16 minute read

Consideraciones conceptuales y epistemológicas de la evaluación

Evaluación educativa: concepto y teoría La evaluación educativa ha sido un tema cuya relevancia para los sistemas educativos ha ido en crecimiento desde los años noventa del siglo pasado. Las vertientes de su desarrollo son realmente amplias, y, si bien se le suele relacionar con la evaluación de los aprendizajes, es una actividad orientada a diversos fenómenos educativos, como los programas de formación, desempeño docente, materiales utilizados en la práctica educativa, políticas e incluso los sistemas educativos mismos. Si bien el término evaluación es parte ya de la jerga cotidiana en el ámbito educativo, es un término que se suele conceptualizar como un juicio de valor resultante del contraste de una medición respecto a un parámetro previamente definido (INEE, 2006 [en Martínez, 2013]). Dos autores importantes para la temática, Stufflebeam y Shinkfield (1993), en un texto clásico sobre este tema, la conceptualizan como el «enjuiciamiento sistemático de la valía o el mérito de un objeto» (p. 19). Adicional a este par de posturas sobre la definición de la evaluación, vale resaltar el trabajo de Ramos, Perales y Pérez (2009), que muestra un resumen muy completo de la manera en que la evaluación en educación se ha conceptualizado a través de los años. Los autores recopilan la información de definiciones de diversos autores desde el año 1950 hasta el 2006 (entre ellos, autores ya clásicos de la temática, como Tyler, Cronbach, Scriven, Stufflebeam, Popham, Jornet y Stake). Si bien cada definición presenta diferencias, en cada una de ellas se resalta la relevancia de llevar a cabo un juicio sobre el valor o mérito del objeto de evaluación o evaluando (es decir, sobre el fenómeno educativo de interés), lo cual se observa también en perspectivas más actuales, como las del INEE (2006, [en Martínez, 2013]) previamente expuesta. La teoría que sustenta a los trabajos profesionales de evaluación bajo la definición mencionada ha tenido una consolidación de manera pragmática; es decir, se ha ido construyendo conforme la evaluación ha dado respuesta a problemas prácticos, retomando metodologías y técnicas propias de la investigación educativa. La historia de la evaluación se remonta a actividades antes de nuestra era, pero se reconoce su formalidad a partir de 1845, cuando comenzó la utilización de pruebas de rendimiento en Boston, Estados Unidos (Alcaraz, 2015). Es, sin embargo, hasta las propuestas de Ralph Tyler que comenzó a definirse como una actividad formal dentro del ámbito del desarrollo curricular. Particularmente, es a partir de 1950 que comienza una proliferación de modelos o formas de desarrollo de la evaluación (Jiménez, 2014) que, hasta la fecha, sigue desarrollándose con éxito y una enorme propagación de publicaciones a nivel mundial. El desarrollo histórico de la evaluación es un tema interesante, comenzó con la medición de rasgos psicológicos, influenciada por el hecho que las ciencias sociales y humanas consideraban el positivismo que se utilizaba en las ciencias físicas como forma de consolidación científica de su quehacer (Jiménez, 2014; Alcaraz, 2015). El uso de herramientas de medición utilizadas en la identificación de rasgos psicológicos en la educación comenzó como una necesidad política de estandarización de contenidos (Jiménez, 2016) y, si bien su desarrollo ha permitido un robustecimiento metodológico con el paso de las décadas, sus fundamentos teóricos permanecen fragmentados hasta la fecha (Leeuw & Donaldons, 2015). Las teorías de la evaluación que se han desarrollado a través de su historia, también conocidas como modelos o enfoques, son consecuencia de las perspectivas de los evaluadores, que son quienes delimitan un método en particular de llevar a cabo esta práctica (Leeuw & Donaldons, 2015). No hay una manera univoca de teorizar la evaluación, sino que cada enfoque o perspectiva se fundamenta en lo que cada evaluador percibe respecto a cómo debe ejecutarse esta actividad para conocer el valor de un fenómeno educativo de interés. Un resumen completo de las diversas posturas de evaluación educativa puede consultarse en Stufflebeam y Shinkfield (1993). A pesar de la diversidad de perspectivas, las líneas teóricas que sustentan la evaluación educativa suelen estar relacionadas con elementos técnicos y metodológicos para su realización. La proliferación teórica y metodológica que se ha dado en la historia de la evaluación como consecuencia de la diversidad de teóricos sobre el tema muestra la multiplicidad de acepciones que tiene el concepto de evaluación, aunque mayoritariamente se fundamenta en el hecho que el evaluador se pronuncia sobre una realidad educativa (Poggi,

