia de la Internacional de

Federaciones

Anarquista

(IFA) en el comité, el rol predominante de la red “Anarkismo”1 pañola demostraban por donde

vienen los tiros: del reformismo libertario o más bien de gente


que pretende juntar los revolucionarios y los reformistas !bajo la dirección, claro está, de estos últimos!

Militantes de la Organización

comunista libertaria (OCL – Francia) resumían el mensaje

de los organizadores dirigido a la prensa y al público en ge-

neral: “los organizadores entrevistados han explicado que [el

encuentro] aportó información

sobre un “movimiento poco conocido” poniendo de relieve las ideas del pacifismo, de la no-violencia, de la ecología, del

antiautoritarismo. Nada sobre la voluntad de destrucción del Es-

tado y el capitalismo, ni tampoco una posible implicación en las luchas sociales ¡En pocas

palabras se trataba de presen-

tar a gente tranquila, cultivando su folclore pacifico-ecolo-punk! Una opción que favorece su

distanciamiento por parte de la

prensa con futuros alborotadores asimilados a simples delincuentes...”2

Sin embargo, las cosas no salieron tan bien como lo previsto. No hubo resolución con-

anarquista francesa dijo que deseaba que el mundo de mañana se parezca “a la Suiza de hoy, es decir un sistema federalista...”1. Las ventajas del federalismo helvético ya habían sido expuestas por Pierre-Joseph Proudhon en 1863 en su obra titulada Du Principe Fédératif 2, en la que oponía el sistema político suizo a la monarquía constitucional censitaria que reinaba entonces en Francia. Sin embargo, siete años después, Miguel Bakunin denunciaba la hipocresía de un sistema que, en nombre del pueblo, consagra el reino de la burguesía. Su folleto Les Ours de Berne et l’Ours de Saint-Pétersbourg3 escrito anónimo con la supuesta identidad de un suizo “humillado y desesperado” denunciaba la celeridad con la cual las autoridades suizas se sometían a la voluntad de los déspotas de su época, para entregarles los perseguidos que habían cometido el error de creer en la hospitalidad helvética. Hoy todavía, muchos refugiados, especialmente desertores que huyen de conflictos armados, son expulsados de Suiza. Pero, no es únicamente sobre esta cuestión que la visión del revolucionario ruso fue profética, su análisis sobre las ilusiones vehiculadas por la democracia suiza nos servirá de punto de partida de este trabajo. Recogeremos la temática desarrollada por Bakunin, complementándola con observaciones más recientes.

Democracia y clases sociales

En 1870, Bakunin denunciaba “la gran ilusión” de creer que el sufragio universal fomenta la libertad del pueblo y la igualdad entre los ciudadanos. La existencia del poder político impone una situación donde hay necesariamente opresores y oprimidos, explotadores y explotados. “En Suiza, como en todas partes, por igualitarias que sean nuestras constituciones políticas, es la burguesía la que gobierna, y es el pueblo de los trabajadores, comprendidos en él los campesinos, el que obedece a sus leyes. El pueblo no tiene ni el tiempo ni la instrucción necesaria para ocuparse del gobierno. La burguesía, poseyendo uno y otra, tiene, no de derecho, sino de hecho, el privilegio exclusivo. Por consiguiente, la igualdad política no es en Suiza, como en otra parte, más que una ficción pueril, una mentira. (…) en los días de elecciones los burgueses más orgullosos, por poco

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ambiciosos que sean, están obligados a hacer la corte a Su Majestad el Pueblo soberano. Acuden a él con el sombrero en la mano y no parecen tener otra voluntad que la suya. Pero eso no es más que un pasajero cuarto de hora. Una vez terminadas las elecciones, cada cual vuelve a sus ocupaciones cotidianas: el pueblo a su trabajo y los burgueses a sus negocios lucrativos y a sus intrigas políticas.”

junta al final del encuentro. La

Bakunin explica que los elegidos son burgueses que tienen el tiempo y la instrucción suficientes para poder dedicarse a la actividad política. Hoy también, en Suiza, la proporción de asalariados por cuenta ajena es muy escasa en el parlamento (menos del 20%). La mayoría de los políticos tienen estudios universitarios (entre ellos abundan los juristas). Tradicionalmente, muchos diputados eran militares de alto rango. En la actualidad, hay más políticos profesionales, algunos proceden de la burocracia sindical... Pero no es únicamente entre los diputados que los ricos están sobre-representados, las desigualdades se manifiestan también entre los electores. En Suiza,

organizaciones. Otro incidente

declaración había sido escrita, con anterioridad y sin consultar a nadie, por miembros de

la Organización socialista libertaria (OSL – Suiza): un sapo

difícil de tragar para las otras que no paso desapercibido: un

incontrolado le lanzo una tarta

de crema chantilly a la cara al principal dirigente de la OSL,

calificado de policía y autoritario en una octavilla.

A primera vista, los que cuestionaron a este individuo no

conocían muy bien su itinerario y el texto que escribieron

era corto y bastante simplista,

lo que puede descalificar a sus autores. A continuación, apor-

taremos algunos elementos de

la trayectoria de este persona-

je, de la práctica y el doble discurso que caracteriza su organización la OSL, a fin de que las

organizaciones que participaron en el encuentro internacional de Saint-Imier sepan quien eran sus anfitriones.

No sabemos si el “endulzado” es policía o no, pero entre 1996

y 1998 fue consejero personal del ministro de justicia y policía del cantón de Vaud (uno de los

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Estados que forma parte de la

a la izquierda que él...

donde la abstención es con frecuencia superior al 50%, las encuestas revelan que los ricos votan más que los pobres, los varones más que las mujeres, los viejos más que los jóvenes, los propietarios más que los inquilinos... Además 2 millones de extranjeros, sobre 8 millones de habitantes en Suiza están excluidos del derecho de voto4. La nacionalidad suiza es difícil de obtener y muy cara. Hay cada vez más “extranjeros” de segunda o tercera generación, es decir personas que han nacido en Suiza, cuyos progenitores también nacieron en el país, pero que no tienen la nacionalidad helvética. Así, parte substancial de la población, más joven y trabajadora que la media, está excluida de los derechos políticos.

Otra recriminación contra el lí-

La legislación directa por el pueblo

Confederación helvética). Y en aquel tiempo, el papel de con-

sejero personal lo aceptó como

anarquista y sindicalista. Este

hecho creó gran expectación

en la prensa y el ministro (un exestalinista) se jactaba de haber escogido un consejero más

der de la OSL es su papel en las manifestaciones contra la reunión del G8 en 2003. Su actuación permitió que las ma-

nifestaciones en Lausanne fueran en gran parte controladas,

al contrario de lo que ocurrió entonces en Ginebra. En Lau-

sanne, el dispositivo que ne-

gociaron con el Estado – especialmente la organización de la acampada en una zona alejada de la ciudad y fácil de rodear

por la policía – permitió la detención masiva de manifestan-

tes. Durante los acontecimien-

tos, los militantes de la OSL se convirtieron en los campeones

de las acciones simbólicas. Ac-

ciones que no servían para impedir la movilidad de las delegaciones del G8 alojadas en los hoteles de lujo de Lausanne,

deslegitimando a los que intentaban acciones más ofensivas.

La perdida de legitimidad de los políticos, que nunca cumplen sus promesas, aumenta el interés de la gente por la democracia semidirecta suiza: el referéndum legislativo y la iniciativa popular, mecanismos que permiten a los ciudadanos pronunciarse respectivamente sobre leyes votadas en el parlamento o de modificar la constitución. En contra de lo que afirmaban los “demócratas radicales” de su tiempo, Bakunin no veía en los mecanismos de “legislación directa por el pueblo” una corrección a la falta de control de los electores sobre los diputados. Era, para él, una mentira, un engaño: “Para votar con pleno conocimiento de causa y con entera libertad las leyes que se le propongan o que se puede proponer él mismo, sería preciso que el pueblo tuviese tiempo e instrucción necesaria para estudiarlas, para madurarlas, para discutirlas; deberá transformarse en un inmenso parlamento en pleno campo. Muy raramente, y sólo en las grandes ocasiones, cuando se refiere a los intereses de todo el mundo, la ley propuesta excita la atención de todos. Son casos excesivamente raros. La mayor parte del tiempo, las leyes propuestas son de un carácter de tal modo especial, que es preciso tener el hábito de las abstracciones políticas y jurídicas para percibir su verdadero alcance. Escapan naturalmente a la comprensión y a la atención del pueblo, que las vota ciegamente, confiando en sus oradores favoritos.”

El referéndum

Para impugnar una ley votada en el parlamento y someterla a referéndum, es necesario recoger 50000 firmas de ciudadanos en un plazo de 100 días. El referéndum legislativo debilita el poder del parlamento y el proceso

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de decisión política no es transparente. A fin de limitar la multiplicación de referéndum y antes de proponer una ley controvertida, el gobierno organiza un amplio proceso de consulta. Convoca comisiones extra-parlamentarias de expertos con representantes de la patronal, de los sindicatos, de los partidos y asociaciones para desarmar y anticipar la protesta. Este mecanismo no siempre es eficaz. Pero el referéndum permite únicamente frenar el cambio legislativo. Gracias al referéndum, por ejemplo, los suizos se han mantenido al margen del proceso de integración europeo. La izquierda utiliza a menudo el referéndum para combatir la promulgación de leyes anti-sociales. Los sindicalistas y los militantes de izquierda dedican mucha energía a organizar campañas políticas para los referéndum descuidando otras formas de acción.

La iniciativa popular

Otro mecanismo de democracia semidirecta que conoce el país es la iniciativa popular. Una modificación constitucional puede ser propuesta al voto si el proyecto recoge 100000 firmas en un plazo de 18 meses. A continuación, si la iniciativa es conforme a la ley5, es sometida al voto... cuando la administración lo considera oportuno. El comité que ha impulsado la iniciativa, un grupo reducido (miembros de partidos, sindicatos o asociaciones...) puede retirarla si estima haber sido atendido por el poder. Así, la elaboración del proyecto como su retirada escapan a los ciudadanos que han firmado la iniciativa. La voluntad de propuesta que se le atribuye al pueblo no le pertenece, firman un cheque en blanco a un grupo de presión. Desde 1893, de 305 iniciativas que obtuvieron un numero suficiente de firmas, 184 fueron propuestas al voto y solo 20 tuvieron éxito. La victoria es poco frecuente. Para conseguirla hace falta obtener una mayoría de los votos pero también – federalismo obliga – una mayoría de los cantones.

Éxitos de la derecha, fracasos de la izquierda...

Estos últimos años, varias iniciativas populares que explotan las emociones de la gente o que utilizan como chivo expiatorio a los extranjeros han sido aceptadas en votación6. La iniciativa popular es una arma útil para los fascistas y otros reaccionarios.

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La OSL y la Federación liber-

taria de las montañas, que es uno de sus satélites, participan

o avalan prácticas que implican una participación política directa – votando – o indirectamente

a través de sus amigos políticos. Al mismo tiempo que ac-

túan así – doble discurso obli-

ga – reprochan esta conducta a los demás. En su manifiesto

de 1993, la OSL denuncia “la izquierda de este país [que]

está embelesada por la política institucional hecha de par-

lamentarismo, de democracia semidirecta...”

sin

embargo

la OSL acepta “el uso puntual

de los medios de la democracia semidirecta (la iniciativa y

el referéndum)” afirmando que

“en ciertos casos la democracia semidirecta puede (…) ofrecer

una plataforma de acción útil, sea por la cuestión planteada Suiza sin ejercito3, sea porque

ésta nos permite habitarla de manera radical”4.

Esta “manera radical”, la OSL la practicó en 1993, por ejemplo, cuando los habitantes de la

ciudad de Bienne (no muy lejos de Saint-Imier) fueron llamados

a votar para saber si aceptaban

una subvención de 1,5 millo-


nes de francos suizos (1,2 millones de euros) para un centro

auto-gestionado (La Coupole).

Los militantes de la OSL no solo hicieron campaña a favor de

este referéndum, movilizaron a los jóvenes que frecuentaban

“La Coupole” aconsejándoles “no buscar el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha (…), de no llamar fascista a los

adversarios que hubieran me-

recido ampliamente este ca-

lificativo”5. Partidarios de una

unidad lo más amplia posible,

eran soportados por un comité de apoyo donde se cruzaban

“artistas, deportistas, políticos,

directores de empresas, de escuelas y de instituciones”6.

La unidad a toda costa, a la

cual la OSL intenta llevar a los pocos movimientos sociales que salen del cuadro institucional suizo es una constante,

pero desde hace algún tiempo,

ciertos activistas se resisten.

Últimamente en Lausanne un

“Fórum de las luchas y de las resistencias”, constituido por

miembros de la OSL, trotskis-

tas, algunos exestalinistas y “sindicalistas”

profesionales,

organizó una manifestación a

favor de la vivienda social, a la

A menudo, la izquierda y los sindicatos plantean reivindicaciones como la reducción de la jornada laboral, la instauración de un sueldo mínimo interprofesional... a través de la iniciativa popular. Hasta ahora no han obtenido ningún éxito7. En estos casos, como también cuando hay referéndum para oponerse a las “reformas” que recortan los derechos sociales, poderosos grupos de interés potenciados por la patronal conducen campañas de propaganda con amplio presupuesto, cuyo argumento principal siempre es el mismo: aceptar una iniciativa o un referéndum de la izquierda nos llevaría al declive de la economía suiza. En cuanto al gobierno, puede fácilmente asustar a los electores diciéndoles, por ejemplo, que se recortaran las pensiones si no se retrasa la edad de jubilación... El poder confía también en los electores cuyos intereses no están afectados directamente por las medidas en cuestión, amenazándoles con subir los impuestos o con aumentar las cotizaciones sociales a favor de los parados, de los minusválidos o de los refugiados... En el secreto de la urna, el elector se comporta como un individualista y no es solidario. Vamos a describir el proceso que acompaña una iniciativa (o un referéndum) defendida por la izquierda: en un primer momento la militancia dedica su fuerza a recoger las firmas necesarias. Posteriormente – cuando el poder decide organizar la consulta – se moviliza para convencer a la gente de votar a favor del proyecto. Los activistas reparten propaganda, participan a los debates con los adversarios y los representantes del Estado, etc. Muy a menudo, el resultado del voto es negativo. Después de la derrota, los militantes suelen afirmar que, aunque perdieron el voto, no todo fue negativo, puesto que pudieron exponer sus ideas. Sin embargo, la correlación de fuerzas es aun peor que si no hubieran hecho nada. Los militantes no solo han perdido frente al gobierno ¡Es el “pueblo soberano” que rechazo sus reivindicaciones! Es pues difícil reanudar la lucha en otro terreno como por ejemplo el de las empresas, cuando te presentan el argumento de que la mayoría del pueblo está en contra de ti. Después de haber fracasado en imponer la reducción a 40 horas de trabajo por semana a través de una iniciativa popular, tampoco los sindicatos pudieron conseguir esta reivindicación en los convenios colectivos. Los referéndum sucesivos propuestos por los defensores de los refugiados contra las leyes que empeoran la política de asilo son, cada vez, plebiscitos a favor de leyes vergonzosas y una ocasión más, para los racistas, de estigmatizar a los extranjeros los más indefensos.

