La Revolución no ha Terminado

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Coronel (r) Hugo Trejo

!La Revolucion no ha Terminado! !

Valencia, 1.977


1째 Edicion 1째 Abril 1.977 2째 Edicion 28 Abril 1.977 3째 Edicion 12 Mayo 1.977

Reservados todos los De rechos.


DEDICATORIA Al pueblo de Venezuela a quien los Oficiales, Sub-Oficiales, Clases y Soldados del 1° de Enero ofrendamos ese amanecer en el que iniciamos el derrocamiento de la Dictadura. A las Fuerzas Armadas, siempre dispuestas a darlo y sacrificarlo todo en defensa de las Instituciones Republicanas y de los derechos y libertades que la Constitución consagra para todos los Venezolanos. A los Oficiales, Sub-Oficiales, Clases y Soldados que dijeron "presente", sin vacilar, ante 'el llamado de su pueblo humilladoy sojuzgado por la Tiranía. A mi esposa y todas las esposas y madres de los hombres del 1° de Enero, quienes fueron compañía y aliento para que no vaciláramos en el cumplimiento de nuestro deber. A mis hijos, para que no olviden, que no hay interés y consideración alguna que pueda sobreponerse al amor, lealtad y desprendimiento para la Patria. A mi madre, a quien mi intervención del 1° de Enero y hechos posteriores, acortaron su para mí, preciosa e insustituible vida. 5


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PROLOGO Si prologar un libro significo un serio compromiso y una gran responsabilidad, en mi caso es también, como lo dice el Coronel Hugo E. Trejo, "presentarse ante el tribunal de la Historia y del Pueblo de Venezuela" porque compartí responsabilidades en los hechos que se relatan y debo ser no sólo justo 2 imparcial sino ceñido a la más estricta verdad. porque este libro, es parte de nuestra convulsionada Historia que expresa todas las angustias, luchas y esperanzas de un Pueblo en busca de su propio destino. . El Coronel Hugo Trejo no necesita presentación, pero los que fuimos sus compañeros, los que tuvimos el honor y satisfacción de servir a sus órdenes, de acompañarle en ese largo trecho que significó la preparación, organización y ejecución de la insurgencia del 1° de Enero de 7


1958, debemos decir y creo interpretar el sentimiento de muchos oficiales, que fué víctima de la injusticia y ensañamiento de quienes no le perdonaron su actitud ejemplarizante, su condición de máximo lider del movimiento y muy especialmente el haber sido el factor determinante de la transformación de la estructura integral de nuestras Fuerzas Armadas, de lo que es testimonio irrebatible su prédica de la Doctrina "Democratización de las Fuerzas Armadas e integración al Pueblo de Venezuela". Prédica y ejemplo fueron la norma que seguimos y aplicamos los oficiales que compartimos con él posición de dirigentes en nuestro afan para llevar al país nacional y a nuestra Institución esa verdad combatida por muchos pero indestructible en su esencia, y prueba de ello son los años de ensayo democrático que estamos viviendo, digo ensayo, porque los que han tenido la responsabilidad de mal administrar el sistema, no han logrado concretar las auténticas realidades que impone la Democracia y le ha correspondido, como debe ser, a las Fuerzas Armadas, constituirse en el bastión firme que ha soportado este proceso. El 1° de Enero de 1958 es una fecha, un hito, que unido al del 23 de Enero determinan la caída del régimen tiránico de Marcos Pérez Jiménez. Para hablar con propiedad lo que era Venezuela, como se vivía en ese largo y duro paren tesis que se abrió desde el derrocamiento de Don Rómulo Gallegos, hay que haber vivido en el país durante esos largos años: perse8


cusiones, ausencia de libertades ciudadanas, peculado, asesinatos políticos, presos políticos, en fín, todas esas manifestaciones propias de una tiranía en un ambiente de aparente calma, o de orden, como dirían los amigos de "ese orden" que se fundamentó en la fuerza, en las acciones compulsivas y violentas realizadas por los diferentes órganos represivos al servicio del Estado. Esa situación angustiosa e insostenible para la gran mayoría de los venezolanos llevó a las Fuerzas Armadas a realizar un trabajo ordenado, silencioso, prudente hasta donde las circunstancias lo imponían para insurgir con la finalidad de restituir el orden constitucional y el imperio de las leyes. Nuestro objetivo primordial se cumplió, se derrocó la tiranía de turno, se condujo la tran del año de gobierno provisorio después de superar momentos muy difíciles en los que ia mayoría consciente de nuestra Institución hizo honor a su compromiso con el Pueblo (le Venezuela de ser garantía de su seguridad y libertades. Se realizaron unas elecciones indudablemente libres, y sin las presiones de propal,runda que han sido característica de los ultimo procesos electorales en los que se ha practicamente "emborrachado" al pueblo de temas y demagogia para llevarlo, no a elegir lo conveniente a sus intereses, sino a los de quienes piensan más en ellos que en ese Pueblo siempre defraudado y engañado. 9


La insurgencia militar del 1° al 23 de Enero, tiene características diferentes a los golpes militares tradicionales; partiendo de una lógica elemental los dirigentes militares de aquella, teníamos que haber pasado a desempeñar posiciones importantes, por el contrario, quedamos todos, voluntariamente, en posiciones subalternas para dar ejemplo y romper ese fatalismo histórico que evidenciaba la ambición desmedida del militar, quien después de actuar contra el Gobierno establecido, se ubicaba él en posiciones de Poder, pasándole así la factura correspondiente al País. Se acusó al Coronel Trejo y a los Jefes dirigentes de la insurgencia de subvertir la jerarquía militar; nada más falso. ¿Acaso no quedaron en los altos cargos militares, precisamente quienes solo tenían como expediente su jerarquía superior, puesto que, hasta el último momento, se mantuvieron al lado de Pérez Jiménez como los casos de: Carlos Larrazabal. Ministro de Fomento. Wolfgan Larrazabal, comandante de las Fuerzas Navales. Coronel Marco Aurelio M. Angulo, Comandante General del Ejército. Coronel Abel Romero, Comandante de las Fuerzas Aéreas. Coronel J.M. Pérez Morqles, Jefe de la 2 a Sección del Estado Mayor General y del SIFA.? Se habló de politización de las Fuerzas Armadas cuando por el contrario la prédica se orientó a hacer que el Oficial fuera un conocedor y estudioso de la política mas no un militante de la misma. 10


Es muy fácil criticar cuando incluso no se ha vivido la situación que se critica. Se nos criticó la ocupación de Los Teques, digo "nos" porque todos los oficiales que constituimos el Estado Mayor de la insurgencia fliímos solidarios de la decisión del Jefe de la misma; quien nos los comunicó y razonó a la luz de la información que teníamos, además del conocimiento de la realidad; no se trataba de una aventura, era un plan militar concebido dentro de la clásica ortodoxia, táctica-estrategica; hay quienes han opinado acerca del "pánico" en los sótanos de Miraflores donde se ubicaron los altos personeros del Régimen, este es un concepto subjetivo; la verdad estaba en la gran diferencia en medios: hombres y materiales, entre lo que estaba a la vista protegiendo Miraflores: 1 grupo de Artillería Antiaérea, 1 Batallón de P.M., 28 Tanques entre AM-X13 y M-18, la policía de Caracas, la Seguridad Nacional, esto para hacer referencia a organizaciones militares total y claramente al lado del Gobierno; frente a eso: nosotros sólo disponíamos de 260 hombres, 10 Tanques y 2 Cañones de 155 m/m, sin municiones suficientes para pensar en la mínima posibilidad de éxito al atacar. En definitiva no había otra acción diferente a la tomada, una realidad estratégica para ocupar posiciones defensivas de vital importancia para la guarnición de Maracay. El Plan se cumplió como fue concebido, lamentablemente los acontecimientos y circunstancias imprevisibles como la huida de los Jefes 11


superiores de las Fuerzas Aéreas, quienes tenían el mando en Maracay, crearon condiciones favorables a la Dictadura, pero lo que nadie puede negar es el hecho de que nuestra acción fue el principio del fin, fue el punto de partida y el impulso necesario para las acciones posteriores militares y civiles que al final, ese 23 consumaron la derrota de la tiranía. No buscamos justificar la acción militar cumplida, no necesitábamos justificación pues podemos decir con solvencia moral que cumplimos con el Pueblo de Venezuela, rompiendo las ataduras que le mantenían sujeto al yugo de la tiranía. Los que tienen que justificarse son todos aquellos, que nada hicieron, en ningún momento para derrocar a Pérez Jiménez, más aún, que hasta el último momento disfrutaron los beneficios y prebendas del régimen y los que se fueron al exterior a esperar el milagro de la caida, para regresar después en plan de "vencedores", con su demagogia, con sus falsas promesas, pero ya alineados con los grandes intereses que en el mundo explotan la miseria de América Latina. Cuando todos esos "ilustres" venezolanos, expliquen a nuestro Pueblo, su conducta poco clara y ajena al proceso libertario, estoy seguro que cada uno de nosotros recibirá, por simple comparación el veredicto favorable de quienes tienen que reconocer nuestra actitud de lealtad y 12


desprendimiento, que en todo momento ha caracterizado a quienes tuvimos ese gran compromiso con Venezuela y con la HISTORIA. Evelio Gilmon Bรกez General de Brigada

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Relato detallado de los hechos hasta la insurgencia el 1° de Enero de 1958. La ambición desmedida o incontrolada, la rapacidad y la incapacidad hasta términos vergonzosos de los caudillos militares y civiles, han sido el látigo implacable que ha lacerado siempre las espaldas de una Venezuela desafortunada e indefensa. ¿Hasta cuándo será?, ¿Hasta cuándo?

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CAPITULO PRIMERO DESDE PAEZ HASTA LOPEZ CONTRERAS (1.830 — 1.942) La Independencia, esa gesta maravillosa que nos hace exteriorizar a los venezolanos, mayores muestras de sensibilidad patriótica, generó muchos de nuestros males presentes, pues fue evidente que los Libertadores, ese grupo abnegado que vertió su sangre en los campos de batalla de América, no persiguieron otro fin, que la liberación de medio Continente y la creación de varias Naciones, no con la intención de conformar un condumio para el disfrute de los tradicionales detentadores del poder y las riquezas, en desmedro de las mayorías nacionales y, de allí, la forma revolucionaria de gobierno que adoptaron las nacientes Repúblicas y sus leyes sociales. 17


Aquellos cuya cobardía impidió que sus nombres apareciesen en las listas de los Libertadores y de los Héroes, que además vieron sus pretenciones hegemónicas y sus intereses amenazados, acudieron al expediente de conspirar contra el Libertador aprovechándose del prestigio del General José Antonio Páez, el Centauro de los llanos, que vió brillar en la punta de su lanza el sol de Carabobo y bajo cuyo signo maravilloso nació la República de Venezuela; pero que, si años antes ofreció y dió tierras a sus soldados con el fin de estimularlos, posteriormente les compraría los bonos para hacerse el mayor terrateniente de esos llanos donde se cubrió de gloria, pero a los que con este gesto, les ponía el sello de la iniquidad y de la ignominia. Los conspiradores de la Cosiata auspiciados por los representantes de la oligarquía, muchos de ellos participantes de la primera República, prohombres civiles que jamás pudieron justificar su conducta de indiferencia, de convivencia con el bando triunfante en las diversas etapas de nuestra gesta magna, buscaron la eliminación del genio de América y así, el atentado septembrino y el asesinato de Sucre no fueron hechos aislados; ni la conmutación de la pena de muerte a Santander un error de Bolívar, sino la obra de quienes necesitaban para sobrevivir, impedir que se realizara la gran obra bolivariana de crear una República centralista capaz de resistir el creciente predominio de los Estados Unidos, dentro del marco de una filo18


sofía revolucionaria que imponía el bien de la Nación en la felicidad del Pueblo. Por eso instigaron y lograron la separación y como necesitaban justificar su actitud, en un principio excecraron al Libertador hasta llevarlo al exilio y posteriormente al sepulcro y antes, asesinaron al Mariscal Antonio José de Sucre; así los nuevos pro-hombres al amparo de Páez, entre ellos José María Vargas y otros muchos que sería largo mencionar, comenzaron a gobernarnos para hacer la historia que a ellos interesaba, mixtificando r la gesta histórica, haciéndole perder sus perfiles de realidad y convirtiéndola en una epopeya de semidioses porque de paso, así se disculpaba a los mortales que como ellos, estaban dedicados a sus negocios y no hacían nada por la Patria. Comenzó nuestra era republicana con la traición y el saqueo; los antiguos mantuanos, ahora godos, llenaron nuestra historia hasta la Guerra Federal, con algunos accidentes como el surgimiento de los Monagas, que si bien fue contra Páez, éste ya servía a la oligarquía y fue a parar al Castillo de San Antonio en Cumaná. Además, la libertad de los esclavos y alguna otra reforma social, que no lograron cambiar 31 panorama poco edificante que vivía Venezuela. La Guerra Federal es engendrada precisamente por el sentimiento independentista que en forma subyacente llevaba nuestro pueblo, ese mismo sentimiento que hoy nos hace vibrar de incontenible emoción cuando 19


oímos nuestro Himno Nacional; esa gran esperanza estuvo también representada en la figura casi mítica de Zamora, el General del Pueblo Soberano, que es traicionado cuando los poderosos lograron un acuerdo, lo asesinaron y los caudillos traicionaron al pueblo. Nuestra historia desde Guzmán Blanco mas autócrata que ilustrado, hasta las postrimerías del siglo XIX es la manifestación de la pugna de los caudillos, lo que llevó a los gobiernos a tal extremo de desprestigio que el éxito de la Revolución Restauradora, con Cipriano Castro a la Cabeza, se debió a las componendas y negociaciones de Castro con los jefes que se suponía debían combatirlo. La guerra Federal y las guerras intestinas que le sucedieron agotaron la capacidad combativa del pueblo por lo cual fue fácil instalar una dictadura pacificadora por más de 30 años y la entrega total de nuestra recién descubierta riqueza petrolera a la rapacidad de las compañías norteamericanas y anglo-holandesas, con la consiguiente dosis de intervención en nuestra vida política. Nuestros primeros cien años de Historia Republicana nacida al calor de la traición y acunada con la veneración de caudillos militares que detentaban el poder político y caudillos civiles que poseían el poder económico, concluía de idéntica manera. En todo este panorama, los hombres de armas, militares de la época, eran un instrumento de las renovadas clases oligarcas, y 20


ellos mismos, presa de la más abyecta ambición de poder y de posesión de las incipientes riquezas de Venezuela. En los albores del siglo XX Venezuela sigue con su guerra intestina, la pleyade de caudillos que surgen . como producto inevitable y consecuencial de la Guerra Federal, mantiene a la joven República sumida en la contienda fraticida. Cada caudillo con poder suficiente para armar una guerrilla se consideraba elegido por el destino para dirigir el país cuya economía que dependía de las exportaciones agropecuarias estaba en ruinas y endeudado con las potencias europeas, lo que motivó el bloqueo a la Guaira y los incidentes diplomáticos que con la anuencia del Dpto. de Estado Norteamericano pusieron fin al gobierno del General Cipriano Castro, cuyas actitudes nacionalistas no gustaron a Teodoro Roosevelt. La llegada de Juan Vicente Gómez al poder fué parte de la componenda impulsada por la política de los Estados Unidos quienes ia partir del momento tenían como Presidente de esa gran "Hacienda" que era Venezuela, al amo de turno, en funciones de caporal de sus intereses. A partir de 1.914, cuando el. Zumaque 1 demostró la existencia de petróleo en nuestro país, se produjo una verdadera rebatiña de concesiones petroleras y fué tal la irresponsabilidad con que fueron manejados los intereses 21


nacionales que los comprometieron y trabaron seriamente por varias generaciones, siendo éste el más evidente de los signos del saqueo que iniciaron para esa época los nuevos dueños de nuestra infortunada Patria. Se inicia la desaparición de la Venezuela rural, que es paulatinamente sustituida por la Venezuela del Petróleo, con una economía deformada, desorganizada e incontrolada, lo que inevitablemente la hacía depender en forma absoluta del poder norteamericano ejercido a través de su politica neocolonial y de agresión. El auge petrolero diezmó la agricultura existente porque el campo quedó sin mano de obra por efecto de la política interna mal conducida que permitió la emigración de los venezolanos del campo hacia los pozos petroleros y como consecuencia los nuevos ingresos, que no eran el fruto del trabajo creador, fueron a llenar las alforjas de los nuevos ricos y de las tradicionales familias adineradas del país. Comenzó así el surgimiento de una nueva oligarquía que al amparo de la Dictadura y al servicio incondicional de los intereses norteamericanos, se convirtió en usufructaria de la renta petrolera. Este trato social, sumiso en lo político pero dirigente en lo económico sirvió de celestina al régimen y de enlace orgánico con el protector y explotador: Estados Unidos de Norteamerica. 22


Venezuela se convierte en una especie de protectorado, los Estados Unidos que desde el principio de siglo tuvieron conciencia de su posibilidad aprovecharon los incidentes diplomáticos y el bloqueo de Alemania e Inglaterra durante el gobierno de Castro para afianzar su posición haciendo el papel de mediador y posteriormente de guardián para su beneficio. Ya habían intervenido en Cuba y Puerto Rico; a partir de entonces intervendrían en México, con el Bombardeo a la Academia Naval de Veracruz; en Nicaragua con la persecución y asesinato de César Augusto Sandino; en Santo Domingo, con la imposición de Leonidas Trujillo; en Colombia, con la creación de la República de Panamá, la que aún soporta el peso directo de las botas de ocupación de las Fuerzas Armadas Norteamericanas. Las intervenciones armadas, expresión del llamado big stik de Teodoro Roosevelt, fueron complementadas con un equipo de Dictadores, incultos y ambiciosos, rapaces, pero capaces de asegurarles la paz interna en cada nación por los métodos más bárbaros, y la incondicionalidad frente a la politica de rapiña. Juan Vicente Gómez, el rudo campesino que llegó a General en la Revolución Restauradora del General Cipriano Castro, se convierte en guardián de los intereses norteamericanos, su dictadura estaba 'destinada por esto a perdurar. Hasta 1.909 Gómez sirvió a Castro, junto con él organizó las Fuerzas Armadas a su estilo, las 23


cuales estaban formadas por tachirenses afectos y subyugados a su jefatura; contó también con el apoyo incondicional, de las clases adineradas del país las cuales se beneficiaban de su gobierno y con el apoyo irrestricto de la Embajada norteamericana y las Compañías petroleras. El petróleo, Gómez y la Oligarquía formaron la trilogía que encadenaría a Venezuela al carro del nuevo amo. El poder omnímodo de Gómez trascendió más allá de su muerte, designó al hombre que habría de reemplazarlo y prolongó por unos cuantos años más al gomecismo. Ese hombre fue el General Eleazar López Contreras, quien por su destreza para manejarse entre bastidores, no sólo pudo capotear el mal momento en que se le indicaba ligado a intereses y grupos que habían caido en desgracia, sino que, además, logró la nominación como sucesor, incluso sobre el General Eustoquio Gómez, primer aspirante, primo hermano del Tirano y su compañero desde la infancia. El gobierno de López Contreras se caracterizó por conservar lo fundamental de la herencia gomecista, aún cuando a la muerte de Gómez permitió que el pueblo cansado de la dictadura hiciera catarsis e incluso actuara contra algunos personajes como Eustoquio Gómez y otros. Permitió un cierto liberalismo que algunos llaman período de transición hacia la democracia, pero no menguó la persecución política, principalmente de las ideas revolucionarias, continuando fielmente con el orden económico, que se estructuró durante la Tirania. 24


Fué signado el período de López Contreras con la traición que significó la firma del írrito tratado de limites con Colombia, por el cual se hizo entrega no sólo de parte del territorio, sino que se le concedió a ese país la libre navegación por los ríos de nuestra Patria. A López Contreras le sucedió el General Isaías Medina Angarita, Ministro de la Defensa de su Gobierno; hombre de una calidad humana superior comenzó a darle perfil a una verdadera democracia y sin lugar a dudas su Gobierno fué lo que más se ha parecido a la democracia que aspiramos y por la que tanto hemos luchado en Venezuela, a pesar de haber heredado la situación de transición del gomecismo que significó el gobierno de López Contreras.

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La generación del 28, de comprobada vocación popular, empezó a tejer sus redes para tomar posiciones de poder, iniciando sus líderes, especialmente Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba, su proceso de conversos para traicionar al pueblo y entregarlo a los grandes intereses supranacionales, que ya tenían sus ventosas insaciables fuertemente adheridas al suelo patrio.

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CAPITULO SEGUNDO DESDE MEDINA ANGARITA HASTA PEREZ JIMENEZ 1.942 — 1.957 ANTECEDENTES INMEDIATOS DEL 1° DE ENERO DE 1.958 Mucho se ha especulado en relación al derrocamiento del General Isaías Medina Angarita. Sin lugar a dudas, como ya fue dicho, su Gobierno fue lo que más se ha parecido a la democracia que aspiramos y por la que tanto hemos luchado y lucharemos en Venezuela. La situación de transición que significó el gobierno de Isaías Medina puede resumirse así: En lo político: Con la segunda Guerra Mundial, el mundo se enfrentó a la amenaza Nazi; 29


EE.UU. y Rusia se unieron para enfrentarla, lo que mantuvo ausente del panorama nacional la lucha politica interna ya que los incipientes partidos representantes para la época de la llamada izquierda: el partido Comunista y A.D., y los sectores conservadores representados por la Unión Nacional Estudiantil, germen del Copei, marginaron sus enfrentamientos igual que las dos grandes potencias del mundo, cuyas diferencias normalmente las resuelven diplomáticamente y hasta por teléfono, pero lo que de ellas proyectan en nuestra América, acostumbramos los nacionales de cada país a resolverlas por la violencia. En lo Económico: Se enfrentó a la situación que significó el estado de guerra, pero en ningún momento nuestro país se vió privado de lo fundamental, ni sintió los rigores del racionamiento que sufrieron la mayoría de los países del mundo, lo que quiere decir que fue buen administrador de lo poco que teníamos y supo superar eficientemente las dificultades. En lo Educacional y Asistencial: Justo es decir que se progresó poco, pero ajustándose a las disponibilidades de un presupuesto irrisorio que había que manejar con pulcritud y responsabilidad. Esta apretada síntesis no persigue más objetivo que permitir establecer un punto de partida que haga comprensible la ubicación en la historia, del 1° de Enero de 1958. Con la llegada 30


al país del primer grupo de Oficiales diplomados de Estado Mayor en el Perú, integrado por el Capitán Marcos Pérez Jiménez, Teniente Luis Felipe Llovera Páez y Capitán Julio César Vargas, llegó también el gérmen de lo que habría de ser la insurgencia del 18 de octubre; quizás el conocimiento de otros horizontes y el trato con ciudadanos de otros países, hicieron que este grupo, verdadero gestor, organizador y rector de la insurgencia, sintiera inquietudes y despertaran sus ambiciones; v fué así, como exponiendo razones en forma simple como la de que la juventud militar había decidido transformar el país, iniciaron y realizaron la insurgencia. Yo participé en ella, impresionado por tales "razones", mi juventud de Sub-Tte., lo limitado de mi horizonte en lo político, el poco carácter polémico de los oficiales de la época, todo coincidió y debe decirse que permeabilizó en especial a los jóvenes que teníamos muy poca conciencia de lo que significaba respeto al orden constitucional. En dos palabras: fuimos engañados, mi conducta posterior lo confirma. Los oficiales antiguos, formados en la vieja y dura escuela de Gómez y López Contreras no participaron. Me correspondió formar parte de la célula revolucionaria del batallón "Venezuela N° 1" de Guarnición en Mérida; dicha célula estaba integrada por el Capitán José Luis Betancourt quien la comandaba y por los Sub-Tenientes Ezequiel Zamora Conde, Juan Merchán López y José Isabel Gutiérrez. El resto de oficiales unos 31


catorce no sólo no estaban comprometidos, sino que no se habrían plegádo a nosotros; los argumentos esgrimidos por los "revolucionarios" eran una concepción simplista y llana del "golpismo" clásico, sobre el cual se levantan y caminan fácilmente las ambiciones y apetencias de poder; no se buscaba servir al país, con integridad y consagración, sino ponerlo a su servicio; tal fué el sello del movimiento del 18 de octubre cuando fué derrocado el presidente Medina Angarita. A este carro de triunfadores se plegó calculadoramente el Comando del incipiente partido Acción Democrática engañando también a sus parciales para llegar al poder, crecer y fortalecerse por la vía del golpismo, ya que por la lucha partidista, democrática, hubieran tardado cien años para cristalizar en el poder, si es que hubiera llegado. No puedo describir todo el proceso que concluyó en el trágico día del 18 de octubre; esto debe ser hecho por sus autores intelectuales y ejecutores principales. Triunfante sobre caballo ajeno llegó Acción Democrática al poder, y, como usurpó lo que no le pertenecía, como no estuvo a la altura de un auténtico proceso revolucionario, generó la reacción que 3 años más tarde violentaría la voluntad popular con el derrocamiento del insigne Maestro Don Rómulo Gallegos. Los dirigentes de Acción Democrática no fueron capaces de responder por sus actos ante 32


su propio partido, mucho menos ante el país nacional, iniciaron el debilitamiento estratégico de la Institucion Armada para mantenerse en el poder y sus cálculos egoistas en el ejercicio del mando político entrabaron la tarea del gobierno, por eso se derrumbaron y por ello se derrumbarán siempre.

En el derrocamiento del Presidente Gallegos no hubo "susurros"; fué la voluntad mayoritaria de las Fuerzas Armadas, a la que fácilmente se plegó el resto del país orientado por los partidos de la oposición: Copei, URD y PCV; eso fué lo que decidió la situación, pocos estuvimos en desacuerdo y así como engañado inexperto acepté la responsabilidad en el 18 de octubre, el 24 , de noviembre de 1.948 con madurada conciencia no me plegué a esa componenda; no obstante el Maestro Gallegos estaba caído de antemano en el ajedrez politico que tenía por tablero a Venezuela; su propio partido, o mejor dicho, sus dirigentes, lo habían permitido; puedo decir también que con el derrocamiento de Don Rómulo Gallegos nació mi firme repulsión a las dictaduras y quedó sembrado en mi conciencia el gérmen de lo que años más tarde me Ile/aria a levantar la estructura de la insurgenci Militar que iniciaría el 0 .del Gobierno del inevitable derrocamien General Marcos Pérez Jiménez. 33


Puedo consignar con satisfacción que fui el primero en rendir homenaje a Don Rómulo Gallegos como Presidente espiritual de la Venezuela que nació el 1° de Enero de 1.958. Realicé un programa en su honor, durante mi visita a Mérida, en ese largo peregrinaje con mis prédicas cívico-militares. Tuve la honra de ser acompañado por él, quien aplazó su viaje para el Táchira a petición mía para permanecer a mi lado durante todos esos actos. Digo esto con la emoción y sentimiento propio de quien cumplió así una acción de justicia sin que hubiese estado influido por razones políticas de ninguna especie, no tuve, ni tengo compromisos con partido alguno; mi compromiso es con la Patria y con las Fuerzas Armadas. Cuando el 11 de junio de 1.954 regresé de España donde cursé mis estudios de Estado Mayor, venia con la firme decisión de luchar para derrocar la dictadura. Era un compromiso irrevocable. Era un juramento. A mi llegada, conseguí ver una Venezuela alienada por la droga de la represión perezjimenista; el pueblo plácido y tranquilo; no había sino perezjimenistas; el Ejército era sin duda, pretoriano; en todas partes se rendía pleitesía y admiración al Presidente Pérez Jiménez. Durante la semana de la Patria, visitantes extranjeros y venezolanos de las más rancia burguesía social y económica compartían las excelencias de la programación. Sabía que el enemigo era poderoso. Tenía que engañarlo 34


hasta el último momento. "Contra el canalla deben utilizarse las mismas armas que ellos usan". Presencié el asqueante espectáculo de reverencias al Presidente Pérez Jiménez: Venezolanos de las distintas clases sociales, en particular de la alta y media burguesía se disputaban los honores del "soberano", era tal el regocijo que se apreciaba, que parecía una quimera cualquier intento de derrocar al régimen. Dentro de las Fuerzas Armadas; por lo que se refería a los Altos Mandos y Altas Jerarquías, se oían con frecuencia esos términos, expresión de la más abyecta subordinación, de "El Jefe" o "El General" con que se identificaba el amo de turno. Yo me había propuesto destruir todo ese esquema y lo habría de lograr a riesgo de mi vida como quedó comprobado. En la calle se vendían fotografías y botones del "Jefe"; fotos grandes, en colores, donde estaba aquel en traje de gala; me fué regalada una como algo muy especial; mi tío político, el Sr. Gilberto Fernández, lo hizo de buena fé y cariñosamente, no tenía por qué considerarme una excepción dentro de las Fuerzas Armadas, donde la gran mayoría de Jefes Superiores y Generales tenían a Pérez Jiménez como un Dios; calculadoramente, coloqué la foto en mi oficina del Estado Mayor General, donde ejercía el cargo de Jefe del Negociado de Organización de la 3ra. Sección, cuyo Jefe era uno de los muy contados oficiales de comprobada posición institucional, el Coronel Julio César Angola Barrios, de sólida preparación, parco y discreto. Recuèr35


do que al colgar el retrato en referencia, quedó inclinado, interiormente lo consideré un buen presagio. Mis compañeros de sección eran el Tcnel. Simón Adolfo Medina Sánchez, el Mayor Víctor Manuel Maldonado y el Tcnel. Jorge Rincón Calcarlo; el primero de ellos era un oficial Superior firmemente adicto al régimen, como lo ha consignado la historia, de condición prusiana en la disciplina y excelente oficial de Estado Mayor; cada vez que Medina Sánchez entraba a mi Despacho me enderezaba la foto y yo, apenas se marchaba la volvía a ladear, ésta posición la había considerado como una premonición. Un buen augurio. Más tarde vino el primer documento de adhesión que teníamos que firmar todos los diplomados de Estado Mayor para serle entregado a Pérez Jiménez con motivo de su cumpleaños; esta vez fué el Mayor Victor Manuel Maldonado el encargado de recoger las firmas en el Ministerio de la Defensa. Lo único que pude hacer fué eludir la firma alegando mi grado y menor antiguedad, para hacerlo al final entre los últimos, consecuente con el plan que me había trazado. Inicié un callado trabajo de captación entre los ofíciales; especialmente me dediqué a dar conferencias y clases a mis compañeros más jóvenes entre los que pude notar más sensibilidad, menos compromisos con el régimen y actitudes dignas, honestas y responsables; poco a poco fui penetrando en el respeto y afecto de muchos, pero sin atreverme aún a hacerles 36


ningún planteamiento; era una tarea larga y complicada y yo lo sabia. En mi conspiración silenciosa, observaba, sumaba puntos y seleccionaba el medio y momentos propicios para pasar en su oportunidad a los hechos. Un acontecimiento fortuito me hizo salir del Ministerio de la Defensa y ser enviado como profesor a la Escuela de Estado Mayor del Ejército. La suerte me favorecía. Entonces había hecho una estrecha amistad con el Mayor Víctor Garrido Sutil, la que se había iniciado cuando le di unas clases con el fin de prepararlo para hacer el Curso Superior de Aplicación. Obtuve de -Víctor que me prestara una casa que tenía cerc de la playa, en la vecina población litoral de Niguatá, lo hice con la finalidad de tener un discreto lugar para mis primeras reuniones conspirativas. Un viernes cualquiera bajaba a reunirme con mi familia conduciendo mi automóvil por la autopista Caracas-La Guaira acompañado del Sr. Resurección Orta, quien era mi vecino; para la época todo el mundo, menos los funcionarios importantes del gobierno cumplían laà, disposiciones de tránsito; yo conducía por el canal de 80 Kms; oi un fuerte cornetazo detrás de mi vehículo, por el retrovisor vi un carro negro lanzado sobre el mío; como yo iba a la velocidad indicada, no le presté atención, se repitió el cornetazo y luego el sonido estridente de una sirena; vi la placa AA048. Las iniciales AA eran para los altos funcionarios a quienes el pueblo llamaban "Abusadores Autorizados"; con natural disposición me 37


dispuse a darle paso, lo hice desviando cuidadosamente para pasar al canal de baja velocidad y entonces vino lo indignante, el chofer me tiró el carro encima en forma tal, que por evitar que me chocara, casi me volteo. Inicié la persecución del abusador y logré darle alcance y pasarlo en el primer túnel, lo obligué a detenerse para reclamarle su conducta. Del auto negro salieron tres hombres armados de ametralladoras; mi compañero y yo no tuvimos tiempo de nada, abrí la puerta con serenidad y les advertí: ¡Soy un Oficial Superior de las Fuerzas Armadas! A mi compañero lo sacaron del auto y lo pusieron de pié con las manos apoyadas en la pared del túnel; yo me quedé sentado al volante mientras uno de ellos apuntándome con la ametralladora me dijo: "sus credenciales" saqué el carnet de oficial. Casi me lo arrebató. Empecé a bajarme del auto cuando también lo hacía "el alto personaje" con su clásico traje de liquiliqui; contemplé la figura del entonces Ministro del Interior Laureano Vallenilla Lanz, quien se acercó. Le grité: ¡Ministro, no hay derecho a que hayan intentado chocarme, han podido asesinarme y a tanto no le da derecho su alto cargo! No me contestó y dirigiéndose a sus guardaespaldas con voz suave les dijo: "Dejenlo ir, yo le conozco" Fui llamado a declarar ante el Coronel Oscar Mazzei Carta, Ministro de la Defensa; cuando conoció mi versión me dijo simplemente: "le creo Mayor"; voy a ayudarle pero debe cuidarse; se ha ganado un mal enemigo, quizás es conveniente que se vaya del país por un tiempo". Esto entorpecería 38


mis planes conspirativos por lo cual le pedí que prefería quedarme, cualquiera que fueran los riesgos. Lo logré, fué así como fui nombrado profesor de planta de la Escuela de Estado Mayor, lo que me permitió ser más eficiente en mis relaciones con mis compañeros y fortalecer mi conspiración silenciosa. Ahora tenía un motivo más que fortalecía mi decisión de luchar contra la dictadura, de intentar su derrocamiento. Casi un año después, en julio de 1956 me encontré nuevamente con el Ministro Vallenilla Lanz en el Círculo Militar, nos limitamos a saludarnos, yo lo hice con un simple movimiento de cabeza. Tuve otro enfrentamiento peligroso. En la oportunidad en que varios Ministros dieron conferencias relacionadas con sus respectivos Despachos en la Escuela Superior, se anunció que Pedro Estrada iría como conferencista; esto me indignó, fui ante mi jefe inmediato, Coronel Alberto Monserrate Pérez y le dije que si tal cosa sucedía yo pedía cambio para cualquier lugar. Hombre tranquilo y calculador, sólo me aconsejó tranquilidad y prudencia. Entonces convencí a otros oficiales: Tcnel. Angel A. Eggui Price, Tcnel. Eduardo Llavaneras, Tcnel. Martín García Villasmil, Tcnel. Rolando Loscher, Mayores Oscar Montilla Carreyó y Edgar Trujillo Echeverría y elevamos nuestra petición ante el Director, Coronel Régulo Pacheco Vivas, este comprendió lo justo de nuestra posición y Pedro Estrada no fué a nuestra Escuela. 39


Al iniciarse el año 1.957 puse fin a mi conspiración silenciosa para iniciar la acción definitiva en el empeño de ,restituir la libertad y la dignidad a nuestro pueblo, para reintegrarlo a la vida democrática, restructurando las instituciones básicas que la sustentan y orientando las Fuerzas Armadas sobre el sendero firme de su vida institucional, al servicio de Venezuela y no de ningún hombre ni grupo por poderosos que parecieran. No obstante la revolución sería traicionada. Afortunadamente la siembra fué buena y profunda y en un terreno virgen y apropiado en el que florecerán inevitable e inexorablemente las esperanzas y realidades del futuro venezolano.