2008). En otras palabras, la proliferación de perspectivas teóricas sobre la evaluación es una manifestación de diversas posturas para abordar un fenómeno en particular. Al respecto, de manera voluntaria o no, los teóricos de la evaluación educativa, dentro de la diversificación de perspectivas que rodean al concepto, han mostrado cómo la evaluación es un proceso de construcción de una realidad educativa en particular. La evaluación, como lo afirmaba Gimeno (1996), inicia con la delimitación de un enfoque de una realidad, es una acción que establece una parcela de la diversidad de realidades posibles. Implica, como lo postula Poggi (2008), una interacción entre quien evalúa y la realidad que pretende juzgar. La mayoría de los textos sobre evaluación afirman que la evaluación tiene un sentido político de manera inherente (Poggi, 2008), dado su valor como elemento de impacto en la vida de las instituciones educativas y, por supuesto, de la vida de las personas (Kushner, 2000). Se asume así su valía como herramienta de decisión política, en parte debido a que su inicio como actividad formal se debe a una necesidad de sistematización educativa y rendición de cuentas (Jiménez, 2016); sin embargo, poco se argumenta sobre el anclaje cultural que la práctica evaluativa asume en su ejercicio (Ardoino, 2005 [en Carbajosa, 2011]). En este anclaje cultural, la determinación del valor de un objeto de evaluación es una postura que no es absoluta o en sí misma, sino que el anclaje cultural que la circunscribe representa un marco o esquema delimitado para entender el objeto analizado. La evaluación, en su búsqueda de una valía, es una actividad ético-moral (Moreno, 2011) mediada por un anclaje cultural y, por supuesto, por la interpretación humana. La evaluación de la educación está así siempre acotada y sus resultados nunca son unívocos, ya que siempre se genera a través de alguna perspectiva, posición o referente, los cuales se determinan de manera social y cultural. La evaluación se enuncia a sí misma como una actividad sistematizada para determinar el valor de un objeto educativo, aunque en su definición no se refleja la responsabilidad que asume al considerar la demarcación de la realidad de lo que pretende valorar; es decir, su definición se presenta como un medio o herramienta de identificación de un valor en un objeto, más no como un instrumento que define el valor de una realidad educativa por sí mismo. La teoría de la evaluación, en ese sentido, ha reparado poco respecto a sus bases epistemológicas, evitando así enfrentar su responsabilidad a lo que Poggi (2008) llama: el proceso de construcción del conocimiento sobre el objeto de evaluación. Este proceso refiere justo a cómo la evaluación es un ejercicio epistemológico de lo que pretende analizar, implica una definición de un esquema de interpretación para comprender la significatividad del objeto de estudio (Eisner, 1998). Frente a ello es menester considerar el valor epistemológico que los teóricos de la evaluación le confieren a esta actividad en la delimitación de su objetivo.

Advertisement

- Elementos de la evaluación según tendencias y enfoques

- Las prácticas tradicionales de la evaluación y la adopción de prácticas renovadas

T Cnicas Evaluativas Renovadas

Las técnicas docentes son el conjunto de recursos o procedimientos, que se usan en el arte de enseñar, con el fin de concretar el objetivo planteado; en el proceso de evaluación las técnicas también son un factor importante, debido a que no tiene como único objetivo la oferta educativa y los métodos de enseñanza, sino también la gestión, la orientación general y los objetivos a largo plazo. Según (Justec, 2006) “Si tenemos en cuenta que cada tipo de objetivo necesita de técnicas específicas adecuadas, cualquier reduccionismo en este punto aparentemente inocuo, por ser claramente una cuestión de técnica, puede tener consecuencias muy negativas”. Cabe agregar que el docente tiene que saber utilizar las técnicas adecuadas. Por lo tanto, la evaluación debe ser: Pertinente y continua, necesita técnicas e instrumentos para mejorar el proceso de Enseñanza-Aprendizaje, que lleve a los docentes a dar juicios de valor y toma de decisiones.

Las Técnicas de Evaluación son un conjunto de procedimientos que conducen a la obtención de información relevante sobre el aprendizaje de los estudiantes. Estas pueden ser, no formales, semiformales y formales. Hay que advertir que no en todos los casos se trata de propuestas novedosas de evaluación, su empleo en el campo de la educación y la formación data de mucho tiempo atrás; no obstante, la vigencia y eventual resurgimiento de algunos de ellos responde a un viejo anhelo de la pedagogía: acercar la escuela a la vida real. Algunos de estos métodos y técnicas de evaluación no surgen con el advenimiento del enfoque de competencias como a veces erróneamente se ha difundido, sino que aparecieron en la escena pedagógica desde hace más de un siglo. (Olivos, 2012)

La educación va evolucionando y por ende el currículo va renovando su enfoque, sin olvidar sus principios, siendo los entes principales, los procedimientos y actividades que son realizados por los docentes y estudiantes para luego terminar evaluando sus propios conocimientos.

