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Arquitectura naval

Arquitectura naval

No haremos una descripción pormenorizada, sólo los aspectos básicos y las innovaciones más importantes. En la figura (IX) colocaremos un navío modelo, con los nombres de velas, vergas y palos, para una mejor comprensión de la terminología utilizada.

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Buques en los siglos XVI-XVII

Figura IV. Galeón navegando de bolina. Siglo XVI

Galeones, naos, zabras, pinazas y carabelas, naves mancas (llamadas de ese modo por no llevar remos), fueron las más comunes en los siglos XVI-XVII, además de carracas y galeras, entre otras.

El viaje por el Atlántico, y la navegación en el Caribe, impusieron escenarios distintos, e importantes innovaciones en la construcción naval. Los galeones, buques de guerra por excelencia, las naos mercantes, zabras, carabelas, pataches, pinazas y algunas galeras, serán los buques más comunes en las aguas del Caribe y de Tierra Firme.

De todos ellos destacan los galeones. Existe una variedad de definiciones y tipos. Eran alterosos hasta el coronamiento de popa, costados con altos antepechos, panzudos, arrufados, y con lanzamientos a proa y popa. En general tenían doce cañones en la primera cubierta, unos trece en la segunda, y cuatro a cada lado en el castillo de proa, más tres en propa y popa. 17

17 El buque en la Armada española. Madrid, Imprenta Industrial, 1981, pp. 111123.

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Figura V. Galeón navegando a un largo. Siglo XVI

Los galeones estaban aparejados en cruz, con velas latinas en entenas, sobresalían por proa del palo mesana, y hacían navegar a la mala en ceñidas. Construídos de manera artesanal, con gálibos y vagras. 18 Las cajas de cuadernas y la confección de planos tendrían que esperar los escritos de Antonio Gaztañeta, a partir de 1713. 19

Según autores de la época, como Felipe Vieira de Castro, las naos, podían ceñir vientos hasta 6 cuartas (67º 30´). Los galeones, buques de guerra por excelencia, entre 6 y 7 cuartas, de tal manera que las remontadas solían durar más tiempo. A pesar de todo, fue un logro para naves de velas cuadras. 20

18Galibos: moldes. Vagras o vagaras: las líneas que reoresentan en los planos los cortes obliquos que dividen el buque. 19 Cayetano Hormaechea, Isidro Rivero, y Tomás Derqui, Los buques oceánicos del Atlántico ibérico entre los siglos XVI y VII, Barcelona, s-e. , 2018, T. II, p. 14. 20 Ibídem, p. 276.

En el transcurrir del siglo XVII, el galéon pierde pantalla, se hace más raso, queda menos expuesto a la artillería. El castillo de proa, y el arrufado, va desapareciendo, así como los lanzamientos de popa. Disminuye la manga.

Los galeones tenían limitaciones para efectuar recorridos cerca de las costas, por ello, se echaba manos de buques de menor porte.

Algunas galeras, buques a remo por excelencia, rindieron servicio en la isla La Española (1578) y en la Gobernación de Venezuela (1728-1740). Pero no nos imaginemos aquellas de la batalla de Lepanto, tenían velas cuadras y latinas, y se servían de remos. Fueron utilizadas en cruceros sobre parajes inaccesibles para buques a vela, como calas, ensenadas, estuarios, desembocaduras de ríos, su utilidad fue efímera.

Las carabelas tenían de 60 a 200 toneladas, tres palos con velas áuricas (de cuchillo o latinas), pero si efectuaban navegación trasatlántica, se aparejaban en cruz. Fueron las naves utilizadas para las exploraciones y descubrimientos.

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Los pataches son algo difíciles de caracterizar, en general tenían entre 35 y 80 toneladas, dos palos más bauprés. Una sola cubierta, sin castillo, cámara sin puente, artillado hasta con 10 piezas. 21

Las pinazas eran más adecuadas para navegar pegado a la costa, aunque más endebles. Tenían 50 toneladas, tres palos, fina, muy marinera. 22

Posiblemente, de las dos anteriores, nació el balahú o balaux, goleta americana por excelencia, esto merece mayores investigaciones.

21El buque en la Armada española…, pp. 130-134. 22Idem.

