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BOLETÍN INFORMATIVO DEL CULTO A SANTA GENOVEVA TORRES MORALES Y DE SU OBRA CONTINUADA POR LAS ANGÉLICAS
Ángel de la Soledad in fronteras julio-diciembre 2014 · n.º 011
“D
eseando que Jesús Niño les bendiga y encienda en sus corazones el fuego de su divino amor. Que al contemplarle en este gran misterio sepamos imitar sus ejemplos y todo lo que hagamos sea sólo con el fin de agradarle...” Santa Genoveva. (Carta, diciembre de 1953)
En portada: Dos santos y amigos nos felicitan la Navidad con textos de Santa Genoveva.
Datos biográficos
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de Santa Genoveva >>>
SUMARIO Datos biográficos
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Santidad en la vida religiosa . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Su vida nos habla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Benedicto, Francisco y Genoveva . . . . . . . . . 6 Navidad y Santa Genoveva . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Ahondando en su vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 Testimonios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Este boletín informativo se distribuye gratuitamente. Los favores obtenidos, por intercesión de Santa Genoveva, rogamos se nos comuniquen a cualquiera de las direcciones de México o Venezuela que aparecen en la contraportada de este boletín.
Redacción y Administración: Religiosas Angélicas Diseño y maquetación: José María Soria chemaangelicas@gmail.com Impreso en: México y Venezuela
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1870 3 DE ENERO · Nace en Almenara, Castellón. 4 DE ENERO · Bautizada en la Parroquia de los Santos Juanes. 1871 Muere José, su padre. 1877 11 DE DICIEMBRE · Recibe el Sacramento de la Confirmación. 1878 Muere Vicenta, su madre. 1880 Recibe la Primera Comunión. 1882 JULIO · Se forma un tumor en la pierna izquierda. 1883 MARZO · Amputación dolorosa de la pierna enferma. 1886 8 DE MARZO · Ingresa en la Casa de Misericordia de Valencia. 1894 Sale del asilo. 1911 2 DE FEBRERO · Fundación en Valencia de una Obra para señoras retiradas. DICIEMBRE · Aprobación verbal diocesana. 1912 31 DE JULIO · Inauguración de la primera Casa en Zaragoza. 1925 5 DE DICIEMBRE · Erección canónica del Instituto religioso. 18 DE DICIEMBRE · Profesión de votos simples. 1926 18 DE DICIEMBRE · Profesión perpetua. 1931 18 DE DICIEMBRE · Confirmada en el cargo de Superiora General. 1941 14 DE ENERO · Se inaugura en Zaragoza la actual Casa General. 1953 25 DE MARZO · Se recibe la Aprobación Pontificia. 1956 5 DE ENERO · Muere en Zaragoza. 1976 2 DE FEBRERO · Apertura del proceso de Canonización. 1991 22 DE ENERO · Declaradas sus Virtudes Heroicas. 1995 29 DE ENERO · Beatificada en Roma. 2003 4 DE MAYO · Canonizada en Madrid por Su Santidad Juan Pablo II.
ÁNGEL DE LA SOLEDAD SIN FRONTERAS
Santidad en la vida religiosa Así escribía la Madre Genoveva: A la Religión me vine en busca de santidad. Si me hice religiosa, ¿en dónde está la santidad?” “Todas tenemos obligación de ser perfectas; pero el entrar en un claustro es doble obligación de ser santos, y si no, las paredes del claustro nos acusarán de no haber correspondido a tantos medios.” Santa Genoveva escribe numerosas cartas y circulares dirigidas a sus hijas y a sus directores espirituales.
A una religiosa le escribía: Muy amada Madre Maestra en el Sagrado Corazón de Jesús: Recibí su carta. Me alegro que le sirva de meditación la mía; no porque escribiera en ella fuese reprensión más o menos directa hacia usted; pues escribí lo que Ud. ha leído casi sin darme cuenta de lo que le escribía. Es, pues, la meditación de las letras no para reformar lo presente, sino para prevenir el futuro. Muy bien que le preocupe su santificación, señal cierta que ama a Dios. Sea esa preocupación sin inquietudes, con paz, examinando al lado o a los pies del Maestro las asignaturas de sus obligaciones y sacando siempre aquello tan colosal de Santa Teresa: ‘Nada te turbe…quien a Dios tiene nada el falta’ Tener a Dios por medio del cumplimiento del deber; tener a Dios por la tranquilidad de conciencia; tener a Dios por la pureza de intención en todas mis obras, haciéndolas de Él por su presencia… Déjese cuidar. Pida a Dios por mí.”