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El Oficial, al ingresar a las Fuerzas Armadas, debe ceĂąir sus actuaciones a los tĂŠrminos fundamentales del juramento de lealtad que dice: "Defender la Patria y sus instituciones hasta perder la vida".

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CAPITULO TERCERO 1.— ANTECEDENTES INMEDIATOS DEL 1° DE ENERO DE 1958 En enero de 1957, para ser más exacto el día 6, se inició la preparación real del Movimiento Militar que un año más tarde insurgió contra la Dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. Pese al ambiente que se vivía como consecuencia de la apariencia monolitica del régimen, me sentía optimista y confiado en el éxito de nuestros propósitos y permanentemente elevaba una muda súplica al Creador pidiéndole nos prestara su ayuda omnipotente para alcanzar el triunfo en el patriótico empeño que nos habíamos fijado. Confieso que muchas veces me sentí preocupado, los métodos de represión eran ampliamente conocidos, el fantasma pavoroso de la Seguridad Nacional se me presentaba con sus lóbregos calabozos, torturas y muerte; 43


afortunadamente siempre fué superior en nosotros el concepto del deber para mi pueblo sometido y humillado. En mi casa de habitación el 6 de enero de 1957 se inició la gran tarea. En una conversación con el Capitán Luis A. Peña, Oficial del Grupo de Artillería "General Salom", de guarnición en Maracay, llegamos a la conclusión de que habla llegado la hora de la acción, era imperativo comenzar a conformar la plataforma de la insurrección; ese mismo día aquél viajó a Maracay y dos días más tarde me informó la incorporación de los Capitanes Luis E. Sucre, de la Escuela de Tropas de Transporte, y Juan Luis Masó, del Batallón de Ingeniería Francisco Avendaño; así, con un trío de ases como lo bausticé, el comienzo era indudablemente prometedor. La acción empieza a tomar dimensiones, reuniones a altas horas de la noche, viajes Caracas-Maracay y viceversa, angustia sin limites, el temor a la delación, en fin, no era vivir, era morir lentamente, pero la acción seguía su marcha, protegida por la corma tan discreta y acertada como se preparaba. Se iban formando células de 5 oficiales: Un Jefe y cuatro miembros, estos conocían al primero, pero no se conocían entre sí; era lo indicado para urdir la madeja, impidiendo que una imprudencia o delación pudiera hacernos mucho daño. Mi existencia como máximo Jefe de la Conspiración rio la conocía sino el grupo del Estado Mayor del 44


Movimiento integrado por los oficiales antes nombrados y posteriormente se incorporaron los siguientes: Mayor Evelio Gilmon Báez, Tte. Coronel Víctor Garrido Sutil, Tcnel. Alfonzo Linares Vegas, Capitán Juan Tineo Arismendi, Tte. Felipe Santiago Testamark, Capitán Cándido Pérez Méndez y Mayor Edgar Trujillo Echeverría. Cada nuevo oficial incorporado, lo era después de haber sido estudiado cuidadosamente en todos los aspectos de su vida privada y profesional; no podían cometerse equivocaciones en la selección. Contar al detalle y con acierto los días difíciles y fatigosos que se vivieron es algo que escapa a toda posibilidad, fueron siglos de existencia, cada momento desgarraba un poco de nosotros, hermoso holocausto a la patria amada. Las reuniones se hacían en un automóvil, siempre en movimiento, nada de escritos, nada de encuentros en lugares cerrados, toda prudencia era poca. El 16 de julio, dia de la Virgen del Carmen, en una reunión festiva se me informó qué había otro grupo de Oficiales conspirando, era halagueño pero también de vital importancia tomar contacto con ellos, era preciso unirse pues de lo contrario podría surgir un caos. Empieza entonces una verdadera odisea, un trabajo de cuidadosa investigación. Decidí que se iniciaran sondeos muy prudentes con los Oficiales que por su actitud permitieran conocer su posible ubicación en el otro grupo y así lo ordené en 45


forma específica al Mayor Gilmon y a los Capitanes Luis A. Peña, Luis E. Sucre y Juan Luis Mamá; nadie más debía intervenir, todos debían oír, pero sólo los designados podían actuar; ninguna previsión estaba de más. Correspondió al Capitán Luis A. Peña ser el autor personal del éxito en esta empresa; fué algo verdaderamente providencial la forma como se unieron los dos grupos. El punto de partida fué una conversación sostenida en Maracay, entre el Capitán Luis Alberto Peña y el Tte. José María Córdoba Montaner, este pertenecía al otro grupo y era plaza del Grupo de Artillería "Salom"; después de las lógicas desconfianzas entre ambos, se identificaron y acordaron que el Capitán Juan Tineo Arismendi y el Tte. Felipe Testamark quienes eran los jefes del grupo Córdoba, después de realizar conversaciones entre ellos, se trasladasen a Caracas para hablar conmigo. La importante reunión se llevó a cabo a la una de la madrugada del 18 de agosto en la casa de la Sra. Josefa Fernández de Mogollón, mi madre política, ubicada en Bella Vista, 4a. Avenida, cerca de Vista Alegre, y en ella estuvieron presentes los Capitanes Tineo y Peña, el Tte. Testamark, el Dr. Elio Mogollón F. y Luis Sánchez Bellorín; estos dos últimos fueron de los más valiosos y decididos colaboradores durante todo el proceso de preparación de la insurgencia. En esta reunión me es reconocida la Jefatura Máxima del Movimiento, previo acuerdo habido en Maracay, entre los oficiales más caracterizados quienes habían 46


barajado los nombres de varios posibles jefes, pero que al parecer, no habían reunido las condiciones óptimas para tan delicada empresa, hasta llegar a la decisión respecto a mi persona, hecho que me fué comunicado por los Capitanes Luis E. Sucre y Luis Alberto Peña. En esta memorable fecha, tomó fuerza incombatible la insurgencia y dije: ésto no lo detiene poder humano alguno, la suerte de la Dictadura está decidida. Hice del conocimiento de los presentes que los Mayores E. Trujillo Echeverría y Evelio Gilmon Báez; Los Ttes. Cnels. Víctor Garrido Sutil, Carlos Gámez Calcaño y Alfonzo Linarez Vega integraban también el Grupo de Comando insurreccional y que los tres últimos representaban a las FUERZAS ARMADAS DE COOPE RAC I ON. .E1 panorama no podía ser mejor, la estructura empezaba a adquirir una gran solidez; sólo quedaba tomar contacto definitivo con la Marina y las Fuerzas Aéreas, lo que ya se estaba haciendo. El Capitán Mario Fajardo Lobato estaba en contacto con el Tte. de Navío Víctor Hugo Morales (Moralitos) y en los próximos días se hablaría con los Mayores Martín Parada y Luis Evencio Carrillo, máximos representantes de las FUERZAS AEREAS. II. — LA JUNTA PATRIOTICA El 15 de octubre llegó a nuestro conocimiento la existencia de una Junta Patriótica, 47


integrada por representantes de los distintos partidos políticos; la versión me la informó el Coronel Jorge Marcano, quien estaba desde los primeros días en conocimiento de todo; entre nuestras dos familias habían viejos y estrechos vínculos de amistad y él fué en todo momento uno de mis más sinceros consejeros, siempre ponía como condición que él no aceptaría ningún cargo en el Gobierno que surgiere de nuestro movimiento, cuyo éxito jamás puso en duda. La noche del 18 de octubre me trasladé a casa de Jorge, el pretexto; jugar MUS, un juego español que habíamos aprendido en la Madre Patria cuando hacia mis estudios de Estado Mayor; vendría también el Dr. Francisco Marcano, hermano de aquel y quien se desempeñaba como Director de Tránsito Terrestre en el Ministerio de Comunicaciones; era a éste último a quien habían informado de la Junta Patriótica pidiéndole que concertara una entrevista entre el Jefe Militar del Movimiento y unos delegados de dicha Junta. El Planteamiento no fué de mi agrado, no le veía solidez, además, no era momento de confiar en Delegados; contesté que no tenta inconveniente en aceptar la invitación pero puse como condiciones: Primero: que debían acudir a la entrevista él o los máximos jefes de dicha Organización; Segundo: que ésta tendría lugar en la fecha y dondé fuera programado por la Jefatura Militar del Movimiento; si aceptaban, manteniéndose en contacto con el Dr. Marcano, recibirían la información para que se reunieran 48


en un lugar desde el cual conducidos por un oficial del Estado Mayor insurreccional irían al sitio escogido para la entrevista; toda precaución que se tomara estaba plenamente justificada, no era cuestión de confiar o no confiar, lo que era imperativo era el no dar un paso en falso que pudiera poner en peligro lo que hasta el momento se llevaba con tanto éxito; lo que pasó aún lo desconozco, no volví a oír hablar de la Junta Patriótica, la que finalmente apareció después del 1° de enero, con sus manifiestos llamando a la huelga. III. — EL PLESBICITO

Se vivió p cMerioirmente el bochornoso capítulo del plesbicito. Recuerdo que algunos oficiales del Comando Insurreccional eran partidarios de iniciar la insurgencia antes del 15 de Diciembre, pero prevaleció la opinión que era más efectivo esperar que se realizara la farsa, pues si bien se podría engañar al Exterior, el Pueblo Venezolano lo repudiaría, y así estaría este más dispuesto para intervenir en la acción. La gran farsa del plesbicito fue preparada y realizada por los "especialistas" del Régimen, se trataba en definitiva de contestar "Si" o "Si" a la permanencia del General Pérez Jiménez en la Jefatura del Estado; el pueblo acudió al acto como para realizar un ensayo pedagógico, en su sencillez se quiso quizás convencer de la posibilidad de respeto a su voluntad, ayer como hoy era la víctima, ya por la fuerza de los medios 49


represivos o por la acción de acontecimientos realizados por una propaganda masiva orientada a aturdirlo y desviarlo de lo que realmente le conviene a Venezuela. Los resultados del plesbicito fueron, como era de esperarse de una abrumadora "mayoría" a favor del gobierno; cerca de dos millones de participantes habían depositado "voluntariamente" la tarjeta azul para decir "Si", no hay que olvidar que a todos los empleados públicos le habían impuesto la obligación de entregar en su correspondiente oficina la tarjeta roja con la cual se suponía se podía decir "No" al gobierno. En definitiva el acto consolidó y dió fuerzas a nuestros propósitos.

IV. — FORMACION DE 00BIERNO El 18 de diciembre se realizó una trascedental reunión en el escritorio jurídico del Dr. Humberto Barrios Araujo, quien con el Dr. Lorenzo Fernández, materializaban en la oportunidad, la presencia ' de Copei en el esquema insurreccional; estaban presente además Luis Sánchez Bellorín, Julio Ramos, Tte. Felipe Santiago Testamark, Capitán Juan Tineo y el Dr. Saberio Barbarito, todos insignes luchadores, fieles compañeros y amigos. Se trataba de la estructuración del nuevo Gobierno. siempre había rehuido el momento, pero inevitablemente habla llegado la hora de enfrentarlo. Se había preparado una larga lista de personalidades civiles entre las cuales serían selec50


cionados los integrantes de la Junta CívicoMilitar, los Ministros del Despacho y los Gobernadores. Entre los que recuerdo estaban: Dr. Francisco de Venanzi, Dr. Rafael Pizani, Dr. Marcelo Contreras Molina, Eugenio .Mendoza Goiticoa, Dr. Oscar Machado Zuloaga, Dr. Arnoldo Gabaldón y Dr. Manuel Egaña, éste último había hecho conocer su adhesión al movimiento diciendo que aunque fuera como un simple soldado estaría con nosotros, le encomendé redactar el Documento Político que sería presentado al País en su oportunidad.

Se discutió ampliamente un tema tan serio y delicado, finalmente se seleccionaron para la junta, los Doctores Gabaldón, de Venanzi, Pizani y Eugenio Mendoza. Los civiles se inclinaban por Eugenio Mendoza para la Presidencia, con el criterio de sus excelentes relaciones con los _EE.UU., además era conocido su enfrentamiento a Pérez Jiménez por intereses económicos, este aspecto no me agradaba y me incliné definitivamente por el Doctor Arnoldo Gabaldón para Presidente y en su defecto el Doctor Rafael Pizani. Otras designaciones fueron: Doctor Eduardo Mendoza Ministro de Agricultura; Dr. Oscar Machado Zuloaga de Comunicaciones; Dr. Marcelo Contreras Molíná' de Obras Públicas, Dr. Severio Barbarito de Fomento; Dr. Lorenzo Fernández de Justicia; Manuel Egaña de Minas; Gobernador del Distrito Federal, Humberto Barrios Araujo. 51


V. — ULTIMAS REUNIONES CONSPIRATI VAS El día 23 de diciembre se efectuó una reunión en el apartamento de Don Julio Ramos, situado en las proximidades del Parque Carabobo; en ella participé a los presentes, Mayor Gilmon, Capitán Tineo, Tte. Testamark y Don Julio Ramos, lo siguiente: 1.— Ya estaba en contacto con las fuerzas aéreas y el 26 6 el 27 me reuniría con los Mayores Martín Parada y Luis E. Carrillo para determinar las condiciones generales, mediante las cuales la Aviación se sumaría al movimiento. 2.— La Marina había manifestado estar conforme, y sólo esperaba se creara la situación para intervenir; los jefes responsables de dicha Fuerza se entrevistarían conmigo, lo que se acordó hacerlo el 1° de Enero, a las 9 a.m. en la Casa Nazareth, situada de Maderero a Bucares 89. Me reservé los nombres de los Oficiales de la Marina hasta después de dicha reunión. (Posteriormente informé que se trataba del Capitán de Navío Eduardo Morales Luengo y del Tte. de Navío Víctor Hugo Morales). 3.— Que con los Tte. Coroneles Garrido Sutil y Gámez Calcaño, había ultimado todo lo relacionado a las FUERZAS ARMADAS DE COOPE RAC ION . 4.— Que me había reunido con los doctores Saverio Barbarito, Lorenzo Fernández y Hum52


berto Barrios Araujo, para todo lo relacionado con la Organización Civil del Gobierno Revolucionario. 5.— Por último que el 29 ó 30 de diciembre fijaría día y hora para iniciar el Movimiento: El llegar a un acuerdo con las Fuerzas Aéreas, había resultado muy dificil; los jefes visibles de ellos, Mayores Martín Parada y Luis E. Carrillo se mostraban muy •reticentes, pretendían tomar contacto con la Jefatura del Movimiento por intermedio del Mayor del Ejército Hely Mendoza, cada vez que fué planteada la entrevista solo con éste no se creyó conveniente; pues considerábamos fundamental la presencia de los Mayores arriba mencionados; incluso, en una de las últimas discusiones con el Estado Mayor de la Insurgencia decidimos que de ser necesario, la acción se haría sin acuerdo previo de las Fuerzas Aéreas y en consecuencia se planificó la toma de la Base Aérea y la detención de los Jefes de las Fuerzas Aéreas, pués teníamos la certeza de que la oficialidad joven nos acompañaría. Al conocer esta decisión, aceptaron por fin los mencionados Mayores Parada y Carrillo entrevistarse conmigo y así, el día 27 de diciembre se fijó para la èntrevista que tendría como punto de reunión al llamado Restaurant "Flor de Cerezo", detrás de Sears de Bello Monte; irían conmigo, el Doctor Elio Mogollón, los Capitanes Juan Tineo, Luis A. Peña y Luis Sánchez Bellorín. 53


Los detalles de la entrevista fueron acordados con el Mayor Hely Mendoza Méndez, quien nos esperaría en el lugar fijado. Cuando nos aproximamos, observamos discretamente dicho lugar; desde lejos pudimos observar al Mayor Mendoza, que se encontraba vestido de civil al lado de un auto, dando muestras de impaciencia. Pasó a nuestro lado una camioneta donde iban los Mayores Parada y Carrillo, los seguimos y cuando le dimos alcance me trasladé al vehículo de éstos para concretar los términos de la incorporación de las Fuerzas Aéreas. Acepté entre otras condiciones, la creación del Ministerio del Aire, un representante de la Aviación en la Junta Cívico-Militar y entrevistarme con el Coronel Castro León, que hasta el momento desconocía todo, pero que sería enterado por el Mayor Parada, ya que él ejercía la representación de las Fuerzas Aéreas y sería el Ministro de la Defensa del nuevo Gobierno, así la intervención de dichas Fuerzas quedó asegurada. El día 29 de diciembre se efectúo en el apartamento de Don Julio Ramos, la que sería la ultima reunión formal. Estaban presentes: Capitán Tineo, Tte. Felipe Santiago Testamark, Luis Sánchez Bellorín, Julio Ramos y el Dr. Elio José' Mogollón, les informé lo siguiente: 1.— Todo estaba a punto. Se contaba en línéas generales con oficiales en las siguientes Unidades: 54


En Caracas: a) Grupo de Artillería Ayacucho b) Batallón Blindado Bermúdez c) Grupo de Artillería Antiáereo Rivas En Maracay: a) Las Fuerzas Aéreas b) Grupo de Artillería "General Salom" c) Batallón Blindado "Bravos de Apure" d) Escuelas de Tropas de Transporte e) Batallón de Ingenieros "Francisco Avendaño" f) Destacamento de Paracaidistas g) Batallón de Servicio y Defensa de las Fuerzas Aéreas 2.— En el Grupo de Artillería "Rivas" solc había cuatro oficiales comprometidos; en posterior entrevista con el Mayor José Primitivo Godoy, se determinarían las posibilidades. 3.— En el Batallón de Policía Militar N° 1, sólo estaba el Capitán Pedro Villarroel; poco era, pero preferiblemente a nada. 4. — Las Fuerzas Armadas de Cooperación responderían de no presentarse inconvenientes; había una promesa formal al respecto, de los Ttes. Coroneles Garrido Sutil, Gámez Calcaño y Linares Vegas, quienes habían puesto y aceptado las condiciones para colaborar. 55


5.— En cuanto a la Marina todo quedaría listo para el 1° de Enero en la entrevista programada. 6. — El movimiento se iniciaría el 5 de enero a las 4 a.m. antes de que los cadetes regresasen de vacaciones, pues no se quería complicar las Escuelas Militares donde apenas se contaba con unos cuatro oficiales entre los que estaban los Capitanes Carlos Valero Monasterio y Leal Morales. 7.— Se había acordado la organización de una Junta Revolucionaria Cívico Militar, integrada por tres civiles y cuatro militares representantes del Ejército, Fuerzas Aéreas, Fuerzas Navales y Fuerzas Armadas de Cooperación. Uno de los civiles ejercerá la Presidencia. 8. — Habría un Consejo Consultivo Político integrado por los máximos líderes políticos de los partidos AD, COPEY, URD y PCV. 9.— Se organizaría igualmente un Consejo Consultivo Económico, cuya composición se concretaría. 10.— El gabinete sería de coalición y estaba también en estudio; posible organización la del 18-12 57. 11.— Los Candidatos militares de la Junta serían: a► Por el Ejército: A determinar. 56


b) Por las Fuerzas Navales: A determinar en la entrevista del 1° de Enero con Moralito y Morales Luengo. c) Por las Fuerzas Aéreas: Coronel Jesús María Castro León. d) Por las Fuerzas Armadas de Cooperación: Teniente Coronel Víctor Garrido Sutil. Uno de los puntos que suscitó discusión fué el día de la insurrección. Se opinaba que nada más favorable que el 31 de diciembre durante la reunión de Miraflores, pero la objeté porque la presencia del Cuerpo Diplomático en el acto, hacía el momento poco apropiado; además, era necesario cerrar el esquema hablando con la Marina, pues su colaboración era muy importante. Así pues, fijé el día 5 de enero en forma definitiva. Al final de la reunión el Capitán Tineo y el Tte. Testamark dieron a conocer la lista de los Oficiales comprometidos; sin contar la Marina, sumábamos 280. Era imposible pensar en el fracaso. La reunión finalizó en medio de los mejores augurios, ahora a esperar con fé y paciencia, la suerte estaba echada, todo suponía avanzar, jamás un paso atrás. Con la inquebrantable voluntad de aquellos hombres que estaban dispuestos a dar todo por Venezuela, ninguna acción humana podría frenar la maquinaría insurreccional en marcha hacia el logro de una victoria que iba a ser ofrendada a nuestro pueblo; Venezuela 57


estaba grabada con carácteres indelebles en el corazón de cada uno de los que íbamos a lanzar el grito de rebelión; Dios, que vela por los buenos y los humildes tenía que estar a nuestro lado, acompañándonos en esa patriótica empresa que serviría de ejemplo a las generaciones futuras, de lo que puede hacerse con una voluntad férrea y con una amplia conciencia de servir leal y desinteresadamente a la Patria.

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CAPITULO CUARTO 31 DE DICIEMBRE: DIA DE AMARGURAS Y NOCHE DE ANGUSTIAS

Amaneció el día nublado y gris, lo que daba una inevitable sensación .de inquietud, presagio de importantes acontecimientos. La naturaleza ponía su tono desagradable en el ambiente. Sin embargo el optimismo y la seguridad en el triunfo que deben acompañar a quien tenía la trascendente responsabilidad de ser el Jefe Máximo del Movimiento no me abandonaba un momento. A eso de las 10 a.m., se corrió la noticia de que estaban practicando detenciones entre Oficiales comprometidos en un Golpe Militar; pensé un sin fin de cosas, pero razonando serenamente mantuve un completo dominio en mis acciones. Se hablaba del General Hugo Fuentes, éste nada tenla que ver con la 59


conspiración; del Mayor Gabriel Vivas Arellano, recientemente incorporado al movimiento; del Coronel Castro León, quien hasta la fecha ni siquiera se habla entrevistado conmigo. Otros oficiales que se mencionaban, eran totalmente ajenos a la insurgencia, entre ellos, el Mayor Guillermo Ferrero Tamayo y el Tte. Ali Vásquez V anejó. Como medida inmediata, envié a mi cuñado Mario Mogollón a Maracay, llevando instrucciones, recomendando tranquilidad, pues tenia la seguridad de nuestro triunfo y solicitando la presencia en Caracas, a la mayor brevedad posible, de dos oficiales para informarles el plan Operacional. De inmediato salí a una reunión que tenía con el Mayor Hely Mendoza Méndez, Mayor José Primitivo Godoy y Capitán Cándido L. Pérez Méndez, a fin de ultimar los detalles relativos al Grupo de Artillería Antiaéreo "Rivas"; me sentía completamente tranquilo. A las 12 del mediodía me reuní con los militares anteriormente mencionados y el Mayor Primitivo Godoy die, su palabra de que el Grupo de Artillería Antiaéreo participaría en el movimiento; eran sin duda un valioso refuerzo. A las 2 p.m. partí a la entrevista con el Coronel Castro León, la que realizarla frente al cine "El Pinar", este llegó en uniforme 3-A; gris pizarra, camisa gris y corbata negra, es el que se 60


usaba para las presentaciones a una autoridad superior. Yo estaba de paisano y le reclamé lo llamativo de su presencia; me contestó que venía del Ministerio de la Defensa, que estaba bajo orden de arresto y dispuesto a cumplirla. No valió ningún razonamiento ni exigencia para quese fuera a Maracay a asumir el Comando de la Insurgencia, consideraba que era mejor esperar, que las detenciones no tenían importancia y que confiaba en que todo se aclararía. Le dije que dadas las circunstancias iba a ordenar se procediera a tomar todas las medidas para iniciar el alzamiento antes de la fecha prevista, que no correría el riesgo de dar tiempo al Gobierno para actuar y que se produjera el desconcierto entre los oficiales comprometidos. La actitud del Coronel Castro León nos traería serias consecuencias, porque no hubo quien cohesionara la acción en dicha ciudad y el movimiento empezó a derrumbarse en ella, con la huida de los Jefes responsables de las Fuerzas Aéreas, cuando apenas estábamos ocupando los Teques en la segunda fase del Plan Operacional acordado ante los acontecimientos. Decidí entonces declarar el estado de emergencia y me trasladé a casa de mi madre política, donde funcionaría el Comando Insurreccional. Se avisó a varios oficiales para que se presentaran urgentemente; a las 5 p.m. habían llegado: Capitán Tineo, Mayor Gilmon Báez, Capitán Mario Fajardo Lobato, Capitán Antonio Zuloaga Arocha y Luís Sánchez Bellorín. Era preciso hacer un análisis de la 61


situación y tomar medidas para evitar un fracaso; ordené a los presentes que salieran a tratar de localizar el mayor número posible de Oficiales para que fueran a sus Cuarteles. A las 6 p.m. llegó Mario Mogollón con la noticia de que en Maracay había mucha alarma y que estaban alerta, que opinaban que era lo mejor proceder y que vendrían más tarde, conforme a lo ordenado, el Capitán Luis A. Peña y el Mayor Emiliano Peña Peña, a recibir personalmente las órdenes respectivas. La situación se agravaba por momentos, los Oficiales tenían ya una expresión de preocupación, pero sin abandonarles su inquebrantable fé en el triunfo. A eso de las 7 p.m. regresaron el Mayor Gilmon Báez, Capitán Tineo, Capitán Fajardd Lobato y Capitán Zuloaga, ninguno dejaba traslucir la preocupación ante la situación, se les veía optimistas, llenos de seguridad, pese a que las notícias que traían no eran gratas: No habían podido localizar a los Oficiales, al parecer todos estaban en las tradicionales diligencias navideñas. La inolvidable noche dicembrina se nos había estropeado, pero la causa lo justificaba. Se hablaba de todo, se hicieron planes para hacer preso a Pérez Jiménez en su casa durante la fastuosa velada que tendría. El Capitán Zuloaga A rocha hizo un plano de la zona y seguimos esperando hasta localizar a algunos de los oficiales, alegrando el momento con café y chistes, había que mantenerse sobrios. 62


A eso 'de las nueve de la noche llegaron el Mayor Emiliano Peña Peña y el Capitán Luis A. Peña; las noticias de Maracay eran serias. La opinión de todos era iniciar el movimiento de inmediato, no se podía esperar, pese a que la situación en Caracas era tremendamente difícil, sin Oficiales y con solo tres unidades comprometidas. Al fin, después de una larga discusión, se decidió que el movimiento se iniciaría al amanecer del 1° de Enero, un avión sobrevolando Caracas sería la señal de que todo estaba listo en Maracay. Recibieron los Oficiales de Maracay las instrucciones Operacionales, que conteaan entre otros aspectos fundamentales, la ocupación defensiva de "LA CABRERA" y "LA ENCRUCIJADA", para protección inmediata de la Guarnición de aquella ciudad, impidiendo toda acción enemiga proveniente de Valencia donde estaba el Batallón Carabobo y de Ciudad Bolívar y San Juan de los Morros.

Caracas respondería tan pronto como fuera posible, porque ninguna de las Unidades comprometidas tenía dotación de municiones, sólo se contaba con los cañones y en cuanto a los tanques, eran simples vehículos. El personal tampoco tenía municiones individuales. Para hacer más sena la situación, la relación de personal presentada por el Mayor Gilmon Báez y Capitán Tineo puso de manifiesto que entre las dos unidades del Urdaneta, debido al licenciamiento, sólo había 260 hombres, 140 el Grupo 63


Ayacucho N° 1 y 120 del Batallón Blindado Bermúdez, lo que se resumía en tripulación novata para sólo 10 tanques y servicio para sólo 2 cañones de 155 mm. El Mayor Gilmon Báez que era Ronda Mayor de la Guarnición, a eso de las 10:30 p.m., me informó que había hablado con el Mayor José Primitivo Godoy, quien se le manifestó opuesto a la acción ordenada, en otras palabras desistía del compromiso, tenía más miedo que dignidad y verguenza, en el momento crucial nos traicionaba, algún día la Patria le pedirá cuentas, aunque los hombres hayan premiado su denigrante acción. La angustiosa verdad era ésta: el Cuartel Urdaneta con sus dos menguadas unidades, estaba solo frente a los efectivos a inmediata disposición del Gobierno, que según cálculos optimistas aproximados, pasaban de seis mil hombres bien dotados de equipos y municiones con carros de combate y ahora con el Grupo de Artillería Antiaérea "Rivas", esto sin contar con la Seguridad Nacional y la Policía de Caracas. Pese a todo, en ningún momento se pensó en claudicar, había que acudir a la cita con la Historia, aunque en el camino nos esperara la muerte; además la J efatura Máxima del Movimiento estaba en Caracas y era necesario no defraudar a la Guarnición de Maracay. Aproximadamente a las 12 : 30 a.m. habiéndose decidido el alzamiento al amanecer y dadas las últimas instrucciones, me dirigí a mi casa de Vista Alegre, toda la familia estaba 64


reunida en espera angustiosa; a eso de la 1 a.m., sonó el teléfono, nos encontrábamos en el recibo conversando, tomé el auricular, era de Maracay, oí una voz fuerte que preguntaba "¿Está Hugo?" y sin esperar respuesta añadió: — "diganle al jefe que ésto aquí está arreglado, que lo esperamos y suerte" — "entendido" — atiné a contestar. Había conocido la voz del Tte. Santiago Felipe Testamark. Posteriormente supe que estaba en lo cierto, era Testamark, y a dicha hora, ya casi todas las Unidades del Ejército de esa Guarnición estaban insurreccionadas. No recuerdo otra noche más amarga, ni más larga, la situación era difícil, desesperada — si cabe decirlo— para los que estábamos en Caracas. Después de la conversación telefónica me dirigí a Bella Vista, que era el punto de reunión para todos; me acompañó mi esposa, fiel y digna compañera que supo enfrentar con tranquilidad y darme siempre su voz de aliento en los momentos más graves-; debo hacer reconocimiento a su actuación benefactora, al igual que las señoras de Mogollón, de Gilmón Báez, de Peña, de Sucre, de Pérez Méndez, de Tineo y otras tantas abnegadas esposas de oficiales que estaban compartiendo con valor ejemplar estos momentos de angustia y que habían compartido ya todos los anteriores; digna y valerosa mujer venezolana que se crece en lá angustia y se templa ante el dolor. 65


Llegó el amanecer, a eso de las 3:30 a.m. habían partido ya todos los oficiales en busca de compañeros y de sus respectivas Unidades, a fin de prepararse. En casa de la señora Mogollón sólo quedamos la familia, la señora Peña y yo, viviendo los momentos más duros y en espera del vuelo del avión que anunciaría a Venezuela la .voz de Libertad. A las 6 a.m. voló dicho avión pero el cielo estaba encapotado y no podíamos verlo. La insurgencia estaba en marcha hacia el triunfo; yo confiaba en que la caída del gobierno dictatorial era cuestión de horas. A las 8 a.m. llamó el Mayor Gilmon Báez para informar que salía con una Compañía de tanques rumbo a Maracay y entonces decidí trasladarme al Urdaneta. El momento de despedida fué algo que no olvidaré jamás; mi señora me hizo entrega de una ametralladora y una chaqueta de cuero, no hubo lágrimas ni lamentaciones, las frases de ella fueron: "Que Dios te acompañe, cumple con tu deber". El padre Angel Ma. Nieves, que se encontraba con nosotros en ese momento, me bendijo e impartió la absolución. A mi llegada al Cuartel Urdaneta acompañado de Mario Mogollón, me salió al encuentro el Tte. Nelson Nieves Croes, quien dijo: "Vayase mi Comandante, antes de que lo hagan preso, y espere, porque seguimos sin municiones; el Mayor Gilmon Báez hizo gestiones y nos las van a mandar. Mantengase en enlace con nosotros". Inmediatamente tomé contacto con el señor Luis Sánchez Bellorín y un primo de éste, quienes a partir de ese momento 66


me acompañaron fielmente; el problema fué para conseguir una casa donde esconderme y después de múltiples diligencias, un gran luchador, el señor Gabriel José Páez, se prestó generosa y gustosamente a hacerlo; fueron muchas las puertas a las que se llamó y sólo al oir mi nombre ligado a la insurgencia, palidecían los rostros detrás de ellos y dejaban oir una vergonzosa excusa. Poco tiempo después, esos mismos harían presencia a la hora del festín, a pasar la cuenta de su supuesta lealtad con la Democracia. Transcurrió todo un día de angustia y zozobras incontables; estudié una y otra vez el plan a seguir; el problema era serio, sólo un Cuartel contra el resto de las Unidades de las Guarniciones de Caracas y El Litoral. Las Fuerzas Armadas de Cooperación no habían, posiblemente dado los imprevistos, respondido al movimiento y se ignoraba la situación de las Fuerzas Navales. La posibilidad de atacar Miraflores la analicé cuidadosamente, se imponía un bombardeo previo, lo que significaba un grave inconveniente; ubicado aquel en una zona muy habitada, se produciría de necesidad un numeroso saldo de víctimas inocentes, no eran disparos al blanco en una cancha de tiro, era una acción artillera contra un lugar densamente poblado donde Miraflores era sólo un punto; cualquiera que conozca técnicas de artillería sabe que la fase de preparación consiste en encuadrar el blanco entre dos disparos y hasta que esto se cumple, la acción de las granadas 67


iban a tener como objetivo los edificios que rodean la zona donde estaba el blanco preciso: MIRAFLORES. El balance de fuerzas era totalmente adverso.- Atacar sin realizar una previa acción al menos con la Artillería, era un disparate, puesto que los informes traídos por Sánchez Bellorín me habían hecho conocer que el Grupo de Artillería Rivas tenía todos sus cañones emplazados en excelentes condiciones de tiro y los tanques se iban a convertir en un blanco perfecto e indefenso para acercarse, disponiendo solamente de dos vías de aproximación: Avenida San Martín y Avenida Sucre. Rodeando la zona había 25 tanques blindados, de suponer bien dotados de municiones. Atacar en tales condiciones de inferioridad era una aventura y lo nuestro obedecía a una planificación militar debidamente estudiada; no se podía brindar un éxito militar al Gobierno, era darle fortaleza, era condenar la insurgencia, y con mayor razón si el fracaso era en Caracas donde estaba la máxima Jefatura del Movimiento. Otro problema grave era la dotación de municiones de las Unidades, no solo estaban menguadas en sus efectivos humanos, sino que no había municiones. La politica del régimen en esta materia era herencia de la vieja escuela gomecista, perfeccionada y actualizada. Las Unidades tenían sus municiones en sitios fuera de su propio Cuartel. El Grupo de. Artillería de 155 m.m. situado en el Cuartel Urdaneta, Catia, tenía sus municiones en Maracay en el Cuartel "El Rincón". 68


