Carta Miguel Crispi

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HAY QUE CREAR PARA CREER ROBERTO MATTA Carta abierta a Revolución Democrática

Estimados miembros de Revolución Democrática, les escribo con motivo de las elecciones para la directiva de nuestro movimiento para el año 2013. Como es de conocimiento de todos ustedes, he tomado la decisión de participar de estas elecciones postulándome para Coordinador General del movimiento. A continuación paso a repasar los principales avances de la gestión de RD del año 2012 y también algunas de las definiciones políticas que espero poder encabezar en 2013 en caso de que el movimiento entregue un voto de confianza a esta candidatura. Las ideas y compromisos que expongo no son más que gran parte de los acuerdos que suscribimos en nuestro Congreso Constituyente. Por su parte, los Estatutos de nuestro movimiento definen que todo miembros de RD deberá velar por el cumplimiento de estos acuerdos. La Coordinación Nacional 2012 realizó un esfuerzo constante por mantenerse fiel a este espíritu. El órgano superior de RD son los acuerdos de nuestro Congreso y hago un compromiso explícito a velar por este en todo momento. La práctica es el contenido, nuestra cultura política El primer cuestionamiento que se le hizo públicamente a Revolución Democrática es que era un movimiento demasiado abierto, y que por tanto carecía de identidad. ¿marxistas, progresistas, revolucionarios? Ante la pregunta siempre respondimos que nuestro movimiento era un salto al abismo, en donde lo que esperábamos era poder organizarnos para aportar en el desafío de transformar el orden imperante de las cosas, hacer una revolución en democracia sobre las demandas más sentidas por la ciudadanía. Muy bien nos decían, ¿pero qué es lo que creen frente a A, B o C? Nuestra respuesta era que nuestro primer desafío era existir, y confiar en que las respuestas emergerían del proceso. La respuesta no gustaba, para quienes no creían era una respuesta que daba a entender que no sabíamos lo que queríamos. Quizás lo que más me enorgullece de Revolución Democrática, en medio de todas nuestras diferencias, capital indiscutible de nuestro colectivo, es que hemos sido capaces de construir una cultura política distintiva. Como toda organización, cotidianamente tenemos que tomar decisiones. Cuando hace una año instalamos la idea de que “la práctica es el contenido”, lo que queríamos decir era que la forma en que se hacen las cosas en la política si importan. Nuestra cultura política construye un proceso de toma de decisiones no se corresponde con momentos estáticos sino dinámicos. Por ejemplo, la decisión del movimiento de tener candidatos en las parlamentarias no tiene que ver con un momento en particular, sino con toda una


trayectoria y discusiones que ocurrieron en distintos espacios, entre los territorios, el consejo político y la coordinación nacional, entre nuestro Congreso Nacional y todo lo que ha venido después. Personalmente me quedo con el aprendizaje de que tomar decisiones de este modo no responde a una lógica negociadora, de ganar adeptos de ciertas posiciones para que al final del camino se de un resultado determinado, sino en privilegiar la deliberación colectiva. Contar con síntesis políticas respaldadas por la legitimidad y el apoyo de un colectivo permite a su vez que los objetivos finales que se persiguen tengan muchas más chances de ser alcanzados. Al final se trata de creer que la mayoría tiene la razón, elemento básica de la democracia pero que la tecnocracia y una forma anticuada y vertical de hacer política se ha encargado de poner en cuestión. Claudio Fuentes nos interpelaba en esta misma dirección respecto al tema constitucional, “no será tiempo que de una vez por todas la preguntemos a la ciudadanía el tipo de constitución que quiere”. La forma de participación interna de RD debe perseguir el mismo principio. Nuestros desafíos Nuestras primeras deudas están con las regiones y con las mujeres. Siendo sincero, no creo que ninguna de esas deudas podría ser suplida íntegramente por una persona que no es ni de regiones ni es mujer, más si puedo hacer el compromiso de privilegiar esfuerzos para que nuestro movimiento sea más descentralizado y para que las mujeres tengan más espacios de participación y de poder en RD. Resulta preocupante en este sentido que al momento de votar nuestros estatutos, la opción que resolvía el tema de cuotas de mujeres en espacios de participación política haya ganado la opción más conservadora. Claramente en este ámbito nos queda mucho camino que recorrer. Frente a la participación de nuestros compañeros de regiones, durante 2012 fuimos exitosos cuantitativamente. No es menos que RD tenga presencia en Magallanes, Los Lagos, Biobio, Valdivia, Talca, Valparaíso y Antofagasta, sin embargo en lo cualitativo estamos muy al debe. Juntos deberemos construir una estrategia real de participación regional en Revolución Democrática. Quizás el problema de la concentración y el centralismo se ha vuelto un problema estructural de nuestro país. Si esto es así, deberíamos tratarlo como tal, forzando espacios de participación y comunicación que nos permitan acercarnos entre los distintos territorios a lo largo de Chile. Otro elemento en el que debemos seguir perseverando es en el protagonismo que nuestros territorios deben tener dentro del movimiento. Si bien podemos estar contentos con la cobertura territorial que tenemos, esta segunda etapa deberá tener como misión darle solidez a este trabajo, proyectando líneas de acción políticas territoriales y a la vez de acercar cada vez más al consejo y la coordinación nacional con la realidad local. Una pregunta que debemos responder, y que aun está abierta, es la labor y el rol que cumplirán aquellos territorios en donde no tenemos candidatos propios en las elecciones parlamentarias. Esta discusión ha estado presente en más de una de nuestras discusiones en el seno del Consejo Político y también en muchos


