Estudio Radios Interés Público

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CARACTERÍSTICAS, ALCANCES SOCIALES E IMPACTO DEL SERVICIO DE RADIODIFUSIÓN DE INTERÉS PÚBLICO EN COLOMBIA


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Contenido Introducción

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1. Diseño metodológico 1.1. Muestras 1.1.1.Emisoras 1.1.2. Oyentes

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2. Estado del arte

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2.1. Ubicación de los trabajos encontrados 2.2. Intencionalidad de los trabajos 2.3. Metodologías empleadas 2.4. Emisoras/poblaciones incluidas en los trabajos encontrados 2.5. Conclusiones generales de los trabajos examinados

13 13 13 13 14

3. Marco conceptual 3.1. Lo público

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3.2. Intereses particulares e interés público 3.3. Opinión pública 3.4. Identidades culturales 3.5. Proyecto comunicativo

4. Estructuras organizacionales y sistemas de gestión de las emisoras de interés público 4.1 Instituciones licenciatarias 4.2 Instancias de las que dependen las emisoras de interés público 4.3. Inclusión de las emisoras de interés público dentro de los planes de desarrollo institucionales 4.4. Actividades de las emisoras de interés público que son objeto de planeación 24 4.5. Generación de cronogramas 4.6. Cantidad de personas adscritas a las diferentes áreas de las emisoras 4.7. Escolaridad del personal adscrito a las emisoras 4.8. Experiencia radial del personal adscrito a las emisoras 4.9 Formas de obtención de recursos 5.1. Existencia de documentos escritos que determinen las políticas de las emisoras 5.2. Criterios para organizar la programación

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5. Proyectos comunicativos de las emisoras de interés público 5.3. Determinación de públicos prioritarios 5.4. Criterios para decidir la programación musical 5.5. Pasos para la inclusión de nuevos programas 5.6. Conocimiento de los públicos 5.7. Decisiones sobre programación 5.8. Campañas 5.9. Incidencia de los oyentes en la programación 5.10. Proyectos comunicativos específicos

33

6. Mecanismos de financiación de las emisoras de interés público

47

7. Conexión entre las funciones de las entidades concesionarias y las características del trabajo de las emisoras

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8. Procesos y técnicas de producción radial 8.1. Infraestructura física 8.2. Mantenimiento técnico

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55 55 55

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4

8.3. Características de la programación 8.4. Personas que producen los programas 8.5. Capacitación

56 61 62

9. Sistemas de información disponibles en las emisoras de interés público

63

10. Vínculos entre las comunidades y las emisoras de interés público

67

11. Participación social en los contenidos de la programación

73

12. Los planes de desarrollo en los contenidos de la programación

75

13. Respuesta a las expectativas de la comunidad

79

14. Conexión y aporte a las políticas de seguridad y paz

81

15. Aporte de las emisoras a la construcción de agendas públicas con justicia y equidad

83

16. Aplicación de criterios éticos y políticos, y capacidad de ampliar los referentes culturales de los ciudadanos

85

17. Alternativas distintas al consumo mercantil

87

18. Valoración de la diversidad cultural

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19. Construcción y preservación del patrimonio sonoro de la Nación

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20. Valoración y protección de los recursos naturales

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21. Los oyentes de las emisoras de interés público 21.1. Caracterización general 21.2. Las emisoras de interés público más escuchadas 21.3. Principales razones de no escucha 21.4. Principales razones de escucha

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21.5. Caracterización de la escucha de las emisoras de interés público 21.5.1. Horas diarias de escucha 21.5.2. Cantidad de días a la semana de escucha 21.5.3. Horarios de escucha 21.6. Principales funciones que la radio de interés pública debe cumplir y la manera en que las están cumpliendo las emisoras desde la percepción de los oyentes 21.6.1. La educación 21.6.2. Contribución al mejoramiento de las condiciones sociales de los oyentes 21.6.3. Promoción de los valores cívicos y ciudadanos 21.6.4. Promoción de la democracia 21.7. La recreación 21.7.1. Promoción de diversas manifestaciones de la cultura local y mundial 21.7.2. La contribución a la seguridad

22. Lo que dicen los expertos 22.1. Lo público 22.2. Democracia 22.3. Radio pública y educación 22.4. Radio pública y opinión pública 22.5. Radio pública e identidades culturales 22.6. Gestión de la radio pública

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23. Las emisoras de Radio Televisión Nacional de Colombia RTVC. Un caso especial 23.1. Gestión 23.2. Proyecto comunicativo 23.3. Mecanismos de financiación 23.4. Conexión entre las funciones de la entidad concesionaria y las características del trabajo de las emisoras 23.5. Procesos y técnicas de producción radial 23.6. Sistemas de información disponibles 23.7. Vínculos con la comunidad 23.8. Participación social en los contenidos de la programación 23.9. Relación con el plan de desarrollo institucional 23.10. Aplicación de criterios éticos y políticos, y capacidad de ampliar los referentes culturales de los ciudadanos 23.11. Alternativas distintas al consumo mercantil 23.12. Valoración de la diversidad cultural 23.13. Construcción y preservación del patrimonio sonoro de la Nación 23.14. Valoración y protección de los recursos naturales

24. Conclusiones generales 24.1. Gestión 24.2. Proyecto comunicativo 24.3. Mecanismos de financiación de las emisoras de interés público 24.4. Relación entre las funciones de las entidades concesionarias y el trabajo de sus emisoras 24.5. Procesos y técnicas de producción radial 24.6. Sistemas de información disponibles 24.7. Vínculos entre las comunidades y las emisoras de interés público 24.8. Participación social en los contenidos de la programación 24.9. Presencia de los planes de desarrollo en los contenidos de la programación 24.10. Respuesta a las expectativas de la comunidad 24.11. Conexión y aporte a las políticas de seguridad y paz 24.12. Aporte de las emisoras a la construcción de agendas públicas con justicia y equidad 24.13. Aplicación de criterios éticos y políticos, y capacidad de ampliar los referentes culturales 24.14. Alternativas distintas al consumo mercantil 24.15. Conclusiones y recomendaciones sobre la valoración de la diversidad cultural 24.16. Construcción y preservación del patrimonio sonoro de la Nación 24.17. Conclusiones y recomendaciones sobre la valoración y protección de los recursos naturales

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25. Recomendaciones

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Bibliografía

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Entrevistas José Bernardo Toro Javier Darío Restrepo Omar Rincón Gabriel Gómez Olga Marín Alejandro Valente Benigno Moreno Eduardo García Caffi Coronel Adalgiza Serrano Mayor Pedro Gómez Duarte

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Introducción Han transcurrido casi 70 años desde que las ondas de la Radio Nacional de Colombia, primera radio pública en el país, iniciaron su viaje hacia la vasta geografía colombiana. Desde entonces, y en particular en la última década, las emisoras hoy llamadas de interés público no han parado de crecer en número, pero también en retos. En la actualidad existen 147 emisoras de este tipo enriqueciendo el paisaje sonoro colombiano, emitiendo desde alcaldías, cabildos indígenas, gobernaciones y universidades públicas, así como desde las distintas instituciones de las fuerzas armadas colombianas, Policía, Ejército, Armada. Todas con unas programaciones que deben asumir la doble responsabilidad de contribuir al cumplimiento de los fines misionales de las entidades de las que dependen y, simultáneamente, de cumplir con las funciones propias de la radio pública, todo esto a la vez que hacen parte de la pugna en la que todas las emisoras, sin importar la modalidad a la que pertenezcan, se esfuerzan por ganar oyentes. En la medida en que estas emisoras han aumentado su número y su cobertura, y en la que se logran cada vez mayores claridades normativas y conceptuales, también muchas de las nociones sobre lo público y sobre el ejercicio radiofónico, así como las prácticas –jalonadas de un lado por las transformaciones tecnológicas y de otro por las claridades que la experiencia regala a quienes la cultivan juiciosamente- han tenido transformaciones. Una cosa es hablar de lo público desde la teoría política y otra hacerlo desde un ejercicio tan específico como lo es el radiofónico, en el que todas las nociones provenientes de dicha teoría se deben enfrentar al reto de transformarse en proyectos comunicativos y programas específicos que, si quieren ser efectivos, deben lanzarse a competir con una oferta radial tan amplia y variada como lo es la que aparece en los diales de los receptores de los radioescuchas. Mientras éstos, por su parte, muestran poco interés en saber si lo que oyen es radio pública o comercial, siempre y cuando sientan que las emisoras de su preferencia los interpreta, los representa, los informa o simplemente los acompaña. Así, el ejercicio cotidiano de todas las emisoras de interés público debe amoldarse a situaciones retadoras, entre ellas, quizá la más importante, la de llevar a cabo acciones que les permita llegar a un número de oyentes mayor que el que tuvieron el día anterior, consolidando sus propias audiencias y explorando nuevos espacios en los cuales seduzcan y enamoren a nuevas. Y es que, independientemente de la modalidad de radio de la que hablemos, el ejercicio de la escucha radiofónica tiene mucho que ver con lo afectivo, sin lo cual, la radio carecería de atractivo, convirtiéndose en sonidos carentes de fuerza, desarticulados y poco atractivos. 1 2 3

Alguien podría decir que a la radio pública, dado su carácter cultural y educativo, no debería preocuparle estos asuntos, sin embargo es claro para cualquier persona que un ejercicio comunicativo, sea el que fuere, carece de sentido si no tiene a alguien que lo escuche. Y esto se hace más evidente para la radio pública que, por un lado depende de recursos públicos para su funcionamiento, mientras que por otro, tiene como obligación cumplir con funciones tan importantes para la sociedad como “la defensa de los derechos constitucionales, la protección del patrimonio cultural y natural de la nación, a fin de procurar el bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población (…)”1 Con estas claridades, los integrantes del equipo de investigación de la UIS decidimos emprender el viaje hacia el interior de estas emisoras, variadas y complejas, con el fin de obtener respuestas que nos permitieran conocer las “características, alcances sociales e impacto del servicio de radiodifusión de interés público en Colombia”, teniendo como objetivo principal de investigación “determinar las principales características de funcionamiento de las emisoras de interés público en Colombia y evaluar los resultados e impacto de su programación en los campos social, educativo, cultural, cívico, institucional y de seguridad.”2 De esta manera, asumimos la indagación sobre el quehacer de la radio pública desde distintos puntos de vista y consultando a diferentes actores; realizando un estado del arte sobre el tema, el marco conceptual que orientó la interpretación de los resultados, una muestra con validez estadística que nos permitió obtener conclusiones sobre el funcionamiento interno de las emisoras con una confiabilidad del 95% y con un margen de error de menos del 3% para la indagación a oyentes, y llevando a cabo entrevistas estructuradas a personas, que por su experiencia y conocimiento, aportaron reflexiones esclarecedoras en el campo de la comunicación pública, así como a directores generales y de programación de radios nacionales de otros países (España, Francia y Argentina). Los resultados que aquí presentamos son el fruto de la combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas de investigación, que tuvieron como base el diagnóstico de estas emisoras realizado por ACPO para el Ministerio de Comunicaciones en el año 2002 y publicada en el 2003.3 Los capítulos que vienen a continuación están estructurados de manera similar a dicho diagnóstico, de forma tal que permiten la comparación entre los hallazgos de ambas investigaciones. En el primer capítulo se expone el diseño metodológico de la investigación, en el segundo se presentan los resultados

Ministerio de Comunicaciones de Colombia¸ Decreto 2805 de 2008. Esta investigación fue realizada por solicitud del Ministerio de Comunicaciones, entidad que determinó los objetivos y los alcances de la misma. Ministerio de Comunicaciones-ACPO. Diagnóstico del servicio de radiodifusión de interés público en Colombia, Bogotá, 2003

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de la indagación sobre investigaciones y trabajos académicos relacionados con la radio pública, realizada en universidades, centros de documentación, bibliotecas, y sitios Web. En el tercer capítulo se desarrollan las categorías de análisis que sirvieron como piso conceptual para la creación de los instrumentos y para la interpretación de los resultados obtenidos a través de ellos. Desde el capítulo cuatro hasta el veinte se presenta la información arrojada por la sistematización y análisis de los resultados arrojados por la aplicación de un cuestionario estructurado dirigido a los directores de las emisoras incluidas en la muestra. Podemos decir que a partir de la información contenida en estos capítulos. tenemos una completa radiografía de la radio de interés público en Colombia relacionada con aspectos administrativos, técnicos, de producción y programación, de relación con los oyentes, con los fines misionales de sus instituciones y con aspectos financieros, entre otros. El capítulo veintiuno está dedicado en su totalidad a la exposición de los resultados de la indagación realizada con los oyentes de estas emisoras, en los que se visibilizan sus principales rasgos sociodemográficos, sus hábitos de consumo de radio pública, las razones por las que escuchan

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estas emisoras y aquellas por las que no lo hacen, y su percepción sobre el cumplimiento de sus funciones. En el capítulo veintidós se presentan los resultados del análisis de contenido realizado a partir de las entrevistas llevadas a cabo con expertos y con gestores de radio pública nacional e internacional, en torno a temas como lo público, la relación entre la radio pública y la democracia, la educación, las identidades culturales, la opinión pública, y sobre la gestión de este tipo de radio. Posteriormente, en el capítulo veintitrés se presentan los resultados del estudio realizado a las emisoras de RTVC, Radio Nacional de Colombia y Radiónica, únicas emisoras de interés público de cobertura nacional, poseedoras de funciones específicas dadas por la ley, lo que las diferencia del resto de emisoras de interés público y lo que motivó a que su análisis fuera realizado bajo la modalidad de caso especial. Para finalizar, los capítulos veinticuatro y veinticinco se concentran en las conclusiones generales del informe y en las recomendaciones.





1. Diseño metodológico Para la realización de la presente investigación se diseñó una estrategia metodológica que, mezclando técnicas cualitativas y cuantitativas, permitió acceder a información esencial sobre la conceptualización, el funcionamiento, y la percepción que se tiene de las emisoras de interés público.

das desde el punto de vista de los objetivos de la investigación, sus alcances sociales, la percepción de los oyentes, y sobre algunos temas particulares del quehacer radial como la programación, la producción, la capacidad técnica operativa y los modos de actuación y gestión de las emisoras en general.

En primera instancia se procedió a realizar un levantamiento del estado del arte sobre estas emisoras, elaboración de marco conceptual, diseño de instrumentos para emisoras, para oyentes y para expertos y gestores, y diseño de muestras estadísticas, hasta llegar a la aplicación de una prueba piloto. En un segundo momento se realizaron y sistematizaron entrevistas con gestores y con expertos en temas relacionados con comunicación e interés público, se capacitó a los coordinadores regionales encargados de los equipos responsables de la aplicación de los instrumentos y se aplicaron a directores de emisoras y a los oyentes de esas emisoras. Por último, se procedió a hacer los análisis cualitativos y estadísticos y se elaboró el presente informe.

El diseño metodológico general del presente estudio tiene en su base el diagnóstico realizado por el Ministerio de Comunicaciones en el año 20031. De esta manera se posibilita actualizar la línea de base establecida en aquel entonces y determinar los avances y retrocesos en los discursos, conceptos y variables examinados.

El instrumento para emisoras se concretó en un cuestionario estructurado para diligenciamiento presencial de noventa y seis preguntas; el de oyentes en un cuestionario para diligenciamiento telefónico de ocho preguntas y el de expertos en una guía de entrevista estructurada sobre cinco ejes:

Centros de documentación • Ministerio de Comunicaciones • Ministerio de Cultura • Servicio Colombiano de Comunicación • OEI • OIM • Biblioteca Luis Ángel Arango • IECO- Universidad Nacional • CINEP • Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos IESCO-Universidad Central • PNUD

• • • • •

Lo público - opinión pública - política pública Educación Democracia Identidad cultural Gestión de medios

La aplicación del instrumento para oyentes se realizó a partir de listas telefónicas de cada uno de los municipios objeto de la observación, haciendo una selección al azar de acuerdo con la muestra planteada de hogares, contactando uno de sus integrantes. Por integrante se entendió: persona que vive de manera permanente en la vivienda y mantiene hábitos comunes con los demás miembros del hogar (excluyendo empleados del servicio doméstico y demás que no comparten los mismos hábitos de consumo del hogar). El grupo objetivo de la indagación sobre oyentes estuvo conformado por hombres y mujeres en edades entre los 12 y 65 años, en hogares de niveles socioeconómicos 2, 3, 4, 5 y 6. La lectura de los resultados estadísticos se realizó desde los conceptos definidos en el marco conceptual en términos de señalar tendencias significativas en los modos de proceder de las emisoras, sus características más señala1

Para el levantamiento del arte se exploró en centros de documentación, en bibliotecas de universidades y en sitios de la Internet, en busca de investigaciones, tesis de grado y documentos que significaran producción de conocimiento sobre las emisoras de interés público. Fue así como se indagó en los siguientes lugares:

Sitios WEB • OIM • INDYMEDIA • ONIC • Fundación HEMERA • PNUD • La Iniciativa de Comunicación • Fundación para el Nuevo Periodismo Latinoamericano • Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO- México • Centro de Competencia en Comunicación para América Latina- FRIEDRICH EBERT STIFTUNG • Revista Chasqui • CONEICC- Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación. Universidad de Monterrey, México. Publicación RAZÓN Y PALABRA.

Ministerio de Comunicaciones – ACPO, Diagnóstico del servicio de radiodifusión de interés público. Bogotá, 2003.

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Universidades • Corporación Unificada Nacional de Estudios Superiores (CUN) • Universidad Cooperativa de Colombia • Universidad La Gran Colombia • Universidad Nacional de Colombia • Universidad del Rosario • Universidad Jorge Tadeo Lozano • Universidad Sergio Arboleda • Universidad Central • Universidad Pontificia Javeriana • Universidad Minuto de Dios • Universidad de La Sabana • Universidad Externado • Universidad Santo Tomás • Escuela de Administración, Finanzas y Tecnología (EAFIT) • Universidad Nacional de Colombia • Universidad Pontificia Bolivariana • Universidad de Antioquia • Universidad Autónoma del Caribe • Universidad del Norte (Uninorte) • Universidad Tecnológica de Pereira • Universidad del Valle • Universidad Santiago de Cali • Universidad de Medellín

• • • • • • • • •

1.1. Muestras

Emisoras de alcaldías: • Puerto Lleras, Meta • San Pablo, Bolívar • La Ceja, Antioquia • Pereira, Risaralda • Calarcá, Quindio • Versalles, Valle

1.1.1.Emisoras La muestra de 58 emisoras de interés público fue tomada de un universo de 145, teniendo como variables de estratificación las categorías del municipio al cual pertenecen y las regiones en las que se subdivide el país. Fue así como se establecieron seis estratos correspondientes a las seis categorías de municipios en una dirección y siete estratos correspondientes a las siete regiones de división del país, en otra.

10

La asignación de los tamaños de la muestras en cada estrato se hizo proporcional al tamaño de los estratos y la escogencia de los individuos de la muestra mediante la técnica para muestreo por estratificación en dos direcciones, ideada por Bryant, Harley y Jensen en 1960 2 La confiabilidad del estudio es del 95% y el error máximo permitido en la estimación de proporciones poblacionales es de 0.1. Las emisoras que hicieron parte de la muestra fueron las siguientes: Emisoras del Ejército: • Tibú, Norte de Santander • Barrancabermeja, Santander • San José del Guaviare, Guaviare • Granada, Meta • Bucaramanga, Santander • Maicao, Guajira 2

Bogotá, D.C. Palmira, Valle Andes, Antioquia Chaparral, Tolima San Vicente del Caguán, Caquetá Florencia, Caquetá Neiva, Huila Tumaco, Nariño Popayán, Cauca

Emisoras de la Policía Nacional: • Yopal, Casanare • San José del Guaviare, Guaviare • Villavicencio, Meta • Valledupar, Cesar • Montería, Córdoba • Arauca, Arauca • Riohacha, Guajira • Barranquilla, Atlántico • Cartagena, Bolívar • Santa Rosa de Viterbo, Boyacá • Tunja, Boyacá Emisoras de la Armada: • Corozal, Sucre • Tumaco, Nariño

Emisoras de gobernaciones: • Yopal, Casanare • Manizales, Caldas Emisoras de cabildos indígenas: • Fonseca, Guajira • San Andrés de Sotavento, Córdoba • Jardín, Antioquia • Santander de Quilichao, Cauca • Río Sucio, Caldas • Buenaventura, Valle • Silvia, Cauca • Puracé, Cauca • Totoró, Cauca • Morales, Cauca Emisoras de universidades públicas: • Pamplona, Norte de Santander, emisora de la Universidad de Pamplona • Cúcuta, Norte de Santander, emisora de la Universidad Francisco de Paula Santander • Barrancabermeja, Santander, emisora del Instituto Universitario de la Paz • Bucaramanga, Santander, emisoras de la Universidad Industrial de Santander (A.M. y F.M.)

COCHRAN, G., William, Técnicas de Muestreo. México, Cia. Editorial Continental, S.A. de C.V. 1980.


• Tunja, Boyacá, emisora de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia • Bogotá, D.C., emisora de la Universidad Nacional de Colombia • Sincelejo, Sucre, emisora de la Universidad de Sucre • Cali, Valle, emisora de la Universidad del Valle • Medellín, Antioquia, emisora de la Universidad de Antioquia • Medellín, Antioquia, emisora de la Universidad Nacional de Colombia • Armenia, Quindio, Emisora de la Universidad del Quindio • Pereira, Risaralda, emisora de la Universidad Tecnológica de Pereira

emisoras de interés público en cada uno de los municipios que hicieron parte de la muestra, determinando el impacto en general que poseen en conjunto de acuerdo con la percepción de los radioescuchas.

1.1.2. Oyentes

La siguiente es el diseño muestral con que se aplicó el cuestionario para oyentes:

Los objetivos específicos fueron: • Identificar el nivel de penetración que poseen las emisoras de interés público • Identificar el nivel de conocimiento de la tipología de programas • Identificar el impacto educativo de los programas • Identificar el impacto cultural de los programas y emisoras evaluadas

El objetivo general del diseño y aplicación de este instrumento fue conocer el impacto educativo y cultural de las

RADIO NACIONAL DE COLOMBIA1 RADIÓNICA

EMISORAS DEL CABILDO

Contactos

Error

Efectivas

Error

BOGOTÁ

95

10,1%

11

29,5%

BOGOTÁ

95

10,1%

11

29,5%

JARDÍN

95

10,1%

18

23,1%

ALMAGUER

70

11,7%

13

27,2%

PURACÉ (COCONUCO)

36

16,3%

15

25,3%

TOTORÓ

21

21,4%

16

24,5%

SAN ANDRÉS DE SOTAVENTO

95

10,1%

21

21,4%

TÚQUERRES

95

10,1%

12

28,3%

SANTIAGO

96

10,0%

41

15,3%

ORTEGA

95

10,1%

35

16,6%

BUENAVENTURA

95

10,1%

13

27,2%

698

3,7%

184

7,2%

ARAUCA

95

10,1%

47

14,3%

BARRANQUILLA

95

10,1%

14

26,2%

CARTAGENA

96

10,0%

38

15,9%

SANTA ROSA DE VITERBO

95

10,1%

23

20,4%

TUNJA

95

10,1%

17

23,8%

YOPAL

95

10,1%

49

14,0%

VALLEDUPAR

96

10,0%

48

14,1%

MONTERÍA

95

10,1%

21

21,4%

RIOHACHA

94

10,1%

23

20,4%

SAN JOSÉ DEL GUAVIARE

97

10,0%

49

14,0%

PUERTO CARREÑO

94

10,1%

19

22,5%

1.047

3,0%

348

5,3%

Subtotal

EMISORAS DE LA POLICÍA

Subtotal

Radio Nacional de Colombia y Radiónica fueron incluidas en el diseño muestral, pero las conclusiones no se compararon con los de las otras emisoras dada su cobertura nacional. Igualmente sólo se indagó por estas emisoras en la ciudad de Bogotá, por la misma razón. De este modo se evitó descompensación en la muestra- Los resultados generales para estas dos emisoras se analizan en un capítulo aparte. 3

11


EMISORAS DEL EJÉRCITO Y ARMADA

ANDES

95

10,1%

19

22,5%

BAGRE

95

10,1%

23

20,4%

SAN VICENTE DEL CAGUÁN

96

10,0%

34

16,8%

MAICAO

95

10,1%

28

18,5%

NEIVA

96

10,0%

24

20,0%

GRANADA

96

10,0%

23

20,4%

IPIALES

95

10,1%

21

21,4%

TUMACO

95

10,1%

21

21,4%

TIBÚ

98

9,9%

19

22,5%

BARRANCABERMEJA

95

10,1%

24

20,0%

BUCARAMANGA

94

10,1%

19

22,5%

CHAPARRAL

96

10,0%

53

13,5%

BOGOTÁ

97

10,0%

10

31,0%

PUERTO INÍRIDA

106

9,5%

51

13,7%

TUMACO

95

10,1%

19

22,5%

Subtotal

1.444

2,6%

388

5,0%

LA CEJA

95

10,1%

21

21,4%

SAN PABLO

95

10,1%

21

21,4%

95

10,1%

20

21,9%

94

10,1%

11

29,5%

379

5,0%

73

11,5%

TURBO

96

10,0%

17

23,8%

MEDELLÍN

285

5,8%

35

16,6%

NEIVA

95

10,1%

19

22,5%

PAMPLONA

95

10,1%

14

26,2%

CÚCUTA

99

9,9%

13

27,2%

PEREIRA

95

10,1%

24

20,0%

BARRANCABERMEJA

40

15,5%

10

31,0%

BUCARAMANGA

97

10,0%

15

25,3%

SINCELEJO

94

10,1%

34

16,8%

BOGOTÁ

189

7,1%

23

20,4%

Subtotal

1.185

2,9%

204

6,9%

4943

1,39

1219

2,81%

EMISORAS DE LA ALCALDÍA PEREIRA Y GOBERNACIÓN

LA VICTORIA

Subtotal

12

EMISORAS DE UNIVERSIDADES

TOTAL


2. Estado del arte Luego de hacer un recorrido por diversas bibliotecas, universidades e instituciones se pudo constatar que son pocas las investigaciones sobre emisoras de interés público que se han realizado en los últimos cinco años. Muchas de ellas no corresponden en realidad a estudios profundizados sobre este tema; en algunos casos simplemente se hace un enunciado como apoyo conceptual y teórico, y en otros, los capítulos dedicados a este tipo de emisoras no aportan material significativo.

2.1. Ubicación de los trabajos encontrados Como la mayoría de las referencias corresponden a artículos publicados en revistas; éstas pudieron ser fácilmente ubicadas en bibliotecas generales de la ciudad y de las universidades. En cuanto a las tesis, estaban ubicadas en las hemerotecas de sus respectivas universidades, muchas de ellas en formato digital. En la Pontificia Universidad Javeriana se situaron gran parte de las referencias; esta institución cuenta no solamente con la carrera de Comunicación Social, sino con una emisora universitaria, y revistas especializadas en el tema de la radiodifusión. Otras universidades que cuentan con carreras afines a esta temática como la de Antioquia, la Pontificia Universidad Bolivariana (ambas ubicadas en Medellín), la Universidad del Valle, la Jorge Tadeo Lozano, la Central y la Santo Tomás, que transmiten desde sus sedes, y en muchos casos publican también revistas relacionadas con la radiodifusión, fueron instituciones en las que no fue posible ubicar más de una o dos, o a veces ninguna monografía referida a las emisoras de interés público. A diferencia de éstas, la Universidad Nacional, que tiene efectivamente una emisora universitaria, pero en la que no existen carreras relacionadas con la radiodifusión, cuenta con un número significativo (seis) de investigaciones que estudian especialmente su propia emisora.

tenden, a grades rasgos, hacer un recorrido histórico, iniciando por la fundación y prosiguiendo por las dificultades que encontró en su desarrollo, así como por su impacto y su influencia en el progreso social del país. Los trabajos dedicados a las emisoras universitarias tienen como objetivo resaltar la importancia de éstas en cuanto a forjadoras de cultura. Intentan hacer un estudio de lo que es una emisora universitaria cultural, analizando el contenido de los programas y el impacto en los radioescuchas. En ciertos casos se quiso estudiar el funcionamiento y la organización de la emisora, indagar sobre la audiencia, y examinar sus dificultades de índole económica, administrativa y de identidad. Otros trabajos (la mayoría de las monografías) constituyen en sí mismos propuestas para transformar la estructura de emisoras de interés público: se centran en cambios deseados, tanto administrativos como de programación, producción, publicidad y mercadeo, así como en nuevas alternativas para la participación ciudadana.

2.3. Metodologías empleadas Aunque se trate de un tema muy específico, los estudios de emisoras de interés público establecen diferentes metodologías para hacerlo. La mayoría de las investigaciones son estudios de caso, principalmente de las emisoras universitarias; algunos otros trabajos consideraron un análisis más general de los medios de comunicación, haciendo énfasis en la radio de interés público. La técnica más utilizada por los autores para la realización de su investigación fue la entrevista y la encuesta, aplicada generalmente a las directivas de las emisoras y a los radioescuchas. En muchos otros casos, se hizo un estudio, ya fuese de un grupo de programas escogidos al azar (muestra o sondeo) o de programas particulares.

2.2. Intencionalidad de los trabajos

2.4. Emisoras/poblaciones incluidas en los trabajos encontrados

Las investigaciones sobre emisoras de interés público tienen en general por objetivo la reconstrucción histórica de la emisora, el análisis del estado actual y el estudio de su importancia frente al público que le escucha.

Como lo habíamos mencionado anteriormente, las emisoras de interés público más estudiadas han sido la Radiodifusora Nacional de Colombia (hoy Radio Nacional de Colombia) y las emisoras universitarias.

Debido a que gran parte de los trabajos fueron realizados por estudiantes, profesores y directores de las mismas emisoras universitarias, las investigaciones se concentran especialmente en éstas.

En cuanto a la Radiodifusora Nacional de Colombia, es posible encontrar trabajos que se centran simplemente en recorridos históricos o estudios de impacto sobre el desarrollo social, cultural y político del país. Existe una que otra referencia de la Radiodifusora Nacional de Uribia y de Nazareth, así como de Radiónica 99.1, sobre todo las que hacen investigaciones sobre audiencia joven y poblaciones indígenas (en este caso la comunidad Wayuu).

Cuando no se centran en emisoras universitarias, lo hacen esencialmente en emisoras como la Radiodifusora Nacional de Colombia (hoy Radio Nacional de Colombia). Pre-

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Las monografías y artículos publicados en revistas universitarias y que estudian las emisoras de estas instituciones, son tal vez los trabajos más destacados. Gran parte de las investigaciones abordan emisoras como Javeriana Estéreo, UN Radio, Radio Bolivariana de la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín y la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia. Menos frecuentes son los estudios de emisoras como la HJUT de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y LAUD de la Universidad Distrital. Y encontramos también emisoras universitarias que simplemente son mencionadas cuando el trabajo no se trató de un estudio de una emisora en particular (UST Radio de la Universidad Santo Tomás, Radio Cultural de la Universidad Autónoma de Barranquilla, Radio Universidad Tecnológica del Chocó, Radio Cóndor de la Universidad Autónoma de Manizales, emisora Uninorte de la Universidad del Norte del Atlántico, Univalle Estéreo de la Universidad del Valle y la Emisora de la Universidad de Popayán).

este tipo de emisoras respondan a sus fines. Sin embargo es necesario también cambiar las condiciones del manejo de la radio.

Aunque la mayoría de las emisoras universitarias están dirigidas a la comunidad universitaria (estudiantes, profesores e investigadores), es muy común también encontrar programas enfocados principalmente en público joven y en una audiencia especializada en los temas que maneja cada programa.

En cuanto a las emisoras dependientes de alcaldías y gobernaciones, los trabajos concluyen que existe un reconocimiento de la emisora por parte de la comunidad de la región. Sin embargo urge mayor participación ciudadana, así como un cambio en el esquema tradicional de algunos programas.

Son pocas realmente las investigaciones que se han hecho de emisoras que dependen de alcaldías, gobernaciones y cabildos. En este caso, sólo fue posible hallar dos trabajos que se centraron en la Emisora Cultural Remigio Antonio Cañarte de Pereira y en la Emisora Colombia Amazónica que depende de la Corporación Colombiana para la Amazonía – ARARACUARA Coa, financiada 50% por el gobierno colombiano y 50% por el gobierno holandés.

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Finalmente encontramos un par trabajos que hacen referencia a las emisoras del Ejército, la Policía y la Armada. La emisora más mencionada en estos trabajos es la del Ejército Colombia Estéreo 93.4; sin embargo los estudios no son muy profundos, salvo una tesis que estudia un programa de esta emisora dirigido a integrantes de grupos al margen de la ley.

2.5. Conclusiones generales de los trabajos examinados Las investigaciones estudiadas concluyen en general que es de suma importancia la labor que cumplen estas radios frente a los otros tipos de emisoras. Éstas arrojaron conclusiones positivas y negativas. Las emisoras comerciales se han encargado de dominar los intereses de la juventud y su campo de consumo; por esto las emisoras culturales son una opción para aquellos que buscan en la radio otras alternativas. Muchos trabajo enfatizan que es urgente incentivar la característica de interés público en las emisoras. La presencia del Estado en la radiodifusión es sumamente importante ya que es el primer responsable de que

Los trabajos que estudian las emisoras universitarias coinciden en que deben tener un sentido educativo más pronunciado. Éstas incluyen en su programación un muy bajo porcentaje de horas dedicadas a los programas educativos en comparación con las dedicadas a los programas de índole musical. Igualmente se pudo apreciar que otro problema radica en las dificultades legales, financieras y técnicas, que existe una ausencia de estudios e investigaciones adelantadas por las mismas universidades y que no existe mayor participación de los docentes y los estudiantes en proyectos radiales. Así urge la necesidad de proponer alternativas de fortalecimiento y desarrollo para la radio universitaria colombiana ya que hace parte de instituciones productoras de conocimiento y de difusión del mismo.


3. Marco conceptual 3.1. Lo público Definir un servicio del Estado o de una institución estatal como de “interés público” puede ser considerado como redundante por cuanto una de las funciones primordiales del Estado democrático sería, justamente, garantizar la prevalencia del interés público sobre los intereses particulares. Ahora bien, habría que examinar en principio una definición de lo que es el ámbito de lo público en los Estados democráticos actuales. El concepto de lo público tiene varias acepciones: podría señalarse como aquello que está a la vista de todos,1 es decir, que no está oculto, acepción que implica, como pareja complementaria, el concepto de “lo privado”, aquello de dominio particular. Esta pareja de conceptos se presentan de un modo muy difícil de desligar por cuanto la idea de “dominio” está siempre presente en la construcción política de los términos: aún para el caso de esta investigación se considera como punto de partida la formulación de políticas públicas referidas a las emisoras de propiedad del Estado. Entre estas políticas se señala con claridad una serie de funciones que buscan el establecimiento o el aporte de condiciones para aumentar, o al menos posibilitar, la incidencia de las personas o colectivos sobre las decisiones que los gobiernos toman sobre los aspectos organizativos, legales, políticos, económicos, en suma, normativos, que regulan su vida diaria, esto es, posibilitar su dominio sobre esos aspectos. En similares términos, y según la definición clásica, lo público es aquello que es propiedad de todos, tanto en cuanto se refiere a algo que nos es común, por ejemplo la pertenencia a un mismo colectivo, nación, grupo, región, territorio, como en cuanto a que el mantenimiento y permanencia de ese grupo se logra por los aportes de todos los pertenecientes, en actos y en dinero (impuestos).2 Lo público nos pertenece a todos quienes integramos la sociedad específica de la cual se hable. Sin examinar, por el momento, que esa “propiedad” de lo público está asignada, en las sociedades actuales, al Estado. Podría señalarse también que lo público es aquel ámbito, en la democracia se espera que así sea, en el que participamos todos, en igualdad de condiciones. En latín público (publicus) deriva de popular (populus) y señala a la masa o pueblo. Con lo cual podríamos estar cerca, muy cerca, de la concepción democrática actual según la cual las decisiones de lo público son tomadas por el pueblo, según unas u otras disposiciones que definen los mecanismos para que así se haga. Ahora bien, la palabra populus aludía en principio a los integrantes del ejército romano: a esa masa no precisamente “cívica” sino estructurada militarmente y cuya unidad de sentido (de pertenencia) proviene de la

unidad de mando y de propósitos, y, también, de la constitución mítica de la ciudad romana como pueblo (ejército) guerrero triunfador en las siete colinas.3 Al pasar la unidad de pertenencia y sentido de la primera unidad de “mando” (militar) a convertirse en una pertenencia territorial, el sentido de lo público se aplica a las decisiones que una serie de asambleas toman sobre aquellos aspectos que la vida un territorio estable requiere para su mantenimiento como unidad, es decir, para su continuidad y permanencia como sociedad.4 De otro lado, lo público puede referirse también a la existencia de un ámbito -físico en la concepción de la polis griega; ideológico, jurídico y político en las democracias actuales -donde las variadas concepciones de sociedad, de mundos de la vida, de decisiones referidas a ello, se ponen en cuestión y debate para obtener el cumplimiento del interés y beneficio de todos. Por supuesto esto implica –definitivamente- la manifestación y puesta en debate en el escenario público de los diversos intereses que necesariamente entran en juego. Para cerrar esta parte preliminar debemos señalar que estas acepciones no son excluyentes, al contrario forman ellas un entramado comunicativo donde se superponen unas a otras. Así, “patente, manifiesto, visto o sabido por todos”, son nociones que nos hablan de un espacio público donde se sabe, se manifiesta, es decir, se comunica, lo que sucede o lo que interesa. También, la incidencia sobre aspectos del trasegar común de la sociedad y la posibilidad resultante de ello de obtener dominio como consecuencia de ello (por los medios democráticos), implica un ejercicio comunicativo. En fin, y de manera muy clara, el debate de visiones, de posiciones sobre la sociedad y el mundo de la vida, del cual se derivarían acciones encaminadas al mantenimiento de la sociedad, es, predominantemente, una acción de comunicación; sin que se considere sólo como tal la acepción de diálogo entre hablantes, sino también todas las manifestaciones complejas que en la sociedad democrática se producen de diversas maneras y con distintas intenciones en torno a todos los temas. Probablemente sea Habermas quien procure una conceptualización más productiva de aquel “entramado” desde el punto de vista de la acción comunicativa:

El concepto de acción comunicativa fuerza u obliga a considerar también a los actores como hablantes u oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan recíprocamente a este respecto pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio. Los actores no se refieren sin más intentione recta a algo en el mundo objetivo, en el mundo social

Notorio, patente, manifiesto, visto o sabido por todos. Perteneciente o relativo a todo el pueblo. Común del pueblo o ciudad. DRAE. http://buscon.rae.es/draeI/   Gómez, Gabriel, entrevista realizada en el marco de esta investigación. Véase anexos   Aspecto que aparecerá más adelante en esta argumentación referido a la construcción de sentidos de pertenencia “culturales”, o de “identidad cultural”. 4  Cabo de la Vega, Antonio. “Lo público como supuesto constitucional” en Estudios Doctrinales, Núm. 186. Instituto de Investigaciones Jurídicas. 1 2 3

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o en el mundo subjetivo, sino que relativizan sus emisiones sobre algo en el mundo teniendo presente la posibilidad de que la validez de ellas pueda ser puesta en cuestión por otros actores”.5 Esta propuesta nos da cuenta de la multiplicidad y complejidad de intereses, estratégicos o racionales, expresos u ocultos, válidos, consensuados o debatidos, que se encuentran en el escenario de la sociedad y sus interacciones. Ahora bien, el entramado así descrito, tiene otra característica que le proviene de ser una creación humana al mismo tiempo social y en consecuencia histórica: es constituyente y constitutivo de sí mismo, obedece a unas reglas, y al tiempo, en su accionar, se da, al tiempo que transforma, las reglas que lo regulan. La misma democracia en cuyo ámbito se produce esta interacción es un estado dinámico: “Para un régimen democrático, estar en transformación es su condición natural”.6 Aún más, sólo en ese accionar existe; sólo en la práctica de la comunicación existe la democracia como tal. Es en la interacción entre los intereses manifestados por los actores sociales donde se construyen la democracia y la comunicación. Es allí donde tiene sentido la puesta en juego de las posibilidades amplias de participación: en el escenario comunicativo donde se construye la democracia.