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¿La gente sabe lo que vota?

Para Bakunin, el pueblo no tendría ni el tiempo, ni la instrucción, para votar con pleno conocimiento de causa. Sin tratar a la gente de imbécil, es verdad que muchas votaciones tratan cuestiones complicadas como por ejemplo la ley sobre las epizootias (2012) que no interesó a mucha gente: en este caso el porcentaje de votantes fue del 27%. Algunas encuestas ponen en evidencia que numerosos ciudadanos son incapaces de explicar la temática que se les plantea. Ha ocurrido que votantes se equivoquen y voten lo contrario de lo que piensan. Según un estudio elaborado sobre el contenido de 41 proyectos sometidos al voto entre 1977 y 1988 “solo un ciudadano entre 4 entiende el significado central de un proyecto (…). También ocurre que ciudadanos voten lo contrario de su intención: cerca del 15% de los adversarios de la iniciativa “atómica” (1979) creyeron oponerse a las centrales nucleares”8 y no se trataba de esto.

La institucionalización de la contestación

Según el politólogo suizo Ruedi Epple-Gass, el uso de la iniciativa popular constituye un medio eficaz para debilitar la protesta: la “iniciativa ejerce un efecto de moderación sobre la meta y el repertorio de acción de los nuevos movimientos sociales, refuerza la centralización y la burocratización de sus organizaciones y reduce su aspiración política (…). El resultado general es un declive de los movimientos que se sirven de esta herramienta”9. Es lo que sucedió con el Grupo a favor de Suiza sin ejercito (GSSA) colectivo antimilitarista y pacifista que surgió en la década de los 80 del siglo pasado. Fundado por jóvenes socialistas a los cuales se unió la extrema izquierda, el GSSA promovió una iniciativa popular cualificada de “utópica” que pedía la abolición del ejercito suizo. Entonces, algunos “libertarios” halagaban este medio, hablando “de un uso no conformista de la institución de la iniciativa popular”, de una “iniciativa de ruptura” cuyo contenido era “radical y decididamente

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cual invitaron a los ocupas. És-

tos últimos se dividieron sobre la oportunidad de participar o

no en esta manifestación y un sector decidió boicotearla. En

cuanto a los que participaron, se sintieron manipulados por-

que en la manifestación había “un desagradable tufo de circo electoral”7. Explican que un

abogado de extremaizquierda

monopolizaba el megáfono. El líder de la OSL se esforzaba,

como de costumbre, en pacificar a los manifestantes.

Acusados, en una octavilla, por la OSL de ser muy radicales8, los ocupas denuncian el “tono paternalista que hace llorar” de

su líder y el “reformismo” ca-

racterístico “de la OSL y del sindicato SUD”9. En fin, hasta en

Suiza, el reformismo libertario esta herido y necesita refuerzos internacionales para lavarse la cara. Entendemos el apoyo que la CGT española y la red

“Anarkismo” les ofrecieron en los encuentros de Saint-Imier,

pero no entendemos la actitud de la IFA o de otros colectivos. La cuestión queda abierta.


innovador”10. Ruptura, no hubo, en cambio, el GSSA se integró cada vez más en el sistema.

NOTAS 1. Red que se reclama de la plataforma de Archinov (tradición más autoritaria que libertaria). 2. « Courant alternatif », n° 223, octobre 2012. 3. En 1989, los ciudadanos suizos fueron consultados sobre un proyecto constitucional para abolir el ejercito. Ver el articulo ¿Suiza : modelo de democracia participativa? Publicado en este mismo número de “Adarga”. 4. Manifeste OSL, 1993. 5. « Confrontations » n°21, avril-juin 1993. 6. « Confrontations » n°21, Ibid. 7. « Le Nég@toscope », n°98, nov. 2012. 8. « Rebellion », octobre 2012. 9. « Le Nég@toscope », n°98, nov. 2012.

En 1989, la campaña para la abolición del ejercito creó bastante interés. Era una pregunta fácil de entender. La participación fue importante (69,2%). La iniciativa obtuvo un 35,6% de votos favorables. Una derrota considerada como una victoria por los militantes que se implicaron en esta campaña política. Posteriormente, los militantes del GSSA promovieron otras iniciativas. Una de ellas estuvo a punto de ser aprobada en 1993. Para oponerse a la compra de 34 aviones de combate FA18, impulsaron una iniciativa popular que exigía una moratoria en la compra de estos aviones. La propuesta era hábil porque además de los antimilitaristas, esta iniciativa seducía a los que no querían pagar más impuestos y a aquellos que consideraban absurdo que un país neutral adquiera aviones de ataque capaces de recorrer el territorio en pocos minutos. La victoria parecía segura: medio millón de personas habían firmado la iniciativa (100000 hubieran sido suficientes); un año antes de la consulta, el 72% de los Suizos – según las encuestas – se oponían a la compra de estos aviones. Al final, fue un fracaso: el 57,2% de los electores rechazaron la propuesta del GSSA. Varios años antes, en 1986, el referéndum sobre la entrada de España en la OTAN tuvo un desenlace parecido. Si en un principio la oposición era masiva, finalmente el 52,5% del electorado aceptó la integración del país en la organización de la Alianza atlántica. En lo que se refiere a Suiza, fue una potente campaña nacionalista que dio la vuelta a la opinión pública. De hecho, como es habitual, el sector que tenía el mayor presupuesto publicitario ganó la batalla. ¿Que hubiera ocurrido, si en vez de promover una iniciativa popular, el GSSA hubiera organizado manifestaciones en la calle en contra de los aviones de combate? Difícil de reescribir la historia y de saber si el

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poder hubiera cedido. Sin embargo, sabemos que el gobierno tenía la posibilidad de no someter a consulta esta iniciativa por motivos jurídicos. Escogió dar la última palabra a los electores ¿Por qué? La respuesta, la dio el líder del GSSA, el diputado socialista Andreas Gross que declaró que era mejor “un abuso de los derechos populares que una explosión de violencia”11. En el momento que escribimos este texto, el GSSA hace campaña a favor de una nueva iniciativa popular que pide “la abrogación del servicio militar obligatorio”. Ahora ya, no se trata de suprimir el ejercito, sino de ir hacia una milicia profesional. Un cambio que ya se ha producido en numerosos Estados... y que no tiene ningún contenido “utópico”. A largo plazo, los efectos más visibles del sistema democrático suizo es la evolución más lenta en las reformas que ya se han realizado en otros países occidentales. Dos ejemplos: Suiza ha sido uno de los últimos países de Europa en otorgar el derecho de voto a las mujeres (1971). ¡En 1959, en una consulta popular, 66,9% de los electores habían rechazado el derecho de la mujeres al voto! Hizo falta esperar al 2005 para que el permiso de maternidad fuera reconocido legalmente.

Para terminar

La democracia semidirecta en Suiza limita las prerrogativas de los parlamentarios y puede frenar las opciones del gobierno, pero no fortalece el poder del pueblo. Son los lobbies, partidos y otros grupos de presión que consiguen ese poder gracias a las iniciativas y referéndum. Más poderoso es un lobby, más importante su presupuesto y más posibilidades de éxito tiene. El gobierno se aprovecha igualmente de este sistema. No olvidemos que es el Estado que escoge cuando una iniciativa o un referéndum deben ser presentados a votación. El control de la agenda política, le permite maximizar sus posibilidades, condicionando la opinión publica antes de la consulta. La principal ventaja para el poder es la esterilización de la contestación que se consigue a través de estos mecanismos, obstaculizando el recurso a la acción directa por parte de los explotados. La integración del movimiento obrero suizo no es únicamente consecuencia del uso sistemático del referéndum y de la iniciativa popular por parte de los partidos de izquierda y sindicatos. Para matizar

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hay que señalar también el papel de la “paz del trabajo”, compromiso histórico firmado entre los dirigentes sindicales y la patronal por primera vez en los años 30, que prohíbe a los sindicatos apoyar las huelgas durante el tiempo que dura un convenio colectivo. Además, existe un sentimiento muy extendido en la población de pertenecer a un pueblo elegido, porque este país se libró de las dos guerras mundiales del siglo 20. Una mayoría de la población – que durante años ha disfrutado de las migajas aportadas gracias a la plaza financiera suiza – se pone del lado del poder, convencida que podrá protegerla del peligro del extranjero... La vuelta a la realidad podría ser cruel.

1. Courant alternatif, revista de la Organización comunista libertaria (OCL) n° 223, octubre 2012. 2. http://www.panarchy.org/federalism/proudhon.1863.html (consultado el 22.07.2013) 3. Michel Bakounine, Œuvres, Tome II, Paris, Stock, 1907. En español : https://miguelbakunin.wordpress.com/2008/03/24/los-osos-de-berna-y-el-oso-de-san-petersburgo/(consultado el 04.08.2013) 4. En algunos cantones, los extranjeros residentes durante varios años (la regla habitual es de 10 años) pueden ejercer el derecho de voto a nivel municipal. El cantón de Neuchâtel es el único en concederles este derecho a nivel cantonal. 5. El parlamento puede negarse a presentar a votación una iniciativa que - según él - no respecta la “unidad de materia”. Por ejemplo, en 1995, el parlamento rechazo la iniciativa del partido socialista por “menos gastos militares y más política de paz” por falta de coherencia entre los temas. 6. Estos éxitos represivos o racistas son los siguientes: - Cadena perpetua para los delincuentes sexuales o violentos considerados como muy peligrosos... (2004). - Contra la prescripción de los actos de pornografía infantil (2008). - Contra la construcción de minaretes (2009). - Por la expulsión de los extranjeros criminales (2010). 7. Las iniciativas en defensa de la ecología tienen más éxito que las que tratan sobre cuestiones sociales. Las siguientes iniciativas han sido aceptadas: - A favor de la protección de los humedales (1987). - Moratoria de 10 años en la construcción de las centrales nucleares (1990). - A favor de la protección de los Alpes contra la circulación de camiones (1994). - A favor de los alimentos producidos sin manipulaciones genéticas (2005). - Para acabar con la construcción abusiva de residencias secundarias (2012). En 2013 una iniciativa “contra los salarios abusivos de los ejecutivos de las empresas que cotizan en bolsa” fue aceptada. No provenía de la izquierda, sino de un sector de los pequeños accionistas. 8. Gruner et Hertig in W. Linder, La décision politique en Suisse. Genèse et mise en œuvre de la législation, Réalité sociales, Lausanne, 1987, p. 49. 9. R. Epple-Gass, Annuaire suisse de sciences politique, n°31. 1991. 10. Confrontations n°2, Bulletin de l’organisation socialiste libertaire, septembre 1988. 11. Citado en L’Affranchi, periódico de los Amigos de l’AIT de Suiza, n°6, julio-agosto 1993.

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ENCARTE

¿Victoria para quién? LO QUE LA DEMOCRACIA EN EL TRABAJO ESCONDE

A.C.M.

La representatividad es uno de los grandes triunfos de nuestros tiempos. Y como corresponde a una frase de este tipo, grandilocuente y veraz, encierra la trampa de saber de quién, en concreto, es el triunfo.

Nuestro, de los trabajadores, desde luego, no.

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ANTECEDENTES HISTÓRICOS Hace unos años (yo ya vivía y aún estoy en edad laboral) para solucionar cualquier problema en el trabajo se hacía lo natural: los trabajadores y trabajadoras nos juntábamos en asamblea y hablábamos del problema y sus posibles soluciones. Eso sucedía cuando el problema era nuestro, de los trabajadores. Si el problema era del empresario, pues ya no sé lo que hacía, eso era asunto suyo y él, o ella, sabrán. Aquí ya se aprecia una gran diferencia con el momento actual: estaban los asuntos de los trabajadores y estaban los de los empresarios, y no los confundíamos, aunque las consecuencias recayesen sobre ambos. Pero las consecuencias eran bien distintas y sus soluciones, desde luego, también. Pues bien, una vez reunidos en asamblea, cada uno decía su parecer: unos mejor, otros peor y otros callados. Había compañeros sindicados y otros que no lo estaban, pero todos sabíamos quién era quien, así que no había engaño posible. La asamblea se realizaba en el centro de trabajo o fuera, según la empresa, y nunca se convocaba si no había un asunto de importancia que nos tocase a todos. Normalmente, las soluciones que salían de la asamblea eran de fuerza, es decir, “queremos esto, dádnoslo” o “no queremos esto, quitadlo”. Muy facilito de entender, incluso para un empresario. Para transmitir el mensaje, había que elegir a un emisario. Se solía elegir a uno de aquellos que más y mejor hablasen, que hubiesen defendido la postura que saliese de la asamblea, y que, además, aceptasen el encargo. Se elegía a uno en vez de ir todos porque, sino, era muy engorroso, y no había despacho lo bastante grande para que cupiésemos. Ahora bien, es muy cierto, casi siempre eran los mismos los elegidos. Hay compañeros y compañeras a las que da gusto oír, que son valientes y honradas y valen para estas cosas. Otros en cambio no tenemos tanta elocuencia, presencia de ánimo o lo que sea que haya que tener. Así que allá iban, con un mandato claro, y sabiendo hasta donde podían llegar. Eran trabajadores hablando en nombre de trabajadores, respaldados por una asamblea soberana. Y si el empresario decía que sí, bárbaro, y si decía que no, la asamblea decidiría qué hacer. En la búsqueda de soluciones, la confrontación directa era la vía natural: sólo demostrando fuerza el patrón se avenía a razones. Por ponernos ecológicos, sabíamos que la relación entre la patronal y nosotros no es simbiótica, sino parasitaria. Y también sabíamos quién es el parásito.