El Batallón Blindado Bermúdez del mismo Cuartel URDANETA, tenía sus dotaciones para los tanques y ametralladoras en el Cuartel Bolivar de Maracay, donde estaba el Batallón de Ingenieros "Francisco Avendaño". A su vez en el Urdaneta estaban las municiones correspondientes al Batallón Blindado "Bravos de Apure" de - guarnición en Maracay y en el G.A.A. "Ribas" las municiones del Artillería de grupo de 105 m/m General "Salom". En éstas condiciones las Unidades del Urdaneta eran simplemente un conjunto de hombres y armas sin potencial de combate, esto por si solo me impidió planificar el ataque.ka Miraflores. Cuando a las 7 p.m. del 1° de enero, se recibieron las escasas municiones tanto para el personal, como para los tanques, me afirmé en mi decisón de que no había la menor posibilidad de triunfo atacando a Miraflores, para que masacraran las dos Unidades brindando un triunfo militar a la Dictadura de consecuencias nefastas para nuestra acción. Por eso decidí ocupar los Teques, verdadera puerta de Caracas para encerrar todas las fuerzas ubicadas en su zona. La posición era inmejorable y lo garantizaría; así protegía la Guarnición de Maracay de cualquier ataque importante, para desde allí posteriormente, organizar la acción contra las Guarniciones de Valencia y San Juan de los Morros; en ésta última, estaba el Grupo de Caballería Plaza donde solo se contaba con dos excelentes y 69


valiosos oficiales, uno de ellos el Capitán Héctor Vargas Medina, al parecer estaba detenido; el otro, el Capitán Eleuterio Cedeño Morales, solo, no podría probablemente hacer nada, pero aislada Caracas, todo era fácil y como era de esperar se ganaba tiempo para que la Marina y las Fuerzas Armadas de Cooperación reaccionaran. Era la única salida; además, había ordenado ocupar defensivamente "La Cabrera" y "La Encrucijada" como inmediata cobertura de las Fuerzas de Maracay, asegurando así el tiempo necesario para la organización y preparación de la acción definitiva contra Caracas, lo que estaría a cargo de una fuerte columna de Blindados e Infantería Motorizada y todos los servicios necesarios, con la suficiente cobertura y protección aérea. Consolidado el triángulo Maracay — Valencia — San Juan de los Morros— se efectuaría una acción fuerte, con todo lo disponible, sobre Caracas. A las 5:30 p.m. llegaron al apartamento el Mayor Trujillo Echeverría y el Capitán (r) Manuel Salvador Becerra, los abracé emocionado, les dl una rápida información mientras esperábamos, se mostraron en todo conformes con mi decisión. La espera se hacía larga. A las 7 p.m. llegó Sánchez Bellorin quien durante todo el día había permanecido en contacto conmigo y el Urdaneta, manteniéndose informado de todo lo que sucedía en el exterior y me dijo: —"Comandante; llegó la hora, en el Urdaneta lo esperan".- Salimos inmediatamente 70


para el Cuartel Urdaneta; el automóvil se detuvo a unos 100 metros de éste. Habían transcurrido escasamente 5 minutos de haber estacionado cuando se aproximaron al auto dos Oficiales. Empecé a vivir momentos verdaderamente emocionantes e inolvidables: se trataba del Mayor Gilmon Báez y el Capitán Juan Tineo, aún parece resonar en mi memoria el diálogo que sostuvimos —dijo Gilmon: — "Mi Comandante, estamos listos, acaba de entrar la última caja de municiones"-. Les contesté: "Vamos a proceder a tomar el Urdaneta, dentro de quince minutos entraremos al Urdaneta; detengan a los oficiales que no están comprometidos y que Dios nos acompañe"- —"Nos sobra tiempo"— . fué la contestación del Capitán Juan Tineo. Estos ejemplares oficiales se comportaban con una gran serenidad y saludando militarmente se retiraron; sentí la desagradable impresión de que los veía acudir a una cita con la muerte. El momento era de una gran trascendencia, los destinos del Urdaneta, con sus menguadas Unidades: el Grupo de Artillería Ayacucho y el Batallón Blindado Bermúdez, estaban en manos de un selecto grupo de oficiales cuyo valor y serenidad serían garantía del éxito; sólo habían 17 comprometidos de los 42 que constituían la plantilla de ambas unidades, pero con la calidad de Oficiales que tenía por compañeros en ésta empresa, era muy fácil ser Jefe. Si había que morir, nunca podría estar mejor acompañado. 71


Había transcurrido muy poco tiempo cuando oimos un disparo; fue un momento terrible, la intención de todos fué salirnos del automóvil. Confieso que sentí una gran tranquilidad cuando no oímos nada más. Conocí posteriormente que el Sub-Tte., Gustavo Arroyo Giménez, no había querido rendirse y el Tte. Francisco Gómez Cova le había disparado hiriéndolo en un hombro. Aún no habían transcurrido los 15 minutos de plazo cuando se perfilaron en la oscuridad las ya para mi familiares siluetas de Gilmon y Tineo quienes se presentaron y saludando militarmente dijo el primero —"Mi Comandante, orden cumplida, todo está listo, el Urdaneta es nuestro, podemos entrar".Quisiera poder describir estos momentos con la realidad que se merecen, pero escapa a mis posibilidades. La oscuridad absoluta en que estaba el Cuartel y sus alrededores, era oprimente y en grupo compacto entramos al cuartel; la Guardia poniéndose en. pié, me rindió los prime'os honores militares como Jefe del Movimiento y el Tte. Nelson Nieves Croes que estaba al frente de ella me dió la bienvenida con un fuerte abrazo. La Guarnición de Caracas dignamente representada por las Unidades acantonadas en el Cuartel Urdaneta empezaba a cumplir en forma activa el solemné compromiso de honor con la Patria y sus compañeros de Maracay. Nos dirigimos al Casino de Oficiales donde 72


habían sido concentrados los 25 oficiales y Sub-Oficiales detenidos; el rostro de todos expresó una gran sorpresa al verme entrar; dirigiéndome a los presentes, en actitud tranquilizadora les dije: —"Soy el Jefe de este Movimiento, quiero que tengan la seguridad que serán tratados con el respeto que corresponde a sus jerarquías. Yo respondo de ello". Del Casino nos dirigimos al patio del Cuartel donde dí mis primeras órdenes; nombré Jefe del Grupo de Artillería al Mayor Marcelo Contreras, quien se había plegado al movimiento; Jefe del Batallón Blindado el Mayor Gilmon. Reuní los Oficiales, les expuse mi plan debidamente razonado que fué aprobado por todos y dí la orden de movimiento; me dirigí donde las dos Unidades estaban formadas para hablar al personal de tropa pues consideré que todos los hombres tenían derecho de saber por qué, si era necesario, iban a morir. Les arengué emocionado y sentidamente y terminé diciéndoles: —Vamos a ceñirnos la corona de laureles del triunfo o a merecer la palma del martirio de los que mueren luchando por el bienestar de su Patria— Un grito de entusiasmo colectivo fué la respuesta del personal; comprendí que me había ganado su total, firme y definitiva adhesión. OCUPACION DE LOS TEQUES. Se inició la marcha hacia Los Teques; en un autobús capturado a la Marina viajaban los 73


Oficiales prisioneros entre quienes estaban: Tcnel. José A. Buenaño, Mayor Rafael Quintero Avendaiio, Capitán José Miguel Palavicini, Tcnel. Tulio Salgado Ayala y otros. El Capitán Juan Tineo Arismendi partió de inmediato con su cuñado Sánchez Bellorín hacia Maracay, con orden de tomar contacto e informar de la situación a dicha Guarnición. Hay algo que debe quedar claro en relación con el hecho de que durante todo el día 1° no nos comunicarámos con Maracay: en principio, había que garantizar la seguridad de la insurección de Caracas para realizarla tan pronto fuera posible; comunicarnos durante el día fué totalmente imposible, no se podía utilizar el teléfono porque eso era descubrir al Urdaneta que aparentemente estaba al lado del Gobierno. No se podía enviar un mensajero, ante el temor de que fuera hecho prisionero y obligado a declarar. El silencio del día fué inevitable y prudente ya que no teníamos medios de comunicación apropiados para hacerlo con seguridad, era el lógico silencio que precede toda acción sorpresiva. De lo que sí estábamos informados era de que el día había transcurrido sin que Maracay fuera objeto de ninguna acción militar. Al llegar a Los Teques establecí el Puesto de Comando a la entrada, por la carretera antigua. Se ocuparon todos los accesos de la ciudad. Se detuvo la Seguridad Nacional. La Policía del Estado al mando de su propio jefe, el 74


Capitán Tiburcio Paz, se puso incondicional y voluntariamente a nuestro lado; este valeroso oficial seria posteriormente cruelmente golpeado y torturado por la agonizante dictadura. Debo mencionar la actitud del Mayor Pedro José Escalona, Director de la Escuela de Ramo Verde, quien después de haberse plegado al movimiento, cambió de parecer e incluso me envió un telegrama llegado a la Escuela, donde el General Rómulo Fernández nos exigía la rendición, le contesté dando orden de rendir por la fuerza dicha Escuela, lo que se inició de inmediato, mediante el fuego de los cañones de los tanques; la Escuela fue tomada, Oficiales y Alumnos no hicieron resistencia abandonándola. El Gobernador, General Victoriano Zambrano y resto del Gobierno se refugiaron en casas particulares; el primero, solicitó protección del Colegio San José, donde la obtuvo, no tenían otra alternativa, cualquier otra actitud carecía de sentido. A las 11 de la noche me avisaron en el Comando, que los Coroneles Marco Aurelio Moros y Miguel Méndez Salom, el Tcnel. Antonio de Rosa Alzuarte y el Mayor Alberto Miliani Balza, se encontraban en el sector de la carretera nueva a Los Teques hablando la conveniencia de rendirse, con promesas de perdón de parte del General Pérez Jiménez, a quien se refería el Coronel Marco Aurelio Moros, llamándolo "El Jefe", el "Salvador de la Patria". 75


Fué el Tte. Valencia Ramírez del Grupo de Artillería Ayacucho quien me trajo la noticia, pero agregó algo tranquilizador: —`Nadie acepta rendirse"— "Estaremos con usted hasta el final mi Comandante"-. Tomamos de inmediato un vehículo y a toda velocidad nos dirigimos a dicho lugar, nos encontramos efectivamente con los oficiales mencionados, les saludé cordialmente y sólo les dije: —"Digan al General Pérez que venga a buscarnos"—. No quise atender la sugerencia de hacerlos presos, porque como parlamentarios debían ser respetados. El Mayor Alberto Miliani se me acercó para decirme —"Mi Comandante, acepté esta desagradable misión para unírmeles, deseo quedarme" — . Le dije que no, que estimaba y reconocía el gesto pero que prefería regresase, que era alentador saberlo con nosotros y que en su momento nos sería útil; insistió, me mostré inflexible, entonces abrazándome se alejó con un gesto de pena diciéndome: —"Suerte mi Comandante". Se me informó que el comportamiento del recién nombrado Jefe del Grupo de Artillería "Ayacucho", Mayor Marcelo Contreras había sido dudoso ante la presencia de los mensajeros del Gi)bierno y de inmediato ordené su destitución y detención. Designé Comandante del Grupo al Capitán Arnoldo Riera Sequera, valiente y leal oficial que me merecía absoluta confianza. La peor noticia de esa inolvidable noche la trajo el Tte. Rubén Masó, quien a eso de las 76


11:30 se presentó en Los Teques y solicitó hablarme confidencialmente. La noticia escueta era ésta: Los Jefes de las Fuerzas Aéreas se habían ido en el Avión Presidencial, la conocida "Vaca Sagrada", en el que inexplicablemente había llegado el 1° de enero por la mañana, el Mayor Martín Parada.Se habían ido entre otros el Mayor Roosevelt Adrianza, Capitán Enio Ortíz Cordero, el Mayor Luis E. Carrillo, Tte. (r) Fernándo Paredes Bello, también el Mayor Homero Leal Torres, Sub-Director de la Escuela de Transporte, sólo quedó un oficial superior de dichas Fuerzas, el Mayor Conrado Palavicini, Comandante del Batallón de Servicios y Defensa Aérea quien se había negado a marchar alegando que por ningún concepto abandonaría su Unidad. Es lamentable tener que consignar que fueron los jefes de las Fuerzas Aéreas y alguno que nó lo era como el Mayor Homero Leal Torres quienes abandonaron sus Unidades y los oficiales subalternos, después de que el Mayor Martín Parada, sacara de la habitación donde estaba detenido al Coronel Abel Romero y lo reintegrara al Comando de la Base Aérea de Boca de Río, actitud ésta, que al igual que la huida sin haber tenido el menor asomo de peligro, sin combatir, quedan aquí consignados para que la Historia haga su justo juicio, ya que por parte de sus propios Oficiales y de quienes confiábamos en ellos, ya están juzgados aunque muy benévolamente. El resto de las Unidades seguían fieles, pero se habían replegado a los Cuarteles como medida de seguridad y en espera de mi presencia la que era vital y de importancia 77


definitiva. La situación de exitosa se había vuelto desesperada. Posteriormente el Batallón Blindado al mando del Mayor Salas Rivero, se reincorporó a las Fuerzas del Gobierno, a excepción del Sub-Tte. Anatolio Gamboa ouien con una sección de tanques AMX-13, só hasta lo último fiel a la insurgencia. Entero de la situación por los informes recibidos, llamé a los Mayores Gilmon y Trujillo les dije: La situación en Maracay exige mi presencia allá, ustedes me responden de esto. Defiendan esta posición hasta las últimas consecuencias. Buena suerte. No quise entrar en detalles para que no pasaran por el infierno en el que yo me encontraba inmerso; era preciso tratar de salvar, si aún había tiempo, nuestro movimiento, en el que tantas esperanzas tenía puestas el Pueblo Venezolano. Acosado por los más diversos pensamientos me dispuse a partir hacia Maracay, en lo que de mi dependiera no habría vacilaciones; cuando se es el Jefe de una insurgencia hay que ponerse por sobre todas las debilidades, confiar siempre en el triunfo, rechazar todo pensamiento derrotista.

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El pueblo es y será invencible cuando permanece en estrecha comunión con sus fuerzas armadas, de las cuales es su origen legítimo y único; nadie puede ignorar que todos somos pueblo y que ya va siendo superada la etapa de los "falsos dirigentes" y de "los viejos caudillos".

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CAPITULO QUINTO EL PRIMERO DE ENERO EN MARACAY

Maracay, la ciudad cuartel, que desde Juan Vicente Gómez, se había conservado igual, con un ambiente casi pueblerino y toda posibilidad de crecimiento estrangulada por el cerco de los terrenos nacionales en mano de los Ministerios de la Defensa y Agricultura y Cría, se manifestó el primero de Enero de 1958, en su esencia y alma de pueblo apasionado y luchador; en efecto, los maracayeros y pueblos circunvecinos tomaron como suya la insurgencia de la totalidad de las unidades militares acantonadas en Aragua. La conspiración se desarrollaba normalmente, poniendo siempre en practica las 81


medidas de seguridad dispuestas por la Jefatura Máxima del Movimiento. Los dirigentes de la insurgencia, en esa Guarnición, Capitanes Luis E. Sucre, Luis A. Peña y Juan Luis Masó P. y los Ttes. Testamark y Córdova Montaner, se reunían con la frecuencia que aconsejaba la prudencia y cambiaban impresiones, informaciones y sobre todo, procuraban incrementar el número de oficiales comprometidos. Transcurre el mes de octubre de 195'1, durante los meses de coordinación que han transcurrido se habla logrado el compromiso de un gran número de oficiales del Ejército entre los artilleros, transporte, ingenieros, con sede en los cuarteles Páez y Bolívar respectivamente y posteriormente de un grupo apreciable de las Fuerzas Aéreas entre ellos los Paracaidistas y el Batallón de Servicio y Defensa de las Fuerzas Aéreas. La forma de abordar a un oficial era directa: "Estamos comprometidos en un alzamiento contra Pérez Jiménez, el movimiento lo encabeza un oficial joven, un Comandante con ascendiente, preparación y que por razones obvias no podemos nombrar, necesitamos de tu concurso". En los primeros momentos casi todos tomaban una actitud evasiva o le daban poca importancia, pero existían demasiados argumentos contra el gobierno, en especial, los abusos de la Seguridad Nacional, el derroche y el libertinaje de los principales PERSONEROS del Régimen y lo que constituyó el motivo de mayor desagrado fué la preparación y ejecución del Plesbicito, donde el endiosamiento a que hablan 82


llevado a Pérez Jiménez, hizo manifestar a éste, ante todos los oficiales y Sub-Oficiales de la Guarnición, reunidos a tal efecto, que él era el único hombre capaz de gobernar a Venezuela, lo cual no agradó a la mayoría de los presentes, obligados a asistir al acto. Se inicia el mes de diciembre de 1957 sin mayores acontecimientos. Los contactos con las Fuerzas Aéreas no habían concretado la participación dé éstos en la insurgencia; los Jefes visibles, Mayores Martín Parada y Luis Evencio Carrillo, no se decidían a entrevistarse con el Comando Insurgente de Caracas y pretendían hacerlo por intermedio del Mayor Hely Méndoza Méndez. La situación llegó a ser tan difícil que se hicieron planes concretos para actuar, de ser necesario sin la participación de la Aviación, para lo cual se hizo una lista de los jefes de ella con sus respectivas direcciones para en un primer momento detenerlos y tomar la base aérea de Boca de Río. Había contactos con la oficialidad joven que nos acompañaría de inmediato; esta información conocida oportunamente por los Mayores Parada y Carrillo, en virtud de que todos los esfuerzos conciliatorios no habían dado resultado, les decidieron a concurrir a la reunión en Caracas, ya relatada detalladamente. Los últimos días de diciembre fueron de mucha actividad en la Guarnición, reafirmándose los contactos en cada unidad. El 28 casi todos los oficiales que se habían juramentado 83


hasta el momento, aistieron a una reunión social en el Casino de Sub-Oficiales de la Barraca, donde no se habló de nada en particular, pero fue de gran significado para los conjurados porque cada quien vió en el compañero que no suponía comprometido, por el sistema de células que se estableció, un motivo de confianza y alegría. El día 29 se procedió a continuar con el proceso de Juramentación; los Capitanes Luis A. Peña y Luis E. Sucre recorrían las unidades juramentando oficiales haciéndoles firmar el correspondiente documento; por la noche se efectuó una fiesta en la casa de la familia Arráez, en la calle Sénchez Carrero a la que asistieron casi todos los Tenientes y Sub-Tenientes de la Guarnición, ocasión que se aprovechó para conocer la ubicación del resto de los oficiales, con la satisfacción de que todos los allí presentes estaban identificados con el movimiento. El día 31 de diciembre en la mañana, llegó a Maracay la noticia de la detención del Capitán Héctor Vargas Medina, oficial integrante del grupo insurgente y quién prestaba servicios en el Grupo de Caballería Plaza N° 1, en San Juan de los Morros, así como la detención practicada en Caracas al Coronel Castro León y de otros - Oficiales no vinculados al movimiento. Como quiera que la consigna general establecida desde un principio fue dar inicio al movimiento al ser detenido cualquier oficial comprometido, independientemente de la fecha acordada, inmediatamente los Capitanes Juan 84


Luis Masó Perdomo, Oficial del Batallón de Ingenieros Francisco Avendaño; Luis Enrique Sucre, Comandante de la Compañía de Transporte en el Cuartel Páez; el Teniente Felipe Santiago Testamark en representación del grupo de artillería General Salóm, se reunieron en emergencia en el Cuartel Sucre, sede del grupo de Paracaidistas y cuyo comandante era el Mayor Luis Evencio Carrillo, a quién se reconoció como líder del movimiento de Maracay, porque el Mayor Martín Parada, no se encontraba presente ni llegó a Maracay pese a la emergencia. En la reunión se planteó lo delicado de la situación y de la necesidad impostergable de insurgir lo más pronto posible en acato a la consigna ya mencionada. Se convino en alertar a los Oficiales comprometidos y sobre todo, evitar que haciendo uso del permiso navideño abandonaran la ciudad. Hubo una actitud febril entre los oficiales comprometidos ya que arriesgándose un poco más, entraban y salían de los cuarteles, procurando aumentar el número de oficiales que estuviesen dispuestos a insurgir y a cambiar impresiones con los comprometidos. A las 3 p.m. llegó de Caracas Mario José Mogollón, quien había sido enviado urgentemente para recomendar calma y ordenar que se prepararan para la iniciación de la insurgencia tan pronto estuvieran listos, informando que en Caracas la situación era difícil, pero que se responderia tan pronto fuera posible y se disponía que fueran dos oficiales a Caracas a recibir instrucciones y la -arden de Operaciones, para lo que fueron des85


tinados el Mayor Emiliano Peña Peña y el Capitán Luis Alberto Peña. Cada oficial repasaba su tarea más •inmediata, unos tomar todo el control de la Guarnición y del Estado, otros proveer oportunamente de las municiones necesarias a las Unidades, en especial a la artillería y los blindados, los cuales carecían de munición toda vez que la política logística del régimen estaba instrumentada sobre la base de mantener unidades desarmadas, mientras el Servicio de Armamento disponía de innumerables depósitos cuyo contenido y ubicación sólo conocían la gente de confianza. Tal era el caso del Grupo de Artillería "Salóm" en el cual no existían granadas para los obuses de 105 mm. mientras en un depósito del servicio de Armamento que estaba ubicado en el Cuartel Bolívar, sede del Batallón de Ingenieros Francisco Avendaño, estaba almacenada una buena cantidad de ellas. La situación en ese sentido era tan controlada que difícilmente un oficial disponía de más de una dotación de dos cacerinas para la sub-ametralladora, cincuenta proyectiles para pistola y una dotación de 30 proyectiles por hombre en las unidades. Había además el problema relacionado con el licenciamiento de personal de tropa que tuvo lugar el 26 de diciembre, por lo que todas las unidades estaban reducidas casi a la mitad de sus efectivos y el personal disponible era nuevo y sin haber completado su entrenamiento básico. 86


Por la noche a eso de las 11:00 hubo una reunión numerosa en el Cuartel Sucre a la que concurrieron varios oficiales de la Aviación, en dicha reunión se convino, previa discusión y acuerdo en algunos puntos de vista diferentes, dar inicio al movimiento a las 06:00 del día 1° de Enero de 1958, el que comenzarla con un bombardeo aéreo al Palacio de Miraflores, y ametrallamiento de la sede de la Seguridad Nacional. Una vez -concluida la reunión y entre los mejores augurios se despidieron los oficiales quienes se dirigieron ,a sus respectivos Cuarteles a poner a punto sus respectivas unidades en relación con los serios acontecimientos que se avecinaban. El entusiasmo en el Cuartel Páez era inenarrable, había un ambiente festivo y el optimismo y entusiasmo se hizo presente en el ánimo de los oficiales comprometidos; lo mismo sucedía en los Batallones de Ingenieros y de Paracaidistas. A las 12:30 a.m. del 1° de Enero, aproximadamente, los oficiales comprometidos del Cuartel Páez, bajo la Jefatura del Capitán Luis Enrique Sucre, tomaron el cuartel y se declararon en estado de rebelión. La actividad era completa, nadie pensaba• en dormir o descansar, se empezaba a intentar lo que hasta el momento parecía imposible, romper el mito; Pérez Jiménez ya no era un semi-dios, ni el más preparado, ni el más inteligente, ni el más valiente, ni el mejor artillero y mucho menos el 87


único hombre capaz de gobernarnos, ni el representante de nuestro gentilicio, ni el padrote que tenía derecho sobre las mejores mujeres, era sólo un hombre a quien se había dispuesto impedirle siguiera utilizando el nombre de las Fuerzas Armadas para convertir a la nación en feudo suyo y de su camarilla. Se practicaron algunas detenciones entre los oficiales no comprometidos, se procedió igualmente a darle dotación extraordinaria de municiones a la tropa y una vez formados en el patio del Cuartel, el Grupo de Artillería "Salóm" y la Compañía de Tropas de Transporte, fueron arengados por el Capitán Sucre quien entre otras cosas expuso los motivos del alzamiento. La tropa respondió con manifiestas muestras de alegría y júbilo. Lo mismo estaba sucediendo en el Cuartel Bolívar sede del Batallón de Ingenieros Francisco Avendaño, donde las operaciones fueron dirigidas por el Capitán Juan Luis Masó Perdomo y posteriormente tomó el mando de la unidad el Mayor Antonio de Jesús Bolívar, quien se plegó al movimiento correspondiendo a la confianza que en él puso la oficialidad de ese cuerpo. En el Cuartel Sucre, por lo que se refiere a los paracaidistas hubo en ese sentido poca actividad, ya que la unidad se encontraba prácticamente alzada desde las primeras horas de la noche. 88


A la 1 a.m. regresaron de Caracas los dos oficiales enviados a recibir instrucciones, Mayor Peña y Capitán Luis A. Peña; con órdenes de iniciar la insurgencia; además, que se ocupara defensivamente "La Cabrera", para cubrir Maracay de cualquier acción desde Valencia y Puerto Cabello; que se ocupara la Encrucijada para preveer cualquier acción desde San Juan de los Morros y Ciudad Bolívar; que al amanecer volaría un avión sobre Caracas en señal de que todo está listo. Del Cuartel Páez salieron las diferentes comisiones a cumplir con lo ordenado en la reunión del Cuartel Sucre. Al Sub-Teniente Jacinto Pérez Arcay al mando de un pelotón, se le comisiono para detener al Comandante de la Guarnición, Coronel Amable Martínez Murillo y al Gobernador del Estado. El Capitán de las Fuerzas Armadas de Cooperación José Agustín Rosales, quien se presentó esa misma noche con un pelotón de Guardias Nacionales y se sumó al movimiento, se le comisionó para reforzar la acción a realizar por Pérez Arcay y además tomar la Seguridad Nacional y poner en libertad a todos los. presos politicos, misión que fue cumplida a cabalidad. Fueron tomados: La Radio, los servicios públicos y los puntos críticos de la ciudad y sus alrededores. A las 6 de la mañana del día 1° de Enero cumpliendo lo ordenado de Caracas, sobrevoló la ciudad de Maracay un avión de caza piloteado 89


por el Mayor Edgar Suárez Mier y Terán, quien como estaba previsto, se dirigió a Caracas a cumplir su misión; este hecho unido a las patrióticas arengas dirigidas por la radio por el Tte. Hugo Montesinos Castillo, produjo gran emoción y entusiasmo en la población civil, que se unió y apoyó masivamente la insurgencia. Muchos de los oficiales comprometidos que no se encontraban en Maracay comenzaron a llegar al tener noticias del alzamiento, para ocupar sus puestos de responsabilidad, tal como correspondía a oficiales de honor. Procedentes de Caracas llegaron el Capitán Mario Fajardo Lobato que no tenía Comando de Tropa en dicha capital, presentándose al Cuartel Páez, en compañía del Capitán Antonio Zuloaga Arocha, de la Escuela de Tropa de Transporte y uno de los principales dirigentes comprometidos en Maracay. El Capitán Luis Alberto Peña se incorporó a su unidad en el Grupo de Artillería "Salóm" ya que no lo habia podido hacer anteriormente por haber estado viajando constantemente entre Caracas y Maracay sirviéndo de enlace entre los Comandos Insurgentes de las dos ciudades. El Tte. Aponte Bolívar que tan pronto se presentó en el Cuartel Páez, se le ordenó que con un pelotón de Guardias Nacionales reforzado, tomara las instalaciones del Servicio de Armamento a cuyo mando estaba el Coronel José Rosario Araque, quien permanecía fiel al gobierno Al Batallón Blindado Bravos de Apure, que se comportaba reticente, al mando del Mayor 90


Hermes Salas Rivero, hubo necesidad de acudir al apoyo de la Aviación para conminarlos a replegarse, cosa que se consiguió tan pronto hizo su presencia sobre el cuartel el primer avión de bombardeo. Durante toda la mañana y el mediodía del 1° de Enero se efectuaron algunas detenciones de oficiales no comprometidos o de comportamiento sospechoso, los que fueron enviados al Cuartel Sucre bajo la custodia del Tte. Delfín Ponce Nevero. Debe señalarse el hecho de que muchos oficiales no juramentados que ignoraban el movimiento, se unieron de una manera espontánea a él y en todo momento dieron su valioso y leal aporte al mismo. A las 9 a.m. se presentó en la Base Aérea de Boca de Río procedentes de Caracas el Mayor Martín Parada quien asumió la Jefatura del Movimiento reemplazando al Mayor Luis E vencio Carrillo, sin dar ninguna explicación del por qué de su tardía presentación en Maracay. Entre tanto, no se tenía ningún conocimiento de lo que estaba ocurriendo en Caracas, por cuanto el Gobierno al tener noticias del alzamiento en Maracay había aislado la Ciudad. Hubo algo que presuntamente pudo influír negativamente en el ánimo de los jefes de las Fuerzas Aéreas y es que conociendo la incorporación al movimiento del Grupo de Ar91


tillería Anti-Aérea Rivas, se suponía que Caracas no tenía defensa anti-aérea, por cuanto este era el único grupo existente en la zona y contra lo que se esperaba, las baterías antiaéreas comenzaron a hacer fuego contra los aviones atacantes haciendo blanco en el avión piloteado por el Tte. Paiva, quien se vió precisado a aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Maiquetía, donde fue hecho prisionero y trasladado a Caracas; este hecho ocasionó desasosiego en el ánimo de algunos pilotos y quizás unido a la falta de noticias de las unidades comprometidas en Caracas, precipitó la huida de los dirigentes de la Aviación hacia Colombia en la noche del día 1° de Enero. Como a las 10:000 horas de la mañana del día 1° de Enero, el Capitán Sucre, ante la falta de noticias procedentes de Caracas y la incertidumbre sobre la suerte corrida por los comprometidos en la ciudad capital sugirió al comando insurgente organización de tres poderosas columnas con el correspondiente apoyo aéreo y atacar a Caracas, pero esta sugerencia fue rechazada de plano por dicho Comando. En la tarde del día 1° de Enero el pueblo de Maracay se volcó a la calle en una auténtica euforia revolucionaria, las plazas públicas se colmaron de toda la ciudadanía, los mitines de apoyo al movimiento y de repudio a la Dictadura se sucedían continuamente. 92


Numerosos reservistas se presentaron a los cuarteles en solicitud de armas para combatir al gobierno, fueron aceptados de buen grado por los dirigentes del movimiento y se les proveyó de armamento y municiones hasta donde lo permitieron las disponibilidades. Entre tanto, el gobierno daba por la radio noticias del alzamiento en Maracay y anunciaba la intención de aplastar la insurgencia. Como a las 19:000 horas (7 p.m. ), por una falsa alarma originada en la Encrucijada, dada por el Teniente Martín Sanoja Medina, .quien se encontraba comandando una pequeña avanzada destacada en dicho lugar, en previsión de cualquier ataque terrestre proveniente de Caracas o San Juan de los Morros, el mencionado oficial informó al Comando del Cuartel Páez de que era inminente un ataque proveniente de Caracas. La noticia fué comunicada al Comando de los paracgidistas para conocimiento de los Mayores Parada y Carrillo; entre tanto, fué enviado urgentemente el Capitán Luis E. Sucre con una columna, compuesta por' artillería de 105, tanques AM-13 y reservistas para hacerle frente al supuesto ataque. Al llegar los efectivos a la Encrucijada, se pudo constatar lo falso de la noticia y el error en que había incurrido el informante, pero dicha noticia unida a la falta de Unidad de Mando fue determinante para que los jefes comprometidos 93


de la Aviación y algunos del Ejército precipitaran su huida a Colombia, en el Avión Presidencial. Se resolvió enviar al Tte. Rubén Massó a tomar contacto con Caracas, para informar o traer noticias de la Capital. A las 10 de la noche llegó a Maracay procedente de Caracas, el Capitán Juan Tineo Arismendi quién se entrevistó en la Encrucijada con el Capitán Sucre y a quién le informa todo lo acontecido en Caracas, éste por su parte le comunica lo grave de la situación en Maracay, lo que había determinado un cambio adverso de la situación. Resuelven entonces replegarse hasta el Cuartel Páez para allí convocar a una reunión con todos los oficiales, informarles de la situación en Caracas y resolver lo que fuera más conveniente: en ese instante, se recibe una llamada telefónica del Comando de la Guarnición, era el Coronel Amable Martínez Murillo quien exactamente dice: "El Cuartel Páez es el único que permanece en estado de rebelión, si no se rinden serán bombardeados". Al Coronel se le contesta que diera un plazo, ésto con el objeto de dar tiempo a mi llegada y organizar la reconquista de la plaza, pero estas esperanzas se desvanecen. Lamentablemente en la Base Aérea de Boca de Río el Mayor Martín Parada antes de la partida para Colombia restituyó al Coronel Abel Romero en el Comando y éste consciente de lo que significaba para el régimen la huida de los 94


Jefes de las Fuerzas Aereas no solo no lo impidió sino que se lo anotó como un triunfo. La reacción de los oficiales que dignamente se mantuvieron al lado de la causa del pueblo, hubiese sido de frustración, pero aún quedaba el Comando de Caracas y sabían que no solo estaba al frente de la insurgencia, sino que no los abandonaría. Mientras ocurría la fuga, el Capitán Pedro José Chalbaud Troconis con una batería de obuses de 105 mm. se dispuso a bombardear las pistas de la Base Aérea de Boca. de Río para evitar el despegue de los aviones. El Mayor Jesús Gregorio Cáceres actuaba como observador de tiro, desde el tanque de agua elevado del cuartel. La huida de los jefes de las Fuerzas Aéreas, en especial de Martín Pararla y Evencio Carrillo, quienes habían ejercido el Comando en Maracay fue un rudo golpe para la insurgencia. La Guarnición más poderosa quedó en estado crítico dado lo avanzado de la noche, sin poder restituir el Comando de inmediato porque otro oficial Superior, el Mayor Homero Ignacio Leal Torres que había podido ejercerlo, había huido en la Vaca Sagrada abandonando lá Unidad bajo su mando, en la cual tampoco había querido tomar ninguna responsabilidad, aceptando subordinarse al oficial subalterno al mando de ella. Las avanzadas que desde temprano habían tomado posiciones en la Encrucijada, Magdaleno y la Autopista, regresaron a 95


Maracay para reorganizar la Defensa de la Plaza. En el Cuartel Páez se reunieron las unidades que se negaron a regresar a sus propios cuarteles; aquel estaba en absoluta oscuridad; cuando los camiones y tanques se aproximaban se les ordenaba apagar las luces pues la aviación recibió orden de trasladarse a Maiquetía y había que prever un posible ataque, mientras tanto las avanzadas situadas en la Cabrera al mando de los Tenientes Biagini y Anatolio Gamboa, se mantuvieron firme y detuvieron al Batallón Carabobo que desde Valencia hablan avanzado al mando del Tte..Cnel. Eliseo Medina Arellano. En el cuartel Páez se habían concentrado con la artillería una Compañía de tanques AMX13 al mando del Cap. Riso Aponte, una unidad mixta de ingenieros y tanques al mando del SubTte. Gonzalo Abreu Molina y un pelotón de paracaidista al mando del Tte. Guillermo Cuartín Yanes. Cuando el Cap. Juan Tineo Arimendi llegó de Los Teques con la información de los hechos, pareció renacer la esperanza, surgieron muchas proposiciones, se habló de tomar rumbo al llano o hacia las montañas, pero la posibilidad de lograr unirse a las fuerzas estacionadas en Los Teques, así como la inminente llegada del Comandante Hugo Trejo para asumir el Comando de la Plaza de Maracay hizo que se decidiera el mantenerse en sus puestos hasta el amanecer; desafortunadamente aquel no pudo lograr el propósito de llegar a tiempo y el final de la insurgencia empezó a precipitarse con la detención de nuestro jefe 96


máximo cuando trató de entrar a Maracay acompañado del Tte. Rubén Masó Perdomo, Cap. Manuel S. Becerra y Luis Sánchez Bellorín. acompañado del Tte. Rubén Masó Perdomo, Cap. Manuel S. Becerra y Luis Sánchez Bellorín. NOTA: Este relato fue preparado por los oficiales que tuvieron a su cargo la preparación y realización de la insurgencia en la Guarnición de Maracay.

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Se puede perder un combate o varios, esto no importa, si se gana la gran batalla final, lo que siempre se logra cuando se lucha con la razรณn, por la dignidad, la justicia y la libertad.