3.2. Intereses particulares e interés público

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El interés de lo público no es uno solo. En una democracia convergen diversos intereses. Se plantea aquí una doble dificultad: los intereses individuales serían muy numerosos para lograr que se expresen en un debate, y, ante esto, suele suceder que los individuos se agrupen en asociaciones u organizaciones que “representan” vía asambleas u otro tipo de encuentros públicos los intereses de muchos otros individuos. Situaciones que los Estados democráticos han procesado de diversas maneras: voto popular y universal; instituciones colegiadas representativas; asociaciones gremiales, y, en general, instituciones representativas de diversos niveles, barrial, veredal, municipal, etc. Sin embargo, y como bien lo expresa Rousseau en El Contrato Social, y es el tema que nos interesa: (…) cuando se forman facciones y asociaciones parciales a expensas de la grande, la voluntad de cada asociación se hace general con respecto a sus miembros, y particular con respecto al Estado: se puede decir entonces que ya no hay tantos votos como hombres, sino tantos como asociaciones. Las diferencias son en menor número, y dan un resultado menos general. Finalmente, cuando una de estas asociaciones es tan grande que supera a todas las demás, ya no tenemos por resultado una suma de pequeñas diferencias, sino una diferencia única; ya no hay entonces voluntad ge-

neral y el parecer que prevalece no es ya más que un parecer particular”.7 Es esta la dificultad principal que debe resolverse y que nos atañe principalmente en este marco conceptual. Dificultad que la democracia intenta procesar de manera imperfecta, debe decirse. Sin embargo, lo que nos interesa es, justamente, la práctica real de aquello que Norberto Bobbio llama “la más amplia participación posible”.8 Dada la existencia real de muy diversos intereses, la existencia de intereses disímiles, y, aún, en pugna, es decir, aquello que Rousseau expresa como el peligro de que prevalezca el interés particular sobre la voluntad general, no es suficiente que la democracia establezca las reglas procesales ya mencionadas sino que ellas deben ponerse efectivamente en acción. La garantía de que ello suceda es tarea del Estado. Debe ser posible que los diversos intereses se manifiesten, explícitamente, en escenarios públicos, es decir, donde estén a disposición, conocimiento y alcance de todos. Pero no basta con eso, deben poder expresarse, argumentarse, debatirse y resolverse en público, de manera que las decisiones producto de ello –decisiones que afectan las vidas de todos y cada uno de los integrantes de la sociedad- sean decisiones colectivas que se orienten a entregar a personas y colectivos la más amplia libertad posible para construir y poner en juego sus sentidos y proyectos de vida; esto es, parafraseando a Amartya Sen: agenciar y construir los entornos, las situaciones, acciones y cosas de las que tenemos razones para valorar y desear.9 Ahora bien, la democracia actual es un sistema político complejo, en donde la posibilidad y la capacidad de expresión, argumentación y debate sustanciales requieren –además de la participación en equidad- disponibilidad y acceso a información cualificada y veraz sobre los contextos particulares: decisiones que afectan a los actores sociales en sus intereses, alternativas y posibilidades existentes, temas/intereses de todos los actores sociales y los horizontes de sentido que se juegan, y, aún, sobre otros horizontes de sentido, posibles y/o deseados. Dada la presencia de múltiples sectores que agencian sus intereses de manera deliberada, y ante la posibilidad de que se ejerzan esos intereses mediante la puesta en juego de estrategias encaminadas al logro de fines particulares, y ante la complejidad y dificultad de acceso de todos a los escenarios institucionalizados de “lo público” (democracia representativa), los medios de comunicación, particularmente los medios públicos, tienen una tarea esencial en la constitución de espacios para la información cualificada y para la expresión de la diversidad de intereses en igualdad de condiciones. De manera que se contribuya desde ahí de forma sustancial al cumplimiento de los presupuestos

Habermas, Jürgen, Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos, Madrid, Cátedra, 1989, p. 493.   Véase Bobbio, Norberto, El futuro de la democracia. Bogotá, Fondo de Cultura Económica. 2000. Rousseau, Juan Jacobo, El contrato social. Libro II, Capítulo III. http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/67920621093403895465679/index.htm 8   “…inicialmente se entiende por régimen democrático un conjunto de reglas procesales para la toma de decisiones colectivas en el que está prevista la más amplia participación posible de los interesados”. Bobbio, Norberto, Op. cit. 9   Sen, Amartya. Desarrollo y Libertad. Bogotá, Planeta Documento, 2000, p. 35. 5 6

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de expresión, argumentación y debate que conduzcan a decisiones cualificadas e incluyentes. Ahora bien, una cosa es todo lo que se ha planteado desde el punto de vista de la comunicación y otra son las decisiones que idealmente se derivarían de ello, que en la democracia se resuelven por la vía de la representación. Desde un punto de vista legal, ello puede funcionar. Pero desde el punto de vista de la legitimidad, esto es, desde una convicción –probablemente o idealmente presente en todos los actores- de que los (sus) intereses están cabalmente representados; y que, consecuentemente, son considerados y contrapesados con otros en igualdad de condiciones, pues la mecánica de la representatividad deja mucho que desear para la sociedad en general y para cada uno de ellos en particular. En ese sentido la democracia es dinámica. Esto es, las decisiones tomadas en ámbitos representativos continúan –en otros términos- o deben verificarse aún, en el debate público. Tanto a cada momento como en el transcurso de la historia.10

3.3. Opinión pública En torno al tema de la opinión pública normalmente existe una serie de malos entendidos. Esta confusión responde principalmente al hecho de que se confunden los distintos significados del concepto “público”. Por un lado se lo usa al referirse al público destinatario de los medios de comunicación de masas, por otro para señalar al carácter de la función que juegan las entidades públicas y, finalmente, para señalar el ámbito del que hacen parte todas aquellas cosas que se identifican como de interés para todos los habitantes de una determinada geografía, en las que ellos, en su papel de ciudadanos pueden y deben involucrarse con el fin de hacer parte en la toma de decisiones.11 Entender la opinión pública como el conjunto de informaciones dirigidas al público de los medios, es restringir su potencial como fuerza capaz de incidir en la toma de decisiones sobre los aspectos de interés común y, a la vez, dejarle a los medios de comunicación la total responsabilidad en la configuración de la misma, a la vez que atribuirles un poder absoluto en dicho proceso. Una revisión a las teorías de comunicación y a la literatura sobre opinión pública nos muestra que la influencia de los medios de comunicación en la forma de pensar de las personas no se da de manera directa ni inmediata. Esta influencia está determinada por múltiples factores que intervienen en el proceso de recepción, entre las que vale la pena mencionar la formación escolar, los intereses indivi-

duales y colectivos, las identidades de adscripción y hasta las historias personales de las personas con sus respectivos componentes afectivos.12 De esta manera es claro que los medios de comunicación no configuran por sí solos la manera de pensar de las personas, aunque esto no significa que no constituyan uno de los elementos fundamentales en dicha configuración, elemento que entra en interacción con los señalados en una dinámica procesual que da como resultado determinadas tendencias de opinión sobre temas específicos. Entender la opinión pública como aquella relacionada con lo que afirman los públicos es también una manera recortada de comprenderla. En este sentido esta opinión no es solamente el resultado de la aplicación de instrumentos cuantitativos que recogen las percepciones entre el público frente a diferentes temas. En otras palabras, la opinión pública no es solamente el resultado de encuestas de opinión. Más bien, estas encuestas permiten visibilizar con criterios de validez estadística un momento en la conformación de formas de pensar sobre temas específicos, reflejando tendencias y aproximaciones, sin que por ello sus resultados constituyan verdades sociales terminadas. La fuerza de la opinión pública no radica en los resultados de las encuestas de opinión, sino en su capacidad de generar climas proclives o enfrentados a diferentes temáticas o circunstancias, los que a su vez, se constituyen en escenarios que pueden ser generadores de cambio social o de resistencias al cambio.13 La opinión pública, parafraseando a Habermas,14 es un conjunto de opiniones que en un momento determinado se “agavillan” para constituirse en referentes imprescindibles para la comprensión de realidades sociales configuradas en torno a temáticas de interés previamente instaladas en la sociedad misma. Así, la opinión pública es ante todo un hacerse opinión pública.15 Se trata de un proceso en el que intervienen múltiples actores, temas y circunstancias, en el cual el papel protagónico radica en los actores de la sociedad civil conformados en grupos de interés, que hacen suyas determinadas preocupaciones de interés común. Los medios de comunicación de masas, conscientes de su papel como actores complementarios, pero fundamentales, en el proceso de conformación de la opinión pública, para contribuir de manera no ideológica en la configuración de las realidades sociales,16 dichos medios, y esto aplica de manera fundamental para las emisoras de interés público, “han de entenderse como mandatarios de un público ilustrado, cuya disponibilidad al aprendizaje y capacidad de crítica presuponen invocan y a la vez refuerzan.”17

Habermas, Jürgen, “Nexo entre democracia y derecho” en Ensayo y Error. Abril 1998, Bogotá, Panamericana. Pág. 86. Véase Habermas, Jürgen, Historia y crítica de la opinión pública, México, Gustavo Gili, 1986, cap. 1. Véase Muñoz, Alejandro, Monzón y otros, Opinión pública y comunicación política, Madrid, Eudema, 1992. 13 Asociar de manera directa la opinión pública con las encuestas de opinión es una tendencia de la que incluso hacen parte autores tan importantes como Pierre Bourdieu (Véase Bourdieu, Pierre, Pensamiento y acción. Buenos Aires, Zorzal, 2002) y Giovanni Sartori (Sartori, Giovanni, Homo Videns. La sociedad teledirigida. Buenos Aires, Taurus, 1998). 14 Habermas, Jürgen. Facticidad y Validez. Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso. Madrid, Trotta, 1998, cap. 8. 15 Véase Crespi, Irving, El proceso de opinión pública. Cómo habla la gente. Barcelona, Ariel, 2000. 16 Véase Berger, Peter y Luckman, Thomas. La construcción social de la realdad. Buenos Aires, Amorrortu, 2003. 17 Habermas, Jürgen. Facticidad y Validez, .Op. cit. página 460. 10 11 12

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3.4. Identidades culturales La expresión de intereses colectivos –sobre todo de grupos (organizaciones, asociaciones, etnias, sectores sociales) que históricamente han tenido poco o ningún acceso a espacios de expresión y decisión- está atravesada por el problema de una identidad que proporcione sentido a su existencia como colectivo y por consiguiente a las posibilidades de que sus manifestaciones, deseos e intereses sean posicionados y/o visibilizados con la fuerza necesaria en los espacios de la agenda pública. El ámbito de “lo público” es la arena de una “competición/confrontación de sentidos diversos”18 que pugnan por ser reconocidos-visibilizados y tenidos en cuenta para ganar la fortaleza colectiva necesaria para que sus intereses tengan capacidad decisoria. En estos términos, la fortaleza y “presencia” de los sentidos colectivos está relacionada directamente con la “cohesión” de las identidades de esos colectivos; y al mismo tiempo, dadas las características de los procesos identitarios, con la disponibilidad de espacios donde dar trámite a esos procesos. Dado que la unidad de sentido que estaba garantizada por la tradición en Occidente desaparece con la secularización producto de la Ilustración, y dada la fragmentación, la heterogeneidad y la dispersión de individuos y grupos, el escenario de construcción de sentidos viene a ser un escenario comunicativo, escenario en el que por supuesto juegan un papel central los medios de comunicación de masas. No se trata, como podría parecer, de que la producción de identidades y sentidos culturales desaparece como construcción simbólica: se trata de que el escenario es otro y los actores son otros.

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La pugna es en algún sentido globalizada, no solamente por la incidencia de la Internet; antes de ello ya la transculturación, la competencia por así decirlo, era global y no era exclusivamente ocasionada por los medios de comunicación. Para citar un ejemplo en torno del llamado consumo cultural, baste hablar de la música, del rock, que es “global” desde la década de los 70. Existen hoy múltiples sentidos del mundo que compiten por su presencia en lo que llamábamos la arena de la confrontación –y en eso se sigue la formulación de Gramsci referida a la dificultad para desarrollar un proyecto cultural que abarque la interpretación de una (la) nación-, cuyo resultado, en el caso que nos ocupa, son decisiones que afectan prácticamente los propios mundos de la vida, y en

el proceso, justamente, construyen o reconstruyen otros mundos de la vida u otros sentidos para ellos. 19 Se trata en fin, de reconocer la existencia de la confrontación/pugna de sentidos, globalizada, en los términos ya planteados. Y, en cuanto a ello, y para nuestro caso, la necesidad e importancia, de que se posibilite la presencia de esos diversos mundos de la vida en el espacio de lo público, reconociendo también con claridad la dificultad o desventaja que varios de ellos tienen para hacer presencia sustancial en aquella “arena”. Tal como lo expresa María Cristina Mata, “La centralidad que hoy tienen los medios masivos en la producción de los discursos públicos y en la esfera del consumo cultural, hace de ellos una vía privilegiada para la constitución de identidades individuales y colectivas”.20 Esto presenta para el estudio dos aspectos, uno, desde el punto de vista de las emisoras y derivado de su señalamiento como de interés público –y consecuente con la revisión del concepto de lo público y del interés de lo público-: la obligación para las emisoras de abrir los espacios para la expresión de la diversidad cultural y de sentidos. Dos, para los productores radiales y derivado del reconocimiento de la “competencia de sentidos”, nacional y global: la necesidad, la obligación, de dotarse de un derrotero y una “agenda propia”, que interactúe en el contexto de los medios existentes y su oferta radial, y que busque, señale, apele y convoque a una audiencia claramente establecida, desde un proyecto comunicativo propio.

3.5. Proyecto comunicativo Para el logro de cualquier objetivo de comunicación no basta con emitir mensajes, no sólo porque la producción de mensajes (radiofónicos en nuestro caso) se da en unos marcos determinados, sino también porque para interactuar, para tener presencia –escucha- en medio de la multiplicidad de sentidos que se cruzan, ellos mismos (los mensajes radiofónicos y en últimas las radios mismas) deben tener una identidad que los señale como significativos para la audiencia.21 Significación que se pulsará desde diversas categorías que pueden variar según los países o las regiones, pero que, según las experiencias y las manifestaciones de los expertos entrevistados y revisados, debe considerarse desde al menos estos tres aspectos: i) su capacidad de acompañar a la audiencia, donde se alude al predominio de la cultura oral, en Colombia y en Latinoamérica; ii) su capacidad para interlocutar con las audiencias, es decir, de poner en juego

Toro, José Bernardo, entrevista realizada en el marco de esta investigación. Véase anexos. Citado por Rama, Ángel en “La narrativa de Gabriel García Márquez. Edificación de un arte nacional y popular” en Cuadernos de la Gaceta de Colcultura, Bogotá, Colcultura. 1991 Mata, María Cristina. “Radio: memorias de la recepción. Aproximaciones a la identidad de los sectores populares” en Sunkel, Guillermo (Coord.), El consumo cultural en América Latina, Bogotá, Convenio Andrés Bello, 1999. El argumento no se encamina precisamente a “sobrevalorar” la vía como lugar único ni suficiente para ello. En esos términos, continúa así: “Su comprensión como espacio donde también se libra la lucha por el consenso, es decir, donde están presentes aunque de manera desigual las ofertas de sentido realizadas desde el poder y las demandas provenientes de los sectores subalternos permiten restituirle relevancia analítica a (un medio como) la radio” Planteamiento que refuerza la idea de confrontación de sentidos. 21 Gómez, Gabriel, entrevista realizada en el marco de esta investigación. Véase anexos “…un mensaje radiofónico que no se escucha no es radio”. 18 19 20


asuntos de interés de la audiencias, sea en términos de aportar en situaciones relevantes para ellas, o, más allá, en términos de aportar información relevante para la solución o comprensión de ellas o, en suma, iii) para posibilitar a través de la compañía e interlocución la toma de decisiones relevantes, o, incluso, para la toma de posiciones y acciones encaminadas a incidir sobre las decisiones que más arriba planteábamos.22 Así, una propuesta comunicativa radiofónica que se pretenda de interés público requiere de una apuesta consciente por la consolidación de un escenario en el que hagan presencia diversos puntos de vista provenientes de la mayor cantidad posible de grupos identitarios, de manera tal que sea consecuente con su papel como escenario de lo público, esto es, que, además de constituirse en escenario de interacción y puesta en circulación de múltiples miradas, se autodetermine como garante de las condiciones para la interlocución de dichas miradas, a partir de la generación de informaciones y relatos proclives al juego democrático de las sociedades en las que actúan. Esto, a su vez, implica la determinación de maneras de apelar a sus oyentes que parta de su reconocimiento efectivo, que generen cercanía y confiabilidad, que los convoque a la participación a la vez que los acompañe, todo a partir de elementos significativos de sentido que, sin dejar de ser múltiples y diversos, contribuyan a la consolidación de espacios de encuentro en los que sea posible la construcción de sentidos compartidos. Hasta aquí la exposición de los elementos conceptuales que orientarán la interpretación de los resultados de los instrumentos empleados para la realización de la investigación. Los capítulos que siguen a continuación se centrarán en la exposición de los resultados obtenidos luego de la aplicación de dichos instrumentos.

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Enlazando con los argumentos ya referidos sobre lo público y el papel en ello de las radios de interés público, Bernardo Toro expresa: “toda información que aporte a la solución de problemas o al establecimiento, al mejoramiento, de condiciones sociales que conduzcan hacia una vida digna, constituyen información, es construcción de pensamiento, y esa información y construcción de pensamiento es un bien público…” Véase anexos 22


4. Estructuras organizacionales y sistemas de gestión de las emisoras de interés público 4.1 Instituciones licenciatarias En cuanto a las instituciones licenciatarias, las emisoras del Ejército Nacional alcanzan un 26% del total de emisoras de interés público incluidas en la muestra, lo que refleja el peso que estas emisoras tienen en el conjunto de las radios de interés público en el país, caso extraordinario en Latinoamérica donde los ejércitos nacionales tienen en total un número cercano a diez emisoras. En segundo lugar en frecuencia están las emisoras adjudicadas a universidades que constituyen un 21% de la muestra encuestada. Luego siguen las emisoras de la Policía Nacional con el 19%; después de éstas un 17% de emisoras adjudicadas a los cabildos indígenas. Las adjudicadas a alcaldías municipales representan un 10% y las emisoras de gobernaciones y de la Armada Nacional un 3% para cada una. Así, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional reúnen el 48%, casi la mitad de emisoras de interés público en el país. Otro dato significativo es que los cabildos indígenas, formas de organización que pueden asimilarse a alcaldías y/o gobernaciones toda vez que rigen –desde sus culturas es-

pecíficas, reconocidas por la Constitución Nacional- la administración de sus territorios, tienen casi una quinta parte de las emisoras, porción muy cercana a la de las emisoras universitarias en el marco general de la muestra. Ahora bien, unificando cabildos con alcaldías y gobernaciones, en razón del argumento expuesto, encontramos que estás tienen un total del 30% de las emisoras de la muestra. Un resumen general de este aspecto nos muestra que casi la mitad de las emisoras de la muestra pertenecen a las Fuerzas Armadas y de Policía; le siguen los cabildos, alcaldías y gobernaciones, es decir, las instancias de administración regional con casi un tercio del total, y, finalmente, las emisoras universitarias, con un poco más de la quinta parte del total. A renglón seguido se presenta la tabla que discrimina las entidades adjudicatarias de licencia para las emisoras de la muestra, la presencia de organigrama dentro de su estructura interna y las instancias institucionales de las que ellas dependen:

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4.2 Instancias de las que dependen las emisoras de interés público En cuanto a las instancias de las que dependen estas emisoras dentro de la organización adjudicataria, vemos que un 34% están asignadas a las Oficinas de Comunicación o sus similares. Aparecen en segundo lugar con un 25%, emisoras asignadas a secciones sectoriales de mayor jerarquía, como puede ser la Dirección Integral del Ejército, y/o rectorías, vicerrectorías o secretarías generales para el caso de las universitarias. Dependiendo directamente de la dirección de la entidad adjudicataria, en este caso de los Cabildos Indígenas aparece un 7%, cifra distante de las dos primeras. Dependiendo de comandos departamentales del Ejército aparece también un 7%. Y dependiendo de la coordinación de emisoras del Ejército, sección centralizada, aparece un 5% del total de las emisoras. Un 2% las emisoras de interés público dependen de diversas secciones, entre las que podemos encontrar direcciones nacionales y secciones administrativas; encontrándose también una alta variación en la dependencia de instancias ubicadas dos o tres niveles por debajo de la(s) dirección(es) general(es). Es decir, existe una relación organizativa más bien indirecta con sus respectivas direcciones institucionales. Aparece incluso una persona individual en el caso de un cabildo. Puede concluirse que poco más de un tercio (34%) de las emisoras dependen en sus entidades de la instancia más natural, o más razonable por así decirlo, esto es, de las oficinas de comunicación. De otro lado, es significativo que una cuarta parte de las emisoras reportan a instancias directivas centrales. De manera que la mayoría de las emisoras (59%) dependen de la centralidad de la institución adjudicataria. Incluso, si se agregase a este dato el 7% que corresponde a la dependencia directa del cabildo (entidad adjudicataria de un 17% de las licencias) la dependencia directa de la “centralidad institucional” alcanza dos tercios del total de la muestra.

4.3. Inclusión de las emisoras de interés público dentro de los planes de desarrollo institucionales Otro de los parámetros que nos permiten perfilar la gestión de las emisoras de interés público en su articulación

con la entidad concesionaria y verificar la importancia que se le otorga dentro de la misma, es la inclusión de la emisora en los planes de desarrollo institucionales. Desde esta perspectiva, vemos que el 86% de las emisoras expresa que son incluidas en el Plan de Desarrollo de su entidad mientras que el 14% manifiesta que no los son, aunque sólo el 33% de las emisoras conocen su presupuesto y el 41% cuenta con área administrativa propia.

La inclusión de la emisora en el plan de desarrollo de la entidad es un buen indicador de la importancia otorgada a ésta por la entidad. Sin embargo, sólo un tercio de las emisoras conoce su presupuesto con anticipación, indicador que muestra un bajo porcentaje en independencia y capacidad de planeación, dato que se precisa más adelante. Además de que menos de la mitad de la muestra (41%) presenta un área administrativa propia. La Policía, la Armada, las gobernaciones y los cabildos, son las entidades que muestran mejor ánimo de inclusión de sus emisoras dentro de sus planes de desarrollo, más es inconsistente con ello el porcentaje de conocimiento que ellas tienen de su presupuesto. En los tres aspectos referidos las emisoras universitarias muestran un mejor balance. Ver diagrama de barras.

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24 4.4. Actividades de las emisoras de interés público que son objeto de planeación En cuanto a las actividades de la emisora que son objeto de planeación, vemos en el diagrama de barras siguiente que aproximadamente un 90% de las emisoras otorga mayor importancia a la planeación de la programación radial; un 60% para la planeación del desarrollo tecnológico y de la gestión administrativa. Un menor porcentaje da importancia a la gestión financiera.


En la siguiente gráfica se discrimina con mayor detalle la planeación de las actividades descritas por tipo de institución. Observamos que las emisoras de las gobernaciones y la Armada ponen mayor empeño en la planeación de sus actividades, principalmente en programación, desarrollo técnico y gestión administrativa; por otro lado, las emiso-

ras de alcaldías dedican menos esfuerzo a la planeación de sus actividades. Las emisoras de universidades muestran un mejor balance en los cuatro aspectos indagados. Por último, cabe anotar que las emisoras del Ejército dedican menores esfuerzos que las otras a planear su gestión financiera.

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4.5. Generación de cronogramas Puede verse en el cuadro adjunto que sólo en el 60% de los casos las actividades de planeación generan un cronograma escrito, lo cual se constituye en una debilidad toda vez que toda planeación requiere de al menos un cronograma general que se convierta en guía de ejecución de lo planeado y en herramienta de evaluación de la misma; el 62% de las emisoras reportan tener un organigrama, con una gran variabilidad a juzgar por el alto valor de la desviación típica que se muestra con los porcentajes en la siguiente tabla.

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En términos generales sólo un 10% de las emisoras manifiesta no realizar actividades de planeación. El siguiente diagrama de barras nos muestra estos aspectos de manera más detallada. Parece revelarse la presencia de personal inexperto y con menos escolaridad en las emisoras de los cabildos, a lo que se suma que presentan uno de los menores niveles en la generación de cronogramas escritos y en la definición de organigramas. Las emisoras de las alcaldías no muestran elaboración de organigramas y tienen una baja generación de cronogramas escritos, mientras que las emisoras de la Armada ponen más empeño en estos aspectos. Las emisoras de las universidades salen muy bien libradas con respecto a las demás, destacándose en la elaboración de los organigramas respectivos.


Los cuatro aspectos referidos ofrecen datos sobre la gestión de las emisoras ya que nos informan de su relación orgánica con las entidades respectivas, y al mismo tiempo sobre su nivel independencia relativa en términos administrativos y financieros. De otro lado, la disposición a planear y la capacidad efectiva para hacerlo nos es informada por la existencia de cronogramas que concretan en tiempos y responsabilidades el producto de la planeación.

4.6. Cantidad de personas adscritas a las diferentes áreas de las emisoras Ahora bien, otro aspecto referido al tema gestión es la estructura organizacional de las emisoras. Esta puede estudiarse mediante la pregunta 86, referida al número de personas adscrito a las áreas de gestión que se resumen en los dos cuadros que vienen más abajo.

La mayor media, aunque también la mayor variabilidad, se encuentra en el área de producción de las emisoras; allí también se alcanza el número más alto de personas. Las áreas de apoyo y de archivo cuentan con la menor cantidad de personal, tal como se ve en el primer cuadro. La segunda media nos habla de la situación por tipo de institución y señala que las emisoras de las universidades ubican la mayor cantidad de personas, en comparación con las demás instituciones, en las áreas de producción, programación y técnica respectivamente. Nuevamente, las emisoras de las alcaldías reportan un nivel muy inferior en el personal de estas áreas de trabajo. Las emisoras de la Armada parecen dar mayor importancia que las demás al área de archivo y ubican allí buena parte de su personal. El área de apoyo no tiene mucha importancia en las emisoras de cabildos, gobernaciones y Policía.

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4.7. Escolaridad del personal adscrito a las emisoras

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Una referencia importante ligada a la gestión, y en términos de personal de base de la emisora considerado en su conjunto, es la información sobre sus niveles de escolaridad y experiencia profesional en la actividad radial. Con respecto a la escolaridad alcanzada por el personal de base de las emisoras de interés público predomina el nivel de bachiller y tecnólogo con un 58%, con un 32% para bachilleres y un 27% para tecnólogos.

Esto nos señala que menos de la quinta parte (16%) del personal de base tiene formación universitaria, considerando, aún, que la encuesta indaga por nivel máximo alcanzado o cursado en el momento, sin requerir obtención de grado. Un pequeño 3% alcanza el nivel de primaria. Esto se resume en la tabla siguiente, destacándose que 42 emisoras cuentan con personal universitario o de postgrado y que hay emisoras con 16 universitarios o con 7 posgraduados, siendo estas dos categorías las que tienen mejor promedio. El promedio de integrantes de las emisoras con estudios en primaria es inferior a dos personas y se ubican sólo en seis emisoras, una de ellas con tres personas, correspondiente a un cabildo indígena.


4.8. Experiencia radial del personal adscrito a las emisoras El siguiente gráfico muestra los niveles de personal con o sin experiencia radial. La media del número de personas con experiencia (2,71) es ligeramente superior a la de per-

Señalados los aspectos anteriores sobre institucionalidad en lo administrativo, financiero y organizativo, se aborda otro grupo de preguntas referidas a la capacidad y posibilidad de las emisoras para obtener recursos mediante servicios de producción y otras acciones de gestión.

sonas sin experiencia (2,47). Sólo en las emisoras de los cabildos se encuentra mayoría de personal sin experiencia, mientras que las gobernaciones parecen no vincular personal inexperto, y las emisoras de la Armada muy poco. Las universidades muestran mayor equidad en la vinculación de personas de estas dos condiciones.

4.9 Formas de obtención de recursos Con el análisis de la pregunta 92 puede verse que las emisoras de interés público en general no obtienen recursos a través de la prestación de servicios a terceros. Se concentran más en la gestión de patrocinios, auspicios y donaciones como se muestra en el cuadro siguiente.

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Mirado este tema por tipo de emisora observamos que la gestión de auspicios es el fuerte de las emisoras del Ejército y de los cabildos, mientras que la gestión de patrocinios lo es de las emisoras de alcaldías y universidades, al tiempo que las emisoras de la Policía se inclinan por la gestión de donaciones. Es de resaltar que en el caso de las emisoras de la Armada y de las gobernaciones no aparecen repor-

tadas acciones encaminadas a la gestión de recursos. Es igualmente interesante que, aunque el porcentaje no es muy alto, los demás tipos de emisoras dedican acciones a prestar servicios a terceros, siendo las emisoras universitarias las que alcanzan un mayor nivel de gestión en este campo.

En cuanto a otras actividades de gestión tenemos que durante el último año un 48% de las emisoras han presentado proyectos a entidades diferentes a las adjudicatarias con el ánimo de gestionar recursos, siendo las alcaldías las preferidas en tanto destinatarias de dichos proyectos (34%), seguidas por los ministerios con un 24% y por el sector privado con el 19%. Dos datos adicionales relevantes: 1.) Aunque el carácter público de estas emisoras implica que su gestión financiera no depende del sector privado, en términos de la gestión misma, la realización de acciones tendientes a generar puentes con dicho sector deja ver que la gestión de lo público puede ser considerada como un aspecto de interés de toda la sociedad, por lo que la escasa presencia de acciones dirigidas al sector privado (19%) muestra una debilidad relevante. Esto, sumado a que las acciones dirigidas a gestionar recursos ante

embajadas, entidades internacionales, fondos nacionales y sindicatos, en conjunto, no alcanza a sumar el 1%.

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Si observamos los resultados obtenidos por estas gestiones vemos que, a pesar de lo expuesto arriba, en términos generales, ha habido éxito. De donde, es posible afirmar

que si se ampliara la gestión a otros sectores distintos a los oficiales, dicho éxito se potenciaría de manera significativa.

Los recursos obtenidos son en su mayoría económicos y en especie. Con un bajísimo porcentaje recursos de promoción para la emisora. Ver gráfico siguiente.

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Un resumen de este numeral señala lo siguiente: En cuanto a entidades adjudicatarias casi la mitad de la emisoras pertenecen a las Fuerzas Armadas y de Policía. En cuanto a su institucionalización, es decir, su ubicación dentro de los cronogramas y relación con las entidades adjudicatarias, más de un tercio de las emisoras dependen de las oficinas de comunicación. Más de cuatro quintas partes de las emisoras son incluidas en los planes de desarrollo institucional. Aunque un 41% disponen de área administrativa propia, sólo el 33% conoce su presupuesto con anticipación. Las universidades y las fuerzas armadas reportan altos porcentajes de existencia de organigramas escritos, lo cual es coherente con el alto grado de formalización institucional de este tipo de entidades. En cuanto a planeación de actividades, se reporta que el mayor porcentaje (90%) de esta actividad se dedica a la planeación de la programación radial. Un 60% planea el desarrollo tecnológico y la gestión administrativa. Pocas dan importancia a la planeación financiera. En general, las emisoras universitarias manifiestan actividades de planeación balanceadas en todos los aspectos. Ahora, bien, a pesar de lo planteado, estas actividades de planeación sólo dan lugar a cronogramas en un 60% de los casos. En el aspecto de estructura organizacional el personal asignado por áreas organizacionales es más alto para las áreas de producción. Muy bajo en las áreas de apoyo. En términos de escolaridad y experiencia del personal, menos de la quinta parte del personal de base tiene formación universitaria, siendo los bachilleres y tecnólogos más de la mitad de los integrantes de las emisoras. Igualmente, más de la mitad del personal ha tenido experiencia previa en radio.

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En el tema gestión de recursos estas emisoras se financian por asignación de sus instituciones adjudicatarias; no obtienen recursos propios de la prestación de servicios, aunque obtiene patrocinios, auspicios y donaciones. En la búsqueda de recursos a través de proyectos presentados por fuera de sus instituciones, se obtiene resultados exitosos en un 59% y parcialmente exitosos en un 33%.


5. Proyectos comunicativos de las emisoras de interés público La existencia de un proyecto comunicativo que guíe el accionar de las emisoras y la consistencia entre los diferentes aspectos de este apartado nos dará cuenta del grado de claridad que las emisoras tienen con respecto a su quehacer radial y a sus características como emisoras de interés público. Para el examen detallado de este punto recurriremos al análisis de distintos elementos que van desde la existencia de documentos escritos, pasando por el tipo de relación y de conocimiento que tienen estas emisoras de sus oyentes, hasta llegar a la manera cómo estos inciden y participan en la definición de la programación. Esos elementos, mirados en conjunto, nos permitirán sacar conclusiones sobre los proyectos comunicativos.

5.1. Existencia de documentos escritos que determinen las políticas de las emisoras La pregunta 7 indaga por la existencia de algún tipo de documento escrito que determine las políticas de la emisora.23 Se encuentra que un 78% manifiesta poseer algún documento en este sentido. El diagrama de barras indica que los documentos más frecuentes son manuales de funciones y procedimientos, documentos de programación y proyecto de creación de las emisoras; por su parte, los documentos de código de ética alcanzan un 45%, aproximadamente. Documentos referentes a política de audiencias sólo superan un escaso 32%.

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Sin embargo, aunque 45 emisoras manifiestan tener algún un documento, 20 de ellas se disculpan de presentarlo al encuestador aduciendo diferentes razones.

5.2. Criterios para organizar la programación Los tres criterios más mencionados para organizar la programación son aquellos relacionados con el cumplimiento de la misión institucional, con la función educativa y cultural, y con algún tipo de estudio o conocimientos básicos y gustos de los oyentes. 23

Entre éstos, sobresalen criterios referidos al cumplimiento de la misión institucional, con cerca de un 80%. Cerca de la mitad menciona criterios relacionados con la función educativa y cultural, y por debajo de la mitad aparecen aquellos relacionados con un conocimiento de los oyentes y sus gustos. La participación de los oyentes y la prestación de servicios aparecen en un tercio de los casos como criterio, y aquellos referidos al cumplimiento de instrucciones del nivel central aparecen en una quinta parte de las menciones. Criterios relacionados con aspectos técnicos de la emisora no son tenidos en cuenta al momento de organizar la programación. Lo anterior se ilustra en el gráfico siguiente.

Dicha pregunta es “¿Existe algún tipo de documento escrito que determine las políticas específicas de las emisoras?”


5.3. Determinación de públicos prioritarios Sólo en el 45% de las emisoras se define un público prioritario para orientar las decisiones sobre programación. De las que reportan un publico prioritario, el 42% asume como tal la población joven, el 54% a los adultos y en menor proporción a los niños. Ver tabla siguiente.

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Al hacer la discriminación por tipo de entidad a la que se encuentra inscrita la emisora, encontramos que las emisoras de gobernaciones asumen a todos los públicos como prioritarios; las alcaldías asumen como prioridad los adultos; los cabildos a toda la población; las universidades a

los universitarios. Excepto las emisoras de las alcaldías y del Ejército las demás incluyen las mujeres dentro de sus públicos prioritarios. Ninguna institución militar incluye a los adultos mayores como población prioritaria y sólo la Armada incluye a los niños.

Aparece ya una dificultad para establecer públicos a los cuáles dirigir la programación. En principio, puede ser razonable que las emisoras públicas guíen su programación desde criterios misionales/institucionales. Sin embargo, se esperaría que esos criterios se apliquen en una definición de públicos a los cuales dirigir la oferta radiofónica. A pesar de ello, menos de la mitad de las emisoras define con claridad su público prioritario. Y podemos ver en la gráfica anterior que casi cuatro de los siete tipos de emisoras estudiadas definen a todos los públicos como su “prioridad”.

Entre los criterios para la programación musical se encuentra el gusto de los oyentes, divulgación de temas y ritmos regionales, criterios de identidad cultural, la misión institucional y la divulgación del folclor nacional, siendo estos mayoritarios y en ese orden. Otros expresados son: la no transmisión de música comercial y la no transmisión de música con mensajes negativos. Se presentan criterios definidos para esa decisión en una media de 0.98.

5.4. Criterios para decidir la programación musical Dado que la música aparece como un tema recurrente en los tres programas considerados más importantes por las emisoras, examinamos a continuación los criterios mencionados para decidir la programación musical en las emisoras.

Sorprende el contraste de estos criterios con aquel definido mayoritariamente como criterio para definir programación: “Relacionados con…la misión institucional”.

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Sin embargo, vale la pena señalar que las emisoras de las fuerzas armadas y de la Policía establecen la programación musical como estrategia para captar audiencia y que en las manifestaciones del estudio de audiencia aparecen, precisamente, el entretenimiento y la información como las razones más mencionadas para preferir estas emisoras. Es significativo que los criterios de público destinatario que aparecen débiles en las formulaciones más generales de política de las emisoras parecen aplicarse con mayor deliberación en la definición de programas musicales.

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5.5. Pasos para la inclusión de nuevos programas Los pasos más recurrentes para la inclusión de nuevos programas son la elaboración y estudio de propuestas escritas de programa radial o piloto, y la aprobación de propuestas por parte del director de emisora o de cadena. Esto se aprecia mejor en la tabla que viene. Así mismo en la tabla se resalta el hecho de que sólo en el 33% de los casos la inclusión de un nuevo programa en la emisora obedece a un estudio de audiencias y que en la práctica no existe pilotaje de programas. Las emisoras del Ejército son las que reportan mejor el tener en cuenta los estudios de audiencias para la inclusión de nuevos programas.


Es precaria la capacidad para decidir programaciones específicas con base en definición de audiencias. Establecer públicos prioritarios, una manera quizás más sencilla de construir objetivos de audiencia presenta, aún así, dificultades para las emisoras de interés público tal como se demuestra en los datos señalados en el punto anterior.

5.6. Conocimiento de los públicos Apenas un 21% de las emisoras ordenaron o consultaron un estudio de audiencias. Destacándose entre ellas las del

Ejército (con el 33%) como lo muestra el diagrama de sectores que se presenta a continuación. Este dato es consistente con lo mencionado más arriba en cuanto al resultado del estudio de audiencia, que señala una preferencia por esas emisoras en razón de su oferta. En segundo lugar se ubican las emisoras de las universidades y en el último las de los cabildos. El motivo principal de la realización o consulta de estudios de sintonía fue la promoción del posicionamiento de la emisora, en segundo lugar se usaron estos estudios para realizar cambios en la programación y por último como información general.

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Es relevante señalar, sin embargo, que al reportar la realización de campañas se muestra una mayor capacidad para precisar públicos. Se verá esto más adelante en detalle. Esto podría señalar, quizás, una suerte de “fragmentación” en la programación: es difícil establecer claramente públicos objetivos para el accionar general, pero esto parece más viable en la realización de campañas específicas, muy frecuentemente compuestas de mensajes y menciones cortas. El estudio indaga también por la formulación de un “público ideal” para cada emisora, bajo la hipótesis de que nos puede señalar tendencias en la selección de audiencias: aunque no precisamente estudiadas, sí al menos pensadas o deseadas.

En cuanto a ello, encontramos que las emisoras pertenecientes a cabildos se inclinan por un público más joven; para resaltar: una de ellas responde que su público deberían ser mujeres entre los 3 y los 15 años. Las emisoras de la Policía y del Ejército también prefieren un público relativamente joven. Las emisoras de la Armada reportan el rango más amplio de edades en su público preferido. En cuanto al género de los oyentes, excepto la emisora del cabildo a la que se hizo referencia antes, todas las emisoras escogen ambos sexos como integrantes de su público preferido. (Ver gráfico siguiente).


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Por su parte, el nivel escolar más frecuentemente señalado para ese público deseado es bachillerato, seleccionado por el 52% de las emisoras; seguidamente encontramos el nivel de primaria, el universitario y en último lugar se prefiere al público posgraduado.

Una búsqueda más profunda nos permite mostrar que las emisoras de cabildos y del Ejército prefieren al público de estrato 1; mientras que las demás –excepto las universitarias que idealizan a su público en el estrato 3, se inclinan casi por igual por los estratos 2y3.

El 17.5%, el22.8% y el 36.8% de las emisoras manifestaron que su público ideal debería pertenecer a los estratos 1,2 y 3 respectivamente, lo que suma un acumulado de 77.1% para esos tres estratos. Poco se mencionaron los estratos 4,5 y 6 y muy pocas seleccionaron varios estratos para su público ideal.

Los menores porcentajes de algunas entidades se deben a que las emisoras adscritas a dichas entidades escogieron un rango de valores de estratos para su público ideal y no se representan en esta gráfica.


Para continuar con el análisis de los proyectos comunicativos, que pasa por los criterios de programación y de conocimiento y relación con las audiencias, a continuación introducimos el tema de los públicos determinados para los tres programas considerados más importantes por las emisoras. La siguiente gráfica muestra los principales públicos a quienes las emisoras manifiestan destinar sus tres programas

principales. El programa uno va dirigido principalmente al público adulto, según lo reportan el 37.9% de las emisoras; el 25.9% de las emisoras dedican su programa uno a la familia y en igual porcentaje a otra clase de público. Desde otro ángulo se puede ver en la gráfica que los programas dos y tres se dedican principalmente a la familia y que para los niños y las mujeres muy pocas o ninguna emisora dedica sus programas principales. A los jóvenes se les dedican principalmente los programas dos y tres.

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En las tres gráficas siguientes examinamos en detalle los públicos asignados a los tres programas principales. En el programa uno se nos muestra que la temática que prima y que está dirigida a un público adulto y a la familia no está relacionada con ninguna de las opciones prediseñadas por el estudio, esto es, no se trata de programas relacionados con música, servicio social, educación, justicia y equidad, alternativas para la vida social y colectiva distintas al consumo mercantil, valoración de la diversidad cultural o con valoración y protección de los recursos naturales. Los programas que desarrollan temáticas relacionadas con

el servicio social también están dirigidos a la población adulta y hacia otro tipo de población no prescrita por la encuesta, pero que las emisoras manifiestan como población campesina en general y al margen de la ley. A esta misma población se dirigen los programas cuya temática se centra en alternativas de vida social. Por último vale la pena señalar que la valoración de la divulgación cultural es una temática que se dirige principalmente a la familia, todo esto en lo relacionado con la totalidad de los programas que las emisoras ubican con el más importante dentro de sus programaciones.


Del conjunto de programas ubicados como los que ocupan el segundo lugar de importancia dentro de las programaciones se concluye que se dirigen principalmente a los adultos y a “otro” tipo de población no predeterminado.24 Las principales temáticas para estos programas son la música, “otros” y educación. Se encuentra también que los programas de servicio social y temas de formación

personal, psicológicos, de entretenimiento están dirigidos principalmente a la familia, los de apoyo a las tropas y de corte afectivo dirigidos a “otro” tipo de población. Los programas de alternativas de vida social van dirigidos a los jóvenes principalmente y los de educación a los niños, a la familia y a “otra” población.

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En este punto la encuesta dejó abierta la opción “otro” para la respuesta a la pregunta por el público principal al que se quiere llegar en cada uno de los tres programas más importantes para las emisoras. 24


El programa tres se define para todos los públicos, con la música como temática más frecuente. Puede verse en la gráfica. También los programas de servicio social dirigidos a todos los públicos hacen presencia en el programa tres, así

5.7. Decisiones sobre programación Examinar este punto nos permite tener otra mirada para determinar en la práctica cómo se encarnan los proyectos de comunicación de las emisoras, toda vez que, en la medida en que exista o no una presencia fuerte de los oyentes en la toma de estas decisiones nos indica si los proyectos comunicativos se establecen y se concretan de manera clara en lo relativo con la relación que las emisoras

como los de valoración de la diversidad cultural dirigidos a la familia. Muy escasamente aparecen en este ranking los programas dedicados a la valoración y protección de los recursos naturales.

quieren establecer y establecen en la vida cotidiana con quienes los escuchan. En la gráfica que viene a continuación se muestra cómo el grueso de las emisoras manifiesta que esas decisiones recaen sobre el director de la emisora. Aunque aparece también un número significativo en cabeza de un comité de emisora. (Y podría considerarse que la junta de programación es asimilable a un comité de emisora).

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Esto en cuanto a la resolución de asuntos cotidianos. En cuanto a las decisiones de cambiar programación, muy poco se tiene en cuenta las quejas de los oyentes, según lo

reportan las emisoras encuestadas; este cambio obedece más a decisiones de la dirección de la emisora, de un comité o de una junta de programación. Ver siguiente tabla.

En la gráfica que discrimina los resultados de la tabla se muestra que solamente algunas emisoras de los cabildos

tienen en cuenta las quejas de los oyentes para hacer un cambio en la programación.


Una vez más aparece mayor énfasis sobre el director de la emisora, aunque acá más repartido: con criterios originados en los objetivos institucionales, con el director de la institución y un comité de la institución, en ese orden, pero se mantiene la presencia regular aunque más baja del comité de emisora y de la junta de programación.

5.8. Campañas En las campañas realizadas por iniciativa propia puede verse un mayor nivel de análisis y decisión sobre públicos, temas y formatos; esto es, de alguna manera, la claridad que sobre su agenda puedan mostrar las emisoras. Señalando que las campañas no son el grueso de la programación, pero que en ellas podrían estar aplicando criterios radiofónicos quizá más precisos.

En la producción y emisión de campañas educativas o institucionales por iniciativa propia, encontramos que todas las emisoras realizan este tipo de campaña. Hay diversidad de temas, aunque se coincide en temas de salud, en prevención de accidentes con pólvora, algunos de cuidado del medio ambiente, etc. Eso nos habla de la conciencia que tienen en general estas emisoras sobre su papel como medios de servicio a las necesidades e intereses de sus oyentes. Los públicos prioritarios para los cuales fueron pensadas las campañas tienen similares características. Básicamente sus campañas educativas o institucionales se dirigen principalmente a jóvenes, adultos, a personal de la institución al cual pertenece la emisora, o simplemente a ningún público en particular. Casi ninguna emisora manifestó tener en cuenta particularmente a mujeres, adultos mayores o niños como público prioritario para esta actividad. Ver gráfico siguiente.

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Definitivamente el formato adoptado para campañas fue el de mensajes promocionales, adoptado por un 70% de

emisoras, aproximadamente. Los microprogramas tienen el menor porcentaje. Como lo muestra el grafico siguiente.