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Siglos XVIII - XIX

Fragatas

Figura VI. Modelo de fragata siglo XVIII

Aparejadas de manera similar a un navío. Un tonelaje entre 300 y 600. Artillados con unos 30 cañones.

Tenían alcázar y castillo, tres palos cruzados y cofas: trinquete, mayor y de mesana. El palo trinquete estaba cruzado por tres vergas, que siguiendo un orden ascendente: trinquete, velacho y juanete de proa. El mayor alberga en cruz la verga mayor, de gavia y juanete mayor. El mesana, con una verga seca y una móvil debajo de aquella llamada de mesana, le sigue el sobre mesana y el periquito. A proa, el bauprés, encima de ésta, el botalón de fok, y como verga que atraviesa perpendicular, la sobrecebadera.23

23El marqués de la Victoria, Diccionario demostrativo, con la configuración y anatomía de la arquitectura naval, 1719 – 1756, reeditado en Madrid por el Museo Naval y Lunwerg Editores, 1995, ff. 124 y 133. AGI. Caracas, 481. Autos formados sobre la introducción de la fragata nombrada “San Luis“ alias “La Confianza”, que ejecutó Francisco de Recalde en el puerto de la Guaira, la cual

Utilizaba el siguiente velamen: para el palo trinquete, en orden ascendente, trinquete, de velacho y juanete de proa. En el palo mayor, la vela del mismo nombre, la de gavia y juanete mayor. El palo mesana normalmente llevaba dos velas: la cangreja y la de sobremesana. En la verga de sobrecebadera se encontraba la vela del mismo nombre. Las vergas denominadas mayor y trinquete tenían un palo sobresaliente, llamado botalón, para velas de lienzo crudo ó alas, desplegadas cuando hacía buen viento. 24

Una diferencia fundamental entre las fragatas fabricadas para la guerra y las mercantes habilitadas posteriormente para fines bélicos, es la ausencia de sobrecebadera en el primer caso, típica de los grandes galeones. Las fragatas estudiadas en el Mar de Venezuela, presentan este rezago de otros tiempos. 25

Entre cada palo, las gavias permiten aprovechar los diversos ángulos de los vientos, sobre todo en navegación con fuerza eólica encontrada.

pertenece a Don Jacob Guillermo Erverbelt, 1785. Avalúo de la fragata. MN. PB27. Plano de una fragata de 24 cañones. 24 Idem. 25 Idem.

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Comenzando por el estay del fok, le sigue el del mastelerillo de proa, el de velacho y el de trinquete. Entre el palo trinquete y el mayor se encuentra el estay del mayor, de gavia y de juanete, y entre el mayor y el mesana se sitúa el estay de mesana, de sobremesana y del periquito. 26

En fragatas y navíos del siglo XVIII, bracear las velas mayores, y forzarlas contra los obenques y estays, podrían formar un ángulo entre las vergas y la quilla de 36º, siendo el ángulo del viento con las vergas aproximadamente de 25º . Aflojando la obencadura de sotavento, las vergas y entenas podían bracearse en angulos menores, especialmente con vientos fuertes. 27

Para buques como jabeques, bergantines, balajúes y goletas, los ángulos de braceo eran mucho menores.

26 Idem. 27 Idem.

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Bergantín

Figura VII. Bergantín

De construcción fina. Arbola dos palos cruzados y un bauprés. El palo principal es más largo de lo común y usa, como vela mayor, una cangreja, que permite hacer giros y rápidos cambios de rumbos. Cuenta con una sola cubierta. Su borda es baja, lo que aumenta la estabilidad, y menor resistencia a los efectos de la deriva. 28

El palo trinquete tiene sus vergas y velas con igual nombre, de velacho y juanete de proa. El palo mayor con la verga mayor, una verga seca, la de gavia, juanete mayor y su botavara. Cada verga tiene sus botalones para colocar las alas y rastreras. 29 En el palo mayor, aparte de la ya mencionada cangreja, posee las velas de gavia y de juanete mayor. Las velas cuchillas o gavias son dos, además del foque y fofoque, que van

28 Antonio Ulloa, Conversaciones de Ulloa con sus tres hijos en servicio de la Marina, instructivas y curiosas sobre las navegaciones y modo de hacerlas, el pilotaje y la maniobra, Madrid, Imprenta de Sancha, 1795, pp. 132 y 152. 29Velas que se despliegan en botalones de mayor y trinquete, cerca de la superficie del agua.

