Liahona Agosto 2010

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H i s t o r i a d e l a I g le s i a e n el mu n d o

Gales

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os misioneros llegaron por primera vez a Gales en 1840 y en un plazo de cuatro meses establecieron una congregación de 150 miembros en Gales del Norte. En Gales del Sur, al principio los misioneros tuvieron dificultades para encontrar personas a quienes enseñar, pero pasados quince años, un ochenta por ciento de los conversos de Gales eran del sur. En enero de 1845, Dan Jones, un galés que se unió a la Iglesia en los Estados Unidos, regresó a Gales como misionero. Allí lanzó varias publicaciones de la Iglesia y ayudó a fortalecerla. En 1846, el himnario en galés fue el primer himnario SUD publicado en un idioma que no fuera el inglés. El primer centro de reuniones SUD en Gales se construyó en 1849. En aquella época, había poco más de 3.600 conversos en Gales. Muchos de los primeros conversos galeses emigraron a Utah. Uno de ellos fue John Parry, quien estableció la coral que llegó a ser el Coro del Tabernáculo Mormón. La primera estaca de Gales, la Estaca Merthyr, Tydfil, fue creada en 1975. *La Estaca de Chester, Inglaterra, también abarca cinco barrios y ramas de Gales.

La clave para tener gozo

E

l servicio es la verdadera clave de la dicha. Cuando se presta servicio para el progreso de la humanidad, cuando se trabaja sin remuneración ni recompensa, sin esperar retribución terrenal, entra en el corazón humano el verdadero y auténtico regocijo”.

A la derecha: Dan Jones aviva Gales, por Clark Kelley PRICE.

Presidente Heber J. Grant (1856– 1945), Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Heber J. Grant , 2002, pág. 92.

La Iglesia en Gales Miembros

9.110

Estacas*

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Barrios y ramas

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La obediencia brinda bendiciones

T

ras haber investigado la Iglesia durante dos meses, los misioneros me enseñaron la ley del diezmo y me invitaron a pagarlo una vez que me uniera a la Iglesia. Me parecía imposible con mis escasos ingresos, pero terminamos la charla antes de que pudiera decirles cómo me sentía. Aquel domingo en la Iglesia, el presidente de la rama vino a saludarme. Le pregunté acerca del diezmo y él prometió que se reuniría conmigo en privado una vez terminadas todas las reuniones. Cuando nos reunimos, le expliqué: “Los misioneros me han dicho que debo pagar una décima parte de mis ingresos a la Iglesia cuando sea miembro. No sé si pueda hacerlo”. Tras escuchar mi inquietud, el presidente abrió el Libro de Mormón, buscó 3 Nefi 24:10, y leyó: “Traed todos los diezmos al alfolí… y probadme ahora en esto, dice el Señor de los Ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros una bendición tal que no haya donde contenerla”. Después agregó: “Hermano Ko, fíjese bien en que el Señor dijo: ‘Probadme ahora en esto’. Ésa es la invitación que le extiende a usted. ¿Por qué no le pone a prueba pagando el diezmo antes que nada el próximo mes y observa si no le bendice?”. Poco después, comencé mi experimento con el diezmo y me uní a la Iglesia. Desde ese momento, he asimilado un nuevo concepto de la gestión del dinero; pero por encima de todo, he comprobado por mí mismo que Dios ha derramado una bendición, y que no ha habido donde contenerla. He aprendido que debemos guardar los mandamientos de Dios antes de poder aspirar a recibir Sus bendiciones.

Te Kuang Ko, Taiwán

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