territorios. Desde mi mirada, además de que los territorios no se desentiendan de las demandas territoriales que ya están en curso, e independientemente de si tenemos o no tenemos candidatos, en todos los lugares donde Revolución Democrática tenga presencia debiésemos ser capaces de vincular a las organizaciones sociales y las bases de los partidos políticos para invitar a hacer primarias abiertas, democráticas y con compromisos programáticos. Aunque exista un distrito que tuviese solo dos candidatos, estos debiesen estar llanos a participar de un proceso ciudadano de participación política, donde todos puedan participar de la construcción programática, y donde a la vez este se comprometa formalmente con éste. Esperamos que este no sea el caso, que todos los distritos de Chile tengan muchos candidatos en competencia, y donde la misma competencia sea el combustible para la deliberación y el involucramiento ciudadano en este proceso. Otra de nuestras deudas, que hemos comenzado a saldar con el Taller de Formación Norbert Lechner, es la formación política. Revolución Democrática debe contar con un espacio permanente, y descentralizado de formación, mediante el cual nos hagamos cargo de que todos quienes participen en nuestro movimiento tengan las herramientas para llevar a cabo la acción política, y por sobre todo, que tenga claridad respecto a los fundamentos ideológicos más básicos que guían nuestro proyecto. Desafíos políticos Luego de un 2012 silencioso, de siembra y de maduración, Revolución Democrática se acerca de manera fuerte a la disputa del poder. Junto con el anuncio de la pre-­‐ candidatura de Giorgio Jackson por el distrito 22 (Santiago), el territorio de Talca ha presentado oficialmente la candidatura de Francisco Letelier y el territorio de Providencia y Ñuñoa la de Carlos Zanzi. Estas pre-­‐candidaturas, que deberán ser ratificadas por nuestro movimiento el 20 de enero, son reflejo de nuestros avances. Nuevos liderazgos se abren camino, las regiones también. Frente a estas candidaturas mi compromiso no podría ser otro que poner mi trabajo a disposición de nuestros tres candidatos, esto con el objetivo claro de ganar las tres contiendas electorales. La estrategia que hemos adoptado como movimiento ante las próximas elecciones parlamentarias debiera ser conocida por todos. Ha sido ampliamente discutida en nuestro Consejo Político y ha sido expresada de manera pública ante los medios de comunicación. La directriz principal que hemos adoptado como estrategia en el caso parlamentario ha sido la de privilegiar la participación ciudadana y de nuevos actores sociales, la discusión y los acuerdos programáticos y la realización de primarias. Las dificultades que hemos encontrado no han sido menores. Lo que observamos es que hay poco de acuerdos y mucho de negociación, la mayor parte de estas orientadas a conservar el poder. Esto se refleja en distintas fórmulas, el que tiene mantiene, primarias sólo para un cupo, sólo en los casos en que sea necesario. Todas estas ecuaciones tratan el proceso de primarias como un tema estrictamente electoral y no como un proceso democrático y político necesario para vigorizar