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CAPITULO SEXTO VIAJE A MARACAY. ULTIMAS HORAS DE LA INSURGENCIA 1.— SALIDA PARA MARACAY La salida para Maracay se retardó un poco debido a que decidí llevar conmigo a los Oficiales prisioneros, les había prometido garantizarles su seguridad y tal como se estaba poniendo la situación, para cumplir con la palabra empeñada era preciso tomar tal medida. Se organizó la caravana con cuatro vehículos: en primer lugar el automóvil del Tte. Rubén Masó y con él viajamos el Capitán ( r) Manuel Salvador Becerra, Sánchez Bellorín y yo; seguidamente dos vehículos con los prisioneros y cerrando la marcha un vehículo con el Tte. Zambrano y dos soldados de custodia, no quería distraer más 101


elementos a las menguadas Unidades de Los Teques, al contrario era necesario reforzarlas a la brevedad posible con todo lo necesario para el eficiente cumplimiento de la misión que les había asignado. Salimos a la 1 a.m.; íbamos a la máxima velocidad que nos permitía el movernos en convoy. Al llegar al sector denominado "Los Cerritos" ordené detenernos para realizar una rápida exploración ya que este representaba un paso delicado tomando en cuenta que el Batallón Bolívar, al mando del Tcnel. Simón Adolfo Medina Sánchez, había salido antes que nosotros en dirección a Maracay, pues estaba supuesto, como lo había dicho Pérez Jiménez cuando se dirigió al país a las 10 de la noche, que nuestra columna la reforzaría para, según las órdenes recibidas, atacar a "Maracay". Esta acción no podía hacerla solo con Infantería, podría haberse detenido en la zona de la Victoria; además, estaba con pocas municiones porque una gandola con parque para su Unidad fué detenida cuando llegó a Los Teques procedente de Caracas por la carretera vieja; el Oficial de Custodia y 4 elementos de tropa se habían sumado al movimiento. Era de suponer que cumpliendo las más elementales normas de seguridad habría alguna unidad cubriendo la retaguardia, pues como Oficial de Estado Mayor que era, Medina Sánchez no podía haber omitido tan importante detalle. En consecuencia, al llegar a las proximidades del lugar denominado "Los Cerritos", apropiado para el estable102


cimiento de un pequeño núcleo de retaguardia, nos detuvimos a prudencial distancia; Rubén Masó y yo efectuamos un rápido reconocimiento; como lo supuse, había efectivos emboscados que calculamos en un pelotón, no era una fuerza importante, pero para nosotros que sólo eramos seis y solo con armas individuales y una ametralladora, era imprudente correr el riesgo de empeñar combate sin conocer exactamente el número y el armamento de los elementos de tropa que teníamos al frente. Ignorando además que tipo de organización defensiva había preparado, consideré prudente regresar y traer un tanque M-18; significaba una pérdida de tiempo pero la seguridad era lo fundamental. Montado en el carro de combate me aproximé a la zona, cuando me dieron el alto me limité a decir que éramos un grupo de reconocimiento de la Unidad Blindada que iba a reunirse con el Batallón de Infantería Bolívar; me identifiqué y ordené a un sargento 1° que tenía el mando reunir el personal, así lo hizo aquel y cuando estuvieron formados frente a mi, después de preguntar si eran todos, ante la contestación afirmativa, los encañoné con la ametralladora del tanque, les ordené poner las armas en tierra y les hice conocer su condición de prisioneros. La situación quedó resuelta, pero habíamos perdido casi dos horas y eran cerca de las 4 de la madrugada. Dejé un soldado custodiando los prisioneros y continuamos con iguales precauciones nuestro viaje a Maracay. Empezaban a verse las 103


primeras luces del alba, al pasar por La Victoria me preocupó un poco la soledad absoluta, ni una persona por las calles, parecía una ciudad vacía y abandonada. Igual situación observamos en Turmero. El Tte. Rubén Masó había dicho que en todos estos lugares reinaba gran alegría, que la gente estaba en la calle al igual que en Maracay sumada masiva y patrióticamente a la insurrección. En el vehículo guardábamos ese silencio indicativo de que todos estábamos bajo la misma impresión y que acudíamos a la meditación para no decir nada que sembrara dudas con menoscabo de nuestra indestructible fé en el triunfo. Cuando nos aproximábamos a la zona de San Jacinto, recomendé a Rubén recortara la velocidad del automóvil. En las inmediaciones de, la Escuela de Aviación Militar vimos autobuses estacionados y algunas tropas alrededor de ellos. Rubén dijo: "Son del Grupo de Caballería, son nuestros". Al llegar justamente a la esquina de dicha escuela, donde estaba un grupo de Oficiales, nos detuvimos, entonces se acercó a nosotros el Tcnel. Clemente Sánchez Valderrama; yo había recomendado a mis compañeros tranquilidad y silencio hasta comprobar la identidad y actitud de aquellos, que yo llevaría la palabra y que disimuláramos el armamento. Sánchez Valderrama se dirigió a mi diciéndome: ¿Tú por aquí, Caballerito?. Le contesté que me encontraba en La Victoria en casa de un tío cuando se iniciaron los acontecimientos y que con mis amigos habíamos 104


decidido acercarnos a Maracay; en estos momentos, un vehículo frenó violentamente cerca del nuestro y una voz gritó: "Hugo Trejo es el Jefe del Movimiento". Era el Tcnel. Tulio Salgado Ayala, hubo un momento de expectativa, varias ametralladoras nos apuntaron, fué un milagro salir con vida de tal situación. Dando muestras de una habilidad inconcebible Luis Sánchez Bellorín se escapó aprovechando que toda la atención estaba puesta en mi persona. El Tte. Zambrano también escapó hábilmente, posteriormente se refugiaría en la Embajada de Bolivia y saldría al exterior. Yo con toda la serenidad que el caso exigía y con una sonrisa dije: "Es cierto, soy el Jefe del Movimiento". Sánchez Valderrama preguntó: lo dices sonriendo?", a mi vez le contesté: No es necesario decirlo de otra manera". Le pregunté de inmediato que quién comandaba las fuerzas a las que él pertenecía, me contestó que el Coronel Roberto Casanova, quien se encontraba en el Comando de la Guarnición, que la situación estaba dominada; que sólo dos cuarteles, el Bolivar y el Páez, se negaban a rendirse pero que dentro de poco serían bombardeados por la Aviación. Un sin fin de ideas se atropellaron en mi mente y vi abierta una posibilidad, al menos, la de ir a morir con mis compañeros. Le dije al Tte. Coronel Sánchez Valderrama: — Hay que aceptar la realidad, deseo evitar derramamiento inútil de sangre, 105


vamos hasta el Cuartel Páez para ordenar que se rindan y lo mismo haré con el Bolívar. Habla hecho mi plan, una vez frente al Cuartel pediría me cubrieran con los fuegos de quienes lógicamente estarían ocupando la azotea para entrar al Cuartel. Como si me leyera la mente Sánchez Valderrama me contestó: "De ninguna manera, vamos primero a la Guarnición, el Coronel Casanova decidirá lo que conviene". Se rompió violentamente la posibilidad de cumplir mi propósito. Dentro de un verdadero cerco de ametralladoras, formado por los oficiales fui conducido hasta el Comando de la Guarnición. Debo decir en honor a la verdad que fui tratado con todo respeto y consideración a excepción de las lógicas previsiones de seguridad. Llegamos al Comando, yo alentaba aún una esperanza, quizás la última por los momentos. Roberto Casanova y yo éramos muy amigos, realmente nos profesábamos un afecto fraternal, desgraciadamente esta fraternal amistad se rompió inevitablemente ese día. Mi encuentro con él fué realmente emocionante; en la Oficina del Comando me tomó por un brazo y condujo a una sala inmediata, allí con la preocupación reflejada en el rostro me dijo: "Cómo has hecho eso hermano, haz truncado tu brillante carrera y posiblemente tu vida", le contesté: —No todo está perdido, si tu quieres, tienes mucho ascendiente (realmente era querido y respetado por muchos oficiales), hay dos Cuarteles que no se han rendido; aqué sólo con 106


hacer presos a Medina Sánchez y Sánchez Valderrama estamos listos. Sálvate para la Historia, Roberto únete a nosotros y ten la seguridad que triunfaremos. Se quedó silencioso, pensaba, ponderaba; al fin me contestó: "No puede ser Hugo Enrique; Pérez Jiménez confía en mí y yo no puedo traicionarlo, trataré de ayudarte. Haz que se rindan las demás Unidades, eso me hará posible intervenir favorablemente por tí y los tuyos con Pérez Jiménez". Esta actitud de Roberto indiscutiblemente le honraba, aunque el motivo no lo mericiera, quise insistir pero me tomó de un brazo y me dijo: "Vamos, es necesario que evites muertes inútiles, hay mucho joven valioso en esos Cuateles y sé que sólo se rendirán si tú se lo ordenas. La Aviación ya está pronta a llegar de Maiquetía para bombardearlos". Comprendí que nada lograría, que todo sacrificio era inútil, que era mejor conservar la vida del máximo número posible de aquellos valientes compañeros. No nos podían fusilar a todos y mientras hubiera vida, alentaría la fé y la esperanza. Llamé telefónicamente al Cuartel Páez, me atendió el Mayor Jesús Gregorio Cáceres, excelente y valiente oficial que se sumó espontáneamente e íntegramente al Movimiento. También se había negado a partir en la Vaca Sagrada para Colombia, al igual que el Mayor Antonio José Bolívar porque según la expresión de ellos: "NO ABANDONARIAN SUS UNIDADES". Le dije a Cáceres que depusiera las armas, que era preciso conservar la vida 107


para el futuro, que dadas las circunstancias el sacrificio sería hermoso pero su precio muy costoso, sólo como un ejemplo de como morir valientemente, pero que era preciso vivir para en un futuro seguir luchando por Venezuela. Yo tenía la certeza de que al final, no importaba cómo, el triunfo sería de la causa por la libertad y dignidad que defendíamos y defenderíamos. Dispuse que todo el personal fuera formado sin armas frente al Cuartel, que ya salimos para allá. Mientras tanto envié un emisario con un mensaje para Los Teques, les hacía un breve relato y ordenaba se rindieran, ya que en Maracay todo estaba perdido; entregué mi anillo de promoción al mensajero. Así empezaba el amargo epílogo de nuestra inevitable rendición. Salimos en un Jeep para el Páez; las pocas personas que nos encontrábamos me miraban con pena, pero con respeto y me enviaban un mudo mensaje de ánimo. Llegamos y con la mayor de las amarguras imaginables contemplé las Unidades formadas fuera y frente al Cuartel. Mi mente era un torbellino, me sentía culpable de no haber triunfado, no olvidaba que por mi condición de Comandante de la insurgencia, el triunfo hubiese sido para todos, pero la derrota no podía compartirla. Lo único que menguaba mi pena era el pensar que al menos, los hombres del Primero de Enero no podrían acusarme de cobardía, de haber huido abandonándolos a su suerte; allí estaba con ellos, en una situación 108


ingrata en todos los aspectos, pero digna. Mi intención había sido combatir a su lado y morir con ellos si hubiera sido necesario, pero las circunstancias adversas totalmente no lo permitieron. Si antes alguna vez llegué a sentir temor, ahora, como nunca, me sentía con un estado emocional en perfecto equilibrio; nada de lo que pasaba dentro de mí debía dejarlo entrever. Al llegar frente a las Unidades, tuve la gran satisfacción de ver como todos, Oficiales y Soldados, tenían el pecho erguido, la mirada al frente y con orgullo, con la vista parecían mandarme un mudo mensaje, el mismo que yo les enviaba. Habíamos perdido una batalla, más no la guerra por la libertad y dignidad de nuestro Pueblo. Les hice una breve arenga, las palabras salían con facilidad de mis labios aunque se atropellaban en mi mente: — "Compañeros, se está cerrando sólo un capítulo de nuestra lucha por la Patria. Estoy seguro de que en un futuro inmediato el triunfo será de nuestros ideales, manténgamos la fé y alimentemos con todo el calor posible nuestra esperanza"—. El Coronel Roberto Casanova me tocó un brazo y en voz baja me dijo: "Basta". "Despídete". Me acerqué a los oficiales, uno a uno estreché las manos de quienes habían hecho el gran gesto de darlo todo, todo cuanto podían dar, por seguir siendo fieles a la memoria del Padre de la Patria, quien nos había dejado una herencia de libertad y dignidad, hoy hipotecada y en mano de un grupo de ambiciosos, de los 109


mismos que en un pasado reciente habían violentado la soberanía y voluntad de nuestro pueblo y habían roto el hilo constitucional en aquella fecha de ingrato recuerdo del 24 de noviembre de 1948 en que fue derrocado el Ilustre Maestro Rómulo Gallegos. Muchos de nosotros habíamos sentido en dicha fecha al llamado que hoy nos ponía al lado de la justicia y luchando por la reivindicación de la dignidad de nuestras Fuerzas Armadas y por nuestro Pueblo cuyos derechos estaban conculcados y negados. Con la sensación de quién se despide para siempre, monté nuevamente en el Jeep, tenía que terminar con el procedimiento impuesto por el vencedor. Ahora iríamos a la radio desde donde me dirigiría al país anunciando la aceptada rendición y las condiciones que teóricamente, serían respetadas por el Gobierno. Se nos garantizaba la vida y respeto a nuestras personas; seríamos sometidos a juicio por el delito de insurrección armada y desde luego, las penas estarían en proporción a la culpabilidad de los hechos. Hablé por Radio Maracay, fui parco, poco podía decir, no podía justificar lo sucedido, sólo aceptarlo. Al pasar por las calles muy poca gente y muchas tropas, era una ciudad ocupada que empezaba a pagar el gran delito de haber estado unida espiritual y materialmente con nosotros. Los que vivieron ese memorable día, saben como es nuestro pueblo, cuánto ama su libertad, como lucha por ella cuando está dirigido por lideres capaces y sobre todo cómo hace comunión íntima con sus Fuerzas Ar110


madas, que aunque aparentemente eran iguales a las vencedoras, no eran las suyas, éstas hablan dado el grito de libertad en Caracas y en Maracay, habían tratado de restituirle su dignidad y sus derechos. Las otras, las que esos momentos cruzaban las calles con aires de haber vencido, estaban al servicio del Tirano, comandadas por Oficiales que habían perdido la perspectiva histórica, que olvidaban que su misión era servir y honrar la Patria, no desgarrarla ni sojuzgarla. Poco iba a transcurrir para que por la presión de muchos de los nuestros que aún quedaron dentro de las Unidades de las Fuerzas Armadas y, que por diversos inconvenientes no habían acudido al cumplimiento de lo acordado, realizaron nuevamente esa auténtica y fraterna unidad Pueblo-Fuerzas Armadas y sólo en 22 días, la Tiranía gravemente herida por nuestra Acción del 1° de Enero caería definitivamente abatida y sus máximos exponentes tomarían el camino del exilio. Sólo supieron vivir sobre las espaldas de un Pueblo indefenso, pero les faltó valor para morir como hombres, en expiación justa por tantas culpas y tantos delitos cometidos durante toda una década. El 2 de Enero amaneció como nuestros ánimos, el cielo encapotado parecía que compartía nuestra situación. En un segundo se había revertido el triunfo por la deserción de unos cuantos, y en ese momento, nos tocaba a unos las celdas de la Policía Militar, a otros, la 111


espera de que los vinieran hacer presos. La ciudad tomada por fuerzas que ni siquiera combatieron para lograrlo y las que unas pocas horas antes no habrían logrado pasar. En la Seguridad Nacional desbordadas las ansias de sus verdugos sometían a torturas a hombres como el Tte. Hugo Montesinos Castillo, los doctores Saberio Barbarito, Godofredo González y otros muchos ciudadanos que tuvieron valor para apoyar al movimiento insurgente. La Guarnición de Maracay salvo contadas excepciones había participado en la insurgencia, el Gobierno no podía detener a todos los militares comprometidos o adherentes, ello significaba apresar a casi toda la Guarnición; dejar las unidades sin sus cuadros de oficiales y además evidenciar la debilidad y la situación conflictiva en que había quedado la dictadura; por eso el apresamiento fué una labor selectiva, inicialmente fueron apresados los cabecillas visibles, luego en cada Unidad, los oficiales que en los interrogatorios dejaban dudas sobre su actuación. Con verdadero dolor, pero a la vez orgulloso de las Fuerzas Armadas que me habían acompañado, veía llegar desde mi calabozo los presos, era la juventud que había respondido al reto de la historia, muchos de ellos recién graduados y algunos imberbes, pero hombres dignos como los que habían escrito la Historia Gloriosa de la Patria. Del otro lado los muros que nos apri112


sionaban, el Gobierno actuaba contra el pueblo de Maracay y los vecindarios; era una ciudad ocupada militarmente, donde la radio participaba cada cuarto de hora con frases admonitorias, a los ciudadanos que tenían en su poder armas de fuego, que se presentaran antes de veinticuatro horas a entregarlas en el Comando de Guarnición; mientras, la Seguridad Nacional cumplía sus funciones de persecución y acoso; era el precio que le estaban cobrando a quienes habían puesto los intereses de Venezuela, su amor por la libertad y la dignidad, por sobre cualquiera otra consideración, con desprecio incluso de la vida misma.

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La prisiรณn para el transitoriamente vencido, es el crisol donde se terminan de forjar sus ideales y se reafirma el propรณsito indeclinable de esperar la libertad para continuar su lucha.

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CAPITULO SEPTIMO LA PRISION. UN ANGUSTIOSO PARENTESIS DE 22 DIAS.

I. LOS SOTANOS DE MIRAFLORES. El día 2 de enero de 1.958 todo había terminado. A las cinco de la tarde fuimos llevados un grupo de Oficiales al Cuartel Nacional situado en la Plaza Girardot. Se me ubicó en una pequeña habitación solo e incomunicado, no había ni siquiera una silla, fué uno de los pocos tratos desconsiderados de que fui objeto, no recibí alimentación durante el dia; tampoco me hizo falta, el Capitán Eloy Alvarez Torres, Comandante del Destacamento de Policía Militar de Custodia cumplía con las órdenes recibidas. Fuera de la habitación oía las conversaciones y risas de mis compañeros, era una forma elegante, inteligente, de no demostrar temor a nuestros captores. En un momento en 117


que me abrieron la puerta pude ver al Sub-Tte. Anatolio Gamboa que se estaba haciendo cortar el pelo al rape, al estilo de los indios mohicanos, dejándose un mechón de cabello a lo largo del centro de la cabeza. Recuerdo también al Tte. Elías Manuit Camero, siempre en una actitud más de vencedor que de vencido; en un momento se me acercó y me dijo: — "Mi Comandante, esta gente está lista. Al Dictador sólo le queda un puñado de incondicionales; quedaron muchos de los nuestros libres. Nos informaron que esta noche nos trasladan a Caracas". — Creo lo mismo que Ud. Tte. —le contesté— al final el triunfo será nuestro, jamás he perdido la fé en él. Dígale a los oficiales que la mejor manera de amargar el éxito transitorio de nuestros carceleros, es mostrarnos tranquilos y hasta donde sea posible alegres"; en ese mismo momento vino un guardia a cerrar la puerta de mi habitación. A las 10 de la noche vinieron unos guardias, me sacaron de la habitación entre un cerco de ametralladoras y me llevaron hacia la calle. Frente al Cuartel estaban varios autobúses, subi al primero de éstos, ya todos los oficiales habían embarcado; el Capitán. Francisco Eloy Alvarez Torres, en su función de custodia, asumió una conducta injustificable para con sus compañeros de armas; se dirigió a nosotros y nos increpó duramente: ¡Quitense las insignias del mando y del arma!; ¡Procuren no crearme problemas, pues de lo contrario no les garantizo que lleguen sin novedad a su destino! "En esa forma increíble nos trasladaban a Caracas. 118


De nuevo fui encerrado en una celda incomunicado, pero con todo lo necesario para sentirme parte del género humano, un prisionero de guerra, no un delincuente común; recibíamos no sólo un buen trato, sino el correspondiente a nuestra condición de Oficiales; buena comida, trato duro pero correcto por parte de los Oficiales Jefes de Custodia: Tcnel. Godofredo Moreno y Mayor Alfonso Gómez; atención médica; se nos proveyó de anteojos especiales para evitar los efectos de la luz de neón, que permanecía encendida permanentemente. La representación de todos los prisioneros la ejercí con libertad y autoridad, a mí me llegaban las quejas cuando desbordados por la alegría, ante las noticias recibidas de la calle !le organizaban verdaderas griterías; siempre nos mantuvimos en contacto con el exterior. Uno de los oficiales que esmeró su comportamiento con nosotros fué el Tte. Víctor Gabaldón Soler, cada vez que podia venía a darnos ánimo e incluso nos garantizaba que no se permitiría ningún atentado contra nuestras vidas, que esto era un acuerdo de todos los oficiales que estaban comandando las Unidades de Custodia del Palacio Blanco. Al igual que el Sub-Tte. Luis Alvarez Montero, siempre afectuoso y atento, nos daba aquellas noticias indicativas de que el régimen se desmoronaba inexorablemente. En la oportunidad en que con el Tte. Gabaldón Soler surgió la conversación de nuestra decisión de ocupar los Teques y no atacar Miraflores, me 119


dijo: "Mi Comandante, si hubieran atacado Miraflores con lo que tenían, hubieran fracasado. En los sótanos quizás había mucho miedo y los políticos y los últimos dirigentes del régimen se hubieran rendido al primer disparo, no me consta, pero de lo que si estoy seguro es de que los que estábamos en el exterior, en número 10 veces superior a ustedes en hombres, armamento, carros de combate y municiones, estábamos 'decididos a combatir; habíamos asumidó una posición y justa o no, estábamos dispuestos a cumplir con lo que considerábamos nuestro deber". Tuvimos también un invalorable auxiliar en el Sargento Técnico Villareal, del Batallón de Policia Militar, quien después seria jefe de mi escolta personal; estaba plenamente con nosotros, nos informaba al detalle y además nos llevaba revistas y periódicos. Recuerdo una revista "Elite" que traía el último flamante gabinete del Dictador. En la portada aparecía sonriente y complacido el nuevo Ministro de Fomento, Contra-Almirante Carlos Larrazábal, que daba unas declaraciones ampulosas y untuosas para hacer coro con su hermano Wolfgang, leal y sumiso al régimen como Comandante General de la Marina. En mi mente permanece el recuerdo de la última graduación de Alféreces en la Escuela Militar, cuando por un radio transitor que habíamos introducido clandestinamente oímos el discurso de su director, Coronel Pedro José Quevedo quien terminaba exactamente con estas frases: "Y 120


ustedes jóvenes integrantes de la promoción Pedro Zaraza, crecerán y se fortalecerán bajo la sombra majestuosa del Nuevo Ideal Nacional que preside nuestro Comandante en Jefe, General de División Marcos Pérez Jiménez... No puedo tampoco olvidar, ni dejar de mencionar un episodio muy significativo del que nos informó un Oficial de Marina que cayó preso posteriormente y que refleja la personalidad de Wolfgang Larrazábal y su hermano Carlos: Cuando el Capitán de Navío Eduardo Morales Luengo, fué a pedirle al primero que se incorporara a la insurgencia del a Marina proxima a realizarse el 8 de diciembri, aquel le contestó: "LO SIENTO HIJOS MIOS, NO PUEDO, PERO LES DESEO EXITO; QUE DIOS LOS BENDIGA" y tomando una actitud de alto dignatario de la Iglesia les hizo la señal de la cruz. Esto era estimulante si viniera de una persona sincera y sólo pudiera acompañarlos con la bendición, no de quien tenía la Comandancia General de la Marina y que si hubiera tenido valor y decisión habría aceptado la proposición y lo habrían seguido todos en las Fuerzas N,Tvales. Hay algo más grave aún: cuando ya libres, en unas declaraciones, el Capitán de Navío Morales Luengo relató este episodio a un periodista y fué fielmente publicado, toda la mezquindad de los dos hermanos, para el momento Presidente de la Junta uno y Comandante General de la Marina el otro, se volcó sobre Morales Luengo. Yo, en este momento, con toda responsabilidad, les acuso y con ellos, a todos los 121


que fueron sus cómplices de arruinar la carrera y al final llevar al sacrificio de la vida a aquel. Lo arrinconaron en el Círculo Militar y lo llevaron a torcer un camino mucho más claro y digno que el de ellos, el cual culminó con la prisión y muerte.% quien no sólo había sido su amigo, sino compañero leal en su Fuerza. Ellos, los hermano Larrazáb al, fueron el punto de partida que llevó a un hombre hasta el acto no justificado del atentado contra el Presidente Rómulo Betancourt. La historia les pedirá cuenta no sólo por ésto sino por muchas dobleces y traiciones, sin contar la que hizo conmigo directamenteWolfgangLarrazábal y a la que me referiré fielmente en su oportunidad; la gran falacia de llamarme "hijo" mientras conspiraba con los políticos presidenciales y sus camarillas para hacerme salir del país, aprovechando mi condición de Oficial responsable y de honor, que jamás habría hecho lo contrario de lo que predicaba en todas las Guarniciones a los Oficiales de las Fuerzas Armadas. Aquí, en este relato están consignados fielmente los hechos y las consecuencias que de ellos se derivaron, que quienes lo lean hagan sus conclusiones y juzguen. El día 3 de enero llevaron a mi celda a los Mayores Evelio Gilmon Báez y Edgard Trujillo Echeverría, lo que me hizo menos pesada la prisión. Posteriormente llevaron el resto del grupo que consideraban dirigentes del Movimiento: Capitanes Luis Enrique Sucre, Juan Luis Masó Perdomo, Luis Alberto Peña, 122


Tte. Santiago Felipe Testamark, Capitán Gustavo Basalo D'Andrea, Capitán Cándido Pérez Méndez, Mayor Marcelo Contreras, Capitán Juan Tíneo Arismendi, Capitán Pedro José Chalbaud Troconis, Capitán Rosales de las Fuerzas Armadas de Cooperación, Teniente Rodríguez Balza, Capitán Antonio Zuloaga, Capitán Gabriel Vivas Arellano, Mayor Luis Alfredo Araque, Capitán Eleuterio Cedeño Morales, Tte. Jesús M. Graterol Hernández, Mayor Hely Mendoza Méndez, Mayor Jesús Gregorio Cáceres, Tte. Coronel Arnaldo José Cáceres, Capitán Mario Fajardo Lobato, Tte. Francisco Gómez Cova, Mayor Evelio Gilmon Báez, Mayor Edgard Trujillo Echeverría. Días más tarde fuimos sometidos a un acto donde se nos retiró del Ejército con aplicación del artículo 271 de nuestra Ley Orgánica del Ejército y Armada vigente, que textualmente dice: "Como medida disciplinaria, el Presidente de la República impondrá el Retiro a los Oficiales por faltas muy graves que afectan directamente el honor militar o naval y al del Ciudadano". Utilizaron todo el aparataje de una degradación, algo que aún es duro y amargo recordarlo, fué el intento de asesinarnos moral y espiritualmente, fué un intento de escarnecernos que fracasó por la elevada moral de todos nosotros. A mi mente acuden como si fuera ayer, cada uno de esos momentos que me tocó vivir en forma tan intensa como grande era mi 123


responsabilidad ante los hechos. Me sentía culpable de todos los presos, la razón me decía que había estado en lo justo, pero el corazón me hacía sentir la pena de todos y quizás, por qué no, el posible desfraude de nuestro Pueblo, fielmente representado por el de la Ciudad de Maracay y pueblos circunvecinos y por aquel solitario pueblecillo de la montaña andina Mucurubá que insurgió con todo lo que era de pequeño y débil como un ejemplo imborrable de amor a la libertad, porque el glorioso Pueblo de Caracas, el de las estrofas de nuestro Himno Nacional fué el gran ausente, no por falta de ejemplo sino porque sus dirigentes no supieron decir "presente". El día 5 de enero por la tarde, el Tcnel. Godofredo Moreno, me dijo irónicamente: "Mañana le traen los Reyes Magos su regalito"; "Será recibido e interrogado personalmente por el Supremo "Jefe".- Si me 'lo anunció con la intención de amargarme la noche, falló, no puedo decir que me dedicara a bailar y dar gritos de alegría; me obligó sí, a refugiarme en una profunda meditación y a discutir con Evelio Gilmon Báez y Trujillo Echeverría cómo nos íbamos a comportar, creíamos con razón que yo sería el primero y detrás irían ellos. Llegamos a la conclusión de nombrarnos unicamente los tres y a los que habían huido a Colombia ya que estaban a salvo de la ira del Dictador. Sólo había un jefe responsable: Yo. Llegó el momento, eran aproximadamente las 9 de la mañana del día 6, fui sacado de los calabozos con una fuerte es124


colta, que-ponía tan cerca de nú las bocas de las ametralladoras que apenas me permitían caminar. Fuí conducido al santasantorum, iba con mi chaqueta de cuero negro, la misma. que me había entregado mi esposa aquel amanecer diferente. No habían permitido 'aún que nos llevaran ropas y Otros enseres. Llegamos a Miraflores, en los corredores todos los oficiales aún afectos al Régimen, con sus caras hoscas, el pecho cruzado de granadas de mano, la ametralladora pronta y cuando a muchos de ellos les 'miraba la cara, no me sostenían la mirada, agachaban la frente avergonzados y uno que otro, me dirigían una mirada de aliento, eran de los nuestros. Llegamos al Despacho del "Supremo", ordenó que nos dejaran solos, aparentemente, porque entre los cortinajes pude notar ra presencia de quienes protegían "tan preciosa vida" de mis "posibles" arranques. Estaba sentado en su escritorio, me paré frente a él; su rostro endurecido, desencajado, revelador de las largas horas de vigilia y preocupación; se espetó hacia atrás y con una regla sostenida en su mano derecha, dándose golpes en la izquierda, entre los dedos índice y pulgar, sin poder evitar la soberbia que lo embargaba, con una voz profunda, con su típico seseo, preguntó: "¿Con que usted es el nuevo Redentor de Venezuela?".- contesté: "Si luchar para liberar la Patria es ser Redentor, si lo soy" No era derroche de valor, sino de serenidad. No trataba de proceder como héroe, sino como 125


hombre. Y el diálogo continuó, me dijo secamente: "Sientese", me preguntó: "¿Quiénes son los Jefes del Movimiento?". Yo soy el máximo Jefe, no tengo jefe; "Diga la verdad porque si no la obtendré de otra manera;"no le miento", contesté, pero si quiere le puedo nombrar Generales y Coroneles. "¿Qué perseguían, cuál era la finalidad de la insurrección?". "Cambiar de Gobierno. Restituirle al Pueblo sus libertades". Me dijo a continuación: "Espero por su bien que no haya más acciones insurgentes, de haberlas le fusilaré inmediatamente para escarnio y ejemplo de la Oficialidad no Institucionalista de las Fuerzas Armadas; yo le tenía en un alto concepto y me traicionó", le interrumpí: "no traicioné a nadie", "fuí leal con mi Patria". "Quiero además advertirle, continuó, que si hay alguna acción insurgente y sufre mi familia, le fusilaré la suya. Váyase y ordene sus ideas para cuando sea llamado a declarar, de lo contrario, le entregaré a la Seguridad Nacional para que lo hagan hablar antes de fusilarlo". Me ,levanté y salí del Despacho, llevando la condena de muerte repercutiendo en mi, en forma brutal. Cuando nuevamente llegué a los calabozos, hablé suscintamente con Gilmon y Trujillo; les relaté lo sucedido; me dijeron: "No se atreverá a fusilarle", lo decían para darme ánimo, sabíamos que con todo, aún Pérez Jiménez conservaba poder suficiente para herirnos grave y definitivamente con los últimos coletazos de su hasta ayer omnímodo poder. 126


La vida continuó en los sótanos en forma regular, nuestro salón se fue llenando con los "cabecillas" como nos llamaba Godofredo Moreno. El dia seis de enero a altas horas de la noche, trasladaron 3 mayores, 3 Capitanes, todos los Tenientes a excepción de Testamark y Rubén Masso, y todos los Sub-Ttes. a la Cárcel Modelo, donde èstaban los pilotos de caza que habían llevado sus aviones a Maiquetía la noche del 1° de Enero; la conducta de estos oficiales, especialmente la de los más jóvenes fue ejemplar; el Teniente Elías Manuit Camero, quien consiguió una guitarra entonaba coplas y versos contra el Dictador ante el estupor de los oficiales carceleros. Todos estos oficiales sufrieron un régimen vejatorio, encerrados de dos en cada celda, cuya superficie era 4 m2, no se les abría sino para tomar la comida e ir al baño, donde debían hacer sus necesidades ante la presencia de un guardia nacional; además igual que nosotros, estuvieron totalmente incomunicados hasta el 23 de Enero. Ei 9 pasó un Oficial de otro salón y nos dijo ro pidamente: ¡Se alzó la Marina! Posteriori] .en Le supimos que habían intentado una acción pero que habían sido dominados. Me preparé para la amenaza que pesaba sobre mí. Cuando hablábamos del asunto, los oficiales me hacían conocer su decisión de no permitir que yo fuera sacado solo, que antes se trataría de dar un 127


golpe de mano para tomar los sótanos. Pedi un confesor; fué enviado Monseñor Lizardi. No fué realmente un acto de confesión propiamente dicho; en principio, me sentía en paz con Dios y mi conciencia; además, Monseñor Lizardi actuó como un hermano mayor, quise como corresponde arrodillarme y no me lo permitió, me mandó a sentarme a su lado, sus primeras palabras fueron: "Animo hijo mío, ten fé en Dios, él no te desamparará, todo se resolverá favorablemente", era un claro mensaje; él sabía que la Dictadura estaba agonizando, que el final estaba cerca. Me dijo que mi familia estaba bien, que les haría llegar noticias mías. Para finalizar me pidió que me pusiera de rodillas, quería confortarme con su bendición y con la absolución correspondiente me dijo: "Hijo mio, cumplir con el deber no es un pecado, si esto está en tu conciencia, eres libre"; y de inmediato me dió la absolución y la bendición. Luego tomándome por un brazo me ayudó a ponerme en pié dándome un estrecho abrazo con el cual quería transmitirme toda la fé y la esperanza que tan necesarias eran para enfrentarme a todo, no como héroe, sino como muchas veces dije a los Oficiales, sólo como un hombre. Llegó el día 11 de enero, me llevaron por la tarde a declarar ante el Consejo de Guerra que estaba instruyendo el sumario correspondiente, estaba presidido por el General Gabriel Bricolo Pacheco, mi paisano, mi ex-alumno y mi amigo 128


entrañable; el Coronel Miguel de la Rosa, insigne y leal amigo que en aquellos momentos, no tenía más opción que la de actuar como lo hacía y el Tcnel. Anastacio Gómez, Oficial de Artillería, abogado de la República; me unían a él viejos vínculos de Arma. Me recibieron de pié, con todo el respeto y cariño que les inspiraba, y porque en el fondo me acompañaban en mi actitud. Ellos sabían del desmoronamiento veloz del Régimen, cumplían con una disposición a sabiendas que sería intrascendente, no habría tiempo para completar la acción investigadora que les había sido confiada. El Coronel de la Rosa me dijo: "Sientate, Hugo, toma las cosas con tranquilidad; vas a hablar cuando lo consideres conveniente, te será grabado todo cuanto digas, pero el grabador se pondrá en marcha cuando tú quieras". n el fondo de mi corazón agradecí el gesto. Al juzgarles no me había equivocado; no eran tres jueces, eran compañeros que trataban por todos los medios de hacermé menos duro y amargo el momento, era además un mensaje sobre el futuro inmediato. Apenas había iniciado mi declaración, cuando se presentó el Mayor Alfonso Gómez Pernía, segundo Jefe de la Custodia y cuadrándose frente al General Pacheco le dijo: "Mi General, vengo a que me entreguen al Comandante Trejo". El General Pacheco le dijo: "Está rindiendo su declaración, apenas hemos empezado". Agregó el Mayor Gómez; "Es una orden de mi General, debo llevármelo, la tropa está formada". Las vistas de mis tres in129


dagadores coincidieron en mi, el mismo pensamiento que violentamente había golpeado mi mente: me iban a fusilar, era el momento esperado, estaba preparado moral y espiritualmente para afrontarlo. Me levanté con prontitud y seguridad, acudí a lo que hace un hombre de fé como yo, o cualquiera sin ella, en esta hora decisiva al ver la descarnada faz de la muerte. Elevé mi muda súplica al Creador y en particular a su Madre, la Virgen Santísima de la que soy un fiel y firme devoto y pedí valor para morir no como héroe comandando el pelotón y enseñando el pecho como firme blanco a las balas asesinas, sino como un hombre, simplemente como hombre, que enfrentaba la muerte con la misma serenidad con que había enfrentado la vida. Todos se despidieron de mi silenciosamente, a los ojos del General Briceño, de Miguel de la Rosa y Anastacio Gómez, brotó el brillo de unas lágrimas de varón, de amigos, de hermanos, quizás como homenaje póstumo a quien creían íba a morir ajusticiado "por lo de la tropa formada", como lo había expresado Gómez el que hacia de asistente de verdugo. Le dije: "Vamos Mayor, estoy listo, y salí del salón del Tribunal. Empecé a bajar las escaleras, internamente estaba preocupado. Cuando iba llegando al Palacio Blanco, divisé las tropas en formación, en traje de campana y a un lado un pelotón completamente armado, de nuevo inevitablemente me estremecí y seguí orando, profunda y sinceramente como se hace en estos momentos. Me llevaban primero al calabozo, ya 130


para llegar vl venir hacia mí con paso apresurado al Teniente Víctor Gabaldón Soler quien comprendió la situación que estaba viviendo y tomándome fuertemente por un brazo me dijo: "Mi Comandante, no lo van a fusilar, lo van a retirar junto con otros compañeros que ya están formados"; efectivamente frente al salón que nos servía de celda, "los cabecillas" estaban formados esperando, Sucre, Pérez Méndez, Testamark, Zuloaga, Fajardo, Basalo, Tinco, Gilmon Báez, Trujillo Echeverría, Peña, Ely Mendoza Méndez. Iniciamos nuestra marcha al gran patio, el aparataje estaba montado para asimilar el Retiro por el 272 con una degradación en forma; un tambor dejaba oir su redoble, no el alegre que acompaña la Diana, sino el sordo y triste que acompaña la muerte. Nuestros pasos expresaban marcialidad, nuestras frentes estaban altas y orgullosas. El impacto inicial habla sido superado para dar paso a una tranquilidad y serenidad apropiada al enfrentamiento; nos hicieron detener frente a una taríma, alli estaban todos los altos jefes y oficiales que aún acompañaban a la agonizante Dictadura, parecían por sus caras los condenados, no nosotros; ¿remordimiento? ¿Complejo de culpa? sólo ellos podrían contestarlo; a varios les acompañará para el resto de sus días el remordimiento, y la mayoría tratarían de reivindicarse, pocos días más tarde, contribuyendo al definitivo derrumbe de una Dictadura que agonizaba, herida de muerte el 1° de Enero. 131


El acto se inició con todo el aparataje, se leyó la Orden General con toda la solemnidad. Se nos retiraba por el delito de insurrección armada. Se nos aplicaba en todo rigor el Artículo 272, retiro con pérdida de todas las prestaciones y consideraciones; es realmente un artículo para delincuentes, no para quienes como nosotros habíamos realizado un gesto patriótico; todavía el Dictador tenía fuerzas para hacerlo, iba a ser uno de sus últimos actos de soberbia, ya venía el descenso total de su poder hasta llegar a cero y luego: la huida. Las cornetas con su acento prolongado y firme tocaron oración, fué el peor momento, miré de reojo a Sucre y Pérez Méndez que estaban a mi lado, apretaban fuertemente las mandíbulas quizás para impedir como yo, que una lágrima rebelde asomara a nuestros ojos para regocijo del público gubernamental; luego el regreso a los calabozos, para "ellos" ya éramos • nadie, para nuestro Pueblo en la calle éramos un símbolo que aceleraría su acción. Para nosotros era la esperanza, seguíamos vivos, era demasiado para quienes en un momento pensaron iban a caer asesinados con el expediente de "fusilados". A partir de este momento los acontecimientos se precipitaron vertiginosamente. En los calabozos conocíamos paso a paso las últimas boqueadas de la Dictadura; hacíamos planes para tomar los calabozos, teníamos que prepararnos por si en sus últimos estertores el Dictador y sus inmediatos seguidores resolvían 132


tomar represalias con los prisioneros cabecillas de la insurgencia que les había al fin derrotado. Teníamos a punto el plan definitivo, contábamos con la promesa trasmitida por el Teniente Víctor Gabaldón Soler, sin embargo, mejor era prevenir que lamentar, porque esto último, no pueden hacerlo los muertos.

