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El político dio una patada contra el suelo. — Nunca lo había oído tan enfadado, desde que conozco a la serpiente. — Muy bien. ¿Qué conclusión ha sacado? — Bueno, se lo diré. Una política de dominación extranjera a través de medios espirituales es su idea fija; pero a mí me da la impresión de que sus objetivos principales no son espirituales. Me expulsaron del Gabinete por discutir sobre el mismo tema, como no necesito decirle. — No necesita decírmelo. Y, según su impresión, ¿cuáles son esos objetivos tan poco espirituales? Jael se puso serio. — Bueno, no es estúpido, de modo que debe darse cuenta de la bancarrota de nuestra política religiosa, que apenas ha hecho una sola conquista en setenta años. Evidentemente lo utiliza para sus propósitos. » Ahora bien, cualquier dogma, basado primariamente en la fe y el sentimentalismo, es un arma peligrosa usada sobre los demás, puesto que es imposible garantizar que el arma nunca se vuelva contra el que la emplea. Hace cien años que soportamos el ritual y una mitología que se convierte cada vez más en algo venerable, tradicional… e inmutable. En cierto modo, ya ha escapado a nuestro control. — ¿En qué modo? — preguntó Mallow—. No se detenga. Quiero saber su opinión. — Bueno, supongamos que un hombre, un hombre ambicioso, utilice la fuerza de la religión contra nosotros, en vez de para nosotros. — Se refiere a Sutt… — Así es. Me refiero a Sutt. Si pudiera movilizar a las diversas jerarquías de los planetas vasallos contra la Fundación, en nombre de la ortodoxia, ¿qué posibilidades tendríamos? Poniéndose al frente de los piadosos, podría hacerle la guerra a la herejía, representada por usted, por ejemplo, y proclamarse finalmente rey. Al fin y al cabo, fue Hardin quien dijo: « Una pistola atómica es una buena arma, pero puede apuntar en ambas direcciones.» Mallow se dio una palmada en el muslo desnudo. — Muy bien, Jael, hágame entrar en el Consejo, y lucharé contra él. Jael hizo una pausa, y dijo significativamente: ¿no?

— Quizá no. ¿Qué era todo aquello del sacerdote linchado? No es verdad, — Es verdad — dijo Mallow, despreocupadamente. Jael dio un silbido. — ¿Tiene pruebas definitivas?

— Debe de tenerlas. — Mallow vaciló, y después añadió — : Jaim Twer fue partidario suyo desde el principio, aunque ninguno de los dos estaba enterado de que yo lo sabía. Y Jaim Twer fue un testigo ocular. Jael meneó la cabeza. — Uh, uh. Mala cosa. — ¿Mala? ¿Qué tiene de malo? Aquel sacerdote estaba en el planeta ilegalmente, según las propias leyes de la Fundación. Fue usado por el gobierno korelliano como cebo, involuntariamente o no. Por todas las leyes del sentido común, yo no tenía elección… y lo único que podía hacer estaba estrictamente 154


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