nuestro alicaído sistema político. Pareciera que ya a nadie le preocupan mucho las altísimas tasas de abstención electoral de las pasadas elecciones municipales. Por otra parte, sólo en contadas ocasiones hemos visto el ánimo de pactar en función de una coalición renovada y amplia que permita terminar con la perversidad del binominal o de asegurar mayorías parlamentarias para hacer carne las demandas expresadas en las calles. Contra aquellos que demandamos, primarias abiertas y democráticas, para los dos cupos y con una amplitud necesaria para romper con el binominal en aquellos casos en que sea posible, se nos pide hacer compromisos. Frente a esto mi inclino a pensar que si el motor de estos acuerdo es el orden y la gobernabilidad del próximo gobierno no existirán muchos inventivos par que nosotros nos sintamos parte de esta coalición. Por otra parte, en mi opinión no debemos temerle a hacer compromisos, la política también trata se trata de un acto recíproco en donde se reúnen fuerzas diversas para alcanzar objetivos comunes. Sin embargo hoy nuestro compromiso no podría estar con un nombre o una coalición, hoy nuestro compromiso está del lado de las demandas de la ciudadanía ha expresado con más fuerza. Nuestro primer compromiso, y mi compromiso, está con iniciar un proceso constituyente serio, el que terminé en una Asamblea Constituyente que defina las reglas del juego para el Chile del mañana. Mi compromiso también está con la educación pública, con el carácter pluricultural de nuestro país, con el fin del binominal, con un modelo productivo inclusivo y que ponga la igualdad y la sostenibilidad del medio ambiente por sobre la productividad. Estoy por ciudades más democráticas y ciudadanas, y por reformas al sistema político que aseguren una democracia más densa para los chilenos. Esos son algunos de los compromisos que espero sean parte de nuestras definiciones programáticas centrales. Ante los frágiles acuerdos electorales debiéramos estar disponibles para empujar ideas que cambien Chile. El momento natural para hacer definiciones más amplias, como son el tema presidencial, la forma de incidir en la discusión programática nacional y del próximo gobierno, debiera ser en los meses de marzo y abril, momento en el cual tengamos más elementos sobre los cuales reflexionar y donde además tengamos constituidos nuestro nuevos Consejo Político a nivel nacional. Como he mencionado en muchas veces, invito a no tener expectativas de criterios únicos frente a esta discusión. Soy de la partida de que en la discusión se develen todas las preferencias, y que de este modo podamos llegar colectivamente a un punto en donde alcancemos una opción es sea la más beneficiosa para el movimiento. Del mismo modo como lo hicimos en nuestro primero congreso, tendremos el desafío de diseñar una instancia que sea capaz de llevar el debate a su máxima expresión de modo de alcanzar la mejor síntesis posible. Horizonte y largo plazo El año 2013 será un año de vorágine, sin embargo, como movimiento deberemos estar con los pies bien parados en la tierra para no perder la brújula y no olvidar que Revolución Democrática nace con un objetivo de largo plazo, cual es transformar el orden político y social de nuestro país.


En nuestra última jornada de discusión, la Escuela de Formación Norbert Lechner, nuestros expositores fueron enfáticos en relevar aquellos desafíos políticos para el país. Quizás el denominador común de todas las exposiciones fue el diagnóstico de que el principal articulador de la desigualdad en Chile, y de la silenciosa vulneraciones de nuestro derechos políticos, sociales, económicos y culturales, proviene de nuestro orden institucional. En este sentido, el acuerdo medular de nuestro Congreso Constituyente, la Asamblea Constitucional, deberá retomar su espacio protagonista en todas nuestras conversaciones y debates. Si Revolución Democrática aspira a convertirse en una alternativa política, que levante la bandera de estas reformas, tenemos la necesidad urgente de ser capaces de narrar una historia de futuro, convertir nuestro trabajo en un proyecto y en novedad. Esto supone la exigencia de reflexionar acerca de proyecto de país que queremos para Chile. Los proyectos políticos que han logrado ser exitosos en su momento siempre tuvieron en mente un norte utópico hacia donde caminar. Frei tuvo su Revolución en Libertad, Allende su Vía chilena hacia el Socialismo. A la fecha hemos avanzado con nuestras comisiones. De la mano de estas, me comprometo a privilegiar tiempo para que el esfuerzo de articular la alternativa de país que Revolución Democrática quiere para el Chile de los próximos veinte años no sea consumido por los agobiantes plazos que conllevan los períodos electorales. En segundo lugar, tampoco podemos dejar de mirar el largo plazo en lo político electoral. Con posterioridad a las elecciones parlamentarias y presidenciales son las municipales del 2016 y las parlamentarias y presidenciales de 2017. Si en 2012 asumimos un rol de espectador en gran parte de la contienda municipal, debiéramos tener el objetivo de protagonizarlas las próximas, con candidatos a concejales en todos los territorios en donde tengamos presencia y en disputar las alcaldías en donde estemos más fortalecidos. Revolución Democrática ha demostrado que está capacitado y maduro para participar y representar una alternativa política para el futuro de Chile. Mi compromiso es a continuar por la senda que hemos caminado, esa senda de respeto y solidaridad, de transparencia, de colectivismo, de osadía y de creatividad. Creo en nuestro proyecto y creo en las personas que lo conformar. Agradecido estoy de un 2012 lleno de cansancio y de satisfacciones y pongo a disposición mis energías, compromiso y experiencia para seguir ensanchando los límites de nuestro movimiento en este 2013. Saludos revolucionarios Miguel Crispi


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