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Y entonces llegó la idea. Pero no fue nuestra. El empresario se dijo: “Ya que conmigo siempre vienen a hablar los mismos en nombre de los trabajadores. Ya que a mí así no me conviene porque cada vez que se me ocurre algo que me podría solucionar ellos dicen que es la asamblea quien tiene que decidir; entonces, hagamos que estos dos sean los trabajadores, que estos dos puedan decidir, y así yo me evito todas estas posturas de fuerza que me ponen tan nervioso. Es decir, que siempre y en cualquier caso, estos dos (u otros dos, tanto me da) sean los trabajadores, y que se callen de una vez las asambleas. Así sé a quién tengo que invitar a cenar ”. Y bueno, a nosotros, trabajadores, también nos pareció muy cómodo que, ya que siempre elegíamos a los mismos en las asambleas porque eran luchadores, combativos, elocuentes y honrados; ya que siempre eran ellos los que defendían la postura que resultaba ser mayoritaria, y ya que siempre aceptaban ser los emisarios, pues eso, pues vaya, que nos ahorramos la asamblea, que ellos ya saben lo que pensamos. Y además, como repetían a macha martillo en la tele y en los periódicos, eso era democrático y civilizado. Y nosotros también queríamos salir de la barbarie y ser más modernos. Tuvieron una idea fabulosa, hay que reconocerlo. Los trabajadores no volveríamos a representarnos a nosotros mismos a través de nuestros sindicatos y nuestras asambleas, sino que se elegiría, mediante unas democráticas y modernas elecciones, con urna y todo, quiénes eran las organizaciones sindicales que mayoritariamente considerábamos que podían decidir por nosotros: Nosotros delegamos en ellos, ellos son nuestros representantes. Nosotros podemos por fin olvidarnos de nuestros problemas, ellos viven de pensar por nosotros cuáles son. Y aquí está la representatividad, que no existe sin delegación. Lo curioso del asunto es que no fue una idea de los empresarios que nosotros aceptásemos en asamblea porque nos convenía. Nadie nos preguntó si ese era el sistema que deseábamos para solucionar los conflictos con el patrón: Fue el Estado, benefactor y representativo, quien decidió por nosotros. Sin lugar a dudas, el Estado sabe que no somos capaces de decidir por nosotros mismos qué es lo que nos conviene. ¡Menos mal! La doble delegación, ya puestos, es siempre mejor que la simple: votamos a nuestros representantes para el Congreso y ellos

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deciden la manera en que debemos elegir a nuestros representantes en el trabajo (y en el barrio, y en la escuela, y en casa, si se ponen). Porque el Estado, cualquiera sabe porqué, está empeñado en salvarnos de nosotros mismos. Y esto me extraña porque al Estado, por lo demás, tanto le da si podemos comer o no. Y, pensándolo un poco más, no deja de ser un poco impertinente por su parte que siempre que hay una confrontación entre patronal y trabajadores, el Estado envíe a la policía y a todos esos brazos armados. SE ACABARON LOS ANTECEDENTES, PERO SEGUIMOS EL ESTADO, EL PATRÓN, NOSOTROS Y NUESTROS REPRESENTANTES

En el momento actual, que yo vea, sólo hay impotencia entre los trabajadores. En mi puesto de trabajo, en concreto, los más combativos son los quejicas: “Es que no hay derecho, es que nos bajan el sueldo, es que mira cómo viven nuestros representantes, es que qué hacen, ya que tienen horas … , es que ahora hablan de un ERE, y no vaya a ser que me toque a mí, que soy tan bueno. Si me hubiese presentado a las últimas elecciones, no me podían despedir. Vaya morro que tienen esos caraduras vividores de representantes nuestros, que a ellos no los echan”. Como

cuando

llueve

mucho.

Imposible

de

solucionar.

Nuestros

representantes son malos. Esperemos la siguiente tandada, a ver si es mejor. Y nuestros representantes, combativos como son, sufren todavía más que los trabajadores quejicas: “Yo, que me parto la cara con el empresario (o con el representante del empresario). Yo, que estoy sin dormir porque se nos echa el ERE encima y no hay manera legal de pararlo, según dice nuestra asesoría jurídica, que es la que sabe algo de todo esto. Yo, que casi no puedo ver a mis hijos de tanto luchar por mis compañeros, y que lo único que escuche sea que tengo horas sindicales y que no hago nada y que soy un vendido. Estoy siendo traicionado por mis trabajadores, que no quieren mover el culo y se mueren de miedo cuando les digo que igual estaba bien ir a la huelga un poquito. A mí me llaman vendido, que ya conseguí, a pesar de todo, que en vez de despedir a 200, sólo despidan a 150. ¡Desagradecidos!” Como cuando llueve mucho. Imposible de solucionar. Y el patrón, ¿qué pinta en todo esto? El patrón, muerto de risa.

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Y el Estado, ¿qué pinta en todo esto? El Estado está muy ocupado y muy preocupado lanzando arengas, o discursos, u opiniones en todos los medios de comunicación para que los trabajadores pensemos que si el patrón tiene un problema, es un problema de todos. Y que si los trabajadores tenemos problemas, pues hay que joderse, que la culpa es de otros trabajadores que viven muy bien. En todo caso, no vayamos a aumentar los problemas del patrón, que bastante hace con tener empresas y darnos de comer. Así que, además de lanzar arengas, discursos y opiniones, también lanza leyes, que para eso están. Ante esas leyes, las asesorías jurídicas de nuestros representantes sólo pueden claudicar, para eso son jurídicas. Y si las leyes no son suficientes, pues ahí va la policía, o el ejército, o lo que haga falta. Y entre nosotros no hay otra cosa que mentalidad de representado: mentalidad de esclavo. Y no hay otra cosa que mentalidad de representante: mentalidad de capataz. Quejicas unos, quejicas otros. Como mucho, protestones. Y si no hay más que esto ¿qué hay? SE ACABARON EL PATRÓN, EL ESTADO Y NUESTROS REPRESENTANTES. SÓLO QUEDAMOS NOSOTROS

Por mucho que parezca una cosa grandilocuente y antigua, no somos nada si no somos clase social. No tenemos nada si no es de todos. Nuestra situación individual no dejará de empeorar si no volvemos a pensar y actuar de manera colectiva: nuestros intereses, nuestros problemas, nuestras conquistas, nuestros enemigos, nuestras luchas … Nadie mejora si no mejoramos, nadie gana si no ganamos. El patrón (el capitalismo en su conjunto) y el Estado, en cualquiera de sus formas, necesitan mantener el sistema que los sustenta porque sus intereses están basados en el expolio de lo que es de todos: el poder y la dominación, tanto económica como cultural y moral, son sus cimientos.

Nosotros, trabajadores,

somos sus enemigos y también su alimento, nos necesitan dóciles e incapaces. Simulan que no nos temen porque desean que nos consideremos vencidos. Para disimular han dejado de llamarnos por nuestro nombre: somos ciudadanos, o recursos humanos, o lo que ellos quieran. Pero también ocultan su propio nombre y cuando hablan de lo que nos imponen porque les conviene, de lo que hacen única

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cada trabajador, con la soledad del voto, va dejando al mismo tiempo su capacidad para pensar con los demás, para decidir con los demás, para actuar con los demás y exclusivamente para su beneficio, siempre a nuestra costa, se llaman a sí mismos “bien común”, “interés general”, “país”… Para conseguir nuestra docilidad e incapacidad han encontrado su mejor arma en la delegación. Esa delegación se ha mostrado muy efectiva en el mundo del trabajo: cada trabajador, con la soledad del voto, va dejando al mismo tiempo su capacidad para pensar con los demás, para decidir con los demás, para actuar con los demás, es decir, abandona su capacidad de pensar, decidir y actuar. Para hacerlo ya hay profesionales, ¡que se lo curren! Y si no lo hacen bien, los castigo con mi voto en las siguientes. Y, castigo tras castigo, vemos que los profesionales son cada vez más profesionales y menos trabajadores, a pesar de que los sustituimos una y otra vez. Pero como hemos perdido toda capacidad, no sabemos qué hacer… Sufrimos y nos quejamos. Dejemos que esos esforzados compañeros, profesionales del sindicalismo, vuelvan a ser sólo compañeros, sin la terrible responsabilidad de pensar, hablar y decidir por nosotros. Les hará mucho bien abandonar ese extraño lugar en que se encuentran. Que se desmoronen esas enormes estructuras sindicales paraestatales construidas contra nosotros. Que vuelvan a la asamblea, si quieren. Fue suficiente. Y nosotros también: a la asamblea del centro de trabajo. Y a la asamblea del Sindicato: organizados aunque cambiemos de centro de trabajo, de sector, aunque estemos en paro o nuestros problemas no sean exclusivamente laborales; no somos sólo productores, también somos receptores de lo que otros producen. Organizados para poner en práctica el apoyo mutuo en cualquier cuestión que, individual o colectivamente, se nos presente. Sin jerarquías y sin admitir más representación que aquella que sale mandatada por la asamblea para llevar a cabo una tarea concreta.

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SÓLO NOSOTROS ORGANIZADOS EN ASAMBLEAS Y EN EL SINDICATO ASAMBLEARIO Siempre surgen dudas, problemas, cuestiones que solventar. Aquí algunas de ellas: Eso está muy bien, pero es que los demás no quieren, son malos y egoístas. Aunque se les pregunte a cuatrocientos trabajadores y trabajadoras de la misma empresa, lo dicen todos y cada una de ellos. Entonces, ¿cuál es el problema?, ¿quiénes son los demás?. El problema no es el sistema, que en sí no está mal, el problema es que los sindicatos y los comités de empresa están llenos de vividores y de corruptos. Si entrase gente honrada, ya verías. Pues ya van años, y no lo acabamos de ver. Y no es que nadie haya visto gente honrada y combativa que entró en el sistema con la mejor intención. He visto a más de uno, pero con el tiempo, o deja de ser honrada o deja de ser combativa. Porque una institución como es el comité de empresa, pensada para el diálogo y la paz entre partes que deben estar en guerra, sólo puede traer silencio y derrota. Si el trabajador te da el voto para que luches por él tienes que luchar por él, no vas a pretender que trague con lo que tú le digas, se esté callado todo el tiempo y después luche cuando y como tú le mandes, sin saber muy bien para qué. También he visto muchos vividores y muchos corruptos. El propio sistema los atrae, como la basura a las ratas. Si el sistema fuese aceptable, no habría posibilidad de que se llenase de ese tipo de gente. Por cierto que, ahora que lo pienso, hace mucho que no veo gente honrada y combativa presentarse a las elecciones sindicales. Lo más parecido son los pardillos a los que el Sindicato de turno les suplica que les ayude a llenar la lista de candidatos. A cambio de unas horitas sindicales, por si el olor a basura los atrae. Eso de la organización asamblearia y no jerárquica es lo mejor, pero para conseguir el objetivo sería necesario que todos se adhiriesen a ese modo de funcionamiento. Si solo somos unos pocos, no hay nada que hacer. Esto es una variante de echarle la culpa a los demás. La costumbre de delegar en todos los ámbitos de la vida social, de entregar a los profesionales nuestra libertad y nuestra responsabilidad a cambio de una pretendida comodidad y buena gestión de esa vida social nos convierte en paralíticos, en menores de edad, en seres vacíos y amedrentados por el temor a no tomar las decisiones acertadas. No confiamos en nosotros mismos y, por lo tanto, buscamos un responsable de nuestros propios actos en “la mayoría”, con o sin urnas. La inercia es una fuerza poderosa que nos arrastra, para detenerla es necesario que actúe una fuerza mayor. La razón humana debería ser fuerza suficiente: no se puede hacer lo contrario de lo que se sabe que se tiene que hacer. Unos pocos, organizados, hacen más que nadie, y es el primer paso imprescindible para ser más. Para ser todos también tengo que ser yo, y no pretender que otros hagan mi parte por mí.

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ENCARTE

Sobre la

REPRESENTATIVIDAD

en CNT-AIT

J. Van der Gim M. Suárez García

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el CASO de la CNT

PaLabrAs a| 107


Palabras Previas Una de las grandes tragedias del ser humano es la incapacidad de conseguir un acuerdo general en todos los aspectos dignos de una toma de decisión. Este problema ha conllevado una y otra vez a aquellos que se aventuraban a vislumbrar una nueva sociedad a obviarlo o a restarle su importancia pretendiendo presentarlo como un mal totalmente asociado a un tiempo concreto y por tanto si pudiéramos aplicarle una gran dosis de optimismo a este “eventual” problema, acto seguido, desaparecería. De otro lado están los más fatalistas que sitúan al ser humano en una posición irreconciliable para con sus iguales salvo por medio de la imposición, sea como fuera, siempre del poderoso frente al débil. Entre estos dos polos nos encontramos con miles de posibilidades, de acciones, de discursos,... y entre ellos nos situaríamos algunos de nosotros, que aceptando la capacidad humana del entendimiento y de la cooperación, defendemos abiertamente la necesidad de la diferencia, la absoluta necesidad de que seamos dispares... Como la cuestión que nos ocupa aquí es casi inabarcable en un medio como éste, abordaremos esta cuestión dentro del mundo libertario y más concretamente dentro de sus organizaciones y el modo en que éstas lo resuelven o podrían resolverlo. Para ello responderemos a preguntas tales como ¿qué hacemos ante las discrepancias en el seno de las organizaciones? ¿Son siempre de la misma magnitud las diferencias? ¿Es posible contentar a todas las partes?

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Planteado esto conviene dejar claro que en el espectro libertario ocurre exactamente igual que en el resto de escenarios donde se plantea un conflicto de intereses, hay que tomar una decisión y ésta no puede posponerse eternamente, ni puede obviarse disimulando no existir tal confrontación. Por lo tanto nos encontramos ante una encrucijada que debe de abordarse acorde a nuestra ideología. Ésta en su génesis propone como forma de resolución de discrepancias el que se escuchen las partes, se tengan en cuenta las minorías y se intente llegar por último a un consenso unánime entre quienes a priori no tenían el mismo prisma para abordar el debate en sí. Lo que ocurre en las situaciones que se viven en el día a día nos da una visión de cómo se solventan finalmente tales enfrentamientos, y cómo no en pocas ocasiones éstos tienen como desenlace un abismo entre esa teoría y la práctica, pues se nos presentan debates inacabables, posiciones autoritarias, la necesidad del voto, el cansancio, entre otros muchos puntos y eso por no mentar las rupturas, probablemente uno de los finales más tristes y menos operativos en algunas ocasiones.1 La unanimidad. La unanimidad sería el marco deseado, pues tendríamos la posibilidad de llegar a un acuerdo que aunque necesite en ocasiones de mayor elaboración, llevaría a un punto en el que los implicados se sintieran satisfechos por completo. El problema radica en que nuestra experiencia nos demuestra que por la naturaleza de nuestra sociedad, en tanto tiempo, educación, capacidades individuales y otros factores provocan una necesaria afinidad que complica el normal funcionamiento de organizaciones que se pretenden de masas. Dicho de otra forma, existe una dificultad máxima de alcanzar la unanimidad entre personas con opuestas experiencias (veáse un militante libertario con diez años a sus espaldas y un nuevo compañero que acude a sus primeras asambleas) o con diferentes capacidades (el momento personal y las condiciones de cada uno condicionan la toma de decisión en infinidad de ocasiones), por poner solo dos ejemplos, por tanto, deberemos de rebajar el listón al consenso, donde basta con abordar un problema con un mínimo de garantías de que en el supuesto de no poder llegar a un acuerdo unánime tendríamos una puesta en común de los acuerdos de varias posturas. Esta es y debe ser una de las diferencias entre grupos de afinidad y organizaciones.

