Habiendo llegado a ese punto, no había otra alternativa que abandonar la ciudad tan rápido como fuera posible y dirigirse a Europa para reunirse con Chris Redfield y los otros miembros de S.T.A.R.S.. Armada con su pistola, La Samurai Edge edición especial de los S.T.A.R.S., tomó rumbo hacia las afueras de la ciudad. Odiaba admitirlo, pero la única esperanza que le quedaba era la de salir de allí con vida.
EL QUE UNA VEZ LE SALVÓ Por fin, la noche de caos y gritos dio paso al día. Algunos disparos la alertaban de la presencia de otros supervivientes.
arma decente. Incluso puede que encuentre a algunos supervivientes de las fuerzas policiales que sepa usarlas.
Cuando dio con un almacén en la zona residencial para poder refugiarse en él de forma temporal, Jill encontró también a otro superviviente que tenía el mismo plan, Dario Rosso. Jill le instó a que se largase de la ciudad lo antes posible, pero estaba totalmente histérico y no se iba a mover de allí. Había presenciado como unos zombis se comían viva a su hija. Pero incluso si se quedaran allí, sólo estarían malgastando un tiempo precioso. Dejando a Rosso escondido en ese lugar, Jill se dirigió al exterior. Si me dirijo a la comisaría, pensó, podría hacerme con algún
Durante su camino, tuvo una reunión imprevista con otro miembro de S.T.A.R.S., Brad Vickers, en el bar Jack. No era ni mucho menos tan valiente ni con el espíritu de Chris, pero aun así les salvo a ambos del infierno de Arklay. Sea como fuere, Jill le debía la vida. Pero algo tenía a Brad tan aterrorizado que acabó saliendo corriendo del bar sin ni siquiera escuchar lo que Jill tenía que decir.
Entrando en la comisaría por la verja principal. Jill se quedó perpleja por la inquietante tranquilidad del sitio. Creo que será mejor que me olvide de encontrar a ningún superviviente por aquí... En ese momento, Brad llegó corriendo detrás ella por la misma puerta. “¡Jill... Jill, ayúdame!” Detrás de Brad, apareció un gigantesco monstruo que vestía un abrigo negro. El gigante levantó a Brad con una mano y hundió un tentáculo terriblemente afilado en su cara. Esa criatura le recordó a Jill a la desagradable arma humanoide que ella y Chris habían visto hacía dos meses durante el “Incidente de la mansión”: el Tyrant. Y además de los gruñidos habituales, esa cosa también gruñía la palabra “S.T.A.R.S.”.
Viendo el cadáver de Brad, que había sido arrojado a un lado como un simple muñeco de trapo, Jill se llenó de ira. Pero la poca calma que le quedaba le decía que no era un rival al que pudiese derrotar con las armas que tenía en ese momento. Por ahora, Jill tenía que evitar esa lucha, que acabaría en desastre seguro, entrando en la comisaría y cerrando bien la puerta tras ella... Pero la insistente persecución de esa extraña criatura no había hecho más que empezar.
RESIDENT EVIL ARCHIVES
BASE DE DATOS
EL PERSEGUIDOR VESTIDO DE NEGRO
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OBJETOS
“¡Nunca debí unirme a los S.T.A.R.S.!”
HISTORIA
EL PRINCIPIO DEl fin Ya era demasiado tarde. Los que habían sido ciudadanos, ahora estaban vagando por las calles como unos descerebrados, en busca de sangre y carne, sin ni siquiera saber por qué lo estaban haciendo. Raccoon City, que se había convertido en otra de las propiedades en manos de Umbrella, estaba a la espera de un destino del que no podría escapar. Jill Valentine sentía un gran pesar, el virus que se había extendido por todo Raccoon debía haber venido del complejo subterráneo secreto de Umbrella, donde Jill había llevado a cabo una investigación por su cuenta hacía un tiempo.
PERSONAJES
HISTORIA
INTRODUCCIÓN
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CRIATURAS
HISTORIA