En las preguntas 77 y 78, que indagan sobre las actividades adicionales no radiofónicas realizadas por la emisora en los últimos doce meses para promover la educación de los oyentes y para ampliar sus referentes culturales, se obtuvo en promedio un alto nivel de respuesta para cada una de las opciones de las preguntas. Puede pensarse con esto que las emisoras utilizan actividades en busca de una buena relación con los oyentes. En las dos tablas siguientes se resumen los resultados sobre estas dos preguntas: se observa que la divulgación de información educativa, y los

programas para colaborar en la divulgación de campañas del sector educativo tuvieron niveles por encima del 80% en la primera de estas dos preguntas; y los programas con músicos y artistas de la región y los mensajes promocionales para promover el cuidado del patrimonio cultural de la región, tuvieron también altísimos niveles en la segunda, superándose incluso el 90%. La capacitación a poblaciones específicas, los programas con contenidos centrados en ciencia y tecnología y los programas especializados tienen menor nivel de respuesta.


De la misma en la pregunta 79: “actividades (que promueven) la formación cívica y ciudadana”, superan el 90% los

programas que promueven valores en ese sentido y los programas que promueven solidaridad y convivencia.

5.9. Incidencia de los oyentes en la programación

con un 62% de las respuestas, seguida con un 43% para la definición de contenidos de programas. El ejercicio de veeduría es muy débil, según lo reportan las emisoras; éste sólo alcanza un escaso 14%. Ver gráfica siguiente.

La mayor incidencia de oyentes sobre programación está en la definición de temas para campañas educativas

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El mecanismo utilizado para esta incidencia de oyentes es, preferencialmente, la llamada telefónica, según lo reportan el 98% de las emisoras encuestadas. A este le sigue la participación en programas con el 74%; los espacios de opinión en otros medios aparecen con un bajo 10%. Aún

con la tecnología disponible de mayor versatilidad y comodidad, se recurre todavía al envío de cartas, según lo reporta un 46% de las emisoras. Los demás porcentajes se pueden ver el diagrama de barras siguiente.


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Ahora bien, la participación de los oyentes, en general, se concentra en solicitud de temas musicales, con un nivel del 90%, en programas con micrófono abierto con un 71%, en solicitudes para desarrollo de temas en progra-

mas ya existentes con un 64%, y en la solicitud de creación de nuevos programas. Así lo muestra la tabla de resumen que se muestra a continuación.

5.10. Proyectos comunicativos específicos

la existencia de proyectos comunicativos establecidos, la conciencia sobre la audiencia es baja. Esto se refuerza en las consideraciones sobre realización, consulta y uso de estudios de audiencia.

En cuanto al aspecto que nos refiere a proyectos comunicativos y estructura organizacional de las emisoras tenemos las siguientes líneas generales: Es importante constatar que se manifiesta en más de tres cuartas partes de las emisoras la existencia de un documento escrito de política. Se puede notar que muy por debajo de la mitad de las emisoras estos documentos son proyectos comunicativos (debe recordarse que la mitad de las emisoras que manifiestan tener documento escrito eluden la presentación del documento), lo que nos arroja un dato de, stricto sensu, un 36% de documentos presentados. Una mayoría establece criterios de programación muy cercanos a los objetivos institucionales de sus entidades adjudicatarias. Es muy baja, sin embargo, la definición de públicos y la consideración de los oyentes en el diseño de programación. De manera que se puede pensar que a pesar de

Las emisoras manifiestan buen nivel de independencia en sus diseños y decisiones radiales: tienen criterios y procedimientos establecidos en los cuales puede verse decisión propia de las emisoras. Una vez más el conocimiento de las audiencias tiene poco peso en estos criterios. A nivel particular, sin embargo, en los programas definidos como más importantes, y en campañas propias, se nota un mayor esfuerzo para precisar audiencias. Reportan niveles notables de participación de oyentes en aspectos más puntuales, mediante mecanismos no estadísticamente validables, como llamadas, cartas y correos electrónicos. Las emisoras reportan, así mismo, en un buen nivel, actividades no radiofónicas de relación con los oyentes.


6. Mecanismos de financiación de las emisoras de interés público Se aborda aquí otro grupo de preguntas referidas a la capacidad y posibilidad de las emisoras para obtener recursos a través servicios de producción u otras modalidades similares y mediante otras acciones de gestión. En términos generales podemos afirmar que las emisoras de interés público en Colombia no obtienen recursos a través de la prestación de servicios a terceros. Se concentran más en la gestión de patrocinios, auspicios y donaciones

como se muestra más abajo. Igualmente es claro que la gestión de auspicios es el procedimiento fuerte de las emisoras del Ejército y de los cabildos, mientras que la gestión de patrocinios lo es de las emisoras de alcaldías y universidades, al tiempo que las emisoras de la Policía se inclinan por la gestión de donaciones. Las emisoras de las gobernaciones y de la Armada no adelantan acciones destinadas a la consecución de recursos.

47 En cuanto a otras actividades de gestión tenemos que durante el último año un 48% de las emisoras ha presentado proyectos a entidades diferentes a la propia con el ánimo de gestionar recursos, muestran una mayor inclinación por

las alcaldías (el 34%) y en segundo lugar por los ministerios (el 24%). Sólo el 2% de estos proyectos se presentó a sindicatos.


En el diagrama de sectores vemos los resultados de estas gestiones. Puede verse una gestión exitosa en un 59.26%; una gestión parcialmente exitosa en un 33.33% y resulta-

dos no exitosos en un 7.41%. El porcentaje de obtención de recursos (totales o parciales) es del 90%.

Los recursos obtenidos son en su mayoría económicos y en especie. Con un bajísimo porcentaje recursos de promoción para la emisora. Ver gráfico siguiente.

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7. Conexión entre las funciones de las entidades concesionarias y las características del trabajo de las emisoras En el apartado 4 se vio la presencia de las emisoras en los planes de desarrollo y en las misiones de sus respectivas instituciones. En este apartado se examinan conexiones más precisas entre estas instituciones y el quehacer de las emisoras. Para las emisoras de alcaldías (ellas no aparecen en sus respectivos planes de desarrollo) tenemos que los objetivos institucionales que declaran apoyar sus programaciones son predominantemente: difundir información institucional (41%) y contribuir a la representatividad y participación ciudadana con un 25%. Predominantemente se menciona en los planes y misiones de las alcaldías la participación de la comunidad y la articulación de sectores sociales con las administraciones municipales; así mismo, el desarrollo sostenible en relación con el entorno regional, nacional, mundial, y la protección de derechos y logro de calidad de vida.25 Así las cosas, las emisoras de las alcaldías están básicamente al servicio de las administraciones de turno, pues su principal prioridad está ligada a la difusión de informaciones provenientes de la administración municipal respectiva, sin embargo, la no conexión con los planes de desarrollo les impide tener un horizonte y un papel predeterminado en el cumplimiento de las metas de los gobiernos locales. Para las emisoras de la Armada predomina el acercamiento a la comunidad con un 66%, detallándose este acercamiento como prestar servicios, apoyo a la idiosincrasia regional y ganar respaldo de la población. Enfatizando su misión institucional: “…la defensa de la nación (…) y la protección de los intereses de los colombianos”.26 En este sentido las acciones de estas emisoras están en completa concordancia con los fines de la institución en la que se inscriben. Las emisoras del ejército refieren como sus objetivos institucionales mas apoyados, con un 31%, las acciones de desmovilización de grupos al margen de la ley y el resquebrajamiento de su moral y capacidad de lucha; en un 26%, el fortalecimiento de la moral de las tropas; en un 24% mencionan a la población civil tanto para ofrecer su apoyo a la comunidad como para la obtención de su confianza y apoyo hacia la institución; otros objetivos mencionados son: logro de la paz, apoyo y fortalecimiento institucional propio y del gobierno, eficacia y transparencia.

Igualmente, la misión del Ejército se expresa así en su página web: “…desarrolla operaciones militares (…) para generar un ambiente de paz, seguridad y desarrollo…” Y para la cadena radial se expresa así: “Emitir programas de radiodifusión de alta calidad dirigidos a los tres blancos, tendientes a elevar la legitimidad institucional, a través del afianzamiento de la cultura, los principios y los valores que integran el Ejército Nacional”. 27 Es claro, así, el papel que juegan las emisoras del Ejército Nacional, en particular en el contexto de conflicto armado que ha sufrido el país. De esta manera sus acciones de programación, de promoción y de gestión en general, se dirigen al apoyo total al cumplimiento de los fines de la institución armada en el marco de la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico. Para las emisoras de la Policía, predomina el objetivo institucional de acercamiento a la comunidad con un 36%, tema que se desglosa en estos componentes: “integrar(la) con la institución, afirmar relaciones y fortalecer lazos”. Con un 30% se manifiesta apoyar el objetivo de generar en la audiencia ciudadanía y valores cívicos y éticos. Con un 15% se manifiesta el objetivo institucional de prevención de delitos y con un 12% informar a la comunidad. La misión de la Policía Nacional “…es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”. 28 Para las emisoras universitarias los objetivos institucionales más apoyados son el fortalecimiento y divulgación institucional, con un 25%; luego el objetivo de educación con un 19.5% y le sigue la formación ciudadana con un 16.6%; finalmente, ciencia y cultura, y diversidad cultural, ambas con un 13.8%. Por último se menciona el desarrollo integral con un 11.1%. Las universidades expresan en sus misiones, más allá del objetivo meramente educativo, la importancia de la cultura, su reconocimiento, valoración, transformación y conservación. Enfatizan también claramente las relaciones con la comunidad y sus entornos sociales. Señalando también el pluralismo y la construcción de nación, tejido social y autonomía.29

Véase www.alcaldiadesanpablo.gov.co, www.calarca.gov.co, www.laceja-antioquia.gov.co/, www.pereira.gov.co. www.puertolleras-meta.gov.co, www.versalles.gov.co Véase http://www.armada.mil.co/index.php?idcategoria=32545 Véase http://www.emisoraejercito.mil.co/ 28 Véase http://oasportal.policia.gov.co/portal/page?_pageid=120,535386&_dad=portal&_schema=PORTAL 29 Véase www.unipamplona.edu.co, www.ufps.edu.co, www.unipaz.edu.co, www.uis.edu.co, www.uptc.edu.co, www.unal.edu.co, www.unisucre.edu.co, www.univalle.edu.co, www.unalmed.edu. co, www.udea.edu.co, www.uniquindio.edu.co, www.utp.edu.co/ 25 26 27

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Las emisoras de gobernaciones no manifiestan una tendencia en lo relacionado con los objetivos institucionales que apoyan; declaran una intención de fortalecimiento institucional y comunicación con sus comunidades a través de una ampliación de cobertura cuyos procedimientos no se aclaran bien, y establecen un objetivo de recuperación de tradiciones. Por el contexto podría inferirse que los objetivos mencionados se refieren más a las propias emisoras que a sus entidades adjudicatarias –es decir, a las gobernaciones- las cuales, como se expresó en otro apartado, no incluyen las emisoras en el desglose de sus planes de desarrollo actuales. Las emisoras de los cabildos establecen como objetivo institucional el fortalecimiento de la cultura propia con un 37% de los objetivos mencionados; le sigue el objetivo de protección, fortalecimiento y difusión del plan de vida con un 16%; educación con un 3%. Los planes de vida de los cabildos indígenas en general, apuntan al fortalecimiento de procesos de identidad, educación en la cultura propia, resistencia a los esquemas de dominio externo y al diseño de las acciones de vida colectiva muy articuladas con el entorno natural. Los cabildos presentan tendencia a incluir las acciones en comunicación como parte señalada de sus planes de vida.30 Ahora bien, para rastrear el alcance de esos planes, objetivos y misión institucional en la programación concreta retomamos las tablas de la pregunta 41, “Temáticas y públicos de los principales programas”. Teniendo en cuenta que las emisoras formulan como sus criterios predominantes, justamente, aquellos relacionados con objetivos institucionales.

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Para las alcaldías, el tema mayoritario es el servicio social, con un 27% de los tres programas más importantes. Sigue la música como tema en un 22%; y luego educación e información institucional con un 11% cada uno. Aparecen otros temas, minoritarios con un 5.5% tales como derechos humanos, deportes y producción agrícola. En relación con los objetivos predominantes en alcaldías puede decirse que el 27% dedicado a servicio social es consistente. Pero el alto nivel que aparece dedicado a programas musicales –que ya vimos predominan en todas las emisoras- no es consistente con estos objetivos. Y, por el contrario, el bajo nivel dedicado a los temas educativos, información institucional y derechos humanos es deficiente en estos términos. Para las emisoras de la Armada Nacional, los temas predominantes de los tres programas son: servicio social, mayoritario con un 33%; con un 16% aparecen temas de música, educación, información y diversidad cultural. Este servicio calificado como social puede ser también consistente con sus objetivos institucionales. De la misma manera el apoyo a la diversidad cultural, la educación y la información es consistente con su objetivo de “apoyo a la idiosincrasia regional y ganar respaldo de la población”.

En los cabildos, predomina el tema educativo con un 33%. Aquí debe tomarse en cuenta que para estas culturas el Plan de Vida considera integralmente las acciones de producción-desarrollo-educación-resistencia-fortalecimiento de la cultura propia. Para estas emisoras siguen en porcentaje los temas de alternativas al consumo, con un 20%; y también con el 20%, temas de apoyo a la diversidad cultural. De aquí que puede afirmarse que, en términos generales, sus acciones son consistentes con los fines de los cabildos. Las emisoras del Ejército Nacional manifiestan también un énfasis en el servicio social, tal como la Armada Nacional, con un 29%. Le sigue la música como tema de un 20% de sus tres programas más importantes. El primero de los temas puede ser consistente con su objetivo misional de “generar un ambiente de paz, seguridad y desarrollo…”, a través del servicio social. Sin embargo, en la formulación misional de la emisora propiamente dicha se enfatizan la “legitimidad institucional, los valores y la cultura del Ejército Nacional”. Otros temas que aparecen en sus tres programas más importantes son: alternativas al consumo con un 11%; educación con un 9%; y desmovilización con un 6%. Este último tema aparece enfatizado en sus objetivos institucionales, de manera que en cuanto a ello este porcentaje es bajo, o incluso, deficiente. Las emisoras de las gobernaciones, señalan la música y la información institucional como temas predominantes en sus tres programas más importantes, con un 33% para cada uno de estos temas. Con un 16.5% aparecen los temas educativos y de diversidad cultural. Como temas misionales de las gobernaciones estudiadas aparecen el “desarrollo sostenible mediante la concertación con actores sociales” y “la formación y apoyo a redes sociales”. Los temas predominantes no son consistentes con estos objetivos, y los temas que podrían aportar a ellos (educación y cultura) aparecen cada uno con la quinta parte entre los temas mencionados. En la Policía Nacional, predominan los temas de música con un 42% esto es, las dos quintas partes de sus programas más importantes; le sigue la información con un 18%, casi un quinto del total; más abajo aparecen servicio social, educación y justicia y equidad con el 15%, el 12% y el 9%, respectivamente. En cuanto a sus objetivos institucionales es consistente el peso de la temática musical referida a su propósito de “acercamiento a la comunidad”. Ya se estableció que la estrategia de estas emisoras considera la música como aspecto importante para ellas. Sin embargo, desde la formulación misional de la institución, este “acercamiento” se explica así: “integrar(la) con la institución, afirmar relaciones y fortalecer lazos”, formulación que se presenta como poco coherente con las temáticas que siguen en porcentaje a los temas musicales desarrolladas en los principales programas.

Véase www.semillas.org.co/apc-aa- files/ 5d99b14191c59782eab3da99d8f951 26/, http://www.saliendodelcallejon.pnud.org.co/buenas_practicas.shtml?x=7118), http://munchiquepinche.cipav.org.co/index.php?section=14#, http://www1.minambiente.gov.co/prensa/gacetas/2007/abril/res_0733_300407.pdf, http://www.luguiva.net/invitados/detalle1.aspx?id=19&i=3 30


Los temas de los programas más importantes para las universidades son, en orden de frecuencia: temas musicales (30%), alternativas al consumo (17.5%), temas educativos (12.5%) y temas informativos (12.4%). Otros temas minoritarios que aparecen son: protección de recursos naturales y diversidad cultural, cada uno con un 7.5% y deportes con un 2.5%. La manifestación más consistente en este caso se refiere al objetivo de educación como uno de los más apoyados en programación, sin embargo, el objetivo de fortalecimiento y divulgación institucional no aparece como tema directo en los programas más importantes. Es posible pensar que, dado que se trata de emisoras adscritas a instituciones cuyo principal objetivo es educativo, toda acción educativa, de manera indirecta contribuye a la promoción y fortalecimiento institucional.

Ahora bien, este análisis de consistencia general entre objetivos misionales-institucionales y temas de programación debe bajarse al lugar de las decisiones concretas sobre programación, para lo cual retomamos los resultados de la indagación sobre otros aspectos de la programación.

Por último, se puede encontrar consistencia con los objetivos misionales en los objetivos de ciencia y cultura y diversidad cultural.

La gráfica siguiente nos muestra que las emisoras poseen, en general, autonomía en la toma de decisiones sobre su programación: predominan decisiones bajo el resorte de la dirección de la emisora o de un comité de emisora.

Vimos ya en el apartado 5 que las emisoras señalan mayoritariamente como criterios más frecuentes para organizar la programación el cumplimiento de objetivos institucionales y se valoró el nivel de consistencia de esta manifestación. Examinando los criterios más específicos y de operación diaria tenemos el procedimiento empleado para decidir la inclusión de nuevos programas.

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Aún más: encontramos entre los componentes de procedimiento el examen de una propuesta previa de programa, lo cual señala también el dominio de la emisora sobre su

programación. El cuadro siguiente refuerza la presencia de esta tendencia.


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La tabla siguiente sobre decisión de cambiar programación mantiene la tendencia sobre decisiones propias en manos de las emisoras, aunque aparecen con un buen porcentaje decisiones de cambio por incompatibilidad con objetivos institucionales, lo cual es consistente con los hallazgos documentados al principio del apartado.

Puede establecerse entonces que las decisiones de programación recaen mayoritariamente sobre sus instancias directivas propias. De lo planteado inferimos que los niveles de consistencia entre objetivos misionales-institucionales de las entidades adjudicatarias y los temas de programas, obedece a decisiones de programación del resorte de las direcciones de emisora. Es importante anotar que el personal que produce los programas, es decir, quienes ejecutan las decisiones de la dirección, pertenece en un 57% al equipo base de la emisora. Aunque un alto porcentaje de estos están vinculados como voluntarios sin remuneración (apartado 4). De otro lado, una oferta radiofónica sólida tiene, además de agendas definidas con base en objetivos claramente trazados, una consideración importante de sus audiencias esperadas o deseadas, o, aún, señaladas. En ese sentido, se recogen las preguntas sobre públicos prioritarios en las decisiones sobre programación (preg. 48 y 49). Tal como se expresa en el apartado 5, la definición de audiencias a nivel general es deficiente. La gráfica nos muestra que las emisoras de interés público tienen grandes dificultades para señalar audiencias específicas a las cuales dirigir su oferta.


La gráfica nos señala que gobernaciones, alcaldías, Policía, Armada y cabildos establecen como prioritarios a todos o a casi todos los públicos, lo cual viene a ser una contradicción, pues si todos los públicos son prioritarios, en la práctica ninguno de ellos lo es. Más allá de esto, la carencia de documentos escritos, las inconsistencias entre objetivos definidos para emisoras y temáticas de programas y la dificultad para señalar audiencias a título general, son aspectos que muestran una tendencia a concentrarse en el día a día y aplazar la definición y planeación de las líneas generales de su actuación radiofónica. Debe señalarse que, como lo muestra la gráfica, en este punto las universidades y el Ejército presentan una mayor discriminación en sus públicos prioritarios, además el Ejército señala mayor precisión: prioriza sólo dos tipos de público. La tendencia se refuerza en el tema de estudios de audiencia (ver apartado 5); sólo un 21% de las emisoras ordenó o consultó un estudio de sintonía. Aún la cifra correspondiente al Ejercito (la más alta de todas), alcanza sólo un 33% de sus emisoras. Luego se ubican las emisoras de universidades, alcaldías y Policía, y por último las de cabildos. La media es de un 20%, muy baja. Refuerza el argumento el motivo principal de la realización o consulta de estudios de audiencia: promoción del posicionamiento de la emisora. Aunque en segundo lugar aparece un uso de los estudios para realizar cambios en la programación.

En la búsqueda de la coherencia entre los fines misionales y las acciones de las emisoras abordamos también el tema de públicos desde el punto de vista de la definición de un público ideal, toda vez que en esa definición se puede observar si existe identidad entre las poblaciones con las que trabajan las instituciones adjudicatarias y las emisoras. En este punto, son más precisas las definiciones sobre edad, escolaridad y estrato, tanto en la generalidad de las emisoras, como en las instituciones particulares. En el Ejército y los cabildos, seguido por las emisoras universitarias, el dato es consistente con sus objetivos manifiestos y con sus temas de programa más importante (apartado 5).

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8. Procesos y técnicas de producción radial Establecidas tendencias en cuanto a las relaciones de las emisoras de interés público con sus instituciones y las características predominantes de sus esquemas organizativos y funcionales, este apartado aborda el tema de las capacidades técnicas que ponen en juego para la ejecución de su labor radial y las modalidades, temas y otras características de su programación.

8.1. Infraestructura física

En este ítem observamos que el 90% de las emisoras de interés público cuentan con espacios separados para el área de administración y el área de producción y emisión, y que en un 60% el espacio para el área técnica es construido especialmente para tal fin. Es una buena señal ya que se evidencia de esta manera un nivel de racionalización y funcionalidad en la disponibilidad de espacios, lo que redunda en concentración profesional para la producción y emisión en condiciones que pueden permitir niveles aceptables de calidad.

Una primera información clave alude a la disponibilidad de infraestructura física para la producción radial.

8.2. Mantenimiento técnico Otro aspecto importante es el mantenimiento técnico, la posibilidad de hacerlo, la calidad del servicio y la regularidad con que se hace. Al indagar sobre el mantenimiento a los equipos de las emisoras, un 34% manifiesta hacer

mantenimiento mensual, un 33% trimestral, un 22% semestral y un 29% reporta hacerlo cuando los equipos se dañan. Algunos encuestados dieron su respuesta afirmativa en más de una opción, razón por la cual la suma de estos porcentajes es mayor al 100%.

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Quizás sea deseable un mantenimiento mensual y preferiblemente no reactivo, dada la necesidad de mantener al aire una programación diaria. Aunque la disponibilidad de personal para el mantenimiento parece ser inmediata dado que la mayoría de este personal pertenece a las emisoras y/o a la institución adjudicataria, o, aún, se trata de personal local contratado. Discriminando por institución, encontramos que en la Armada, en gobernaciones y en la Policía, el mantenimiento

de los equipos es realizado mayoritariamente por personal de la institución respectiva; las alcaldías y los cabildos contratan a personal de fuera de la ciudad y las universidades contratan personal de disponibilidad local, aunque con una participación notable de personal de fuera de la ciudad, una cifra cercana a la mitad de la contratación de personal local. La Policía no contrata personal de fuera de la ciudad y el Ejército muy poco.


Sobre la formación de quienes prestan el servicio de mantenimiento, las emisoras manifiestan que el 67% es profesional, el 57% tiene formación técnica y sólo en el 14% de los casos el mantenimiento es hecho por personal formado empíricamente.

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Para recabar información adicional se indagó por el uso de revistas especializadas en el tema radial, encontrándose una frecuencia bajísima en este aspecto: sólo el 5% de las emisoras cuentan con suscripción a alguna revista especializada en radio; estas son: Sistema indígena de comunicación, En Guardia-radiocomunicaciones y Encuentro.

8.3. Características de la programación El género musical aparece con un porcentaje promedio de 26.4% en los tres programas más importantes para la emisora. El género informativo es prácticamente el segundo en promedio con un 25.9% muy cerca del género musical. El género educativo muestra un promedio de 20.6% en los tres programas más importantes. Podríamos pensar con esto que las emisoras de interés público en Colombia son principalmente musicales e informativas y, en una menor medida, explícitamente educativas. Muy pocas emisoras incluyen la crónica y el reportaje como formato principal de su programación. El entretenimiento está estrechamente correlacionado con el género musical.


Conociendo desde el apartado cinco que las emisoras del Ejército y la Policía definen como estrategia de audiencias el entretenimiento, y unido a ello, el predominio de programas musicales, vale la pena estudiar el porcentaje de este género en esas emisoras: el Ejército muestra un 25% de los programas más importantes reportados como musicales. La Policía reporta un 22% y la Armada reporta un 3%. Sólo las emisoras universitarias superan cualquiera de estos porcentajes con un 27% de todos los musicales reportados, lo que no es muy alto en relación con aquellos. Mirados en conjunto los tres programas más importantes de las emisoras de la fuerza pública se observa que la temática musical alcanza el 50%.

uno, un 71% para el programa dos y un 67% para el programa tres. En promedio de los programas más importantes que son transmitidos diariamente es del 74%. La máxima proporción de emisoras que emiten programas con regularidad semanal es del 32% mencionado para el programa tres. Definitivamente son escasos los programas mensuales que trasmiten estas emisoras.

La gran mayoría de los programas de las emisoras de interés público son transmitidos en vivo, con un promedio que supera el 70%. La duración preferida para sus programas por la emisoras de interés público en Colombia es de una hora o más, son muy pocos los programas de media hora o menos.

El 83% de las emisoras de interés público emiten los programas diariamente, lo mencionan así para el programa

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La emisión de la mayoría de los programas se hace de manera local y sólo alrededor del 20% de las emisoras po-

seen cobertura regional y, en porcentaje un poco menor, nacional.

En el siguiente diagrama de barras podemos ver el comportamiento de la emisión por institución. Allí encontramos que todos los programas emitidos por las emisoras de las alcaldías son de carácter local dada su circunscripción; las emisoras de las gobernaciones se reparten la programación entre local y regional, al igual que las de la Armada; los cabildos por su naturaleza también son preponderan-

temente locales; las emisoras del Ejército reparten su programación de una forma casi equitativa entre programas locales, regionales y nacionales; las emisoras de la Policía no emiten regionalmente y en su primer programa sus emisiones son más nacionales que locales; por último, en las emisoras universitarias el programa tres aparece con mayor frecuencia como de emisión local.


La pregunta 67 indaga por el origen de los programas emitidos desde enlace. En la siguiente tabla se muestra un resumen de las respuestas en cuanto a la primera fuente de origen. Las emisoras de la Policía y del Ejército reportaron enlaces con la emisora principal en Bogotá, las emisoras de las universidades reportaron distintas fuentes locales, na-

cionales e internacionales, destacándose entre estas Radio Francia Internacional y Radio Nederland; por su parte las emisoras de los cabildos enlazan con agrupaciones de emisoras de su misma naturaleza. Para el caso de las emisoras de las alcaldías sólo se reporta un enlace, lo interesante es que se realiza con una emisora comunitaria.

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Dada la importante presencia del género musical en la programación, éste se examina en detalle. En primer lugar, en cuanto a al tipo de material de las fonotecas de las emi-

soras de interés público, predomina el material en soporte digital, con una media de 4598,98.

Ahora bien, la salsa, el vallenato y la música popular son los tres principales géneros musicales presentes en las fonotecas de las emisoras, la música andina colombiana y la balada romántica le siguen en importancia. En cuarto lugar

el 38,5% de las emisoras reportaron otros géneros musicales, siendo estos el jazz, música llanera, música indígena, música del mundo, música instrumental, merengue y tropical entre los más importantes.


En la siguiente tabla podemos ver los géneros musicales disponibles por institución adjudicataria. La música andina colombiana, la balada romántica y la música popular son las tres principales opciones de las emisoras de la Policía. En las emisoras de la Armada, la salsa, el vallenato, la balada romántica y la música popular comparten preferencias; en las emisoras de las universidades se considera la música clásica dentro de los tres géneros principales, cosa que no

sucede en las otras emisoras excepto en las gobernaciones en las que aparece como segunda opción. Una conclusión que se obtiene es que en las emisoras universitarias todos los géneros tienen cabida y que en ellas no se tiene demasiada preferencia por ningún género, es decir que en cuanto a música las emisoras de las universidades ofrecen un espectro de opciones más variado que las demás.

61 8.4. Personas que producen los programas En un 57% los programas son producidos por los equipos de producción de la emisora. El personal de la institución adjudicataria participa con un peso del 21% en la producción y el personal externo participa sólo con un 5%. El

31% de las emisoras manifestaron que todos los anteriores grupos de personas participaban en la elaboración de los programas. Es importante señalar que en ésta y en muchas otras preguntas los encuestados podían responder más de una opción, así que la suma de los porcentajes no da exactamente el 100%.


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Estos datos son consistentes con la información obtenida en el apartado 4 que nos señalaba que la mayor cantidad de personal de las emisoras pertenece al área de programación. En el mismo punto se señala que los niveles de escolaridad predominantes son bachiller y tecnólogo, lo que nos muestra, en términos generales, un buen nivel para el personal de base de la emisora. Sin embargo, hay que considerar que el porcentaje de personal con experiencia previa en radio se reparte en iguales proporciones con el personal que no tenía experiencia radial al momento de ingresar a su emisora.

8.5. Capacitación Las preguntas 31 y 32 abordan la capacitación recibida en el último año discriminando temas, intensidad y percepción de calidad de estas capacitaciones.

La tabla anterior muestra el panorama en cuanto a las capacitaciones técnicas recibidas en el último año; el 21% del personal fue capacitado en Internet, el 40% en manejo de equipos, el 16% en digitalización, el 33% en manejo de programas de computador y sólo el 12% en convergencia mediática. Un cruce con la escolaridad y la experiencia radial podría señalar como deseable mayor capacitación en programas de computador y en convergencia mediática. La capacitación en programación tuvo su mayor participación en el diseño general de programación seguido por la programación de formatos.


9. Sistemas de información disponibles en las emisoras de interés público Los indicadores del nivel tecnológico y la disponibilidad de equipamiento actualizado, además del reconocimiento al uso de las nuevas tecnologías de la información, un buen nivel de disponibilidad y uso de la Internet por parte de las emisoras de interés público es también parte las políticas del Ministerio de comunicaciones que dan base a la investigación.

para acceder a información y servicios de la red, así como para establecer comunicaciones más allá de los ámbitos locales.

En cuanto a conexión a la Internet se encuentra que, a excepción de las emisoras de las alcaldías y los cabildos, todas las demás modalidades de radio de interés público tienen acceso a la Internet. El hecho de que el 70% de las emisoras de los cabildos no cuenten con este acceso y que el 67% de las emisoras de las alcaldías tampoco, es bastante relevante y significa una desventaja importante En total un 19% de las emisoras carece de equipos con internet, un 48% tiene entre dos y cinco equipos con inter-

net; y sólo un 3.5% de las emisoras tiene más de 10 equipos con internet, el cual corresponde a universidades.

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A continuación se presenta en detalle la situación de tenencia de equipos con acceso a la Internet, de acuerdo a la modalidad de emisora.


La ubicación física de los computadores con acceso a la red, en términos generales es consistente con las funciones realizadas por cualquier emisora. En las salas o cabinas de producción están la mayoría de ellos, luego en las salas de emisión y en tercer lugar en las oficinas de los directores de las emisoras.

El 10.3% de las emisoras reporta tener conexión externa a internet, mientras que el 70.7% reporta tenerla dentro de la emisora.

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Aunque el porcentaje de emisoras que cuentan con conexión por fuera de sus oficinas es bajo, es importante señalar que esta situación representa una desventaja a ser tenida en cuenta para las emisoras que reportan esta situación. De igual forma, esta desventaja se potencia cuando las emisoras no cuentan con una conexión exclusiva para ellas y tienen que compartirla con las instituciones adjudicatarias, pues, esto significa menos capacidad y velocidad en el transporte de datos a través de la red. El 48% de las emisoras de interés público no cuenta con un acceso exclusivo a la Internet. En cuanto al tipo de conexión a la Internet, es relevante el hecho de que la banda ancha aparece en primer lugar, seguida de la conexión inalámbrica, dejando en tercer lugar a la conexión telefónica. Es claro que la masificación de la banda ancha genera mayores ventajas de conectividad, y que la tendencia hacia la consolidación de esta masificación representa amplias posibilidades para las emisoras que cuenten con este tipo de servicio. La conexión satelital aunque no está masificada, aparece con un peso interesante dentro de los resultados: 8,6%.


El correo electrónico y el acceso a información en forma de noticias son los principales usos que las emisoras de interés público hacen de la Internet, pero quizá el dato más significativo es que en tercer lugar aparece el envío y recepción de producciones radiofónicas, lo cual nos señala que se está consolidando este medio como un canal alter-

no de transmisión. De otra parte, el hecho de que en un 24% se use la Internet para obtener software nos permite afirmar que, aunque el porcentaje es bajo comparado con el de los demás usos, la red es empleada como un medio para acceder a herramientas tecnológicas a las que de otra forma, por costos o disponibilidad, no sería fácil llegar.

En la siguiente gráfica se resumen las respuestas dada por las emisoras para tema uso de programas libres de computador. Vemos que un 51.7% usa programas libres y que estos se utilizan por igual en emisión y en producción. Muy pocos provienen de GNU – GPL o de ColorIURIS. En la

tabla siguiente se muestran otras fuentes reportadas como origen de programas libres: se destaca Zara–radio31 con un 17,2%. La gráfica también muestra que un 17.2% de las emisoras de interés público utiliza contenidos con licencia Creative Commons.

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Se trata de un programa gratuito no profesional para la administración de emisoras.


En la búsqueda de información a través de la red las emisoras muestran un marcado sentido de pertenencia, pues las páginas que más consultan son las de sus propias instituciones. Básicamente los sitios Web visitados son fuentes de información que es presumible que se utilice para alimentar los programas informativos, información que es nacional, regional y local, toda vez se trata de los sitios de los periódicos de circulación nacional (El Tiempo y El Espectador), de periódicos locales y regionales y de otras emisoras del país. La visita a los sitios Web de emisoras internacionales quizá esté relacionada con los enlaces que hacen las emisoras, en especial las universitarias, con estas para la transmisión de programas. Se distinguen las páginas de Radio Francia Internacional, de Radio Nederland, de la Voz del Canadá y de la VOA. La visita a los sitios Web en los que se puede obtener información musical tiene un lugar no muy destacado, ocupando el séptimo lugar entre los sitios visitados, junto con la consulta a las revistas nacionales, destacándose las revistas Semana y Cambio.

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Otro dato relevante del uso de la Internet por parte de las emisoras de interés público es que el 40% de ellas transmiten por este canal, cifra que aun es baja, pero que, tomando en cuenta el avance de la presencia de estas emisoras en la Internet en los últimos años, permite esperar que la tendencia a realizar transmisiones por este medio sea cada vez mayor.


10. Vínculos entre las comunidades y las emisoras de interés público “En síntesis, las Emisoras de Interés Público, deben fortalecer el diálogo y la interacción entre la Sociedad civil y el Estado, desde el polo del Estado. Mediante el fortalecimiento de una cultura política madura y crítica, basada en mecanismos de información - oportuna, veraz y pertinente - y el estímulo y acompañamiento a formas de participación de los distintos sectores, las emisoras deben contribuir a la convivencia y a la ampliación de la democracia”. “Estas emisoras cumplen un papel fundamental de formación ciudadana, el cual debe cumplirse de acuerdo con las exigencias del mundo contemporáneo sin dejar a un lado la función de entretenimiento que, como medio masivo, cumple permanentemente la radio. De allí que deban desarrollar estrategias que combinen de manera eficiente las funciones de formación ciudadana y entretenimiento, sin que necesariamente se conciban de manera separada.” Radio y Ampliación de lo Público. Política de Radiodifusión Sonora de Interés Público. Sept. 2008. Documento. Ministerio de Comunicación.

Estos apartes del documento del Ministerio de Comunicaciones guían la lectura y análisis de este apartado. En la indagación sobre la existencia de documentos escritos, ya abordada desde otro punto de vista, revisamos la existencia explicita de “Políticas de audiencias” en esos

documentos. Para esta opción, vemos que en toda la muestra de emisoras de interés público los documentos referentes a política de audiencias solo superan un escaso 32%.

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recibidas, es realmente bajo: 15%. Ya en apartados anteriores identificamos la dificultad para establecer audiencias específicas, salvo los casos ya mencionados en las emisoras del Ejército. El interés de las emisoras por prepararse en el tema del establecimiento de relaciones con sus oyentes podría estar señalado en las acciones de capacitación que adelantan. El 75.5% expresa que ha recibido algún tipo de capacitación en el tema de audiencias, porcentaje que a simple vista puede ser aceptable, pero que contrastado con el peso que tiene el tema en el conjunto de las capacitaciones

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Por otra parte, al examinar los criterios más importantes para organizar la programación, encontramos que aquellos relacionados con algún tipo de estudio o de conocimiento de hábitos y gustos de los oyentes representan menos de la mitad del conjunto de los criterios que señalan. Del mismo modo, los criterios relacionados con la generación de participación de los oyentes representan tan sólo un tercio del conjunto de criterios.


Si adicionalmente observamos que, en cuanto a los pasos más importantes para decidir la inclusión de nuevos programas, la realización de estudios de audiencias tiene

un peso del 33% y que la consulta directa a los oyentes que se logra con la realización de pilotajes de programas en grupos focales alcanza tan sólo un 5%, podemos constatar el hecho de la insuficiente relación que establecen

estas emisoras con sus oyentes. Por otra parte, al consultar sobre los motivos que llevan a estas emisoras a tomar la decisión de cambiar progra-

mación, vemos que las quejas de los oyentes tienen poca incidencia (2%), pues dicha decisión proviene mayoritariamente de las instancias de dirección de las emisoras, de las

instituciones o de comités o juntas de programación. Miradas por modalidad de emisora vemos que las de los cabildos son las únicas que reportan que realizan cambios

en programación por quejas de los oyentes. Esta situación se puede explicar por la cercanía que estas radios tienen a sus oyentes en sus ámbitos locales.

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Una síntesis de lo planteado hasta aquí nos señala que es escaso el establecimiento de políticas generales de audiencia; que en las acciones de capacitación vemos un cierto interés, aunque bajo, en el tema; y que respecto a las decisiones de programación (cambios e inclusión de nuevos programas) el conocimiento de las audiencias aparece con un mayor interés, aunque las opciones reales que los oyentes tienen para participar son igualmente bajas. Examinando una vez más las respuestas obtenidas sobre realización y/o consulta de estudios de audiencia, recordamos que tan sólo un pequeño porcentaje de las emisoras respondieron afirmativamente (un poco más de la quinta parte). Esta información se complementa con las respuestas obtenidas a la pregunta sobre el uso que se hace de dichos estudios, a saber, la utilidad más mencionada es la de examinar el posicionamiento de la emisora, seguida de la de obtener puntos de referencia para establecer cambios en la programación y por último la de obtener información general. Si observamos cuidadosamente estas respuestas podemos afirmar que, sumado al escaso uso de los estudios de audiencias, aparece una insuficiente claridad sobre sus utilidades, toda vez que emplearlos para

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tener información general es una razón que normalmente no genera ningún tipo de acción dentro de las emisoras. Para profundizar el análisis sobre los vínculos de las emisoras con sus comunidades y audiencias observaremos los resultados a las preguntas sobre mecanismos utilizados por los oyentes para tener incidencia en las emisoras y sobre actividades de las emisoras en las que hay participación de los oyentes. Así, las emisoras siguen reportando que el principal mecanismo de incidencia que tienen los oyentes en su programación es el de la realización de llamadas telefónicas, procedimiento que, en términos generales, es el más extendido en todas las radios, sea pública, comercial o comunitaria. Este procedimiento permite que cualquier oyente desde la comodidad de su casa u oficina, o desde su teléfono celular intervenga en la emisora, bien sea solicitando temas musicales o participando en programas con micrófono abierto. Del mismo modo, para las emisoras, este procedimiento representa una forma rápida, de acceso masificado, económica y práctica, de generar espacios de acercamiento a sus oyentes.


Curiosamente, a pesar de que la mayor participación de los oyentes se da en la solicitud de temas musicales, es en

la definición de temas para campañas educativas en donde tienen más incidencia.

En torno a los vínculos con las comunidades y/o audiencias se indagó también por las actividades realizadas en los últimos doce meses encaminadas a promover la educación, los valores cívicos y a ampliar los referentes culturales de los oyentes. En estos aspectos se obtuvo un alto porcentaje en la gran mayoría de las opciones de respuestas, toda vez que dichas opciones corresponden a acciones radiofónicas relacionadas con el cumplimiento de los fines específicos de la radio pública.

Pero el otro lado de la moneda aparece al observar el bajo peso que tiene la realización de programas de ciencia y tecnología, y de otros programas especializados. Este tipo de programas implican niveles más exigentes de producción y su tratamiento requiere de creatividad y dinamismo sin perder la profundidad en el desarrollo de sus contenidos. Igualmente se trata de programas que implican un proceso más complejo de formación de audiencias y una mayor esfuerzo de atención por parte de éstas. Es razonable pensar que estas son las razones de su baja presencia dentro de las actividades realizadas por las emisoras para promover la educación de los oyentes.

En el caso de la promoción de la educación de los oyentes observamos que las acciones más difundidas en estas emisoras son la divulgación de información educativa (radiofónicamente una de las acciones que implica menos producción, pero que es efectiva), realización de programas educativos (mayor complejidad en la producción y mayor coherencia con los fines públicos de estas radios) y mensajes promocionales (al igual que la divulgación de información implica bajos esfuerzos en producción, pero a diferencia de aquella, debido a es posible darles mayor rotación en la programación, adquieren mayor efectividad). Lo más relevante es que todas estas acciones están por encima del 80%.

En el último lugar aparecen las acciones de capacitación a poblaciones específicas. Este tipo de acciones, que en su momento popularizó Radio Sutatenza, cada vez están menos presentes en el quehacer de las emisoras, toda vez que la aparición de la Internet desplazó a la radio de este tipo de labores, siendo la red mucho más eficaz que la radio, al tener la posibilidad de hacer que confluyan la imagen, el sonido y el texto escrito.

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En cuanto a las acciones encaminadas a la ampliación de los referentes culturales de los oyentes, entendiendo por esto la posibilidad profundizar en sus propias manifestaciones culturales o de ponerlos en contacto con manifestaciones artísticas provenientes de otras culturas o subculturas, así como con referentes conceptuales y éticos distintos a los propios, es de resaltar el peso que tienen los programas con músicos y artistas del municipio o la región (91%). Este dato nos habla del vínculo que tienen estas emisoras con las manifestaciones culturales propias de los entornos

en los que actúan y del compromiso con la promoción de las mismas.

Por último, en lo relacionado con la realización de actividades que promueven la formación cívica y ciudadana entre los oyentes, es de resaltar que todas las actividades radiofónicas que pueden contribuir a este objetivo poseen pesos importantes dentro del quehacer de las emisoras, estando

todas por encima del 70%, destacándose la realización de programas o campañas que promueven la solidaridad y el fortalecimiento de espacios de convivencia entre los habitantes y de aquellos que promueven la formación cívica y ciudadana, ambos con un peso por encima del 90%.