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Todo lo que se levanta sobre la iniquidad, pisoteando la dignidad del pueblo, humillando su tradición, engañandolo y traicionándolo, se ha derrumbado y se derrumbará siempre, no importa el término bajo el cual pretenda esconder su verdadera personalidad el gobierno que en tales condiciones alcance y ejerza su acción de poder.

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Ningún soldado feliz adquiere derechos para gobernár a su patria, no es el árbitro de sus leyes, ni de su destino, es el defensor de su libertad y su más cara ambición debe ser el logro del bienestar y felicidad de su Pueblo. SIMON BOLIVAR

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CAPITULO OCTAVO

23 DE ENERO DE 1958 LA DICTADURA SE DERRUMBA A. LAS PRIMERAS HORAS Durante el dia 22, las noticias que se reciben en los sótanos eran aún contradictorias pero coincidentes en cuanto se refieren al fracaso del Gobierno para superar la crisis pese a los cambios de Gabinete incorporando a él personas que como los Doctores José Giacopini Zárraga y Humberto Fernández Morán gozaban de un sólido prestigio en la colectividad y de simpatía en vastos sectores de las Fuerzas Armadas. En las últimas horas del dia nos empezamos a preparar para cualquier eventualidad, en especial para una posible acción represiva que pudiera intentarse contra los prisioneros en las últimas sacudidas agónicas 139


del Régimen. La actitud de los Jefes de Custodia, en particular del Tte. Cnel. Godofredo Moreno y el Mayor Pérez Sánchez eran un índice donde se dejaba conocer lo próximo del final; a su arrogancia y dureza para hablarnos, incluyendo su dosis correspondiente de cinismo, se sucedió una amabilidad untuosa y no exenta de temor. No olvidábamos lo tantas veces conversado con el Teniente Víctor Gabaldón Soler, de que nuestros compañeros, no importaba el circunstancial enfrentamiento, no permitirían se nos hiciera daño, pero tanto a este como al Sgto. Tec. de 3a. Villareal, nuestro enlace con el exterior, no lo habíamos visto desde el día anterior. Tuvimos siempre un plan de acción en previsión de que a algunos de nosotros se nos quisiera sacar de los sótanos, estaba muy presente el día de mi entrevista con Pérez Jiménez, durante la cual me había anunciado mi entrega a la Seguridad Nacional para "ayudarme a ordenar mis ideas" y mi fusilamiento "para ejemplo y escarnio de la Oficialidad no institucional de las Fuerzas Armadas". Repasamos los aspectos fundamentales, era simplemente revisar el cómo, al menos moriríamos con dignidad para que quedara constancia de nuestra irreductible actitud hasta las últimas consecuencias; cada oficial expuso el papel a cumplir y el lugar a ocupar en el momento opor140


tuno, con muy contadas excepciones, cada quien lo hizo sin revelar temor alguno, entre chistes y acompañándonos con las oportunas y alegres intervenciones del infatigable Capitán Gustavo Basalo, quien como ya dije anteriormente, fue un factor muy importante en el mantenimiento de la moral en aquellos momentos en que inevitablemente nos vimos invadidos por el desaliento. A la hora en que se suponía dormíamos, todo permanecíamos despiertos bajo una tensión que por instantes se hacía cada vez más insoportable, a cada minuto se oía el frecuente abrir y cerrar de las puertas de hierro de los sótanos, señal inconfundible del momento de crisis final; no se sustraían al nerviosismo los soldados de la Policía Militar de custodia, con sus manos firmes en las armas automáticas y dirigiéndose miradas mezcla de temor y de inquietud. Al fin el sueño venció a algunos, pero la mayoría permanecíamos tendidos en las camas y otros como Juan Luis Masó, Luis E. Sucre, Pedro José Chalbaud, Cándido Lesmes Pérez Méndez, Gustavo Basalo y yo permanecíamos conversando discretamente. Así fue creciendo la certeza de que se aproximaba la hora de la libertad, no habíamos vuelto a ver a ninguno de nuestros denotados carceleros, los suponíamos muy ocupados en algo más efectivo que custodiar nuestro sueño. A las 3 a.m. empezaron a oírse ruidos de puertas, carreras y voces y al final llegó a nosotros el tan esperado grito de ¡Huyó Pérez Jiménez!; de momento todo fue un pandemoniun, hay muchas cosas pequeñas pero grandes para los momentos que vivimos que no 141


puedo recordar, sólo recuerdo que al final me vi absolutamente solo en el amplio salón que durante 22 largos y angustiosos días nos había servido de prisión. La soledad era tan grande que cayó sobre mi con el peso de un sudario, me sentí confuso y al final fui al rincón donde frente a una imagen del Señor de la Misericordia que me había enviado mi esposa en los primeros días de Enero, había orado con fervor cada día y cada noche invocando la única protección que podia salvarnos de las furias del Dictador; me arrodillé para elevar a Dios mis gracias infinitas por su ayuda, no puedo decir si permanecí en dicha posición una hora o un minuto, sólo sé que después de Dios, vino a mi memoria el recuerdo de mi madre, mi esposa y mis hijos, esos seres tan queridos que tantas veces creí no volver a ver y sentí un incontenible y angustioso deseo de correr en su busca. Sólo alcancé a ponerme una chaqueta de cuero porque sentí un frío tremendo cuando oí que en el corredor un grupo de personas entraba corriendo y gritaban ¡Comandante Trejo! ¡Comandante Trejo! en su mayoría eran mis compañeros de cautiverio que pasados los primeros momentos de alegría habían notado mi ausencia; la lealtad había sido y era en nosotros una ley inviolable y se evidenciaba una vez al venir en mi busca, muchos de ellos me lo hicieron conocer, con el temor de que me hubiera sucedido algo, esto fue resumido posteriormente en una emocionada expresión de Juan Luis Masó: "Mi Comandante, temíamos que le 142


hubiera pasado algo y que no nos quedara más recurso que vengarlo". No tuve tiempo de reaccionar, prácticamente fui conducido hasta Miraflores; cuando fuimos a cruzar la calle que nos separaba de éste, la concentración•popular era muy grande y sólo por ser un grupo compacto y el grito de ¡abran paso! pudimos llegar. Ví la concentración de Oficiales en el patio principal, pero seguí hasta la entrada del despacho Presidencial y frente a la puerta me ví detenido por un grupo de Oficiales entre los que estaban José Isabel Gutiérrez, Oswaldo Gracini Fariñas, Moncada Vidal, Duhamel Espinoza, quienes me dijeron brevemente de la Junta Militar que se había formado; me manifestaron su inconformidad con los miembros Larrazabal, Casanova, Quevedo, Romero Villate y Araque, que era necesario formar una nueva Junta porque los que habían quedado eran herederos de Pérez Jiménez, que ya se estaba anunciando otra por la radio con la inclusión mía en ella. Comprendí que me enfrentaba al primer momento trascendental, tampoco a mí me agradaba la nueva junta, mi mente empezó a funcionar como un torbellino, particularmente me preocupó la presencia de Casanova y Romero Villate, Jefes de indiscutible lealtad al régimen derrocado hasta los últimos momentos: si se sucedía a la de Pérez Jiménez otra dictadura, cualquiera de estos dos podían ser una edición aumentada y corregida de aquél; lo que conocía de los otros tres era lo suficiente para tener la certeza de que no 143


reunían, sumadas, las condiciones requeridas para intentar una nueva aventura dictatorial. Contesté a los Oficiales que no habría otra Junta por los momentos, que yo respaldaría la que estabà constituida, que no estaba dispuesto a permitir que se desencadenaran las ambiciones, con golpes y contragolpes. -

Ordené controlar al grupo de descontentos y me dispuse a entrevistarme con la Junta Constituida. Me dirigí• de inmediato a hablar con Larrazabal, con él se encontraban los otros miembros de la Junta; con rapidez se habían montado en el nuevo tren los que hasta el último momento acompañaron al Dictador tratando de mantenerlo en el poder, también estaba el nuevo flamante Secretario Dr. Renato Esteban Ríos quién había sido Gobernador del Estado Zulia. Realmente los Oficiales descontentos tenían razón, pero la realidad era que hasta ayer, hasta hace pocas horas, aparte de los que estábamos y los que habían quedado libres por las circunstancias, oficiales subalternos de grados Capitanes, Tenientes y Sub-Tenientes, la mayoría de Oficiales Superiores y Generales eran Perejimenistas y fueron leales al régimen hasta el último minuto. Larrazabal me saludó y abrazó con una expresión que se me haría familiar: "hijo mío, estaba preocupado por tí"; fuí concreto, entré en materia rapidamente, sabía el valor del tiempo, los retardos eran peligrosos. Le manifesté nuestra adhesión, la de los hombres del 1° de Enero, pocas condiciones: 144


— Decretar la reincorporación inmediata de quienes hablamos sido retirados por la Dictadura, esto era necesario hacerlo de inmediato, retardarlo era un riesgo innecesario. — El Ministro de la Defensa, por compromisos adquiridos con las Fuerzas Aéreas, sería el Coronel J.M. Castro León. — Era necesario incorporar a la Junta por lo menos dos miembros civiles. — Respecto a mi cargo, sería tratado posteriormente. — Sacar un Decreto de que sería convocado el País a elecciones en un término no mayor de un año a partir de la fecha, dejando constancia en ese decreto de que ninguno de los miembros de la Junta o de las Fuerzas Armadas podría postularse para Presidente. Me aceptó todo, de inmediato se redactó el Decreto de reincorporación. Me prometió que después saldría el relacionado con las elecciones; posteriormente Conocí que hablan omitido lo relacionado con la no participación en el proceso de cualquier miembro de la Junta. Salí al patio a informar a los Oficiales de la Conversación sostenida con Larrazabal; me dirigí a todos haciéndoles ver la necesidad de aceptas la Junta Presidida por este a fin 145


de evitar que se iniciaran acciones donde las ambiciones personales, más que los intereses de Venezuela tendrían preponderanCia; aceptaron mi decisión y cuando me preguntaron sobre mi destino les contesté que yo aceptaría la designación para cualquier cargo acorde con mi jerarquía. No estuvieron conformes, la mayoría me exigía fuera a la Junta o al Ministério de la Defensa. Respecto a lo primero les contesté que no deseaba participar en la Junta, que ese era un cargo transitorio, que prefería un cargo militar; respecto a lo segundo les hice ver mi compromiso de 4ue sería Castro León; al final les convencí de que me quedaría en la Sub-Jefatura de E.M., era un cargo de importancia, pero me dejaría libre para trabajar dentro de la Institución como lo deseaba, estaba convencido de que la batalla por la Democracia había que ganarla primero dentro de las Fuerzas Armadas, se debía cambiar la estructura mental creada en ellas por una dictadura que había gobernado una década. Ordené a todos los Oficiales presentes ir a ocupar los cargos que ejercían para el 1° de Enero, era la forma más efectiva de demostrar nuestro desprendimiento, de sentar un precedente, más aún, de romper ese fatalismo histórico del golpismo tradicional siempre motorizado por ambicioneS personales, por el paso de la factura correspondiente a Venezuela, traducida en cargos, prebendas y bienes de todo tipo. Debo dejar muy claro que todos los hombres del 1° de Enero aceptaron disciplinadamente lo ordenado, todos fueron a los cargos que 146


tenían para el 1° de Enero o sus equivalentes por necesidades de servicio; sólo hubo las siguientes excepciones: — La mía a la Sub-Jefatura del Estado Mayor General. — Mayor Evelio Gilmon Báez a la SubJefatura del servicio de Armamento. — Mayor E. Trujillo Echeverría a la Jefatura del Servicio de Ingeniería. — Capitanes Sucre, Pérez Méndez y Juan Tineo Arismendi, designados ayudantes de la Sub-Jefatura del E.M.G. — Capitán H. Vargas Medina y Tte. Santiago Felipe Testamark a la Casa Militar. Regresé al Despacho de la Junta para informar lo de mi cargo, Larrazabal me dijo que era necesario que fuera a dirigirme al Pals por radio, para contribuir a calmar los ánimos; que se conociera nuestro acuerdo y que los Oficiales del Primero de Enero nos encontrábamos bien, ya que había en la calle muchas versiones al respecto. Así lo hice en un breve y concreto mensaje expresando al Pueblo de Venezuela la decisión de las Fuerzas Armadas de conducir al País hacia el restablecimiento pleno del sistema democrático y el compromiso de una elecciones próximas. Los que me oyeron entonces y que hoy pueden leer esto, serán los mejores testigos de que cumpli a cabalidad con todo lo que esa noche y posteriormente prometí al País, que no economicé esfuerzos ni sacrificios para lograrlo. 147


Después de proponer para la Jefatura del Estado Mayor al Coronel Jesús Manuel Pérez Morales, lo que fué aceptado, tuve otra conversación con Larrazabal en la cual acordamos que la Junta dejaría al Ministerio de la Defensa todo lo relacionado con las Fuerzas Armadas; que aquella seria debidamente notificada de todo y que le solicitaríamos la autorización para tomar aquellas decisiones que así lo requerían, que por nuestra parte no intervendríamos ni obstaculizaríamos las funciones de la Junta en todo lo concerniente al Gobierno por organizar. Fué un compromiso de honor que lamentablemente no fué cumplido por la Junta y particularmente por Larrazabal; los hechos posteriores me demostraron plenamente que nunca debí confiar en él porqúe jamás tuvo •ni voluntad, ni buena fé para cumplirlos, hasta el extremo de traicionar mi lealtad y mi fé en términos inconcebibles y sólo justificado por su ambición presidencial que fué creciendo con los halagos de los eternos aduladores del Gobernante de turno. En compañía de Pérez Morales me trasladé al Ministerio de la Defensa a iniciar la organización del Alto Mando Militar tan pronto se hiciera presente el Coronel J.M. Castro León a quien ya había mandado a llamar para que se presentara a Miraflores con la finalidad de juramentarse como Ministro de la Defensa. Fui injustamente calumniado cuando se dijo que quise subvertir la jerarquía Militar, ahí está la mejor prueba, acepté ser el 3°. en la línea de Mando cuando de haberlo deseado hubiera sido 148


el primero como Ministro de la Defensa o Miembro de la Junta Militar. B.— DESCONTENTO POPULAR. SALIDA DE LOS CORONELES CASANOVA Y ROMERO. INCORPORACION A LA JUNTA DE EUGENIO MENDOZA Y BLAS LAMBERTI. Como era de esperarse, la constitución de la Junta, pero especialmente la presencia en ella de los Coroneles Casanova y Romero iba a despertar una protesta que iba tomando incremento, comprendí lo peligroso que era el permitir se desarrollara una acción en la calle en la cual se apoyara las latentes intenciones de muchos oficiales descontentos para un nuevo golpe de Estado; así lo hice saber a Larrazabal quien se manifestó opuesto a modificar la Junta excluyendo a los mencionados Coroneles, me expresó tener compromisos con ellos, no podía olvidar que ejercía la Presidencia porque en los primeros momentos lo propuso Casanova para dicho cargo en retribución a la actitud de Larrazábal quien lo había propuesto a él para presidirla. Como el descontento popular iba creciendo, antes de que tomara proporciones incontenibles por otros medios que no fuera la fuerza, desde el Ministerio de la Defensa el día 25 de enero a las 11 de la mañana llamé a Larrazabal y le dije que tenía 24 horas a partir del momento para pedirles la renuncia a Roberto Casanova y a 149


Romero Villate y en su reemplazo incorporar dos civiles; de nuevo manifestó estar sólo de acuerdo con la incorporación de dos civiles siendo uno de ellos Eugenio Mendoza quien a su vez, para aceptar imponía al Dr. Blas Lamberti, así la oligarquía económica venezolana, siempre a la expectativa de compartir el poder, ya que siempre ha estado detrás del mismo, formaba un equipo apropiado para sus futuros propósitos. Fui inflexible en lo de la salida de los dos miembros militares, fueron vanos los esfuerzos que hicieron para hacerme cambiar de opinión. Personalmente tué comisionado el Teniente Santiago Felipe Testamark, para el momento pasado con armas y bagajes al lado de Larrazabal, para que me ofreciera cualquier cargo en Venezuela o fuera de ella a cambio de la Sub-Jefatura del Estado Mayor; podía pedir cualquier Ministerio, menos el de la Defensa, cualquier Gobernación, cualquier Embajada; era generoso el Almirante Larrazabal ofreciendo lo que no era de él, le contesté a Testamark que yo no estaba buscando cargos ni prebendas, que mi decisión era irrevocable. A las 9 de la mañana del dia siguiente al que se le pidió la reforma de la Junta, fui llamado telefónicamente por Larrazabal, me pidió que fuera a Miraflores para que conversáramos, le dije que mientras no salieran de la Junta Casanova y Romero, no saldría del Ministerio, que en su momento me presentaría y aceptaría cualquier decisión que por mi actitud, tomara la Junta de Gobierno. 150


Informes llegados de todas las Unidades del Ejército y Fuerzas Armadas de Cooperación me habían hecho conocer los esfuerzos de la Junta por dar órdenes entre las que estaba no obedecer ninguna disposición mía; en todas las Unidades le habían contestado que sólo obedecerían instrucciones de la Sub-Jefatura de Estado Máyor. A las 10 de la mañana le dije al Coronel Castro León que se trasladara a Miraflores e influyera en la Junta para no tener que tomar una decisión' extrema, aceptó y se trasladó al Palacio Blanco. Como transcurriera una hora sin que informara nada, me supuse que estaba o detenido o al lado de aquella. Llamé a Pérez Morales y le dije la conveniencia de que fuera a su vez a Miraflores, que tratara el asunto con claridad, que si se cumplía el plazo de 24 horas sin que se hubiera cumplido lo pedido, yo estaba dispuesto a tomar medidas radicales y habría una nueva Junta de Gobierno. Con Pérez Morales sucedió igual, ni regresó ni llamó; a partir de ese momento comprendí que tendría en ellos unos adversarios, decidí entonces demostrarles mis posibilidades; ordené al Mayor Trujillo Echeverría que se trasladara al Batallón de Policía Militar acuartelado frente a Miraflores y que esperara mis órdenes para tomar el Palacio Blanco; llamé a Larrazábal a quien le dije: "Presidente; observe el Cuartel de Policía Militar, la Unidad va a rodear el Palacio Blanco no precisamente para darle protección a la Junta"; me contestó que esperara un momento, que le diera 15 minutos de plazo; le respondí que ni un minuto más de los 15 que pedía y no habían transcurrido diez 151


minutos de éste último plazo cuando se anunció oficialmente la renuncia de los Coroneles Casanova y Romero Villaté y su salida al exterior, así como su reemplazo por dos civiles. Se había superado una situación muy difícil, en todo momento me preocupó seriamente el tener que destituir la Junta porque tal decisión hubiera significado dar rienda suelta a muchas ambiciones contenidas.desde el amanecer del 23 en que tuve que parar el primer intento de golpe de Estado contra la recién constituída Junta Militar.

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Los cobardes, los Ăşltimos en llegar, son siempre los que toman posiciones de poder, actuando en forma rastrera y humillante, porque sĂłlo buscan resultados apropiados a sus nefastas ambiciones y oscuros propĂłsitos.

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CAPITULO NOVENO

INTRIGAS PALACIEGAS. PRIMERA CRISIS CON LA JUNTA DE GOBIERNO.

La reforma de la Junta de Gobierno, con la incorporación de Eugenio Mendoza y Blas Lamberti y la salida del País de los Coroneles Roberto Casanova y Romero Villate marcó el comienzo de una etapa critica cuyo motivo inicial fue la propuesta de aumento de sueldos para el personal de Oficiales y Sub-Oficiales profesionales de las Fuerzas Armadas. Se ordenó al Teniente Coronel Marco A. Motín, Jefe de la 4ta. sección del E.M. y al Mayor Masió Cárdenas que hicieran un estudio del costo de la vida relacionada con los sueldos vigentes; dicho estudio fué realizado con la prontitud y calidad, producto de un excelente equipo de Oficiales de Estado Mayor. Fui el encargado de presentarlo a 155


la consideración de la Junta de Gobierno, encontré poca receptividad en ésta, en particular por parte del Sr. Eugenio Mendoza quien me manifestó que mi intención era aburguesar a los Oficiales y Sub-Oficiales con las aspiraciones presentadas. Me vi en la necesidad de hablar con carácter e incluso les advertí que si no se aprobaba nuestra justa solicitud habría serios inconvenientes que ellos no estaban en condiciones de enfrentar. Fué realmente una amenaza, pero era necesario, el personal ganaba unos sueldos miserables, mientras que como de costumbre los politicos disfrutaban de jugosos emolumentos. Concretamente el Sr. Mendoza entre las primeras acciones que logró fue la de hacerse pagar las deudas de la Dictadura, su función de gobierno no era para servir al país sino para servirse de él, se explicaba así su interés en imponer a Blas Lamberti quien era uno de los altos empleados de sus Empresas. Mi actitud "fue convincente" y el decreto de aumento de los sueldos salió en términos perentorios. Se inició a partir de ese suceso la operación "revancha". Se empezaron a mover los Oficiales a quienes molestaba el ascendiente que iba tomando por mi conducta correcta ante las Fuerzas Armadas y ante el Pueblo. Larrazábal que ya empezaba a alimentar sus aspiraciones presidenciales y su hermano Carlos empezaron a montar el primer intento para desplazarme. La primera víctima fué el Capitán Juan Tineo Arismendi, Oficial de relevantes méritos, uno de los indiscutibles Líderes del 1° de Enero, que su demostración de un sincero 156


desprendimiento decidió acompañarme como Ayudante, en una conducta ajena a toda ambición bastarda, contraria a la asumida por Untos que nada hicieron para derrocar la Dictadura, como los hermanos Larrazábal, que la disfrutaron hasta el último día. Se decidió a espaldas mías, mientras me encontraba en una gira por el interior, su cambio para EE.UU.; era una provocación en la que no caí, pero comprendí que vendrían inmediatamente por mi persona. En efecto, el 20 de febrero fuí llamado urgentemente a Miraflores, había una reunión del "Alto Mando Militar", en realidad se trataba de la Marina representada en su Comandante Carlos Larrazábal, el más tenaz de mis adversarios, su gran complejo de inferioridad lo hacía actuar sin tacto alguno; las Fuerzas Aéreas, o mejor dicho algunos de sus Jefes, los mismos que habían huído a Colombia que empezaban a moverse en mi contra, entre ellos se distinguía por su adversión el Mayor Roosevelt Adrianza, a quien se había obligado a incorporarse al movimiento casi a fuerza de pistola; Martín Parada quien no estaba conforme con su cargo de Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas; además Pérez Morales y Castro León quienes empezaron a reunir el grupo reaccionario que se consideraba desplazado por la insurgencia, haciéndole el juego a la acción motorizada por los Presidenciales Rómulo Be tancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba quienes empezaban a tejer su maraña de insidia, entre otras cosas porque mi prédica en los Cuarteles y las 157


declaraciones públicas, les iban cerrando el paso a las ambiciones bastardas. La reunión de "alto mando" era una especie de tribunal que pretendió atemorizarme; contra lo que esperaban, que me presentara fuertemente escoltado, como expresión de temor o de fuerza, me presenté solo, ni siquiera quise que me acompañaran mís ayudantes. Tomé algunas precauciones, las elementales, tenía conciencia de que estaba frente a un puñado de Jefes sin oficiales ni tropas. Se inició el "juicio", estaba bien ensayado pero los actores eran de baja calidad; empezó el ataque Carlos Larrazábal, me acusó de político, de desacato a la Junta, de reunirme con los Partidos Políticos, de que salía mucho en los periódicos; dijo muchas otras tonterías, nada con seriedad ni con fundamento ni razón. Hablaron otros, poco y mal; entonces tomé la palabra y refuté los supuestos cargos, mi argumento fundamental fué el hecho de que mientras los que habían hablado, en el pasado no habían hecho nada o casi nada por derrocar la Dictadura, en el presente, a parte de llenar unos cargos, nada hacían por el proceso que se estaba viviendo de encaminar al País hacia la Institucionalidad y por el contrario pretendían entorpecerlo. Como Carlos Larrazábal propusiera que yo saliera de Embajador, en forma clara les reté a intentar hacerme salir; fuí duro, quizás imprudente al descubrir mis cartas, pero con quienes trataba no merecían consideraciones. Habló por fin Wolfgang Larrazábal, dijo que yo era el baluarte más firme de la Junta y de la Revolución, que el creía en Dios y que 158


que pedía a todos creyeran en mi persona, así confesaba su impotencia por el momento, para tomar alguna acción y "el tribunal" se disolvió sin pena ni gloria. Comprendí sin embargo que sólo había comenzado la pugna, que estaba condenado por el grupo de Oficiales que no me perdonaba el camino tomado por mi frente a las Fuerzas Armadas y frente al Pueblo de Venezuela. La lucha iba a continuar, tenía que darme prisa en la tarea de predicar la unión del Pueblo y sus Fuerzas Armadas, democratizar éstas y borrar de muchas mentes reacias los rezagos y lecciones de la Dictadura. Inevitablemente se acababa de montar el arma que en manos de los Presidenciales Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, teniendo como alabardero a Wolfgang Larrazábal me haría tomar el camino de 10 largos años de exilio dorado, durante el cual, cierto es que no pasé privaciones, pero viví la amargura de verme al margen de una lucha que me pertenecía por el derecho indiscutible de haberme ganado honestamente, un lugar en ella para servir a mi Patria con lealtad y desprendimiento. A partir de esta crisis empecé a trabajar contra reloj, conferencias en los cuarteles, en los Institutos Militares; viajes al interior; declaraciones a los medios de comunicación, era necesario llevar al País a una nueva conciencia en relación a sus Fuerzas Armadas; había que recuperar el afecto y el respeto de nuestro 159


Pueblo. Se nos había tenido hasta ayer como un instrumento de la Dictadura, como un Ejército de ocupación. Todas mis actividades eran conocidas y aprobadas por el Presidente de la Junta y por el Ministerio de la Defensa. La Doctrina "Democratización de las Fuerzas Armadas e integración del Pueblo Venezolano" empezó a tomar cuerpo y fuerza y en esta medida, creció la conspiración contra mi persona. Los presidenciales vieron crecer su temor a un competidor que hablaba al País y a las fu-erzas Armadas un lenguaje diferente, serio y sincero, todo lo contrario a lo acostumbrado por los políticos; muchos de mis compañeros veían alejarse sus aspiraciones de vuelta al pasado. Larrazábal ya estaba convencido de que ganaría las elecciones, pero el primer triunfo tenía que ser contra mí. Según sus "consejeros" le estaba ganando terreno, me estaba convirtiendo en su más peligroso opositor. Las intrigas palaciegas tomaron vastas proporciones; yo me limitaba a oir, no tenía aspiraciones de Poder, solo quería servir a mi Patria dentro de las Fuerzas Armadas, estaba convencido que la gran batalla por la Democracia, por el regreso a la Institucionalidad había que ganarla dentro de ellas; pero también los presidenciales Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba hacían sus cuentas, se asustaban de lo que llamaban "la popularidad de Trejo"; Jóvito Villalba, en casa del Teniente Pedro Arturo Ornaria, en una de esas reuniones preparadas por los políticos para verme de cerca, me propuso veladamente que fuera el Candidato de URD; en 160


forma clara expresé mi negativa, no me llamaba la atención ser candidato, en ese momento nominé a Wolfgang y consolidé la unión de los Presidenciales contra mi persona. Los resultados se verían en breve, la crisis definitiva del 27 de abril sería la expresión palpable de la gran conspiración. Debo decir con toda honestidad que nada hice para evitarla, pero tampoco "fuí sacado" del País, simplemente acepté' salir en un acto de conciliación con mi Patria, tenía que dar ejemplo y cumplir con lo que tantas veces prediqué a los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.

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CAPITULO DECIMO EL REGRESO DE LOS VIEJOS CAUDILLOS. Los últimos años del Régimen de Pérez Jiménez se caracterizaron por la tranquilidad politica, toda resistencia dejó de evidenciarse a partir de las muertes de Ruiz Pineda y Wilfrido Omaña, los organismos represivos del Régimen habían ahogado en sangre los pocos síntomas de rebeldía. En el exterior, los peregrinos, los mismos que hoy detentan el poder en Venezuela, los que dejaron solos a los dirigentes asesinados, los que no estuvieron presentes en ese amanecer del primero de Enero y posteriormente usurparon aquel momento histórico y traicionaron el proceso revolucionario venezolano, se reunían para "planificar" las acciones contra el Gobierno; en particular, en las fechas patrias y los días 163


de la época navideña, 24 y 31 de Diciembre, brindaban con champaña, emocionadamente y con la "fuerza del deseo" trataban de derrocar la dictadura. Así hubieran continuado hasta tiempos inmemoriales, si las Fuerzas Armadas, conscientes de su responsabilidad histórica, respondiendo al llamado de su deber, como guardián y garantía de la dignidad y soberanía del Pueblo, ajenos a consejos de personas o grupos politicos, no hubieran decidido poner fin a una situación que no tiene justificación en ningún momento, en la Patria de Bolívar.