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El consenso. Como decimos el consenso se trata de una puesta en común, muy útil y recomendada en cualquier situación entre iguales, ya que cualitativamente existe una gran diferencia entre hablar de mayorías versus minorías (excluye independientemente del tamaño de la minoría) y conseguir resoluciones que pretenden agrupar diferentes visiones (incluye). Esto además hace más fuerte cualquier grupo siempre y cuando se haga desde la horizontalidad y el debate franco. Ahora bien, el caso es que de igual forma no resuelve el problema cuando las posiciones son encontradas y/o muy diferenciadas o cuando los acuerdos son a tomar interasambleas (no entre individuos sino entre grupos, aquí hablamos de Congresos, Plenos, o Coordinaciones). En estas ocasiones surge la idea del voto, tanto cuando algo se hace infranqueable o cuando se representan esferas superiores al individuo. El voto. El voto es la representación de la imposibilidad. La imposibilidad física de aglutinar a miles de personas en asambleas, la imposibilidad de poder operar en reuniones con muchísima asistencia, o la imposibilidad personal de poder interpretar lo que se ha decidido en un ámbito inferior por más compañeros de los que se reúnen en un ámbito superior. 2 - 3 Ahora bien sea por lo que fuere, el voto es un elemento central cuando fracasan la unanimidad y el consenso. Este debería de servir para abrir una puerta que resolviera la incapacidad de actuación en un debate que no suma a lo largo del mismo adeptos sino que se mantiene con las espadas en alto hasta el final, y no deja posibilidad de acuerdo satisfactorio para todos. El problema principal del voto es el voto en sí está claro, pero cuando el voto se presenta como la única opción es ver que aún es más sangrante cuando este conlleva un enfrentamiento agresivo, unas malas artes o una rivalidad entre “viejos enemigos”. De otra forma, votar es algo de lo que no somos amantes pero que si incluso se hace como algo mecánico, como algo “computarizado” no puede llevar al acercamiento a ese punto inicial del que hablamos con la unanimidad sino que te lleva a la pérdida

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paulatina de tu propia esencia. Este hecho está más que probado en organizaciones que han asumido que no se puede poner nada en común o que no quiere poner nada en común, que no escucha a la otra parte y que por consiguiente provoca un distanciamiento cada vez mayor.

se entremezclan la fuerza de los votos y la falta de diálogo con unas posiciones muy igualadas en número de votos

El voto proporcional Debemos también señalar la problemática del voto proporcional. Este sistema es altamente difícil de entender para compañeros de otras regiones donde se utilizan otros sistemas. Nosotros nos dotamos de un sistema que reivindica mayores posibilidades a las localidades que se nutren de mayor número de afiliaciones. Esta afirmación sobre el papel es totalmente aceptable. Pero la realidad nos demuestra varias fisuras en este punto. Veámoslas. Se puede dar el caso que al hacer un control en cuanto a cotizaciones nos encontremos con localidades donde la afiliación nominal esté muy por debajo de lo que la realidad del mismo mantiene tanto en la calle como en los locales. Este hecho ha sido más que probado como elemento desestabilizador, y como fuente inagotable de malas experiencias incluso probadas (veáse la comisión de investigación que se realizó en el suroeste de Andalucía). A pesar de todo siempre existirá la duda de cómo cuantificar cualitativamente un grupo libertario frente a otro. También existe la dificultad de crear grupos anárquicos en pequeñas localidades frente a la relativa facilidad de crearlos en las grandes urbes. Grandes ciudades cada vez más pobladas, en detrimento de las primeras, donde si bien es cierto existe una dificultad natural para hacerse notar en la ciudad pero que no por ello, a su vez, les sobredimensiona con facilidad para los adentros de las propias organizaciones. Es decir, en poblaciones gigantes constituir un grupo requiera probabilísticamente menos esfuerzo que en una aldea, mientras que de cara a la organización éste tendrá el mismo peso. Así incluso en poblaciones que tuviesen un alto porcentaje de compañeros podríamos encontrar que su repercusión en las decisiones internas de una organización fuesen ignoradas frente a las de una población que por habitantes siempre tendrá un peso mayor si enfrentamos

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ciudades de pocos miles de habitantes frente a las conglomeraciones de millones de otras. Siempre habrá quien reivindique lo contrario. Por estos y otros factores el voto proporcional nos parece cuanto menos peligroso si no es revisado o controlado. Pero quizás este debate se mantenga abierto mientras no se presenten predisposiciones a asumir diferentes pesos dentro de una organización sin desmerecer la otra parte. El caso de la CNT-AIT LA CNT es una organización que por su estructura confederal mantiene desde sus reuniones locales (caso de las Federaciones Locales) hasta su trabajo en la AIT un marco propio para que la cultura del voto pueda desarrollarse paulatinamente y desemboque en posiciones casi irreconciliables. Este hecho probablemente sea el que esté sucediendo ahora, donde un gran número de decisiones son tomadas de manera mecánica, como el de una cuenta en una calculadora (éstos de aquí 6 los de allí 5 y los de más allá 8 suman 19 y el resto 16, ¡fácil! A la siguiente cuenta, ¡¡por favor!! y vuelta a empezar), dejando a un lado el debate, la reflexión, la interpretación, la refundición de ponencias primarias, etc. o lo que es lo mismo el acercamiento. De otra parte a este problema habría que sumar que si estas diferencias fuesen mínimas en algunos aspectos o fuesen decisiones que incorporarán una minoritaria oposición pues quizás (¡y decimos solo quizás!) serían más fáciles de digerir, pero el caso que se esta produciendo en la CNT es que lleva años tomando decisiones con una trascendencia enorme sin unas mayorías que pudieran visualizar que está fallando nítidamente. Por contra se está abriendo una brecha entre posiciones que difícilmente pueden dar una análisis pormenorizado del mismo, pues se entremezclan la fuerza de los votos y la falta de diálogo con unas posiciones muy igualadas en número de votos 4 Al margen del respaldo numérico exacto de las diferencias, habría que entender que decisiones que excluyen a una parte de cualquier organización concluyen con una manifiesta imposibilidad de poner en práctica los propios acuerdos de la misma, porque aunque sea por el hecho de mantenerse al margen, esa parte que ha sentido su papel marginado o ignorado no tomará posiciones

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El voto es la representación de la imposibilidad. La imposibilidad física de aglutinar a miles de personas en asambleas, la imposibilidad de poder operar en reuniones con muchisima asistencia, o la imposibilidad personal de poder interpretar lo que se ha decidido en un ambito inferior por más compañeros de los que se reúnen en un ámbito superior

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favorables a la resolución. Es algo sociológicamente explicado y casi irrebatible, si estas al margen de algo o te sientes ignorado en la toma de una decisión muy difícilmente colaboraras en que ella llegue a buen puerto. Lo que en esencia casi deslegitima la naturaleza de la decisión por la existencia de un oposición casi tan cuantificable como los que se posicionaron en su favor. En otro sentido este tipo de procesos pueden deberse a una línea que pretende la ruptura premeditada con el fin de conseguir objetivos que de antemano no han sido puestos sobre la mesa anteriormente. Esta duda no puede dejar de planear sobre las cabezas de quienes las padecen pues son una explicación muy plausible de ese proceso de alejamiento de las ideas originarias por las que se decían luchar en primera instancia. Así conviene poner de manifiesto que los procesos donde los votos ponen contra las cuerdas la fundamentación son inequívocamente amigos de quienes ocultan algo macabro. Palabras finales. Los ácratas hemos padecido en nuestra historia, sobretodo en la más reciente, desencuentros en la filas de nuestras organizaciones. Unos han sido más duros y otros casi naturales, pero todos han estado repletos de pequeñas tragedias y malentendidos, no quisiéramos que esto se repitiera, y proponemos que si debe de haber un desencuentro entre posiciones sea lo más claro posible, y no deje abiertas de nuevo la posibilidad a maquinar que existen perturbaciones exteriores. Así se debería de replantear la opción del voto. No sólo en la representatividad del mismo, y su esencia sino en su función. Si es inevitable y no se puede desprenderse de él, se debería configurar un sistema que implementara barreras al menos en las decisiones que pudieran desembocar en grandes rupturas. Se debería valorar que dichas decisiones no pudieran tomarse a la ligera con diferencias escuálidas, sino que deberían tenerse en cuanta mayorías cualificadas frente a las mayorías simples que utilizamos actualmente. Esto daría paso a un debate más fructífero, a un intento de entendimiento mayor y a unas resoluciones que tuvieran en cuenta otras sensibilidades. Finalmente todo llega donde debe llegar, y si las organizaciones quieren un destino concreto (a nivel interno) lo consiguen. Pero ese es otro tema, el que queremos....

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Para acabar, no pretendemos mantener algo estático o condenado al divorcio porque sí, lo que tiene que morir que muera. No seremos nosotros quienes resuciten muertos. Pero no queremos quedarnos con cara de bobos si pensamos que algo huele mal en el seno de nuestra organización.

NOTAS 0

Entiéndase aquí que omitiremos disfunciones propias de malnacidos y nos

centraremos solo en las que se dan por la propia acción de la buena fe de los que nos consideramos activistas. No es que no conozcamos de ellas y su peligro, sino que si se abordaran aquí probablemente le restaría a este artículo casi tanto protagonismo como para dudar a los autores de un nuevo artículo. 1

Los autores no quieren aquí obviar que existen rupturas naturales, incluso

necesarias dentro del movimiento libertario, sino veáse las escisiones CNT-CGT, donde la reconciliación se hace imposible pues los motivos centrales (como podrían ser las elecciones sindicales) no han cambiado ni un ápice, incluso podríamos añadir se han incrementado dado que en esa estrategia marxista de vaciar de contenido tales comités solo se ha conseguido apuntalar una estructura de las más dañinas que ha conocido el movimiento ácrata de estas tierras. 2

En numerosas ocasiones los delegados a reuniones de esta índole se

encuentran con la necesidad de interpretar lo que se ha decidido previamente, ya sea porque se plantean en esa esfera cuestiones de nuevo orden a última hora, o porque se ha interpretado mal la ponencia inicial, ... 3

Ámbito superior no se refiere a ningún organismo superior a la soberanía de

las asambleas u organizaciones, sino a encuentros con otras secciones de esas misma organización en una puesta en común de acuerdos. 4

No creemos tanto en número de afiliación

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ADARGA

ENTREVISTA

MILITANTES del SOVde Madrid

Por la boca

nomuere el pez ADARGA

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E

s un sindicato, pero no es como los demás. Es más que un sindicato, es un anarcosindicato, pues no ha hecho dejación de las ideas anarquistas, estas le inspiran porque aún quiere transformar la realidad que le rodea, y ve en el comunismo libertario la finalidad a la que aspira. Un sindicato que apoya la creación de redes autogestionarias, igualitarias y transformadoras. Un sindicato, en fin, como muchos otros que hay en la CNT, y que miran hacia el mismo horizonte. Hoy nos hemos acercado a varios militantes de este sindicato, que aunque no hablan en representación de nadie, sino de ellos mismos, creemos que reflejan, en términos generales, el sentir de su sindicato, como de aquellos militantes y sindicatos que consideran que los principios tácticas y finalidades, que siempre animaron a la Confederación, no son un mero escaparate o un reclamo publicitario.

- Aunque no venís en representación del SOV si nos podéis explicar brevemente y de manera general en que situación se encuentra en estos momentos el sindicato. - Podemos decir que hay mucha afiliación nueva que además asume responsabilidades. El momento actual del sindicato está en hacer que esa afiliación se quede, que tenga información suficiente y conocimiento de la organización para que pueda asumir responsabilidades. Hay diversas secciones sindicales tanto de ramo como de empresa. Destacable la sección de informática, preparándose ya para formar sindicato. Tendrá en torno a unos 60 afiliados y está trabajando muy bien en su sector; creando secciones de empresa, asambleas regulares, difusión y edición propia de propaganda. Otras secciones como sanidad, medio ambiente, limpieza, funcionan de forma continuada, lo que da perspectivas de crecimiento El sindicato tiene una gran actividad en muchos aspectos, como cultura, propaganda, comunicación, solidaridad a nivel confederal, consumo y autogestión, etc. En cuanto a la acción sindical, depende mucho de los conflictos que se tengan abiertos con las empresas, unas veces nos vemos desbordados y otras la cosa es más tranquila, aunque de una manera u otra siempre hay movimiento. Tenemos asambleas semanales, el comité del sindicato se reúne también semanalmente. La verdad es que se saca mucho trabajo adelante. Después del mazazo que resultó para nosotros el último congreso, en el que no vimos respaldadas las tesis o las teorías que pensábamos que deberían ser coherentes con la trayectoria de la organización, el sindicato se ha recogido un poco en si mismo, se

nota que hay menor participación en la vida orgánica de la confederación. Esto no ha frenado nada las actividades propias del sindicato; creación de secciones sindicales, formación de los compañeros, y además aplicando el criterio, que ya teníamos previo al congreso, de que el anarcosindicalismo no se puede limitar a gestionar la relación laboral. Para nosotros la CNT, la herramienta CNT, no es una finalidad en si misma sino un medio para conseguir el comunismo libertario, y es ente sentido que miramos a la CNT como algo más que una mera receptora del hecho laboral, por eso estamos apostando y profundizando en temas de consumo, autogestión o colectividades de producción y consumo, con una huerta, con varios años de funcionamiento, o un grupo de consumo con unos 50 miembros y una quincena de proveedores autogestionarios. Muchos compañeros están participando en redes de autogestión motivados sobre todo por una visión anarquista de esas redes. En cierta manera, estamos ayudando a crear redes que verdaderamente sean igualitarias, que realmente sean trasformadoras y que no se queden solamente en una situación de autoempleo. Un grupo de 30 personas llevan la huerta del SOV que ha cambiado de ubicación, asumiendo además un nuevo proyecto. Había un centro de recuperación de la Comunidad de Madrid, un centro al aire libre para drogodependientes al que le quitaron las subvenciones, decidieron quedarse ocupando y se ha decidido apoyarlos. Se apoya además al grupo de inmigración de Lavapiés que esta aprendiendo también como auto-organizarse. - ¿Cual es el nivel de implicación de los afiliados? - La relación afiliados-militantes es alta, mucha gente de la que se acerca se involucra en el trabajo

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del día a día. Nuestra mayor preocupación ahora mismo es cómo conseguir esa integración de la gente nueva y que ésta se forme. Ahí es donde creemos que está la clave para el crecimiento de los sindicatos de CNT. Por una parte la actividad sindical y social, por otra la integración y formación de la gente nueva. El reto es lograr que todo el que llegue tenga algo que hacer y además sea lo que le apetezca o ilusione. Un aspecto muy importante es que OOVV no es un sindicato homogéneo, aunque haya sindicatos que piensen que OOVV tiene una línea marcada. En las asambleas se defienden, libremente, todo tipo de posturas. - ¿Cuántas secciones sindicales tiene ahora mismo el SOV, y en qué sectores? - Prácticamente en todos los sectores, que funcionen unas 10. Hostelería, telemarketing e informática, sector público, limpieza y sanidad son las secciones más activas. Nosotros procuramos que las secciones se creen únicamente cuando hay una cierta garantía de que se va a desarrollar un trabajo y cuando además se tiene una confianza en los compañeros de la sección Que hayan trabajado un poquito previamente la acción sindical, que conozcan los acuerdos de la organización, su funcionamiento, etc. Esta es nuestra forma de ver el trabajo sindical en las empresas, no hacer una sección sindical con una única reivindicación laboral y con un simple objetivo laboral sino que se implante realmente allí una sección de la CNT, que realmente funcione y que realmente esté llevando la CNT a la empresa, que no se dedique exclusivamente a la cuestión laboral. - Hemos visto como en otros sindicatos las secciones sindicales están funcionando prácticamente al margen del sindicato, entonces, ¿queríamos saber qué vinculo y qué relación mantienen aquí las secciones con el sindicato, y cómo desde el sindicato mantenéis ese vinculo, y cómo lleváis el trabajo desde la asamblea?