Los materiales didácticos

Los materiales didácticos en el aula, son recurso que los docentes deben usar para facilitar la adquisición de los objetivos trazados en su planeación de clase- (Armas, 2008). Afirma “Los materiales didácticos son los elementos que empleamos los docentes para facilitar y conducir el aprendizaje de nuestros/as alumnos/as (libros, carteles, mapas, fotos, láminas, videos, software,” (p. 01). Estos materiales didácticos ayudan a que el estudiante alcance una mejor comprensión del tema a tratar.

Los materiales didácticos ayudan al proceso de enseñanza – aprendizaje y de esta manera se pueda alcanzar un aprendizaje significativo

El material didáctico está estrechamente relacionado con el proceso de E-A, por tanto, este va hacer el medio por el cual el profesor va a poder impartir los contenidos, y los alumnos, no solamente van a adquirir la información sino también van a poder relacionarla con experiencias u otros contenidos para que todo sea más significativo (MUÑOZ, 2012).

Los docentes se apoyan de los materiales didácticos para lograr un aprendizaje significativo en los estudiantes.

Entre los recursos didácticos tenemos pizarras, cartel, carteles de bolsillos, materiales impresos, láminas, materiales audiovisuales, entre otros. (Huffman, S . A) Según

Hoffman” Los estudiantes desarrollan habilidades, destrezas y la formación de actitudes y valores mediante el uso apropiado de recursos didácticos y la implementación de actividades que promuevan la creatividad.” (p. 01). Totalmente de acuerdo con Hoffman, cuando los estudiantes elaboran sus propios materiales didácticos como títere, carteleras, cuentos entre otros, desarrollan valores, y aprenden a expresar y desarrollar su creatividad. Entre los materiales didácticos de la educación no se puede dejar de mencionar lo importante que es implementar el uso de las TIC, ya que el mundo se encuentra en un constante cambio y tecnológico y por su puesto la educación no se puede quedar desactualizada.

Con el apoyo de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) dentro del campo educativo los estudiantes tienen acceso a una extensa gama de información ofrecida por la sociedad del conocimiento en la cual el manejo adecuado de términos y conceptos de cualquier área juega un papel preponderante dentro del aprendizaje y la formación del educando. No obstante, y ante esta vastedad de recursos es necesario selección los medios, herramientas y estrategias adecuadas para cada estudiante con base en sus estilos de aprendizaje. (Horcasitas, 2011, pág. 01)

Se conoce que los estudiantes tienen diferente ritmo de aprendizaje, en la adquisición de nuevos conocimientos, por lo que implementar la tecnología dentro del aula les facilitará o proporcionará mayor facilidad para investigar, implementando las Tics en el aula podemos aprender de forma lúdica.

Un docente siempre debe recordar que, las inteligencias múltiples. da una línea de partida para poder entender las distintas formas de aprender de los estudiantes y de esta manera renovar nuestras formas de enseñar para lograr que estos alcancen las grandes metas que se han trazado.

Evaluaci N De Procesos

Es necesario que los procesos también sean evaluados, esto nos llevará a encontrar cuales son las dificultades del proceso, que nos lleve a tomar decisiones que ayude a superar las dificultades, que se den para alcanzar los objetivos¸ el desarrollo de destrezas y habilidades es imprescindible para el fin propuesto. Garantizar que los niños, jóvenes y adultos estén recibiendo una educación de calidad, requiere de evaluaciones que den cuenta tanto de lo que se aprende, como de las acciones que se desarrollan para su cumplimiento y del contexto en el que ello se desenvuelve. (Román, La Evaluación Educativa como derecho Humano, 2008).

Es decir que, es importante que se reciba enseñanzas adecuadas, y mirar que se cumpla el proceso correcto de enseñanza-aprendizaje, por esto evaluar nos llevará a la solución de problemas dentro del aula ya que se harán las correcciones necesarias para un mejor desarrollo de los conocimientos que se imparten en las aulas de clase y en la misma vida en general.

Todo proceso tiene diferentes elementos que hará que este sea confiable; (Martínez, 2013) afirma: “Este sistema de dirección es vital para el desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje. Su función general es la de integrar las distintas partes y elementos del proceso” (p, 1). Es necesario interiorizar que la evaluación es un proceso en el que no se puede dejar de considerar los elementos que la componen, como son: La forma de registro y análisis, Presencia de criterios, Juicios de valor y Toma de decisiones

Sin dudas, la obtención sistemática de información o evidencias sobre el objeto de evaluación y la elaboración y formulación de un juicio fundamentado sobre dicho objeto, constituyen procesos básicos, centrales de la evaluación, pero no agotan el acto evaluativo y por tanto no son suficientes para el análisis del mismo. (Pérez M. G., 2001).