del bauprés al palo trinquete. Normalmente estas embarcaciones no llevaban cebadera, pero hemos encontrado algunas que si lo hacían. El tonelaje promedio era de unas 126. 30

Fue un bajel de fuerza muy utilizado en el servicio marítimo y durante las navegaciones dentro del mar Caribe y no pocas transoceánicas, porque era excelente en navegación de bolina. 31 Se utilizaba para apoyar a los barcos guardacostas de menor porte cuando se enfrentaban a contrabandistas mejor aprestados, en reconocimientos y capturas de presas en calas y fondeaderos de difícil acceso. 32

Pero los bergantines no podían realizar los cruceros con éxito sin la ayuda de embarcaciones menores: las embarcaciones

30 AGI. Caracas, 286. Testimonios de los autos formados sobre la incorporación al comercio de esta provincia del bergantín “Nuestra Señora del Rosario”, alias “Los Dos Amigos” propio de Don Francisco Llanos, que condujo de las colonias extranjeras al Puerto de Cabello que se ha compulsado para dar cuenta al rey nuestro señor (que Dios guarde) en su Real y Supremo Consejo de estas Indias, por mano de su secretario, por lo perteneciente a la negociación de Nueva España, el que se remite por la Intendencia de oficio, 26 de agosto de 1785. 31 AGI. Caracas, 788. Instancia del capitán de fragata Juan Antonio Careaga, 18 de julio de 1797. 32 AGI. Caracas, 786. El teniente coronel Vicente Antonio Icuza a Don José de Gálvez, 20 de abril de 1784.

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mayores sin el auxilio de las menores es negocio averiguado, no sirven de nada. 33

Balaux y goletas

Figura VIII. Goleta o balaux.

Un balaux, bajalú o balahú, describe un tipo peculiar de goleta americana. Tenía un peso similar a ésta, más o menos cuarenta toneladas, y entre 12 y 16 cañones. Dos palos con masteleros, mayor y trinquete, más el bauprés. Además de verga seca de velacho con botalones, para aprovechar los vientos altos. El palo trinquete llevaba botavara para cangreja aunque también se le montaba una vela redonda. El velamen era parecido al del bergantín: juanetes, velas de gavia velacho, mayores y de trinquete, más las gavias y los foques.

Los balaux prestaron un inestimable servicio a nuestros guardacostas. Estaban mejor adaptados a las condiciones del Mar de Venezuela. Tenían

33 AGI. Caracas, 478. El intendente de Venezuela a Don José de Gálvez, 5 de abril de 1784.

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una buena capacidad para aprovechar los vientos, lo que influía en su velocidad durante las persecuciones de presas.34 El secreto de estas ventajas como hemos comentado, era la vela cangreja. Cuando el viento soplaba por la popa, recogían la cangreja y largaban una redonda que llamaban afortunada. 35

Cañoneras

Junto a los balaux, eran construídos en los astilleros de Puerto Cabello, Maracaibo y Angostura. Su eslora era de unos 82 pies, y 21 de manga. Podía llevar hasta 60 hombres. Usaba un palo mayor inclinado a proa con una vela latina, una pequeña mesana con cangreja y un botalón a proa con foque, además de 14 remos a cada lado. Por toda artillería se le colocaba un cañón en coliza o giratorio.36

34 Como en el caso del balaux “Santo Tomás” que estuvo más de dieciséis horas detrás de una presa inglesa en 1786. AGI. Caracas, 785. Hoja de servicios de Ignacio Javier Emasabel, 1793–1795. 35 Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana...,, t. 26, p. 506. 36 Enrique Manera Reguera, Carlos Moya Blanco, José María Martínez Hidalgo, Francisco-Felipe Olesa Muñido, Rafael González Echegaray, José Ignacio González Aller- Hierro, Carlos Martínez – Valverde, Leopoldo Boado González Llanos, Rafael Berenguer y Moreno de Guerra, Guillermo González de Aledo Rittwagen, El buque en la Armada Española, Madrid, Silex, 1981, p. 254. Howard Chapelle, The History of the American Sailing Navy, New York, W.W. Norton & Company, s/f, pp. 190-191. MN. Manuscritos, 473. Memoria que manifiesta las ventajas militares y marineras que resultan al mejor servicio del Rey, en el sistema