Igualmente importante resulta ser la emisión de mensajes promocionales para promover el cuidado del patrimonio cultural del municipio o región (83%), acción que refuerza la evidencia del compromiso señalado en el párrafo anterior y que, en la práctica radiofónica, resulta ser sencilla y eficaz.


11. Participaciรณn social en los contenidos de la programaciรณn En cuanto a este aspecto, recogemos los planteamientos del marco conceptual, de los expertos y de las propias polรญticas del Ministerio de Comunicaciones. Iniciaremos este apartado examinando los resultados de la pregunta que indaga sobre los criterios mรกs importantes para organizar la programaciรณn, cuya opciรณn 11 establece: criterios relacionados con propiciar la participaciรณn de los oyentes, los

que en conjunto sรณlo representan menos del 30% del total de los criterios establecidos por las emisoras para dicho fin, siendo mucho mรกs importantes, como ya se mencionรณ mรกs arriba aquellos relacionados con el cumplimiento de los fines misionales de la instituciรณn adjudicataria y con la funciรณn educativa y cultural.

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Igualmente se puede observar que la incidencia de los oyentes en la definición de la programación a través de sus quejas es extremadamente baja, apenas un 2% (ver apartado 10). En cuanto al uso de los estudios de audiencia hemos visto en el apartado 5 que tiene un peso de sólo el 21% y de este porcentaje el 33% ha utilizado los resultados de estos estudios para llevar a cabo cambios en la programación. A pesar de lo anterior, la vinculación de las comunidades a las emisoras de interés público en los casos en los que son tomadas en cuenta, se focaliza en aspectos relevantes, a saber, en la definición de temas para campañas educativas, culturales o cívicas y en la definición de contenidos de programas. Otro aspecto a retomar en este punto es la participación social en la producción de los programas. Al indagar por

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quiénes producen los programas de las emisoras, el porcentaje de colaboradores externos, no vinculados a la institución adjudicataria, es del 26% frente al 47% que representa el personal de la emisora. Sin embargo, es claro que sólo en el 10% del total de estas emisoras tienen participación directa de la comunidad en la producción de programas. Aquí vale la pena recordar que la principal forma de vinculación que tienen los oyentes con las emisoras es en la solicitud de temas musicales y en la participación de programas con micrófono abierto a través de llamadas telefónicas. Esto quiere decir que, de nuevo en este punto, se pone de presente la falta de conocimiento de las audiencias y lo poco que se las tiene en cuenta al momento de hacer definiciones y de tomar decisiones sobre programación, lo que igualmente significa la poca incidencia que tienen aquellas sobre las emisoras.


12. Los planes de desarrollo en los contenidos de la programación En el apartado 4 se examinó la presencia de las emisoras en planes y misiones institucionales. En el apartado 7 se examinaron las conexiones entre las función de las entidades adjudicatarias y los quehaceres y características de trabajo de las emisoras de interés público. En este apartado se explorará de manera más concreta la relación de planes y misiones institucionales en las programaciones de las emisoras. Una articulación fuerte entre emisoras e instituciones, de manera que sea evidente el aporte que aquellas hacen al cumplimiento de sus misiones y planes institucionales, y, a la vez, el soporte que prestan las instituciones a sus emisoras para garantizar su adecuado funcionamiento, es indicador del cumplimiento de buena parte de los fines establecidos para la radio de interés público. Por esta razón, este apartado se centrará en indagar los aspectos que nos puedan dar luces sobre la manera en que las emisoras reflejan en su quehacer diario los lineamientos de los planes de sus instituciones. Iniciaremos con el examen a los planes correspondientes a las alcaldías adjudicatarias. En ellos se establecen como sus principales programas sectoriales y retos estratégicos los siguientes: • Servicios públicos como derecho fundamental, municipio saludable para lograr mejoramiento de la calidad de vida: seguridad alimentaria y nutricional. • Desarrollo social en pro del bienestar de toda la comunidad. • Excelencia educativa en cobertura y eficiencia. Buena utilización del tiempo libre y la cultura como factor de arraigo e identidad cultural. • Participación colectiva en el gobierno y transformación del municipio. Solidaridad. Autonomía. Control social para lograr prevalencia del interés general, para generar gobernabilidad y confianza. • Mejoramiento institucional y concepción de servicio con enfoque al cliente. • Sostenibilidad ambiental y protección de los recursos naturales; desarrollo económico responsable y búsqueda de ventajas competitivas. Las emisoras de alcaldías manifiestan como los temas de sus tres principales programas en primer lugar, el servicio social con un 28%; le sigue la música con un 22% y luego temas educativos, de justicia y equidad y alternativas al consumo con un peso del 11% para cada uno. La información institucional constituye el 12% del total y temas de producción agrícola con 6%.

El predominio de la temática relacionada con el servicio social puede considerarse ajustado a las metas de los planes de desarrollo. La música, que aparece en segundo lugar, podría considerarse que aporta a la identidad cultural. Sin embargo, dado que el asunto de las identidades culturales es un tema bastante complejo, en el que las músicas juegan un papel complementario a otra serie de factores, relacionados todos con la construcción de universos de sentido, sería aventurado afirmar que la sola emisión de músicas consideradas populares, contribuya de manera directa al fortalecimiento de identidades culturales. Un dato que sí nos puede dar luces sobre el tema es que la totalidad de las emisoras de la alcaldías manifiestan tener en sus parrillas programas con músicos y artistas del municipio o región y en un 75% programas de reconocimiento a personajes representativos del campo cultural del municipio o región. Esta información nos permite afirmar, que al menos, en lo relacionado con la promoción de los músicos y demás exponentes de las expresiones artísticas locales las emisoras de las alcaldías sí guardan coherencia con los planes de desarrollo de sus municipios. Los tres temas cuya presencia aparece en tercer lugar dentro de las temáticas de los principales programas de estas emisoras: educativos, de justicia y equidad y alternativas al consumo, poseen una baja frecuencia de cara a la importancia que se les da en los planes de desarrollo municipal. Lo mismo sucede con la temática relacionada con el agro, que guarda algún tipo de relación con productividad y seguridad alimentaria. En cuanto a misión de la Armada Nacional, observamos que ésta hace énfasis en: “…la defensa de la nación (…) y la protección de los intereses de los colombianos”. Sus emisoras apoyan prioritariamente el acercamiento a la comunidad: en préstamo de servicios, apoyo a la idiosincrasia regional y ganar respaldo de la población (apartado 7). Para estas emisoras los temas predominantes son: servicio social, mayoritario con un 33%; con un 16% aparecen temas de música, educación, información y diversidad cultural. Este servicio calificado como social puede ser también consistente con sus objetivos institucionales. De la misma manera el apoyo a la diversidad cultural, la educación y la información es consistente con su objetivo de “apoyo a la idiosincrasia regional y ganar respaldo de la población”. Los planes de vida de los cabildos indígenas (equivalentes a los planes de desarrollo) tienen en sus metas el fortaleci-

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miento de procesos de identidad, educación en la cultura propia, resistencia a los esquemas de dominio externo y diseño de acciones de vida articuladas con el entorno natural. Por su parte, en los programas de sus emisoras predominan los tema educativos con un 33% (debe considerarse que para los cabildos indígenas el Plan de Vida integra producción-desarrollo-educación-resistencia y fortalecimiento de la cultura propia). Le siguen en porcentaje temas relacionados con alternativas al consumo, con un 20% y, con el mismo porcentaje, temas de apoyo a la diversidad cultural. Lo cual muestra consistencia entre la programación considerada más importante por las emisoras y los planes de sus entidades adjudicatarias. La misión del Ejército se expresa así (apartado 7): “… desarrolla operaciones militares (...) para generar un ambiente de paz, seguridad y desarrollo…” Por su parte, su cadena radial formula como misión para todas sus emisoras en el país: “Emitir programas de radiodifusión de alta calidad (…) tendientes a elevar la legitimidad institucional, a través del afianzamiento de la cultura, los principios y los valores que integran el Ejército Nacional”. En lo concreto, las emisoras señalan como tema más frecuente el servicio social, con un 29%. Sigue la música con un 20%. El primero de los temas puede ser consistente con su objetivo misional de “generar un ambiente de paz, seguridad y desarrollo…”, a través del servicio social. Otros temas son: alternativas al consumo con un 11%; educación con un 9%, desligados de su formulación institucional, pero consistentes con los contextos sociales y territoriales de sus regiones. El tema desmovilización de grupos armados ilegales, con un 6%, aparece enfatizado en sus objetivos institucionales, de manera que en cuanto a ello este porcentaje es deficiente.

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Los planes de desarrollo de las gobernaciones presentes en la muestra señalan las siguientes líneas: • Progreso equitativo e incluyente, prestación eficiente de servicios. • Fortalecer la cultura desde el pluralismo, la diversidad y la difusión del patrimonio cultural. • Desarrollo humano integral mediante la puesta en juego de dinámicas sociales incluyentes; apoyo a un tejido social participativo; reconocimiento y la garantía de los derechos humanos, y un sistema educativo incluyente y de calidad. • Búsqueda y conciliación de la paz. defensa y seguridad ciudadana. • Comunidades y ambientes saludables, mediante garantía de calidad y cubrimiento en los servicios de salud. Gestión eficiente del riesgo. • Desarrollo sostenible ambiental y productivo. Fortalecimiento de cadenas productivas para mejorar competitividad y sostenibilidad. Generación de empleo

e inversión que garanticen el poder adquisitivo de la población, apoyo a pequeñas y medianas empresas; logro de internacionalización mediante movilidad intermodal. • Innovación ciencia y tecnología. Por su parte, los temas con más altas frecuencias en sus emisoras son los musicales y la información institucional con un 33% para cada uno. Con un 16.5% aparecen los temas educativos y de diversidad cultural, porcentaje que es bajo en comparación con el peso que estos temas tienen en los planes de desarrollo. Es posible pensar que la música, que es la temática que tiene presencia mayoritaria en las programaciones, contribuya a “Fortalecer la cultura desde el pluralismo, la diversidad y la difusión del patrimonio cultural”. Examinando los principales criterios existentes para seleccionar la programación musical, observamos que no existen tendencias claras, esto es, los criterios obedecen a aspectos tan disímiles como “exigencia oficial”, “calidad sonora”, “lo de moda”, “apoyo al talento nato”, “contenidos musicales” y “gusto de los oyentes”, cada uno de esos criterios teniendo en la práctica el mismo peso porcentual. De aquí que, en estas condiciones, difícilmente se aporte, al menos como una decisión consciente de programación de las emisoras, al fortalecimiento de la cultura”. En las emisoras de la Policía Nacional, las temáticas musicales ocupan aproximadamente dos quintas partes de sus programas más importantes. Siguen las temáticas informativas con un quinto del total. Con un peso más bajo aparecen las temáticas relacionadas con el servicio social, educación y justicia y equidad con el 15%, el 12% y el 9%, respectivamente. Si observamos que dentro de los planes de la Policía en tanto institución, aparece de forma relevante su intencionalidad de acercamiento a la comunidad, y dado que las programaciones musicales e informativas son las preferidas normalmente por los consumidores de radio, podemos afirmar que el peso que tienen estas temáticas en sus programaciones es coherente con el cumplimiento de los planes institucionales. Sin embargo, el objetivo misional de “integrar [a la comunidad] con la institución, afirmar relaciones y fortalecer lazos” se concreta de manera deficiente en las temáticas que le siguen en porcentaje a los temas musicales. Para el caso de las emisoras universitarias las temáticas más importantes de sus programas son: musicales (30%), alternativas al consumo (17.5%), educación (12.5%) e información (12.4%). Si consideramos que la razón de ser de estas instituciones es la educación y la investigación, y que sus planes institucionales básicamente responden al cumplimiento de esa misión, y si comparamos esto con el peso que tienen los


programas considerados educativos por las mismas emisoras, tenemos que es realmente bajo el aporte que ellas hacen en este aspecto. Otros temas minoritarios que aparecen son protecci贸n de recursos naturales con un 7.5%; diversidad cultural con el mismo 7.5% y deportes con s贸lo un 2.5%. Se puede encontrar consistencia con los objetivos misionales en los objetivos de ciencia y cultura y diversidad cultural.

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13. Respuesta a las expectativas de la comunidad Conocer las expectativas de la comunidad por parte de cualquier tipo de emisora pasa necesariamente por la realización de acciones que permitan acercarse a ella, conocer sus hábitos y sus prácticas, sus gustos y necesidades. Hemos visto a lo largo de este estudio que desafortunadamente este es uno de los puntos más débiles en las emisoras de interés público, lo cual significa que los esfuerzos que éstas realicen para responder a las expectativas de los oyentes solamente podrán responder de manera eficiente en casos excepcionales.

sus audiencias para hacerlo. Esto debe ser motivo de profundización, sin embargo se trata de una tarea que va más allá de esta investigación.

Las fuentes más generalizadas que tienen estas emisoras para conocer las expectativas de sus audiencias son las llamadas telefónicas y las distintas formas de correspondencia, sin embargo ya se ha dicho que el uso que dan de esta información se centra de manera privilegiada en el establecimiento del posicionamiento de la emisora o en obtener una información general que no implica la realización de análisis de la misma con el fin de planear acciones concretas en la programación. Como excepción a esta situación podemos mencionar a las emisoras de los cabildos indígenas, las que, de acuerdo con el análisis de la información que suministran, generan cambios en su programación de acuerdo con las expectativas de sus oyentes. Desde el punto de vista de las emisoras es posible afirmar entonces que su respuesta a las expectativas de sus oyentes es, en general, baja. Pese a lo anterior, examinando la percepción de tienen los oyentes sobre las cosas que estas emisoras deberían hacer, específicamente su valoración sobre si la radio debería educar, mejorar las condiciones sociales de los oyentes, promover los valore cívicos y ciudadanos, promover la democracia, recrear, promover diversas manifestaciones de la cultura local y mundial, mejorar la seguridad de sus oyentes, y sobre la manera en que las emisoras de interés público que escuchan cumplen con estas cosas de debería hacer, tenemos que, en términos generales sí están cumpliendo con la mayoría de estas expectativas, pues las diferencias entre lo que debería hacer y lo que hacen es realmente escasa.32 La pregunta que cabe hacer en este punto es por la razón por la cual los oyentes sienten que en términos generales las emisoras cumplen con sus expectativas, mientras las emisoras no tienen muchos espacios ni conocimientos de 32

Los resultados detallados sobre la percepción de los oyentes se desarrollarán en los apartados 21.6.1, 21.6.2 y 21.6.3

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14. Conexión y aporte a las políticas de seguridad y paz La política para el sector de la radiodifusión pública trasciende los elementos normativos y define otros campos de responsabilidad en la prestación del servicio radial desde el Estado. Uno de estos campos considerado vital para el desarrollo es de las políticas de seguridad y paz. Es por lo anterior que esta investigación indagó por la presencia de “programas o campañas que promuevan las políticas de seguridad y paz”. Como resultado de esto tenemos que, del conjunto de las actividades relacionadas con formación cívica y ciudadana realizadas por las emisoras, los programas relacionados con políticas de seguridad y paz tienen un peso del 84%.33 Por otra parte, considerando la percepción que los oyentes tienen de lo que las emisoras deberían hacer, encontramos que “contribuir a mejorar las condiciones de seguridad de sus oyentes” aparece como la tercera opción con mayor calificación). Esto muestra la importancia que tiene este tema para los oyentes. Sin embargo, al preguntárseles sobre el cumplimiento de esta función, la respuesta se ubica en el cuarto lugar entre las cosas que las emisoras están haciendo de manera efectiva. En cuanto a las campañas realizadas por iniciativa propia,34 las emisoras manifiestan que un 22% del total de éstas se refiere al tema protección de la seguridad de la ciudadanía.

81

33 34

Ver consolidados finales de cuestionario de emisoras, pregunta 79 en los anexos Ver resultados de la pregunta 65 del cuestionario de emisoras


15. Aporte de las emisoras a la construcción de agendas públicas con justicia y equidad La construcción de agendas públicas con justicia y equidad es otro tema sobre el cual las emisoras de interés público deben hacer aportes. En esos términos, estudiamos las temáticas de los programas más importantes de las emisoras.35 La frecuencia más alta, 24% se refiere a “otros” programas no considerados, es decir, programas cuyos temas no están dentro de las opciones de respuesta que definimos en el punto 41 del cuestionario de emisoras. La dispersión de temas señalados hace imposible determinar una tendencia para la opción “otros programas”; sin embargo, puede notarse una cierta mayoría para el tema noticioso. La frecuencia que le sigue se refiere a temas musicales con un 21%, luego los de servicios social con un 16%, educación con un 13%. El tema que nos ocupa aquí, justicia y equidad, muestra un bajísimo 5%, ubicado en el penúltimo lugar en frecuencia. Entre los criterios más importantes para organizar la programación36 encontramos aquellos “relacionados con la inclusión”. Estos aparecen con menos del 10%, frecuencia ubicada en el octavo lugar entre diez opciones de respuesta. En cuanto a la presencia del tema en las campañas realizadas por iniciativa propia37 se presenta también un bajísimo porcentaje del 5%.

83

35 36 37

Ver resultados de la pregunta 41 del cuestionario emisoras Indagados en la pregunta 44 del cuestionario de emisoras. Pregunta 65 del cuestionario de emisoras.


16. Aplicación de criterios éticos y políticos, y capacidad de ampliar los referentes culturales de los ciudadanos Este es otro tema de las responsabilidades señalado por la política y cuya indagación hace parte de la investigación. Entre los criterios más importantes para organizar la programación38 encontramos que no existe ninguna mención a la aplicación de criterios éticos y políticos. Una vez más, la mayor opción en esta pregunta es la de “criterios relacionados con “objetivos institucionales” con un 80%. Por otra parte, los principales criterios para la selección de la programación musical39 se organizan así: gusto de los oyentes, divulgación de temas y ritmos regionales, criterios de identidad cultural, la misión institucional y la divulgación del folclor nacional, siendo estos mayoritarios y en ese orden. En cuanto a las actividades que buscan ampliar referentes culturales de la audiencia, tenemos que los programas con músicos y artistas de la región y los mensajes promocionales para promover el cuidado del patrimonio cultural de la región tuvieron también altísimos niveles, superándose incluso el 90%40. Las actividades realizadas para promover la formación cívica y ciudadana41 están representadas en programas que promueven valores en ese sentido y los programas que promueven solidaridad y convivencia, ambas por encima del 90%. Por su parte, la percepción de la audiencia acerca del tema indica que la función de promoción de las diversas manifestaciones de la cultura local y mundial no está dentro de las que consideran relevantes para la radio pública. De igual manera, en el orden de funciones que este tipo de radio está cumpliendo de manera efectiva, aparece en el quinto lugar.

Indagados en la pregunta 44 del cuestionario de emisoras Ver apartado 5 y resultados de la pregunta 52 del cuestionario de emisoras. Ver apartado 5 41 Pregunta 79 del cuestionario de oyentes. 38 39 40

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17. Alternativas distintas al consumo mercantil En un promedio de los tres programas considerados mĂĄs importantes por las emisoras, el tema presenta un 8% aproximadamente frente a un 22% de programas musicales, y un 24% de otros programas. En una discriminaciĂłn del tema por programa individual, aparece esta distribuciĂłn: para el programa uno el 7%; para el programa dos el 10% y para el programa tres el 5%. Estos datos nos muestran claramente que la intencionalidad de presentar alternativas al consumo mercantil no ocupa un lugar relevante dentro de las emisoras de interĂŠs pĂşblico.

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18. Valoración de la diversidad cultural En un promedio de los tres programas considerados más importantes por las emisoras, el tema presenta un 9% aproximadamente frente a un 22% de programas musicales, y un 24% de otros programas. En una discriminación del tema por programa individual, aparece esta distribución: para el programa uno el 13%; para el programa dos el 5% y para el programa tres el 8%. Por su parte, las audiencias señalan este tema como de baja importancia, pero lo califican como cumplido efectivamente por estas emisoras (segundo entre siete). Así, aunque las emisoras colocan poca atención a este aspecto en sus programas principales, la audiencia señala un alto nivel de cumplimiento.

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19. Construcciรณn y preservaciรณn del patrimonio sonoro de la Naciรณn En esta investigaciรณn se indagรณ por dos formas de preservaciรณn de archivo sonoro: la grabaciรณn de algunos programas para conservarlos como archivo sonoro, y la conservaciรณn de materiales considerados de valor patrimonial. Un 81% de las emisoras manifiestan grabar algunos programas, de las cuales un 50% los conservan permanentemente como archivo sonoro. Los materiales considerados como de valor patrimonial se conservan en un 52% de las emisoras. Estos materiales reciben un almacenamiento especial en un 46%, y estรกn catalogados en un 56%. Las condiciones de almacenamiento especial mencionadas son, en orden de frecuencia: temperatura, humedad, sistema archivo estรกndar internacional, copia espejo, aislamiento del polvo y otras no determinadas con precisiรณn. Para el material de valor histรณrico o patrimonial se permite el acceso pรบblico en un 45% de las emisoras.

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20. Valoración y protección de los recursos naturales En un promedio de los tres programas considerados más importantes por las emisoras, este tema aparece con un 3% aproximadamente frente a un 22% de programas musicales, y un 24% de otros programas. En una discriminación del tema por programa individual, aparece esta distribución: para el programa uno el 1%; para el programa dos el 5% y para el programa tres el 2%. Es el tema con menos frecuencia entre los programas principales de las emisoras de interés público. Se podría considerar prácticamente invisible para las audiencias.

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21. Los oyentes de las emisoras de interés público42 21.1. Caracterización general El grueso del público de las emisoras de interés público es femenino. En términos absolutos, el principal grupo de

En términos de edades, se destaca que el principal grupo está ubicado en un rango amplio que va desde los 15 hasta los 54 años, sin que se presente alguna tendencia sobresaliente, pues los pesos de cada uno de los rangos no presentan diferencias significativas. Es posible afirmar que la variedad de emisoras que hacen parte de la catego-

oyentes de las emisoras de interés público está conformado por mujeres amas de casa, dedicadas al hogar. Ellas representan el 70,3% del total de oyentes.

ría interés público, sumada a la variedad de programación que ofrecen, hacen de estas emisoras fuente de múltiples ofertas que tienen una acogida más o menos similar entre públicos que van desde los adolescentes hasta los adultos. Este grupo tiene un peso de 89,7% del total de la población que escucha estas emisoras.

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Para el análisis que viene a continuación es necesario señalar que el estudio unificó en un solo grupo a las emisoras del Ejército Nacional y la Armada. En este sentido, cada vez que aparezca en las gráficas “Ejército” debe entenderse que se trata de información que aplica para las emisoras de las dos instituciones. Del mismo modo, se unificaron los datos de las emisoras de las alcaldías y las gobernaciones, por lo cual cada vez que en las gráficas aparezca la mención a Alcaldía, debe incluirse en esa categoría a las gobernaciones. 42


Es posible también afirmar que la mayoría de los oyentes pertenece al estrato socioeconómico bajo, distribuido así por cada una de sus subcategorias: bajo bajo: 21%, bajo: 38,7% y medio bajo: 30,6% lo que sumado nos da un total de 90,3%. Así, es claro que estas emisoras mantienen mayoritariamente una propuesta con gran acogida en sectores populares. A esta situación contribuye muy seguramente el hecho de que en la muestra de la investigación el peso de las emisoras de las Fuerzas Armadas y de la Policía, por un lado, y el de las emisoras de los cabildos in-

dígenas, que tienen claramente una programación dirigida a estos estratos, en conjunto suman el 67,8%.

21.2. Las emisoras de interés público más escuchadas

en el país, se observa que las emisoras del Ejército ocupan el primer puesto, seguidas por las de la Policía Nacional, las universitarias y las de los cabildos.

En este sentido, es coherente que la mayoría de los radioescuchas de las emisoras de interés público tengan una formación académica no profesional, tratándose mayoritariamente de personas que están entre la primaria y el bachillerato (65,4%), mientras que los profesionales alcanzan un 15,7% y los que poseen postgrado alcanzan el 1,4%.

De manera consecuente con la cantidad de emisoras que existen por cada una de las modalidades de interés público

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EMISORAS DEL EJÉRCITO Y LA ARMADA EMISORAS DE LA POLICÍA EMISORAS DE UNIVERSIDADES EMISORAS DE CABILDOS INDÍGENAS EMISORAS DE ALCALDÍAS

Si se examina la penetración discriminando la información por tipo de emisora tenemos que en la categoría de emisoras de cabildos indígenas, sólo el 26,4% de los habitantes de los municipios incluidos en la muestra, afirma escuchar

31,8% 28,5% 16,7% 15,1% 6,0%

habitualmente la emisora, siendo la más escuchada dentro de los municipios incluidos en la muestra la del Cabildo de Totoró, con una penetración del 76,2% y la menos escuchada la de Túquerres con el 12,6%.


La penetración de las emisoras de la Policía Nacional se ubica en el 33,2%, siendo la más escuchada dentro de los municipios incluidos en la muestra la de Yopal, con una

significativa penetración del 51,6% y la de menor penetración, la de Barranquilla con el 14,7%.

Para el caso de las emisoras del Ejército Nacional y la Armada tenemos que su penetración total es del 26,9%. El lugar con mayor penetración dentro de los municipios in-

cluidos en la muestra es Chaparral en el departamento del Tolima, con un 55,2%, mientras que el de menor penetración es Bogotá, con el 10,3%.

Las emisoras pertenecientes a alcaldías y gobernaciones muestran una penetración del 19,3%, mientras que las

de las universidades aparecen con una penetración del 17,2%.

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Para comprender mejor estos datos es necesario señalar que la información sobre penetración de estas emisoras en cada uno de los municipios incluidos en la muestra debe ser interpretada a la luz del número de habitantes del municipio y de la cantidad de emisoras disponibles en cada uno. No es lo mismo tener una penetración superior al 50% en un municipio con un bajo número de habitantes y

con una limitada oferta radiofónica, que tener ese mismo porcentaje en una ciudad capital. Para finalizar es importante señalar que del total de observaciones efectivas (4.943), el 75,3% no escucha ninguna de las emisoras de interés público que existe en cada uno de los municipios incluidos en la muestra.

En el siguiente apartado se verán las principales razones por las cuales no se escuchan estas emisoras.

21.3. Principales razones de no escucha

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Los resultados de la investigación señalan que la mayoría de las personas no escucha las emisoras de interés público por la sencilla razón de que no escuchan radio (32%). Este dato es coherente con la tendencia general a la disminución del número de personas que escuchan radio registrado en las últimas 5 Olas de medición del Estudio General de Medios (EGM).

La siguiente razón por la cual no se escuchan estas emisoras tiene que ver con el desconocimiento que se tiene de ellas. El 29% de la muestra afirma no escuchar las emisoras debido a que no las conocen. Si se obvia el porcentaje de las personas que no escuchan radio, se tiene que entre las personas que sí lo hacen, el porcentaje de quienes no oyen estas emisoras por desconocimiento crece al 43%,


porcentaje que es significativo, toda vez que estas emisoras cumplen funciones claves para la sociedad y que hacen presencia en todo el territorio nacional.

que no les gusta la programación obtenemos un 46%, porcentaje que es alto por la misma razón expuesta al inicio de este párrafo.

Otro porcentaje importante es el de las personas que afirman no escuchar estas emisoras debido a la falta de tiempo para hacerlo, aunque les guste su programación (24%), lo cual tiene que ver más con circunstancias que no dependen las emisoras.

A diferencia de las emisoras de los cabildos, las de la Policía Nacional tienen un alto nivel de reconocimiento, pues sólo un 9% afirman no conocerlas. Sin embargo, el porcentaje de personas que afirman que no les gusta su programación alcanza el 20%.

Por último, encontramos el porcentaje correspondiente a quienes de manera clara afirman que no tienen afinidad con la programación de este tipo de emisoras, pues no es de su agrado (15%). Si sumamos los porcentajes absolutos resultantes de las opciones relacionadas con desconocimiento de la emisora y con desagrado de la programación, obtenemos un 44%, porcentaje que también es preocupante toda vez que hace relación a circunstancias que pueden ser manejables por las emisoras y que deberían ser objeto de análisis y planeación para determinar acciones de posicionamiento y de redefinición de tratamiento de contenidos sobre la base del conocimiento de las audiencias.

En el caso de las emisoras del Ejército y la Armada Nacional, el porcentaje de quienes no las escucha por la sencilla razón de que no las conoce casi duplica al de las emisoras de la Policía Nacional. El 16% de la muestra esgrime el argumento del desconocimiento de la emisora al ser cuestionado por la razón de no escucha. Dejando de lado el porcentaje de personas que afirman no escuchar la emisora puesto que en general no escuchan radio, tenemos que el desconocimiento, antecedido de la falta de tiempo para escuchar la emisora aunque haya afinidad con su programación, son las dos razones más importantes para no oír este tipo de emisoras.

Examinemos ahora las razones de no escucha por tipo de emisora. Para el caso de las emisoras de los cabildos indígenas es notorio que un 31% de la muestra afirma no conocer la emisora, lo que sorprende de alguna manera, puesto que la vinculación de la emisora a la autoridad tradicional de los territorios en los que se encuentra, haría suponer que el conocimiento por parte de los habitantes debería ser, sino total, sí mayoritario. Igualmente vale la pena señalar que un 15% afirma que no le gusta la programación. Quienes afirman que les gusta la programación, pero que no tienen tiempo de escucharla representan el 19%. Si sumamos los porcentajes de quienes afirman que no conocen la emisora del cabildo de su municipio con los de que quienes dicen

El porcentaje más alto de no escucha por desconocimiento se presenta en el caso de las emisoras de las alcaldías y gobernaciones. Aquí hablamos del 54%, cifra que se dimensiona más claramente si tomamos en cuenta que el total de personas que no escuchan radio en los municipios en los que se encuentran estas emisoras es del 22% y que el porcentaje de quienes afirman claramente que no les gusta la programación es del 9%. Hablamos entonces de que estas emisoras tienen un nivel de escucha general del 16%. En el caso de las emisoras de las universidades públicas observamos nuevamente que el desconocimiento es la principal razón para no escucharlas (43%)

Los oyentes entrevistados tuvieron la posibilidad de responder varias de las opciones de respuesta planteadas. Por esta razón la sumatoria de los porcentajes resultantes de todas las opciones está por encima del 100%. 43

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21.4. Principales razones de escucha43 Antes que por su programación cultural, educativa o en valores, los oyentes escuchan las emisoras de interés púbico en general por su carácter informativo. Esta es la principal razón de escucha con el 58%, seguida de la predilección por la programación encaminada al entretenimiento con un 54% y, en tercer lugar por la programación cultural con un 42%. Quienes escuchan la radio de interés público señalan que la cuarta razón para hacerlo es por su programación educativa con un 36%, siendo la promoción de valores cívicos y ciudadanos la última razón señalada con un 28%. Estas cifras nos indican lo que ya varios teóricos de la radio señalan sobre la naturaleza de los consumos radiofónicos, a saber, que la radio es ante todo un medio de compañía, que arroja informaciones puntuales sobre asuntos de interés para los oyentes y que es capaz de funcionar a manera de banda sonora de las actividades cotidianas, banda sonora que no implica una concentración total ni la dedicación exclusiva a la escucha. Miradas las razones de escucha por cada tipo de emisoras de interés público tenemos la siguiente información:

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En las emisoras de los cabildos indígenas la principal razón de escucha es la programación cultural (54%), seguida por la programación informativa (53%) y por la programación entretenida (41%). De nuevo, aparecen aquí razones relacionadas con la información y con la posibilidad de dar entretenimiento a través de las programaciones. Lo específico en este tipo de emisoras es la valoración que se hace del tema cultural, sin embargo es importante aclarar que la mayoría de estas emisoras nacen asociadas a proyectos de fortalecimiento de las identidades culturales de las comunidades para las que transmiten, así como a proyectos de desarrollo y de organización social. Es así como el tema de lo cultural adquiere relevancia, entendido como la presencia, difusión y consolidación de las miradas y mundos de la vida propios de estas comunidades, lo que en la práctica se traduce en la búsqueda de afianzar los proyectos comunicativos que hablen los idiomas nativos, que se enmarquen en los universos de sentido de las comunidades y que se inscriban en proyectos de vida colectivos, determinados desde la historia y particularidades de cada una de las comunidades étnicas en las que se inscriben. Así, lo cultural aquí no se refiere a lo que tradicionalmente en radio se llama “programación cultural”, esto es, a información relacionada con las actividades cercanas a las artes, sino que remite al reconocimiento de los elementos desde los cuales el mundo adquiere sentido para cada una de estas comunidades. Lo relacionado con la promoción de los valores cívicos y ciudadanos representa el menor peso al momento de explicar las razones por las cuales las emisoras de cabildos son escuchadas (19%). El peso asignado a esta razón es el menor comparado con el peso dado a la misma razón por las otras modalidades de emisoras de interés público, es

bien posible que esto tenga que ver con que estos temas, dentro de las comunidades indígenas, están estrechamente vinculados a las tradiciones culturales, desde las cuales se determinan los patrones de convivencia en comunidad. Las emisoras de la Policía Nacional, son, según los oyentes, las que más entretenimiento generan, toda vez que su programación es la principal razón de escucha (67%), porcentaje que es el más alto dado a esta razón por los oyentes entre todas las emisoras de interés público. Es importante observar que esta modalidad de emisoras es la que cuenta con una mayor cantidad de programación musical dentro de sus parrillas. En segundo lugar aparece la razón relacionada con la programación informativa, con un porcentaje que puede considerarse como alto, 62%, lo que nos permite afirmar que estas emisoras, además de ser valoradas como proveedoras de entretenimiento, generan confiabilidad en tanto fuentes de información de utilidad para quienes las escuchan. El siguiente punto que genera interés es la valoración que los oyentes hacen de las campañas de promoción de valores cívicos y ciudadanos. El 33% de los oyentes afirman que ésta es la razón por la que escuchan la emisora; sin embargo, este porcentaje representa el menor valor dentro de las razones por las cuales se escuchan las emisoras de la Policía Nacional, lo que nos permite concluir que para sus oyentes este aspecto tiene poca importancia, frente al entretenimiento e información que brindan. En el caso de las emisoras del Ejército y la Armada, se observa que sus oyentes consideran que existe una proporción balanceada entre la programación entretenida que ofrecen y la programación informativa. Ambas razones aparecen como las principales para ser escuchadas con unos porcentajes que son iguales (58%). Sin embargo, al examinar la importancia que los oyentes dan a la promoción de valores cívicos y ciudadanos, al igual que en el caso de las emisoras de la Policía, observamos que es la que tiene un menor valor porcentual dentro del conjunto de razones para escuchar la emisora (25%), lo que significa menos de la mitad de la valoración dada a los aspectos de entretenimiento e informativos y que es una de las razones más cercanas al cumplimiento de la misión de este tipo de emisoras. Lo más significativo dentro de las razones que los oyentes dan para escuchar las emisoras de las alcaldías y gobernaciones es el alto porcentaje que se le asigna al tema de la programación informativa que ofrecen (75%), porcentaje que es el más alto asignado a esta razón para el conjunto de emisoras de interés público. Si tomamos este valor junto con el asignado a la programación educativa (53%), segunda razón por la cual se escucha estas emisoras, podemos afirmar que se trata de radios percibidas como altamente confiables en lo relacionado con la información que ofre-


cen sobre aspectos de interés social y sobre los procesos de ampliación de conocimiento que posibilitan a sus oyentes, estando incluso por encima de las emisoras universitarias en este aspecto. Los oyentes de las emisoras universitarias reconocen en ellas su programación cultural como la principal razón para escucharlas (59%). Igualmente, ven en estas emisoras fuentes confiables de información, pues su programación informativa aparece en segundo lugar dentro de las razones por las cuales las escuchan (50%) y como medios a través de los cuales es posible acceder a la educación, toda vez que su programación educativa es señalada como la tercera razón de escucha (44%). El hecho de que los oyentes señalen dentro de las tres principales razones de escucha de estas emisoras la programación cultural y la programación educativa, presupone que, en términos generales, las emisoras de las universidades públicas poseen proyectos comunicativos acordes con los fines formativos y de promoción de las culturas que estas radios deben

cumplir. Sin embargo es necesario señalar que, al igual que en todas las modalidades de radio de interés público, la promoción de valores cívicos y ciudadanos es percibida como la razón menos importante por la cual se escuchan estas emisoras.

21.5. Caracterización de la escucha de las emisoras de interés público 21.5.1. Horas diarias de escucha La cantidad de horas diarias de escucha de una emisora nos habla fundamentalmente de la fidelidad de los oyentes a su programación. En términos generales las personas acompañan su día con la durante un lapso de tiempo que varía entre 1 y 3 horas en promedio. Se puede considerar esta como la media normal. Examinando este comportamiento entre los oyentes de las emisoras de interés público se observa que se mantiene para la mayoría de sus oyentes dicho promedio (42%).

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De todas maneras es significativo que un porcentaje un poco superior a la tercera parte de los oyentes de estas emisoras muestran una alta fidelidad. El 35% de ellos señalan que las escuchan durante más de tres horas al día, lo cual muestra la capacidad radiofónica de mantener niveles altos de atención y de interés por parte de sus radioescuchas. Este tiempo dedicado a la audición es coherente con el hecho identificado en esta investigación de que la mayoría de personas que escucha la radio pública son mujeres, amas de casa, quienes por estar en sus hogares la mayor parte del tiempo pueden dedicar más tiempo a acompañar sus labores con la radio.

21.5.2. Cantidad de días a la semana de escucha En términos de consumos estándar de la radio, los tiempos dedicados por los oyentes a la escucha durante la semana se ubican en más de un día. En este sentido, las emisoras de interés público, generan prácticas acordes con el estándar señalado (50%). Lo significativo aquí es que quienes las escuchan durante todos los días alcanzan el 44%, que sumado al porcentaje de quienes las escuchan más de un día a la semana nos arroja una cifra que está por encima del 95%, lo que nos habla de la fidelidad lograda por estas emisoras entre sus oyentes.


La modalidad de emisoras que observa mayor fidelidad es la de las alcaldías y gobernaciones con un 63% de oyentes que las escuchan todos los días, seguidas de las de los cabildos con un 54%.

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21.5.3. Horarios de escucha Siguiendo la tendencia general de los hábitos de consumo de radio, el principal momento para la escucha de las emisoras de interés público es la mañana, siendo la franja de tiempo en la que más se escuchan la ubicado entre las 8:00 a.m. y las 10:00 a.m., seguido de la franja que va entre las 6:00 a.m. y las 8:00 a.m.


De manera menos sobresaliente, pero con un peso igualmente significativo, aparece la franja de la tarde como otro de los momentos preferidos para la escucha en la mayoría de las modalidades de radio pública, siendo las de las alcaldías y gobernaciones las que presentan un alto nivel de escucha en esta franja, mientras las del Ejército son las que tienen menos audiencia en ese mismo horario.

indagó sobre su valoración frente a las funciones que estas emisoras en general deberían cumplir y sobre la manera cómo lo hacen las emisoras públicas que tienen presencia en cada uno de los lugares incluidos en el estudio.

Exceptuando el horario de la madrugada, en el que el consumo es prácticamente nulo, el de menor escucha es el que está ubicado entre las 8:00 p.m. y 12 de la noche en todas las modalidades de emisoras, menos en el caso de las universitarias, las que presentan un repunte en los niveles de escucha en estas horas.

• Educación • Contribución al mejoramiento de las condiciones sociales de los oyentes • Promoción de valores cívicos y ciudadanos • Promoción de la democracia • Recreación • Promoción de diversas manifestaciones de la cultura local y mundial • Contribución al mejoramiento de la seguridad de los oyentes

21.6. Principales funciones que la radio de interés pública debe cumplir y la manera en que las están cumpliendo las emisoras desde la percepción de los oyentes

El siguiente es el listado de funciones sobre las que se indagó:

De acuerdo con la normativa existente para las emisoras de interés público, la investigación realizada con los oyentes

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21.6.1. La educación En términos generales la valoración que los oyentes hacen del cumplimiento de la función educativa se ubica en niveles positivos para todas las modalidades de radio pública. La diferencia entre la importancia que se le asigna a esta función y la calificación que se le da a la manera cómo la está cumpliendo la emisora que se escucha no alcanza en

ningún caso más de 1 punto. Sin embargo, el hecho de que todas las calificaciones del cumplimiento de la función educativa estén por debajo del ideal, denota de manera clara que existe la percepción de que se está cumpliendo, pero no se ha llegado al nivel ideal en el desarrollo de esta función. La diferencia más importante aparece en los casos de las emisoras de los cabildos y del Ejército y la Armada, en las que la percepción del cumplimiento de esta función es la más baja.

104 21.6.2. Contribución al mejoramiento de las condiciones sociales de los oyentes En general el Ideal dista del Real en un promedio de 0.26 puntos, sin embargo el conjunto de emisoras se encuentra cercano a lo que deberían ser, ubicándose todas en índices de calificación positivos.

En el conjunto de las funciones valoradas por los oyentes, ésta ocupa el quinto lugar, mismo que ocupa la calificación que hacen de su cumplimiento por parte de las emisoras. De aquí que podamos concluir que la percepción generalizada es que esta es una función con poco valor tanto para los oyentes como para las emisoras


21.6.3. Promoción de los valores cívicos y ciudadanos De acuerdo con la percepción de los oyentes, esta es la función más importante para las radios públicas, al tiempo que, en cuanto a la evaluación que hacen de su cumplimiento, opinan que se está cumpliendo de manera más o menos adecuada, toda vez que aparece como la segunda función que mejor cumplen estas emisoras.

Es importante resaltar que las emisoras de la Policía Nacional, del Ejército y de la Armada son las que presentan una menor diferencia entre el ideal y lo que en la práctica hacen en la promoción de valores cívicos y ciudadanos, lo cual es consecuente con sus fines misionales. Igualmente, vale la pena señalar que la percepción que los oyentes tienen del cumplimiento de esta función por parte de las emisoras de los cabildos es la más baja entre las distintas modalidades de radio pública.

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21.6.4. Promoción de la democracia

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La promoción de la democracia es la función menos valorada por los oyentes de las emisoras de interés público en general. Aparece en el último lugar en la calificación de las funciones que deberían cumplir estas emisoras. Pero es también la función que es percibida como la que peor cumplen las emisoras. Examinadas en detalle, son las emisoras de la Policía Nacional las que tienen un índice de desempeño ideal, pues sus oyentes califican esta función como poco importante, pero consideran que se está cumpliendo a cabalidad. Del mismo modo, la diferencia entre la valoración de esta función y el cumplimiento de la misma por parte de las

emisoras del Ejército y de la Armada, es significativamente pequeña, lo que permite concluir que están cumpliendo relativamente bien con lo que se espera de ellas en la promoción de la democracia. Por último, es también relevante señalar que la diferencia entre la valoración que los oyentes de las emisoras de los cabildos indígenas hacen de la función de la promoción de la democracia y del cumplimiento de la misma por estas emisoras es la más pronunciada, observándose así una situación preocupante que debe ser tenida en cuenta por parte de sus gestores.


21.7. La recreación

Uno de los aspectos más importantes para señalar en este punto es que, de acuerdo con los oyentes, la función que mejor cumplen las emisoras de interés público es la de recrear. Esto, a pesar de que para ellos se trata de una función considerada de importancia media. El hecho de que los oyentes tengan la percepción de que esta es la función que mejor cumple la radio pública, a pesar de que para ellos mismos no se trate de una función

relevante, implica que las cosas que deberían tener más dedicación en estas emisoras están en la práctica descuidadas y que ellas dan prelación a cuestiones menos importantes. Miradas en detalle, las emisoras de la Policía, el Ejército y la Armada Nacional son las que mejor cumplen con la función recreativa, mientras las de los cabildos son las que poseen una menor calificación.

