Liahona Noviembre 2005

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impartieron instrucciones maravillosas. Las palabras de Joseph F. Smith, de George Q. Cannon y del presidente John Taylor fueron particularmente maravillosas. Oí a algunos de los residentes más antiguos decir que nunca habían asistido a una conferencia más poderosa y espiritual”1. Creo que los miembros de la Iglesia tienen sentimientos similares a ésos en cuanto a cada conferencia general. Parece que cada una es más poderosa y espiritual que la anterior. Para que los mensajes de la conferencia general cambien nuestra vida, debemos estar dispuestos a seguir el consejo que escuchemos. El Señor le explicó en una revelación al profeta José Smith: “...que al estar reunidos os instruyáis y os edifiquéis unos a otros, para que sepáis cómo... obrar de conformidad con los puntos de mi ley y mis mandamientos...”2. Pero el saber “cómo obrar” no es suficiente. En el siguiente versículo, el Señor dijo: “...os obligaréis a obrar con toda santidad ante mí”3. Esta disposición a actuar de acuerdo con lo que hemos 52

aprendido abre las puertas a bendiciones maravillosas. Hace un año, en la sesión del sacerdocio, el presidente Hinckley habló acerca de los peligros de la pornografía. Creo que nunca he escuchado una advertencia profética más directa para los miembros del sacerdocio. Ustedes, jovencitos que escucharon y dieron oído a sus palabras, ya han sido bendecidos y serán más bendecidos de lo que ahora puedan comprender. Su futura familia cosechará grandes bendiciones debido a su obediencia. Imaginen el impacto que tendría en el mundo el que todo poseedor del sacerdocio mantuviera la pornografía fuera de su vida como respuesta al consejo del profeta. Cada vez que obedecemos las palabras de los profetas y apóstoles, cosechamos grandes bendiciones. Recibimos más bendiciones de lo que podemos comprender en el momento y continuamos recibiendo bendiciones mucho después de nuestra decisión inicial de ser obedientes.

El día que la Iglesia fue organizada, José Smith recibió una revelación que incluía un importante principio para todos los miembros de la Iglesia. Al dirigirse a la Iglesia en cuanto a José Smith, el Señor dijo: “...daréis oído a todas sus palabras y mandamientos que os dará... porque recibiréis su palabra... como si viniera de mi propia boca”4. Ahora escuchen las bendiciones prometidas a aquellos que dan oído: “Porque si hacéis estas cosas, las puertas del infierno no prevalecerán contra vosotros; sí, y Dios el Señor dispersará los poderes de las tinieblas de ante vosotros, y hará sacudir los cielos para vuestro bien”5. Ésas son grandes promesas que nos pueden mantener a salvo en estos tiempos peligrosos. Las necesitamos, y el Señor nos las cumplirá a cada uno si estamos dispuestos a seguir a los profetas, videntes y reveladores. Decidan ahora dar a la conferencia general un lugar de importancia en su vida; decidan escuchar con atención y seguir las enseñanzas que se den. Escuchen o lean los discursos más de una vez para comprender mejor el consejo y seguirlo. Al hacer estas cosas, las puertas del infierno no prevalecerán contra ustedes, los poderes de las tinieblas se dispersarán delante de ustedes y se sacudirán los cielos para su bien. Sé que nuestro Padre Celestial nos ama y que tiene un plan perfecto para Sus hijos. Sé que Jesús es el Cristo y que Él vive. Testifico que el Evangelio de Jesucristo ha sido restaurado en la tierra. Tenemos profetas, videntes y reveladores verdaderos en la tierra que tienen las “palabras de vida eterna”6. De esto testifico en el nombre de Jesucristo. Amén. ■ NOTAS

1. Diario de Nathaniel Morris Hodges, Tomo I, 8 de abril de 1883, Archivos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, manuscrito, págs.1–2. 2. D. y C. 43:8. 3. D. y C. 43:9. 4. D. y C. 21:4–5. 5. D. y C. 21:6. 6. Juan 6:68.


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