Quizá alguien diga “bien está que sea la palabra minuciosamente adecuada para Adelaida Martínez, pero ¿y usted? ¿No hace acaso un estudio de ciencias sociales?” Mi respuesta es ésta: En un primer momento, no vale cualquier otra, no vale su codificación o su traducción a un lenguaje más formal o analítico o abstracto, incluso más culto: perderíamos. Lo que describe esta palabra no lo describe ninguna otra, porque esa palabra, y sólo ésa, en el caso de Adelaida Martínez, es capaz de transmitirnos el color de su relato y porque, sólo ésa, conecta bien con sus pasiones y sus intereses morales, con su concepto de la buena vida, con sus criterios para discriminar o jerarquizar a sus vecinos y con los fundamentos de buena parte de sus intuiciones y juicios morales, asuntos a los que tanta importancia atribuimos. 150 En un segundo momento, sin embargo, podemos y debemos codificar. Quizá el resultado sea menos vívido que el de un novelista, quizá el retrato pierda sobre el original, pero, como dice Charles Taylor, “estamos comprometidos con un específico proyecto de ampliar nuestra comprensión por medio de discursos racionales y austeros”.151 - ¿Cuál es el objetivo de tu lucha? ¿Por qué luchas? - Pues intentar de salir a flote y que los chiquillos, que estén bien atendidos, que estén bien atendidos. Me gustaría que mis hijos supieran afrontar la vida con todos los problemas que vienen, porque desde luego, plan de risa la vida no es, me parece a mí que es más de llanto que de risa. Deben hacerse fuertes, porque la vida, ya te digo, hay que saber ir templándola, es una lucha diaria. - ¿Qué no te gustaría para tus hijos? ¿Cómo no te gustaría que vivieran? - Pues me gustaría que mis hijos pues que tuvieran trabajo y que fueran buenas personas y las cosas esenciales de la vida, tener fuerza, saber luchar, saber afrontar los problemas lo mejor que se pueda. Por lo menos que aprendieran un poco de mí, vamos, que vean que yo estoy luchando y que ellos, a pesar de los problemas que tengan, tienen también que ser fuertes. - ¿También que sean gente de su casa, miren para su casa, por mantener unida a la familia? Porque, ¿qué importancia le das tú a estar unidos? - Hombre pues, qué importancia, pues le doy la máxima importancia, porque si no, si no tienes unión, si yo a pesar de todos los problemas que tengo, yo viera que mis hijos pasan olímpicamente de mí, si cada uno tirara para su lado, si cuando yo no puedo darles eso, ellos estuvieran encima exigiendo, encima creo que te hundirías más. - Si no tuvieras eso te hundirías...
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