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- Vemos este problema, y la primera medida que ponemos para que esto no ocurra es la forma de crear las secciones, intentamos que sean compañeros que tengan un compromiso con el sindicato, tampoco que sean militantes reconocidos de años y años, pero si que tengan, en el tiempo que llevan afiliados, una cierta implicación; aparte una de las funciones de la secretaría de acción sindical es la de contactar y mantener relación continua con las secciones sindicales. Siempre hemos tenido muy claro, que una sección sindical que esté separada del sindicato tiende por naturaleza a un cierto corporativismo. Y nosotros siempre hemos trabajado en contra de ese corporativismo, en ese sentido siempre hemos tenido muy claro que es el sindicato el elemento organizativo y la sección sindical una de sus voces. - Aunque en el último congreso se incide en que el sindicato es el núcleo fundamental de la organización, se constata una tendencia cada vez más acentuada de la absoluta autonomía de las secciones con respecto al sindicato. Apenas hay contacto entre el sindicato y la sección. Y por otro lado no se hace nada para corregirlo, e incluso muchas veces se prima esta fractura. ¿Cómo el SOV pone de manifiesto este hecho ante la organización para modificar esta situación o al menos para que se plantee? - Bueno, es complicada la respuesta. Es obvio que desde el último congreso se evidenció que hay dos vías o dos maneras de ver el sindicato. La línea, podríamos llamar oficial (por llamarla de alguna manera), tira por el lado sindical dejando de lado la parte anarquista, y lo de las secciones sindicales es un resultado natural, si tu dejas de lado la ideología anarquista pues te queda el sindicalismo puro y duro que ya se ha visto como lleva a convertir al sindicato en un asesor laboral. La experiencia nos ha mostrado, de una manera evidente, que las secciones que limitan su actividad a un conflicto de empresa acaban desapareciendo, podemos hablar de secciones como las de Mercadona, que mientras dura el conflicto se forma una sección sindical y en cuanto se termina desaparece, por esto nuestra visión no es crear secciones sindicales si no


fortalecer al sindicato. Las secciones sindicales que salgan por un problema puntual laboral y se quedan en eso no van a ir a ninguna parte. Lo que si tiene futuro son los compañeros que comprenden la necesidad de organizarse más allá de su empresa y su sector. No creemos que tener una relación muy numerosa de secciones vacías de militantes pero con cotizaciones bancarias sea beneficioso para lo que la organización tiene que aportar al movimiento obrero o al problema de clase. Que precisamente es descorporatizar, desverticalizar, desenmascarar a lo que se denomina alternativo y no es nada mas que renovador. Acabar con toda la demagogia que hay en torno a la representatividad y hacer realmente organizaciones sólidas no vamos a conseguirlo desde secciones que no estén implicadas en el concepto de anarcosindicalismo. - A raíz de las dos líneas a las que habéis hecho referencia dentro de la organización desde el congreso, ¿como veis el funcionamiento de la Federación Local (FL) de Madrid, cual es la situación en la que se encuentra? - La FL de Madrid está en la misma situación que la CNT, en la que una parte cree que lo más importante son nuestros principios, tácticas y finalidades, es decir el contenido de nuestras ideas, y la otra parte tira más hacia ese sindicalismo ya comentado que sacrificando el contenido de la ideología prefiere crecer a cualquier costa. Entonces, esa situación, en la FL de Madrid también se da, solo que ha diferencia es que Madrid es mayoritaria la opción que defiende un punto de vista anarcosindicalista, de contenidos, no de imagen. Eso genera muchas situaciones insoportables dentro de la FL, y convivimos a duras penas con ellas. Pero nosotros hemos entendido hace mucho, y más desde este congreso, que esto es una carrera de fondo y que solamente nuestra militancia del día a día y nuestra formación de militantes y la formación en unas ideas anarquistas en las que creemos, son las que pueden hacer cambiar esta situación y que la CNT vuelva al cauce originario; buscar la revolución social. - Desde fuera de Madrid se puede observar que existe un conflicto, por ejemplo, el 1º de Mayo del año pasado la CNT realizó dos manifestaciones separadas con dos recorridos diferentes.

Esa división se percibe, desde fuera, como innegable, por eso queríamos profundizar en ese sentido. ¿Cómo se está viendo esa división en la ciudad y en el resto de la organización? - Dentro de la organización percibimos que hay una cierta criminalización hacia nuestro sindicato, en ese sentido si se ha generado una “opinión pública” de que en Madrid el sector anarcosindicalista no acepta los acuerdos, de que si se hace boicot a manifestaciones, etc. Esta cuestión hay que desmentirla rotundamente. En Madrid los compañeros nos consideramos con capacidad de tener una expresión propia. Esa expresión propia es la que motiva que la gente de la FL de Madrid, cuando llega una huelga general o cuando hay una movilización, tenga capacidad y pueda convocar por si misma los actos, hay otros compañeros que no aceptan este acuerdo y se adscriben a otros acuerdos de otros ámbitos nacionales. Nosotros no estamos en contra de que en una localidad se pueda llegar a una acuerdo de asistir a una movilización conjunta puntualmente, lo que ocurre es que en Madrid nos vemos con capacidad de movilización como para denunciar estas plataformas que se crean. Que son un poco de imagen y que juegan a ese marketing político de ver cuanta gente hemos movido en lugar de formar organización. Las pruebas evidentes de que esta línea no está funcionado para la organización, es que todas estas movilizaciones, todo estos grandes titulares que se forman con técnicas periodísticas, no generan afiliación y no generan militancia. Acaban siendo flor de un día. - Desde el congreso de Córdoba, continuando con la cuestión de la división, es patente esta división dentro de la CNT. División que ha provocado una fuerte apatía en la confederación. Al margen de la alta actividad del SOV, según comentáis, ¿veis vosotros esta apatía? - Nosotros por supuesto que vemos una apatía en la organización, en muchos sindicatos y muchos compañeros Hay mucha apatía orgánica, la gente de este sindicato que fue al congreso volvió muy desmoralizada y eso hizo que el sindicato, por supuesto, se desmoralizara, pero nuestra situación actual, la del sindicato, es la contraria a la apatía. Nosotros estamos aquí porque hemos decidido prácticamente dedicar nuestra vida a esto, para

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nosotros estos son nuestros ideales, esta es nuestra vida, y no queremos luchar por otra cosa. El día en el que la CNT sea un lugar en el que no se pueda estar porque las contradicciones que tengamos que asumir sean tan grandes, nos iremos y empezaremos de nuevo un camino como lo hicieron los anarquistas de antaño. Pero hoy por hoy, hemos decidido seguir hacia adelante con el deseo y la ilusión, no os diríamos que con más, de volver hacer relucir las ideas anarquistas dentro de la organización es algo que nos motiva muchísimo. Por eso hemos apostado por crecer, por formar a la gente y llevar nuestras ideas a todas partes, esto es lo que nos sigue dando ánimos. - Se consagra un congreso para el aumento de la afiliación y para ello se rebaja el anarquismo en la CNT. Y sin embargo ese crecimiento exponencial no se ha producido. Por el contrario, se intuye una tendencia hacia una perdida de afiliación. ¿Que opináis de esto? - Lo que ocurre es que la estrategia de quienes apoyaron y apoyan la tesis del crecimiento sin más, patentadas en el congreso, pasa por incrementar la imagen hacia afuera, incrementar la visibilidad de la organización, y para ello en necesario acercarse a posturas que son más asumibles para el conjunto de la población. independientemente de la ideología de la organización. Si bien es cierto que te tienes que dirigir al conjunto de la población, también es cierto que esta es una organización que requiere un tipo de persona que, cuanto menos, se implique en la misma. Estamos en una sociedad que delega en todo. La incorporación de militantes y de afiliación se va a producir por medio de la implicación y la implicación es ideológica. En el tiempo que llevamos en la organización hemos visto pasar a muchos compañeros, y lo que hemos constatado es que la gente que se ha hecho militante, bien porque se ha afiliado por una cuestión ideológica, o porque se ha ido empapando de la ideología a lo largo del tiempo, son los que se acaban quedando, son los compañeros que aportan trabajo al sindicato. Los afiliados que no se les ha formado, los que vienen a que se les resuelva su problema, que simplemente se

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les pasa la cotización por banco, y no participan de la vida del sindicato pueden durar X años, pero acaban yéndose. Vemos que la capacidad de tener abierto el sindicato día a día, o que si convocas un piquete haya gente que vaya a ese piquete, se consigue con esta línea de trabajo que es la que incide en la ideología que es la que hace que la militancia se implique. - ¿Cómo es posible que no haya una gran respuesta de la organización de cara a los resultados del último congreso?. Es verdad que se tarda en hacer militantes. ¿pero es que la CNT no tenia militantes antes? ¿La gente esta dormida? ¿O es la mayoría de la CNT la que quiere seguir por este nuevo camino? - La CNT ha entrado en una dinámica vertical y centralizadora, no completada todavía, pero estamos en camino. Lo que pasa con las organizaciones verticales es que hay un grupo pequeño que son los poseedores de la verdad. Esto conlleva a que ya no haya debate dentro de la CNT. Si yo, que soy el que manda aquí, me equivoco ya me encargaré de que el fracaso sea el fracaso de otro, si el proyecto de la mayoría congresual no funciona es porque la minoría no lo apoya, siempre buscando excusas, siempre buscando chivos expiatorios, pero esta mayoría, ¿es que no es capaz de sacar adelante su propio proyecto?. - Habéis mencionado que hay una especie de criminalización dentro de la organización hacia algunos sindicatos o hacia algunas actitudes, estigmatizadas por ser expresadas o mostradas. Un ejemplo paradigmático de ésto es una mencionada (en un artículo en esta revista) persecución llevada a cabo contra este sindicato porque algunos militantes, en una manifestación, gritaron: “reformistas fuera de organización”. Viendo esta mención queríamos saber ¿cómo lo vivís desde aquí?, ¿es real?, ¿está exagerado?, ¿fue una simple anécdota?. Nos gustaría que nos habléis de ello. - Si te refieres a los hechos que ocurrieron en la manifestación del 29 de septiembre donde se gritó “fuera reformistas de la organización”, ha sido uno de los actos en los cuales se ha jugado a


...La CNT ha entrado en una dinรกmica vertical...

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criminalizar, a decir que boicoteamos, en definitiva, lo ya mencionado. A esa manifestación no fue solo el SOV de Madrid, esa manifestación fue un acuerdo de la FL de Madrid y no se gritó solamente eso. “Reformistas fuera de la organización” solo fue un grito al que se le ha marcado en titulares para que todo quede resumido a eso, allí fuimos a decir lo que la CNT dice, y nos hinchamos a gritar contra las subvenciones, contra los comités de empresa, contra los liberados, porque creemos que ese es el planteamiento que tiene la organización y lo que tiene que difundir. Ahí se ha hablado de boicot cuando no lo ha habido. Boicot es cuando la FL de Madrid convoca un acto como puede ser cualquiera de las manifestaciones con motivo de huelgas y otro sindicato de la propia FL de Madrid convoca un acto a la misma hora y en otro sitio, eso si es un boicot. Bueno, esto fue un hecho concreto, pero la criminalización al SOV de Madrid como a otros sindicatos como puede ser Candas, a Levante, Zamora, Metal Madrid, Granada y muchísimos otros sindicatos, es lo que le ha pasado tanto tiempo a Cádiz, esto viene pasando desde mucho antes del congreso y en el caso del SOV de Madrid quizás se ve agravado por mantener una postura diferente a los acuerdo oficiales de la organización, y al ser ésta la capital del estado, con la significación que ello conlleva, todavía les causa más problemas. También creo que esa criminalización se produce para cegar, tapar el hecho de que nuestro sindicato funciona, y funciona bien, tiene actividad, tiene afiliación, tiene buenos resultados; somos la negación de sus tesis y entonces en lugar de rebatirnos en el ámbito ideológico, lo que hacen es decir tú eres un boicoteador y no haces otra cosa que molestar. - Hay otra cuestión que ha afectado bastante a vuestro sindicato es lo referente a Marsans, no queremos que nos expliquéis la problemática, sino al trato que sufristeis en relación al ERE en comparación a cómo se ha tratado al Sindicato de Transporte de Madrid y el conflicto de Iberia.