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La frase el tamaño importa no aplica cuando a buques a vela se trata, la defensa de las costas se hicieron con unidades adaptadas a los particularismos del Caribe. Dieron buena cuenta de buques de gran porte, como en el caso de dos fragatas de la marina inglesa que escoltaban unas embarcaciones contrabandistas jamaiquinas, cerca de las costas de Barú, en 1800. El teniente de navío Carlos de Arias, oficial del Apostadero de Cartagena de Indias salió a su encuentro con 4 cañoneras. Al amparo de la noche atacó a una de las fragatas fondeadas.

Ésta respondió con una descarga completa de artillería, sólo que atinar a un blanco tan pequeño, resultaba un desperdicio de munición. Pero en cambio, las cañoneras le dañaron el palo mesana y la cámara de popa, y no la abordaron por falta de decisión del comandante. Dos años antes, la tripulación de una cañonera de La Habana se batió contra dos fragatas inglesas durante 8 horas, al final este barco menor tuvo que varar, por el asedio de más de 60 cañones y

de adaptar el uso de faluchos cañoneros para la Marina sutil establecida para la defensa de las plazas, y puertos y protección del comercio de cabotaje, ff. 215 –216. MN. PB, 27. Plano de una lancha cañonera. Ibidem. PB, 41. Lancha cañonera.

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las lanchas auxiliares, esto nos demuestra las prestaciones de un ingenio infravalorado. 37

37AGS. Secretaría de Guerra, 7247 –23. El Consejo de Indias, sobre una carta del virrey de Santa Fe, 18 de septiembre de 1809. AGS. Secretaría de Guerra, 6861 –67. El Consejo, sobre una carta del gobernador de la Habana fechada el 23 de marzo de 1798, 12 de julio de 1798.

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Innovaciones estructurales

Quilla

Su importancia para la construcción naval era conocida desde época inmemorial, pero pasaría mucho tiempo antes de que se supieran las ventajas en la faenas de bolina y de viradas por avante.

Las quillas de galeones, naos y embarcaciones en general eran poco profundas, y sus puntales menores. Esto aumentaba el empuje a sotavento y disminuía el rendimiento.

Naves con “mucho plan y poco puntal” según los criterios de Tomé Cano en el siglo XVI, solían ser más marineras y aptas para la guerra. La observación es correcta con vectores de vientos mayores de 90º, pero al través38 o menos, el buque se movía excesivamente. 39

38 Navegación con vientos a 8 cuartas.

39 Tomé Cano, Arte de fabricar, fortificar y aparejar naos, Sevilla, 1608.

En el siglo XVII, la quilla se convertirá en la referencia para la construcción naval, en lugar de la manga.

El desarrollo de la quilla, disminuyó el efecto del empuje lateral, igual el invento de las las aletas holandesas u orzas, en el siglo XVIII. Estos ingenios generan un vector contrario al desplazamiento perpendicular a la horizontal de la vela envergada, permitiéndo una derrota menos oblicua.

Velamen y aparejos

Figura IX. Tipos de velas de una navío

Las velas utilizadas en aquellos días no eran paños completos y uniformes, de dacrón, con propiedades especiales para el uso eficiente de los vientos.

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Las velas cuadriláteras de un galeón la formaban tiras de lonas (olonas, olonnes) o paños de cáñamo o lino, dispuestos verticalmente, cosidas entre si. Las velas bajas tenían formas cuadras; las superiores, eran trapezoidales, y la mesana era triangular, y sobresalía a proa del palo, que junto con la entena.

La fuerza del viento, considerando la curvicidad natural de la vela, y ejerciendo un ángulo 90º del viento, creará mayor presión vertical y poca fuerza lateral. Cuanto mayor sea la curva de la vela, el efecto de la fuerza del viento será menor. La curvicidad de la vela depende de sus anchura, por eso el tamaño, forma y calidad se adaptó al tipo de buque y de misión

Las velas se dividían a su vez en tres grandes paños horizontales. Los dos primeros, llamados papahigos, y el último, la boneta, para vientos rastreros, y que podía ser retirada.

En el siglo XVII aparecen los rizos, que sustituyeron a las bonetas.