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21.7.1. Promoción de diversas manifestaciones de la cultura local y mundial

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Aunque para los oyentes la promoción de las diversas manifestaciones de la cultural local no es algo que consideren particularmente importante, sí consideran que en general la radio pública hace eficientemente, toda vez que valoran el cumplimiento de esta función por encima de la importancia que le asignan en el conjunto de las funciones que deberían cumplir estas emisoras.

Otro aspecto relevante es que, a nivel particular, las emisoras de las alcaldías cumplen esta función en mayor medida de lo que según sus oyentes debería hacerse. El resto de emisoras se encuentra cercano entre el Ideal y el Real, ubicándose el Real por debajo del Ideal, siendo notoria la diferencia en las emisoras del Ejército y la Armada, y de las universidades


21.7.2. La contribución a la seguridad

La valoración que los oyentes hacen de esta función en el conjunto de las funciones que la radio pública debería cumplir, es alta. Se encuentra entre las tres principales; mientras la calificación que dan al cumplimiento de ella por parte de las emisoras está por debajo de sus expectativas. La diferencia más notoria entre el deber ser y lo real se presenta en el caso de las emisoras de los cabildos, siendo también notorio en el caso de las emisoras de las universidades.

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22. Lo que dicen los expertos El cuerpo de las entrevistas realizadas a expertos se construyó con base en las categorías más relevantes definidas por el marco conceptual de esta investigación, de las que, a su vez, se derivaron los ejes temáticos sobre los que se estructuró la guía de entrevista aplicada. Estos ejes son los siguientes: la idea de democracia y la concepción de lo público que soporta el quehacer de las emisoras de interés público y, en este marco, sus relaciones con las políticas públicas; su forma de trabajar con respecto a las identidades culturales; y, en un segundo término, la puesta en juego de un particular ejercicio educativo en la definición de parrillas y de programación. Así como también, de manera más concreta, la percepción sobre la gestión que realizan para obtener o mantener una sostenibilidad razonable. Tal como se establece en el diseño metodológico, las entrevistas fueron analizadas a la manera de un sondeo que permitió identificar tendencias en las concepciones que sobre estas emisoras manifestaron las personas entrevistadas. El siguiente es el listado de las personas entrevistadas: • José Bernardo Toro, filósofo de la Universidad San Buenaventura de Bogotá, y Magíster en Investigación y Tecnología de la Universidad Javeriana de Colombia, actualmente asesor de la fundación Avina. • Javier Darío Restrepo, periodista e investigador en temas relacionados con prensa. • Omar Rincón, docente y columnista sobre el tema de medios. • Gabriel Gómez, subgerente de Radio de RTVC, Director de la Radio Nacional de Colombia y Radiónica • Olga Marín, Proyecto Radios Educativas, Ministerio de Educación, exdirectora de UN Radio. • Alejandro Valente, encargado para Latinoamérica de Radio Francia Internacional. • Benigno Moreno, director de programación de Radio Nacional de España. • Eduardo García Caffi, director de Radio Nacional de Argentina • Coronel Adalgiza Serrano, coordinadora General Emisoras del Ejército de Colombia

22.1. Lo público La noción de lo público que, según los entrevistados, compete a las emisoras de interés público, se expresa con un fuerte énfasis en la apertura a la expresión de diversidad de voces y al pluralismo desde el punto de vista informativo. Esta apertura se establece como un requisito indispensable para el aporte de las emisoras a un debate cualificado donde participe toda la comunidad, debate que constituye

una responsabilidad sustancial de la radio pública, sobre todo porque se considera que la característica “pública” de estas emisoras descansa en el hecho de que ellas son –por esta razón- “propiedad de toda la sociedad”. En estos términos, se considera lo público lo “no oficial”, esto es, en oposición a lo que pertenece a la esfera de los gobiernos de turno. Es importante señalar que es permanente la tensión entre estas dos ideas a lo largo de las entrevistas, debido sobre todo a la relación existente entre interés público y las políticas públicas. Ante esta situación, se establece que las políticas públicas tendrían que encaminarse al bienestar de toda la sociedad, pues su objetivo ideal es la búsqueda de una vida digna para todos. La relación de las emisoras con dichas políticas se concreta en la oferta de una información de calidad, libre e independiente cuyo objetivo es la formación de ciudadanía. En este sentido, la oferta de estas emisoras debería estar orientada a la generación credibilidad entre sus audiencias, lo que haría de ellas un verdadero servicio público. Igualmente se le asigna a estas emisoras la función de posibilitar una visión crítica sobre lo público que permita vigilar y fiscalizar la gestión estatal y de gobierno. Se señala también, en menor medida, unido a la idea de lo público, el “derecho a la comunicación” como garantía de libre acceso a la expresión en el ámbito de los medios de comunicación. La radio pública se diferencia entonces de las radios privadas en que éstas suelen ser vehículo de intereses particulares, las más de las veces originados en determinantes de mercado y de consumo, sin dejar de reconocer la incidencia que pueden ejercer sobre la sociedad desde intereses derivados de agendas partidistas. En este sentido, y habiendo expresado la dificultad que les significa la pertenencia a estados o instituciones estatales, se valora la posibilidad de estas emisoras para ser independientes del mercado. Es en estos términos de independencia del mercado y de las posiciones políticas partidistas que la radio pública puede y debe aportar a la construcción de opinión pública, de opinión pública cualificada. En síntesis, se considera el ámbito de lo público como aquello que es de todos, y a las emisoras públicas como propiedad de toda la sociedad, no sólo por pertenecer al Estado, considerado como un bien social común, sino también por ser pagadas con nuestro dinero. Justamente por esas dos características, las emisoras de interés público tienen responsabilidades que cumplir ante la sociedad: sobre todo la de ofrecer un espacio abierto para el debate que propicie la construcción de sociedad y el ejercicio de la ciudadanía.

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22.2. Democracia Se plantea con mucho énfasis en el quehacer de la radio de interés público la necesidad de mantener una independencia que se refiere a tres grandes órdenes: independencia en la agenda, independencia para un ejercicio crítico propio en el marco de su entorno regional e independencia como condición indispensable para formar ciudadanos críticos. Debe considerarse que el grueso de los entrevistados ubicó a América Latina como marco contextual cercano al de nuestro país, y que los expertos internacionales consultados están muy cercanos a las secciones latinoamericanas de sus instituciones. Es relevante esta información toda vez que los planteamientos sobre el tema de la democracia se refieren con claridad a la “construcción de la democracia” –no precisamente en los términos señalados en el marco conceptual sobre la democracia como un sistema dinámico en constante transformación- sino, más bien, en términos de la existencia de ciertas dificultades en el ejercicio democrático a las que debe responder el quehacer de la radio pública, aportando a su consolidación. En ese sentido, plantean el accionar de la radio pública en relación con la participación ciudadana y enfatizan en la pertinencia de propiciar la expresión de voces plurales, la libertad de expresión y el debate abierto.

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En torno de este último, aparece claramente una distinción con las radios privadas, que se profundizará más adelante, según la cual la radio de interés público debería contribuir a formar ciudadanos críticos de sus realidades, razón por la cual no puede depender de intereses económicos. Se reconoce un problema en este aspecto, y, ante ello, se señala la importancia estratégica que tiene para la radio en general -y aún para la labor periodística en general- el definir criterios de actuación mediante agendas claras –en lo posible mediante un proyecto comunicativo- que permitan poner al aire pluralidad de voces y renovar la información desde un punto de vista incluyente que fortalezca y consolide la democracia. A pesar de lo cual se reconoce el riesgo de vehiculizar ideologías políticas particulares por parte de estas radios. En relación con la pertinencia del debate abierto, aparece con menor fuerza la importancia de abordar temas políticos separándose de los intereses de los partidos políticos y facilitando una información cualificada, procesada desde perspectivas analíticas, lo que facilitaría la construcción de conocimiento social que aporte criterios para la toma de decisiones, conocimiento que constituiría lo que uno de los entrevistados define como un “bien público”. Se relaciona esto en un par de casos con la necesidad de ofrecer información cualificada sobre temas de actualidad política,

si bien se reconoce en ello una dificultad para informar sobre esos temas de forma imparcial, la cual se resolvería mediante una actitud “objetiva” ante la información. Por último, aparece la tarea de la radio pública de señalar las acciones institucionales de Estado y gobierno en aras de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. En síntesis, al definir la relación que las radios públicas tienen con la democracia se reconoce una tarea de construcción y consolidación del ejercicio democrático. Teniendo como condición indispensable una independencia que les permita ofrecer a los ciudadanos un debate abierto, una información cualificada sin la prevalencia de intereses privados ni partidistas, donde la disponibilidad de ello se considera un bien social que propicia la participación y la formación de ciudadanía crítica.

22.3. Radio pública y educación Los entrevistados reconocen una actuación educativa en las radios de interés público aunque ésta no se configura claramente. Sobresale el argumento de que la radio pública tiene la obligación de responder al derecho de los ciudadanos a la educación, pero la comprensión de ese derecho oscila entre planteamientos que recomiendan cursos de capacitación a través de las radios, dar información acerca de posibilidades y/o derechos a la educación en la programación regular o, aún, señalar que las acciones de la radio en ese sentido son formativas y no educativas, estableciendo que lo educativo está amarrado a la formalidad curricular, mientras lo formativo, libre de esas ataduras, permite un accionar más amplio y más cercano al lenguaje radiofónico. Separándose un poco de esta discusión se plantea en menor medida el concepto de la educación-comunicación como espacio para circular sentidos, “señales” que permitan a las nuevas generaciones reconocerse y reconocer en dichos sentidos bienes sociales para una vida digna. Por otra parte, se señala la importancia de una acción educativa “cultural” establecida más desde la idea de cultura general o desde la idea de cultura, digamos, más tradicional, en su acepción de información y acceso a productos de cultura de élite. En la argumentación alrededor de la incidencia de la Internet en el ámbito educativo y la respuesta que debe darse desde las emisoras se reconoce la presencia acuciante de la Internet como escenario educativo informal, sobre todo en términos de aculturación; pero, aunque se acepta claramente que la Web transforma notablemente la concepción de educación en sí misma y las formas en que se lleva a cabo, se respondería a ello solamente en términos de


ejercer una presencia en la red desde el streaming radial en línea, más que en cuanto a “competir” o interactuar en forma más adecuada y pertinente con esta realidad. Por último, se plantea en menor medida que las radios deben dar acceso a conocimientos, a información y análisis, y se establece una discusión sobre el sentido de la definición “informal” otorgada a las radios universitarias como “radios educativas”. No en términos del cumplimiento de una probable función educativa, sino en términos de la pertinencia de la definición. No sobra señalar que la configuración de un aporte probable de los medios de comunicación a la educación es un aspecto que pasa por discusiones álgidas. Que se polarizan entre los deseos de trasladar sin más los contenidos curriculares a los lenguajes mediáticos y las posiciones que consideran una idea de educación más bien desligada de las aulas y la formalidad de las didácticas tradicionales.

22.4. Radio pública y opinión pública La idea de opinión pública es difícil de aprehender, pues se trata más bien de un proceso dinámico. Hay dificultades para precisar el término separándolo de las características deseadas para las radios públicas en términos de sus aportes a las democracias desde el debate abierto, desde la idea de lo público y de su “propiedad” pública.

En esos términos, la radio pública debe contribuir a la formación de ciudadanía desde un proyecto social de nación.

22.5. Radio pública e identidades culturales Con respecto al tema del aporte que las emisoras publicas hacen a la cuestión de las identidades culturales y a su preservación, se plantea en primera instancia la necesidad de que las radios públicas se doten a sí mismas de una identidad: que establezcan agendas propias en las cuales se incluyan criterios para abordar la diversidad cultural, y que esos criterios se pongan en acción ante el tratamiento de los diversos temas. Un aspecto predominante en esas agendas tendría que ser la construcción de identidad nacional. Justamente, en nuestro país, ello sería la apertura a la participación y presencia de todos los intereses culturales en las radios públicas; propiciar su expresión con respeto por sus características particulares. Más allá de eso, propiciar su articulación en una programación radial, es decir que la programación se estructure de manera incluyente. Aportes que, tal como se ha planteado en otros apartados, contribuyen desde el escenario comunicativo a la construcción de la democracia.

Los entrevistados señalan que las radios públicas son propiedad de todos, idea que aparece reiteradamente y que cruza las argumentaciones que se recogen en este apartado.

Hay que considerar que las identidades son construcciones culturales que no se establecen por decreto, por así decirlo: es complejo hablar de identidades culturales y de su preservación. Una vez más, la tarea de la radio pública es propiciar la presencia de todos los sentidos e intereses en el escenario comunicativo, que, en la medida de lo posible, no se quede ninguno por fuera.

En esos términos, la radio pública debe contribuir a la conformación de una opinión pública desde la libertad, la cual supone –y hay en ello una tarea fundamental para las radios- la puesta en juego de información de calidad junto a un componente educativo, considerándola, nuevamente, como “un bien social” cuya circulación es obligación de la radio pública. La libertad se expresa también como independencia ante gobiernos, e incluso, ante el Estado, planteamiento que se retoma en el apartado “Gestión de las emisoras”. Y, por supuesto, libertad ante determinaciones de mercado y rentabilidad económica.

Con mayor razón cuanto que la incidencia de la Internet en los procesos culturales locales o nacionales puede considerarse negativa, a pesar de que se reconoce la riqueza informativa y de sentidos que propicia, y que se considera valiosa, ello puede ser desventajoso para las culturas nacionales. Desde sus agendas la radio pública debe reconocer esta situación y responder a ella, sin aislarse, ni de una ni de otra. Es claro el reconocimiento de la existencia de un contexto global que es ineludible, que se debe considerar, pero, simultáneamente deben ponerse en juego los contextos culturales particulares de país y de región.

La línea argumentativa podría expresarse así: el Estado es un bien público encaminado a establecer y mantener condiciones para que los ciudadanos alcancen una vida digna; una de estas condiciones es la posibilidad de debate abierto, cuyo sentido sólo es valedero en la medida que se disponga de información diversa y de calidad. Dada la existencia de medios orientados por intereses privados, la radio pública aporta a las condiciones mencionadas la puesta en juego de espacios, debates e informaciones que habitualmente no tienen presencia en los medios de interés particular.

Con respecto a una cultura de la convivencia se expresa, así mismo, que el reconocimiento de los contextos culturales particulares, y su expresión libre –y se insiste, señalando espacios de visibilidad para minorías- y equitativa permite el encuentro de visiones del mundo que de otra manera aparecen supuestamente contradictoras con el interés común de la “mayoría” de la sociedad. Si no fuese suficiente con lo planteado se expresa que la diversidad cultural debe ser una política de las radios públicas, mediante la cual se aporte a la construcción de la

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sociedad. Insistiendo en ello como otra forma de “abrir debate”.

22.6. Gestión de la radio pública Es claro que las radios deben mantener independencia con respecto de gobiernos. Mas, es claro también que la independencia de agendas, programación y temas depende en cierta medida de la no existencia de compromisos económicos. Cómo resolver esta contradicción es el tema principal que se destaca por parte de las personas entrevistadas, quienes expresan enfáticamente que el sostenimiento de las radios públicas debe ser responsabilidad del Estado, tanto como bien público, como en cuanto a que la tarea del Estado Social de Derecho es, se reitera, mantener condiciones necesarias para la vida digna. El aporte del Estado a las radios no es entonces un “gasto” sino una inversión en escenarios comunicativos. Ahora bien, en lo concreto se recomienda que las radios públicas no dependan estrictamente de gobiernos para, por ejemplo, el pago de salarios de personal o de equipamiento, o para la renovación técnica. Por último se expresa que las radios pueden buscar recursos económicos en otras fuentes diferentes del Estado, o se sugiere que existan amplios fondos estatales a los cuales puedan acceder las radios públicas y privadas a través de mecanismos regulatorios.

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Se plantea también la pregunta por las diferencias notables entre radios privadas y públicas en cuanto a mecanismos de financiación y sostenimiento, relacionando esto con las posibilidades reales y deseadas de competencia por audiencia entre radios públicas y privadas, pero con la desventaja de las públicas de no poder aplicar a sus producciones los grandes presupuestos que aplican las privadas en razón de sus diferentes posibilidades de comercialización y venta de servicios.


23. Las emisoras de Radio Televisión Nacional de Colombia RTVC. Un caso especial Dado que Radio Nacional de Colombia y Radiónica, las emisoras adscritas a Radio Televisión Nacional de Colombia RTVC, son las únicas emisoras de interés público con una emisión nacional y que dependen de una entidad cuyos objetivos misionales son específicamente comunicativos, fueron consideradas en esta investigación como caso especial.

Otro dato importante es que estas emisoras poseen la mayor cantidad de documentos escritos sobre los cuales sustentan su gestión, comparativamente con la media de las emisoras de interés público Cuentan con documento de proyecto comunicativo, manual de estilo, manual de funciones y procedimientos, políticas de programación y de audiencias.

Para su estudio se utilizaron las mismas categorías de análisis empleadas para el resto de las emisoras.

En cuanto a su estructura organizacional, estas emisoras dependen de la Subgerencia de Radio, la que a su vez, depende de la Gerencia General de RTVC. Dicha Subgerencia cuenta con coordinaciones especializadas y jefaturas de las que dependen las instancias de programación y producción, la emisión, la fonoteca, los proyectos, la música y la información, que prestan sus servicios a las dos emisoras de manera unificada.

23.1. Gestión Dentro del conjunto de las emisoras de interés público, Radio Nacional de Colombia y Radiónica son las emisoras que presentan el mejor nivel de planeación. Poseen planes elaborados a 4 años en todos los campos indagados, a saber, en programación, desarrollo técnico, gestión administrativa y gestión financiera, derivando de dichos planes cronogramas con indicadores de medición. Dada la naturaleza específicamente comunicativa de la entidad adjudicataria de la que dependen (RTVC), estas emisoras están necesariamente incluidas en los planes de desarrollo institucionales, lo que, adicionalmente les implica tener la planeación arriba señalada, así como conocer de antemano los presupuestos con los que tienen que realizar sus actividades cada año. Los recursos económicos con los que cuentan provienen mayoritariamente del Fondo de Comunicaciones del Ministerio de Comunicaciones, a los que acceden mediante la formulación y presentación de proyectos. Estos recursos son complementados con actividades de gestión de auspicios y patrocinios, los que también les reporta promoción de sus programaciones a través de convenios interinstitucionales que les permite hacer presencia pública en distintos medios y escenarios públicos, actividades que están centradas en una coordinación específica que reporta acciones para las dos emisoras. En cuanto al equipo de trabajo de estas emisoras, resalta el hecho de que poseen un organigrama estructurado que, acompañado de los manuales de procedimientos y funciones y de estilo, permiten a sus integrantes tener claridad sobre su quehacer. Adicionalmente vale la pena resaltar que el personal vinculado tiene una formación profesional casi todos en el campo de la comunicación y que posee experiencia previa en el campo radiofónico.

Todas estas circunstancias hacen concluir que estas emisoras cuentan con una de las gestiones más ordenadas dentro del conjunto de la radio pública en Colombia.

23.2. Proyecto comunicativo Para estas dos emisoras, la cuestión del conocimiento de las audiencias es un tema central. Consultan de manera permanente el Estudio General de Medios y otros estudios que les permiten, adicionalmente, comparar sus audiencias con las de otros medios radiofónicos. Adicionalmente contratan la realización de estudios propios, cuantitativos y cualitativos, que les permiten tener información detallada sobre hábitos, gustos y necesidades de sus oyentes, a lo cual se suma la sistematización de las comunicaciones que éstos les hacen llegar a través de los distintos medios con los que cuentan para comunicarse con las emisoras: teléfono local, línea gratuita nacional, correo electrónico, chat y correspondencia. Estas actividades, sumadas a la existencia de los documentos arriba señalados, entre los que se encuentran las políticas de programación y de audiencias, les permiten construir una identidad clara hacia sus oyentes como radio pública nacional. Así, es posible caracterizar su proyecto comunicativo a partir de los siguientes elementos: • Conocimiento permanente de sus oyentes y determinación clara de públicos objetivos • Mantenimiento de canales de comunicación abiertos permanentemente hacia sus oyentes, con generación rápida de respuestas • Existencia de criterios de programación sustentados en el conocimiento de sus audiencia, pero también en

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el cumplimiento de sus fines misionales, en su función educativa, cultural, informativa y recreativa, los que, adicionalmente, permiten a los oyentes participar e incidir en la programación. • Existencia de planes de posicionamiento de las emisoras que incluyen estrategias de crecimiento de audiencia. • Mantenimiento de identidad como radio pública con estándares de calidad en producción y emisión acordes con los existentes para el conjunto de la radiodifusión. Por último, es importante señalar el crecimiento de audiencias que estas emisoras indicaron entre los años 2004 al primer semestre de 2007, el que reportó porcentajes por encima del 100% tanto para Radio Nacional de Colombia como para Radiónica. Dato que habla de la eficacia del proyecto comunicativo.

23.3. Mecanismos de financiación A diferencia de las demás emisoras de interés público, el grueso de los recursos con los que funcionan estas dos emisoras no proviene directamente de la institución adjudicataria. La mayor parte de la financiación, que no puede ser utilizada para cubrir los gastos de funcionamiento, tiene como fuente al Fondo de Comunicaciones del Ministerio de Comunicaciones.44 De manera complementaria, las emisoras cuentan con planes de planes de establecimiento de alianzas con el fin de vehiculizar y potenciar la consecución de auspicios y patrocinios, los que han generado recursos económicos y en promoción de las programaciones.

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Pese a lo anterior, y a que los resultados que las emisoras reportan en la realización de estas actividades, son exitosos, los recursos obtenidos en el año 2007 por auspicios, patrocinios y prestación de servicios a terceros representan apenas el 9% de los egresos operacionales de las emisoras.45 El éxito en la consecución de auspicios y patrocinios depende del éxito en la consolidación de audiencias, de manera tal que le permita a los posibles aliados ganar confianza en las emisoras, pero también, como lo señala el Documento Conpes 3518 de 2008, de un marco normativo flexivo que le posibilite la gestión de recursos económicos de manera más eficiente,46 sin que por ello, la radio pública deje de

lado el cumplimiento de sus fines misionales y sin que el Estado deje de cumplir con su obligación de garantizar su existencia.

23.4. Conexión entre las funciones de la entidad concesionaria y las características del trabajo de las emisoras La principal función de RTVC es “prestar un servicio de radio y televisión pública, eficiente y de alta calidad, para garantizar la igualdad en el acceso, con el propósito de fomentar la educación, la cultura y el entretenimiento, la participación democrática, la construcción de ciudadanía y la generación de identidad nacional.”47 El hecho de que la función de la entidad adjudicataria tenga un carácter específicamente comunicativo hace que la gestión de sus dos emisoras esté ligada a ella de manera estructural. Examinados en detalle los temas de la programación de estas emisoras, encontramos que están relacionados de manera directa con la información, la educación, la cultura y el entretenimiento. Adicionalmente, volviendo a sus criterios de programación encontramos que responden al cumplimiento de su misión institucional.48

23.5. Procesos y técnicas de producción radial En términos de instalaciones, equipos y mantenimiento de éstos, las emisoras cuentan con equipos actualizados, con todos sus procesos de producción computarizados y con unas locaciones recién adecuadas con especialización de espacios y de procedimientos en cada uno de ellos. El mantenimiento de sus equipos se realiza de manera mensual por parte de personal especializado. Por otra parte, las emisoras reportan haber recibido capacitación tanto en aspectos técnicos como de producción. Los temas específicos en los que recibieron capacitación fueron: manejo de equipos, manejo de programas de computador, convergencia mediática, edición por computador, conservación de material sonoro y derecho a la información. Si a lo anterior le sumamos que las emisoras poseen manuales de estilo y de procedimientos, es posible concluir

Unidad Administrativa Especial adscrita al Ministerio de Comunicaciones, creada mediante Decreto Ley 129 de 1.976 y reestructurado a través de los Decretos 1130 de 1.999 y 2324 de 2000. Tiene por objeto el financiamiento de los planes, programas y proyectos para facilitar el acceso de todos los habitantes del territorio nacional a los servicios de telecomunicaciones y postales sociales así como apoyar las actividades del Ministerio, y el mejoramiento de su capacidad administrativa, técnica y operativa para el cumplimiento de sus funciones, así como el financiamiento y ejecución de programas destinados a la expansión de las Tecnologías de la Información, utilizando como fuente de financiación los recursos que recibe por los pagos que los operadores de telecomunicaciones realizan por concesiones, autorizaciones y utilización del espectro radioeléctrico, entre otros, recursos que se estiman en $150,000 millones de pesos anuales. El Fondo de Comunicaciones está representado, dirigido y administrado por el Viceministro de Comunicaciones, quien es su Director, por delegación de funciones del Ministro de Comunicaciones. 45 Consejo Nacional de Política Económica y Social, Documento Conpes 3518 Lineamientos de política para el fortalecimiento de la gestión de la radio y televisión pública nacional, Bogotá, 12 de mayo de 2008, pág. 16. 46 Ídem 47 www.rtvc.gov.co consultado el 27 de diciembre de 2008. 48 Los tres criterios más importantes para organizar la programación son: relacionados con algún tipo de estudio de audiencias, relacionados con el cumplimiento de la misión institucional y relacionados con la función educativa y cultural 44


que la manera en que llevan a cabo la producción de sus programas es altamente ordenada, realizada con equipos actualizados, en locaciones técnicamente diseñadas por personas que tienen experiencia en radio (de acuerdo con el apartado 23.1).

23.6. Sistemas de información disponibles El hecho de que la mayoría de los procesos estén computarizados, hace que las emisoras cuenten con acceso a Internet en la totalidad de sus equipos y de sus locaciones, teniendo conectividad de banda ancha disponible en cualquier momento. Utilizan todas las posibilidades que da la Internet: chatear, correo electrónico, descargar música, noticias o información, programas de radio, software, realizar transmisiones y enviar y recibir producciones radiofónicas. Igualmente reportan el uso de software libres, particularmente en producción, y de contenidos con licencias “creative commons”.49 Los sitios más visitados en Internet son Radio Francia Internacional RFI, Voz de los Estados Unidos de América VOA, Voz de Rusia y diversos medios impresos. A través de este medio reciben material sonoro de RFI, pero también lo hacen de manera satelital, ésto de manera periódica. Estos elementos muestran que los sistemas de información con los que cuentan la Radio Nacional de Colombia y Radiónica están concentrados en la Internet, aprovechando todos los recursos y posibilidades que esta ofrece.

23.7. Vínculos con la comunidad Hemos ya señalado que para estas emisoras el tema del conocimiento de audiencias es central y que a partir de este conocimiento, junto con sus fines misionales, establecen sus políticas de programación y de audiencias. Adicionalmente señalamos que sus oyentes disponen de diversos canales de comunicación con las emisoras y que estas comunicaciones son objeto de sistematización y análisis por parte de sus gestores. Estos elementos nos permiten afirmar que la valoración que las emisoras hacen de sus oyentes es alta y que sus opiniones son tenidas en cuenta en tanto son el resultado de algún tipo de estudio o análisis de audiencias, resultados que son usados para generar cambios en la programación, o son expresadas a través de programas con micrófonos abiertos. Por otra parte, estas emisoras señalan que para promover la educación, la ampliación de los referentes culturales y

de la formación cívica y ciudadana de sus oyentes, han llevado a cabo las siguientes acciones: • Divulgación de información educativa • Programas con contenidos centrados en ciencia y tecnología • Programas especializados • Programas con músicos o artistas del municipio o región • Programas de reconocimiento a personajes representativos del campo cultural • Programas con contenidos provenientes de otras culturas • Programas para promover el diálogo entre diversas culturas • Programas para promover valores cívicos y ciudadanos • Programas que promueven la solidaridad y el fortalecimiento de espacios de convivencia • Programas que promueven la participación ciudadana en la gestión de lo público • Programas que promueven las políticas de seguridad y paz

23.8. Participación social en los contenidos de la programación La participación directa de los oyentes se concentra en su participación en programas con micrófono abierto. A diferencia del grueso de las emisoras de interés público, Radio Nacional de Colombia y Radiónica afirman que la incidencia que los oyentes pueden tener se canaliza a través de los estudios cuantitativos y cualitativos de audiencia y del chat. En este sentido observamos que dicha incidencia, aunque se da de forma indirecta, es efectiva en tanto los resultados de los estudios son utilizados para generar cambios en programación. Quizá sea por este motivo que las quejas de los oyentes no tengan peso alguno en el momento de tomar decisiones para cambiar la programación y que no aparezca participación de los mismos en producción.

23.9. Relación con el plan de desarrollo institucional Los objetivos estratégicos de RTVC para el año 2008 estuvieron referidos de manera prioritaria al fortalecimiento interno de la entidad.50 En este sentido, es posible afirmar que la relación de las emisoras con el plan de desarrollo institucional se centró en el cumplimiento efectivo de sus propios planes como Subgerencia de radio, contribuyendo al logro de los objetivos del plan institucional mediante

La licencia CREATIVE COMMONS proviene de un acuerdo internacional normalizado que permite el uso e intercambio gratuito de contenidos en cuanto a derechos de autor 50 Objetivos estratégicos de la entidad: aprovechar eficientemente al personal de RTVC, clarificar las funciones de cada cargo para obtener mayores índices de responsabilidad e identidad corporativa, fortalecer el conocimiento de la estrategia y de la estructura organizacional en los servidores públicos, garantizar el fácil acceso de los ciudadanos a una información de interés general de la entidad, socializar la información de la entidad para el cliente interno y externo, cumplir con el derecho de turno al pago de los contratistas, establecido en el artículo 19 de la Ley 1150 de 2007, mantener informada a la ciudadanía sobre la gestión económica y social de la entidad, implementar el proceso de planeación 2008, lograr una mejora continua de los procesos misionales. www.rtvc.gov.co consultado el 27 de diciembre de 2008. 49

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acciones internas de gestión que no fueron objeto de la presente investigación. Sobre la posible contribución a que la ciudadanía se mantenga informada sobre la gestión económica y social de la entidad, no existe mención específica sobre tema en los espacios informativos ni en la programación en general.

23.10. Aplicación de criterios éticos y políticos, y capacidad de ampliar los referentes culturales de los ciudadanos Al examinar los criterios empleados para definir la programación de estas emisoras, encontramos señalados aquellos relacionados con la “inclusión de públicos”. Aquí la inclusión de públicos hace referencia a criterios específicos que apunten a la inclusión social en la manera en que se diseñan, producen y emiten los programas. Ahora bien, la inclusión social en unas emisoras que tienen cobertura nacional, implica la presencia de diferentes acentos, expresiones artísticas y puntos de vista. Un vistazo a la programación de estas emisoras, confirma este hecho. Por esta razón, la aparición de este criterio es clave para determinar una orientación de los programas basada en criterios políticos. Por otra parte, mirando los criterios con los que se organiza la programación musical encontramos que uno de ellos es la contribución al conocimiento de nuevas propuestas.

Detallando nuevamente las programaciones, estas nuevas propuestas implican distintos niveles de interacción entre diversas manifestaciones culturales existentes tanto dentro del territorio nacional como de otros países. Otro aspecto a ser nuevamente observado es el relacionado con las actividades que las emisoras han llevado a cabo para ampliar los referentes culturales y para promover la formación cívica y ciudadana de los oyentes. De estas actividades51 es posible señalar que lo cultural se concreta principalmente en la promoción de los talentos nacionales y la difusión de su obra, así como en la puesta en diálogo entre diversas culturas. Por su parte, en lo relacionado con lo ético y lo político, es necesario nuevamente señalar la presencia de programas que promueven valores cívicos y ciudadanos, la solidaridad y el fortalecimiento de espacios de convivencia, la participación ciudadana y las políticas de seguridad y paz. Pese a lo anterior, la percepción que los oyentes tienen del cumplimiento de la función de promover valores cívicos y ciudadanos es menor de lo que ellos esperan, siendo notorio el hecho de que los oyentes de Radio Nacional de Colombia valoran esta función por encima de la media del conjunto de emisoras de interés público y, a la vez lo bajo de su calificación en la percepción del cumplimiento de dicha función, la que estaría cumpliendo mejor la otra emisora de RTVC: Radiónica.

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Otro dato a examinar aquí es la percepción que tienen las audiencias del cumplimiento de la promoción de la democracia por parte de estas emisoras. 51

Ver apartado 23.7


La tabla nos indica que el cumplimiento de esta función es percibido de manera más positiva en Radio Nacional de Colombia que en Radiónica, en donde existe una diferencia grande entre la valoración que los oyentes hacen de la promoción de la democracia y la manera en que efectivamente lo está haciendo. Interesante también que el cum-

plimiento de la función tiene idénticos valores para ambas emisoras, es decir, no existe una percepción diferenciada para las dos por parte de los oyentes. En lo relacionado con la promoción de la cultura local y mundial tenemos los siguientes resultados:

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En general la función de la promoción de la cultura tiene una valoración por parte de los oyentes que es inferior a la calificación que hacen de su cumplimiento en las dos emisoras. Esto quiere decir que existe la percepción de que se está haciendo bien algo que realmente no es muy importante para los oyentes.

Analizando estos datos en su conjunto vemos que, aunque las emisoras utilizan criterios claros, relacionados con cuestiones éticas y políticas y que realiza una cantidad importante de acciones para promover la formación cívica y ciudadana, la audiencia percibe que pueden mejorar en el cumplimiento de estas funciones. Igualmente, aunque no


sea un aspecto tan importante para los oyentes, el tema de la ampliación de los referentes culturales se está realizando de una forma que incluso está por encima de sus expectativas.

23.11. Alternativas distintas al consumo mercantil Al observar los principales programas de las emisoras constatamos que la temática de uno de ellos se relaciona específicamente con las alternativas para la vida social y colectiva distintas al consumo mercantil. Se trata de un programa informativo con tres horas de duración, de emisión diaria. Pero, adicionalmente el documento de programación de las emisoras hace énfasis en su opción por brindar programas con contenidos que se conviertan en complemento a la programación de las emisoras comerciales, abordando temas que aquellas no traten a partir de un enfoque alternativo a las determinaciones del mercado.52

23.12. Valoración de la diversidad cultural Como ya señalamos en el apartado 23.10, estas emisoras no sólo realizan un buen número de actividades en este sentido, sino que también existe la percepción por parte de los oyentes de que lo están haciendo de manera eficiente.

23.13. Construcción y preservación del patrimonio sonoro de la Nación

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La Radio Nacional de Colombia a través de sus casi 70 años de existencia ha recaudado una cantidad importante de documentos sonoros considerados de valor histórico y patrimonial, que contienen desde discursos presidenciales, voces de artistas y personajes relevantes en distintas áreas de la vida del país y sonidos de eventos tan importantes para el país como el “bogotazo” ocurrido luego de la muerte del político liberal Jorge Eliecer Gaitán en el año 1948. Se trata de un acervo que encierra más de 20 mil discos compactos, 7 mil casetes, casi 30 mil acetatos y casi 40 soportes en otros formatos tales como cinta de carrete abierto, minidisco y DAT. Esta gran cantidad de archivos sonoros requiere de un tratamiento y preservación especiales, toda vez que ese necesario protegerlo del polvo, de la humedad y de la manipulación inadecuada. Por esta razón desde la Subgerencia de radio de RTVC se iniciaron acciones para la adecuación de un espacio físico en el que este material contará con todas los requerimientos necesarios para su almacenamiento y preservación. Actualmente la fonoteca de estas emisoras cuenta con los dispositivos técnicos que le permiten ser la de mayor actualización del país, siguiendo los estándares internacionales definidos para este tipo de espacios. Adicionalmente, es relevante señalar que la mayoría de este material se encuentra catalogado y digitalizado, de forma 52

RTVC Subgerencia de radio, Documento de programación, mimeo, Bogotá, 2005

tal que pueda ser consultado por investigadores y por el público, previa solicitud, sin que se pongan en riesgo los soportes originales.

23.14. Valoración y protección de los recursos naturales Analizando los temas de la programación en general y de los programas más importantes de estas emisoras se hace evidente la ausencia de la temática ambiental. Sin embargo es necesario señalar que ésta se desarrolló como un componente transversal dentro del tratamiento de los temas del principal programa de una de las emisoras, teniendo incluso una sección permanente y una persona encargada del tema en ese espacio.


24. Conclusiones generales 24.1. Gestión

24.2. Proyecto comunicativo

• Mayoritariamente las emisoras de interés público se adjuntan a las Oficinas de Comunicación de sus instituciones, una mayoría también reporta su inclusión en el Plan de Desarrollo de la institución, y reportan a sus instancias centrales, lo que señala que, al menos en el esquema organizativo institucional, tienen una relación fuerte con sus instituciones adjudicatarias.

• Un porcentaje cercano al 40% de las emisoras de interés público carecen de un proyecto comunicativo preestablecido y consciente. Se trata de un alto porcentaje si se tiene claro que éste, más que una herramienta, es una carta de navegación para el ejercicio de cualquier medio de comunicación, mucho más si se trata de emisoras que tienen que cumplir con unas funciones que son básicas para el fortalecimiento de la democracia y para el impulso de la educación y la cultura.53

• Un examen de los planes de desarrollo de alcaldías y gobernaciones, que reúnen un 12.3 % de la muestra, señala que las emisoras no aparecen particularmente mencionadas en ellos; o, aún, no aparecen con rubros específicos en los planes plurianuales o en ejecuciones presupuestales a 2008. Esto, a pesar de que en muchos casos el Plan de Desarrollo menciona actividades o sub-programas de promoción de diversos tipos. En un solo caso se menciona la emisora, estableciendo simplemente una meta de “impulsar el fortalecimiento de la emisora de la alcaldía” sin señalar una acción más concreta para ello. • Las emisoras de las fuerzas armadas y de la Policía presentan una fuerte articulación entre la misión general de sus instituciones y su propia misión como emisora. Adicionalmente, sus las estrategias de programación están bien articuladas con aquellas. • Todos estos aspectos se consideran de mayor importancia para el quehacer de las emisoras de interés público en el documento del Ministerio de Comunicaciones de septiembre de 2008, que establece políticas prioritarias para estas emisoras y del cual se desprenden el diagnóstico y el marco conceptual de esta investigación. De manera que puede afirmarse que las emisoras se están ajustando a los planteamientos generales de las políticas y a los marcos de la indagación que guían este diagnóstico. • Con respecto a la estructura organizacional preocupa la baja planeación financiera, que tiene como uno de sus indicadores el desconocimiento o bajo nivel de acceso a presupuestos propios; y la relativamente baja autonomía administrativa, visibilizada por la poca cantidad de personal dedicado en las áreas de apoyo. Este aspecto debe tenerse en cuenta según el documento de políticas de Ministerio de Comunicaciones de septiembre de 2008. • Preocupa el alto nivel de personal de base sin remuneración, esto es, vinculados en voluntariado; la escolaridad en el personal de base de las emisoras muestra bajo nivel de universitarios, y sería deseable un mayor porcentaje de experiencia previa en radio.

• Aunque pareciera que la mayoría de las emisoras subsanan la debilidad arriba señalada mediante la adopción de los fines de sus instituciones como único horizonte que guía su acción, en tanto medios de comunicación masivos, requieren de proyectos comunicativos propios, pues los fines de sus instituciones responden a necesidades no comunicacionales. • Ahora bien, un accionar radiofónico deliberado requeriría, además de la formulación de proyectos comunicativos gruesos y agendas de programación claras, una definición y un conocimiento más o menos preciso las de audiencias, aspecto en el cual existen marcadas deficiencias. • Por otra parte, a pesar de que las emisoras manifiestan que los oyentes pueden participar en ellas en la definición de temas de programación, en la práctica esta participación está mayoritariamente centrada en la solicitud de temas musicales o en la participación en programas con micrófono abierto, de lo que se concluye que la posibilidad que tienen las audiencias de incidir en el tema de la agenda de estos medios es realmente escasa.

24.3. Mecanismos de financiación de las emisoras de interés público • A pesar de que estas emisoras deben tener garantizado su presupuesto de funcionamiento por parte de las instituciones adjudicatarias, la búsqueda de recursos es un elemento fundamental en el campo de su gestión. Desde este punto de vista podemos concluir que a excepción de las emisoras de las gobernaciones y de la Armada Nacional, las demás realizan acciones tendientes a la consecución de recursos económicos. • La gestión de auspicios y lo patrocinios constituye la principal acción, seguida de la presentación de proyectos a terceras entidades. Si a esto se le suma el hecho de que los resultados obtenidos en estas activi-

La tenencia de un manual de estilo, tal como indica el Decreto Presidencial 2805 de 2008, no subsana del todo la ausencia de un proyecto comunicativo, pero sí es un elemento que contribuye a la definición de políticas de las emisoras. 53

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dades se reporta como mayoritariamente exitoso, es posible afirmar que existe una mayor determinación por parte de estas emisoras para gestionar recursos a través de cualquiera de las posibilidades que les ofrece la normativa actual.

24.4. Relación entre las funciones de las entidades concesionarias y el trabajo de sus emisoras • La mayor coherencia entre los fines misionales y el quehacer de las emisoras se da en las emisoras del Ejército, la Armada y las Universidades, seguidas por las de los Cabildos. Si bien en algunos casos estas emisoras no se relacionan de manera directa en sus actividades diarias con todas y cada una de las funciones de las entidades adjudicatarias, sí se observa, a nivel general, una intención de contribuir al cumplimiento de los fines misionales, lo que se refleja en las programaciones, en los públicos, en las formas de relacionarse con ellos y en los criterios de programación. • Las emisoras en las que no se observa esta coherencia son las emisoras de las alcaldías y gobernaciones, en las que los planes de desarrollo no se ven explícitamente reflejadas en las programaciones, en los criterios de programación ni en los públicos, centrándose básicamente en un ejercicio de divulgación de las actividades de las administraciones de las que dependen, lo cual hace pensar que estructuran sus acciones de acuerdo con las necesidades coyunturales de las mismas.

24.5. Procesos y técnicas de producción radial 122

• La mayoría de las emisoras de interés público cuentan con espacios separados para la producción, emisión y administración y cuentan con servicio de mantenimiento de sus equipos realizados mayoritariamente por personal con formación profesional, que realiza esta tarea de manera periódica. • En relación con las personas vinculadas y colaboradoras de las emisoras es relevante señalar que su formación académica predominante es la de bachiller y tecnólogo, porcentaje que está por encima de la formación profesional. Del mismo modo es relevante el hecho de que sólo la mitad del personal tuvo alguna experiencia previa en radio. • En cuanto a capacitación en producción, es de resaltar que más del 80% de las emisoras manifiestan haber recibido alguna en los últimos 12 meses, siendo el diseño general de programación el tema en el que más emisoras se han capacitado.

