Ciudades para la gente.

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en la calle como la que observa desde los edificios circundantes. Cuando las personas utilizan el espacio público, todo cuanto los rodea se vuelve más significativo y más importante de mirar. Una ciudad vital se convierte en una urbe valorada y también segura.

que un edificio tenga vida interna significa que las calles serán seguras

No se puede negar que el hecho de que una calle sea vital es un impacto sobre la seguridad de una ciudad, pero no hay que desdeñar el rol que también juega la vitalidad que pueda existir alrededor de una calle. En las áreas urbanas donde se dan usos mixtos, hay más actividades dentro y alrededor de los edificios a lo largo de todo el día. La presencia de una zona residencial generalmente resulta en una conexión fluida con el espacio público de una ciudad, y ayuda a reforzar la seguridad real y percibida durante el día tanto como durante la noche. Aunque una calle se encuentre desierta, que se vean luces prendidas en las ventanas que se asoman a ella es una señal de que hay gente cerca. En el área central de Copenhague viven aproximadamente 7 mil personas. Si una persona camina por ahí una noche de cualquier día de invierno, puede observar las luces de aproximadamente 7 mil ventanas. 25 La cercanía entre el espacio urbano y las viviendas y sus residentes juega un rol crucial en la percepción de seguridad. Entremezclar complejos residenciales con otros edificios de uso mixto es una práctica común de los planificadores urbanos, como una estrategia dirigida a prevenir el crimen y así incrementar la sensación de seguridad a lo largo de las calles usadas por peatones y ciclistas. Este enfoque funciona bien en Copenhague, donde los edificios en la zona central no pasan de los cinco o seis pisos, lo que asegura una buena conexión visual entre los departamentos y la calle. Por otra parte, esta modalidad no ha sido tan exitosa en Sidney. Si bien la metrópolis australiana cuenta con una población de 15 mil personas en su área central, los edificios de vivienda llegan a tener alturas entre 10 y 50 pisos. Nadie que viva tan arriba puede estar al tanto de lo que ocurre al nivel de la calle.

la existencia de bordes blandos significa ciudades seguras

La forma en que se diseña y se dispone de la planta baja de un edificio tiene un impacto desproporcionadamente grande en el modo como se desarrolla la vida urbana. Son los espacios que vemos cuando caminamos por el frente de los edificios, y es también el lugar desde el cual mejor se observa lo que ocurre sobre las veredas. Si estos espacios al nivel de la calle son blandos, amigables y —por sobre todas las cosas— poblados, los peatones se encuentran rodeados de actividad humana. Aun por las noches, cuando los bares y los jardines delanteros dejan de tener movimiento, la presencia de muebles, plantas, bicicletas y juguetes olvidados son un recordatorio de la vitalidad urbana y de la cercanía de otros. Las luces prendidas en viviendas, negocios y oficinas que pueden verse desde el exterior contribuyen a aumentar la sensación de seguridad en una calle. La existencia de bordes blandos es una señal que busca transmitirles a las personas la sensación de que son bienvenidas dentro de un espacio urbano. Una calle donde solo hay negocios que después de una cierta hora bajan las persianas, por el contrario, produce rechazo e inseguridad en el usuario. El espacio es oscuro y se nota abandonado por las noches; tampoco hay razones para estar allí durante los fines de semana o los feriados. la ciudad vital, segura, sana y sostenible

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