y que dejan marcas en nuestros cuerpos para no olvidar nunca..., a quien de verdad le pertenecemos. Quisiera morir de amor y no de miedo en una tormenta como ĂŠsta, que sean tempestades de caricias bellas para dejar de ser un laberinto eterno, y poder asĂ convertirme en una lluvia..., de besos hĂşmedos que recorren tu cuerpo.
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