Contra la dictadura violeta - Alegato antifeminista

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A lo que iba, “… las mujeres en 1974 aún estaban declaradas como incapaces”; y se quedó tan ancho el alcalde y se quedó tan ancha la periodista que redactó la nota. Cuando al día siguiente, casualmente, me lo encontré en la calle –al alcaldeintenté reconvenirlo jocosamente por semejante disparate pero no me fue posible porque, en cuanto cayó en qué iba la cosa, me espetó, literalmente, “… como letrado –es abogadoestoy en condiciones de….” y se quiso largar un discurso del que, prudentemente, le arrancó su esposa que lo acompañaba. Evidentemente, se refería a la tan traída y llevada aseveración que sostiene que hasta el año 1974, las mujeres necesitaban la firma del marido para abrir una cuenta bancaria. Pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que se celebraba el día internacional contra la violencia de género, el feminismo latente en cualquier recodo de las administraciones públicas se lanza al ruedo de la pretendida defensa de la mujer para lo que no teme hacer el ridículo y dejarla por los suelos, clasificándola, nada menos que como “incapaz”, sin más. “¿De dónde vienes…?: manzanas vendo”, que decía mi abuela para referirse a quien las suelta sin pensar y habla por no callar. Aunque sea a costa de la propia dignidad de las mujeres que, por lo que sé, ni tenían problemas para abrir cuentas bancarias –el problema era tener qué depositar en ellas- ni, en cualquier caso, aceptarían, ni entonces ni ahora, ser tenidas por incapaces. Aunque sí, entonces y ahora, ser homenajeadas en elegantes restaurantes…

Mujeres incapaces “El alcalde ha recordado que las mujeres en el año 1974 estaban aún declaradas como incapaces”, se explica –en catalán- en una nota de prensa emitida por la oficina de comunicación del ayuntamiento de Salou en 2013 y con motivo de un encuentro de mujeres de la comarca. 170 de ellas se reúnen para asistir a una conferencia ofrecida por la periodista Rosa M. Calaf –de la que la larga nota de prensa no dice nada, ni de ella ni de la conferencia porque la nota se ocupa de las palabras del alcalde, de las de la responsable del Institut Català de la Dona y del presidente del Consell Comarcal que son los que pagan el sarao- que culmina con una comida de hermandad y entrega de recuerdos a todas las participantes. La confraternización tuvo lugar, claro, a lo largo de la mañana de un jueves laborable, con lo que es fácil deducir que si no todas, la mayoría de las 170 no trabajaron ese día o, sencillamente, no ocupan ningún puesto de trabajo. La comida de hermandad, celebrada en el mejor restaurante de la ciudad, apostaría algo, la pagamos a escote entre los catalanes: eso sí, a mayor gloria de los esfuerzos de las mujeres por participar en la vida social y a mayor gloria de quienes, acaso, verán recompensados en las próximas elecciones sus esfuerzos por liberar a la mujer de sus pesadas cadenas: ¡bon profit, germanes…!

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