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- La verdad es que no hemos sabido explicar la situación, lo que ocurrió en viajes Marsans es muy sencillo, ocurrió que una asamblea de trabajadores rompió la representatividad del comité de empresa imponiendo que la sección sindical de CNT estuviera en la mesa de negociación. Otro tema es lo que ocurre dentro del contexto de quiebra de una empresa. En aquel momento estaba en vigor el 8º congreso, que proponía que en caso de quiebra, autogestión. Esa sería la parte que no han podido cumplir los compañeros de Marsans porque quedaban 2000 trabajadores y una nomina de 3 millones y medio al mes. Eso no hay manera de autogestionarlo. La empresa estaba absolutamente fundida, tenía 500 millones de deuda. ¿Cómo es posible que en una plantilla de 2000 personas todos tuvieran la conciencia de que la empresa no existía, que no tenía crédito en ninguna parte y que no producía nada? La única situación que quedaba era cambiar el panorama, pasar de ser trabajadores a ser acreedores, ser acreedores permite poder seguir fiscalizando todo el proceso de liquidación de la empresa. Los trabajadores constituyeron una asociación de 900 miembros que hoy en día esta personada, no solamente en los cuatro concursos de la empresa, esta también personada en la audiencia nacional donde están haciendo el seguimiento de las trampas que pudiese tener la empresa y en definitiva a dado una salida que ha permitido una persecución, al empresario, Díaz Ferrán y un mantenimiento de unión de los trabajadores. Allí no se vendía ningún puesto de trabajo porque allí no quedaba ningún puesto de trabajo, solo hay una denuncia de un trabajador, de los 2000 que éramos, que se opone al ERE por una razón, era el director económico financiero que cobraba 400.000€ euros de salario anual mas incentivos, y que perdía dinero porque el ERE estaba topado en 70.000€ para quitarles indemnización a los ejecutivos y dárselos a las “clases bajas”, ese ha sido el único trabajador disconforme junto a 3 miembros del comité de empresa que, en contra de la ley, nos negamos a que se quedasen a gestionar la confección


de liquidaciones, en lugar de los trabajadores que habitualmente se ocupaban de ello . - No te preguntaba tanto por el desarrollo del conflicto si no las comparaciones, las justificaciones de un lado y no aceptar las explicaciones de otro. - El tema del ERE de Marsans es probablemente la mayor maniobra política que ha pasado en esta organización en los últimos años, sabían que no había otra solución y sabían el desarrollo del conflicto. El asunto más gordo es que no se puede reconocer que una plantilla de 2000 personas apoyaba a una sección de CNT de un sindicato que no era de su línea y rompía la representatividad de un comité de empresa demostrando que no es necesario estar en los comités de empresa para tener actividad y presencia sindical. Hay que ver que el asunto de Marsans fue justo antes del congreso y estos sindicatos vieron una oportunidad clarísima de sacar una campaña facilísima porque simplemente las siglas ERE iban a volcar a la organización sin profundizar y con esto vieron una oportunidad de desacreditar al SOV de Madrid de cara al décimo congreso y de cara a esa defensa de sus ponencias. - Como vivís en Madrid esa comparativa con el tema de Iberia. Lo de Marsans lo estáis planteando como una estrategia política y en el caso de Iberia la realidad que vivís es otra. Como os sentís. - El caso de Iberia no ha ocasionado ningún problema, nosotros señalamos en su momento que se estaba pidiendo una huelga para pedir una baja incentivada, ya que al subscribir la plataforma conjunta, que se formó en Iberia, se incluía la aplicación de un ERE de bajas incentivadas. Nosotros teníamos claro que la situación creada en la CNT por el tema de Marsans se produjo por un hecho político y por conveniencias políticas internas de la propia CNT. En esa línea entendemos que cuando posteriormente se produce una situación similar con el caso del Sindicato de Trasportes, como ese componente político no solamente no esta, si no que no interesa pues se hace justo todo lo contrario que es taparlo, o apoyarlo desde el Gabinete Técnico. En este caso es

un expediente de crisis no un cierre de empresa, eran acuerdos para mejorar la cuenta de resultados de una empresa y que por lo cual había que oponerse, ese seria el caso de Iberia. Iberia no va a desaparecer, va a dar beneficios. Iberia llega a un acuerdo con sus trabajadores para dar una baja incentivada, para quedarse con el puesto de trabajo amortizado y aquí paz y después gloria. - Ya que habéis mencionado el Gabinete Técnico Confederal ¿Qué opináis de su creación y que consecuencias pensáis tendrá en la Confederación? La creación del gabinete técnico confederal es una muestra más de las tendencias centralizadoras y tecnocráticas que están actuando en la CNT. No creemos que sea positiva ni esa centralización ni la preponderancia a las cuestiones técnicas que la existencia de un organismo así inevitablemente conlleva. En nuestra opinión su creación contradice el principio básico de autogestión y acción directa. Por un lado porque los sindicatos y secciones no gestionan sus conflictos, sino que delegan en él gabinete, por otro porque la organización al dedicar la mayor parte de sus recursos a un gabinete básicamente legal y reducir el fondo pro-presos en previsión de la represión, está primando en la práctica la vía judicial sobre la acción directa que es de la que se derivan las sanciones represivas. Por otro lado la fórmula que se ha buscado para su creación hace que no haya un necesario control del gabinete por la organización, como si ocurre con los cargos de gestión, quedando exento hasta de la rotatividad de los cargos. No queremos decir con esto que la militancia de la CNT deba ignorar las cuestiones legales o jurídicas que inciden en un conflicto. Deben ser contempladas al igual que el ánimo de la plantilla, la capacidad de movilización, otros intereses del empresario, etc. Es como en el caso de la formación; nuestro criterio es que es necesaria pero por supuesto no se puede limitar a reciclar modelos de cursos técnicos de empresa o universidad. Preferimos una formación basada en el intercambio de experiencias, la incentivación de los conocimientos históricos, el fomento del esfuerzo

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en la formación personal de cada uno..., es decir, algo mas que el concepto“formador de formadores”, que tan solo centraliza y unifica interpretaciones subjetivas, eliminando la capacidad creativa de cada sindicato o regional. Por último, ¿Cómo veis el futuro de la organización? Bueno pues el mayor problema que tiene la CNT para su crecimiento y proyección pensamos que es su propia situación interna de confrontación. Al hilo de la calle se puede afirmar que cada vez son más los colectivos y personas que toman iniciativas sobre sus propios problemas más allá de las organizaciones parlamentarias clásicas, políticas o sindicales. Y aunque al ciclo de la derecha liberal, le siga el ciclo de los liberales de izquierda, todo parece indicar que asamblea, acción directa, rechazo de los profesionales políticos o sindicales son ideas que van calando y teniendo resultados prácticos. Si la CNT consigue detener en su seno las posiciones excluyentes, expulsiones1 y enfrentamientos y difunde muy claramente sus acuerdos, podrá presentarse con fuerza como la opción que históricamente fue: la organización de los de abajo para establecer la igualdad y la libertad en la sociedad. Todos debemos hacer un esfuerzo en ese sentido. No hay otra. 1 Esta entrevista se realizó antes de la expulsión del SOV de Chiclana

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FRAGMENTOS DE LA HISTORIA

la

deParís:

CONFLUENCIA ENTRE EL ANARQUISMO Y LOS NIETOS DE LOSSANS-CULOTTES J-P.C.

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«La Comuna de París de 1871 es la mayor marea del

siglo, la más increíble manifestación de esa fuerza popular que toma la Bastilla, trae al rey de vuelta a París, afianza los primeros pasos de la Revolución Francesa, derrama su sangre en el Campo de Marte, asalta las Tullerías, expulsa a los prusianos, extirpa la Gironda, alimenta de ideas a la Convención, a los jacobinos, al Hôtel de Ville, barre a los curas, se doblega bajo el terror de Robespierre, se yergue en las jornadas de Prairial y dormita luego durante veinte años para despertar bajo el estampido de los cañones de los aliados. La fuerza popular se vuelve a hundir en la noche y resucita en 1830. Abrazada inmediatamente, llena de sobresaltos los primeros años del reinado orleanista, rompe sus ligaduras en el 48 y sacude, en tres días de junio, la República de Marat. Dominada otra vez, vuelve a estallar en el 69, vacía las Tullerías en el 70, se ofrece de nuevo contra el invasor, es de nuevo desdeñada, se marchita, hasta el día en que aplasta la mano que quiere apagarla. (...) Este torrente revolucionario corre sin interrupción a lo largo de nuestra Historia, a veces al descubierto, a veces subterráneo, como esos ríos que de pronto se hunden en el abismo o bajo la tierra para reaparecer, caudalosos, en medio de un sol asombrado»1. P. O. Lissagaray.

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El 18 de marzo de 1871, mientras la III República naciente intenta desarmar París, el Pueblo se subleva, fusila a dos generales e inicia una insurrección revolucionaria de carácter socialista, la primera del género. Este formidable impulso no puede entenderse si no se tiene en cuenta la herencia revolucionaria de este pueblo parisino impregnado de los importantes acontecimientos iniciados 82 años antes por sus antepasados: «La Revolución Francesa es parte integrante de la cultura de los parisinos. En sus mentes, la Revolución se asocia con la ciudad, con su historia (...). El solo nombre de París evoca el recuerdo de los vencedores de la Bastilla y de los sans-culottes del año II (...). La tradición oral mantiene la memoria del pasado, pintado con los colores de la fiesta revolucionaria (...). Los niños son educados oyendo glorificar las Revoluciones (...). No leen los periódicos, pero cuando pasa algo en la calle, salen»2. La misma palabra «Comuna» hace referencia a la Comuna insurreccional de 1792 que derroca a la Municipalidad y a la Monarquía Constitucional. La referencia no es neutra, ya que la Comuna de 1792 representa una tendencia muy particular de la Revolución: la del pueblo que

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desde el 14 de julio de 1789 al 4 de diciembre de 1793 establece un poder rival al de la Convención y afirma una idea de la organización política diametralmente opuesta, la de la democracia directa. Las Comunas de 1792 y 1871 tienen esto en común: la reivindicación de una sociedad en la que las comunas federadas reemplazan al Estado en «la administración de las cosas». Al plantear su crítica a la monarquía absoluta, los filósofos de las Luces intentan elaborar las bases de un régimen político alternativo. Al denunciar lo arbitrario, cuestionan la legitimidad de un poder que emana de Dios. Así pues, ¿hay que cuestionar el poder mismo o buscar su legitimidad en otra cosa? Volviendo la mirada hacia la democracia ateniense, pensadores tan diversos como Diderot, Rousseau o Montesquieu concluyen que el poder sólo puede emanar de la voluntad colectiva. Pero la democracia ateniense no confía el avenir de la sociedad a un gobierno: se trata de una democracia directa en la que los responsables sólo son ejecutantes bajo control, ni siquiera elegidos, sino más bien nombrados por sorteo3. Si bien Rousseau se interroga admitiendo que «tan pronto como un pueblo se dota de representantes, deja de ser libre»4, las aspiraciones de los filósofos del siglo XVIII son bien distintas. Esta élite de una burguesía apartada del poder y que sufre las desigualdades de una sociedad de privilegios se indigna contra un régimen que le oprime sin confiar por ello en el pueblo entero. Así, bajo la dirección de Montesquieu, elabora un régimen híbrido en el cual el gobierno basa su legitimidad en la voluntad general pero detenta el poder: «La gran ventaja de los representantes es que están capacitados para debatir los asuntos. El pueblo en cambio no está preparado, lo que constituye un inconveniente de la democracia (…). Existe un gran vicio en la mayoría de las antiguas Repúblicas: en ellas, el pueblo tenía derecho a tomar resoluciones activas (…), algo de lo que es incapaz. El pueblo no debe entrar en el gobierno si no es para elegir a sus representantes»5. Contrariamente a lo que a menudo se afirma, la idea de democracia representativa no nace del deseo de hacer que el pueblo participe al máximo en las decisiones sino al contrario, lo menos posible, reivindicando además su autoridad sobre él. Los líderes de la Revolución, impregnados de estas ideas, buscan imponer este régimen a un pueblo que se toma al pie de la letra los principios de libertad, igualdad y democracia. Turgot y Condorcet sólo consideran ciudadanos a los propietarios, mientras Camille Desmoulins, basándose en la República Romana, se muestra de acuerdo con el legislador antiguo por «haber expulsado del cuerpo político a esa clase de gente llamada proletarios»6. Robespierre, que aún no ha llegado al poder, matiza más y reconoce la usurpación que representa la delegación de poder al declarar: «los representantes, según su propia opinión, no eran más que mandatarios del pueblo, y se han erigido en soberanos, es decir, déspotas»7 (1791). Incluso hace suya una reivindicación popular legítima: «quiero que todos los funcionarios públicos, nombrados por el pueblo, puedan ser revocados por él (...) sin otro motivo que el derecho imprescriptible que le pertenece de revocar a sus mandatarios»8(1792). De hecho, la Constitución de 1793 reconoce al pueblo el derecho de ejercer su veto a algunas leyes a través de las asambleas primarias. Pero esta restrictiva «concesión» –reveladora del apoyo indispensable que constituye el pueblo de París en el ascenso al poder de la Montaña– es pronto eliminada por el propio Robespierre, convertido en

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tirano, cuando las circunstancias se lo permiten. Robespierre encuentra al hombre que expresará lo que el pueblo de París siente de forma confusa y defiende durante este período: es el enragé [el rabioso] Varlet, quien escribe: «la soberanía es el derecho natural que tienen los ciudadanos en las asambleas de elegir, sin intermediarios, a todas las funciones públicas, de debatir ellos mismos las leyes, de reservarse la facultad de retirar y castigar a aquellos mandatarios que se extralimitan en sus funciones (...); por último, por circunstancias particulares, [los mandatarios] sólo pueden tener fuerza de ley si han sido sometidos a la aprobación del soberano en las asambleas primarias»9. Teatro de este enfrentamiento entre partidarios de la democracia representativa y la democracia directa, la Revolución Francesa es un laboratorio de ideas que influirá considerablemente en los communeux10 [comuneros] de 1871. «Los ciudadanos de París declaran que sólo reconocen a los diputados de la Convención como redactores de un proyecto de Constitución y administradores provisionales de la República»11. Fortalecidas por la jornada revolucionaria del 10 de agosto en la que toman las Tullerías e imponen a la Asamblea la encarcelación del rey, las secciones parisinas12 afirman su idea de la democracia. En los meses siguientes, los bras-nus [brazos desnudos] llevan su experiencia de democracia directa tan lejos como pueden. «Generalmente nos remitíamos a las asambleas generales, reunidas por la tarde, para todas las cuestiones importantes»13 y los dirigentes de la Montaña, como Robespierre, se vieron obligados a desplazarse hasta las secciones para hacer valer sus puntos de vista. «La comuna, nacida de movimientos populares, no se separaba del pueblo. Por medio de sus distritos, sus secciones, sus tribus, constituidos a modo de órganos de administración, la comuna era el pueblo, y de ello derivó el poder revolucionario de esos organismos»14. Las secciones organizan el avituallamiento, el reclutamiento de tropas para hacer la guerra, el control de los precios, la adquisición de bienes nacionales y muchos otros aspectos primordiales de la vida cotidiana15. En definitiva, «el estado de ánimo de los distritos se caracteriza a la vez por un sentimiento muy fuerte de unidad comunal y por una tendencia no menos fuerte hacia el gobierno directo. Todo lo que la comuna puede hacer directamente debe decidirlo ella, sin intermediarios, sin delegación, o bien por medio de delegados reducidos a la función de mandatarios especiales que actúan bajo el control permanente de los mandatos... Al final, es a los distritos, a los ciudadanos reunidos en asambleas generales de distrito, a quienes pertenece el derecho de legislar y administrar la comuna»16. El mandato imperativo es la norma; la Convención está considerada como un órgano de redacción y registro de decisiones17. Así, una delegación de secciones puede permitirse hablar en la tribuna de la Convención en estos términos: «El pueblo, que nos envía ante ustedes, nos ha pedido que declaremos que os inviste de nuevo con su confianza, pero al mismo tiempo nos ha pedido que os declaremos que sólo puede reconocer como juez de las medidas extraordinarias a las que la necesidad y la resistencia a la opresión le han llevado, al pueblo francés, su soberano y el nuestro, reunido en sus asambleas primarias»18. Coherente, la Comuna de 1792, que es al mismo tiempo la emanación de las secciones parisinas y de federados venidos de provincias para defender la Revolución en París, busca crear