• En lo relacionado con los géneros y formatos de las programaciones podemos afirmar que estas emisoras son básicamente informativas, musicales y educativas, haciéndose notoria la ausencia del uso de formatos como la crónica y el reportaje. Esto nos habla de una producción que se centra en los programas en vivo, los que, en términos generales, pueden ser emitidos con niveles de producción poco complejos y que permiten que su emisión sea diaria, con una duración preponderante de 1 hora o más. • La mayoría de las emisoras cuentan, para apoyar su programación, con fonotecas que poseen un número razonable de materiales sonoros, siendo predominantes los que se almacenan en computadores, seguidos por aquellos que tienen soporte en CD y por los casetes. Resalta el promedio de existencia de acetatos en estas fonotecas, cuya media es ligeramente superior a la de los CD. Los géneros musicales preponderantes son la salsa, el vallenato y la música popular (ranchera, guasca, carrilera, norteña, corridos, tango).

24.6. Sistemas de información disponibles • A excepción de las emisoras de las alcaldías y los cabildos, todas las demás modalidades de radio de interés público tienen acceso a la Internet. En este sentido es preocupante que sólo el 30% de las emisoras de cabildos y el 33% de las de las alcaldías tengan este servicio. • En su conjunto, el 48% de estas emisoras poseen unas condiciones de acceso a la Internet que se pueden calificar de razonables, pues cuentan con dos o más equipos para hacerlo, estando la mayoría de ellos en las salas de producción y en un menor porcentaje en las de emisión, ubicándose la conexión a través de banda ancha como la mayoritaria. Los usos de este servicio se centran de manera privilegiada en el envío y recepción de correos electrónicos y en el acceso a diferentes tipos de información. Llama la atención que en un porcentaje superior al 50% de las emisoras usan programas libres de computador. • Pese a lo anterior, es necesario señalar que aún hace falta un mayor aprovechamiento de todos los recursos de la Internet, pues la utilización de los chat, de blogs y de emisiones a través de la red, está aún en niveles por debajo del 50%.

24.7. Vínculos entre las comunidades y las emisoras de interés público • La existencia de documentos que establezcan políticas hacia las audiencias es marcadamente escaso, sólo una tercera parte de las emisoras de interés público lo tienen.


• El conocimiento que se tiene de las audiencias es insuficiente, lo que impide la definición eficaz de mecanismos que les permita vincularse a las emisoras. • A excepción de los oyentes de las emisoras territoriales indígenas, los radioescuchas tienen una escasa posibilidad de incidencia en la toma de decisiones sobre programación.

24.8. Participación social en los contenidos de la programación • La existencia de participación social en los contenidos de programación es uno de los aspectos que más requieren fortalecimiento, toda vez que estas emisoras reportan niveles muy bajos de criterios relacionados con la participación en la definición de sus programaciones, en la producción y en la incidencia de los oyentes en los cambios que se realizan. • Esto es explicable básicamente por dos factores. El primero es la falta de proyectos comunicativos a partir de los cuales las emisoras logren claridad sobre su identidad, los tratamientos de los distintos elementos de sus programaciones, sus públicos prioritarios y la manera en que se relacionarán con ellos. Sin un proyecto comunicativo elaborado juiciosa y conscientemente, cualquier tipo de emisora perderá fácilmente su rumbo y no podrá establecer políticas claras y duraderas de relación con sus audiencias. El segundo factor es el bajo conocimiento que tienen estas emisoras de sus oyentes. El porcentaje de emisoras que han consultado o realizado algún estudio de audiencias apenas supera el 20%, a lo que hay que sumar el hecho de que de éstas, sólo el 33% emplea los resultados de esos estudios para generar cambios en las programaciones.

24.9. Presencia de los planes de desarrollo en los contenidos de la programación • En general las emisoras de alcaldías presentan baja frecuencia de programas referidos a los temas de los planes de desarrollo municipal. • Las frecuencias de géneros musicales representativos de las identidades culturales en sus fonotecas son muy bajas o poco significativas como aporte a las metas y/o estrategias formuladas en cuanto a identidad y/o patrimonio cultural propio. • Las emisoras de la Armada Nacional presentan una consistencia media entre sus temas misionales y los temas de programas principales, pero temas misionales importantes como educación, información y diversidad cultural, aparecen con bajas frecuencias.

• Las emisoras de cabildos presentan buena consistencia entre la programación considerada más importante por las emisoras y los planes de sus entidades adjudicatarias. • Los programas de las emisoras del Ejército Nacional presentan una consistencia media tanto con los objetivos misionales como con sus contextos territoriales y sociales. El tema desmovilización de grupos armados ilegales que es importante en su misión presenta un porcentaje deficiente. • No aparece mucha consistencia entre las apuestas estratégicas de desarrollo de las gobernaciones y los temas de los programas más importantes de sus emisoras. El aspecto de géneros musicales en fonotecas no permite tampoco señalar un aporte desde la música a los ejes estratégicos referidos a identidad cultural. • En las emisoras de la Policía Nacional la música aparece con un peso importante entre los temas de sus programas más importantes, dobla en frecuencia a los temas que le siguen; esto es consistente con su objetivo misional de acercamiento a la comunidad. Sin embargo, no se observa una articulación con los objetivos misionales más allá del acompañamiento y entretenimiento. • Para las emisoras de las universidades la consistencia es irregular, temáticas como la educación, las alternativas al consumo y la información son bajos en la programación; la música aparece con fuerza también en éstas como aspecto relacionado con la promoción de la diversidad cultural.

24.10. Respuesta a las expectativas de la comunidad • El estudio de audiencia realizado en el marco de esta investigación nos señala que los oyentes califican bien, en general, la relación entre las funciones deseadas (esperadas) de las emisoras de interés público y su cumplimiento efectivo. • Desde el punto de vista de los oyentes estas emisoras responden de manera adecuada a sus expectativas relacionadas con la información y el entretenimiento. • Las expectativas de los oyentes frente a la promoción de valores cívicos y ciudadanos, a la educación y al mejoramiento de sus condiciones de seguridad, funciones que asignan como las más importantes para las emisoras de interés público, son vistas por ellos como susceptibles de mejorar.

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24.11. Conexión y aporte a las políticas de seguridad y paz • El porcentaje de acciones relacionadas con el tema de seguridad y paz tiene un peso importante dentro de las actividades que realizan las emisoras para promover la formación cívica y ciudadana. En este sentido se puede afirmar que existe una conexión clara entre programación y promoción del tema. • De otro lado, en relación con la importancia que las audiencias otorgan al tema y la manera cómo es calificado su desempeño, es claro que las emisoras deben mejorar en este aspecto.

24.12. Aporte de las emisoras a la construcción de agendas públicas con justicia y equidad • El tema aparece con una presencia muy baja entre los temas de programa, temas de campañas y en los criterios para organizar programación. • Aunque la audiencia otorga una importancia baja a esta función, coloca en los últimos lugares su cumplimiento efectivo por parte de estas emisoras.

24.13. Aplicación de criterios éticos y políticos, y capacidad de ampliar los referentes culturales

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• Dentro de los referentes que las emisoras de interés público tienen para organizar su programación, no aparece ningún criterio específicamente ético o político. Sin embargo, es notable el esfuerzo por promover los valores cívicos y ciudadanos a través de la realización de programas relacionados con esta temática y con la promoción de la solidaridad y convivencia. • Como criterios para estructurar la programación predominan los gustos de los oyentes. Aunque los criterios que le siguen se refieren a la regionalidad o territorialidad y/o a la identidad cultural, no es posible definir claramente que ello constituya específicamente una ampliación de referentes culturales. Sin embargo, podría señalarse que la inclusión deliberada de la región, el territorio y la nación como criterio para definir temas musicales constituye un paso para salir de las determinaciones de mercado. • Las actividades relacionadas con la formación cívica y ciudadana presentan un alto porcentaje de programas referidos al tema.

• Aunque las audiencias otorgan una escasa importancia a este tema, otorgan una alta valoración al cumplimiento que de él hacen las emisoras.

24.14. Alternativas distintas al consumo mercantil • La intencionalidad de presentar alternativas al consumo mercantil no ocupa un lugar relevante dentro de las emisoras de interés público.

24.15. Conclusiones y recomendaciones sobre la valoración de la diversidad cultural • A pesar de ser ésta una de las principales funciones de la radio pública, no aparece como una preocupación en la mayoría de estas emisoras. La presencia de este tema es baja frente al peso que tienen los programas musicales dentro de las temáticas de sus principales programas. • Pese anterior, los oyentes perciben de forma generalizada que las emisoras de interés público sí están cumpliendo de forma adecuada con esta tarea.

24.16. Construcción y preservación del patrimonio sonoro de la Nación • Dada las funciones que las emisoras de interés público deben cumplir y los servicios que deben prestar, la conservación de archivos sonoros que en la actualidad sean considerados de valor patrimonial o que puedan constituirse como tal hacia el futuro, es una de las labores que socialmente tiene tanto valor como la programación misma. En este sentido, las diferentes modalidades de radio de interés público tienen mucho que mejorar, pues sólo la mitad afirma conservar archivos de manera permanente, material que en menos de la mitad de los casos recibe algún tipo de tratamiento especial y sólo el 45% de las emisoras que conservan material de valor histórico permite la consulta pública del mismo.

24.17. Conclusiones y recomendaciones sobre la valoración y protección de los recursos naturales • Es el tema con menos frecuencia entre los programas principales de las emisoras de interés público. Se podría considerar prácticamente invisible para las audiencias.


25. Recomendaciones • En el caso de las emisoras de las alcaldías y gobernaciones, impulsar la inclusión de proyectos de fortalecimiento de las emisoras mismas dentro de los planes de desarrollo municipal y departamental.

• Realizar recomendaciones formales por parte del Ministerio de Comunicaciones hacia las entidades adjudicatarias tendientes a la inclusión de las emisoras en sus planes de desarrollo institucional.

• Fortalecer la capacidad de planeación de las emisoras mediante procesos de capacitación y asesorías que pueden provenir de las áreas administrativas de las entidades adjudicatarias y de otras instituciones, entre ellas el Ministerio de Comunicaciones, y mediante la generación de procesos administrativos por parte del mismo Ministerio que insten a las emisoras a presentar anualmente sus planes de desarrollo.

• Fomentar la circulación de información sobre las políticas de seguridad y paz desde las entidades relacionadas con el tema hacia las emisoras.

• Impulsar la profesionalización del personal vinculado a las emisoras mediante el establecimiento de convenios entre las entidades adjudicatarias, el Ministerio de Comunicaciones y las Universidades regionales y/o la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD. • Impulsar la ejecución de convenios entre las emisoras, el Ministerio de Comunicaciones y universidades regionales y/o UNAD para la realización de capacitaciones sobre técnicas cualitativas y cuantitativas de conocimiento de audiencias y sobre el diseño de proyectos comunicativos. • Fomentar el diseño y ejecución de planes alternos de financiación que se centren en la consecución de auspiciantes y patrocinadores. Estos planes impulsarán de manera paralela la necesidad de conocimiento de las audiencias y de mejoras en las programaciones de acuerdo con las necesidades y expectativas de los oyentes, todo sin desviarse de los fines determinados por la ley para cada una de las modalidades de radio de interés público. • Impulsar la inclusión de proyectos de fortalecimiento de las emisoras adscritas a alcaldías y gobernaciones dentro de los planes de desarrollo municipales y departamentales. • Ampliar la conectividad de las emisoras territoriales indígenas mediantes su inclusión dentro del programa Compartel. • Contribuir al mejoramiento del acceso a la Internet de las emisoras de las alcaldías mediante convenios entre el Ministerio de Comunicaciones, las emisoras y el Ministerio del Interior y de Justicia. • Fomentar la capacitación en los usos de la Internet mediante el impulso a convenios entre el SENA y las emisoras.

• Propiciar la realización de campañas institucionales permanentes relacionadas con políticas de seguridad y paz por parte de las emisoras, a través de la formulación de recomendaciones formales por parte del Ministerio de Comunicaciones. • Generar recomendaciones formales desde el Ministerio de Comunicaciones hacia las emisoras en las que se den pautas para la inclusión de temáticas relacionadas con la valoración y protección de los recursos naturales dentro de las programaciones y como elemento transversal en el desarrollo de sus contenidos.

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Entrevistas José Bernardo Toro

Por ejemplo, la difamación es una asimetría. Si tengo una emisora puedo difamar a alguien y esta persona no podrá defenderse contra mí porque yo tengo el medio de comunicación. El Estado entonces debe castigar la difamación porque la honra es un bien público.

¿Sobre qué tipo de noción de lo público cree que deberían realizar su labor las emisoras de interés público?

Ahora, la función de la comunicación está en circular sentidos y valores. La información, desde el punto de vista de la democracia, debe crear condiciones estables para que los diferentes sentidos puedan circular y competir en igualdad de condiciones. Incluso, es tarea de la radiodifusión pública hacer circular competitivamente sentidos y significados que los sectores privados no hacen circular.

Filósofo de la Universidad San Buenaventura de Bogotá, y Magíster en Investigación y Tecnología de la Universidad Javeriana de Colombia, actualmente asesor de la fundación Avina.

JBT: Si entendemos lo público como lo que le conviene a todas las personas de una sociedad para vivir dignamente, uno tiene que entender que en sí misma la información es un bien público. Entendamos la información como conocimiento acumulado sobre hechos, evidencias o situaciones difíciles; conocimiento, en suma, que contribuye a la búsqueda de una vida digna. Esto es, se trata de conocimiento puesto en términos de información. Cuando restringimos cierto tipo de información y la transmitimos a un sólo grupo social, le damos poder a ese grupo social sobre otro grupo. La primera pregunta que debe hacerse el Estado es: ¿cuál es el tipo de información que necesitan todos los grupos de la sociedad para no generar asimetrías? Y en esos términos: ¿cuál es el tipo de información requerida en una sociedad para que los intereses sean simétricos aunque compitan entre ellos? Se trata de una información que permita que el conjunto de intereses interactúen simétricamente para definir una dirección de acción determinada, que sería el proyecto social seleccionado. Eso es información pública. Y es ese el papel de una radiodifusora pública. ¿Cómo procesar las asimetrías en el escenario de lo público y en los medios de comunicación? Los bienes públicos máximos de una sociedad son el Estado y la ley. Una lista de bienes públicos esenciales es: el Estado, la ley, los servicios públicos básicos: agua, luz, alcantarillado, los servicios de desarrollo social y económico: educación, empleo, salud, transporte; otros de tercera generación que son la información, la libertad de conciencia, la libertad de pensamiento. Un Estado es la síntesis de las contradicciones de una sociedad. ¿Qué quiere decir eso? Que los diferentes grupos e intereses presentes en la sociedad deben ser reflejados y protegidos por el Estado. Así, parte de la tarea del Estado es garantizar que nadie pueda usar su posición de poder para quitar el derecho de otro. Desde ese punto de vista, el Estado debe garantizar que la información disponible a nivel privado no genere asimetrías.

Las emisoras públicas hacen ese trabajo por mandato constitucional, pero no lo hacen competitivamente. Un programa de televisión que recibe cinco millones de pesos para producción no puede competir con un programa al que se le invierten cincuenta o setenta millones. La BBC de Londres y el Public Broadcasting System en Estados Unidos reconocen que compiten con los privados, y que deben ofrecer calidad. ¿Cómo debe la radio pública diferenciarse de la radio comercial? Enfáticamente, el rating es tan importante para la radio privada como para la radio pública: un programa público que nadie escuche no es un programa. Es de la esencia del acto comunicativo el captar audiencia. La radio requiere audiencia, toda la comunicación requiere audiencia, y la radio pública tiende a desatender el rating, es decir, a descuidar su audiencia. ¿Dónde creo que está la diferencia? En su responsabilidad de crear y hacer circular sentidos que otros sistemas excluyen, sentidos que son fundamentales para el proyecto de nación. ¿Cómo debe ser la relación de la radio pública con las políticas públicas? El gran problema de la comunicación pública en Colombia es su falta de independencia. Un ejemplo, el Public Broadcasting System de Estados Unidos hizo un programa sobre Hugo Chávez, se le preguntó a la directora: ¿Un programa sobre Hugo Chávez, el mayor contrincante político y primario de Bush? ¿Por qué? Ella respondió: la función del programa es que el pueblo norteamericano sepa quién es Hugo Chávez. ¿Cuál es la información y comunicación que la sociedad necesita para constituirse como nación? El gobierno puede considerar que requiere comunicación de gobierno, pero la comunicación pública no es para el gobierno, es para el proyecto de sociedad que queremos, proyecto que está

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en la Constitución. Cualquier gobierno debe trabajar para el mismo proyecto que trabajamos todos, que es un proyecto de nación. Para mí la comunicación pública es una política de Estado, no de gobierno. Y la Radio Nacional, por ejemplo, debe tener un proyecto más allá de los gobiernos. Ahí tenemos un problema, es que el funcionario público debe ser funcionario de carrera de Estado y no funcionario de un gobierno. En ese sentido, ¿deben ser autosostenibles las emisoras de interés público? ¿El Estado debe aportar a ello, y, en qué medida? El problema no es cómo pagamos la Radio Nacional. La cuestión primordial es mantener un país informado de las decisiones que afectan su vida cotidiana e institucional. Mantener un país orientado a su propio proyecto de nación, integrado en sus múltiples diferencias. Que pueda reflejarse en la comunicación que hace, un país que tenga confianza en sus instituciones públicas. Eso es no es un gasto, es una inversión. Lo que necesitamos es sostener la sociedad y la nación. Necesitamos pueblos sanos, pueblos educados; los impuestos son para que esos bienes sociales sean sostenibles. Lo importante no es sostener la emisora, es tener una sociedad informada con las innovaciones que requiere para sostenerse como nación. ¿Diría usted que la radio pública tiene una tarea educativa?

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Toda propuesta de sociedad requiere un currículum. Es decir, la educación produce cambio. Pero no es posible hacer el cambio sin educación. Piense usted que el salón de clase no es un salón de 30 alumnos sino de cuarenta y cinco millones, que tiene unos ciudadanos, unas personas que quieren seguir trabajando por una sociedad democrática, un Estado social de derecho. Cada generación necesita re-entender ese momento, esto es, saber hacia dónde va caminado. La gran tarea de la comunicación pública es proteger todos los elementos que le permitan a una gran sociedad conservar todos sus valores: básicamente señales, signos y símbolos comprensibles. Esa es la función de la educación pública, generar señales que nos dan el peso de nación, que nos dan nortes para caminar; señales de que podemos integrarnos, que podemos unirnos, que podemos cumplir metas colectivas. Ese es el papel. Un ejemplo de lo que puede hacer la comunicación pública: en la Asamblea Constituyente de 1991 Lorenzo Muelas se dirige al país hablando durante cinco minutos en su lengua guambiana. A los cinco minutos dice: “Sé que ustedes llevan cinco minutos sin entenderme. Nosotros llevamos 500 años sin entenderlos”. En ese momento, en esos cinco

minutos, para un gran sector de la sociedad colombiana la imagen del indígena cambió automáticamente. Porque hubo un acto de significación importante de sentido que cubrió a todo el país. ¿Cómo puede aportar la radio pública a la consolidación de la democracia? Uno, tenemos que desestigmatizar la organización. El tejido social es el conjunto de integraciones entre las múltiples organizaciones. Una sociedad necesita muchas organizaciones para ser segura, para autoprotegerse y para autorregularse. Para avanzar en la democracia la comunicación debe ayudar a entender, a comprender; a presentar modelos de arquitectura social que critiquen las organizaciones que no funcionan, que son excluyentes o que generan asimetrías. Alexis de Tocqueville se pregunta ¿cómo hicieron los norteamericanos para hacer en doscientos años lo que a Europa le llevó tres mil años? Los norteamericanos descubrieron la maestra de todas las ciencias: saber organizarse. Todo lo demás depende de eso. Entonces para mí ese es el aporte fundamental. Otro punto importante es la legitimidad de las instituciones. Es necesario profundizar el concepto de ciudadano. Bogotá cambió porque se hizo un trabajo con la ciudadanía, a nivel de barrio, a nivel comunal: se expresó que es la ciudadanía la que genera lo público. El Congreso legisla y legitima, pero el público es la sociedad civil. Es un punto que debe estar claro si queremos tener partidos políticos sólidos e instituciones públicas sólidas, hay que entender que la ciudadanía es la que construye ese tipo de cosas. Se necesita recuperar el valor político de la política. No es posible una democracia sin políticos. Pero no tenemos una comunicación que muestre a la sociedad lo que es un político ni la importancia de un político. La comunicación debe aportar una formación política, una formación en Estado social de derecho. Tiene que trabajar a fondo por un norte ético, que justifique la existencia de las instituciones políticas, culturales, sociales, religiosas. En eso la comunicación pública no puede ceder un centímetro. ¿Deben las radios públicas propiciar la visibilización y/o construcción de identidades culturales? La respuesta siempre es la misma: debe propiciarse la creación de una convergencia de intereses. Lo importante es dar una arquitectura a esa convergencia de intereses; el valor de una Constitución como la nuestra es que nos da elementos de Estado para construir las arquitecturas que requerimos para interactuar con otros intereses. Mientras no haya convergencia de intereses usted puede hacer estatutos y no va a pasar nada.


Se requieren mecanismos que logren poner los diversos intereses en juego, ese es el debate. Desde ese punto de vista de la comunicación, nos faltan muchos foros para debatir, no tenemos suficientes centros académicos, no tenemos suficientes centros estratégicos, no tenemos suficientes centros de investigación donde se debata, centros culturales. Creo que las comunidades necesitan que sus formas y sus significados puedan circular y competir en igualdad de condiciones con otros. Los campesinos cafeteros pueden sentir que sus significados circulan con mayor presencia y fuerza, por supuesto, que los significados de otros, de los indígenas, por ejemplo. Pero estos saben que sus sentidos, al contrario, circulan mucho menos, son menos visibles. Sus intereses no se visibilizan. Todo acto comunicativo busca reconocimiento, y todo acto comunicativo que yo oculto evita el reconocimiento. Si no tengo los recursos para acceder a cierta comunicación privada el Estado debe ayudarme, creando condiciones para que yo sea reconocido también. ¿Cuál sería la tarea de la radio de interés público en torno a la construcción de cultura de la convivencia? La convivencia no es natural, es aprendida. Una de las tareas de la comunicación desde el punto de vista de pedagogía social es generar nuevas distinciones. Cuando usted logra hacer una nueva distinción de algo, conceptualmente hablando, el pensamiento avanza. Un punto fundamental, entonces, aunque parezca irrelevante, es recuperar el valor de los espacios de socialización para la convivencia. Tratamos de trabajar contra el maltrato infantil, el maltrato a la mujer, la violencia intrafamiliar, pero no podemos conocer aún los nuevos modelos de familia, los nuevos modelos de convivencia familiar, los nuevos modelos de pareja que nos van a permitir generar nuevos modelos de convivencia íntima. Los modelos de convivencia del trabajo, de la organización barrial, del club, la asociación, de las asociaciones intermedias, de las religiones, en los partidos, en los movimientos políticos y en la comunicación son absolutamente simbólicos. Si todo ese conjunto no funciona bajo el mismo patrón, es muy difícil desarrollar una convivencia nacional. Que el hijo de un profesional nunca se vaya a encontrar en la vida con el hijo de un trabajador, pues toda su vida escolar transcurrió en una institución privada, nos remite a la pregunta por la convivencia. No hay espacios de socialización de nación, menos aún para la convivencia. ¿Cuáles son los mecanismos de integración? Los instrumentos más poderosos de una sociedad para integrarse son: compartir un norte ético, la política y tener partidos

donde mis intereses puedan competir organizadamente con otros intereses. La política es un gran factor de integración. Es en la conversación, en la articulación de los significados donde veo que todo circula: mientras mi forma de ver el mundo circule de igual forma, no importa que yo sea indígena o negro o inmigrante o lo que sea. Y que el arte, mis formas de ver lo bello, sean valoradas de igual manera. La educación que posibilite compartir un mismo saber en un mismo lugar, independientemente de la clase social, es uno de los mayores factores de integración de la sociedad. En un país como Canadá, el hijo del presidente Harper va a la misma escuela a la que asiste el hijo de la señora que trabaja en su casa. El niño millonario y el niño del trabajador se integran y se sienten en una excelente escuela canadiense. Canadiense, no en el colegio tal o en el colegio distrital tal. Entonces, los instrumentos de integración son la política, el norte ético, la comunicación, la educación y la estética. Está señalando una comunicación altamente deliberada. ¿Diría usted que las emisoras de interés público deben tener una agenda así de clara y deliberada? Sí porque la comunicación requiere un norte de sentido, que para el caso de la cuestión pública es el proyecto de nación, la integración del país. No la integración romántica: la integración política, económica. Es toda una arquitectura de creación de sentido, de recuperación de sentido, de sistemas de circulación de sentido. Y eso significa norte, arquitectura y agenda. ¿Llamaría a eso un proyecto comunicativo? Eso es un proyecto comunicativo.

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Javier Darío Restrepo Periodista

¿Sobre qué noción de lo público deberían hacer su tarea las emisoras de interés público? ¿Cuál es el concepto de lo público? Obviamente descarto que tenga alguna aproximación a lo oficial y acojo más bien la definición de lo público como lo que es de todos. Por consiguiente, es esa parte fundamental para la construcción de una sociedad, que es estar construida sobre algo que sea de todos, una historia común, una geografía común, una lengua común, todos esos elementos que hacen la identidad de una sociedad. Pienso que una emisora oficial que esté dedicada a lo público debería girar alrededor de la preservación y el fortalecimiento de la identidad de la sociedad, por tanto debería estar trabajando continuamente sobre todos esos elementos que hacen la identidad a partir de una lengua. ¿Cree que las emisoras de interés público tendrían que abrir, enriquecer o posibilitar el debate sobre política pública? Se trata de emisoras que tendrían que meterse más con la actualidad, tener menos miedo de informar sobre lo que está sucediendo y más libertad para hacerlo. Yo creo que esa libertad puede ser el camino hacia la calidad. Allí hay una causación mutua: hay libertad si hay calidad y la calidad conduce a la libertad. Es una cosa teórica interesante por examinar. Por lo pronto mi idea es esta: en la medida en que haya un cuerpo de redacción que examine lo que está sucediendo con miras a hacer un noticiero, pero un noticiero distinto, creo que se podría abrir la puerta para unos debates que son indispensables. Cuando hablo de un cuerpo de redacción con capacidad de informar con claridad, me refiero a examinar todas las dimensiones de los hechos, no únicamente el suceso. Ver lo que está pasando, antecedentes, contextos y sobre todo proyecciones, y luego convertir la información en conocimiento. El día en que la radio pública pueda tener un cuerpo de redacción de una cierta calidad, que tenga una conducción para que las informaciones que se den no sean de tipo comercial, sino una información inteligente, se abrirá el espacio necesario para que todo tema pueda ser tratado. Si hay cualquier clase de tema que sea negado, eso significa una cierta autocensura, silencio, y la radio es lo contrario del silencio, ese es el antónimo de la radio. ¿En qué se diferenciarían estas emisoras, en los términos de libertad y calidad que usted ha planteado, de la función de la radio comercial? Prácticamente en todo, porque la radio comercial se ha limitado a dar una información escueta, bien sea por razones de tiempo, o por razón de formación; se han formado

para hablarle a los sentidos de la gente no para hablarle a la inteligencia. Es una radio en la que predominan intereses que condicionan la información. Bien sea el interés comercial, el interés político o el interés de ganarle a la competencia, de obtener rating. Esos son elementos ajenos, extraños, que prácticamente han formado una especie de prisión para la información, es una información que está ahogada, a la que le parece suficiente decir esto pasó, pero nada más. No hay seguimiento de la noticia. La radio pública puede hacer ese seguimiento porque no tiene esas ataduras de lo comercial, de donde tienen el gran principio de servirle de la mejor manera a sus oyentes, lo que al fin y al cabo es el alma de lo público: el que todos tengan posibilidades, oportunidades, y la gran oportunidad que se ofrece con una gran información es justamente la que conecta la calidad con la libertad. Por esto, si yo doy una información de calidad y la convierto en conocimiento y comparto ese conocimiento, quien tiene el mejor conocimiento es más libre para tomar decisiones. Así, por la vía de la información se genera libertad y si algo ha de querer una radio pública es convertirse en generadora de libertad. Todo esto que le falta a la información de los medios comerciales es lo que puede dar la radio pública: información con contexto, con antecedentes. Generalmente se le tiene miedo a los antecedentes porque eso implica buena investigación y sobre todo magnífico archivo. Piense en las consecuencias de los hechos y, sobre todo, confronte muchas fuentes, que son las que enriquecen la visión. Nada de eso, o muy poco de eso se está haciendo en la radio comercial. Eso conformaría todo un proyecto de renovación de la radio pública, particularmente de lo que se refiere a la información. ¿Cree que somos capaces de reconocer que los diversos estamentos de la sociedad, uno de los cuales es la radio comercial, tiene sus intereses legítimos? ¿Que el Estado como propietario de esas emisoras tiene también unos interés más o menos legítimos que otros? ¿Cómo tendría qué resolver la radio pública el hecho de pertenecer a una institución que tiene políticas claramente definidas y éstas no son comunicativas? Eso viene a ser la misma pregunta que me encuentro siempre en los talleres que dicto, pero con diferente ámbito. Es la pregunta del millón: mañana vamos a regresar a la redacción y allí vamos a tropezar con el muro de obstinación, y a veces torpeza, del jefe de redacción que está en otro cuento. ¿Qué hacer allí? Desde luego no se obtiene ese cambio de un día para otro. Tampoco se logra nada rompiéndose la cabeza contra el muro; hay que rodear al muro, y ese rodear al muro significa un comienzo casi insignificante: definir unas ideas muy claras sobre para dónde vamos. Un ideal compartido por un equipo, liderado por alguien que esté convencido de ello.

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La forma de abrir campos es con un periodismo de calidad, al principio no dará algo, pero en el fondo todo es cuestión de saber meter goles; y eso lo sabemos muy bien los periodistas: en todas las redacciones hay alguien especializado en meter goles. Hacer algo que esté contra la corriente impositiva que tiene el director que no participa del mismo punto de vista y que tiene cierta miopía respecto a esas cosas. El que está abajo ve un poco más claro porque su visión no está entorpecida, no está nublada por otros intereses. Creo que se trata de hacer buen periodismo y un periodismo que le sirva a la gente que me está oyendo. ¿Cómo pueden aportar las radios públicas a la consolidación de la democracia? A través de etapas que se tienen que ir cubriendo progresivamente de acuerdo al proceso, pero con una idea muy clara. Si mi idea clara es “tenemos que abandonar este estilo de noticia que se acerca mucho al ‘breve’ en el medio impreso, y que puede predominar mucho en la radio para que quepan muchas noticias”, el primer paso, entonces, tiene que ser la selección de una agenda. Luego viene otro paso donde vamos a examinar cuáles son los criterios para seleccionar las fuentes. Emprender una renovación de la lista de fuentes y de los criterios con los que se seleccionan las fuentes, y con los que se maneja el material que dan las fuentes. Siguiendo los pasos de la elaboración de una noticia yo creo que se pueden construir un proyecto de renovación para hacer la noticia. Es indispensable trazar ese plan, que se discuta con toda la redacción, que se le encuentren las dificultades mayores y las formas de resolverlas; que se comprometa a la gente inspirando entusiasmo con esta renovación.

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Alguna vez en un evento me pidieron hablar sobre las posibilidades que tiene la información no comercial de las emisoras comunitarias, recuerdo que hablábamos justamente de este tema, de la importancia y lo motivante que es para ellos saber que estaban haciendo una radio no comercial, que no podía estar contaminada por los criterios comerciales. La gente se sentía haciendo algo importante. ¿Tiene un sentido la idea que las radios de interés público fortalezcan o busquen preservar la identidad cultural? Yo hablaría primero de la identidad de la propia radio, cuando, por ejemplo, las emisoras comunitarias quieren parecerse a la comerciales, ahí tiene usted una crisis de identidad -que es la crisis del periodismo en general-. Recuerdo cuando terminé mi periodo de Defensor Editor en El Tiempo, me pidieron que escribiera sobre mis impresiones de esos dos años y sobre lo que más necesitaba el periódico. Yo recuerdo que encabecé todo diciendo: este periódico necesita con urgencia tener identidad.

Primero, las radios públicas tendrían que afinar mucho su identidad propia, una identidad que le señala el hecho enorme de ser públicas y de estar al servicio de lo público. Es que lo público dignifica lo privado. Tú miras en los griegos lo más digno que existía es estar al servicio de lo público, en cambio se rebajaba uno al nivel de los esclavos cuando estaba trabajando en lo privado, tanto que Aristóteles define al político como alguien que habiéndose librado de las inquietudes y las necesidades privadas se puede consagrar a lo público para labrar su inmortalidad. Entonces lo público le confiere un sello de una importancia y de una dignidad enorme a un medio de comunicación. Lo público no sólo dignifica, debe ser un sello de identidad. Para llegar a eso desde las angulosidades de la retórica hay que comenzar por definir qué es lo público, cuáles son las actividades que estamos haciendo, si esas actividades resisten un test que permita confirmar si lo que se está haciendo es de interés público o sólo es de interés privado. Esa es, en la práctica, la forma de distinguir y clasificar los contenidos que se tengan. Si se persiste en clasificar los contenidos, seguramente muchas cosas se van a detectar como que no tienen interés público y sería un buen comienzo para ir afinando la identidad de las emisoras públicas. ¿Tendría sentido que estas emisoras intentaran reconocer la diversidad de identidades en el país? Una emisora que tiene identidad de lo público fortalece su identidad en la medida que se dedica a construir esa identidad nacional, decir construir esa identidad nacional es pretencioso, pero es una contribución a la identidad nacional. Todo lo que pueda hacer una emisora de estas, desde la dignificación de la lengua, defender la lengua contra todas esas contaminaciones y virus que hay actualmente, cuidar la lengua en la locución misma y en la forma de presentarse al público, ahí hay un detalle no pequeño, y que no deja de tener importancia, que es el detalle de la locución. Me tiene preocupado encontrar que cada vez es peor calidad la locución en la radio. Construir identidad está relacionado con la investigación sobre formas musicales, entusiasmar a la gente haciendo conocer los antecedentes de una música, de la misma manera que el debate sobre la historia. Me parece que no se está debatiendo la historia y ese sí que es un tema que se prestaría para construir mucha identidad. Hay otro campo también para la identidad y es la construcción de una idea de futuro; una buena noticia examina las consecuencias, pero no se trata sólo de mirar las consecuencias teóricamente sino de explorar lo que se puede hacer y convocar todos a la acción, para hacer parte de la construcción del futuro. Temas como económico, como el de la justicia social, pero particularmente el de la violencia, se prestan para eso. La radio ofrece muchas posibilidades si todas las cosas se orientan en ese sentido. ¿Diría usted que las emisoras de interés público pueden aportar a la construcción de una cultura de la convivencia?


Muchísimo. Sócrates decía que uno llega a ser justo si se pone en contacto con los justos. Una cultura de la convivencia que se haga poniendo en contacto a los oyentes con hechos de convivencia y con personajes convivientes. Son hechos que se pueden destacar. En la confección de la agenda noticiosa de cualquier medio hay un camino muy fácil que es generalmente el que sigue los medios comerciales: el camino de lo espectacular, de lo sensacional, que, en último término, es negativo. Abrir un noticiero con una catástrofe, una tragedia, una matazón, eso es fácil. No digo que deba silenciarse, no, sería gravísimo. Pero hay que saber presentar estos acontecimientos de modo que se comprenda y que rete al oyente; que no lo deje pasivo y conformista frente a ese tipo de cosas. Luego explorar en la agenda otros hechos que merezcan importancia y que puedan resultar más constructivos; incluso, comprometer a la gente, a través de investigaciones, con los problemas existentes. Hoy mi señora estaba preocupadísima y me llamó porque acababan de dar la noticia de que dentro de diez años no vamos a tener agua. Bueno, esa es una forma de estimular, de mover a las personas a preguntarse qué se puede hacer, cuáles son nuestras fuentes de agua, qué es lo que está sucediendo; que la gente entienda cuál es el problema, y que luego pueda tomar actitudes frente al problema. Lo mismo frente a la convivencia, mostrar los dramas a que da lugar la falta de convivencia, pero también mostrar la otra parte: los ejemplos de convivencia, cómo se logra la convivencia, los pasos que se tienen que dar y las consecuencias que se siguen de una vida de convivencia. En el campo de la historia ver cómo ha sido de difícil la convivencia en Colombia, buscar cuáles ha sido las razones para que esto suceda. Entonces allí viene una bonita investigación sobre los motivos que nos han dividido y que han estado detrás de esta historia de guerras en la que nos hemos embarcado. Allí tiene que ver mucho y puede ayudar mucho también, el tener una buena sección de libros que se están produciendo, indagar sobre cuáles son nuestros autores actuales y nuestro autores del pasado; poner a la gente en contacto con eso, eso sí es parte de la identidad, y estar abiertos a la pintura, a la música de toda clase porque esas son las materias con las que se construye una sociedad.

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Omar Rincón

Director Centro de Competencia en Comunicación. FESCOL. Bogotá, Colombia. Profesor Asociado, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad de los Andes. Bogotá. Colombia. ¿Sobre qué noción de lo público considera usted que deben realizar su labor las emisoras de interés público? El concepto de público ha venido variando, se decía que lo público era aquello de todos, abierto y visible. Hoy en día lo público se ha vuelto una necesidad de expresión del derecho a la comunicación, hoy en día si uno no relaciona lo público con el derecho a la comunicación está perdido. El derecho a la comunicación es como la nueva forma de reglamentación que tiene la sociedad. La clasificación anterior era público, privado, ánimo de lucro, sin ánimo de lucro, estatal no estatal. Todas las emisoras se regían con el proyecto de libertad de información. Hoy en día creo que el derecho de comunicación abierto es una cosa espectacular: para que sea público tiene que haber derecho a la comunicación, el Estado debe intervenir para que todo ciudadano pueda producir medios y pueda acceder a la pantalla o a las ondas hertzianas. La única forma para definir radio pública es decir que es aquella que hacen los ciudadanos, en ese caso, la que hace el Estado dejaría de ser pública porque es totalmente gubernamental.

por las nuevas tecnologías y por las nuevas políticas es que es aquel que participa en la producción. ¿Las emisoras privadas son diferentes en ese sentido? Yo creo que las radios públicas hay que imaginarlas de otra manera. El derecho a la comunicación exige que todos los medios sean públicos, porque todos hacen parte de la esfera de todos. Lo que sucede es que unos tienen una responsabilidad social mucho más contundente, esto es, aquellos que son establecidos por el Estado. Porque son de todos nosotros, deben cumplir esa función. Otra cosa es que los denominados privados son públicos realmente porque descubren que lo público es un gran negocio; las emisoras que más dan participación, que permiten hablar a la gente, son las emisoras privadas y los medios privados. Saben que es buen negocio ser público, los que no entienden son las estatales. Es triste, es una contradicción pero pasa. ¿Dice usted que las radios privadas permiten la expresión de intereses diversos, eso debe ser también realizado por las radios propiedad del Estado? Las privadas lo hacen, pero lo hacen con sentido de entretenimiento, de seducción de sus oyentes, no lo hacen con el sentido de construir una historia pública. Un ejemplo: en México, hay una red llamada Radio la QK, nombre que le viene de la frecuencia asignada. Pertenece a un grupo de cincuenta emisoras que no es una cadena nacional, es un grupo muy informal de radios que el gobierno confisca por piratas, porque quiebran y entran a una bolsa.

El primer requisito de lo público es saber para qué se va a usar, cómo se va a construir, qué relación tiene el medio con la comunidad. Un artículo de Clemencia Rodríguez, investigadora, sobre las poéticas de las radios indígenas se lo plantea de esa manera: el Ministerio de Comunicaciones llamó a las comunidades indígenas y les dijo “…muchachos les tengo radio emisoras para ustedes, les voy a regalar emisora…” los indígenas dijeron, alto ahí, no sabemos si queremos emisoras, vamos a hablar con nuestras comunidades y miraremos qué necesidades tenemos. Pues bien, una comunidad dijo, “sabe que no necesitamos una emisora, no la vamos a recibir. Nos interesa más un teléfono satelital es lo que necesitamos para nuestras vidas”.

Una señora del Partido Acción Nacional PAN de México tenía una de esas emisoras y no ponía ninguna programación. Se acercan unas personas de la sociedad civil y piden un espacio allí. Salen al aire y logran ser escuchados. Luego llegó todo el mundo a pedir un programita; pues ahora se va a volver radio ciudadana, y cada media hora una ONG emitirá su programa. La emisora aporta el espacio y un estudio de grabación. Usted puede escuchar allí a la comunidad gay, de ocho y media a once de la mañana, la comunidad feminista, de once a doce los indigenistas, etc. Una radio rarísima, de mala calidad porque la gente hace muy mala radio, pero era interesante el concepto.

Otra comunidad dijo “nosotros la vamos a recibir pero únicamente nos interesa hablar entre nosotros mismos, los viejitos van a transmitir nuestra cultura a los jovencitos; otros dijeron, nosotros no vamos a hablar a la comunidad, vamos a transmitir para afuera.”

Aquí se ha pedido que la Radio Nacional de Colombia en AM sea entregada a las radios comunitarias, que fuera una selección de lo comunitario, que todo el mundo mandara un programa. Lo mejor de lo comunitario, imagínate lo que se pudiera hacer, mucho más barato, no tendrían burocracia y tendrían más concepto público.

Eso es un proyecto público que realmente establece un sentido. Es agudo lo que hicieron los indígenas: me parece un buen ejemplo de que lo público hoy tendría que estar atado al derecho a la comunicación, pegado a proyectos de entrada en escena y en agenda. Proyectos en los cuales el ciudadano pueda expresar el concepto de lo público hoy

¿La radio pública debería asumir y reconocer eso? Hacerlo como mecanismo de expresión, que el ciudadano construya la radio pública. Como hacen las radios comunitarias: que la señora manda a decir que llame; y pasé por

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aquí y quería saludar, y voy a hacer un sancocho de gallina, hoy y estoy feliz y saludos a todos, y se va. Es lo que quería decir, el espacio público construido desde sus intereses. El ejemplo mejor que puedo dar es el de la City Cápsula. Hoy en día las gentes son unos genios hablando a la City Cápsula. Aprendimos, si usted mirara la evolución de las City Cápsulas podría entender cómo hemos aprendido más en discurso y en imagen, cada vez sabemos ponernos mejor frente a las cámaras, frente a los temas, frente a lo que se puede decir, a la concreción. Acabo de leer la historia de una radio comercial en Buenos Aires, llamada la radio de Petinato, es el nombre del dueño. El tipo se va al terminal de transporte y hace el programa desde allá, hace radio performance con la gente, la gente pone los temas y el pone su vida en público, habla con su hija por la radio sobre el problema que tiene. Un oyente se inventa un juego: todos los que estén oyendo a Petinato levanten la mano; de pronto en Buenos Aires un montón de gente levanta la mano; todos los que escuchen a Petinato en el auto que enciendan las luces. Cualquier teórico de la democracia diría que eso es banal, pero se trata de jugar con la radio: la radio tiene espontaneidad, es lo público, lo que no es “prelibretiado”. ¿Ese derecho a la expresión constituye una manera de conformar opinión pública? ¿La radio pública debe aportar a eso?

