Raúl Álvarez Alejo
Curso 2012/2013
5) Los legionarios de Cálandor son atacados por los dulces y bellos unicornios en este nuevo capítulo, ¿quieres saber por qué y cómo acaba todo ello? ¡Lee con atención y lo descubrirás! El Reino de Cálandor (capítulo 9)
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Los unicornios que parecían tan dulces y adorables desde lejos se dieron cuenta de la presencia de nuestros amigos, sin que le diera tiempo a Albon a mencionar que al detectar la presencia de personas ajenas al jardín se volvían muy violentes. Saltaron por los matorrales en busca de nuestros amigos que salieron huyendo de allí. Corrieron todo lo que pudieron pero no pudieron evitar que al más rezagado de los legionarios le alcanzase el cuerno de uno de los unicornios. Gracias a Albon se pudieron refugiar en una pequeña gruta cercana, donde pudieron ver la gran herida que tenía el legionario. El cuerno del unicornio había penetrado en la pierna derecha del soldado y le había provocado una gran herida por la que perdía mucha sangre. Asustados por ello, los legionarios pidieron a Albon su ayuda. Albon no sabía cómo ayudarlos, pero si sabía quién les podría ayudar a curar la herida de su compañero. Le pusieron un vendaje, unas hojas de roble para cortar un poco la salida de sangre, y se pusieron en marcha en busca de la persona que les ayudara a curar a su compañero. Tras atravesar un pequeño bosque llegaron a una vieja cabaña, hecha con ramas y palos, y que tenía un aspecto bastante enigmático y frio. Al abrir la puerta, el olor a viejo lo inundó todo, juntándolo con un olor peculiar a un guiso, cocción o algo parecido. El olor a viejo venía por lo antiguo de los objetos que allí se encontraron. El ruido de las maderas al avanzar por el pasillo, anunciaba de la llegada de nuestros amigos, y la oscuridad del lugar, les acompañaba a cada paso, con lo que incrementaba la inseguridad e incertidumbre de todos ellos. De repente, al final de camino, y sin que ninguno de ellos pudiese imaginárselo…
Raúl Álvarez Alejo
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