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lazos con las comunas de Francia. Los contactos regulares con las grandes ciudades (Lyon, Burdeos, Marsella) no son suficientes y el 29 de abril de 1973, la Comuna crea un comité de correspondencia para las 40 000 comunas del país, que precisa su pensamiento: «Este es el único Federalismo que quieren los habitantes de París (…) todas las comunas de Francia deben ser hermanas». El 3 de septiembre de 1793, la Comuna se dirige a todas ellas para crear la Federación de Comunas19. Cuando los comuneros adoptan el término de Comuna de París, no se contentan con el nombre sino que adoptan además un programa político inspirado directamente en sus antepasados. En los primeros días de marzo, el Comité Central de la Guardia Nacional declara: «el Comité Central ha recibido un mandato imperativo. Este mandato le prohíbe dejar que el gobierno o la Asamblea toquen las libertades o la República»20. Desafío a la Asamblea Nacional y promoción del mandato imperativo: los parecidos no se quedan ahí. En el Manifiesto de la Comuna, las intenciones son claras: ¿Qué pide París? El reconocimiento y la consolidación de la República. La autonomía absoluta de la Comuna extendida a todas las localidades de Francia. Los derechos inherentes a la Comuna son: el voto del presupuesto comunal; la fijación y el reparto del impuesto; la dirección de los servicios locales; la organización de su magistratura, su policía interior y su sistema educativo; la administración de los bienes de la Comuna; la elección y el derecho permanente de control de los magistrados y los funcionarios comunales; la garantía absoluta de la libertad individual, la libertad de conciencia y la libertad de trabajo; la organización de la defensa urbana y de la Guardia Nacional; la Comuna es la única encargada de vigilar y garantizar el libre y justo ejercicio del derecho de reunión y de publicidad... París no quiere nada más... con la condición de encontrar en la gran administración central, delegación de las comunas federadas, la realización y la práctica de los mismos principios.21 Se derriba el viejo mundo: «La unidad política, tal como la quiere París, es la asociación voluntaria de todas las iniciativas locales (...). Es el fin del viejo mundo gubernamental y clerical, del militarismo, del funcionarismo, de la explotación, de la especulación, de los monopolios y de los privilegios a los que el proletariado debe su servidumbre y la patria, sus desdichas y sus desastres»22. La República de los comuneros debe ser la de la federación de comunas libres en las que el funcionamiento debe acompañarse de mandatos imperativos, «es decir, mandatos que precisan y limitan el poder y la misión del mandatario»23, la revocabilidad de todos los cargos electos, la elección de los funcionarios y de todos los jefes de la Guardia Nacional, el control permanente de las instancias comunales por parte de la opinión24. De hecho, las referencias a la «Gran Revolución» son omnipresentes en los debates públicos25 y se retoma el calendario revolucionario. Entre treinta y seis y cincuenta clubes –«que se inscriben en la tradición de las sociedades populares de la Revolución Francesa»26– acogen al pueblo parisino que viene a escuchar y debatir sobre los problemas planteados por la actualidad inmediata. Lejos de ser minoritario, como se ha podido oír, el impulso revolucionario de 1871 fue apoyado por 300 000 hombres y mujeres. Los principios que emanan de la Revolución Francesa, retomados por los pensadores socialistas del siglo XIX, son omnipresentes. Las reivindicaciones comunistas, que

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preconizan la igualdad social, se inscriben en la línea de pensamiento de Mably, Roux o Babeuf. Los principales protagonistas están impregnados de la Historia de la «Gran Revolución», al igual que el pueblo que se expresa en los clubes. El esquema insurreccional en el que París se incendia y llama a las provincias a seguirle resulta viable para los parisinos, dado que éstos ya han visto cómo tres revoluciones se desencadenaron así27. Y al igual que en 1793, la Comuna envía emisarios a las ciudades y a los departamentos para reunir a sus afines. Sin embargo, en marzo de 1871, la insurrección fracasa en varias ciudades y la Federación de Comunas no se concretiza; París se queda aislada28. En 1871, como en 1793, no se impone la democracia directa y el Estado recobra fuerzas. En 1793, la Convención maneja hábilmente a los bras-nus para desarmarlos; en 1871, los comuneros se enfrentan ferozmente por la cuestión del poder. Los comuneros estaban sinceramente impregnados de las grandes ideas defendidas por los bras-nus pero no supieron captar lo que fue el motor del pueblo parisino a partir de 1789: la permanencia de las secciones y la vida de las asambleas generales de distrito. La participación activa en las decisiones cruciales mantuvo la fogosidad revolucionaria y explica la resistencia de los brasnus en el poder central. En 1871 no se da esta dinámica: el enemigo es Versalles, y el pueblo parisino llama al orden muy raramente a sus mandatados29. Las asambleas primarias se reúnen poco30. Por tanto, el carácter imperativo de los mandatos y la revocabilidad de los mandatados se quedan en la teoría. De hecho, cuando se inicia un procedimiento de revocación, a veces las instancias comunales lo revisan31. El pueblo parisino no se desinteresa de la vida de la Comuna, y expresa este interés en los clubes, pero las peticiones que emanan de sus debates se amontonan en los despachos sin que se tomen en consideración realmente. Los vínculos entre los elegidos y sus mandantes se debilitan y la Comuna termina por dejar de hacer públicas sus sesiones, evitando así la presión de la opinión. Los alcaldes toman sus iniciativas solos, mientras el pueblo, espectador y agente pasivo, espera órdenes. El impulso revolucionario de 1789 se caracterizaba por la iniciativa espontánea de las asambleas de distritos, que permitía reorganizar la vida de la ciudad, la defensa de París y posteriormente el levantamiento del ejército revolucionario. Los diputados comuneros de 1871 no son capaces de canalizar la energía de todo un pueblo en acción. Elisée Reclus, contratado como simple guardia nacional, lo recuerda: «Estos ministros improvisados fueron honestos ejerciendo el poder, pero nosotros les pedíamos otra cosa (...) No es sino con verdadero estupor que los vimos reincidir en los desmanes de los gobiernos oficiales: mantener todo el funcionarismo, cambiando simplemente a

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los hombres, mantener toda la burocracia, dejar libremente en sus garitas al personal encargado del cobro de impuestos a mercancías y proteger diariamente al convoy de dinero que el Banco de Francia enviaba a Versalles. El vértigo del poder y el espíritu de necia rutina se habían apoderado de ellos, y aquellos hombres, responsables de actuar heroicamente y saber morir, cayeron en la inconcebible y vergonzosa ingenuidad de remitir a las potencias notas diplomáticas en un estilo que habrían aprobado los Metternich y los Talleyrand. No entendieron nada del movimiento revolucionario que les llevó al Hôtel de Ville». Por su parte, Jean-Baptiste Clément constata que «faltó iniciativa»32. Tanto entre la población como entre los miembros elegidos de la Comuna, los desmanes provocan dudas y un sentimiento de impotencia. La incapacidad de la Comuna de 1871 para avivar la democracia directa allí donde nace y se fortalece –en sus asambleas generales primarias– tiene consecuencias importantes en el giro que adopta el movimiento revolucionario. La Convención había comprendido que no podría llegar al poder comunal sin combatir a las secciones. El 26 de enero de 1794, el Comité de Salvación Pública escribía a uno de sus comisarios enviado a Normandía: «Hoy día, la cuestión estriba menos en revolucionar que en montar el gobierno revolucionario»33. Y, ¿qué es el Estado si no tiene el monopolio de la violencia? La Convención y el Comité de Salvación Pública quitaron gradualmente el poder a las secciones confiscándoles sus funciones de policía y, posteriormente, prohibiéndoles mantener reuniones diarias. En su decreto del 4 de diciembre, la Convención promulga las modalidades de reclutamiento de funcionarios. Así, «los administradores locales perdían su cualidad de mandatarios designados desde abajo, detentando sus poderes desde abajo, y se convertían en agentes de ejecución del gobierno central»34. La Convención supo atraer a parte de los miembros de las secciones asignándoles tareas de policía y justicia... y retribuciones. Los elementos más moderados entraron en las secciones y las clases populares se refugiaron en las sociedades populares para continuar su resistencia. Pero «las asambleas generales de sección estaban acabadas y todo el poder había pasado a sus comités revolucionarios que, sin ser elegidos sino formados por simples funcionarios nombrados por la autoridad, tampoco tenían mucha vida»35… La vida pública estaba aniquilada. Tras eso, no era difícil prohibir las reuniones de las sociedades populares e iniciar una represión sangrienta: el terror alcanzaría primero a los enragés, bastante antes que a los «moderados». En octubre de 1794, las sociedades populares son prohibidas. Elementos clave de la Revolución Francesa, las asambleas primarias constituyen un principio sin efectos en 1871. Los delegados de la Comuna se dividen ante la urgencia de la situación y la ineficacia de las medidas que toman. Desprovistos de la fuerza de iniciativa que dichas asambleas representan, no pueden organizar eficazmente «la administración de las cosas». Liberados de su control, pierden la lucidez y muchos de ellos se hunden en las derivas del poder. Las tendencias y los hombres se oponen. Alejados de las reivindicaciones populares, se encierran en un discurso ampuloso que se convierte en conjuro. Los más proclives a las ideas estatistas, con frecuencia, blanquistas, culpan a la falta de centralización, sin entender que es la ausencia de descentralización

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lo que les ha llevado adonde están. Impregnados ellos también de la influencia de la Revolución Francesa, proponen un Comité de Salvación Pública con poderes dictatoriales. De hecho, al igual que la Comuna, dicho comité tampoco goza de un apoyo popular suficiente para imponerse36. Le sucede otro, carente de mayor peso. Refugios ilusorios, los llamamientos al terror y el apoyo brindado a un comité dictatorial dividen a los comuneros en plena guerra contra los Versalleses que progresan y sin aportar soluciones. Esta amarga realidad hizo decir a Louise Michel: «Si un poder cualquiera podía hacer algo, era sin duda la Comuna, formada por hombres de inteligencia, de valentía, de una increíble honestidad y que habían dado incontestables pruebas de abnegación y energía. El poder los ha aniquilado, despojándolos de una implacable voluntad para el sacrificio. He aquí pues la maldición del poder, por eso soy anarquista». La influencia de la Revolución Francesa permite comprender por qué los miembros de la Internacional, impregnados de las ideas de Bakunin, pudieron desempeñar un importante papel en la Comuna: más allá de los círculos obreros en los que ya son conocidos y que confían en ellos, los internacionalistas confluyen con los nietos de los sans-culottes: ese pueblo de París que inspiró el pensamiento anarquista parece renacer ante ellos. Y el pueblo parisino se reconoce naturalmente en el discurso de los internacionalistas, que remite a los valores que sus antepasados les han legado por transmisión oral. Esta ósmosis se manifiesta en el carácter profundamente libertario que rezuma de las declaraciones de la Comuna, a pesar de que los anarquistas eran en ella minoritarios.

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1. P. O. LISSAGARAY, Histoire de la Commune de Paris de 1871, Petite Collection Maspero, París, 1983, p.15. Lissagaray es un periodista que participó activamente en la Comuna de 1871. 2. W. SERMAN, La Commune de Paris, Ed. Fayard, París, 1986. p.73. 3. Sólo se elegía a los estrategas, magistrados que se ocupaban de los asuntos militares. El resto de magistrados eran nombrados por sorteo para evitar la corrupción y limitar la influencia de los ciudadanos más carismáticos. 4. J. J. ROUSSEAU, Du Contrat social, Livre III, chapitre XV. 5. C. de MONTESQUIEU, L’esprit des Lois, 1748. 6. Citado en D. GUERIN, Bourgeois et bras-nus, Ed. Les nuits rouges, París, 1998, p.23. 7. Robespierre Maximilien, 29 juillet 1792, lu à la séance du club des Jacobins du 1er août 1792.”Oeuvres de Maximiliens Robespierre”, Société des oeuvres robespierristes, Tome 8, 2007. 8. Citado en C. GUILLON, Deux enragés de la Révolution, Leclerc de Lyon et Pauline Léon, Ed. La Digitale, 1993, Baye, pp. 70-71. 9. J. VARLET, Projet d’un mandat spécial et impératif, BN, 8°Lb41 109, citado en C. GUILLON, Deux enragés de la Révolution, Leclerc de Lyon et Pauline Léon, Ed. La Digitale, 1993, Baye, p.73. 10. En francés, para llamar a los partidarios de la Comuna puede utilizarse el término «communeux», siendo «communards» demasiado peyorativo. 11. Declaración de la sección de la Cité, 3 de noviembre de 1792, citada en D. GUERIN, Bourgeois et bras-nus, Ed. Les nuits rouges, París, 1998, p.24. 12. Para elegir a los diputados de los Estados Generales, París es dividida en 48 secciones. Las asambleas del Tercer Estado de estas 48 secciones siguen reuniéndose regularmente durante toda la Revolución y se convierten en las asambleas generales del pueblo parisino. 13. P. KROPOTKINE, La grande Révolution, Ed. TOPS/H.Trinquier, Antony, 2002, p. 229. 14. Ibid, p. 142. 15. «Los bras nus vigilan los mercados, controlan la distribución, velan por la aplicación del máximo, la supresión del pan de lujo y los pasteles, obstaculizar el mercado negro, denunciar los abusos de los carniceros (...), producir aceite, distribuir las semillas (...)» en M. DOMMANGET, Enragés et curés rouges en 1793, Jacques Roux et Pierre Dolivier, Spartacus, París, mayo-junio de 1993, p. 86. 16. S. LACROIX, Actes de la Commune de Paris pendant la Révolution, T2, París, 1894, pp. 14-15 citado en P. KROPOTKINE, La grande Révolution, Ed. TOPS/H.Trinquier, Antony, 2002, p. 143. 17. El 1 de mayo de 1973, por ejemplo, un delegado del Faubourg Saint-Antoine se dirige a la Convención: «Desde hace tiempo, prometéis un máximo general [de precios]de todos los productos alimentarios necesarios para vivir (...) Siempre prometiendo y nunca cumpliendo (...) es hora de que el rico, de que el egoísta sea, también él, republicano, y que sustituya su bien por su valentía (...) Estos son nuestros medios para salvar la cosa pública (...) si no los adoptáis, os manifestamos (...) que estamos en un estado de insurrección; diez mil hombres esperan en la puerta de esta sala», D. GUERIN, Bourgeois et bras-nus, Ed. Les nuits rouges, París, 1998, pp. 57-58. 18. Declaración ante la Asamblea Nacional del portavoz de la Asamblea de secciones de la ciudad de París, 15 de julio de 1792, citada en D. GUERIN, Bourgeois et bras-nus, Ed. Les nuits rouges, París, 1998, p.28.