Según Pérez, para obtener una evaluación efectiva, se debe analizar muchos aspectos, como el desenvolvimiento del estudiante en el aula de clase, aptitudes que este manifiesta, entre otras. Evaluar los aprendizajes no es una tarea fácil; se necesita obtener datos reales para realizar de esta manera la correcta retroalimentación, que siempre debe estar presente en el proceso educativo. Una forma efectiva es renovar los instrumentos de evaluación, de esta manera los procesos de evaluación serán interesantes para los estudiantes y sobre todo beneficioso para su desarrollo académico e integral.

La comunicación entre estudiantes y alumno es vital para tener un sano desarrollo del proceso educativo, según (Pérez M. G., 2001). “Obviamente la evaluación del aprendizaje constituye un proceso de comunicación interpersonal, que cumple todas las características y presenta todas las complejidades de la comunicación humana; donde los papeles de evaluador y evaluado pueden alternarse, e incluso, darse simultáneamente”.

Todo educador debe tener presente que, jamás puede dejar de lado el área humana de los estudiantes, lo que se requiere es una educación integral que lleve al estudiante a una dimensión distinta a la que está en un primer momento, madurando de esta manera su forma de pensar y de actuar en la vida misma.

Para evaluar sin exclusión debemos comprender las diferentes formas de aprender ya que según afirma (Pérez M. G., 2001). La evaluación del proceso de aprendizaje trae consigo el viejo problema de la individualización de la enseñanza, en el sentido de reconocer y atender las diferencias individuales entre los alumnos. Es decir que es necesario conocer las diferencias que existen entre los estudiantes, para comprender cuál es la mejor forma de evaluar y obtener resultados veraces, adaptándose a la realidad de la totalidad de la clase. No importa cuánto se nos lleve conocer las especiales formas de aprender de cada uno, lo importante es lograr que el educando adquiera los conocimientos que se desean impartir para el beneficio de cada uno, y al mismo tiempo para la sociedad. Este nuevo paradigma escolar se concibe como una comunidad de aprendizaje, un proyecto común y en permanente renovación, en el que todos los miembros se sienten comprometidos por igual. En el aula inteligente el profesor es un inspirador que abona el germen de la curiosidad y la solidaridad entre sus estudiantes (Díaz, 2004).

Sembrar en los estudiantes la curiosidad le llevará al conocimiento, puesto que, se convertirá en un investigador, que es a lo que los docentes deben apuntar como objetivo académico, formar estudiantes que sean autodidactas, que amen el conocimiento pero que nunca pierdan su humanidad, si se tiene éxito en este objetivo seguro tendremos mejores profesionales y mejores seres humanos. En ocasiones, algunos docentes dicen hacer más lo que piensan que lo que realmente hacen. Tal vez pudiera considerarse que la praxis no alcanzó a la teoría, a lo que se deseaba o se pensó que se hacía. Sin dudas, este resultado no coincidente pone en tela de juicio el accionar de los profesores, por lo que requieren de una autovaloración y una reflexión sobre sus propias prácticas para analizar por qué consideran sus estudiantes lo señalado. Esto resulta un resorte retroalimentador y útil para colocarse en las razones de los estudiantes (López , 1999).

Es así que, se debe cambiar esta realidad, presupone un cambio en la determinación de quiénes evalúan y en cómo hacerlo; es necesario recordar que la enseñanza, obligatoriamente debe estar dirigida a una formación integral, y; en consecuencia, al desarrollo de valores en los estudiantes, como la honestidad y la responsabilidad; de esto se desprende que las evaluaciones deben también ir enfocadas a una educación formativa, siendo:

La actividad que tiene por objetivo la valoración del proceso y los resultados del aprendizaje de los estudiantes de una forma sistemática, a los efectos de reorientar y regular la enseñanza para el logro de las finalidades de formación; mediante la obtención de información y la elaboración de juicios fundamentados acerca de sus méritos o insuficiencias en el contexto del proceso docente-educativo” (Pérez G. , 2000).

En tal sentido la evaluación debe conservar la cualidad formativa, que ayude al alumno a aprender y a desarrollarse en su vida diaria; que le impulse a tener una personalidad determinada, para conducirse efectivamente en la vida.