Su vida nos habla “Si yo religiosa, me reservo algo para mí y no lo doy a Dios, soy religiosa a medias...” Maestra de vida religiosa En el precioso discurso del Beato Juan Pablo II a las religiosas, pronunciado en Madrid ante más de doce mil mujeres consagradas a Dios, aseguró con firmeza: “Esforzaos por ser buenas educadoras y recordad que quienes a lo largo de los siglos más han enseñado a los otros han sido los santos”. Magnífica afirmación que puede ser aplicada a esta humilde mujer llamada Genoveva Torres. Uno de los teólogos censores de sus escritos afirma que la Madre Genoveva era portadora de un mensaje para las religiosos. Y llega a esta conclusión: “En este momento crítico por el que atraviesa la vida religiosa, sería conveniente la publicación de su mensaje”. Todos sus escritos, sencillos y claros, son una prueba patente del valor que le daba a la vida religiosa. Ella practicaba plenamente el totalitarismo de la donación y consagración religiosa: “Si yo religiosa, me reservo algo para mí y no lo doy a Dios, soy religiosa a medias”. En otra ocasión añadía: “En la vida religiosa dejamos todo pero para darlo todo, sin reservarnos nada. El amor de sí misma tiende a reservarnos; no seremos felices si la entrega no es toral con Dios y por Dios todo”. La Madre Genoveva invitaba a concretar las exigencias de santidad de la vida religiosa en el examen personal de cada una: “La mayor perfección religiosa está en el cumplimiento del deber con Dios, por Dios y para Dios… Quien no examina sus actos, nunca sabrá qué defectos tiene que corregir, para ser algo de Dios, perfeccionar sus actos y hacerse útil a sí mismo y a los demás. Muchos medios tenemos en Religión para hacernos útiles a sí mismos y alcanzar la perfección es el más necesario”.
En verdad que su mensaje tiene una válida actualidad. Por medio de estas almas sencillas, Dios habla. Los mejores maestros –como ha dicho Juna Pablo II– son los santos.
ÁNGEL DE LA SOLEDAD SIN FRONTERAS
Supo amar a la Iglesia Desde hace algún tiempo se viene hablando y escribiendo mucho de la Iglesia. Aquel hecho que Romano Guardini detectaba continúa produciéndose con caracteres más amplios: la Iglesia está despertando en nuestras almas. Su realidad se va haciendo, en cierto modo, más íntima a la conciencia cristiana. No faltan, sin embargo, quienes creen que se habla y escribe demasiado de la Iglesia y, a veces, con excesiva desconsideración. Y se preguntan si no sería mejor esforzarse sencillamente, como lo han hecho tantas generaciones, en vivir de la Iglesia y para la Iglesia. La Madre Genoveva no dejó tratados doctrinales o especulativos sobre la Iglesia. Ni siquiera de orden espiritual o ascético. No tenía la preparación cultural literaria para ello, ni pensó jamás en realizarlo. Toda su producción escrita es casi exclusivamente epistolar; tan sólo existen algunos apuntes y notas espirituales ocasionales. Las mismas cartas, más que programáticas y expositivas, en general están escritas para ofrecer orientaciones y consejos a las religiosas, o resolver algunas dificultades concretas relativas a la fundación de las Casas y a su organización. Sin embrago, santa Genoveva fue una mujer enamorada de la Iglesia. ¿En qué profundidades habrá de buscar su carácter católico, universal, eclesial? Quizá la respuesta sea la misma que dio Santa Juana de Arco cuando se expresaba así ante los jueces: “Tengo para mí que Jesucristo y la Iglesia son una misma cosa”. Todo lo que la Madre Genoveva enseñó y realizó por y para la Iglesia fue la santificación del deber cotidiano en el seguimiento y amor de Jesús. Amando apasionadamente a Cristo amó a la Iglesia, la sirvió en su pequeñez no exenta de una grandeza sobrecogedora para quien se asoma a lo profundo de su alma. Amar a la Iglesia fue para ella amar al Papa, recibiendo sus enseñanzas con respeto, reconocimiento y alegría. No buscaba en ellas la frase que le agradaba o confirmaba sus opiniones personales, sino que se sometía plenamente aceptando la doctrina pontificia y haciéndola aliento de su Obra y de su vida. Tal fue su norma invariable con los Pontífices Pío IX, León XIII, San Pío X, Benedicto XV, Pío XI Y Pío XII, bajo cuyos pontificados discurrió su dilatada existencia. Veneró a los Obispos; trató con muchos de ellos, en orden a las fundaciones del Instituto. Jamás pudo decirse de ella que menospreció sus orientaciones o disposiciones; acudió a los Prelados con filial confianza. Fue verdaderamente maternal con los sacerdotes, a los que colmó siempre de delicadezas. Sobre todo, en tiempos de persecución o de guerra. La Compañía de Jesús le distinguió con la concesión de la “Carta de Hermandad”, que sólo se entrega a grandes bienhechores. Amó, trabajó por ella, en esa porción de las señoras en soledad. Su parcela predilecta. Si San Lorenzo consideraba a los pobres como los tesoros más preciados de la Iglesia, la Madre Genoveva poseyó como joyas de su amor a tantas y tantas mujeres que buscaron en ella un cobijo al llegar al ocaso de la vida. Vivió de la Iglesia, de sus sacramentos, de su doctrina. Sirvió a la Iglesia con su caridad. De la Iglesia recibió este don precioso del amor, pero no para guardarlo, sino para entregarlo. Y fue tan generosa en esa donación, que su Obra pervive y crece alentada todavía por el espíritu de la mujer que hizo brotar una rama nueva del árbol pujante de la Iglesia.
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Benedicto, Francisco y Genoveva
A lo largo de ocho años como sucesor de Pedro, el papa Benedicto XVI nos ha legado una doctrina luminosa y serena. Sabio y humilde, valiente y sincero, destacó siempre por su profunda fe, la gran delicadeza de su trato humano y su capacidad de escucha. He aquí tres reflexiones que demuestran su indudable valía intelectual: Donde Dios no ocupa el primer lugar, corre peligro la dignidad del hombre”. “No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor”. “El laicismo se está convirtiendo en una ideología autoritaria e intolerante.” Después de Benedicto XVI el Señor ha regalado a su Iglesia otro pastor sorprendente, sencillo, caritativo, el papa Francisco. Los numerosos gestos de su pontificado nos transmiten la fragancia de una humildad evangélica y el testimonio de una gran cercanía. Dijo en la misa del inicio solemne de su pontificado, el 19 de marzo: El Señor nunca se cansa de perdonar. Su mensaje más fuerte es la misericordia”. “La mejor alegría está en el don de sí mismo.” “No debéis tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.” Esta última frase nos lleva a pensar en Santa Genoveva, a quien el beato Papa Juan Pablo II definió como “testigo de la ternura de Dios”. Nuestra santa colocó siempre a Dios como la primacía de su obra y son suyas estas frases que transcribimos: Nosotras, las Angélicas, siempre pequeñas, siempre mínimas a los pies de Jesús. Sólo su amor basta para todo. Salir, buscar, estar al lado de quien vive en soledad, ésa es nuestra tarea. Dios hará del palo débil e inútil una columna fuerte”.
Grande está Dios con nosotros al otorgarnos regalos tan preciosos. ¿Cómo no darle gracias por estas figuras que nos hacen percibir el perfume del evangelio en nuestros días?
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Navidad y Santa Genoveva La ternura de Dios En la canonización de Santa Genoveva, Juan Pablo II la definió como «un instrumento de la ternura de Dios hacia las personas solas y necesitadas de amor, de consuelo y de cuidados en su cuerpo y su espíritu». Tiene mucha importancia esta frase del Pontífice. Dios no suele presentar, como remedio, en las sucesivas crisis de la Historia, una serie de doctrinas o teorías abstractas, sino una galería de hombres y mujeres providenciales, que son los Santos, en los que toma carne y vida la solución de cada hora. Ellos son el verdadero patrimonio moral y cultural de la cristiandad. Llenan de credibilidad las propuestas y exigencias del Evangelio. Famosa se ha hecho la afirmación del gran Pablo VI que señalaba para este momento de la Humanidad el ejemplo de los “testigos” por encima de la “enseñanza de los maestros”. De este modo los Santos reproducen en cada momento la forma de salvación que Dios nos envió, iniciada en la noche de Belén. En la Gruta no hubo lugar para políticos, estadistas, poderosos, sino para los ángeles cantores arriba y los pobres pastores abajo. Y, como centro radial, la familia: Jesús, María y José unidos por el lazo del amor. Por esa ternura familiar que Juan Pablo II indica ser el oficio primordial de Santa Genoveva.
El rostro de Dios en Santa Genoveva La Navidad es la aparición primera del verdadero rostro de Dios. Pero ese rostro de Dios toma forma en los rostros y la vida de aquellos que han hecho de Cristo la razón de su existencia. De la misma forma que en el rostro del niño se adivinan enseguida los rasgos del rostro de su padre, de forma análoga los rasgos del rostro de Cristo se traslucen en los Santos, que de acuerdo con la célebre expresión de Orígenes, son “imagen de la imagen”, es decir, del Hijo, imagen del Padre (La oración 22, 4). Los Santos son los hombres y mujeres que ofrecen continuamente su propio rostro a Cristo para que en ellos pueda seguir hablando al mundo. Al llegar Navidad, por un breve espacio de tiempo, la gente se felicita, entrega obsequios, da tregua a las controversias, canta “noche de paz”. Santa Genoveva es “la santa de la auténtica Navidad” porque es la mujer de la ternura y del amor. No hay duda. Su rostro apacible, sereno, rebosante de ternura nos muestra el rostro de Dios. Con ella encuentran siempre sus devotos el camino que lleva a Belén. Nos regala paz. Nos muestra la benignidad y el amor divino hechos carne, sonrisa y lágrimas. Es instrumento de la ternura de Dios.
LA RENUNCIA A LOS AMORES QUE NO SON EL AMOR DE
DIOS NO
SUPONE DESPRECIO POR ELLOS.
GENOVEVA
SABE VALORARLOS EN SU JUSTA MEDIDA...
Ahondando en su vida Amor y abandono Muchos buenos maestros del espíritu han establecido algún tipo de graduación en la vida espiritual. La Madre Genoveva propone, con su personal estilo, un proceso aparentemente redundante, pero de notable profundidad: “Quien desea agradar a Dios y servirle con fe viva, ha dado un paso en la vida del espíritu. Quien busca las cosas de la perfección, otro paso que da. Pero el hacer obras de perfección, unidas con Dios, mirando al Señor sin apoyo humano, ésta sube deprisa al monte santo, sin cuidar el lastimarse por el camino”. Fe con obras, con apoyo de la humildad y el abandono, podríamos sintetizar. Una fe que es viva desde el principio, pero que no alcanza su plena eficacia, su perfección, si no es una completa unión con Dios, que supone necesariamente humildad y abandono. Aparece así, entroncado con la santidad y el amor, uno de los temas más queridos y mejor vividos por la Madre Genoveva. El mundo, la creación, las cosas no deben ser obstáculos para el amor de Dios, sino más bien camino hacia Él. El peligro se encuentra, en cambio, en uno mismo; por eso, sentencia Genoveva con sabiduría: “Amar a Dios en todas las cosas y olvidarse de sí en todo, es necesario para la vida de unión con Dios”. Es el binomio Dios y yo, el Todo y la nada, la gracia y la humilde correspondencia, que explica la vida de todos los santos, y la de la fundadora de las Angélicas en particular.
Las cosas y las obras son medio; sólo el amor tiene verdadera razón de fin. Da vida a todo y es la vida que permanece
ÁNGEL DE LA SOLEDAD SIN FRONTERAS
AMAR A DIOS EN TODAS LAS COSAS Y OLVIDARSE DE SÍ EN TODO, ES NECESARIO PARA LA VIDA DE UNIÓN CON DIOS. SANTA GENOVEVA TORRES
➜ después. Y esto ocurre, sobre todo, porque el amor une con Dios; Dios es esa misma vida y lo que da la vida: “Nuestro corazón busca un apoyo sin cesar. ¿Cómo encontrarlo fuera de Dios?”. En ocasiones se ha presentado la caridad cristiana, y el amor a Dios en particular, como algo frío, desencarnado, falto de calor; quizá por una equivocada comprensión de ese binomio amor-renuncia. El amor a Dios es incompatible, sí, con la búsqueda egoísta de un consuelo sensible; pero los santos son verdaderos enamorados de Dios, incluida la sensibilidad, que el mismo Señor lejos de apagar impulsa como nadie: “Yo me concibo siempre deseando. Mis deseos son siempre ayudados por Dios; porque si deseo algo en la vida espiritual, que no es el querer de Dios, me hace verlo por su misericordia. En las cosas materiales las veo como semiprecisas; no ponen firmeza; caducas son para aborrecerlas; ama las que se necesitan para la vida”. El verdadero amor de Dios recupera así el amor a las criaturas, y hasta el amor a uno mismo; recupera todos los aspectos humanos del amor, pero desde una perspectiva más verdadera, más genuina: la divina, que no es por ello menos humana. La renuncia a los amores que no son el amor de Dios no supone desprecio por ellos. Genoveva sabe valorarlos en su justa medida, pero hay una diferencia fundamental: “Todo amor es dulce: pero no todo amor es dulce hasta el fin, porque el que no se funda en Dios tiene la de dejar amarga y desabrida hiel, es la miel y dulzura del amor mundano. Sólo el amor de Dios es siempre dulce”. Es algo que todos hemos experimentado y que, sin embargo, con frecuencia no acabamos de aceptar; y volvemos a caer en la búsqueda de compensaciones, de amores mundanos que, si no nos apartan de Dios, sí al menos retardan nuestra unión con Él. Los santos –la Madre Genoveva entre ellos– saben renunciar decididamente a esos amores, no tanto por luchar contra ellos, como porque tienen lleno el corazón del único amor que vale la pena, infinito, y no necesitan nada más para colmar sus ansias de amar.
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Familia Berjón Macías México D.F.
CON CARIÑO A LAS RELIGIOSAS DE LA RESIDENCIA MATER Somos los hijos de la Sra. María Guadalupe Macías Crespo y queremos dar un pequeño testimonio del paso de mamá por la Casa Mater. Desde que falleció nuestro padre en el 2008, mamá tenía claro que no quería vivir sola en la casa, pero tampoco con ninguno de sus 9 hijos. Ella conocía algunas amigas que llevaban viviendo varios años en la Casa Mater y sabía lo contentas que estaban, y desde antes de que nuestro padre falleciera, interiormente había tomado la decisión de vivir allí. A los pocos meses de quedarse viuda, fuimos con ella a la Casa Mater, con tan buena fortuna que había habitaciones disponibles y muy pronto pudo entrar. Desde el primer día se adaptó con facilidad a su nueva vida, estaba feliz, sintiéndose independiente, sin la preocupación de llevar una casa, libre para entrar y salir, y a la vez segura y cobijada por las madres Angélicas, y por las amigas que ya conocía y las que fue haciendo al paso de los meses. Continuamente nos decía que era una bendición estar en Casa Mater.
DESDE EL PRIMER DÍA SE ADAPTÓ CON FACILIDAD A SU NUEVA VIDA, ESTABA FELIZ, SINTIÉNDOSE INDEPENDIENTE, SIN LA PREOCUPACIÓN DE LLEVAR UNA CASA, LIBRE PARA ENTRAR Y SALIR, Y A LA VEZ SEGURA Y COBIJADA POR LAS MADRES ANGÉLICAS...
Le gustaba participar en todos los eventos que se organizaban, no sólo en las fiestas y las comidas o el cine de los domingos, o pasar la tarde en el patio de las sombrillas con algunas de sus amigas, sino también las pláticas de Fray Ricardo, los Ejercicios en Cuaresma, etc. Le encantaba bajar a Misa, pues ya no dependía de que algún hijo o nieto la llevara en coche a la iglesia… Poco a poco fuimos conociendo más a las Madres Angélicas, a las amigas que iba haciendo y al personal que trabaja ahí y pudimos darnos cuenta de cuán querida era mamá en su nuevo hogar. Hablaba con todo mundo, siempre tenía una palabra amable y una sonrisa para todos, igual para las señoras, que para las chicas de la recepción, de la oficina, de la limpieza, del comedor, las cuidadoras, las señoras del salón de belleza, los señores de intendencia, los “polis” de la entrada. Por eso entendimos que se sintiera tan contenta, que nos hablara del afecto que recibía de todas las personas que la rodeaban y del cariño que a su vez ella sentía por todos. Mamá muchas veces nos contaba de la alegría y el buen humor de las monjas, de cuánto las valoraba y que sentía mucha gratitud hacia ellas. ¡Siempre nos decía que, irse a la Casa Mater, había sido la mejor decisión que había tomado en su vida! Cuando empezó a mermar su salud y mamá se vio limitada para hacer su vida normal, tuvimos que recurrir a las cuidadoras a quienes les agradecemos mucho el trato y la atención que le dieron y el cariño que le mostraron. ¡Y qué decir de las Madres Angélicas, esos valiosos ángeles que Dios nos dio la oportunidad de tratar, de conocer y así poder comprender en toda su dimensión la maravillosa misión de vida que eligieron para servir a los demás, siempre amorosas y cercanas: Madre M.ª Carmen, Madre Ramona, Madre Vicky, Madre Luz María, Madre Victorina, Madre Orosia, Madre Carmen!