Mucho se ha especulado sobre la influencia y participación de los politicos en el movimiento del 1° de Enero. Debo decir con toda responsabilidad que se limitó a muy pocos hombres. Durante todo el año que duró la preparación y organización del movimiento, sólo Luis Beltrán Sánchez Bellorín, Julio Ramos, Elio José Mogollón y Mario Mogollón estaban presentes. En la oportunidad en que nos reummos para formar gobierno, estuvieron presentes también los Dres. Lorenzo Fernández, Manuel Egaña y Humberto Barrios Araujo, y en contacto con los Oficiales de Maracay, el Dr. Godofredo González y Dr. Saverio Barbarito. El Padre Rafael Ernesto Morales, viejo y querido amigo de la familia y además mi consejero, fué mi mensajero con el Dr. Rafael Caldera para que le informara de lo que preparábamos. Recibí la siguiente contestación: 164


"Dígale al Comandante Trejo que el Copei está como un solo hombre a su lado". No obstante, las noches del 1° de Enero y subsiguientes, fueron noches tristes por ausencia de los partidos políticos en los que hubiese podido apoyarse la acción militar. Igual misión desempeñó el Padre Morales con Monseñor Arias Blanco, Arzobispo de Caracas, quien contestó: "Dígale a Trejo que me deje a mi las oraciones, las cuales elevaré por el éxito de su patriótico propósito". Desconozco los contactos civiles que separada y ocasionalmente pudieron haber logrado otros oficiales implicados; la verdad es que nunca fui informado de ello, ni antes ni después del 1° de Enero. Debe quedar claro que la ausencia de políticos no fué porque asumiéramos una actitud excluyente o exclusiva, simplemente fué porque los dirigentes políticos que valiente e imprudentemente se enfrentaron a la Dictadura fueron muertos, como los Dres. Leonardo Ruiz Pineda y Pinto Salinas; los que lo hicieron con valor no exento de prudencia, llenaron las cárceles del País. Y "los vivos", oportunistas y calculadores, buscaron el camino del exilio y no regresaron sino cuando tuvieron la seguridad de que Pérez Jiménez estaba en Miami y de que los militates insurgentes estábamos alineados con la restitución del Sistema Democrático: fueron "muy prudentes". 165


Como dije en la Introducción, cuando decidí relatar los acontecimientos relacionados con el 1° de Enero del 58, lo hice consciente de que me presentaría ante los Tribunales de la Historia y del Pueblo de Venezuela. Por eso voy a intercalar un acontecimiento que aunque no está relacionado directa e inmediatamente con aquél, es un antecedente que evidencia "la participación real" de los dirigentes politicos para derrocar una Dictadura que ellos mismos habían contribuido a generar. Encontrándome en España, había terminado de aprobar el 2° año del Curso de Estado Mayor. A finales de 1.952 me reuní con el Coronel Jesús Manuel Gámez Arellano, adversario a ultranza no solo de la Dictadura, sino personalmente de Pérez Jiménez, quien se había ensañado particularmente con él por el hecho de que había sido uno de los pocos JEFES Militares que hicieron frente al golpe del 24 de noviembre y que incluso trató de formar Gobierno en Maracay sin obtener respaldo de ninguna naturaleza. Gámez Arellano, Oficial de gran ascendiente entre nosotros, profesor y líder de varias generaciones militares, fué siempre el primero en el ejemplo; en la reunión a que hago referencia me propuso formalmente que fuera su Jefe de Estado Mayor para una invasión a Venezuela, la que se realizaría con apoyo del Partido Acción Democrática y de Oficiales que estaban con Comando de Unidades en Venezuela. Me dijo además que con el Dr. Antonio Martín Araujo, enviado especial de Rómulo Betancourt, se ultimarían los detalles. 166


Que se había recibido un dinero de Bolivia para comprar el armamento en Méjico. Posteriormente conocí en Costa Rica al Embajador Luis Barrios Llona quien recientemente fué Embajador en Venezuela y el me refirió que efectivamente se le había entregado a un representante de Acción Democrática la ayuda del para entonces Presidente de Bolivia Dr. Paz Estenssoro; que en principio dicho aporte estaba destinado al APRA que tenía un movimiento en el Perú, pero que como los dirigentes adecos que participaron en una reunión para tratar el asunto habían demostrado que lo de "ellos" estaba más adelantado, no tuvieron inconveniente en cederles la mencionada ayuda en efectivo. Acepté sin vacilar la proposición que me hizo el Coronel Gámez Arellano, iba a dejar mis estudios a menos de la mitad, pero esto no tenía importancia, todo había que supeditarlo a reintegrar la libertad y dignidad a los venezolanos. Si hubiera conocido, como hoy conozco, con dolorosa experiencia a los para entonces altos dirigentes de Acción Democrática no les hubiera creído ni una palabra. Me puse con toda emoción a trabajar; le pedí un Mapa de Venezuela al Cónsul nuestro en Madrid, Sr. Mario Arjona, le dije que era para un trabajo relacionado con mis estudios; me dió prestado uno grande de su Oficina. Sintiéndome el más lúcido de los estrategas preparé el Plan de invasión a 167


Venezuela. Como puede verse, también me preparé para actuar desde afuera contra la Dictadura, pero fallaron todos los ofrecimientos y el Plan se quedó solo en el papel. Fué mi primera impresión de lo que pueden ser los ofrecimientos y promesas de "ciertos políticos" que siempre han sido aventureros de fortuna en una Venezuela rica, próspera y desamparada. El regreso de los caudillos se produjo escalonadamente; primero lo hizo el Dr. Rafael Calera, tranquilo, ponderado, equilibrado, sus declaraciones fueron de altura como corresponde a su recia personalidad; tenla los pies en tierra y el Pacto iniciado en EE.UU. que después sería conocido como Punto Fijo le daba seguridad; Copei y A.D. habían apartado las viejas rivalidades, el segundo había tenido que olvidar el 24 de noviembre de 1.948 y de ya venían tácitamente aliados contra el enemigo comun: las Fuerzas Armadas. En ninguna de sus declaraciones dejó entrever el Dr. Caldera este último aspecto de lo pactado. Regresó el Dr. Jóvito Villalba, éste tenía aún demasiado fresco el recuerdo del 52; había ganado electoralmente pero había perdido militarmente; el Pueblo lo consagró Presidente pero luego nadie lo respaldó para reclamar su triunfo; las Fuerzas Armadas tenían su propio Caudillo: Pérez Jiménez. No había "susurro" que pudiera surtir afecto; cuando aquellas se unen con un propósito definido se logra éste, no en vano somos una Institución disciplinada y 168


organizada que ponemos nuestra adhesión incondicional a la Patria sobre todas e intereses ajenos a ella; estos 19 años de ensayo democrático lo demuestran y pese a que se ha realizado una verdadera ofensiva tratando de golpearla en sus valores fundamentales, hasta el extremo de hacerla objeto de sospechas injustificadas, no han perdido su posición responsable e Institucional; puedo decir que en el origen y durante esta última larga y dificil etapa, he estado alentándoles y predicándoles cuál era el mejor camino para servir lealmente a Venezuela; en este libro queda consignada una prueba irrefutable: mi prédica de la doctrina "Democratización de las Fuerzas Armadas e Integración del Pueblo Venezolano". El Dr. Villalba lanzó un discurso inflamado de rencor contra nosotros, fué duro, yo diría implacable; muchos ofifíáles se me acercaron a decirme que habla que tomar medidas, yo les contesté que esa era la Democracia que aunque imperfecta, estábamos buscando, que además había que dejarlo que se desahogara y que entonces quedaría vacío. Así fué en efecto, no nos dimos por enterados y el viejo Caudillo fué poco a poco sanando las heridas y reintegrándose el proceso; cuando me entrevisté con él, lucía reposado e incluso optimista; había hecho catarsis. El regreso del Sr. Rómulo Betancourt fué el único que tuvo un prólogo que casi todo el mundo ignora, él lo sabe, quizás por eso debo decir con toda sinceridad, que a pesar de que 169


ratificó mi exilio, siempre me respetó en los términos que correspondían entre un dirigente civil de su talla y un líder militar a quien, aunque le pesara, - debía su regreso al País sin problemas y luego el retorno al poder, ese poder que en manos del Dr. Raúl Leoni se abatió sobre mí inclementemente sólo por el delito de no haberme puesto de rodillas y haber aceptado ser consagrado con el Collar blanco de la suprema orden adeca. Cuando se anunció el regreso del Sr. Betancourt, la Junta de Gobierno convocó urgentemente al Alto Mando Militar; asistimos el Coronel Jesús María Castro León, Ministro de la Defensa, el Coronel Jesús Manuel Pérez Morales, Jefe del Estado Mayor, los Jefes de Sección del Estado Mayor General: Ttes. Cnels. Marco A. Morín, Martín García Villasmil, Juan de Dios Moncada Vidal y Rubén Oslo Navas. La Junta de Gobierno estaba completa, los tres miembros militares y los dos civiles; inició la reunión el Vicealmirante Wolfang Larrazábal, nos dijo que estaba anunciado el regreso del Sr. Betancourt al que consideraban un elemento perturbador, por lo que estaba pensando NO PERMITIRLE el regreso por "ahora". Agregó algunas cosas más que no recuerdo; intervino inmediatamente el Coronel Castro León y con un gesto característico èn él de quitarse los lentes oscuros que usaba, poniéndolos sobre la mesa dijo textualmente: 170


"Yo no respondo de las Fuerzas Armadas si regresa al País el Sr. Betancourt". Esperé a ver quien más iba a intervenir y como nadie lo hiciera expresé más o menos lo siguiente: "Estamos tratando de llevar al País a un proceso democrático y no se justifica una decisión de tal naturaleza; el Sr. Betancourt es el máximo líder de uno de los partidos políticios más importantes y nadie puede impedirle el ejercicio de sus derechos; quiero decirles con toda responsabilidad que aunque el Sr. Coronel Ministro de la Defensa dice que no responderá de las Fuerzas Armadas si el Sr. Betancourt regresa al país, yo si respondo por ellas, y por lo tanto, si el Sr. Betancourt no regresa con la autorización de la Junta, regresará con mi apoyo". Un manto de silencio cayó como un sudario en la reunión, se miraron unos a otros, quizás fui consagrado por ellos como acción-deniocrátista, lo cierto es que cuando me levanté me despedí con un seco: ¡Buenas tardes señores! "Con permiso Presidente", nadie me contestó. En aquel momento los Coroneles Castro León y Pérez Morales se constituirían en los jefes de los militares descontentos para fortalecer la conspiración contra mi persona y hacer causa común en un futuro inmediato con los PresidenCiales en su desesperado y firme propósito de •retirarme de la circulación para dejarles libre el camino hacia la consolidación de las respectivas y particulares aspiraciones. Y así regresó sin problemas el Sr. Rómulo Betancourt; llegó tranquilo, casi conciliador 171


para encubrir sus nefastas intenciones contra las Fuerzas Armadas a las que culpó siempre del acoso implacable del régimen de Pérez Jiménez contra Acción Democrática; la procesión la llevaba por dentro, con planes concebidos y orientados para debilitar nuestra Institución en sus valores fundamentales; todos conocemos, especialmente sus víctimas cómo actuó y qué hizo hasta legar una herencia de persecución implacable contra todo aquel militar que asumió una posición de rebeldía para tratar de detener su politica anti-militarista; de algo estoy seguro, ni su condición de expresidente, ni el poder que ha tenido y tiene su partido le salvarán del juicio inflexible de la Historia y con él a todos sus cómplices en la acción devastadora que han realizado en Venezuela contra todas las Instituciones básicas. Con la solvencia moral que nadie puede discutirme yo les acuso y aunque no viva para conocer el veredicto, estoy seguro de que si existe la justicia, recibirán el que les corresponde. Consideración especial merece el regreso del Doctor Gustavo Machado, equilibrado, tranquilo, fué cauto en declarar, había sido excluido del pacto de New York, era el lógico resultado de la influencia del Sr. Betancourt quien ya empezaba a manifestar actitudes donde la influencia del gran país del norte era evidente, había arriado definitivamente las banderas populares, su personalidad de converso em172


pezaba a desarrollarse, lo que habría de tener su más clara definición y demostración cuando inició su implacable ofensiva contra la izquierda venezolana dándole al país el mayor baño de sangre que pueda recordarse después de• la Guerra de la Federación. El Doctor Machado en ningún momento dejó conocer su condición de solitario cuando se iniciaba una nueva y definitiva etapa para la democracia la cual tendría en él un firme y decidido defensor aunque en su preludio se le segregara como expresión irónica de la misma.

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Es fรกcil adaptarse a la inmoralidad y a las posiciones cรณmodas, porque esto siempre da buenos dividendos. La honestidad, la dignidad y la vocaciรณn de servicio nada dan, sรณlo exigen el sacrificio siempre en aras de ideales superiores.

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CAPITULO ONCE SE FORTALECE LA CONSPIRACION. REUNIONES CON LAS DIRIGENCIAS POLITICAS. PREDICA: LA DEMOCRATIZACION DE LAS Fs. As. 1. La verdad fustiga las ambiciones. Inevitablemente todo cambio de Gobierno por la fuerza y especialmente en el caso del derrocamiento de una Dictadura que había logrado conformar toda una estructura para sustentarse fundamentalmente por la vía de la represión, imponía una planificación orientada a mantener el orden público; era necesario impedir los desbordes de un pueblo sojuzgado durante diez largos años; desde 1954 había desaparecido toda expresión de resistencia y ahora estaba 177


despertando de su letargo violentamente; como lo expresé anteriormente, los dirigentes políticos y militares que se habían enfrentado valiente a imprudentemente a la Dictadura, habían sido asesinados como el caso de Ruiz Pineda, Pinto Salinas, Wilfredo Omaña y Droz Blanco; los que la habían enfrentado valientemente pero con prudencia estaban en las cárceles, que era estar un poco muertos; en cuanto a los "vivos" estos hablan tomado el camino del exilio buscando amparo en los pocos países gobernados democráticamente. Era imperativo iniciar el acercamiento de las Fuerzas Armadas al país nacional; estos últimos años se nos había mantenido bajo una predica antipartidos; indudablemente que la dictadura tenía elementos en que apoyar su tesis para hacerla atractiva; los líderes políticos que fueron al poder después del 18 de octubre, con honrosas excepciones habían demostrado no solo su incapacidad para gobernar sino además, para evitar la corrupción administrativa que ya en pequeña escala empezó a mostrar sus garras; los intentos por ganarse a las Fuerzas Armadas no tuvieron éxito, sólo unos pocos oficiales ligados por familia a A.D., entre ellos los Carnevali, Nicolás Parra Pinelaux, y algunos otros, escucharon "los susurros adecos", y no cabe la menor duda de su adhesión; muchos otros, que después recibieron los beneficios de no haber vuelto A.D. al poder, jamás se hubiera conocido su ubicación favorable a dicho partido. Con toda justicia debo decir que si se 178


mantuvo el orden público fue por la actitud firme y vigilante de las Fuerzas Armadas, cuyos cuadros de Oficiales, Sub-Oficiales y clases estuvieron siempre a la altura de su misión de mantener el orden público y ser el firme sostén del proceso de restitución del sistema democrático que había sido violentamente roto aquel 24 de noviembre de 1948. Por lo que se refiere a la integración de las Fuerzas Armadas al pueblo, a la ruptura de la barrera que se había establecido entre civiles y militares hasta el término inconcebible de hacernos aparecer como si fuéramos un Ejército de ocupación de nuestro propio territorio, imponía una acción doctrinaria, la prédica de una tesis capaz de crear una conciencia diferente entre los elementos profesionales de las Fuerzas Armadas y fué así como inicié un verdadero peregrinar por todas las Guarniciones del País predicando la doctrina de Democratización de las Fuerzas Armadas e integración del pueblo venezolano". De inmediato empezó la conspiración contra mi persona, al principio fueron las invitaciones de la dirigencia de cada uno de los partidos politicos; me reuní con los de AD. encabezada por Rómulo Betancourt en la casa del Dr. Irazábal, me sondearon con la habilidad que caracteriza a los viejos y maniobreros lideres adecos; como de costumbre, Betancourt habló poco y oyó mucho; yo por el contrario hablé mucho y oí poco, pero les hice conocer 179


claramente cuál era la posición de nuestra institución y la mía en particular, no estábamos dispuestos a ser instrumentos de ningún grupo politico, seríamos verticales, respetaríamos el campo politico pero exigiríamos respeto a nuestro campo; garantizábamos el retorno a la Constitucionalidad pero no favoreceríamos ni persiguiríamos a ningún partido, pues todos estaban integrados por venezolanos y tenían los mismos deberes y derechos; estaba seguro que mi actitud no les había complacido, buscaban peones para su ajedrez politico y no lo habían encontrado, ni encontraban al menos en mi persona, buscaban espaldas para apoyarse y se habían encontrado que sobre esas espaldas estaban apoyadas la Patria Integral, la de todos, la que no se podría tener libremente a su disposición. Me reuní con la Dirigencia de Copei en la casa de Víctor Giménez Landinez; allí estaba el Dr. Caldera, con el mismo objetivo aunque con diferente estilo, indiscutiblemente una personalidad conformada a su condición de PROFESOR Universitario, un político con modales de intelectual de primer orden; mi actitud fue la misma que la asumida frente a los dirigentes de A.D. Mi reunión con URD fue en casa del Tte. Pedro Arturo Omaña, mi compañero de Arma, ya que es Artillero como yo, y al que me unía una vieja y sincera amistad, por eso quizás fue utilizado por Jóvito Villalba para realizar el 180


acercamiento. Jóvito también muy hábil pero más extrovertido que los anteriores me insinuó sutilmente la posibilidad de mi candidatura presidencial; fui claro, no tenía interés, no me atraía tal posibilidad; aspiraba a ser útil a mi País dentro de las Fuerzas Armadas donde estaba seguro había que ganar la primera gran batalla por la democracia; me dedicó un discurso suyo impreso en forma de folleto con esta dedicatoria: "Para el Comandante Hugo Trejo gran soldado de la Constitución y de la Democracia, que cumplió brillantemente con la alta misión de devolver la libertad y la dignidad a la República". "Con la amistad de Jóvito Villalba". Mi firme negativa, mi indiferencia al halago le hizo volver la vista a un candidato fácil de convencer y manejar, Wolfgang Larrazabal. Mi cita con el partido Comunista se cumplió en dos fases, una de acercamiento previo en casa del Dr. Héctor Mujica; allí estaba el "patriarcal" Jesús Farías con su actitud tranquila y ponderada acompañado del anfitrión y de otros dos dirigentes que no recuerdo: querían convencerse de que mis declaraciones públicas se compadecían con mi persona vista de cerca. Creo que les convencí porque pocos días después me reuní con el Directorio Comunista en pleno, fui conducido a la reunión en forma discreta, casi conspirativa, los comunistas no se habían acostumbrado aún a la realidad de estar realmente fuera de la clandestinidad, de la ner181


secución, del acoso implacable. Fuí conducido a dicha reunión por el Capitán Mario Fajardo Lobato con todas las precauciones que yo acepté con verdadera curiosidad; no supe nunca de quien era la Casa de la reunión pero allí estaban todos los máximos lideres comunistas presididos por los hermanos Gustavo y Eduardo Machado; también estaba Douglas Bravo, Pompeyo Márquez, Jesús Farías; la entrevista fue la apropiada al grupo, una especie de inquisición política; ser buen comunista debe ser muy difícil pero peor es salir airoso de una inquisitoria comunista, también fuí claro y concreto; supongo que les convencí porque fue el único partido que no prohijo la maniobra contra mí, más aún, el día de mi salida, cuando Larrazábal para llenar la fórmula ya que todo el andamiaje de la conspiración lo había levantado con los oficiales reaccionarios descontentos y con la complacencia de los presidenciales, los convoco a éstos en Miraflores "para comunicarles su decisión" Gustavo Machado no estuvo de acuerdo y le dijo textualmente: "Lo que se hace con el Comandante Trejo es una infamia, que seguramente lo pagará la democracia y el pueblo venezolano". Supongo que muchos "demócratas" se sonreirán irónicamente al leer esto y pensarán ¡claro, como que Trejo es extremista! no me importan reflexiones como estas pequeñas y miserables, porque por sobre todo consideración e interés personal está la verdad histórica de todo lo acontecido. Recuerdo ahora con verdadera emoción una 182


hermosa mancheta que salió en Dominguito el día de mi salida para Costa Rica, decía: "El día que destituyeron a Trejo, llovía en Caracas. Hasta al cielo se le humedecieron los ojos". Y este titular publicado por El Universal refiriéndose a mi partida: "Con lágrimas y cantos del Himno Nacional despidieron a Hugo Trejo en Maiquetía". Son éstas las pequeñas pero a la vez grandes satisfacciones que plenan el sentimiento romántico y patriótico del más exigente; recordándolas se me hizo más llevadero el exilio dorado de diez años a que me condenó la etapa democrática que había nacido en las manos de los oficiales, Sub-Oficiales, clases y soldados del 1° de Enero de 1.958. Solo las entrevistas relatadas realicé con las dirigencias de los partidos políticos; posteriormente fueron siempre los encuentros normales y ocasionales apropiados a las circunstancias que se vivían; nada más tenía que decir que no lo estuviera diciendo públicamente y en mis continuas conferencias a los oficiales y subOficiales de todas las Guarniciones del País. Como prueba evidente transcribo en capítulo aparte una de las conferencias-foros 183


realizadas, en esta oportunidad\ en el Teatro de la Escuela Militar a Oficiales de todas las Fuerzas y de todas las jerarquías. Además las publicaciones que aparecen intercaladas evidencian cual fué mi actitud y mi conducta durante los tres meses y 7 días que sobreviví a la embestida de los politicos temerosos de "mi popularidad" o mejor dicho, impulsados por su ambición de poder como el que han ejercido durante estos 18 años, realizando la mayor destrucción institucional que jamás se haya hecho en Venezuela y acompañada de una inversión de valores en todos los sectores que es causa fundamental de la grave crisis que vive el sistema democrático en particular, y el país nacional en forma integral. II:— Crisis de Semana Santa. Un episodio poco grato que tuvo su origen. en las declaraciones de un joven dirigente politíco del partido comunista, generó una de las más serias crisis que me tocó superar. El Dr. Héctor Rodríguez Bauza, dijo en unas .declaraciones televisadas, en un gesto de jznpulsividad juvenil muy propio de los momentos que se vivían que los militares éramos "unos parásitos"; era esta una vieja tesis que habla manejado también Acción Democrática en la época en que adversaba violenta y virulentamente a las Fuerzas Armadas, hasta hacer decir entre otras expreiones gravemente ofensivas para nuestra Institución a su máximo líder Rómulo Betan184


court en su libro Venezuela, Politica y Petróleo, refiriéndose a los máximos jefes Militares que derrocaron a Don Rómulo Gallegos lo siguiente: "Grupo de genios inéditos del arte militar que solo han sabido disparar sus fusiles sobre las espaldas del pueblo indefenso". Este anatema de violencia verbal era para toda la Institución Armada, la misma de la que fué, por Constitución y con su respaldo pleno, Comandante en Jefe. O bien, "la vocinglería" de Jóvito Villalba cuando seguro que Pérez Jiménez se había marchado (lo mismo que Betancourt) regresó a Venezuela y lanzó improperios contra los militares indiscriminadamente pese a debernos su regreso al país. Hago éstas reflexiones, para que se vea con claridad la actitud de todos los politicos referentes a las Fuerzas Armadas. Sin embargo, cuando la frase de Héctor Rodríguez Bauza se suscitó una gran controversia entre los oficiales, que la consideraron irrespetuosa y tuve que hacer uso de toda mi autoridad y ascendiente para evitar serias consecuencias. Fué entonces que se preparó un programa Televisado bajo el Título: "Venezuela conoce tus Fuerzas Armadas", con la finalidad de dar una respuesta adecuada a la desgraciada opinión del politico mencionado, para demostrar nuestra gran labor social, a la par que nos preparamos para defender eficientemente la integridad de Venezuela en todas sus manifestaciones. 185


El primero en intervenir fue el para entonces Coronel Jesús M a. Castro León, Ministro de la Defensa; hizo éste una exposición dura, poco política, pero con gran sentido de la realidad, como una premonición de lo que sería el futuro de Venezuela en manos de politicos amantes del poder para sí y sus partidos. La "ofensa" de Castro León tomó graves proporciones; yo me encontraba de visita en Maracaibo acompañado de un grupo de oficiales, en ese permanente peregrinar para predicar la unión del pueblo y sus Fuerzas Armadas, cuando fuí llamado a Caracas por el mismo Castro León, porque en las calles estaban pidiendo su cabeza y su destitución. Dimos más pruebas de civismo los militares frente a la supuesta ofensiva frase de Rodríguez Bauza, que los Políticos frente al discurso de Castro León. Me reuní con los estudiantes, con algunos dirigentes politicos, les hice saber que no sería destituido el Ministro; hice declaraciones públicas serias y concretas y el problema fue superado. Posteriormente habló Pérez Morales en el mismo programa y por último hablé yo. En este libro está transcrita mi intervención y no requiere más explicación y a esta altura, con la conspiración de los presidenciales muy avanzada, seguía mi lucha. Ya empezaban a manifestarse la acción de muchos de mis compañeros, los mismos que estuvieron hasta última hora con Pérez Jiménez, entre ellos el Coronel Marco Aurelio Moros Angulo como uno de los más destacados, por ser 186


el Comandante del Ejército, unido a él muchos que me consideraban una amenaza porque no tenían la conciencia tranquila por su pasado y por su presente, mucho menos cuando haciendo uso de mi actitud honestó y responsable, en el programa "La Juventud se informa" cuyo moderador era Héctor Mujica, a una pregunta de uno de los estudiantes presentes sobre los conspiradores dentro del Ejército, sobre si se haría una depuración, contesté: que sí se haría la correspondiente y oportuna depuración en las Fuerzas Armadas, para dar a éstas la estructura integral que requería el importante proceso de restitución del sistema Democrático, puesto en marcha por los dirigentes Militares desde el mismo amanecer del 23 de Enero, cuando aún "los viajeros" y vacacionistas no se atrevían a regresar al País.

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Quien abandona todo por ser útil a su Patria, no pierde nada y gana todo cuanto le consagra. Simón Bolívar.

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CAPITULO DOCE CONFERENCIA FORO EN EL TEATRO DE LA ESCUELA MILITAR A OFICIALES DE TODAS LAS FUERZAS Mis múltiples ocupaciones me habían impedido buscar una concentración grande de Oficiales, como la presente, pero en reuniones particulares con Cuerpos e Institutos ya expresé las ideas que hoy voy a exponer aquí. Es indispensable hacer un poco de historia, muy breve, a fin de poder ubicar el objeto de la presente Conferencia. Todos sabemos que la Institución Armada a partir del año 1945, inició una etapa de intervenciones en la vida del país haciendo patente su presencia dentro del campo politico y concretamente dentro de su ordenación politica y administrativa. Hemos visto cómo después del movimiento militar del 18 de 191


octubre se entregaron las riendas de poder a un partido político, experiencia que no dió los resultados que eran deseados. Así manteniéndose dentro de ese determinismo que podemos llamar sinceramente golpista, llegamos al 24 de noviembre fecha en que la Institución Armada, haciendo uso de la fuerza que tenemos en nuestros tanques, aviones y cañones derrocara al Presidente Rómulo Gallegos y se iniciara un Gobierno "a nombre" y con respaldo de aquella. Luego vino el año 1952; en él le fué desconocido el triunfo electoral al Dr. Jóvito Villalba y nuevamente, por la "soberana" voluntad de las Fuerzas Armadas se inició el Gobierno Dictatorial del General Pérez Jiménez, cuyo derrocamiento iniciamos el 1° de Enero y culminó en una unidad Pueblo-Ejército el 23 de Enero. Una de las cuestiones que más preocupa al Despacho de la Defensa es la ubicación correcta que debe adoptar la Institución Armada. Consideramos que en la forma como hemos venido actuando dentro del país no puede continuar; además, la separación entre la Institución Armada y el resto de los ciudadanos por el concepto de su condición de políticos, ha creado un abismo entre aquella y el civil y aún dentro de nosotros mismos, porque la batida para separarnos se realizó en detalle, llegando a separar a los componentes de nuestra Institución, creando un clima de desconfianza que fue la causa por la que no pudimos llegar antes a un acuerdo, para tomar una determinación pronta y efectiva, destinada a remediar lo que estaba pasando. 192


Realizado el movimiento Cívico-Militar del primero al veintitres de Enero, fué preocupación del Despacho de la Defensa, la posición correcta de la Institución Armada ya que se perfila para el país una nueva situación dentro de, la cual debemos ubicarnos en forma totalmente distinta al pasado. Se nos presentan naturalmente tres posibilidades a considerar: 1° ► Mantenernos en el ostracismo vivido durante los últimos años, de separación absoluta del campo civil; no es conveniente ni provechoso. 2° ► Hacer recaer la simpatía sobre una de las corrientes políticas del país, dóndole apoyo y volviendo a cometer el error del año 1945, tampoco es conveniente. 3 )

Considerando que todos somos ciudadanos de una misma Patria, no se justifica la separación entre militares y civiles por lo que es imperativo que el Oficial con concepto honesto e institucional se proyecte a la vida ciudadana, para conocer los hombres sin discriminación política, porque para saber lo que estos piensan y sienten, es necesario hablar y cruzar ideas con ellos, y hacer desaparecer el fantasma que implicaba la asistencia a una reunión social porque si en ella se encontraba tal o cual elemento per193


teneciente a tal o cual agrupación politica, de inmediato el Oficial era calificado como elemento definitivamente partidario de la fracción politica a que pertenecía el elemento en cuestión. En principio nos proponemos establecer una norma fundamental que pueda en forma precisa y clara ser el fundamento de estas relaciones; y llegamos a la conclusión siguiente: No sotros tenemos en forma definitiva que respetar el campo político. La Institución Armada debe ser totalmente apolitica, pero sus integrantes no deben ser ignorantes en politica, porque la ignorancia no es lo que debe calificar a un Oficial y menos la ignorancia en un aspecto de importancia y el conocimiento de la cuestión politica es algo que complementa la cultura general del Oficial. Es necesario para poder enjuiciar los actos políticos, conocer de politica pero eso no quiere decir que vayamos a ser militantes de una fracción politica. Entonces, la norma es: Respeto absoluto al campo civil, y en consecuencia, respeto del civil al campo militar. Esta idea que ha sido expresada en esta forma, ha tenido una aceptación general y entonces lo importante para seguirla es buscar los vehículos que van a permitir la proyección del militar dentro del ambiente civil en condiciones, no de hombre que va a entregarse a una politiquería porque había estado frenado hace mucho tiempo, sino de elemento sereno que en su condición institucional, con seriedad y con honestidad, trata de poner la parte que le corresponde para ver si 194


podemos cumplir con el proyecto de integración nacional de todos los hombres venezolanos sin distinción de ideologías políticas y de sectores; que no sea el uniforme militar el que signifique una aivisión entre militares y civiles. Así creemos que el campo social, el campo intelectual y el campo moral sabiendo utilizarlos son los tres vehículos que nos van a permitir la aproximación, el acercamiento, entre militares y civiles tratando de que cada oficial o sub-oficial vaya sin reservas, de esas reservas que son fundamento de temores y crean una situación difícil entre el militar y el político; mantener sólo aquellas que son necesarias para evitar que dentro del campo social se hagan planteamientos políticos, o saliéndose de ellos con elegancia. Dentro del campo intelectual: La Institución Armada ya ha superado esa época bastante lamentable de incapacidad intelectual, de falta de preparación integral de nuestros profesionales, no me equivoco al decir que nos hemos superado integralmente. Si los civiles tienen dentro de sus profesiones el Doctorado, la Licenciatura, también los oficiales tenemos dentro de cada especialidad lo que también puede considerarse un Doctorado. Hay igualdad de condiciones para poder discutir muchos temas de altura que están al alcance de todos sin hacer un mal papel. Dentro del campo de la moral: Creemos que 195


la moral es el denominador común de todos los hombres que esten empeñados en la finalidad de poner cada uno la parte que le corresponde en la conducción del país en forma firme, hacia una situación estable, democrática y honesta. Entonces, con la autorización del señor Presidente de la Junta de Gobierno, a quien se le consultó nuestras ideas, nuestra nueva posición y el nuevo concepto doctrinal de proyección del hombre militar al campo ciudadano, que a él le pareció magnifica, hemos iniciado este proceso de conferencias que se materializa en la Doctrina que yo he definido como : Democratización de las Fuerzas Armadas e integración del Pueblo Venezolano. ¿Por qué vamos a temer al politico? ¿Acaso nos van a comer vivos?. Existe cierta fobia de algunos compañeros que tienen una epidermis superexcitable cuando le nombran un partido politico, inmediatamente se le ponen los pelos de punta, eso que llaman "carne de gallina" y empiezan a lanzar epítetos tremendos, hablan de destrucción, de que nos van a . eliminar; yo pregunto: ¿Pueden los políticos destruir una Institución tan antigua como nuestras Fuerzas Armadas, de fundamentos tan sólidos y que si tiene como común denominador la unidad efectiva de nosotros, sin egoismos, sin preténciones injustificadas, sin tratar de llegar a pisotear la dignidad de los derriás, sino con una verdadera conciencia de compañerismo, ¿Puede alguien si nos mantenemos unidos, destruirnos?. Estoy seguro que no puede haber destrucción 196


posible, además, como una destrucción tendrá actos que la denuncian, habrá tiempo de tomar una actitud defensiva y determinante para evitarla. La destrucción está precisamente en esa cantidad de recelos que aún conservamos nosotros con los compañeros y de recelos del militar al políticp. Creo que si honestamente adoptamos la posición expresada con la condición fundamental de que no vaya a ser un daño, sino beneficiosa a la vida del país; habremos dado un paso importante y definitivo para nuestra vida institucional. Además, debemos mantenernos frente a los partidos políticos, en una posición de verticalidad absoluta, sin manifestar parcialidad, imposiciones ni evasivas en relación a ninguna de las fracciones, porque quien se manifieste en forma positiva por una de las fracciones, está haciendo manifestaciones negativas con respecto a las demás; y quien se manifiesta negativamente con respecto a una, está haciendo de hecho un ventajismo en relación a las otras. No tenemos porqué tener preferencias ni afectos o desafectos determinados con respecto a alguna fracción política. En cuanto a ese temor que tienen los Oficiales de que seamos conquistados, ¿Acaso se evita que se nos conquiste porque no nos acerquemos al político en forma sana? ¿Habrá necesidad de encerrar a los oficiales en torres de marfil para que no hablen con los venezolanos y no haya posibilidad de conquis197


ta?. Eso es una equivocación y se evita si cada uno de nosotros tiene conciencia de que es militar institucional; no creo que nos vayamos a dejar conquistar por una serie de frases más o menos bien hilvanadas de un politíco, ya que nosotros tenemos una conciencia institucional firme y debemos saber: si hay alguien que nós ha conquistado, es Venezuela, la Patria integral de todos y para todos, y cualquier caso de inclinación hacia una fracción politica podemos calificarlo como adulterio nacional. El oficial que piense que no tiene personalidad suficiente para enfrentarse en el campo social, intelectual y moral con los politicos, habrá que investigarlo, porque le faltará decisión para otras cosag, y en los actos donde se involucra la seguridad del país es donde más se necesita manifestarlo. Voy hacer un paréntesis, para explicar entre otras cosas la presencia de este aparato de grabación. En conversaciones o en diálogo que he mantenido separadamente ha habido quienes han tergiversado mi exposición y consecuentemente mis ideas, ha habido quienes han dicho que yo quiero politizar a la Institución Armada, esto que me han oído decir hoy lo he dicho siempre, y hasta ahora no he invitado a ningún oficial a hacerse militante de ninguna fracción política, por eso para que no cambien la verdad, traigo aquí el grabador para que quede constancia y poder publicar en cualquier parte lo que yo haya hablado. Además, voy a decirles otra 198


cosa: yo sé que algunos compañeros a quienes no voy a imputar mala fe, porque a lo mejor tienen su posición y creen que es la honesta; yo tengo la mía y creo que es la honesta; creo que estoy cumpliendo con un deber de orientación con ustedes, y que lo estoy haciendo bien. Aunque esos oficiales, digan que estoy politizado, que me reuno con políticos, se olvidan que de necesidad, dentro de la Institución ciertos cargos tienen un matiz que impone tener contacto con los partidos políticos, como invito a ustedes que lo tengan dentro del campo social, hay la inevitable necesidad de que alguien dentro de un campo eminentemente militar pero proyectándose a los políticos, defienda la Institución Armada y haga planteamientos serios y honestos de interés común para el bien del país, sin olvidar que la base fundamental es nuestra subordinación al Gobierno legal. Es un imperativo de conciencia, alguien debe expresar estos conceptos y yo sin que pueda ser conquistado por alguien, porque tengo suficiente personalidad para evitarlo, me he , reunido con copeyanos, con acción democratistas, con urredistas, con comunistas, etc., pero no he hecho más que llevar a ellos la posición de la Institución Armada y defender los principios que debemos defender; hacerles saber qué es lo que aspiramos, qué es lo que sentimos, por eso me pregunto ¿Si ser político es desear el bien del país, luchar por que no se excluya a ninguna fracción política, ni se le persiga, porque son venezolanos? ¿Si ser político es respetar que los ciudadanos hagan uso del derecho elemental y 199


soberano de elegir los destinos del país, y darse sus propios gobernantes? Si esto es ser un político yo soy un político, pero soy un político honesto; jamás he perdido mi posición institucional, preocupándome además de sentar normas de respeto absoluto del político a nuestro campo militar y del campo militar al campo político, porque es necesario. Les repito, nosotros debemos ya desterrar definitivamente de nuestra vida profesional ese determinismo golpista en que hemos vivido desde que la República es República; z Por qué nos damos el absoluto y mal determinado derecho de estar interviniendo en la vida política deli oaísVor qué tenemos cañones y fusiles para cambiar los gobiernos cuando no nos gustan? J)or qué no dejar que sea el pueblo el que elija a los hombres que han de regir sus destinos?, que haya un proceso electoral honesto y si mediante ese proceso un partido político gana las elecciones, debe ir al poder; y tiene que ser respaldado por nosotros, porque somos los guardianes de los derechos ciudadanos, esto no hay que olvidarlo y el elegir a quienes han de regir los destinos del país, a sus gobernantes legales, es uno de los derechos fundamentales del pueblo.Una vez que un partido

está en el poder, si comete errores, que los cometa, hay políticos en la oposición a quien el partido de gobierno debe dejarle libre acción para que le critique lo que hace malo. Que sea una critica construtiva, sana y honesta, la que trate de evitar los errores que se están 200


cometiendo y no debemos ser nosotros prevalidos de la fuerza, los que de inmediato nos lancemos a un gclpe militar para cambiar el gobierno. Dejemos que termine el periodo constitucional, que vuelva un acto electoral y entonces el pueblo le diga a estos señores: Ustedes no han respondido a la confianza, se van, o ustedes han respondido, se quedan; eso no nos debe importar, siempre que nos dejen vivir y respeten nuestro campo militar. Creo que esta es la posición más sana y más honesta de la Institución Armada, además, ser una Institución apolitica, no deliberante, permanentemente vigilante de todos los derechos ciudadanos, de la integridad patria y todo aquello que determina la Constitución y Leyes de la República, pero que para nosotros no han sido más que frases durante mucho tiempo. Espero que no vayan ahora a considerar que estoy usando un lenguaje muy duro, estamos hablando entre militares y las cosas hay que decirlas en forma precisa. Entonces señores oficiales creo que esa es, y debe ser hoy y mañana y siempre, la posición de la Institución Armada: vivir como venezolanos con los venezolanos, compatir con los venezolanos las satisfacciones y las inquietudes sociales, las condiciones morales e intelectuales, respetarles su campo poli tico y pedii• respeto a nuestro campo. Respetar la decisión soberana de un pueblo que elige su gobierno y que lo quiere ver actuar y garantizar mediante una acción permanente la tranquilidad 201


y el orden social para que los políticos puedan actuar con libertad y con tranquilidad, sin que haya un partido que quiera entronizarse y anarquizar el País, sino que sí ese partido actúe en forma constitucional y democrática, permitiendo la actuación democrática de los demás partidos. Por mi parte, sé que muchos de ustedes me han oido hablar y conocen mi posición, pero para los que no la aceptan, quiero dejar perfectamente claro esta tarde mi posición personal: Yo no acompañaré ni propiciaré en Venezuela ningún otro golpe militar; sea esto un compromiso de hon'or con mis compañeros, no quiero seguir viviendo ese fatalismo golpista. Por lo demás, estoy dispuesto, y creo que la Institución y los oficiales honestos que estamos en ella, que espero seamos todos, debemos estar re sueltos a defender a ultranza la junta de Gobierno; no me vayan a llamar gobernista porque yo no defiendo los hombres que la integran por el simple hecho de ser la cabeza del gobierno provisional; lo que pasa, es que creo que es el momento de sentar normas de partida de lo que debe ser la conducta futura de la Institución Armada. La junta de Gobierno debe terminar este período transitorio y entregar el gobierno en forma normal al partido político o a la coalición política que de acuerdo con la fórmula que ellos escojan, tenga que regir, en un periodo constitucional los destinos públicos de Venezuela.