La introducción de las velas de estays en 1658, a popa de las velas envergadas en los palos

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mayores y trinquetes, fue fundamental para aumentar la velocidad, porque el flujo del viento que actúa sobre las velas cuadras, se traslada a popa, lo que mejora la cualidad de la embarcacion para ceñir.

La cangreja y la escandolosa sustituyen a las velas latinas, cuyos paños sobrepasaban el palo mesana a proa, limitando las viradas.

Las naos llevaban normalmente cebadera, trinquete, gavia, mayor, dos bonetas y mesana latina. Las carabelas tenían trinquete, mayor con boneta y mesana latina. No eran buques especialmente aparejados para ceñir vientos.

La sobrecebadera y el juanete se introduce entre los siglos XVI y XVII. En este mismo período se generaliza el uso del palo mesana y contramesana, el palo mayor acrecienta su tamaño, y el trinquete se separa más hacia proa. El trapo del velamen aumenta.

Con la aparición de los estay y los foques, las cebaderas y sobrecebaderas utilizadas en el bauprés, así como las bonetas de las velas bajas,

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fueron desapareciendo, porque solían cargar mucha agua a bordo.

Una innovación importante en el siglo XVIII, fue sin duda el aumento del tamaño del bauprés. Sirvió como soporte de los cables de estays para mejorar la estabilidad de los palos trinquete, mayor y mesana, así como la implementación de los foques, ceñidores por excelencia.

El volumen del casco, el desplazamiento, la carga (a plan barrido40 o a plena carga), así como del número y peso de los cañones en portas y en cubierta, permitían determinar la superficie vélica total, el número y tipo de velas, adecuadas para un mayor rendimiento en velocidad y derrota.

El peso de los cañones sin duda afectaba el centro de gravedad, el balance, la escora, las fuerzas negativas del fuego, y la eficiencia de su uso, por lo que los calibres diminuían con la altura de las cubiertas. Con la introducción de

40 Sin carga.

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argollas en el siglo XVII, el efecto de los socollazos41 se hizo menor.

Según Jorge Juan, si en las cubiertas bajas se utilizaban cañones de 24 libras, la segunda batería debía tener cañones de 8 libras porque el esfuerzo de éste era el doble, y había un mayor trabajo. Esto sería la distribución ideal, pero la realidad nos indica que se utilizaron calibres más altos como de 12 o 18, posiblemente por los avances en los refuerzos estructurales en buzardas, varengas, aparaduras, sobrequillas, etc. 42

Jarcia de labor

En las velas mayor y trinquete se usaban los palanquines, amuras y escotas. Ésta última lleva la mayor parte del laboreo a sotavento, en contraparte se encuentra la amura, para mantener la vela en bolina. En los velachos y las gavias se les llaman escotines. El palanquín, se usa para cargar los puños inferiores. En las velas

41 Efecto del desplazamiento de los cañones luego de la detonación, sobre las trincas. 42Jorge Juan y Santicilia, Examen marítimo teórico práctico, o tratado de mecánica, aplicado a la construcción, conocimiento y manejo de los navíos y demás embarcaciones. Madrid, Imprenta de Francisco manuel de Mena, 1751. T. II, pp. 186-208.

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altas se llaman chafaldetes. Las cañas son los cabos de laboreo para la cebadera. Las candalizas hacen lo propio para la mesana.

Por su parte, los cabos llamados bolinas, se usan para tensar las caídas de las velas hacia barlovento. En las velas de gavia y en el velacho son los boliches. Como los apagapenoles, semejan una especie de arañas.

Para recoger las velas, son utilizados los brioles y apagapenoles. Tiran el pujámen43 hacia arriba.

Las aplicaciones prácticas de la tecnología más avanzada de aquellos tiempos se solía encontrar en un buque de vela. La limitante de la fuerza eólica, como medio de propulsión, se hacía evidente por la falta de capacidad para controlar un rumbo recto y exacto. De allí las adaptaciones de las jarcias, motonería, y de la calidad de los paños.

43 Ver figura VII.

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Figura X Jarcia de labor en vela cuadra, vista de proa y popa. Tomado de Cayetano Hormaechea et al, Los barcos oceánicos del Atlántico Ibérico, tomo II, p. 273.

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