La relación entre la teoría y la práctica constituye un problema en casi todos los ámbitos de la vida; las discrepancias entre los discursos y los hechos son habituales. También en el campo de la educación la teoría y la práctica sufren desencuentros; al respecto, destaca la importancia de la distancia que existe entre la producción de conocimiento y su puesta en práctica en los centros escolares (Álvarez-Álvarez, 2013).

Para Álvarez es necesario que no exista discrepancia entre el discurso y los hechos, lo anteriormente expuesto muestra que la producción del conocimiento, no da, automáticamente la práctica de estos en los centros educativos. El conocimiento de los docentes no da por sentado el aprendizaje significativo de los estudiantes, el docente ´puede tener mucho conocimiento de diversos temas, pero; si estos no los aplica en el aula de clase, no está produciendo conocimientos adecuadamente, en consecuencia; vana sería su sapiencia. En las últimas décadas se ha consolidado la evaluación del nivel de partida de los estudiantes, al iniciar un proceso de enseñanza. Los aportes de la psicología cognitiva fundamentan la relevancia del conocimiento previo de los alumnos para su aprendizaje. En realidad, la idea de una experiencia previa siempre ha sido un elemento consustancial del concepto de aprendizaje, y un aspecto contemplado por la pedagogía. No obstante, la información generada por los estudios realizados desde dicha perspectiva psicológica, constituye una verdadera avalancha que marca una de las líneas de desarrollo de la evaluación de aprendizaje en la enseñanza y que hace avanzar el pensamiento pedagógico más allá del viejo principio didáctico de la accesibilidad (Pérez L. M., 2001). Al respecto se indica que para la psicología cognitiva el accionar de los estudiantes está determinado por sus representaciones, el individuo procesa la información desde el interior en base a sus aprendizajes, es por esta razón que se requiere de técnicas evaluativas renovadas. La manera que tienen los docentes para enseñar es diversa, por lo que siempre se deben usar técnicas de evaluación distintas y creativas para que los estudiantes adquieran las habilidades que les lleve a obtener excelentes resultados académicos, desarrollando en gran medida el análisis crítico y reflexivo. Para planear una clase, para llevarla a cabo y para afrontar las situaciones inesperadas que se presentan en el aula los profesores echan mano de sus teorías implícitas acerca de la enseñanza. Esta perspectiva de los docentes funciona en todo momento como el marco de referencia dentro del cual comprende e interpretan las experiencias que están viviendo y desde la cual actúan racionalmente (Gómez López, Los determinantes de la práctica educativa, 2008).

En este contexto, para que los docentes lleven a cabo las intenciones de enseñar a través de las planeaciones deberá basarse en sus conocimientos y en la teoría como marco de referencia. Es necesario tener presente que cada planeación siempre debe tener evaluaciones que permita medir si se han cumplido los objetivos de la planeación.

Los cambios recientes en la gestión del conocimiento y en la forma de concebir el aprendizaje han impulsado la necesidad de implementar importantes innovaciones en la forma en que se enseña, no solo en educación superior, sino también en diferentes niveles y escenarios educativos. En este sentido, los programas de formación en docencia universitaria han adquirido especial relevancia a la hora de llevar a cabo mejoras en las formas de enseñanza que realizan los docentes (Jaramillo, 2014).

Para Jaramillo el conocimiento y la manera de concebir el aprendizaje presenta cambios constantes por lo que los decentes deben implementar estrategias para innovar en cada e escenario educativo. Los docentes deben estar en constante formación.

En el ámbito educacional, la creatividad ha sido reconocida como un aspecto importante en la educación de los jóvenes, siendo un área de investigación relevante el determinar los facilitadores y los obstáculos para su desarrollo que pudieran existir en las organizaciones y en la gestión y las prácticas educacionales. (García-Pérez-de-Lema, 2012). Según lo manifestado anteriormente, la educación depende en gran medida a la creatividad, hay que tomar en cuenta los obstáculos que se presentan constantemente, y que deben ser resueltos con factores creativos para lograr obtener os resultados requeridos y dejarlos como documentos del aula para tener de referencia las actividades. El docente buscará realizar documentos creativos que aporten al aula y el avance académico de los estudiantes, hay que recordar que el aprendizaje significativo se dará si se utilizan todos los sentidos del ser humano, es mejor aprender haciendo. Las etapas evaluativas deben existir obligatoriamente en el proceso de enseñanza aprendizaje, esto nos llevará a la toma de decisiones y a aplicar la retroalimentación que es necesaria en la adquisición de conocimientos en los estudiantes, dando como resultado el cumplimiento de los objetivos de la planificación curricular.

- Importancia de los aprendizajes previos en la evaluación

This article is from: