Violencia y cohesion social en América Latina

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Dante Contreras, Amaranta Alfaro & Paulina Sepúlveda C.

2009, los resultados de la región están muy por debajo de los países pertenecientes a la OECD. Se observa, al mismo tiempo, que los sistemas educativos de la región presentan altos niveles de segregación y desigualdad. A pesar de la mejora en las condiciones de vida, persiste la desigualdad de ingresos en la región. En el año 2009, el índice de GINI alcanzó a un 0,53, lo que sitúa a AL como la región del mundo con mayor desigualdad en la distribución del ingreso. Sin embargo, estudios recientes muestran una reducción en los niveles de desigualdad en América Latina (Lustig y López-Calva, 2011; Contreras y Gallegos, 2011). Los principales factores que explican esta disminución son la caída en la brecha salarial entre los trabajadores calificados y no calificados, así como el incremento de las transferencias gubernamentales dirigidas a los más pobres. Pese a estos esfuerzos, lograr una mayor equidad en la región continúa siendo una tarea pendiente. Si no se logran mayores niveles de equidad, no será posible disminuir la exclusión y aumentar la cohesión social. Lustig y López-Calva (2011) concluye al respecto que mejorar la calidad de los servicios para los pobres —especialmente en educación— y ampliar la cobertura de la educación postsecundaria, cerrar las notorias brechas de protección social, aumentar gasto público, y contar con impuestos más progresivos, son clave para continuar en el camino hacia sociedades más equitativas. Por otro lado, los niveles de segregación en la región son elevados tanto a nivel residencial como en el acceso a los sistemas de salud y educación. En AL se encuentra un patrón de concentración territorial de los grupos de altos ingresos en zonas integradas y bien conectadas con la ciudad, mientras que los de menores ingresos tienden a distribuirse a través de la periferia metropolitana (Arriagada y Rodríguez, 2003). La evidencia empírica acerca de los efectos de la segregación residencial sobre el rendimiento académico, embarazo adolescente, tasas de empleo, niveles de delincuencia y pobreza indican efectos negativos y significativos. A su vez, este patrón de concentración regional, ha favorecido una mayor desigualdad en el acceso a la cultura, áreas verdes y centros de deportes y una mayor exclusión social (Larrañaga y Sanhueza, 2007; Contreras y Medrano, 2009). Respecto a la segregación educacional, diferentes artículos evidencian que es una de las variables que más afecta el rendimiento académico de los estudiantes (PISA, 2009). En América Latina se tienen sistemas escolares desiguales y segregados según la capacidad de demanda. Por su parte, la evidencia empírica indica efectos negativos y significativos de la segregación educacional sobre el rendimiento académico de los estudiantes (Valenzuela et al., 2008). Es decir, los actuales sistemas educacionales de la región reproducen la desigualdad en la distribución de los ingresos. Es por ello que cobra tanta importancia la educación como mecanismo para disminuir las desigualdades en el futuro. Al mismo tiempo, los grupos de mayores ingresos tienen acceso a sistemas de salud privados de buena calidad, mientras que los grupos de menores ingresos acceden a sistemas de salud públicos deficientes, carentes de infraestructura y personal técnico que cubra sus necesidades. En suma, la región ha implementado medidas que han mejorado el acceso a los servicios de salud y educación. Sin embargo, este acceso no ha logrado integrar a los distintos segmentos socioeconómicos de la población. Ejemplo de ello son los sistemas 212


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