Todas ellas siempre –pero de manera especial en los últimos días de mamá– estuvieron pendientes de día y de noche, muy cariñosas, incondicionales, atendiéndola, apoyándola, siempre con una sonrisa, siempre dispuestas y cercanas; y a nosotros, los hijos y nietos nos dieron un trato tan cálido y cordial, incluyente y tolerante, que también nos hacían sentir en nuestra casa. ¡Mil gracias por permitirnos, junto con mamá, acercarnos y conocerlas, recibir su cariño y sus cuidados! Las queremos, las admiramos y nos llevamos mucho amor y aprendizaje para ser cada vez mejores personas. Reconocemos y agradecemos la gran obra de Santa Genoveva Torres, pues sin ella, todo esto no hubiera sido posible. ¡Que Dios las bendiga queridas Madres Angélicas y las siga llenando de alegría, de amor y de paz! Un beso y un abrazo con mucho cariño de los hijos, los nietos y el bisnieto de Mari Lupe.
AGRADECEMOS A DIOS INFINITAMENTE QUE TOMARA LA DECISIÓN DE VIVIR EN LA RESIDENCIA MATER
Araceli Concepción Mejía Francisco José Ayala México D.F.
Somos Araceli y Francisco, hijos de Luz Trujillo Terán, quien vivía en la Residencia Mater por voluntad propia durante 16 años y cinco meses. Este tiempo ella siempre agradeció el haber tomado esta decisión, pues se sentía querida, comprendida, cuidada y acogida por las Madres Angélicas, por las señoras del Patronato, por varias señoras residentes, así como por todo el personal que colabora para Casa Mater. Le gustaba mucho su casa, pues para ella era muy importante contar con la capilla y asistir diariamente a Misa; disfrutaba de los diversos eventos que las Madres Organizaban, así como ver su casa siempre decorada y arreglada, en especial cuando iba a ser Navidad. Parte muy importante de su estancia ahí fue contar con una buena alimentación, pues siempre fue de su agrado. Le encantaba convivir con su familia, pero siempre regresar a su casa. A principios de diciembre de 2013 se empezaba a sentir mal de salud. Habló con las Madres Angélicas y con nosotros y nos pidió que ella no quería morir en un Hospital, que cuando la viéramos mal la dejáramos en su Casa Mater con las Madres junto con nosotros. Cada día estuvo más mal y se tuvo que internar durante 15 días en el Hospital. Cuando nos comentaron los doctores su estado de salud decidimos sacarla del mismo y cumplir con el deseo de pasar sus últimos días con las Madres, nietos, bisnietos y nosotros. Durante este tiempo comprobamos lo que es tener una verdadera vocación, amor a Cristo demostrándolo en los demás: amor, actitud de servicio, cariño y consuelo en todo momento; es por eso que las consideramos unos verdaderos Ángeles en la tierra. Agradecemos a Dios infinitamente que ella haya tomado la decisión de vivir en Casa Mater. Fue feliz y se fue tranquila y con paz. Gracias a las Madres Angélicas, por quienes pedimos a Dios por su gran labor de entrega, de cariño, respeto, fuerza, fortaleza y cuidado. Dios las bendiga.
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ÁNGEL DE LA SOLEDAD SIN FRONTERAS
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Oh Dios, que concediste a Santa Genoveva Torres Morales, religiosa, gracias innumerables, escogiéndola como instrumento fiel para combatir la soledad en que viven muchos seres humanos: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, de servir con alegría y sencillez a la Iglesia y al prójimo, iluminando los caminos del mundo con la luz de la fe y del amor. Dígnate concederme con su intercesión el favor que te pido (pídase). Por Jesucristo Nuestro Señor. Así sea. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
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