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19. D. GUERIN, Bourgeois et bras-nus, Ed. Les nuits rouges, París, 1998, p.31. 20. P. O. LISSAGARAY, Histoire de la Commune de Paris de 1871, Petite Collection Maspero, París, 1983, p.123. 21. Declaración de la Comuna de París al pueblo francés, 19 de abril de 1871, n° 170, reproducida en La Commune en image, Petite Collection Maspéro, París, 1982, pp. 48-49. 22. Ibid. 23. Manifiesto del Comité Central de la Guardia Nacional, Le cri du Peuple, 27 mars 1871, citado en W. SERMAN, La Commune de Paris, Ed. FAYARD, París, 1986. p. 256. 24. W. SERMAN, La Commune de Paris, Ed. FAYARD, París, 1986, p. 315 25. Por ejemplo, Arnould declara el 28 de marzo por la tarde en una sesión del Consejo Comunal: «La Convención siempre había deliberado ante los ojos del pueblo y los montagnards [partidarios de la Montaña] iban todos a los clubs a someter al pueblo, o a debatir con él, las mociones soberanas que proponían después al voto de la asamblea soberana». 26. W. SERMAN, La Commune de Paris, Ed. FAYARD, París, 1986, p. 292. 27. Ejemplo significativo de este estado de ánimo, en las primeras discusiones de conciliación encabezadas por Clémenceau, un miembro del Comité Central le responde: «La Provincia nos imitará. ¡Proclamemos la Federación de Comunas!», citado en A. ZELLER, Les hommes de la Commune, Hachette, París, 1969, p. 158. 28. Las Comunas que intentan levantarse son Lyon, Saint-Étienne, Le Creusot, Toulouse, Narbona y Marsella. Pese a que los Internacionalistas no son los únicos preocupados por las relaciones con la Provincia, sus lazos organizacionales son muy valiosos. Bakunin y James Guillaume se esforzaron por favorecer este movimiento. En París, los internacionalistas forman una minoría de 43% entre los elegidos de la Comuna. 29. Se manifestaron para prohibir que Pyat dimitiera del Comité de Salvación Pública o para pedir a los minoritarios que rechazaron avalar este Comité que siguieran asistiendo a las sesiones de la Comuna. 30. William Serman sólo da cuenta de una en el distrito IV de la capital, el 20 de mayo, W. SERMAN, La Commune de Paris, Ed. FAYARD, París, 1986, p. 356. 31. Fue el caso de la revocación el 21 de abril de dos delegados del distrito XV de París, W. SERMAN, La Commune de Paris, Ed. FAYARD, París, 1986. p. 356. 32. Enquête sur la Commune de Paris, Ed. De la Revue Blanche, Paris, 1897, entrevista reproducida en La Commune en image, Petite Collection Maspéro, París, 1982, pp. 21-33. 33. D. GUERIN, Bourgeois et bras-nus, Ed. Les nuits rouges, París, 1998, p. 178. 34. Ibid, p.179. 35. J. MICHELET, Histoire de la Révolution française, Libro XVII, Capítulo III. 36. El hermano de Elisée Reclus, Elie, miembro también de la Comuna, declara el miércoles 3 de mayo de 1871: «A partir de ahora estamos a merced de una nueva dictadura. Ni amigos ni enemigos se toman en serio este nuevo comité. Con desprecio o con resignación, nos hemos enterado de los nombres de los personajes ahora responsables de la salvación de la Patria. Un gran nombre para gente insignificante...» en R. GONOT, Elie Reclus, la Commune de Paris au jour le jour, Ed. Séguier, París, 2000, p.112. a| 139


DEL LEER

La FAI ante la historia

CHRISTIE, Stuart ¡Nosotros, los anarquistas! Un estudio de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) 1927-1937 Valencia, Prensas Universitarias de Valencia, 2010 Guillermo Castellano

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«Es un sofisma creer en la neutralidad del movimiento sindical y en la independencia de los sindicatos en cuanto a su postura ideológica y propaganda subversiva.» Declaración emitida por el Comité Peninsular de la FAI en diciembre de 1929 «Nosotros, este Gobierno, cualquier Gobierno, ¿hemos sembrado en España el anarquismo? ¿Hemos fundado nosotros la FAI? ¿Hemos amparado de alguna manera los manejos de los agitadores que van sembrando por los pueblos este lema del comunismo libertario?»1. Siguiendo a Manuel Azaña, que eludía con ese cínico argumento las responsabilidades de su Gobierno en los sucesos de Casas Viejas, saldados con veintidós campesinos muertos, la historiografía liberal y marxista ha presentado a la Federación Anarquista Ibérica (FAI) como un nido de manipulación, violencia e irresponsabilidad, provisto, además, de unas pinceladas de mesianismo y fanatismo que terminan de conformar el retrato de una secta. La trabazón entre la FAI y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) fue vista por los reformistas o gradualistas como un instrumento por parte de los militantes de la específica -empleando la terminología con la que a veces se conoce a entidades como la FAI y la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias- para imponer su autoridad dentro de la sindical, y ésa es la perspectiva que ha sido adoptada por historiadores como Gerald Brenan y Raymond Carr, que achacan la crisis confederal de 1931 al «tiránico liderazgo» de una FAI que funcionaba «como grupo de presión semi-secreto»2. Otro autor que se sitúa en esa línea es Julián Casanova, para quien el comportamiento adoptado por el anarcosindicalismo a partir del verano de 1931 debe atribuirse a una suerte de golpe de Estado dentro de la organización perpetrado por «grupos de anarquistas dispuestos a reorientar a la CNT por lo que ellos suponían que era el buen camino revolucionario»3. Las específicas son uno de los aspectos peor conocidos del entramado organizativo libertario español. Es cierto que la FAI ha sido objeto de un mayor número de trabajos de investigación y síntesis que las Juventudes Libertarias, pero esos libros y artículos se limitan a la reproducción de lugares comunes que oscurecen todavía más su historia, salvando excepciones como la clásica obra de Juan Gómez Casas. Tampoco es el caso de ¡Nosotros, los anarquistas! Un estudio de la Federación Anarquista Ibérica (FAI). 1927-1937, que vio a la luz en inglés en el año 2000 y que, desde 2010, está disponible en castellano en una edición de la Universidad de Valencia. 1 Citado en CASANOVA, Julián: República y guerra civil, en FONTANA, Josep y VILLARES, Ramón: Historia de España, v. 8, pp. 71-72. 2 BRENAN, Gerald: The spanish labyrinth, Cambridge, Cambridge University Press, 1976, p. 255, y CARR, Raymond: The spanish tragedy, Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1977, p. 41, citados en CHRISTIE, Stuart: ¡Nosotros, los anarquistas! Un estudio de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) 1927-1937, Valencia, Prensas Universitarias de Valencia, 2010, pp. 104-105. 3 CASANOVA, Julián: De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1936-1939), Barcelona, Crítica, 1997, p. 85.

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la obra de Christie, nos propone una historia desde la conferencia fundacional del 27 de julio de 1927 hasta la disoluci贸n del Consejo de Arag贸n, en agosto de 1937, que certific贸 la muerte de la revoluci贸n social iniciada el 19 de julio de 1936.

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Un punto común de ambos textos es la adopción de lo que Gómez Casas denomina una «aproximación cuando menos real, llevada a cabo desde la interioridad del tema»4. Frente a aquellos investigadores que fingen abordar su objeto de estudio de una forma objetiva, ocultando tras una metodología supuestamente científica su toma de partido previa, inevitable en tanto que son sujetos políticos inscritos en la historia, Gómez Casas defiende que una condición necesaria del conocimiento histórico reside en la comprensión de la lógica interna por la cual se rige el funcionamiento del agente o proceso estudiado. Pese a estar plenamente admitido por la mayor parte de las tendencias historiográficas actuales, ese planteamiento parece inoperante cuando se habla del movimiento libertario español, lo que da lugar a errores de bulto, cuando no a una manipulación abierta de su trayectoria y contenido. La peculiaridad del anarquismo con respecto a las formas autoritarias de entender y encarar lo social hace que no sea posible estudiar los fenómenos de orientación ácrata aplicando categorías que quizá resulten válidas para otras expresiones políticas. ¿Qué historia de la FAI cabe si no se aprecia la diferencia entre un grupo de afinidad y un grupo de presión, o entre la trabazón CNT-FAI y la subordinación del sindicato al partido propia del marxismo? Volviendo a la obra de Christie, ésta nos propone una historia de la específica desde la conferencia fundacional del 27 de julio de 1927 hasta la disolución del Consejo de Aragón, en agosto de 1937, que certificó la muerte de la revolución social iniciada el 19 de julio de 1936. La elección de ese marco cronológico se relaciona con la manera que tiene el autor de enfocar la evolución de la organización. La FAI surgió durante los últimos años de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, agrupando en su seno a los militantes confederales descontentos con el rumbo que los comités estaban imprimiendo a su organización. Era una reacción, favorecida en buena parte por el regreso del exilio de los activistas anarquistas más jóvenes, frente a la amenaza reformista que se cernía sobre el anarcosindicalismo, sin que en ningún momento pueda sostenerse que actuara como una CNT paralela. El autor insiste en la idea de que «la FAI, todavía débil a nivel numérico y organizativo», era un sus comienzos «un instrumento mediante el cual anarquistas, anarcosindicalistas y militantes de la clase obrera -la inmensa mayoría de los cuales no estaban afiliados a grupos de la FAI- podrían canalizar su oposición a la postura colaboracionista de clase adoptada por los dirigentes y reafirmar el contenido anarquista de la CNT»5. 4 GÓMEZ CASAS, Juan: Historia de la FAI (Aproximación a la historia de la organización espec del anarquismo y sus antecedentes de la Alianza de la Democracia Socialista), Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2002, p. 10. 5 CHRISTIE, Stuart, ¡Nosotros, los anarquistas!, op. cit., p. 92.

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A partir de 1932, una vez contrarrestada la maniobra de los treintistas, dicha organización se fue convirtiendo «en una estructura de intereses creados que frenó la actividad revolucionaria espontánea de las bases y reprimió a la nueva generación de activistas revolucionarios de las Juventudes Libertarias y del grupo “Amigos de Durruti”»6. Ese proceso culminó con la orden de retirada de las barricadas que la FAI dirigió a los anarquistas y poumistas durante los sucesos de mayo de 1937. Por entonces, la federación de grupos anarquistas ya había dado paso a una fórmula organizativa más propia de un partido político que de una específica y se había alineado con la estrategia colaboracionista de la CNT, al integrarse en el Gobierno de Francisco Largo Caballero. Christie explica esa ruptura atendiendo a la conformación de bases y cúpulas en las organizaciones libertarias como resultado de una situación de guerra, modelo explicativo que algunos han negado basándose en que «a la CNT no se le puede establecer con bases y cúpulas, porque tales cuestiones no existían en el seno de la organización»7, razonamiento absolutamente tautológico que nos sirve para introducir una reflexión complementaria a la de Gómez Casas: si no es posible conocer adecuadamente el anarquismo español sin comprender su lógica interna, tampoco es posible hacerlo prestando atención únicamente a su autorrepresentación, por el simple hecho de que el discurso y la práctica no siempre se avienen en armonía. Que el movimiento libertario se oponga al ejecutivismo y se dote de mecanismos para prevenirlo no invalida el hecho de que a lo largo de su historia hayan aparecido y sigan apareciendo en su seno dirigentes de la peor calaña. Durante las jornadas libertarias celebradas por el Núcleo Confederal de Motril en conmemoración del 75º aniversario de la revolución social, José Luis García Rúa señaló en un debate la urgencia de analizar las causas de la degeneración ideológica sufrida por el movimiento libertario durante los primeros meses de la guerra de España. Además de una lectura desmitificada de la FAI, en la cual la específica fue, ante todo, el símbolo de las aspiraciones de una parte importante de la militancia confederal, tenemos ante nosotros una obra imprescindible para quienes compartimos la inquietud expresada por el compañero.

6 Ibidem, p. 12. 7 FERNÁNDEZ, Elías: «La otra historiografía justificativa. Ángel Viñas: El escudo de la República. El oro de España, la apuesta soviética y los hechos de mayo de 1937 (Crítica, Barcelona 2007). 734 páginas», en Germinal. Revista de Estudios Libertarios, nº 4, 2007, p. 123.

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GLOSARIO

Apoyo Mutuo Apoyo mutuo es uno de los conceptos básicos de la futura sociedad anarquista y de la práctica anarquista actual. Hace referencia a una unión que rompe los esquemas del individualismo radical que hoy en día es el modelo dominante, ese que nos impone una visión de la sociedad como una suma de individuos atomizados que luchan por sus propios intereses siendo la competitividad la ley imperante. En esta sociedad, la solidaridad es sólo un lavado de conciencia que no se deja de ejercer desde la desigualdad y para mantener la desigualdad: es demostración de la superioridad, del distanciamiento que se tiene respecto al que recibe esa especie de caridad. El apoyo mutuo no es caridad basada en la condescendencia o la pena, es el codo a codo que se da en la unión de los oprimidos de todo el mundo. Los/as anarquistas no creemos en salvadores, figuras que se acaban convirtiendo en líderes a costa de usurpar el éxito de la lucha que sólo pertenece a aquellos/as que de verdad han luchado. Nos reconocemos a nosotros/as mismos/as como clase obrera, como los de abajo, nos reconocemos a nosotros/as mismos/ as como iguales a nuestros/as compañeros/as y luchamos por un interés que nos es común: la liberación por parte de nosotros/as mismos/as de aquello que nos oprime. Cada ataque de las clases dominantes, aunque sólo sea a algunos/as, supone un ataque a todos/as nosotros/as porque implica el intento de perfeccionamiento de la dominación que busca romper, segregar, fragmentar toda forma de comunidad para extenderse como sistema de valores. Por eso, el apoyo mutuo, la ayuda entre iguales, como principio que sostiene la cooperación frente a toda forma de competición social es un poco de la anarquía aquí y ahora.

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Revista de pensamiento y crĂ­tica anarquista




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