Tercer dolor:
Por tercera vez la espada se clava en el corazón de María, su Hijo ha desaparecido y la angustia inunda toda su alma. Durante tres días, como un anuncio del calvario, María sintió el dolor del Hijo desaparecido en Jerusalén. Pero Él estaba en la casa de su Padre (Lc. 2, 49) (SRM)