TEORÍA DEL MUNDO DE LA VIDA
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La confianza en que la ciencia, sirviéndose siempre de un mé todo rápido, pondrá a nuestra disposición paquetes de experiencia optimizada metodológicamente y hecha por mandato para hacer llevadero el incremento de la cuota de transformación de la reali dad, producida asimismo por la ciencia, se considera progresista (o se consideraba progresista hasta que este bien cuiflado título ho norífico pasó de la izquierda a la derecha en la gran migración en tre las alas llamadas políticas). La presunción de la primacía de la experiencia optimizada a largo plazo sobre la experiencia conse guida a la fuerza con métodos teóricos se considera conservadora. Por eso justamente desde esta perspectiva es dudoso, paradójica mente, que la llamada vida simple, recobrada y reconstruida en forma artificial, también pudiera ser un nuevo mundo de la vida y no un mundo en el que, justamente porque falta un patrimonio preformado de experiencias, con cada maniobra, con cada situa ción haya que romperse la cabeza más de lo que se compadece con la simplicidad. Esto podrá atraer a los amantes de las fundamentadones últimas y los discursos sostenidos hasta el final, pero cabe preguntarse si su mundo alguna vez podrá ser el de la vida simple. Es curioso: la voluntad en extremo consecuente de volver a ser to talmente primitivos se aleja aún más del mundo de la vida que una realidad que al menos no rehúsa la ayuda de la teoría y de la téc nica. A eso se debe que las reservas de vida simple sólo puedan existir si recurren constantemente a los aportes ya hechos por su entorno, organizado y abastecido en forma tradicional.