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Tiene que aportar a la opinión pública desde la agenda de los ciudadanos, la opinión existe según esferas: uno puede hablar de la opinión pública de los empresarios, de la opinión pública de los políticos, de la opinión pública del movimiento social. Pero la opinión pública de los ciudadanos no se ha hecho en ninguna parte, esto es, hablar sobre aquellos temas que a ellos les interesa desde sus perspectivas. Lo terrible es que al hablar de opinión pública automáticamente se piensa que se habla de radionoticia, como si la única forma de producir opinión pública fuera la noticia. ¿Quién podría negar que los “corridos prohibidos” sean la opinión publica de un sector de colombianos que no puede expresarse de otra forma? ¿Qué tipo de música se escucha ahí, que tipo de gustos aparecen ahí? Es clarísimo, hay que considerar que existen esferas públicas con diversidad de agendas. ¿Cree Ud. que la radio pública podría aportar a consolidar democracia si diese salida a esas agendas? Yo creo que es clave para que vendamos la democracia como lo que ella es. Siempre que hablamos de la democracia hablamos de una vaina muy harta, muy aburrida, muy rara, un fracaso.

La gente espera que la democracia les dé de comer, les dé fiesta; nos hemos vuelto demócratas contemplativos, esperamos que la democracia nos haga todo. Pero la democracia implica que todos debemos estar haciendo. ¿Una radio de propiedad del Estado puede abrir debates sobre asuntos de políticas? Pues deberían hacerlo, por eso me molesta tan pronto dicen “vamos a tener un programa de opinión o de noticias”, inmediatamente sufro porque sé que por ahí no va a ser la cosa. Automáticamente dicen: “cómo vamos a dejar opinar a los pobres”, por ejemplo. El Estado sí tiene que financiar lo público, es su obligación; por el derecho a la comunicación ellos tienen que financiarlo. Creo que eso está bien. Pero mientras no tengamos mayor madurez, no metería más información. Haría programas de entretenimiento, donde se pueda dar conversación al ciudadano, desde ahí construir una esfera pública distinta. ¿Está pensando en la señora que llegaba al micrófono y decía: “oye mañana voy a hacer un sancocho”? Sí, por ejemplo los formatos de duración no tienen por qué ser de media hora. Si estamos en una comunidad indígena que no marca el tiempo, un programa puede empezar a la seis de la mañana y puede terminar en la tarde, no tiene porque haber separación de medias horas. Dicen los indígenas: si la persona puede hablar bien y tiene algo que decir pues que hable todo el día, si no tienen nada que decir que sólo hable cinco minutos. Por ejemplo, si se va la luz en el pueblo, cada vez que se vaya la luz puede comenzar el programa de las historias. Entonces creo que la radio, sobre todo la radio pública, va a entender y a seguir más los ritmos ciudadanos. La gran virtud que tiene Gossaín y Julio Sánchez, es que lo sorprenden a uno. Lo llevan por caminos inesperados. ¿La radio pública juega algún papel como preservadora de la identidad cultural? La radio es el medio por excelencia en América Latina porque somos un continente oral. La radio para la gente de América Latina no es entretenimiento ni noticia, es vida cotidiana. Es la forma que tenemos de contar, de negociar. Es oral, es como la música para los africanos, ellos viven cantando, también nosotros; la radio para nosotros es vida cotidiana. Tenemos confianza en la oralidad, desde ahí es lógico pensar que es un buen espacio para que se jueguen todas las identidades, tanto la identidad joven como la femenina. Lo que no se ha investigado es que los formatos tienen que ver con las identidades: no me cabe en la cabeza que los


locutores de radio dicen que los formatos no tienen una ideología. Me parece, por el contrario, que debe haber formatos femeninos, no es hablar de mujeres, ni de salud, ni de cocina. Se trata de formatos, de ritmo y textura en la voz, se trata de la estética femenina. ¿Cree usted que las radios públicas deben tener garantizada su sostenibilidad desde el Estado, o le parece que debe abrirse a otras formas de auto gestión? El Estado debe ayudar a fomentarlas. ¿Cómo? No lo sabemos muy bien. Si es mediante incentivos o por concursos. El Estado debe poner los criterios. ¿Por qué a la radio privada se le permite todo y a las públicas no? Me parece injusto, necesitamos un nuevo neoliberalismo y que las mismas reglas queden para ambos lados. El hecho de que las radios privadas paguen no significa que automáticamente se vuelven dueñas del espectro. Crearía una cosa neoliberal para todos: que todos puedan competir por recursos económicos. Crearía un fondo para la radio pública en el que también puedan presentar proyectos las privadas. Que sea un proyecto de radio pública financiado por el Estado. Lo que digo es que los privados participen de fondos públicos, pero que los públicos también puedan participar de fondos privados.

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Gabriel Gómez

Subgerente de Radio de Radio Televisión Nacional de Colombia, Director de Radio Nacional de Colombia y de Radiónica ¿Sobre qué noción de lo público considera usted que deben realizar su labor las emisoras públicas? Bueno, hago advertencia de que el nuevo estatuto de emisoras de interés público ha juntado varias categorías distintas en una sola, pero creo que una de ellas es definitivamente muy diferente de las demás: la categoría “emisoras educativas”, la cual no corresponde a ninguna realidad que exista en el país. Quizás se trata de definir de esa manera a las emisoras universitarias, pero ellas no son específicamente educativas. Ahora bien, hablando de emisoras universitarias, en éstas lo público tiene una clara connotación de debate amplio de ideas, a diferencia de otras emisoras públicas como las de la Policía Nacional y del Ejército Nacional. En éstas, la función de hacer debate de ideas, en sentido amplio, no parecería coherente con su condición institucional. Lo público está sujeto a dos miradas distintas: una, la que normalmente se conoce, que afirma que lo público nos pertenece a todos, que lo público es lo que debe ser conocido por todos. Y otra, una mirada definida desde la ciencia política que dice que lo público, en el caso de las emisoras, tiene que ver con la obligación de responder al público de acuerdo con las prácticas de mejor periodismo. Si hacemos periodismo tenemos que responder ante terceros. Un ejemplo: en el noticiero de la Radio Nacional ponemos al aire un debate, pongamos por caso la elección para presidente en Norteamérica. Buscamos analistas que sostienen distintos puntos de vista; pero, si quiero citar personajes de la política partidista colombiana, tendría que buscar todos los puntos de vista posibles. Si, por ejemplo, hay un tercero a quien no pude citar, por cualquier razón, aquel tercero podrá decirme “¿y yo por qué no estuve allí?”, en ese caso tengo que responder. Ahí existe un elemento clave: si yo dejo algunos puntos de vista por fuera del debate, tengo que responder por ello como director de una emisora pública. Otro ejemplo: yo he seleccionado programaciones regionales, es decir, decido poner unas cosas y decido dejar otras por fuera. En cualquier caso, tengo que tener respuestas para decirles a los oyentes las razones por las que programo o no programo a “x” o “y” artistas. No se trata de que deba programarlos a todos, pero sí tengo que tener respuestas que argumenten mi decisión. Creo que lo público está más aterrizado allí: en la obligación o necesidad de tener que dar respuestas a toda la sociedad, no sólo a mis oyentes.

Por contraste, frente a lo público, el medio comercial siempre podrá acudir a argumentos del mercado o incluso al argumento del gusto, por decirlo de alguna manera: al director de esta emisora no le gusta ese artista por eso no lo trabaja. ¿Piensa usted que esa noción de lo público debe ser distinta a la que soporta el quehacer de la radio en general? Lo que planteo en síntesis es el derecho de los oyentes, la igualdad de oportunidades para todos. Lo digo nuevamente: puede ser que no conseguí a fulano de tal para que diera su opinión, puedo probarlo, puedo decir que en la práctica hicimos tantas llamadas, me dijo que pasaría al teléfono y no lo hizo, etcétera. Pero yo debo responder ante el oyente por la ausencia de ese punto de vista. En ese sentido, en cuanto a esa responsabilidad con los oyentes y con la sociedad, sí creo que la noción de interés público es diferente a todas las emisoras comerciales. Usted ha mencionado con claridad el derecho de los oyentes. ¿En las emisoras privadas, el oyente no tendría ese derecho? Creo que no lo tienen. En las comerciales yo tendría este derecho: si no me gusta la emisora, pues no la escucho. En las públicas tengo derecho, incluso, a pedirle cuentas a la emisora aunque no la escuche. El tema tiene que ver con la financiación: en el caso de las emisoras públicas, pues nos financiamos con dineros públicos. En Radio Nacional no son dineros del presupuesto nacional, digamos que vienen de un fondo que recibe contribuciones de particulares, pero se considera un fondo público, frente a lo cual hay que responder. ¿Cree que la radio de interés público debería diferenciarse del resto de la radio en su papel de conformadora de opinión pública? La radio de interés público tendría que volverse conformadora de opinión pública. Bueno aclaro que todo lo que sale al aire conforma opinión pública: si yo programo música también estoy generando opinión pública. Dicho eso, creo que los medios de interés público deben asumir esa tarea. En todas partes del mundo ellos son creadores de opinión pública; ahora, desde dónde y cómo lo hacen, eso ya varía por la condición de los distintos medios. Debemos precisar entonces: si damos privilegio en la conformación de opinión pública a la emisión de programas informativos y de opinión, con una característica muy clara y es “hacer de la verdad un tratamiento”, habría que esperar, porque las emisoras de interés público tienen que te-

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ner la intención de generar opinión publica, pero le tenemos mucho miedo a eso en el país. Por la historia política del país, por el mal uso de los medios, por el uso partidista de los medios que es una tradición, no sólo de Colombia, sino en Latinoamérica. Creo que en ese sentido tal vez la hipótesis más aceptable sería que la estructura del Frente Nacional quedó marcada en los medios. En este sentido, el Frente Nacional intentó disminuir el debate, intencionalmente al menos, intentó disminuir el debate agrio; pero lo minimizó, lo redujo en realidad a cosas superfluas. Insisto, en una emisora de la Policía o del Ejército hay unas condiciones diferentes. Pero, en general, las emisoras de interés público deben crear opinión pública. No es lo mismo para la universidad que tiene por definición esencial el debate de todos los puntos de vista. ¿Cual debería ser entonces la relación entre la radio pública y las políticas públicas? Para mí es un tema difícil porque se cruza con nuestro propio proceso de reorganizar la Radio Nacional de Colombia, pero hemos tenido aprendizajes.

de lado la audiencia aunque pensemos que no debamos “pelear” por la audiencia. Para generar opinión pública primero debemos ser escuchados, debemos dar un servicio a los oyentes; en general, la radio debe acompañar, debe ser significativa para el oyente, sin eso no hay opinión pública, sin eso los medios no sobreviven. ¿Cómo aparecen ahí las políticas públicas, está usted señalando responsabilidades a las políticas públicas? Las emisoras públicas no tendrían obligaciones distintas al resto de medios en cuanto a la conformación de opinión. Es decir, la discusión de las políticas públicas es una tarea que nos compete a todos. En esa discusión no puede dejarse de lado un tema crítico: las políticas públicas expresan intereses de unos u otros sectores de la sociedad; y no hay una política pública que pueda expresar el interés de toda una sociedad, creo que difícilmente la hay. Es un tema difícil. En ese sentido, si uno asigna a las emisoras de interés público funciones especiales en términos de las políticas públicas, esas funciones podrían estar demasiado cerca de algo que no quiere nadie: que las emisoras de interés público sean voceras del gobierno. Atención: del gobierno y no del Estado.

¿Cuáles serían esos aprendizajes? El tema es de modelos. Nuestro modelo de Radio Nacional ha sido a la vez el modelo que, de una u otra forma, da origen en Colombia al resto de emisoras de interés público, por lo menos en el tiempo.

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La Radio Nacional está sentada sobre un modelo híbrido: no somos la radio estatal europea ni tampoco somos la radio pública norteamericana –que no se financian con dineros públicos, sino con dineros del público-. Pero de todas maneras heredamos que, por ser radios públicas (y lo mismo pasa con los canales de televisión) tenemos la obligación de darle servicio a todos los colombianos. Eso no está escrito en ninguna parte, pero se deduce de todo lo que se ha dicho. Pero por otro lado tenemos que ser medios que compitan por tener audiencia. La conexión entre tener audiencia e incidir en la generación de opinión pública es absolutamente directa. si se hacen programas muy buenos, pero esos programas no son escuchados pues no se hace radio. Aunque las emisoras públicas no tendríamos que pelear por tener oyentes, en el mundo contemporáneo de los medios, sean éstos comerciales o públicos, debemos llegar a un público significativo por su calidad o por su cantidad. Si, de acuerdo con lo dicho, las emisoras públicas debemos dar servicio a todos, tenemos que tener presencia en el dial. Sea que seleccionemos un público “reducido” –en el mundo cada vez se da más la segmentación de audiencias- tenemos que llegar a ellos. No podemos dejar

Las políticas públicas pueden ser tema del Estado y pueden ser también tema de gobierno, he allí la dificultad. Puede suceder que quien tiene la voz de las emisoras de propiedad del Estado sea el gobierno y no el Estado. En ese caso, dejar el impulso de políticas públicas en las emisoras de interés público sería dejarlas –probablemente- en manos de los gobiernos de turno y eso es lo que nadie quiere. Todas las emisoras públicas de América Latina expresamos la misma angustia, es muy difícil para nosotros separarnos de ser voceros de un gobierno, ¿Cómo puede aportar la radio pública a la consolidación de las democracias? Ayudando a que se debatan puntos de vista. Si se quiere –y eso ya obedece a una posición personal- poniendo de presente siempre los intereses particulares. Los gobiernos tienen interés legítimo de impulsar una política “x” o “y”; y son legítimos porque el gobierno los define en acto legítimo y democrático, pero el gobierno no podría tener privilegios en emisoras de interés público demeritando o disminuyendo la presencia del resto de intereses. ¿Cual debería ser el ejercicio educativo de la radio pública en la era de Internet y la globalización? Es un ejercicio educativo masivo. Es decir es un ejercicio educativo ajeno a las metodologías y a los intereses escolarizantes. Es un interés educativo más de tipo general.


Muchos preferimos cambiar el adjetivo educativo por formativo. Nosotros, los medios en general, tenemos más obligaciones formativas que educativas. Los medios públicos tenemos la obligación de responder a los ciudadanos. Fíjese que es paradójico –y eso nos diferencia claramente de los medios comerciales-, nosotros respondemos ante todos los ciudadanos, sean o no sean oyentes nuestros. Se trata de los derechos del ciudadano, mismos que no dependen de su condición individual –en este caso en su condición de oyente o no oyente-. Se trata de su derecho como persona a que quienes gastamos dineros públicos respondamos por ello. ¿Cómo resolver esa situación en la que una radio pública se debe a sus oyentes, pero debe responder a todos los ciudadanos, como puede concretarse aquello en su programación? Uno se debe a los ciudadanos en el sentido de tener argumentos y dar razón de lo que hace, no en el sentido de tener que darle gusto a todos. Le voy a poner un ejemplo: llegan dos cartas y una llamada telefónica a Radio Nacional. Contesté la llamada: un señor de ochenta años llamó desde Chiquinquirá a decir que se había perdido la señal, que desde hace una semana no entraba la emisora. Aproveché para preguntarle qué oía, qué le gustaba, y obtuve un dato bien interesante en estas personas de edad: todos añoran la vieja programación, muy explicable por el lazo afectivo. Aún así, todos oyen la nueva programación. Nos dice “ojalá ustedes algún día vuelvan a colocar el programa tal y tal otro programa que me gustaba mucho”. “¿Y, ahora, qué escucha?” le dije, “pues también me gusta tal cosa y también me gusta esto otro”. En este caso debo tener argumentos y esos argumentos no pueden estar basados en el gusto, deben ser decisiones argumentadas, discutibles. Si se quiere, podría decirlo de otra manera: argumentable es sinónimo de discutible. De todas maneras la programación me hace escoger una cosa y desechar otra: pongo este disco y dejo de poner otro, porque sólo tengo veinticuatro horas de programación al día, pero lo que no pongo al aire también tiene que ser argumentado.

es un marco que nos limita. Por otro lado tenemos nuestra capacidad de gestión, nuestros propios recursos: económicos, de conocimiento, de gestión, recursos organizacionales. Y por otro lado están los oyentes, la tensión se da entre esos tres. Es el triángulo estratégico de la programación radial. Lo sintetizo en esos tres puntos: los ciudadanos estarían ubicados en el punto de la normas, la Constitución dice que yo debo proceder de manera que los respete, que tienen derecho para intervenir acá, derecho per se. Pero debo considerar a mis oyentes, sino estaría haciendo programación para personas abstractas; y debo también hacer una oferta estructurada, argumentada, como decía antes. Ese triángulo constituye una tensión permanente. Uno se acerca a ese balance pero la tensión siempre está allí. Deja usted claro que el problema no es que existan intereses, sino que ellos deben ser claros y explícitos. Y casi podría decir que son legítimos todos. En términos de intereses en juego, en pugna, quizás. ¿Cómo deberían abordar las radios de interés público la cuestión de las identidades culturales? ¿Son para usted intereses en esos términos? Ese es uno de los tipos de intereses cuya expresión debemos posibilitar. Pondría el ejemplo de la programación musical. Por ejemplo, cursa en el congreso un proyecto de “ley de cuotas” tomado de una ley venezolana. Sin compartir del todo ese punto de vista, esa ley tiene una argumentación: señala siete aspectos que definen lo que se considera música nacional venezolana. Un tema musical debe cumplir una mayoría de esos criterios. Sin embargo el asunto de las cuotas es complicado porque los grupos étnicos –o aún los diversos grupos que hacen música regional o música en general, de diversos tipos, no sólo folclórica o regional o tradicional, sino todos- producen en cantidades muy disímiles y establecer cuotas proporcionales es muy difícil.

Establece usted responsabilidades con entidades, instituciones, personas. Lo ha discriminado con claridad: oyentes y no oyentes. Con unos tiene una cierta responsabilidad y con otros, otra distinta, pero la responsabilidad se mantiene: ¿cómo cumplir con las vertientes de política pública y la pertenencia al Estado, y con la expresión de intereses que mencionó, y con los oyentes? Es una tensión difícil, ¿no cree? Aunado al hecho de que pertenece a una entidad pública. ¿Cómo garantizar la libertad de la emisora y de los oyentes en ese marco?

No se trata de establecer promedios numéricos sino de establecer agenda. Uno debe atender esos intereses –digamos, de las diversas culturas- tal como atiende los demás intereses, procurando que entren en la agenda, que puedan jugar papeles importantes en debates públicos. Repito, la programación musical aporta al debate. Toda programación produce opinión pública. Se trata pues, de abrir posibilidades de expresión, pero esas posibilidades de expresión dependen de la construcción de una audiencia, de ahí el término de “triángulo en tensión” que expresé antes.

Pues sabiendo que es limitada. Nosotros tenemos por un lado misión, visión y normatividad que es una regulación,

Para el caso de la música, uno siempre podría decir: soy respetuoso de todas las comunidades porque paso un dis-

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co de cada comunidad cada veinticuatro horas, pero no es ese el tema. Nuestra solución va por la vía de los puntos de vista incluyentes. En sentido contrario, no pueden expresarse puntos de vista excluyentes de ninguno de estos intereses culturales específicos. Un caso es el siguiente, lo discutíamos acá: la imitación de acentos, hay algo prototípico en los acentos, se expresa una exclusión en la imitación de acentos porque presupone la existencia de un “acento neutro”, que sería correcto. Eso no existe. Creo que el tema de representatividad no se resuelve con medidas como que todas las comunidades indígenas tengan cada una su emisora, por decir algo. Eso aparentemente sería muy respetuoso, pero emisoras para que nos oigamos nosotros mismos, no creo que sea el camino. Lo que nos compete es el debate, oír a los demás, ver a todo el mundo presente y no estar en gueto. El tema del gueto es el tema de discusión, por lo menos debemos ser claros en que no debe haber actitudes y expresiones excluyentes. ¿Debe seguir vigente en el quehacer de la radio de interés pública una preocupación por la preservación de la identidad cultural? ¿Tendrían acciones concretas en torno a la preservación de la identidad cultural, suponiendo una definición aceptable de identidad cultural?

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se siente con necesidad de reafirmar su identidad debería tener derecho a hacerlo. ¿Piensa que debe haber un aporte de la radio de interés público a la construcción de una cultura de la convivencia? ¿Cuál sería? Sin duda hay una obligación allí, una obligación legal que está en los estatutos de este tipo de emisoras; pienso que es coherente con lo que he dicho de la inclusión. Es decir, creo que ninguna cultura de la convivencia nace, que los medios públicos obedecemos bien a nuestra condición de públicos cuando fomentamos una cultura de convivencia, una cultura de construcción de relaciones armónicas. Justamente diría que una cultura de convivencia se expresa en la armonización: en algún punto los interese individuales pueden encontrarse y en otros puntos se desencontrarán, pero digamos que uno debe dar énfasis a los puntos de encuentro. Lo otro serían debates más particulares que también deben tener su lugar en los medios para ayudar a construir una cultura de convivencia: también los debates de desencuentro deben tener su lugar en los medios. Ahora ¿cuál debería ser la responsabilidad del Estado frente a las radios de interés público?

El concepto de identidad cultural es útil, pero tiene fronteras borrosas. ¿Cómo hace uno para decidir que un programa que difunde noticias de África, informaciones de África, música africana, es preservación de identidad cultural? Resulta que África no es mi identidad cultural y África es un continente muy complejo y confuso. Es una convención reduccionista que sólo por comodidad atinamos a llamar “África”. África no existe, son ochenta o más países, o “naciones”. Hay lugares en África donde se hablan quinientas lenguas, quinientas lenguas vivas habladas por grupos significativos. Creo que el tema de identidad cultural generalmente nos preocupa mucho a quienes creemos hacer el favor a otros de preservarles su identidad cultural. Pero, por ejemplo, uno se pregunta, en el marco de una particular cultura ¿qué significado tiene la radio tal como la conocemos? La comunidad Kogui decidió no tener emisora, se les ofreció y dijeron que no.

Ahí hay muchos niveles, creo que es un tema en cambio y evolución, en debate. Empecemos por las emisoras públicas institucionales, digámoslo así. Las de universidades, la Policía, el Ejército, las alcaldías los colegios. Creo que es una apertura a un montón de opciones que no ha funcionado bien.

Pero ¿diría usted que ese interés debería estar presente en el quehacer de las emisoras de Interés Público?

Autosostenibilidad en el sentido de que la entidad debe sostenerse presupuestalmente. No en el sentido de que deba buscar recursos afuera. Si el Ejército dice quiero diez emisoras tiene que sustentar que puede sostenerlas. La institución que pide una frecuencia tiene que sostenerla.

No debería ser primordial, al menos por identidad cultural. Identidad cultural de quienes, ¿de los colombianos? ¿Puedo entrar en el debate y decir: no existe “lo colombiano”? Primero, habría que decir que existe, de todas maneras, algo que es colombiano, sea porque nacimos en el mismo territorio o porque cantamos un mismo himno nacional. Soy muy reticente con esos temas, en convertir eso en objetivos primordiales de una emisora, a no ser que sea una emisora étnica, pero en ese caso no sabría cómo se argumenta. Lo que sí puedo afirmar es que si algún grupo

El tema es crucial: para adjudicar a una entidad de éstas una frecuencia la entidad tiene que demostrar que puede sostenerla, entendiendo que todas son entidades estatales con responsabilidades específicas, creo que la responsabilidad del Estado estaría mediada por las características y responsabilidades específicas de la institución que maneja la frecuencia. ¿Pensaría que es deseable la autosostenibilidad de ese tipo de emisoras?

Hay modificaciones en el tiempo: la Radio Nacional de Colombia en un momento fue instituto descentralizado, y siendo así recibió financiación del gobierno central, del presupuesto nacional. Ahora pertenece a una empresa industrial y comercial del Estado. Como tal y por definición debería ser auto sostenible. Pero en contradicción con tal definición se imponen limitaciones en su actividad comercial, aún así, y siendo partidario de mantener esa limita-


ción, diría que el Estado tiene obligación de proveer por lo menos una parte sustancial de los recursos. Un camino que se está buscando y que debe profundizarse es que el Estado sostenga a través de un fondo de comunicaciones, es un camino idóneo. Es decir, que el mismo sector financie una forma de expresión mediática que complementa la actividad de todo el sector. En esa línea me parece que la responsabilidad del Estado se limita a la financiación y pienso que debe ser exigente en el cumplimiento de objetivos misionales, con la Radio Nacional y con todos los medios. Debe ser capaz de hacer exigencias mas allá de lo formal, no se si sería fácil, pero seria deseable llegar a un punto en que el Estado, a través del Ministerio de Comunicaciones, defina incluso metas mínimas de audiencia. Ya lo expresé en términos de que una radio que no se escucha pues no es una radio. Si el Estado tuviera que financiar las emisoras de interés público yo diría entonces quédese con una sola red, cualquiera que sea. Invierta bien el recurso conformando una sola red muy fuerte. Aunque es bueno que haya varias redes, porque ya las emisoras tienen que ser de nicho. Pero que sean redes fuertes, con audiencias, agendas y propuestas, es decir con proyecto. He allí la tensión de nuevo, porque la limitación a una sola emisora que tengamos que escuchar todos, eso sí sería fatal.

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Olga Marín

Consultora en Radio y temas de Comunicación Ciudadana. Exdirectora de U.N. Radio y excoordinadora de Programación de la Subgerencia de Radio de Radio Televisión Nacional de Colombia RTVC. ¿Sobre qué noción de lo público piensa usted que deben realizar sus labores las emisoras de interés público? Yo diría que lo público debe ser entendido como aquello que nos involucra a todos como ciudadanos, en donde compartimos unos intereses que son comunes, alrededor de unos bienes que son comunes, sobre unos derechos que son propios del ejercicio de la ciudadanía, como la salud, la recreación, la alimentación, el trabajo, los servicios públicos. En ese sentido debería haber una noción de lo público sobre la cual girara el interés de la información, aquello que nos convoca a todos como ciudadanos y miembros de una colectividad. En ese sentido, lo público se refiere también a aquellos temas de política pública, la educación, todo lo que forma parte del Estado. Ahí hay un interés público y es lo que me diferencia del otro sentido de lo público. Es decir, de aquel que afirma que lo que es de interés público debe ser de conocimiento público. Son dos nociones distintas, una que tiene que ver con un interés público y otra, que compete a la relación del ciudadano con el Estado. Creo que estas dos formas conforman el sentido de lo público cuando se habla de radio pública. ¿Qué diferencia existe con las emisoras privadas? La diferencia fundamental es que hay unos intereses totalmente distintos: cuando uno dice lo privado se refiere fundamentalmente a la radio comercial en donde prima el interés de obtener un beneficio económico. La gran diferencia es que una radio pública no busca el beneficio económico sino el beneficio social. Beneficio social en cuanto a que su marco de acción está dado precisamente por las políticas públicas. ¿Diría usted que el único interés que tendrían las radios comerciales es económico o piensas que existen otros tipos de interese privados? Me refiero a interés privado, a unos intereses particulares que tienen que ver con un beneficio económico, porque desde luego están mediados por la rentabilidad: lo que no es rentable no tiene resultados. Hoy en día hay formas de disfrazar esas rentabilidades, se habla de responsabilidad social, pero no dejan de ser empresas comerciales. Es un poco lo que pasa con la Radio Nacional de Colombia que es ahora una empresa comercial y ellos mismos se definen así, o la Imprenta Nacional de Colombia que son ya empresas comerciales, ellos lo que no obtienen es un benéfico económico.

¿Piensa que la radio pública debería diferenciarse de la radio privada como conformadora de opinión pública? A ver, es muy complejo, uno tiene todavía la noción de la vieja radio pública, aunque el concepto de sociedad ha cambiado mucho, así como el concepto de Estado. Pero hay una gran diferencia: hay unos intereses colectivos, que son de la comunidad. En ese sentido la radio pública es más un proyecto social, casi que se convierte en otro bien público. Lo que parece bonito de la radio pública en Colombia es que son radios públicas, aunque no se hasta dónde las emisoras de la Policía y del Ejército se les pueden llamar radios públicas (son más radios del Estado), a diferencia de las emisoras universitarias que, por su carácter, están respondiendo a intereses públicos. ¿Cuál sería la relación entre radios públicas y políticas públicas? Yo creo que hay una relación estrecha porque, precisamente, son las radios las que pueden ayudar a la construcción de la política pública y al debate en torno a la política pública, y a la cohesión social para poder hacer aportes a la política pública. ¿Cómo podría la radio pública aportar a la consolidación de las democracias? Creo que el gran valor de las radios públicas, particularmente en el campo de las democracias, es que pueden proporcionarles a los ciudadanos los elementos, la claridad histórica, conceptual y contextual para ser una masa critica. Es un sueño que quizás se logre o quizás no. Las radios universitarias, teniendo todo el conocimiento, pueden ponerlo al servicio de la sociedad; y en la medida que ese conocimiento hace que los ciudadanos tengan una comprensión más amplia de sus fenómenos políticos, sociales, culturales, pues se puede construir una democracia. Democracia si hay más ciudadanos críticos con capacidad de decir: “…por aquí no nos vamos” porque pueden hacer análisis de la situación y tener un pensamiento analítico, un debate sano. Esto contribuiría a la solución de los problemas, sin violencia, por ejemplo. Uno ve muchas emisoras que lo hacen y que pueden tener unos públicos pequeños pero los tienen. ¿Diría que esa función es muy diferente de la función que cumplen las radios privadas? No creo que las funciones sean diferentes; depende de las radios privadas. Las radios privadas tienen limitaciones en cuanto a sus contenidos y tienen unas formas de decir y de narrar distinta a la que puede tener una radio publica; esto por el hecho de tener intereses económicos y políticos muy definidos.

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En una radio pública el criterio debería ser a quién hablo, quién sabe, qué aporto y a quién le aporto. En las radios privadas hay unos intereses tan particulares, que vienen de afuera: intereses económicos o hasta intereses de gobierno. ¿Diría que las radios de interés público tienen o deberían cumplir una función educativa o formativa? Desde luego, más que cualquiera otra radio tendría que ser completamente formativa, en ese sentido, los contenidos deberían abordar temas que no abordan las otras radios, por ejemplo, el contenido científico, cultural. En las otras radios el concepto de cultura es muy limitado, la radio pública debe tener fortaleza en contenido educativo y cultural, con una dimensión amplia de futuro. Sólo por citar un ejemplo, debe formar conciencia: ¿qué radio pública está trabajando por ejemplo un consumo responsable del agua? ¿Qué pasa con todos los desechos todos los días? Temas de una responsabilidad grandísima, y de una exigencia grandísima en política publica. Los medios públicos son los únicos que podrían dedicar espacios a una construcción de lo cultural, del medio ambiente, a un tema fundamental como la salud publica. ¿Cuál es la importancia que tiene la existencia de un proyecto comunicativo para las emisoras de interés público? En la radio existe una agenda, por ejemplo las radios de la policía la tienen muy clara. Es una agenda propagandística para trabajar con su tropa. Es una radio pública muy particular, con un interés muy claro y lo hace muy bien de acuerdo con su misión.

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En el grupo de las radios universitarias hay radios públicas y hay radios privadas que son fundaciones; hay que diferenciar: no se puede decir que la radio de la Universidad Javeriana sea una radio pública. Aunque tienen espacios que responden a la academia, estos lo son de una forma más bien institucional, de hacer un sello institucional, algo así como un posicionamiento de marca. Las radios de la universidades públicas están haciendo un esfuerzo enorme y son muy claras con la misión institucional, para mi son las emisoras que más claro tienen lo público. Y esto porque pertenecen a instituciones que dan una batalla por mantenerse como institución pública y eso se refleja en esas radios. La Radio de la Universidad del Cauca abre sus micrófonos, dialoga con los universitarios; se ha vuelto un escenario de debate muy interesante. La UIS ha hecho otras apuestas y tiene contenidos que vienen muy de la academia, con una presencia muy fuerte. Algunas han generado espacios de debate, que nos gusten o no, pero han generado espacio

de debate. Creo que son unas radios plurales que han conseguido cositas y que tienen un posicionamiento mayor en las regiones. ¿De qué manera las emisoras públicas manejan la libertad de construirse un proyecto comunicativo, no encaminado especialmente a transmitir la posición institucional? La universidad es como si fuera el país pequeñito: volvemos a tener el conflicto de gobierno. Las emisoras se conciben como una emisora de una institución que responde primero a un principio de universalidad, de pluralidad, interdisciplinaridad, de multiplicidad de voces y pensamiento critico, abierta al debate, que construye país, que resuelve problemas. Diría que sobre ese ideal intenta construirse la parrilla de una radio universitaria. El problema de las universidades es que con frecuencia tienen gobiernos que no dejan de tocar a esos medios. Ahora, ¿qué les sucede como proyecto comunicativo? Creo que la radios públicas universitarias permanecen en un modelo que se afianza en la radio cultural generalista. Tiene un conflicto porque quiere ser especializada, quiere ser segmentada y su parrilla es muy rígida en cuanto a la estructura. Como le apuesta a todo sigue siendo generalista, con un modela de parrilla muy viejo. Para oyentes de unas generaciones mayores. ¿Qué tan consecuentes son esas radios con unas audiencias universitarias? Son unas radios que no conocen a su audiencia. Una radio diseñada misionalmente, que estructura una parrilla generalista sobre un modelo misional. Uno diría es una radio de la academia, le responde solemnemente a los padres de la academia; pero ¿qué tanto responde a quienes viven en la academia? ¿A unas generaciones cambiantes, en tránsito, que plantean otras conversaciones? Las emisoras se deben a ese público, se deben a la sociedad y deberían saber quién es su público. Ahí está la dificultad. Quieren interactuar con la sociedad y están en un dial segmentado; pero mantienen en un dial segmentado una parrilla completamente generalista. ¿Cree usted que las radios públicas tienen una responsabilidad en torno a la identidad cultural o a las identidades culturales? Más que identidades yo diría que es necesario ser capaz de entender y leer los contextos, ser capaz de leerse en el entorno. Con el tema de la transnacionalización de la educación y su componente virtual, creo que lo interesante sería señalar, mostrar y ubicar otros entornos. Cada persona que luego se ubique como quiera y que si quiere identificarse o si quiere ya sentirse sin identidad, eso ya es otra cosa.


Creo que son emisoras culturales por naturaleza, y que, en la medida en que pueden mostrar otras vertientes, en la medida en que pueden tener un dialogo más abierto y completo, puede entenderse nuestra complejidad cultural. ¿Diría usted que las emisoras de interés público deben aportar a una cultura de convivencia? Las palabras están ya tan gastadas que uno ya no las quiere incorporar, pero digamos que sí, desde luego que sí, y deben aportar a la solución del conflicto por supuesto.

a ustedes? De manera que puedo saber si es el escenario ideal para trabajar. No nos queda claro si lo que usted llama un gran proyecto comunicativo ¿es un proyecto de muchas emisoras o se trata de que cada emisora tenga su proyecto claro? Creo que debe ser un proyecto individual de cada emisora y al mismo tiempo que exista en una red.

Creo que lo más importante en este momento en que son tan señalados los estudiantes, que es tan fácil clasificar, hacer montoncitos y decir usted es de allí y usted es de allá, la fortaleza de las radios universitarias públicas es precisamente que tienen la posibilidad de decir que no, que eso no es así. Y pueden decirlo en un debate argumentado. Yo creo que son las únicas que pueden darle espacio a la argumentación, evitar que sigamos haciendo señalamientos. De otro lado, faltan espacios para los estudiantes, ni las universidades ni las radios públicas tienen los espacios para los estudiantes. ¿Por qué no le enseña la universidad al estudiante a argumentar? Si hablamos de espacios de convivencia, esos serian los mejores espacios de convivencia. ¿Las emisoras de interés público deberían auto gestionarse, auto sostenerse? Acá encuentro un punto de tensión, un punto de quiebre. Desde luego lo más importante es la gestión. Una gestión en el marco de un gran proyecto comunicativo, de tal forma que éste sea auto sostenible; un proyecto comunicativo con indicadores muy claros, donde puedan manejarse indicadores sociales, de visibilidad, de presencia, de ganancia institucional. El Estado está haciendo un gran aporte global, no cabe duda. Las universidades públicas sostienen estas emisoras. Existiendo un gran proyecto comunicativo se consiguen más recursos dentro del mismo Estado. ¿Qué sucede si no existe un proyecto comunicativo? Debe existir un proyecto comunicativo y tiene que haber gestión. La situación es que la gestión y el proyecto comunicativo están ligados al conocimiento de los públicos, ¿cómo puedes tener un proyecto comunicativo si no sabes claramente quién te escucha? Pero esta radio no se puede medir a través del Estudio General de Medios EGM. El EGM te puede decir que tu radio “existe”, pero no me basta con saber que existe. Quiero conocer qué dicen los académicos sobre el desarrollo de política pública y qué están haciendo ellos que pueda unirse al desarrollo de política publica; quiero saber cuál es el debate, cuáles son sus argumentos. En ese sentido digo a las emisoras, ¿Cuáles académicos los escuchan

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Alejandro Valente

Redacción América Latina de Radio Francia Internacional

¿Sobre qué noción de lo público deberían realizar su labor las emisoras públicas? ¿Cuál es su percepción al respecto? Mi idea es que una emisora pública, como su nombre lo indica, debe estar al servicio del público, esto es, rindiendo un servicio público, un servicio de información, de acompañamiento, de distracción. No parece concebible, desde nuestro punto de vista, que semejantes labores sean asumidas únicamente por entidades privadas –que también son muy respetables-. El sector público debe estar capacidad de ofrecer una información objetiva y de calidad, una información que sea útil para el ciudadano y cuya presencia sea sana para la sociedad. Pienso que ese es el rol básico: informar, educar, distraer, acompañar y permitir a cada ciudadano ejercer realmente su lugar dentro de la sociedad estando correcta y debidamente informado. ¿En qué medida esa noción de lo público de Radio Francia Internacional se aparta o es distinta a la que soporta el que hacer de la radio general? Digamos que en Francia la noción de servicio público está sumamente instalada. Hasta hace unos 25 años no había prácticamente ni radios ni televisoras privadas. La totalidad de la información audiovisual era asumida por los servicios públicos. Las cosas han cambiado hoy en día y tenemos fuerte presencia de los medios privados en la radio, la televisión y en los nuevos vectores de la comunicación. Los servicios públicos son un medio fuerte y respetado, son considerados por la audiencia como una fuente de información básica e indispensable. Se debe, pienso, a que el sector público de radio y de televisión goza de independencia real con respecto a lo político. No ha sido esto fácil, ni aquí ni en ningún lado; en una época los gobiernos de turno estimaban que estos servicios debían ser una suerte de portavoz masivo de su acción. Hoy ya no es así. El servicio público debe ejercer una visión crítica hacia el poder, porque su verdadero empleador es el ciudadano de base y no el jefe de gobierno de turno. Y en ese papel de conformadora de opinión publica, ¿en qué se diferencia la radio pública del resto de la radio? Yo pienso que es paradójico que el no depender de ingresos publicitarios otorga y garantiza al servicio público una cierta forma de independencia. Hay medios que por su perfil evitan tratar ciertos temas, que protegen o evitan atacar ciertos sectores y que no ejercen de manera totalmente independiente su labor informativa. Es evidente, por otro lado, que no todo tipo de información o de ser-

vicio público es económicamente rentable; esto es, ciertas informaciones básicas sobre determinados derechos –acceso a ciertas fuentes educativas, por ejemplo- no otorgan rentabilidad económica. Entonces, no serán asumidas por medios privados. Por el contrario, un servicio público no depende de ese tipo de requisito lo cual le permite escoger el ámbito y los contenidos de su labor, independientemente de su aspecto rentable o masivo. ¿Cuál debería ser la relación entre la radio pública y las políticas públicas? Debe ser una relación independiente, crítica; así como dentro de la esfera política hay una tendencia a respetar una independencia de poder, una mirada crítica a la labor del ejecutivo; o de la misma manera que la justicia funciona independientemente de presiones políticas, lo mismo ocurre con los medios de información que constituyen una forma de poder. El hecho de que haya un sector público que pueda ejercer una mirada crítica, la misma mirada critica que puede tener el ciudadano sobre quienes lo gobiernan, es la mejor garantía de su independencia y de la eficacia de su actividad. ¿Cuál es su visión del ejercicio educativo de la radio en la era de la Internet y su globalización? Digamos que en verdad Internet es una herramienta fabulosa, que transforma profundamente muchos hábitos y muchos circuitos –incluso educativos-. Sin embargo, por unos cuantos años todavía la radio va a ejercer un roll primordial, simplemente porque es el medio que puede llegar a todas partes a muy bajo costo. No necesita siquiera acceso al circuito eléctrico, ni a las líneas telefónicas, ni a esos requerimientos de la Internet como fibra óptica, etc. De tal modo que la radio sigue siendo una herramienta básica para el ejercicio de la democracia y el acceso de todos los ciudadanos al mínimo de conocimientos y de informaciones, eso no va a cambiar evidentemente en el corto plazo. Internet aporta un complemento interesante: permite ampliar informaciones que la radio ofrece, permite llegar a comunidades nacionales en el exterior que hoy en día pueden estar conectados a su comunidad de origen gracias a ello. Pero creo que está muy lejos todavía de reemplazar la radio y ni siquiera estoy seguro de que pueda reemplazarlo, en un futuro próximo al menos. Usted ha mencionado un aspecto bien importante: la construcción de las democracias. ¿Cómo puede aportar la radio pública a la consolidación de las democracias? Sabemos que la democracia puede ejercerse, justamente cuando existen ciudadanos bien informados; ciudadanos libres capaces de forjar su propia opinión sobre los temas

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que les conciernen. Para ello hace falta no sólo tener una educación y acceso a un mínimo de conocimiento, también hace falta estar informado de lo que ocurre. Poder cotejar su propia percepción de las cosas con la percepción y análisis de profesionales independientes. No es posible aplicar la definición de “libre y democrática” a una sociedad que no tenga medios de comunicación libres; y entre ellos, medios públicos financiados por la comunidad. En esa misma línea de la libertad de los medios: ¿Cómo deberían abordar estas emisoras los temas de interés y actualidad política, sin caer en la propaganda oficial? Debería existir una arquitectura legislativa que garantice a los medios públicos una independencia editorial con respecto al Estado. Hay distintos modelos que son sin duda validos, según el país; no existe un modelo único. Lo importante, más allá de la financiación pública, es que la parte editorial esté protegida de interferencias. Esa me parece una condición básica: evitar que los responsables de una emisora puedan ser reemplazados arbitrariamente por el poder público, sea nacional, local, municipal o regional. Y en el caso de emisoras de interés público adscritas a entidades públicas con fines no comunicacionales. ¿Cómo garantizar la libertad de expresión en el ejercicio comunicativo? Los propios responsables de esas entidades deben comprender que la credibilidad de sus medios depende básicamente de garantizar su independencia. De ello depende su impacto en la audiencia.

