Mentiroso parte 1

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con tu madre, le había llamado muy preocupada y nerviosa, decía que necesitaba hablar contigo. —Comprendo, se mueven con rapidez. —Con la Iglesia hemos topado. Un pequeño silencio rompió la conversación, Cail pensaba con toda la rapidez que le permitía su alterado estado de nervios, y Gires dejaba de forma comprensible que su amigo se tomara su tiempo. —Tuve que escapar de forma precipitada, no podía aterrizar en Nueva York, me estarían esperando, además hubiera acabado por golpear a aquella maldita monja. —Ya entiendo. —Cogí el primer avión que pude, y decidí esconder los manuscritos, así que... —No, no, no —Gires interrumpió a su amigo de forma brusca—, no quiero saber nada más. El no saber dónde están esos manuscritos es mi pasaporte. Y el no decirle a


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