Eso tiene que ser así; más aún, si esta posición en que yo estoy ubicado no es compartida, estoy dispuesto a defenderla sincera y honestamente, aunque estoy seguro de que no voy a estar ni vamos a estar solos en esto. Les repito: No debe haber más golpes militares en Venezuela, y en este momento debe haber un apoyo absoluto y efectivo de las Fuerzas Armadas a la Junta de Gobierno. No he venido aquí a quemar incienso a nadie, he venido a hablar con mis compañeros en forma militar, pero es necesario que les diga, porque me consta, que los hombres que hoy comparten la responsabilidad gubernamental, trabajan sin descanso, honestamente y están haciendo lo posible por buscar la recuperación máxima del País, dentro del tiempo de que disponen antes de que instituyamos la constitucionalidad en forma definitiva y que Dios quiera que sea definitiva en cuanto a nosotros se refiere. Nosotros, desde nuestros cuarteles, escuelas, etc., quizás no nos damos cuenta de la labor de la Junta de Gobierno, pero lo están haciendo honestamente. Hay muchos comentarios malsanos que nos hacen ver que no están procediendo honradamente, pero sí están procediendo bien, y el que haga comentarios debe hablar con pruebas, no hacerse eco de los comentarios mal intencionados. La Junta de Gobierno se merece el apoyo nuestro, ya que se lo está dando la parte civil en forma amplia y no debemos exponer al País a una situación que pueda traer un desastre nacional. De manera pues, que espero y deseo sinceramente haber expresado claramente lo que el Despacho trata 203


de determinar como conducta del Oficial, que pierda el temor a los políticos porque ellos no nos comen crudos, que seamos hombres de altura social, ¿Por qué no?, que vayamos a la vida social con todo el mundo sin distinción de colores políticos, para que ellos nos conozcan y se den cuenta que sabemos conducirnos en el campo social, que somos hombres de altura en el campo intelectual y que tenemos moral. Esta es la posición que yo he manifestado en todas partes, de como debe ser la doctrina y conducta de la Institución Armada, tanto en el presente como en el futuro. Como esto no debe ser una exposición mía solamente, ruego al que quiera exponer algo que lo haga, aquí les está hablando un compañero. Sin que me quede nada por dentro; les invito a venir a exponer sus propias ideas; si les parece que estamos equivocados en el Despacho con esta doctrina, que lo digan pero que digan por qué, que presenten el problema y la correspondiente solución, para llegar a coincidencias plenas y firmes como lo requiere el presente y el futuro de nuestra Patria a cuyo servicio integral debemos entregarnos inflexible y permanentemente.

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CAPITULO CATORCE EL ESTUDIANTADO VENEZOLANO FRENTE A LA DICTADURA. El Estudiantado y la Institución Armada tienen que ser un solo cuerpo, un solo sentimiento, lucha y acción por Ia total liberación de una Venezuela, todavía prisionera de los grandes intereses inconfesables, tanto internos como externos.

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6.


EL ESTUDIANTADO VENEZOLANO FRENTE A LA DICTADURA. No quedaría completo este relato si no se hace referencia al Movimiento Estudiantil Venezolano, bastión irreductible en la incansable lucha de nuestro pueblo por la liberación y que, como proyección en el tiempo de la gesta gloriosa de la Victoria, dió su aporte a la insurgencia del 1° de Enero. En el año 1.952 el movimiento estudiantil se enfrentó a la recientemente instalada dictadura, en términos de tal violencia, que es cerrada la Universidad Central provocando un inevitable éxodo de nuestra juventud al exterior en busca de posibilidades para su formación profesional. Lo hizo todo aquel que tenía medios económicos, obligando a los que carecían de estos, a iniciar un paréntesis de duración impredictible en sus estudios. 207


La situación planteada en el país a raíz del desconocimiento de los resultados electorales tenía que generar inevitablemente en el movimiento estudiantil, una estructura de lucha y de resistencia contra la dictadura, la que se evidenció al ser creadas las circunstancias favorables para ello. Es así como en octubre de 1.957 reaparece con todo vigor la acción estudiantil contra Pérez Jiménez,- la que tiene su expresión más vigorosa en la manifestación del 21 de noviembre, seguida de una huelga. Por primera vez se forma un frente único de todas las Fuerzas políticas de la Universidad, representadas por: Héctor Rodríguez Bauza del Partido Comunista, José de la Cruz Fuentes de Copei, Héctor Pérez Marcano de Acción Democrática y Rodríguez Medrana de Unión Republicana Democrática y queda así materializado un pacto que sería eficiente soporte de nuestro intento de iniciar el proceso revolucionario. Nuestra insurgencia revela al país el total resquebrajamiento de la aparente consistencia monolítica del régimen, fundamentada en el poder militar y sacude, estimula y motoriza el conglomerado universitario que empieza a actuar en forma organizada, constituyéndose en el mejor y más firme aliado de la juventud militar, factor básico y motor del 1° de enero cuya representación me correspondió ejercer en las relaciones Universidad-Fuerzas Armadas. Se inicia así un período durante el cual los dirigentes estudiantiles y los militares man208


tuvimos un permanente y constante diálogo; por primera vez la Universidad recibió con frecuencia la visita de un grupo de Oficiales de todas las Fuerzas, dispuestos siempre a dar contestación a los múltiples interrogantes planteados por una generación que no había conocido la libertad, porque se había levantado en el ambiente conformado por la dictadura de turno.. Recuerdo a lideres de la talla de Héctor Pérez Marcano, Héctor Rodríguez Bauza, Américo Martín, Jesús Sanoja. Teodoro Petkoff, Germán Lairet, Chelo Vargas Medina, todos integrantes de la Directiva del Frente Universitario, incansables en su permanente actitud inquisitiva, difíciles de convencer y de aceptar que se iniciaba una situación totalmente distinta a la recientemente superada, en especial, por lo que se refería a nuestra institución y al papel a cumplir por ella en la nueva etapa democrática que había sido posible iniciar gracias a nuestra firme e irreductible décisión de recuperar el respeto y afecto de nuestro pueblo, que sólo hasta ayer nos vilipendiaba y despreciaba por considerarnos los principales sustentadores del régimen depuesto. Estas relaciones y el haberme presentado por el canal 2 de televisión en el programa "La Juventud se Informa" cuyo moderador era el Doctor Héctor Mujica, con un panel formado por estudiantes de todas las tendencias, dieron argumento a los oficiales reaccionarios y a los 209


políticos, quienes vieron con preocupación mi acercamiento serio y sin demagogia con la Universidad, por lo que aceleraron la conjura contra lo que significaba el comienzo de un proceso revolucionario de grandes proyecciones, en el cual lógicamente aquellos, civiles y militares, no podían tener cabida, porque inevitablemente serían sometidos a la acción depuradora que inevitablemente sobrevendría. Cuando en una de las frecuentes visitas a la Universidad, me reuní con los dirigentes Universitarios y les hice oir la grabación de una conferencia dada a los oficiales de todas las Fuerzas en el Teatro de la Escuela Militar, para demostrar cual era la predica que se estaba cumpliendo con la finalidad de crear una nueva conciencia en nuestra Institución, orientada a su democratización y a borrar hasta donde fuera posible toda huella del pasado poco edificante que habíamos contribuido a estructurar, empezaron a hacer correr por los cuarteles la especie de que yo estaba haciendo del conocimiento de los estudiantes, asuntos que estaban clasificados como "Secretos Militares", ,:omo dice el dicho: "Calumnia que algo queda", no faltaron compañeros que lo creyeran, especialmente, los interesados en que yo les dejara el campo libre A pesar de tildo mantuve en todo momento estrechas relaciones con el estudiantado, luschando incluso con actitudes negativas de parte de algunos estudiantes entre los que sobresalía el dirigente Hilarión Cardozo, un 210


agente de la Conjura, quien defendiendo los intereses de su candidato, el Doctor Rafael Caldera, trató siempre de dificultarles; prueba de ello fue que en la concentración estudiantil convocada para respaldarme, con motivo de mi salida del país, fuá el único que se atrevió a llamarme conspirador, lo que le valió la rechifla y el repudio de la Asamblea y de los otros dirigentes; a igual que él, el para entonces Rector Dr. Julio de Armas, que se había colocado bajo el manto y entre los defensores del Contra-Almirante Larrazábal, quien ya alentado firmemente por el Doctor Villalba, se veía ubicado bajo el solio Presidencial. Ya con un pie en el exilio recibí una prueba más de las excelentes relaciones que existían entre la Universidad y los Oficiales de concepción progresista, cuando una comisión del estudiantado con representación de todas las tendencias, fué a mi casa a ofrecerme la Universidad como asilo para impedir mi partida. No podía aceptar tan espontáneo gesto y les convencí que mi deber era impedir una crisis cuyas consecuencias eran imprevisibles y que por lo tanto tenía que actuar conformado a mi prédica de respeto al proceso democrático que se estaba llevando adelante, para impedir la acción de los que veían con agrado un regreso al inmediato pasado.

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CAPITULO CATORCE DECLARACIONES A LA PRENSA POR RADIO Y TELE.VISION EN VENEZUELA: S a n Cristóbal— 1° de Abril de 1958."El Ejército está demostrando que se encuentra a la altura de su misión institucional, al margen de la ordenación PolíticoAdministrativa que se está realizando en el país, lo que es una prueba de que manifiesta una absoluta verticalidad, que en un futuro inmediato será garantía sólida del ejercicio libre 213


de la soberania popular para que aquella bandera o coalición política que logre aglutinar la voluntad del mayor número de venezolanos, alcance por derecho propio, la dirección de los destinos públicos de la nación, mediante un proceso puro y honrado. Los hechos van demostrando que lo que se hizo el primero de enero, permitió despertar al pueblo, cuya cooperación fue efectiva en el logro de un movimiento revolucionario capaz de derrocar la tiranía. Los objetivos fundamentales del movimiento, son los mismos de la Junta de Gobierno, es decir, unas elecciones libres y democráticas, un clima de garantías ciudadanas, un honesto manejo de los dineros públicos, cosa que se está cumpliendo dentro de la medida de las posibilidades. Fuera de los límites eminentemente castrenses e institucionales no tengo ninguna ambición, y mi máxima aspiración es ver al país enrumbado en forma definitiva por los caminos de una democracia sana, donde los ciudadanos puedan vivir con garantía plena de sus derechos, y donde todas las esferas e ideologías politices se confundan en el campo integral de la nacionalidad, permitiendo a los hombres de buena voluntad, sobre los cuales hoy recae la dirección política del país, y a los que mañana, por voluntad expresa del pueblo venezolano, reciban esa herencia de conducción de la vida pública, cumplir tan elevada misión en forma efectiva". 214


Mérida— 5 de Abril de 1958."Vengo a traerles el abrazo cordial y sincero de mis compañeros de las Fuerzas Armadas, y muy especialmente del Contralmirante Larrazábal. Nuestros deseos son porque Venezuela sea un país íntegramente democrático, donde la justicia sea la norma esencial en el desenvolvimiento de su vida republicana-; queremos devolver a Venezuela la tranquilidad que le había sido arrebatada por un déspota y que se jactaba en hablar en nombre de las Fuerzas Armadas, cuando en realidad a la Institución Armada jamás se le consultó ni se le tomó en cuenta en sus planes. Nuestra frente está muy en alto y el buen nombre de las Fuerzas Armadas debe ocupar el sitio que le corresponde, sin estar mezcladas en politica. La solución de problemas de índole politica corresponde a los partidos y no a nosotros" Trujillo— 7 de Abril de 1958.Me siento infinitamente complacido en cumplir con la honrosa misión que el Contralmirante Wolfgang Larrazábal asignó a la misión militar que hoy está de visita en esta ciudad. Nos encargó el señor Presidente traer el saludo cordial de la Junta de Gobierno a toda la gente trujillana; quiere el Contralmirante Larrazábal reafirmar una vez más por nuestro conducto que el grupo de hombres que hoy le acompaña en compartir la responsabilidad de la 215


gestión gubernamental transitoria, está trabajando honesta, firme y decididamente para tratar de lograr la máxima recuperación de nuestro país dentro de las disponibilidades de tiempo hasta que llegue el momento en que Venezuela vuelva a reintegrarse a la constitucionalidad. De todos nosotros es bien conocido el estado caótico y de desorganización administrativa en que dejó el Régimen derrocado a nuestro País; pero desconocen la realidad de las secuelas tremendas que hoy preocupan profundamente al Gobierno Nacional y que con tal preocupación se vea en parte limitado tí' proyectar al futuro en forma definitiva; sin embargo, tiene la necesidad primero de tratar de remover y resolver el pasado y el presente para que sirva de base al futuro; sin embargo, es preciso que el pueblo venezolano se adorne hoy más que nunca de dos cualidades necesarias: la paciencia para saber esperar la solución de los problemas en forma lógica y también la de tener conciencia de que hay sana intención de la Junta de Gobierno de hacer todo cuanto esté a su alcance, sin escatimar esfuerzo alguno, para lograr entregar, a quien en forma constitucional reciba los destinos del país, una herencia lo más saneada posible. Es igualmente oportuno el momento para prestar o mejor dicho para dar a todo el pueblo de Trujillo el abrazo sincero y honesto de la Institución Armada, abrazo que tiene el fuerte y amplio de nuestra tierra y tiene ese matiz necesario de venezolanidad puesto que lo envían hombres nacidos en todo el territorio 216


nacional. Yo pido a los hombres de Trujillo que reciban nuestro abrazo sincero y que abran sus brazos para recibir entre ellos los abrazos de todos los hombres de buen corazón que hoy están tratando de renovar a Venezuela y de conducirla por caminos más firmes y más sólidos hacia una democracia más efectiva. Nuestra Institución Armada no podía estar ausente en estos momentos históricos y así está proyectando sus hombres y su voz por todos los caminos y lugarés patrios para que el pueblo venezolano sepa que hoy nos encontramos más unidos que nunca y firmemente dispuestos a mantener y ampliar las conquistas democráticas logradas. Nuestra Institución Armada hoy está ubicándose definitivamente en el lugar que le corresponde por Constitución y por derecho propio; pero quiere dejar sentado que es preciso que un principio fundamental guíe esta proyección más de la vida de los ciudadanos políticos del país; es necesario que si nosotros estamos dispuestos a respetar el campo politico, también exigiremos y queremos que se nos conceda el respetar en forma absoluta y rotunda nuestro campo castrense y así formando ese conjunto de venezolanidad integral necesario para que Venezuela sea conducida por todas sus fibras a una democracia verdaderamente honesta y sana. Las Fuerzas Armadas concientes del papel que les corresponde desempeñar, estarán siempre como centinelas alertas dispuestas a defender los derechos ciudadanos, la integridad patria. Por eso la Institución Armada le dice al pueblo de 217


Venezuela que ya está ubicada y que está demostrando con hechos que esa ubicación es real. Transcurrido algo más de dos meses de la gestión gubernamental de la Junta de Gobierno, las Fuerzas Armadas no han intervenido en ningún aspecto de esa organización políticoadministrativa; pero somos más, mucho más ambiciosos dentro del campo nacional: deseamos desaparecer totalmente de la vida pública como árbitros de los destinos políticos del pais. Y si en un futuro inmediato un Partido político o coalición política, mediante• unas elecciones honestas, llega al poder, tendrá nuestro total respaldo y esperamos que tenga el total respaldo de todos los sectores democráticos del país". Maracaibo — 16 de Abril de 1958.Por el Programa Revista de Prensa que dirige el señor Aureliano Rangel, fueron transmitidas anoche importantes declaraciones formuladas por el Teniente Coronel Hugo Trejo, Sub-Jefe del Estado Mayor del Ejército y que por lo trascendentales de las mismas estimamos oportuno reproducir para conocimiento de los lectores de este Diario. La entrevista fue realizada sin aviso previo y sin que antes se sometiera a consideración del Teniente Coronel Trejo ningún cuestionario. Sólo se le preguntó si estaba dispuesto a contestar cualquier pregunta, a lo que respondió afirmativamente. El alto jefe militar entrevistado expresó: 218


"Me siento ampliamente complacido en aprovechar la oportunidad que me brinda "Revista de Prensa" para hacer llegar una vez más a toda la colectividad zuliana el saludo de la Junta de Gobierno y el abrazo cordial y fuerte de la Institución Armada. Nuestra Institución Armada quiere que el pueblo de Zulia sepa, así como todo el pueblo venezolano que hoy, más unida que nunca, está firmemente decidida a mantener y ampliar las conquistas democráticas logradas el veintitrés de enero porque creemos que nuestra patria es muy grande y se merece una democracia efectiva donde se respeten los derechos de todos los venezolanos y donde haya garantía para todos los hombres de buena voluntad". De inmediato le fue formulada la primera pregunta: — Qué piensa usted de la distancia que había existido tradicionalmente en Venezuela entre la Institución Armada y el resto del país, o sea entre ustedes y nosotros? La respuesta fue inmediata: "Siempre he pensado que esa separación injustificada entre el militar y el civil no tiene ni ha tenido nunca razón de ser, a no ser que obedezca a intereses particulares de un gobierno que como todos ustedes saben se preocupó muchísimo de ir batiendo los afectos y no sólo de colectividad a colectividad, de amigo a amigo y 219


de hermano a hermano. Por eso nuestra patria sangró tanto, por eso hemos pasado tan malos momentos y ya es hora que todos los venezolanos comprendamos que la salvación de Venezuela está solamente en que todos los venezolanos, sin distinción de partidos políticos, ni de clases, nos unamos y presentemos un bloque monolitico sobre el cual se asiente en forma definitiva una democracia amplia y grande para nuestro país".Manteniéndose el ritmo ágil y franco de la entrevista le fue preguntado al Sub-Jefe del Estado Mayor del Ejército qué actitud y posible intervención asumirán las Fuerzas Armadas ante el proceso electoral que está planteado en Venezuela, respondiendo el Teniente Coronel Trejo: — "Eso es algo que ya hemos hecho saber repetidas veces a nuestro país. La Institución Armada hemos dicho que está firmemente decidida a no intervenir en la vida politica nacional. Que desea ya, dejar de ser el árbitro de los destinos politicos del país. Que no deseamos seguir tutelando la vida politica. Es decir, que queremos que sean los políticos quienes resuelvan ese problema. El problema de las elecciones se fundamenta en la buena voluntad de los políticos para que esas elecciones sean honestas y sean sanas; y así surja de ese acto eleccionario un partido político o una coalición que llegue al Poder y ya en estas condiciones reciba el apoyo de todos los sectores y en 220


consecuencia de nuestras Fuerzas Armadas. Y ahora vuelvo a repetir lo que también dije oportunamente aqui en el Zulia: que nuestra ambición al respecto es mucho mayor, puesto que es necesario que cuando un partido llegue al Poder mediante un acto eleccionario, ese partido reciba el apoyo de todos. Que va a cometer errores? Que los cometa. La oposición debe encargarse de hacer una critica constructiva que vaya enmendando los errores a medida que se van produciendo. Que no se corrige? Que los errores se siguen repitiendo en forma determinante? Pues que entonces en su oportunidad, en otro acto electoral donde el pueblo haga una vez más manifestaciones de su soberana voluntad, le niegue el apoyo que una vez puso en él, y le retire la confianza, y le diga que ya no debe seguir en el gobierno. Y le preste el apoyo a un nuevo partido o a una nueva coalición para que así haya esa rotación lógica de una democracia, donde aquel que no sabe desempeñarse deje el puesto a los que creen que pueden desempeñar en mejor forma. —Está las Fuerzas Armadas unidas y compenetradas de su verdaderó deber para garantizar al país que una vez lograda la vida constitucional habrán de desaparecer del panorama político nacional las asonadas y los cuartelazos? En principio yo, cuando di el saludo al meblo zuliano dije que, podríamos garantizar ,n estos momentos que nuestra Institución está 221


unida y en condiciones de responder de la paz y la tranquilidad social así como de garantizar el bienestar de todos los venezolanos, los derechos y la integridad patria. En cuanto a bueno, es término periodístico, el cuartelazo, —nosotros le llamamos Golpe Militar— estamos firmemente dispuestos a que desaparezca de la conciencia militar ese fatalismo golpista que desde hace muchos años viene arrastrando al país por una cadena de desaciertos donde no hemos podido aún ver la acción de una fracción politica; porque o bien no se le ha dado el tiempo necesario, o bien la intervención de la Institución Armada ha impedido que la oposición se manifieste y así los errores del gobierno se corrijan". Insistiendo en la posición de las Fuerzas Armadas venezolanas, se le preguntó al Teniente Coronel Trejo, si ellas respetarán el resultado de las elecciones sea cual fuere el resultado a través de un proceso electoral libre. A lo que respondió: —"No cabe la menor duda al pueblo venezolano que, como lo acabo de decir antes, si en un proceso electoral que sea honesto y sano, una fracción política va al Poder, nosotros estamos resueltos a respaldarla y así lo pedimos a todas las fuerzas vivas que lo hagan; porque de lo contrario sería la negación absoluta del concepto democrático que queremos implantar en nuestro país". 222


—De acuerdo con su respuesta, Comandante Trejo, vemos que existe en las Fuerzas Armadas un auténtico espíritu y compenetración democráticos. Podría usted ratificarnos esa creencia nuestra? —"No sólo la ratifico, —expresó— sino que la puedo ampliar. Es tal el deseo nuestro de orientar nuestra Institución hacia una conciencia cívico-democrática que sea garantía de los derechos ciudadanos; que actualme:ate esta gira, una de las finalidades que cumple es adoctrinar nuestros oficiales en un nuevo concepto de proyección del hombre militar en el campo civil; y así nuestro oficial, perdiendo esa desconfianza al político y sintiéndose más venezolano que nunca, contribuirá con todos a la buena marcha del país. Pero como éste no debe ser una acción de un grupo ni de un nombre, ni una acción unilateral, así como nosotros estamos predicando a nuestros oficiales, a nuestros hombres de las Fuerzas Armadas la necesidad que hay de integrarse en forma total, de crear un nuevo concepto doctrinal donde no se marque separación entre el hombre militar y entre el hombre civil; así pedimos a todos los hombres responsables del campo político que adoctrinen a aquellos que les siguen y que les van a responder en un momento dado, para que el producto total de esta acción sea ese panorama de venezolanidad integral que garantice una auténtica democracia". Satisfecha esta parte de lo que el mismo 223


Teniente Coronel Trejo calificó complacido de "hábil interrogatorio", se tocó un punto que interesa específicamente a las Fuerzas Armadas: el punto de vista sustentado por el Estado Mayor del Ejército con respecto a los oficiales pasados a disponibilidad. Como en casi todos los casos anteriores, la réplica fue inmediata y precisa: —"El Estado Mayor del Ejército, siempre se ha limitado a estudiar, de acuerdo con las Leyes y Reglamentos Militares cada caso en particular: y la decisión no ha sido capricho — ni como puedan imaginarse algunos—, deseo insano de ninguno de nosotros de pretender cercenar la Institución. Porque a nadie más que a nosotros nos duelen nuestros compañeros. Pero cuando se ha ventilado un caso para que un oficial pase de la situación de actividad a la disponibilidad o retiro, ha habido siempre justicia; pese a que algunos comentarios insanos tratan de hacernos aparecer a algunos de nosotros como hombres que queremos cercenar la Institución. Pero eso es totalmente falso. Tenemos mucha conciencia. Somos demasiado nobles para alimentar el deseo insano de hacer daño a nuestros propios hermanos" Gira 'el tema en torno a si algún militar puede presentar su candidatura a la Presidencia, pregunta que permite al Teniente Coronel expresar lo siguiente: —"Con respecto a esta pregunta, como no 224


tengo fundamento para contestarla, no puedo ser amplio. Pero yo creo, sin embargo, que es necesario que en el próximo gobierno figure presidiéndolo un elemento civil. Yo tengo la absoluta seguridad de que en el campo civil hay hombres valiosísimos, que si se hace una selección honesta, los hombres buscan el hombre con conck__cia, aparecerá el civil capaz de regir los destinos del país. Porque quizás no sea oportuno, estando tan inmediato el recuerdo de un militar que no supo defender el nombre de la Institución dentro del cargo de Presidente de la República. Yo creo como militar —y en ésto no es la opinión de la Institución, ésta es mi opinión personal— que no debe un militar aspirar por ahora a la Presidencia de la República. Esto no quiere decir que vayamos a negarle a nuestros hombres, que también somos venezolanos, el que un día, cuando se llenen los requisitos, pueda ser postulado un militar para tan elevado cargo; pero en este caso, mi opinión muy personal — no voy a involucrar la de la Institución Armada ni la de nadie— es que ese oficial debe de inmediato retirarse de la vida militar activa, para entonces ubicarse como político dentro de la fracción que lo postule y así no habrá ventajismo, y ese hombre irá a la Presidencia como cualquier ciudadano, gozando del respaldo cívico y no tendrá tras de sí el pretexto de una fuerza militar que le vaya a llevar contra viento y marea a una ubicación que sea la contraria a la que el soberano pueblo desee". —Y ahora, Comandante Trejo, no podría 225


usted decirnos cuál será la condición esencial que se tendrá en cuenta para la reincorporación definitiva de los oficiales pasados a retiro por la dictadura de Pérez Jiménez?.- "Eso, como les dije anteriormente, cada caso es objeto de un estudio en particular; y entre nosotros, para que un oficial vuelva a la actividad debe reunir natural y lógicamente todas aquellas condiciones de moralidad e intelectualidad necesarias para ser un hombre que esté dentro de este nuevo campo en concierto pleno. Además yo creo que aquí también hay conciencia y que se hará un estudio para que haya justicia. Justicia al hombre que perdió en un momento la carrera en un gesto noble; y a la Institución que desea que sus hombres sean siempre todo lo que la Institución quiere y los que merecen en realidad estar dentro de ella". Con referencia a si continuarán delegaciones militares recorriendo el interior del país, hizo presente el Teniente Coronel Trejo: —"Estamos firmemente decididos a que esta acción nuestra en el país, sea periódica, continuada. Porque cuando se quiere predicar una doctrina, no basta hacerlo una vez. Así igual que yo, es probable que por acá pasen otros oficiales que como apóstoles de la nueva doctrina que quiere vivir la Institución en su proyección a la vida civilista con concepto democrático, sano, sin perder la condición ni carácter castrense, vengan acá a visitarles; y yo 226


personalmente pues me siento bastante bien acá y será para mí muy placentero el vover siempre que la superioridad me lo permita; y por ahora vamos a continuar nuestra gira y al regresar a Caracas pensamos iniciarla por la parte oriental a fin de cubrir todos los caminos y todos los lugares patrios donde la voz de la Institución pueda ser aliento y pueda llevar la tranquilidad a todos aquellos que quieren dejar de verla con temor y quieren ver en nosotros ciudadanos como cualquiera, pero ciudadanos con uniforme. Muchísimas gracias y hasta la vista". —Queríamos hacerle una última pregunta, Comandante: 1Cuál cree usted que debe ser la actitud de la prensa y de la radio con respecto a las críticas acerca de la Institución Armada?. —"Aquí yo siempre he hablado con los periodistas, porque siempre he tenido con ellos relaciones muy cordiales, y nunca he pensado que se haga una cirítica insana de nuestros oficiales; puesto que si nosotros pedimos respeto debe ser en forma integral. Cuando algún oficial nuestro dé motivo para que se le critique, nosotros no es que decimos que no se le critique; pero pedimos que se le haga comedida, en forma respetuosa, no por el hecho de ser militares; pero yo creo que los ciudadanos de un país merecen ser respetados. El hecho de que no se sea militar o de serlo no debe dar motivo a que una crítica se haga atropellando la dignidad del hombre. Y en eso siempre han estado de acuerdo conmigo los periodistas, porque todos con los 227


que he hablado coinciden conmigo en que este es el momento en que todos los venezolanos debemos ser honestos; y yo, —no es una loa para los periodistas, no vine aquí a hacer loas a nadie— en todas partes he notado en ellos el gran interés que tienen de poner la parte que les corresponde dentro de esta acción orientadora, para una vida mejor en Venezuela".Finalizó con estas palabras la entrevista que hemos considerado de interés reproducir, ya que en la misma se han expresado punto de vista de fundamental importancia y aclarado conceptos y opiniones. Caracas— 17 de Abril de 1958. En el 'tercer programa de la serie "Venezuela, conoce a tus Fuerzas Armadas". "Conciudadanos: En la oportunidad de intervenir en este programa quiero hacer llegar un saludo mocionado y cordial de la Institución Armada a todo el conglomerado nacional. No escapa a los integrantes del alto mando militar la trascendencia histórica del momento que actualmente vivimos. Estamos frente a una de las encrucijadas más tremendas que se le presenta al país para enrumbar su vida republicana y democrática. Como resultado de la jornada cívico-militar del 1° al 23 de Enero, el destino ha puesto en nuestras manos quizá una de las últimas 228


oportunidades para que la Nación Venezolana, superando una etapa de siglo y medio de asonadas militares y civiles, asiente las bases de su vida constitucional sobre el régimen definitivo de derecho. Es necesario comsrender que esta magna tarea que el Creador nos ha deparado, debe aceptarse como una grave responsabilidad de la actual generación civil y militar de Venezuela. Estamos concientes de los problemas que actualmente confronta el País, como herencia funesta de la dictadura derrocada. Sabemos que 'se impone una juiciosa revalorización de las instituciones. Las Fuerzas Armadas deben y tienen que regresar a sus propios predios porque en ellos les esperan urgentes problemas de sus funciones específicas. Ha sido preocupación primordial del Despacho estructurar una doctrina que regule la posición de sus cuadros dentro de los sectores del Estado. Queremos partir de un principio fundamental y recíproco: el respeto mutuo entre todos los ciudadanos y sus Instituciones. Pór disposición expresa de nuestra Constitución, las Fuerzas Armadas son apolíticas, pero estimamos de necesidad que es indispensable al militar entender las bases de una cultura política, como parte misma de su cultura general. En ese sentido, consideramos al 229


político, cualquiera que sea su filiación, como venezolano que siente los problemas de su Patria. Estimamos que el militar tiene tres campos de amplitud donde puede proyectar su cordialización con todos los habitantes del País: el social, el intelectual y el moral. De esta forma, nuestras Fuerzas Armadas quedan enmarcadas dentro del campo integral de la venezolanidad. Creemos y pensamos que esta actitud nuestra inicia la recuperación de los afectos perdidos al no presentarnos como algo segregado de las demás instituciones. La barrera de separación que se pretendió establecer entre civiles y militares tiene que ser rota para no aparecer más como un ejército de ocupación en nuestro propio territorio. Tenemos fe en que nuestra Institución Armada, al despersonalizarse y crear en sus cuadros una conciencia republicana y democrática, estará en capacidad de ir hacia su propio destino sin perjuicio ni mengua de los destinos nacionales. En esa forma, continuaremos echando las bases para que las decisiones mayoritarias y soberanas del pueblo venezolano sean respetadas y acatadas para el logro de la ansiada estabilidad de una Nación que debe por sí y ante sí, darse sus propios lineamientos de gobierno. Con mi mayor esperanza puesta en la mejor solución del futuro histórico de Venezuela, 230


quiero traer para 'concluir, las palabras de su mรกs grande hijo: "UN SOLDADO FELIZ NO ADQUIERE NINGUN DERECHO PARA MANDAR A SU PATRIA. NO ES EL ARBITRO DE LAS LEYES NI DEL GOBIERNO, ES EL DEFENSOR DE SU LIBERTAD. SUS GLORIAS DEBEN. CONFUNDIRSE CON LAS DE LA REPUBLICA Y SU MAS CARA AMBICION DEBE SER LA DE VER CONSOLIDADA LA FELICIDAD Y BIENESTAR DE SU PUEBLO".

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CAPITULO QUINCE A— CARTA GRABADA ENVIADA EL 2 DE OCTUBRE DE 1958

QUERIDOS COMPAÑEROS: La presente va dirigida a todos los que en comunión de ideales y sentimientos están dando en Venezuela el más hermoso ejemplo de desinterés y de amor patrio; cuánto he sentido el verme al margen de nuestra lucha. En la que cada uno de nosotros ha puesto lo mejor de su vida sin que hayan pasado por nuestras mentes cálculos egoístas y ambiciosos, pues en todo momento ha prevalido un concepto perfectamente definido y claro del papel importante que dentro de un Estado de Derecho, debe desempeñar nuestra Institución. 233


Cuántas inquietudes he tenido que dominar para mantener mi equilibrio sicológico que se ha visto fuertemente sacudido por tantos incidentes desagradables que a ustedes les ha tocado vivir y sortear, a Dios gracias con el más efectivo y brillante de los éxitos; el pensar que en esta lucha están presentes compañeros en los que la Patria deposita hoy toda su confianza es alentador, jamás había tenido defensores tan firmes y decididos y así nuestra doctrina de Democratización de las Fuerzas Armadas e Integración del Pueblo Venezolano podrá dar cumplimiento a su postulado de no más asaltos al Poder; nuestra actitud honrada no busca justificación, busca resultados y ya vamos en camino de obtenerlos y que la Historia se encargue de emitir el juicio correspondiente, ella tendrá la palabra en el momento oportuno. Sin embargo, hay algo que constituye mi mayor preocupación; estamos en horas dificiles donde es imperativo sumar y no restar y en consecuencia nuestra prédica y ejemplo, de los cuales hemos dado irrefutables pruebas, deben ser norma para acercar a nosotros a todos aquellos compañeros que confundidos o desviados pueden ser ficha favorable para el logro de nuestras aspiraciones; no hay que olvidar en ningún momento la misión histórica que estamos cumpliendo, donde dos factores básicos y definitivos son nuestro mejor apoyo: "Juventud y Conciencia de Patria"; es indispensable que todos nuestros esfuerzos se 234


orienten a cumplir el proceso trascendental de dignificar a nuestra Institución y que ustedes, siguiendo el camino de la verdad han ido defendiendo con el mérito indiscutido de ver claramente donde el panorama confuso de los hechos se ha prestado fácilmente a confundir y desorientar. "En la unión está la fuerza", esta máxima tan antigua tiene hoy plena vigencia para nosotros y constituye una necesidad imperiosa, tenemos que cerrar filas, conquistar nuevos luchadores para nuestra causa a fin de impedir que un grupo de elementos sin conciencia, al que no guía otra cosa que el interés personal, pueda clavar sus garras sobre el suelo patrio pretendiendo marcar pauta y normas orientadas al atropello y violación de todo cuanto tenga caracteres de dignidad, desprendimiento y honradez, donde los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común; esa ruta por la que venimos trajinando no debemos abandonarla, no podemos permitirnos desviaciones donde se juegue inconscientemente con el destino histórico de Venezuela; cada día, cada minuto impone un profundo y claro análisis de los hechos para evitar actitudes peligrosas que puedan poner en peligro nuestra obra y dar al traste con la paz y tranquilidad indispensables a nuestro país para reponerse de tantos daños que le han hecho; firmeza siempre, espíritu de lucha inquebrantable pero con conciencia. Desde el amanecer del 23 de enero nuestra acción se orientó al apoyo del gobierno que 235


acababa de constituirse, por una razón elemental: evitar el caos que lógicamente podía producirse ante el desborde patriótico de la acción popular que clamaba justicia y pedía la reivindicación de los derechos que durante tanto tiempo le habían sido negados; nuestra ejecutiva posterior ha mantenido siempre esa actitud, no se trata de hombres ni de nombres, se trata de símbolos necesarios que en momentos difíciles hay que crear y darles contextura; que se nos haya defraudado, que no se nos ha correspondido, qué importal... No hemos actuado buscando loas y agradecimiento de nadie, es Venezuela entera presente de Norte a Sur y de Este a Oeste, la que ha guiado nuestros pasos, es el bien de todos, es la salvación de lo que más queremos, los que como nosotros hemos consagrado la vida y todos los esfuerzos a una profesión que ha pretendido ser vilipendiada por muchos debido a la acción de los que han traicionado los postulados de honradez y dignidad del hombre de armas. ¿Cuál ha sido la orientación de nuestro movimiento?. De todos es conocida, hemos buscado adoctrinar a los nuestros sobre la verdadera ejecutoria a cumplir por las Fuerzas Armadas; ustedes me han acompañado en esta misión de apostolado porque conocimos la gran cantidad de tropiezos y la dificultad para hacer un lavado mental de todos aquellos que de un modo u otro creen haber sido favorecidos por la situación vivida hasta el 23 de enero; los caminos de Venezuela son testigos de nuestro 236


afan y la voz del militar por fin llegó a muchos lugares de la patria con tonalidad firme de aliento y esperanza para tantos de nuestros conciudadanos que veían en nosotros el ente peligroso, símbolo de destrucción y de desgracias, es ésta una verdad que no debemos ocultarnos; se nos respetaba por temor, no por afecto. Pero ¿cuál es hoy el balance positivo de nuestra lucha? También ha sido comprobado, ya que en el pueblo empieza a germinar firmemente la confianza en los hombres que directamente estamos al servicio de la Patria. Porque estamos tratando por primera vez de ser símbolo y hechd de respeto a sus derechos, y garantía para las instituciones, el orden y bienestar. patrio. Ustedes ahora no se dan cuenta del papel trascendental que han desempeñado, pero el futuro tiene, con la ayuda de Dios, su última palabra. Entonces se impone: 1.- No desmayar en ningún momento en nuèstro espíritu de lucha, prédica y ejemplo. 2.- Seguir a toda costa la ruta que nos hemos trazado. 3.- Intensificar la campana en pro de la unión y compactación de nuestras Fuerzas Armadas. 4.- La unión entre los nuestros debe ser indestructible, pase lo que pase. 5.- Seguir dando todo el apoyo al Gobierno que provisionalmente preside los destinos de la Patria, hasta que logremos el estable237


cimiento de un Gobierno Constitucional y democrático, que ya dispondremos de tiempo para planificar lo necesario que sirva de garantía y permanencia al Presidente que mediante la decisión mayoritaria de nuestro pueblo, sea elegido en los próximos comicios. Ahora bien, en lo que a mí personalmente respecta, quiero que sepan que vivo acompañándolos espiritualmente en todo momento y que cuando sea decidido mi regreso pondré todo mi esfuerzo y orientaré todas mis acciones a dar cumplimiento a los postulados de nuestra doctrina. Una vez más les repito que no ambiciono un lugar determinado para luchar, aspiro a que se me permita participar en la lucha que aún se perfila larga y plena de dificultades; y en todo momento estoy dispuesto a cumplir con el destino que la Patria y Ustedes me demanden. Un fraternal abrazo para todos y hasta luego. Hugo Trejo San José, 2 de octubre de 1958

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B— CARTA GRABADA ENVIADA EL 22 DE OCTUBRE DE 1958 QUERIDOS COMPAÑEROS: Desde acá, con la misma preocupación e iguales inquietudes enviamos ésta: nuestro anhelo de regresar a la Patria a compartir con Ustedes los difíciles momentos que se perfilan, crece con la certeza de que cada uno de nosotros debe estar presente en su puesto de lucha y dispuesto siempre a dar la gran batalla por ver hechos realidad nuestros propósitos honestos de que Venezuela se enrumbe democráticamente en forma definitiva. Como les decía en mi anterior, las noticias recibidas y los hechos cumplidos por los que defendemos los hermosos postulados de nuestra doctrina, han venido a robr.stecer nuestra fe y confianza en el triunfo 239


definitivo de nuestros ideales; sé muy bien que nos esperan duras pruebas, que seguimos escribiendo apenas, las páginas que servirán de prólogo al libro histórico que un día recogerá la trayectoria digna de los que, pese a todo, hemos sabido ver con claridad en un ambiente tremendamente confuso; a ninguno de nosotros debe escapar el hecho irrefutable de que defendemos la verdad y por eso, desprovistos de todo sentimiento personalista estamos poniendo todo cuanto valemos al servicio de una causa noble por todos los conceptos, para que un día no lejano, Dios mediante, pueda nuestra querida Patria ocupar el sitio que por derecho le corresponde dentro del conjunto de naciones que han visto cristalizar, por el esfuerzo desinteresado de sus buenos hijos, sus aspiraciones democráticas; es lamentable que haya elementos a los que sólo la mención de la palabra "democracia" cause un enfermizo temor y eso es porque la juzgan como una sentencia definitiva para sus bastardos e inconfesables propósitos; pero más aún, es peligroso al extremo, que haya quienes escondidos por propio interés bajo una capa de apariencias democráticas, disimulen sus verdaderos fines para tomar posiciones que les permitan dar el salto felino y llevarnos nuevamente a la repetición de capítulos nefastos vividos por nuestra patria; contra ellos debemos estar permanentemente alerta, no se necesita mencionar nombres porque los conocemos lo suficiente para no caer en engaño y dentro de la imperiosa necesidad de aglutinar 240


día a día con más fuerza a los hombres honestos y dignos de nuestra querida Institución, se hace imprescindible una acción orientada a , convencer a los vacilantes y a señalarles donde está el verdadero peligro y quiénes son sus posibles entes ejecutores; no se trata de sembrar desconfianza, por el contrario se trata de robustecer la confianza y dar seguridad a nuestros propósitos porque conocemos los múltiples argumentos que pueden ser esgrimidos por los interesados, para desviar a quienes vacilantes en sus convicciones son su fácil presa; ya nos lo han demostrado hechos que lamentablemente han arrojado un saldo doloroso, recordemos siempre el 7 de septiembre y no olvidemos que hay muchos que desean su repetición sin importarles las consecuencias tremendas que pueda traer. No ignoro que algunas veces el desaliento haya hecho presa en Ustedes, hay plena justificación para ello; sin embargo, en hombres como nosotros tal palabra no debe tener cabida puesto que el destino histórico de la Patria y la dignificación de nuestra Institución descansa sobre nuestros hombros que tienen la inquebrantable fuerza que da el luchar por intereses de solidez moral; porque no son los nuestros, hablando en forma personal, los que defendemos, sino los de todos los venezolanos; nuestra doctrina tiene que seguir adelante, cueste lo que cueste; yo tengo plena seguridad de que la prédica acompañada del ejemplo, como lo están haciendo, nos irá allanando el camino; 241


estos meses de lucha nos serán en un futuro inmediato muy útiles, porque como les dije antes, estamos apenas en el comienzo y lo que se ha aprendido en forma práctica nos ha sido muy beneficioso puesto que nos ha permitido conocer "quién es quién" y valorar la capacidad y posibilidad de nuestras fuerzas. Quiero ahora tratar algo que considero de la mayor importancia: Se trata del documento de declaración de principios que me fue enviado por el Capitán Brandt Torellas; me ha parecido una excelente idea; sé muy bien el poco valor que documentos similares han tenido; pero no debemos olvidar que ha sido en circunstancias completamente diferentes, cuando no había hombres con una conciencia formada en relación a lo que se preconiza en el nuestro; es preciso darle todo el apoyo necesario y tratar de convertirlo en la Biblia de honor de todos nosotros para ir creando una mística firme que tenga algo material sobre qué fundamentarse; debemos tener .fe; todos los que pongan su firma en él adquieren un compromiso de dignidad y honor con Venezuela; el que no lo cumpla, tendrá su juez y su juicio en su propia conciencia. No debemos olvidar, por ejemplo, que siempre hemos tenido una Constitución, ese libro magno llamado Ley de Leyes que sirve hoy de guía a nuestros esfuerzos y que sin embargo, ha sido atropellado y no vamos a pensar por ello que debe ser eliminado; necesitamos algo nuestro, nuestra Biblia, como ya dije; y creo conveniente que se haga firmar 242


por todos los que estamos plenamente identificados; la razón se nos dará, vendrá la justicia en forma espontánea, como deben llegar todas las cosas producto del triunfo de los ideales honestos; porque la verdad, aunque combatida, se hace patente siempre y con esta confianza jamás podremos vernos doblegados por el desaliento y alejaremos así la posibilidad de una claudicación que atropellando nuestra propia conciencia permita asentar sus reales en el suelo patrio a aquellos que añoran la presencia del llamado hombre fuerte y sueñan, como alguien nos dijo, con el látigo del capataz ausente. En cuanto al próximo proceso electoral a realizarse, nuestra posición no tiene duda alguna; Dios mediante, será honesto y expresará, como es de esperar, la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo; todos nuestros esfuerzos y sacrificios deben orientarse a respetarla y hacerla respetar; no es para nosotros cuestión de hombres o doctrinas, que triunfe el mejor es cuanto podemos desear como venezolanos; pero quien salga electo debe recibir todo nuestro respaldo para que en su momento se haga cargo de la elevada misión que por la voluntad de la mayoría le haya sido asignada; el establecimiento definitivo de un Estado de Derecho debe ser nuestra máxima preocupación y no debe existir sacrificio, por grande que sea, que no estemos dispuestos a hacer para contribuir con nuestra desinteresada colaboración a lograrlo, porque nuestro país no 243


puede seguir siendo un Estado parcelado regido por la voluntad absoluta de un pequeño grupo y nuestra Institución debe ubicarse definitivamente en el lugar que le corresponde, como garantía de respeto a los derechos ciudadanos, como guardián permanente e imparcial de la Constitución, las Instituciones legales y de la soberanía nacional. Para terminar quiero enviar a todos mi fraternal abrazo y ratificarles una vez más que mi máxima aspiración es la de reintegrarme a las Fuerzas Armadas para continuai- el cumplimiento de la misión que espontáneamente nos hemos impuesto, porque ella está en pleno desarrollo y cada uno de los nuestros que tenga verdaderos sentimientos de Patria debe poner por sobre todo su cumplimiento total, hasta que podamos dejar .como legado a Venezuela una plataforma sólida sobre la que descanse en forma estable y segura, su estructura constitucional. Muchos han hecho uso particular e indebido de las sentencian del Padre de la Patria; a Dios gracias, no es nuestro caso y hoy como nunca se impone cumplir con aquella de que "quien abandona todo por ser útil a su Patria no pierde nada y gana todo cuanto le consagra". Nuevamente un abrazo para todos, al que se unen el Teniente Coronel Núñez y el Capitán Sucre; tenemos absoluta y plena confianza en Ustedes; sabemos que seguirán luchando con la misma energía, decisión y desinterés como lo 244


han hecho hasta ahora e impedirán, cueste lo que cueste, la desmembración de nuestro movimiento. En lo que a nuestro regreso respecta supongo que será resuelto en su momento por quien corresponda; o bien cuando las circunstancias así lo requieran y Ustedes demanden nuestra presencia en ésa. Mientras eso llega sabremos tener paciencia y esperar; y cuando llegue el momento oportuno no vacilaremos en reintegrarnos con ustedes y hacer nuestra presencia material efectiva en ésa. HASTA LUEGO!... HUGO TREJO

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C— CARTA GRABADA ENVIADA EL DIA 14 DE NOVIEMBRE DE 1958 QUERIDOS COMPAÑEROS: Las noticias recibidas de un amigo que tiene toda mi confianza y a través de la prensa, han causado tremenda inquietud en mi ánimo; he deducido que la situación actual es extremadamente delicada, es un verdadero caos de opiniones y confusiones donde la ambición personal está a la orden del dia y es peor porque dentro de nuestra Institución existe al parecer un estado de desacuerdo por lo que a las candidaturas presidenciales se refiere; de ser cierto, el asunto tiene muchísima gravedad, es el sintoma indiscutible de que aún pretendemos mantenernos en la posición poco elegante y digna de "supremos electores" de la República, 247


en momentos en que se hace necesaria como nunca nuestra más completa imparcialidad a ,fin de que el proceso electoral y sus resultados sean la manifestación auténtica de la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo; el establecimiento de un Gobierno democrático y representativo ha sido la fundamental preocupación nuestra y eso no puede lograrse si influencias extrañas a la ejecutiva electoral pretenden hacer sentir su acción para crear un estado de adversión hacia una fracción determinada o favorecer otra. En muchas oportunidades dejé perfectamente sentado que la ubicación exacta de las Fuerzas Armadas debe manifestarse por la más completa verticalidad, y el actuar gravitando nuestros sentimientos en pro o en contra de determinada fracción politica es la negación patente de dicha posición, que impone a nuestra Institución mantenerse en estado permanente de alerta y vigilancia para asegurar el orden y tranquilidad de la República a fin de que el proceso cívicodemocrático se cumpla sin dificultades. Estoy plenamente seguro de que Ustedes no pueden sustentar otra tesis que la que sirve de norte y guía a nuestros esfuerzos constituyéndose así en la máxima esperanza de nuestro pueblo que anhela una reivindicación total de sus legítimas aspiraciones; hemos sabido dar hasta el momento el más hermoso ejemplo de desinterés y de conciencia patria y esta mística hay que conservarla y reforzarla, es preciso estar atentos para impedir que 248


argumentos tendenciosos puedan hacer mella en algunos de los nuestros, hay que llevarlos al pleno convencimiento de los altos intereses que defendemos y que comprendan que no tenemos más estímulo que el bien de Venezuela, que nuestra lucha se orienta a dar a nuestros conciudadanos el lugar que a cada uno corresponde y que no aspiramos a otra recompensa que la de disfrutar de una conciencia limpia producto de nuestra actuación honesta y decidida al lado del bien y la justicia; ojalá comprendan la altura de nuestra posición, pero además es absolutamente necesario estar dispuestos a arriesgarlo todo, incluso nuestras vidas, para impedir que quienes pretenden salirse de la órbita que corresponde a quienes han recibido armas de la República para su defensa, pretendan volverlas contra ella; de nuestra parte les hacemos la formal promesa de que estamos dispuestos a acompañarlos cuando llegue el momento. Ahora mismo la prensa local acaba de publicar la noticia de un nuevo intento subversivo y yo me pregunto: Hasta cuándo Venezuela resistirá esta lamentable situación?. Pienso infinidad de cosas, entre otras, que no hay entre los llamados y con posibilidades para ello, la intención definitiva de clarificar el panorama nacional. Por qué?. Muchas respuestas pueden ponerse en evidencia y en medio de todo la única esperanza firme del país somos nosotros y defraudarlo es un crimen que no podemos cometer. 249


El silencio guardado hasta ahora y la no contestación a mis anteriores me preocupa bastante, es necesario que me escriban y me hagan un análisis de los sucesos actuales para conocer la verdadera situación pues las noticias son alarmantes y uno no sabe a qué atenerse; son de tal naturaleza que tienen visos de escándalo periodístico; pero estando nuestro país en las condiciones de todos conocidas, todo puede ser posible. No podemos ocultarnos al hecho indiscutible de que hay muchas ambiciones en juego, que se impone obrar con serenidad para contrarrestar la acción de los que siguen pensando que nuestro país no puede vivir democráticamente, que sus argumentos para convencer se fundamentan en predicar el "orden contra el bochinche", ese orden abominable mantenido con atropellos y persecusiones policiales; es lamentable leer en la prensa artículos como el de Arrietti, que pretende legalizar la intervención de nuestra Institución como "supremo elector", son esos los llamados cantos de sirena que exigen una conciencia firme para rechazar las insinuaciones que encierran; que obtiene resultado, no podemos negarlo, si nó cómo se explica el último intento subversivo donde al lado de un Coronel D'Lima aparecen oficiales que por el solo hecho de pertenecer a una generación joven deberían estar pensando y actuando en forma diferente. Es por eso que el panorama se torna confuso y difícil; pero pese a todo, mi fé en 250


ustedes es inquebrantable; nuestra firmeza en las convicciones democráticas constituye el mejor escudo y nuestra decisión de ver establecido un gobierno legal y garantizado el respeto a los derechos ciudadanos, será en todo momento el incentivo que impedirá toda acción que trate de retrotraer el desarrollo cívico que se está cumpliendo; y si logramos contribuir a que sea respetado el resultado del proceso electoral habremos dado el primer paso firme en los propósitos que perseguimos. Es preciso intensificar la prédica de nuestra doctrina, recuerden que el silencio es perjudicial, que no basta dar el ejemplo y que prédica y práctica deben ser acciones inseparables para obstaculizar la acción negativa orientada a crear el caos y la confusión entre los que vacilantes en sus convicciones de respeto al hecho democrático, se dejan convencer con fecilidad, cumpliéndose aquel adagio de que más fácil es aprender a ser malo que bueno, ya que lo segundo impone sacrificarse y lo primero implica sacrificar a los demás. Nada más será por el momento, quedo en espera de noticias. Núñez y Sucre se unen a mí para enviarles un fraternal abrazo. Hugo Trej o

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D— DECLARACION DE PRINCIPIOS Los suscritos, militares vênezolanos en situación de actividad, disponibilidad y retiro, poniendo a Dios por testigo de nuestras intenciones, que no son otras que el bien de la Patria, el decoro de la Institución Armada y el deseo de que ésta cumpla cabalmente la altísima misión que le ha sido encomendada conforme a las normas del derecho público, empeñando nuestro honor y nuestra conciencia, nos comprometemos a defender, de mutuo acuerdo, cuando las circunstancias lo requieran y cualquiera que sea la posición oficial y situación militar en que nos encontremos, los siguientes postulados: 1°- La independencia y soberania de la Nacif.n en todos sus aspectos. 253


2°- El sistema de gobierno democrático y representativo. 3°- El goce, por todos los venezolanos, de los derechos que, por ser atributos permanentes de la condición humana, deben mantenerse incólumes y respetados en toda comunidad civilizada, y que están consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. 4°- El imperio de las libertades públicas y garantías constitucionales que corresponden a todo pueblo libre, que consagran la Carta Fundamental de la República, sancionada por sus legítimos representantes. 5°- La abstención, por parte de las Fuerzas Armadas, de toda función deliberante y toda actitud personalista o partidarista. 6°- La estricta limitación de las Fuerzas Armadas a las funciones constitucionales y legales que le corresponden como Institución al servicio de la nación. 7°- El respaldo y obediencia de esa misma Institución a los Poderes y Magistrados que el pueblo se dé libremente, en ejercicio de su indiscutible soberanía. 8°- Orientar todos nuestros esfuerzos para lograr la máxima unión y compactación de las Fuerzas Armadas fundamentada en los 254


conceptos de honestidad, moralidad y desprendimiento carente de todo personalismo para colocar la Institución en el puesto de dignidad que le corresponde. 9°- No alentar en ningún momento cuestiones . de tipo caudillista pues se trata de defender los ideales elevados de Patria donde los hombres y los nombres no cuel Lan para nada.

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EPILOGO Han transcurrido 19 años del derrocamiento de Pérez Jiménez, muchos aspectos anteriores al 1° de Enero de 1.958 por lo que se refiere al desarrollo integral del país, no solo aparecen estatizados sino desmejorados. Indudablemente hay un logro: el disfrute de las libertades ciudadanas, aunque algunas de ellas como la libertad de expresión, cuyo ejercicio pleno no conviene al gobierno de turno, son mediatizadas y condicionadas. Un análisis simple de las realidades que vive el país permite llegar a las siguientes conclusiones: 1.- La política de concreto. 257


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Ha sido incrementada, en especial para mejorar las estructuras físicas de las grandes ciudades donde está el mayor caudal de votos cuya captación busca el partido gobernante al siguiente día de las elecciones. La Administración Pública. Ha incrementado y perfeccionado los vicios del pasado: Tráfico de influencias, peculado, malversación, que ya no son de la exclusividad de los elevados escalones del gobierno, sino que se manifiesta a todos los niveles y de las más variadas formas. Con la bonanza Petrolera. Nuestro ya institucionalizado "nuevo riquismo" se manifiesta por una actitud generosa de "regalar" bajo la simulación de préstamos, elevadas sumas de dinero a algunos países Latino-Americanos, entre' ellos a nuestros "hermanos" Colombianos quienes pueden utilizarlas en la compra de armas y municiones para ser empleadas contra nosotros mismos. Hay déficit de Institutos Educacionales. A todos los niveles y muchos de los existentes no reunen las condiciones que exige el impartir una enseñanza efectiva. Mientras que como expresión irrebatible de la inconciencia de nuestro gobierno, se donó 2.000 000,00 $ para una Universidad de EE.UU. Hay déficit de Institutos Asistenciales. Y en los existentes, se carece de los medios necesarios y suficientes para atender con la


eficiencia que exige la salud, a quienes están en ellos o acuden en busca de asistencia. Si tal situación es motivada por carencia de un presupuesto apropiado, ¿Cómo se justifica el préstamo a varios países LatinoAmericanos, de 4.000 millones de dólares en condiciones tales que su recuperación cae dentro de los términos de lo imposible?. El Jefe del Ejecutivo actúa en forma autoritaria y personalista proyectando más la imagen de un Dictador que la de un Presidente libremente electo, al actuar marginando la estructura integral del representativismo característicos del sistema Democrático, con plenos poderes que no fueron eficientemente utilizados, mientras que el Poder Judicial aparece como un simple apéndice del Ejecutivo. Este desconsolador panorama expresado en forma tan esquematizada es el resultado de 18 años de incapacidad y desacierto de los gobiernos que han mal administrado el sistema Democrático a espaldas de las realidades y necesidades del país nacional y conformándose a los particulares intereses de sus parcialidades politicas y de los personajes de mayor influencia en ellas. Por lo que se refiere a los acontecimientos que del 1° al 23 de Enero de 1.958, fueron, determinantes para el derrocamiento de la Dictadura, se han escrito las más variadas versiones, la mayoría o casi todas basadas en el conocimiento deformado de terceras personas 259


que tenían poco y en oportunidades ningún conocimiento serio de todos los hechos. Atendiendo al imperativo de hacer llegar la verdad a los estudiosos e interesados de nuestra Historia, siempre bajo el signo de violencia como testimonio de un Pueblo en incansable lucha para labrarse por sí mismo el déstino que le corresponde, decidí escribir este libro; no pretendo ser el único poseedor de toda la verdad, me limito a relatarla en la parte y proporción que me correspondió, tratando fundamentalmente de no deformar aquella y de hacer justicia en relación a todos los que fueron factor decisivo en la conformación de la estructura insurreccional y en la culminación del levantamiento del 1° de Enero. Debe quedar muy claro que durante el período de diez (10) años que transcurrieron desde el derrocamiento del insigne venezolano Don Rómulo Gallegos, las Fuerzas Armadas pusieron siempre de manifiesto su inconformidad con la Dictadura, por lo que, numerosos oficiales de nuestras Fuerzas Armadas pagaron con su carrera y su libertad su enfrentamiento a aquella y tres de ellos: Capitán Wilfredo Omaña, Teniente Droz Blanco y Capitán Juan Bautista Rojas con sus vidas. Entrar en detalles sobre los propósitos y signo de dichas insurgencias no me corresponde ya que ellas tuvieron sus propios dirigentes y protagonistas y a estos les corresponde aportar la versión real, para que quede consignada en el 260


lugar y fecha que históricamente les corresponde. Los propósitos y signo de nuestra insurgencia quedó comprobado con nuestra actitud, con los hechos y con las consecuencias que se derivaron de estos. Sin duda alguna lo limitado de nuestro horizonte en lo político, nuestra inexperiencia, el escaso conocimiento de los hombres dentro del nivel de dirigentes, nos llevó a tener una actitud tímida. Fuimos a la insurgencia con la concepción romántica, idealista, sincera, de devolver a nuestro Pueblo su dignidad y libertades, de restituir el sistema Democrático, cuya ruptura violenta se había realizado el 24 de noviembre de 1.948. En ningún momento pensamos ni en la entronización de un nuevo Caudillo, ni en la permanencia de las Fuerzas Armadas dentro del esquema político porque como lo dije tantas veces, tenemos en nuestros propios predios muchos problemas a resolver y situaciones que superar para cumplir a cabalidad con el papel fundamental de guardian de la integridad territorial en todas sus manifestaciones y garante de la Constitución y Leyes de la República, sin perder de vista la condición de brazo armado para que Venezuela, pueda cumplir con su destino histórico. En este libro queda consignada la prédica impartida a los oficiales de las Fuerzas Armadas además de las declaraciones públicas en los medios de comunicación en una época en que sí 261


habla una auténtica libertad, sin presiones ni condiciones para que la expresión del pensamiento de todos los sectores fuera real y auténticamente libre, no mediatizada ni controlada como en el presente; había un gobierno de transición, apropiado para que ésta se realizara sin riesgos; un gobierno que no poseía T.V., ni estaciones de radio, ni periódicos propios o controlados por la acción del gran empleador que es el Estado Venezolano. Muchos de los románticos e idealistas hemos pagado un alto precio por mantenernos inflexiblemente en dicha actitud; creo interpretar el sentimiento de todos, pero en especial por lo que se refiere a mí, debe quedar claro que no implica lo dicho una confesión de "mea culpa", sin embargo, es duro reconocer que en gran parte nuestra actitud y sacrificios se han perdido, porque la "democracia" que estamos viviendo no fue la que alimentó nuestros ideales; el desorden, la inmoralidad no solo administrativa sino personal de elevados funcionarios del gobierno, la compra de voluntades, "Circo sin pan" para el Pueblo, el tráfico de influencias, la formación de nuevos grupos económicos para saquear el país, el engaño de las nacionalizaciones del hierro y del Petróleo, no son expresión de la democracia que nos llevó a la insurgencia. Un Congreso Subalterno que con honrosas excepciones, sus miembros se limitan a levantar "là mano" para dar la consabida señal de aprobación a "todo". Con un Senado que se ha 262


convertido en asilo y refugio seguro para "prohombres" y expresidentes, estos últimos con el fin de evitar que la acción justiciera denixo de esta democracia bobalicona e incapaz, es pueda alcanzar o se les pueda hacer jus, os reclamos. Como complemento, la "liberta 1" para hablar sin que "oigan" los destinatarios de lo que se habla, cuando implica reclamos justos a los dirigentes del gobierno. En fin han quedado consignados en este libro todos los acontecimientos relacionados con el 1° de Enero de 1.958; queda relatado hasta donde humanamente es posible, la verdad, nuestra verdad por lo que se refiere a la participación directa de las Fuerzas Armadas en el derrocamiento de la tiranía Perezjimenista. Es necesario que todos los sectores que de una manera u otra intervinieron en el proceso sin que hubieran estado en contacto con nosotros, dejen constancia escrita de la suya, para que los investigadores y estudiosos de la historia venezolana hagan el ensamblaje integral. Refugiarse en el silencio por timidez o falsa modestia es hacerse cómplice de los que han hilvanado tantas mentiras con la finalidad de aparecer como actores en acontecimientos de los que estuvieron ausentes voluntariamente, o porque no puede ser narrada su participación ya que no fué realmente al lado de la causa libertaria, sino en el bando contrario, en el de los defensores de la tiranía. Creo haber cumplido el propósito de 263


orientar a quienes deben conocer no sólo la verdad, con nuestros errores y aciertos, sino las consecuencias que se derivaron de unos y otros para llevar a una justa evaluación que sirva de guía a quienes por imperativos de su conciencia tengan que enfrentar realidades similares a las que fundamentaron y motivaron nuestra insurgencia en Enero de 1.958. Nuestra insurgencia fué la culminación de todo un proceso que superó la acción del tremendo aparato represivo del gobierno apoyado por un sistema de espionaje que contaba con informadores en todos los estratos de la sociedad venezolana. Lamentablemente, nosotros no actuamos revolucianariamente dada la inexperiencia y escaza preparación política de los militares de la época, y carentes del asesoramiento por parte de quienes dada su condición de dirigentes politicos, se suponía estaban preparados para tal finalidad, pero que no estuvieron conscientes del momento coyuntural venezolano propicio para iniciar una verdadera transformación de las estructuras, actuamos en forma tímida, por lo que fuimos frenados en nuestros propósitos y nos convertimos en un instrumento de la clase OligarcaEconómica siempre alerta y dominante en Venezuela, la que hizo nominar a Eugenio Mendoza y Blas Lamberti en la Junta que ejercía el Gobierno Provisorio, complaciendo así a los viejos caudillos y a sus inmediatos seguidores, a quienes, no les convenía un proceso real y auténticamente revolucionario, porque hacía ya tiempo que había arriado esa bandera para con264


vertirse en simples agentes de las tradicionales poderes dominantes y saqueadores del legĂ­timo bienestar de los pueblos pobres de AmĂŠrica Latina. HUGO ENRIQUE TREJO.

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1.1


POST-EPILOGO Para finalizar, no puedo dejar de hacer referencia a varios acontecimientos que han sucedido recientemente en el País, lo que me permite afirmar sin que pueda ser desmentido por los interesados en seguir engañando al Pueblo Venezolano, que cada día ,-stamos más lejos de las aspiraciones que nos movieron a los hombres que decidimos irrumpir en el panorama político Venezolano el amanecer del 1° de Enero de 1958, para derrocar una dictadura individual, sin pensar que sería sustituida por un sistema dictatorial de grupo de grandes coincidencias con aquella y aún con peores actitudes. Tales acontecimientos son: 1. — La renuncia del Contralor General de la República Dr. José Muci Abraham, que de manera lastimera evidenció ante el país la impotencia para frenar la cada día más creciente corrupción administrativa, y que le otorgó al presente gobierno el certificado de viciado y corrupto.


2.— El asesinato del dirigente socialista Jorge Rodríguez, que de manera patética demostró, que no existe diferencia entre los métodos de tortura y muerte empleados por la dictadura tradicional y los que actualmente utiliza la mal llamada "democracia" Venezolana. 3. — La denuncia del Fiscal General de la República Dr. José Ramón Medina en el caso de los diputados Salom Mesa Espinoza y Fortunato Herrera que situó aunque timidamente el procedimiento seguido por el Ejecutivo Nacional, fuera del Estado de Derecho, por considerar que se habían violado normas constitucionales, quedando de manifiesto la tendencia hegémonica y personalista del gobierno. 4.— La Sentencia de la Corte Suprema de justicia mediatizada por las tendencias políticas que la conforman, lo cual demostró con la votación de los Magistrados, en la que AD usó la influencia de sii mayoría, que se destinó toda posición que reflejara el respeto al Estado de Derecho que hemos pretendido y pretendemos, a pesar de todo, consolidar. La posterior decisión de la Comisión 5. Delegada del Congreso Nacional, que aprobó el allanamiento a la inmunidad parlamentaria de los Diputados Fortunato Herrera y Salom Mesa Espinoza, solo con los votos de Al) en el caso de este último, lo que demuestra que la enemistad


política está por encima de lo justo y de la posición soberana del Congreso de la República, a quien "se supone" la representación legítima de los intereses del Pueblo Venezolano, porque para Acción Democrática como dijo el _Sr. Rómulo Betancourt, "Adeco es adeco, hasta que muere", lo que supone que la rebeldía definitiva es "castigada", no importa por que medios pero igorando, marginando o violando la Constitución y leyes de la República. Caracas, Noviembre 1976


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INDICE Pág .5 Dedicatoria Pág 7 Prólogo Capítulo Primero Desde Páez hasta López ConPág. ...17 treras Capítulo Segundo Desde Medina Angarita hasta Pér :z Pág.... 29 Jiménez Capítulo Tercero Antecedentes Inmediatos del 1° de Enero de 1958 Pág....43 Capítulo Cuarto 31 de Diciembre: Día de Amarguras y Noche de Angustia Pág.... 59 Capítulo Quinto El Primero de Enero en Maracay Pág....81 Capítulo Sexto Viaje a Maracay. Ultimas Horas de la Insurgencia Pág.. .101 Capítulo Séptimo La Prisión. Un Angustioso Paréntesis de 22 Pág...117 Días Capítulo Octavo 23 de Enero de 1958. Va Dictadura se Pág.. . 139 Derrumba Capítulo Noveno Intrigas Palaciegas. Primera Crisis con la Pág.. .155 Junta de Gobierno Capítulo Décimo El Regreso de los Viejos Caudillos Pág.. .163 Capítulo Undécimo Se Fortalece la Conspiración Reuniones con los Dirigentes Políticos. Prédica: La Democratización de las Pág.. .177 Fs.As. Capítulo Duodécimo Conferencia Foro en el Teatro de la Escuela Militar a Oficiales de todas las Fuerzas Pág.. .191 Capítulo Trigésimo El Estudiantado Venezolano frente a la Dictadura Pág.. .205 Capítulo Cuadragésimo Cartas y Declaraciones Pág.. . 233 Epílogo Pág.. .257 Post - Epílogo Pág.. .267


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TITULAS PUBLICADOS POR VADELL HNOS. EDITORES Los Mercaderes del Voto D. A. Rangel

"El Gran Negocio" D. A. Rangel

La Invasión de Mr. Ford D. A. Rangel

Los Andinos en el Poder D. A. Rangel

Gómez, el Amo del Poder D. A. Rangel

La Oligarquía del Dinero D. A. Rangel

Los Peces Gordos Américo Martín

Los Doce Apóstoles Pedro Duno

U.C.A.B. Crisis de Octubre Sosa y Bozo

Petróleo de Frustración L. B. Prieto Figueroa

Los Maestros, Eunucos Políticos L. B. Prieto Figueroa

Problemas de Historia Contemporánea E. Bravo y N. Franehesqui

Introducción a la Ciencia J. R. Núñez Tenorio

Democracia con Energía Sanín

Gracias a Tí Sanín

Cuando el Hombre no Camina Sanín

Los Geográficos Ramón Tovar

Jesús de Gramovén A. Pérez Esclarín S.J.

Uslar, Cultura y Dependencia Mario Schísman

Bartolomé Salom o la Virtud Asdrúbal González

El Desastre J. P. Pérez Alfonzo y D. A. R.


3a Ediciรณn 3.000 Ejemplares

CARACAS, 12 Mayo de 1977

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