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Cuando una entidad quiere hacer bien su labor necesita que su comunicación sea independiente para que pueda ser valorada debidamente por el público. Cuando un medio no goza de esa independencia la gente lo sabe. Hemos visto en América Latina cómo numerosas emisoras públicas han perdido audiencia, respeto y estima porque no han sabido, o no han podido obtener o mantener esa independencia. ¿Cómo deberían las radios de interés público abordar la cuestión de las identidades culturales? Es una pregunta bastante compleja, no soy un teórico de la comunicación como para pronunciarme de una manera definitiva al respecto. Creo que hay que abordar las identidades con respeto, reconociéndolas y asumiéndolas como tales, tratándolas de la manera más neutra posible. ¿Usted considera que debería seguir vigente la preocupación por la preservación de la identidad cultural? Yo creo que es una cosa muy importante. Francia es un país que siempre ha puesto la defensa de la diversidad cultural como base de su política cultural y de su promo-

ción en el exterior. Hemos dado constantemente la batalla para que en toda sociedad ello sea un elemento básico. Creo que los medios deben ser inteligentes para respetar cada identidad cultural, abordar esa temática de la manera más inteligente y abierta posible. Sin caer en dogmas: muchas veces se dice, reservemos cuotas a tal identidad y a tal otra; en Francia las radios están obligadas a preservar un porcentaje determinado a la canción francesa, a la canción europea, lo cual no es necesariamente coherente con algunos perfiles de emisora. Hay maneras de hacerlo, por ejemplo, si los debates nunca están cerrados hay que tener sobre todo en cuenta eso. ¿De qué forma la radio de interés público permite construir una cultura de la convivencia? La radio es un medio que se presta muy bien para fomentar la convivencia, un medio, por decirlo así, barato, comparado con todos los medios que uno conoce; un medio que gracias al directo y a la posibilidad de reunir gente de toda clase en torno a un micrófono, puede fomentar esa convivencia, crear un diálogo. Quizás no es fácil crear ese diálogo en el dominio público y político, pero pienso en la gran labor que hacen en América Latina muchas radios universitarias, comunitarias. La radio tiene esa fuerza porque es un medio de proximidad, un medio que está casi siempre cerca de su público, y esa es una condición básica, justamente, para abordar de frente los problemas que plantean una convivencia difícil. Y finalmente, Alejandro Valente, en materia de gestión de medios, ¿cuál cree que debería ser la responsabilidad del Estado frente a la radio de interés público? Un Estado responsable es consciente de que la radio pública debe existir y hacer su labor correctamente, en términos materiales y de independencia. El Estado debe encontrar los mecanismos necesarios para que esa radio pueda hacer un trabajo correcto. Que pueda remunerar correctamente al personal que emplea sin que ello les haga sentirse dueños de los medios que financia. El Estado debe tener la inteligencia de poder financiar esos medios pero debe tener también la inteligencia de dejarlos vivir.


Benigno Moreno

Director de programas de Radio Nacional de España

¿Sobre qué noción de lo público deberían realizar su labor las emisoras públicas? En nuestro caso, en España, aquello que es central es la independencia, es nuestro gran sello de distinción. Nosotros debemos ser públicos para el público, y no públicos porque dependamos de un gobierno. Para nosotros lo fundamental es la independencia en la información, eso marca la distancia con las emisoras privadas que al tener un dueño hará caso a ese dueño, a su ideología o a la línea editorial del dueño. ¿En qué medida esa noción de lo público de Radio Nacional de España se aparta o es distinta a la que soporta el quehacer de la radio general? Pues nosotros tenemos productos específicos que son de radio pública. Nos diferencian de los demás porque hacemos referencia a minorías en contenidos y forma; somos distintos a las redes comerciales que, por ejemplo, utilizan formatos muy clásicos como magazines o listas de éxitos. Hacemos otros formatos, por ejemplo debates, ficción, y hacemos un seguimiento de programas específicos para minorías. Programas para las diferentes religiones más importantes que se profesan en España; un programa por ejemplo para gente con poder adquisitivo muy bajo como la tercera edad. Son programas que no cubren las demás emisoras, en Radio Nacional de España sí los cubrimos. ¿En su papel de conformadora de opinión pública, la radio pública debería diferenciarse del resto de la radio? Durante muchos años hemos sufrido porque lo público dependía del gobierno y así funcionaban los medios de comunicación públicos. Ahora podemos y debemos ser independientes en la información y no dependientes del gobierno. Yo siempre digo que tenemos que ser beligerantes en lugar de ser unos seguidores del poder, por lo tanto, la información o los contenidos o el tratamiento de los mismos en la radio pública no obedecen a ningún interés particular, porque nuestro dueño es el público. Es decir, en general toda la audiencia de los españoles y no tenemos que seguir la orden y la doctrina del gobierno que esté en el momento en el poder. Y en esa medida, ¿cual debería ser la relación entre la radio pública y las políticas públicas? Estamos vigilando el cumplimiento de las ofertas públicas por parte del poder en cada momento y somos beligerantes con eso. Es decir, fiscalizamos su función tal como lo hace la oposición, o como lo hacen otros poderes del Estado. Nosotros estamos permanentemente atentos, buscando dónde hay denuncias para hacer seguimiento.

Una de las funciones de la radio pública es sacar a la luz todas aquellas cosas que no se hacen o no se cumplen o, digamos, que no se llegan a conseguir constantemente. ¿Cual debería ser el ejercicio de la radio pública en la era de la Internet y de la globalización? Esa es una de las grandes incógnitas que tenemos en este momento. Hemos creado una Web en Radio Televisión Española con una potencia muy grande, con repercusión nacional e internacional, que está creciendo de una forma exponencial. Al programar, por ejemplo, tenemos unos horarios que parecieran inadecuados, pero vemos descargas de todo el mundo. En Internet puedes descargar constantemente los programas y eso está creciendo mucho. Desde el punto de vista educativo tenemos unas nueve horas a la semana de información universitaria de la UNED, la Universidad Nacional de Educación a Distancia que tiene con nosotros un espacio específico para sus contenidos. Sin embargo, hemos dado la espalda a otros públicos en nuestra oferta educativa, los niños, por ejemplo. Quizás llevados por la idea de las radios privadas para las que ese público no genera ingresos, les hemos dejado a un lado. Aunque estamos planteando algo, quizás vía Internet, para buscar la línea educativa dirigida a ese público en las emisoras de Radio Nacional. Aunque ya nos ha dado varias pistas, ¿cómo puede aportar la radio pública a la consolidación de las democracias? Pues en el caso de España, en la memoria. Estamos celebrando este año (2008) treinta años de la Constitución española. La Constitución en España costó mucho trabajo hacerla y ha producido mucha estabilidad a lo largo de todo este tiempo. La función de la radio en los primeros tiempos de la democracia era fundamental, por la participación, que era una de la claves. La participación de los ciudadanos en la radio es probablemente la más instantánea, es más constante que en cualquiera de los otros medios. Esto a diferencia de la Internet, que es muy frío, hay allí una especie de intermediario que nos impide saber realmente qué siente la persona que la usa. En la radio la gente llama inmediatamente, reacciona, nos provoca para buscar solución al problema expuesto. Cuando surge un tema propuesto por un oyente, inmediatamente es tema de discusión en los foros de periodistas o en foros de análisis. Y otra cuestión es que los diferentes poderes deben tener acceso a los medios de comunicación, en situación de igualdad. No sólo el poder Ejecutivo tiene un primer acceso, también el Legislativo y el Judicial. En unos días haremos programas en directo desde el Hemiciclo del Congreso de los Diputados, en medio de la gente, a puertas abiertas. Lo que tiene que sentir la gente es que esas

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puertas abiertas están permanentemente así, tal como los teléfonos o las diferentes vías de participación en la radio; eso acaba consolidando también la democracia, porque la gente llama con libertad absoluta, sin filtros. Así, los ciudadanos son participes de la manera cómo se va ejecutando la política en el propio país. ¿Podemos ampliar esa idea, cómo deberían abordar los temas de interés y actualidad política estas emisoras sin caer en la propaganda oficial? Pues yo creo que fundamentalmente con el debate abierto. Creo que en algunos casos, en España, las tertulias de periodistas no están bien dirigidas, porque a veces los periodistas están haciendo de políticos disfrazados; en ese sentido, creo hay que poner a cada uno en su sitio: los periodistas son periodistas y su tarea es indagar al Ejecutivo por el ejercicio del poder, y los políticos, pues deben hacer de políticos. En Televisión Española, por ejemplo, se escoge estadísticamente a cien personas que hacen preguntas en directo al Presidente del gobierno, al jefe de la oposición y a otros líderes políticos; sin cortapisas ni preparación. Al día siguiente algunos de esos temas han sido noticia en toda España, tenían una repercusión grandísima, como cuando le preguntaron al jefe de la oposición cuánto ganaba. Preguntas que el pueblo puede hacer y que nunca podrían hacer los periodistas porque les parecería una cosa sin sentido.

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Eso va conformando un “gota a gota” que se percibe al final en la decisión de la gente cuando va a depositar su voto a la urna. Es absolutamente libre, ha tenido acceso a los datos de todos los partidos políticos que se presentan, a nivel nacional y a nivel local, porque las radios locales permiten hablar de lo que está pasando en nuestra ciudad, de lo que está haciendo mal o bien nuestro alcalde, no sólo de lo que sucede y se decide a nivel central. La radio cumple la función de llevar la democracia a lo más próximo, a lo más cercano. ¿Cómo garantizar la libertad de expresión en los ejercicios comunicativos de las emisoras de interés público cuando están adscritas a entidades públicas cuyos fines no son precisamente comunicacionales? Hay que entender que la información a la que puedan acceder las personas, cuando ejercen su derecho al voto, es fundamental. Si los ciudadanos tienen una información cerrada ese voto no va a ser libre, la información debe ser abierta absolutamente y en todo sentido para que el ejercicio de la libertad sea completo. ¿Cómo podemos no depender de los poderes públicos cuando estamos dependiendo de ellos? Pues es prácticamente imposible, el modelo debe ser independiente del ejecutivo, por lo menos bajo mi criterio es la única forma. Es decir, la elección del gestor de los medios públicos, la

financiación y los ingresos de dichos medios tienen que ser independientes del poder que esté temporalmente en un país. Si no es así, por la vía de nombramientos o por la vía de la financiación es posible la presión, y si la presión es posible se puede ejercer y si alguien tiene interés en ejercerla va a acabar sesgando la información de los medios de comunicación pública. Para redondear este aspecto de la democracia, ¿en qué se diferenciarían las radios públicas del resto de emisoras en el papel de consolidación de las democracias? Recuerdo cuando estaba en la facultad, un profesor de Comunicación nos decía: “…cuando una emisora tiene dueño evidentemente esa emisora va a hacer caso a su dueño, y si ese dueño tiene una ideología pues va a ser caso a esa ideología…”. Los dueños de los medios de comunicación son personas, grupos, empresas o bancos que tienen dinero y, por lo tanto también tienen una ideología, aunque en general digan que no la tienen. Los medios de comunicación públicos son de verdad públicos e independientes, ellos son el mayor garante de la información veraz. Pero no pueden ser dependientes del poder, eso me parece fundamental. Nadie entendería que un hospital tenga una línea ideológica, nadie discute que ese hospital cumple su función que es curar a la gente; igual, no deberíamos estar discutiendo si los medios de comunicación pública tienen una ideología; no pueden tener una ideología, tienen que ser absolutamente independientes del poder, tienen que cumplir su función, y su función es informar sin ningún tipo de limitación. En el caso de los medios de comunicación privada, si la información va en contra del dueño del medio de comunicación, éste podrá decir “no, esto no lo podemos decir”; mientras que en los medios públicos no debería haber, en ningún caso, esa limitación y además deberíamos ser muy sensibles a las minorías. ¿Cómo deberían abordar las radios de interés público la cuestión de las identidades culturales y, particularmente, cómo lo hace Radio Nacional de España? En el caso de España es muy compleja la estructura de la radio-televisión pública. Hay una Radio Televisión Pública para todo el Estado y existen radio-televisiones públicas en cada una de las comunidades autónomas. En estas comunidades donde hay una identidad cultural específica, por ejemplo con un idioma específico, la radio-televisión pública de la zona se expresa en su idioma y trata sus temas específicos. Nosotros como Radio Televisión Española estamos en todo el Estado y lo que hacemos es una serie de desconexiones: tenemos una emisora, Radio 5, en la que tratamos temas internacionales y temas locales. En la mañana,


en muchas ocasiones, hacemos una información nacional, luego hacemos un bloque de diez minutos de información de la Comunidad Autónoma y los otros diez de información propia o local. En ese ámbito de cobertura, tratamos todos los temas, tanto nacional como de la comunidad autónoma y local, y en el caso de lo local se hace en el idioma correspondiente. Incluso tenemos una emisora en Cataluña, Radio 4, exclusiva para Cataluña, que emite veinticuatro horas al día en catalán y que trata específicamente temas catalanes, de su parlamento, de su cultura y de sus eventos específicos a lo largo del año. ¿En el quehacer de las radios de interés público debe seguir vigente la preocupación por la preservación de la identidad cultural, cuál es su visión al respecto?

La responsabilidad del Estado es total desde el punto de vista de la financiación. Nosotros no tenemos ingresos; la fórmula de la financiación en España de las radios de televisión pública es mixta; hay una parte de funciones específicamente públicas que tienen una subvención por parte del Estado, pero que se aprueba por el Parlamento no por el Gobierno, para periodos de diez años, con revisiones y ajustes anuales. Y la radio no tiene ningún tipo de ingreso, por lo tanto todo el dinero que nos llega a nosotros es público. En ese sentido, es evidente que a la radio televisión pública la tiene que mantener el Estado. El modelo americano es totalmente diferente; allá es pública porque la gente paga, no depende del Estado; es pública porque tienen aportaciones privadas, pero esas aportaciones privadas también pueden tener su línea editorial. En el caso de Radio Nacional de España todo lo que ingresamos es del Estado.

Pues es fundamental porque la identidad cultural es uno de los patrimonios de la sociedad. Aquí en España lo tenemos claro hace muchísimo tiempo; hay una diversidad de identidades muy grande: Galicia, el País Vasco, Andalucía, Extremadura. Lo que hay que plantearse es que se enriquece la identidad cultural de un país siempre y cuando no sirva para que se produzcan enfrentamientos. En este momento la red de radio televisión pública ha cumplido esa función de consolidar y de dar a los propios ciudadanos un poco la historia y el recorrido cultural de cada una de las zonas del país. Nos parece que es una de las funciones fundamentales de los medios de comunicación. En esa medida, ¿el aporte de las radios de interés público también es el de la construcción de una cultura de la convivencia? Efectivamente. Cuando uno a veces está muy centrado en su ámbito muy local no ve realmente todo lo que le rodea; quizás está cerrado en sí mismo. Nuestra información tiene que ser de lo internacional y de lo local, con todo el abanico de posibilidades y necesidades que eso tiene. Entonces yo creo que en el mundo actual, en el mundo en el que la famosa palabra “globalización” está encima de todo, no tenemos que menospreciar lo local, lo autónomo, nuestra cultura propia, pero debemos insertarla en un mundo en el que tenemos que interrelacionarnos unos con otros. Lo estamos haciendo a pequeña escala, la inmigración nos hace ver que las calles de Madrid o de cualquier otra ciudad son las calles como las de New York o París, que son una mezcla de razas sin costumbres. En ciudades como la nuestra, Madrid, conviven o tienen que convivir las diferentes culturas; así lo tenemos que hacer dentro nuestro país y con todo el resto del mundo, con Europa y América y los demás países. Finalmente, Benigno Moreno, en materia de gestión de medios, ¿cuál debería ser la responsabilidad del Estado frente a las radios de interés público?

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Eduardo García Caffi

Director Ejecutivo de Radio Nacional de Argentina

¿Sobre qué noción de lo público deberían realizar su labor las emisoras públicas? La apuesta que hacemos en nuestro país es por la diversidad y calidad de contenidos, y apuntamos también a la construcción de ciudadanía. Es decir, que nuestro medio público sea de interés social y por supuesto que tenga contenidos diversos. Fundamentalmente la diversidad de ideas, la pluralidad de voces y la construcción de ciudadanía, esos son los objetivos que nos hemos puesto en nuestra labor. ¿Esta noción de lo público debería ser distinta a la que soporta el quehacer de la radio en general? Creo que sí, sin que esto signifique separar lo que es una radio comercial de una pública. Lo que sí consideramos importante es que los contenidos deben estar dirigidos a la gente. Radio Nacional de Argentina tiene cuarenta emisoras establecidas a lo largo de nuestra diversa geografía, cada una de ellas trabaja con contenidos propios. En este aspecto debemos considerar los mensajes y entender las necesidades de nuestros públicos: en el Sur, donde hay nieve en el invierno, nuestra radio significa el mensaje del poblador, la gente puede comunicarse a través de nuestra radio con mensajes sociales; otro caso es nuestra emisora en la Capital Federal donde este servicio tiene otros textos y otros contextos. ¿La radio pública, en este sentido, debería diferenciarse en algo en su papel de conformadora de opinión pública? En realidad, apuntamos a construir una agenda de interés público y social. ¿Qué significa esto? En nuestro país tenemos grandes medios de comunicación y estamos a punto de tener una nueva ley de radiodifusión porque ahora se permite la existencia de “multimedios”; una empresa puede tener radio, televisión y periódico, todo en la misma zona de influencia, hasta televisión por cable se puede tener. Se forman entonces medios prácticamente monopólicos, que dictan diariamente la agenda periodística y social. Entendemos que no tenemos porque seguir esa agenda ni reaccionar a ella. Debemos construir una agenda alternativa de interés público, que en algunos casos se toca con la otra. Se puede compartir los temas, pero también en muchos casos hay divergencias. Puede haber empatía en las ideas, pero no podemos estar sujetos a la agenda de los medios tradicionales. Construimos una agenda que articule esto que estamos diciendo, es decir, construcción de ciudadanía. No olvidamos lo que significa la calidad y

cuando abordamos el entretenimiento buscamos que tenga un determinado nivel. Pienso que sin dudas hay una diferencia. ¿Cuál debería ser la relación entre la radio pública y las políticas públicas? Lo entendemos en dos aspectos: uno, debería ser una política pública consensuada que un medio del Estado es un medio independiente, pero éste también debe trabajar asociado a distintas organizaciones gubernamentales, informando y explicando las medidas que se toman y propiciando la comprensión del impacto de esas medidas en la gente. Allí sí tenemos un punto de contacto con lo que significa las políticas públicas de las distintas áreas de gobierno. Pero también buscamos que una política pública, más allá de los partidos políticos, signifique sostener nuestra independencia como un medio del Estado y no un medio del gobierno. ¿Cuál debería ser el ejercicio educativo de la radio pública en la era de la Internet y la globalización? Otorgamos mucha importancia a lo que significa la educación, tanto a la educación que podríamos poner en distintas regiones de nuestro país, como a servicios del público. Esta es una organización muy grande que cuenta con mil cien empleados de distintas categorías: productores, periodistas, administrativos y trabajamos muy fuertemente articulados con la Universidad de Buenos Aires en la capacitación de nuestra gente. Retomando su pregunta sobre la educación, nosotros ponemos cursos a distancia en algunos medios públicos muy alejados de nuestras grandes urbes. Tenemos radios de fronteras, radios en las zonas más alejadas y allí es donde ponemos claramente servicios educativos. ¿Cómo puede aportar la radio pública a la consolidación de las democracias? Fundamentalmente articulando con el punto que decíamos antes, esto es, aportando con madurez el significado de una radio del Estado; segundo, abordando los temas políticos intentando separarlos de los interese partidarios; o sea, cuando se aborda un tema de interés público tratamos de desmenuzarlo, que se comprenda, dándole cabida a todas las voces para evitar la presencia de pasiones políticas frente a determinadas medidas. Creo que la política partidaria es apasionada, entonces debe existir un espacio en donde se comprendan bien las medidas de un gobierno, sea éste de un signo o de otro. Esto comienza a ser un camino para entender la democracia de otra manera, que se escuchen y existan todas las voces; que se dé la pluralidad de voces a través de la radio pública constituye un aporte a la democracia.

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La democracia en nuestro país ha sido interrumpida en diversos periodos en el siglo pasado. Hoy, afortunadamente, llevamos veinticinco años de democracia. Con dolor y sufrimiento estamos aprendiendo lecciones día tras día; una de éstas, muy importante y que estamos tratando de implementar, es que debemos cuidar la democracia; cuidarla no solamente significa abordarla desde lo normal, significa también ejercerla con valentía todos los días. Animarse a tomar medidas que no son tan sencillas como separar, insisto, el sentido de lo público de la política partidaria, garantizar la pluralidad, que estén todas las voces. Y en ese sentido, ¿se diferenciaría del resto de emisoras en el papel de la consolidación de las democracias? Absolutamente. Nosotros lo que tenemos que hacer es garantizar que la democracia pase a través de nuestra radio; que nosotros ayudemos a la democracia. Por supuesto que al existir muchos medios estos abren la posibilidad de que la gente escuche lo que le interesa, lo que piensa, escuchar distintas ideas, distintos pensamientos. Pero nosotros tenemos la obligación de que existan todos estos pensamientos y todas estas voces a través de nuestra radio. ¿Cómo podrían abordar los temas de interés y actualidad política estas emisoras, sin caer en la propaganda oficial? Bueno, en esto hay que ser fuertes para no caer en tentaciones. En este momento construimos conjuntamente con la Universidad de Buenos Aires un manual de estilo, nosotros con ellos y con los medios públicos. No hay un manual de estilo ahora, ni un manual operativo. Entendemos la Universidad de Buenos Aires como un paraguas que incluye una organización no política construida con un montón de miradas diversas.

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En ese manual de uso y estilo, que estará en acción el año próximo, quedan claramente expresadas la formas de trabajo que, obviamente, incluyen transactivamente la libertad de ideas y de opinión. Definimos allí cómo se debe trabajar periodísticamente en la conformación de las voces, el chequeo de las fuentes, la puesta al aire; estos manuales deben ser como una malla que nos separe de la política. No digo la política como algo endemoniado, todo lo contrario, la política es una parte esencial de la democracia y es una parte esencial de la vida de un país; pero cierta política trata de ocupar todos los espacios e intenta que haya una mirada predominante del partido que gobierna. Así que lo que nosotros construimos allí, y en esto debo ser sincero, construimos con el aval de gobierno de nuestro país, es un manual de estilo para que los gobiernos sean garantía de pluralidad y construcción democrática. ¿Cómo garantizar la libertad de expresión en las emisoras de interés público, cuando éstas están adscritas

a entidades públicas cuyos fines no son comunicacionales? Insisto en que estamos institucionalizando estos temas. Necesitamos que esto perdure a través del tiempo; cuando digo institucionalizar significa que también en la construcción del manual de estilo aportan los sindicatos. Abrimos la participación y trabajamos con un grupo de gente que a través de los años ha ingresado a la radio, a quienes damos un paraguas para que no puedan ser despedidos; protegerlos de medidas arbitrarias que llevan a que la radio tenga un determinado color político. Son diversas medidas que se van conformando y que permiten que un medio no quede cautivo del color político de un gobierno. ¿Cómo deberían abordar las radios de interés público la cuestión de las identidades culturales? Nuestra primera premisa es respetar las identidades locales, trabajamos para que los contenidos, las expresiones de la cultura local estén presentes en cada una de las emisoras. Para nosotros es muy importante que la cultura local sea respetada y no sólo respetada si no que sea adquirida y ejercida en el propio lugar; luego sí hacemos un trabajo de articulación donde confluyen todas nuestras radios, donde participan todas a través de los informativos, de los programas especiales. Le voy a contar una anécdota: yo asumí hace un poco más de un año la Radio Nacional en la Capital Federal, que es la más antigua, con setenta años. Para ese aniversario pedí a todas nuestras emisoras del país un mensaje de saludo. Todas las emisoras, salvo una, enviaron su mensaje con la voz de un locutor en un tono muy neutro. Me pareció triste que no nos animamos a expresar la tonada y la manera de hablar de cada una de las regiones que tenemos. Esto reafirmó mis ideas sobre la necesidad de expresión y articulación de las culturas regionales. ¿Cómo se hace esto? Empezamos a tomar periodistas y gente con una sólida formación cultural para que a través de su pensamiento expresen la cultura local y la cultura regional. Creemos que profundizar la participación de la gente sólida y culturalmente formada hace a que sea más sencillo abrirse a las demás identidades. ¿Eso confirma que debe seguir vigente la preocupación por la preservación de la identidad cultural? Absolutamente vigente. Es preocupante que a través de la globalización podamos perder todo ello. La globalización tiene en la comunicación la riqueza de comunicarnos, permite que llegue cada tipo de información. El peligro es que con todas estas informaciones se culturiza la gente, y, obviamente, los más poderosos tienen mayor capacidad para culturizarnos. Afortunadamente en las regiones de nuestro país está muy viva nuestra cultura, pero la afir-


mación de nuestra identidad y de nuestra cultura es absolutamente importante para vincularnos con el otro. Si nosotros perdemos esta batalla perderíamos después la batalla social y la batalla política. De manera que uno de los ejes de nuestra gestión es profundizar las identidades locales, no sólo como una medida de reivindicación y no solo como una media de defensa propia. En cuanto a la contribución a una cultura en la convivencia, ¿cuál debería ser el aporte de las radios de interés público? Bueno creo que va de la mano con la construcción de ciudadanía, reflotar valores, no desde una óptica moralista, sino valores vinculados a la tolerancia. Sacar de circulación esta idea tan terrible sobre la vivencia de la política como batalla de vida o muerte. El pensamiento del otro es tan valedero como el nuestro, las ideas son herramientas que enriquecen al otro y no batallas entre vida o muerte. Creo que el medio público tiene que asumir esta realidad y tiene que ayudar. Ha habido sobre todo en América Latina la idea de la política como herramienta de vencedor y vencido. Este es un trabajo fundamental, los medios públicos son los únicos que pueden garantizar la presencia y expresión de las visiones plurales, el ideario de una sociedad, el pensamiento más puro y cristalino de una sociedad. Es una lucha lograr esto, por supuesto. Pero creo que es una necesidad, lo veo como un emblema. Me gustaría que los medios privados adhieran a este tipo de valores, pero ello no es nuestra responsabilidad. Sí, en cambio, es nuestra responsabilidad hacer que suceda en nuestro medio. Y hablando de responsabilidades, ¿cuál debería ser la responsabilidad del Estado frente a las radios de interés público? El Estado debe asumir claramente las medidas necesarias para que todos estos valores e ideas se realicen y se garanticen. Hemos vivido en nuestro país décadas de abandono del Estado en el sostenimiento de las radios públicas. Ahora, en este momento, afortunadamente, hemos sido escuchados por el Gobierno Nacional y estamos en un plan de licitación para equipamiento nuevo en todas las emisoras de la Radio Nacional de Argentina. Creo que la responsabilidad del Estado es absolutamente indelegable en tres aspectos: conformación salarial buena y digna para el trabajo de la gente; reequipamiento y actualización permanente tecnológico, porque una radio que no se escucha no puede cumplir sus objetivos; y el tercer punto, la articulación de un proyecto periodístico y cultural vinculado al interés público, al interés social, al interés nacional e independiente de los intereses de las empresas privadas.

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Coronel Adalgiza Serrano

Directora de la Cadena Radial del Ejército Nacional

¿Sobre qué concepto de lo público piensa usted que realizan su labor las emisoras de interés público? Bueno las emisoras del Ejército trabajan para llevar a través de sus programaciones la cultura de nuestro país, para llevar educación y recreación a los pobladores de las diferentes regiones donde ellas se encuentran ubicadas. Quiere decir esto que nosotros, a través de la parrilla de programación, realizamos programas que tienen que ver con el medio ambiente, con la salud, con el respeto de los derechos humanos, los valores cívicos, principios y valores, educación sexual, prevención de drogadicción, asunto muy importante, prevención de accidentes, alcoholismo. Tenemos otras actividades de motivación para nuestras propias tropas, debemos mantener también a nuestros hombres muy motivados; que entiendan cuáles son sus funciones y su función como soldados de Colombia para defender y contribuir a la democracia, a la paz. Existe el mismo planteamiento hacia la población, para que conozcan la institución militar, el Ejército, primordialmente. Que sepan cuál es nuestra misión, cuál es nuestra labor y hasta dónde llega y cómo estamos trabajando para ofrecerles esa protección y esa seguridad que ellos necesitan como colombianos. Y, en tercer lugar, estamos trabajando con grupos al margen de la ley para hacerles entender que no es el camino, que se acojan a la desmovilización que ofrece el gobierno nacional. Básicamente nuestro trabajo está encaminado a eso. ¿En qué se distingue su manera de trabajar de las otras emisoras de propiedad privada? Sencillamente que nosotros somos emisoras sin ánimo de lucro y no tenemos ningún interés comercial. ¿Tienen ustedes la tarea de conformar opinión pública? Y ¿en qué se diferencia esta tarea de la que realizan las emisoras privadas? Las emisoras de interés público trabajamos para que se conozca a nivel nacional el respeto hacia las instituciones legítimamente constituidas. ¿Qué nos diferencia de las emisoras comerciales? Que nuestra emisora está encaminada a mostrar el trabajo que hace el gobierno nacional en todo el país; a través de nuestras emisoras hace presencia el Estado en esas regiones para mostrar lo que hace el gobierno en esas zonas, principalmente el Ejército como institución, como apoyo a la política de seguridad democrática. ¿Ustedes tienen relación con las políticas públicas?

Si claro, estamos enmarcados dentro de las políticas del gobierno nacional para todo el trabajo social, político, económico y hasta recreativo y cultural que realiza el Gobierno. Nosotros tenemos que ayudar a que se aprovechen los programas sociales que desarrolla el gobierno, que se den a conocer; nosotros somos el medio para hacer conocer a todos los colombianos los trabajos que hace el gobierno nacional en los diferentes campos. Me hablaba de la educación, ¿cómo diseñan ustedes su labor educativa en las emisoras del Ejército Nacional? Nosotros en las programaciones tenemos diferentes actividades con el Ministerio del Medio Ambiente donde se hacen programas, digamos, especializados. No sólo el Medio Ambiente, también el SENA; estamos con la Procuraduría, con Pro-Familia, etc. Cada institución diseña espacios en nuestras emisoras para emitir programas específicos para sus poblaciones, para llevarles sus aportes en determinados programas: en agricultura, en educación, en la parte jurídica, en la parte social y familiar. Todos los espacios que tenemos en nuestras emisoras contribuyen a llevar ese tipo de educación a los colombianos: a los campesinos cómo sembrar la tierra, cómo mejorar, qué créditos está dando el Ministerio de Agricultura, a través de quiénes se accede a información. Igualmente tenemos programas enfocados a la parte musical, regionalizados para exaltar el folclor de la región, su cultura. Conociendo que Internet y la globalización hacen competencia a ustedes y a sus contenidos, ¿Cómo abordan ustedes esa competencia? Bueno las emisoras del Ejército cuentan también con el Real Audio, quien quiera escucharnos lo puede hacer a través de Internet; tenemos links en las páginas del Ejército donde pueden acceder a varia información de tipo cultural, social, recreativo, considero que no estamos muy quedados en ese aspecto. ¿Ustedes hacen también una competencia en Internet? Digámoslo que sí. Es una competencia sana de información, para ayudar a ampliar los horizontes de divulgación y de educación de la parte de interés público. ¿Cómo piensa usted que puede aportar la radio pública a la consolidación de la democracia? Con el diseño de programas que lleguen a la conciencia de los colombianos, que toque de alguna manera los problemas sociales que existen, y que de alguna manera podamos ofrecer una esperanza, una solución a esos problemas. Para que sientan seguridad, que sientan que el gobierno

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está trabajando por ellos, dando oportunidades y abriendo puertas para que ellos tengan una mejor calidad de vida. ¿En qué se diferencia esto de la manera como actúan las radios de propiedad privada en torno a la consolidación de la democracia? Digamos que los medios privados son más limitados en la discusión en todos sus programas especiales y en la actividad que desarrollan; tal vez porque son programas muy hablados y algunas veces son tediosos. Ellos prefieren no emitir programas tediosos para no perder su audiencia. Nosotros, a través de nuestros locutores, usamos la magia del lenguaje y el sonido para tocar a nuestras poblaciones, para que puedan saber qué está haciendo el gobierno, qué hacen las instituciones, cómo se trabaja para brindarles mejores oportunidades. ¿Cómo piensa usted que las radios de interés público, la de ustedes por ejemplo, puedan abordar los temas relacionados con la actividad política sin caer en propaganda oficial? Somos un poco limitados en el manejo de temas políticos, que igual se tiene que hablar de ellos como de todos los temas del país, no podemos tener temas que sean vetados. Esa información se maneja de una manera objetiva, sin entrar a opinar, a participar directamente. ¿Cómo garantizar la libertad de expresión en sus emisoras, dado que el Ejército, en principio, no tiene fines comunicativos?

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Bueno la función principal no es comunicar, pero contamos con unos medios de información, porque se ha visto la necesidad de informar, de que la gente sepa qué hace la institución, cómo trabaja, qué está pasando. Hay una apertura, es un tema difícil, pero hemos podido abrir el campo de acción. Todo el mundo nos imagina lejos, en lugar difícil de acceder, sin embargo tenemos gente de prensa, un sistema de información. Podemos tener esa apertura para llegar a los colombianos y mostrar qué hacemos nosotros. ¿Piensa que las radios de interés público deben tratar el tema de la identidad cultural? Pues yo creo que las emisoras de interés público hemos manejado la parte cultural en cada una de las regiones, pensamos que es muy importante preservar esa identidad cultural en cada región, ese patrimonio de los colombianos y de cada pueblo. Debemos darlo a conocer. Hay personas que realmente no conocen las raíces culturales de cada región, es muy importante difundirlas y entrar a interactuar con ellas, por ejemplo, con las diferentes etnias que existen en nuestro país. Muchos desconocemos las raíces de nuestros indígenas, cómo están conformados;

es importante que la gente las conozca para que se respete el ámbito de su cultura, lo mismo con las diferentes culturas que hay en el país. Es importante que se difundan en la radio, con participación de ellos mismos, con su lenguaje. Por eso es importante que se hagan programas culturales y que ellos mismos aporten de su cultura para que podamos conocer un poco más.


Mayor Pedro Gómez Duarte

Gerente General de las Emisoras de la Policía Nacional ¿Sobre qué noción de lo público piensa usted que deben hacer sus labores las emisoras de interés público? Para las emisoras de interés público hay una misión y unos objetivos claros en cuanto a la programación: es una programación orientada a servir a la ciudadanía, a colaborarle y a fortalecer los valores democráticos de la sociedad. Más en detalle, desde las emisoras de la Policía Nacional, debemos trabajar en el combate, trabajar para el bienestar de la sociedad, fortalecer los valores cívicos, que son para nosotros la seguridad y la convivencia pacífica de los colombianos. ¿Piensa usted que las emisoras de interés público deben hacer una tarea diferente a lo que hacen las emisoras de radio comercial? Sí claro, nosotros debemos tener una programación diferente a la comercial, porque la comercial busca principalmente un beneficio económico; diseñan su programación para obtener una gran audiencia para mejorar sus ingresos a través de la venta de publicidad. Nosotros no vivimos en función de ello y nuestra programación no se basa en ese aspecto. Queremos una programación que busque soluciones a problemas generales de la ciudadanía, y, específicamente, en lo que tiene que ver con la tarea general de la Policía Nacional de mejorar las condiciones de seguridad, convivencia y tranquilidad ciudadana. ¿Cuál cree usted que debe ser la relación entre los radios de propiedad del Estado y las políticas del Estado? Pienso que ellas deben estar íntimamente ligadas; todos debemos trabajar en un mismo rumbo, en un mismo sentido. La política de Estado en lo que toca a nosotros como fuerza pública es la política de Seguridad Democrática. Estamos muy identificados con esa política, la apoyamos, colaboramos, diseñamos campañas en ese sentido. Nosotros como institución del Estado debemos estar enfocados en ese mismo rumbo con las políticas de Estado. ¿Piensa Ud. que la radio de interés público debe tener una función educativa? Educativa en muchos sentidos: en la parte de comportamiento social, de comportamiento familiar. En ello somos unos orientadores, debemos ser un modelo y un ejemplo. Debemos también tener espacios para entregar respuestas a las inquietudes de los oyentes. Los aspectos educativos como tales también los trabajamos; es decir, tenemos espacios culturales, científicos, buscamos que la audiencia pueda aprender en las emisoras de interés público. No se trata específicamente de dar cla-

ses, se trata de poner temas de interés general que contribuyan a mejorar el nivel educativo de los colombianos. Con eso debemos estar comprometidas las emisoras de interés público. ¿Cuál es el aporte de las emisoras públicas a la consolidación de la democracia? Las emisoras de la Policía Nacional somos muy imparciales en todo sentido, en el político, en el religioso; somos imparciales sin identificarnos con algún tipo de opinión específica. Creo que eso es fortalecer y contribuir a la democracia, dar espacio a las personas para que decidan y tengan su propia opinión, sin interferir con ellas. En el aspecto de lo político, sobre todo, somos una institución apolítica. Es un fuerte que tenemos en la Policía Nacional para la consolidación de la democracia. También la difusión de valores patrios, del sentimiento patrio para con nuestro país. Eso contribuye a fortalecer la democracia. En eso también debemos estar comprometidos. ¿Cuál es el aporte de la radio a la construcción de una cultura de la convivencia? Es fortalecer esos valores, patrios, cívicos. Fortalecerlos en lugares donde tienen influencia los grupos armados ilegales dentro de la población, inclusive sabemos que tienen emisoras piratas, las FARC tiene emisoras en ciertas regiones y las utilizan para llegar y obtener adeptos y seguidores. Es muy importante el papel de las emisoras de la fuerza pública, Policía, Ejército, Armada. Creo que a través de una muy buena programación que se identifique con la ciudadanía podemos entrar a los hogares de esos miles de colombianos y llevarles nuestro mensaje, nuestras campañas institucionales, interinstitucionales. Éstas contribuyen a la misión de la Policía Nacional que es fortalecer la seguridad y la tranquilidad de todos los ciudadanos. Es una herramienta muy importante para que las personas que viven en un lugar donde hay influencia de estos grupos armados ilegales, puedan recibir el mensaje del Estado, el mensaje del gobierno nacional, el mensaje de todos los colombianos. Para que nos unamos frente a esta amenaza, que se ha disminuido notablemente gracias a la política de seguridad democrática del gobierno nacional y de la acción propia de la fuerza pública; esto es, la consolidación en esos lugares donde hemos llegado con presencia física y hemos sacado a los grupos armados. Y hemos usado los medios de comunicación como una herramienta de acercamiento hacia la ciudadanía. ¿Cómo piensan el tema de la imparcialidad que mencionó antes, no ya en la información y la política, sino en otros aspectos como la recreación, la música etc.? Nuestros pilares fundamentales son: el fortalecimiento de la democracia, el servicio a la ciudadanía a través de espacios donde la gente puede llamar y denunciar problemas

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de seguridad, a los que nosotros otorgamos soluciones, y un tercer componente muy importante es la recreación, y allí entra la parte musical. En ese sentido consideramos que la programación musical es un gancho para poder comunicarnos; a través de esa buena programación van incluidas nuestras campañas institucionales. Hemos visto que no podemos tener la misma programación en Bogotá o en Pasto o en la Costa o en los Llanos. De acuerdo con la región, según los gustos propios de cada región se diseña una programación especial. En Valledupar tenemos programación con fuerte en el vallenato, en el Llano ofrecemos música llanera y música norteña que pega mucho en esa región. Entonces, se diseña una programación especial para satisfacer el mayor número de población. ¿Piensa Ud. que la radio pública tiene un papel importante en la preservación de las culturas? La emisora de la Policía Nacional siempre ha estado preocupada por ese tema. Inclusive, tenemos a nivel nacional una hora de música colombiana, no es mucho, pero queremos mostrar allí las músicas de las diferentes regiones. La música que nos identifica, que es propia de la región, de los orígenes de su música; no exactamente lo que escuchando actualmente, la moda.

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Hay una música que es colombiana, que se escuchó hace unos treinta, cuarenta años a nivel nacional, que pegó muy fuerte y que es muy propia de nosotros y nos identifica como colombianos aún en el exterior. Tenemos un espacio importante que tiene una gran audiencia, la viejoteca de la Policía Nacional, se hace los sábados de dos a seis de la tarde. Brindamos allí un espacio de difusión a este tipo de música para mantenerla vigente y conservarla frente a otras influencias musicales como el reggaetón, que empieza a desplazar nuestra música, que está tan rica y que tiene tanta aceptación en el extranjero. ¿Ustedes piensan que las emisoras públicas deberían autofinanciarse, conseguir recursos por fuera del presupuesto público? Las emisoras de interés público tienen la posibilidad de autofinanciarse, de auto-sostenerse y ello está contemplada en el decreto 1021 del Ministerio de Comunicaciones del 23 de julio de 1999. Ahí nos dan herramientas para percibir recursos mediante contratos, convenios, auspicios, patrocinios, colaboraciones y aportes. Las empresas, entidades o personas que quieran contribuir para el progreso, sostenimiento y/o mantenimiento de las emisoras lo pueden hacer y en contraprestación podemos dar unos reconocimientos radiales, mini anuncios, sin caer en el formato de la propaganda o la publicidad comercial.

De unos años para acá cubrimos una importante margen de necesidades mediante convenios con el SENA y con la Caja de Vivienda Militar, entre otros, que nos permiten tener recursos para compra de equipos, para mantenimiento, algunas veces para pagar los gastos públicos generados por impuestos como SAYCO y ACINPRO y otros. En ese sentido tenemos la posibilidad y el Ministerio de Comunicaciones nos da las herramientas. No podemos, lógicamente, hacer publicidad y cobrar tarifas altas. Recibimos, como le digo, una contribución voluntaria, en especie. Es una pequeña adición que nos permite tener unos recursos importantes. Las emisoras de la Policía y el Ejército, entiendo, tienen un diseño comunicativo muy claro y específico. ¿Ustedes describen ese diseño comunicativo en una agenda, un manual de estilo o en otro documento? Tenemos manuales de procedimiento donde sabemos qué hacer en el campo informativo, en el campo social, en el campo de programación musical, también se determina allí el personal que necesitamos y sus funciones. A todo ese proceso le hacemos seguimiento y estamos atentos a ubicar nuestras fallas y errores para corregir, para mejorar el servicio de radiodifusión que ofrecemos. Lo que más nos interesa es la difusión de campañas y mensajes institucionales, a través de lo cual creamos conciencia dentro de la ciudadanía, ayudamos a cumplir el objetivo de la Policía Nacional que, reitero, es la seguridad, la tranquilidad y la convivencia pacífica de todos los colombianos. ¿Quiere usted agregar algo a lo planteado? Las emisoras de la Policía han tenido una evolución muy importante en apenas diez años de historia. Hemos tenido una muy buena aceptación en todo el territorio nacional, sin entrar a competir con las emisoras comerciales. Así, nos ubicarnos entre las emisoras más escuchadas a nivel nacional; tenemos un número de oyentes importante a los que llegamos con nuestro mensaje institucional, de Estado, a quienes les llegan las campañas de la Policía Nacional, para que todos los colombianos tengan una mejor y una sana convivencia a nivel general. ¿Ustedes compran, consultan o realizan estudios de audiencia? No, como emisora de interés público no competimos con las emisoras comerciales, porque no estamos en igualdad de condiciones. Las emisoras comerciales tienen un objetivo de programación diferente al de las emisoras de interés público, inclusive es diferente al objetivo de las emisoras comunitarias; por ello no competimos entre los diferentes grupos.


Sin embargo, el nivel de aceptabilidad que tienen las emisoras de la Policía Nacional lo conocemos a través de estudios generales de sintonía que nos ubican dentro de las emisoras más escuchadas aquí en Bogotá. En algunas ciudades somos primeros en audiencia. Pero nosotros no lo compramos, nos enteramos porque ese resultado finalmente se conoce.

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