Paisaje de La Laguna Filiberto Lallier y Aussell (1844-1914) Óleo sobre lienzo. 107 x 148 cm Museo Municipal de Bellas Artes. Santa Cruz de Tenerife Fue precisamente el artista viajero, el visitante extranjero, el primero en descubrir y valorar la belleza peculiar de nuestra tierra, y entre éstos Alexander von Humboldt (1769-1859) el primero en despertar la curiosidad no solo científica sino también paisajística de nuestras islas. Con una visión científica de naturalista, pero también con la emoción poética de raíz romántica que sentía por la naturaleza, descubrió el lado estético y exótico de estas tierras. Sus observaciones sin duda dieron paso al descubrimiento de la naturaleza como fuente de inspiración y al desarrollo del paisaje en la pintura canaria, en el que también influyó el interés de ilustres visitantes ingleses por la vegetación autóctona de los parajes naturales, plasmando sus impresiones con la técnica de la acuarela. Por influencia del Naturalismo y del Positivismo científico, la observación atenta y detallada de la naturaleza permitió una representación más fiel y veraz de nuestro entorno, muy lejana de los escenarios idealizados del periodo romántico. Este cuadro ejemplifica este nuevo acercamiento al paisaje llevado a cabo por Filiberto Lallier, nacido en La Laguna pero de origen suizo por vía paterna e inglés por herencia de su madre. Iniciado en la pintura por Lorenzo Pastor y Castro, continuó su formación con Gumersindo Robayna y Nicolás Alfaro, época en la que tuvo como condiscípulo a Valentín Sanz y Manuel González Méndez. Recibió posteriormente la influencia del Realismo de Carlos Haes a través del magisterio de Pedro Tarquis Soria cuando éste llegó a Tenerife en 1870 y durante sus viajes a Sevilla y Madrid. Con Lallier la naturaleza, atentamente observada, es mostrada en toda su grandeza y objetividad, resaltando las particularidades del entorno escogido, la calidad matérica de la piedra, el color rojizo de la tierra o los elementos autóctonos de la vegetación. Las formas nítidas, perfectamente definidas por una brillante e intensa luminosidad, contrastan con el inmenso cielo azul surcado de nubes y su veracidad nos permite reconocer un rincón de la vega lagunera. Junto con Valentín Sanz, autor también de paisajes laguneros, y Pedro Tarquis Soria, Lallier contribuyó de forma decisiva al desarrollo de este género en la segunda mitad del siglo XIX, incorporando al mismo elementos identitarios de la región.
A.L.G.R.
Bibliografía: Manuel Ángel ALLOZA MORENO: La Pintura en Canarias en el siglo XIX, Aula de Cultura, Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 1981; Alejandro CIORANESCU: Historia de Santa Cruz de Tenerife, Tomo IV, Caja General de Ahorros de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1998; María de los Reyes HERNÁNDEZ SOCORRO, Gerardo FUENTES, Carlos GAVIÑO DE FRANCHY: El despertar de la cultura en la época contemporánea. Artistas y manifestaciones culturales del siglo XIX en Canarias, Historia Cultural del Arte en Canarias V, Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 2008; Federico CASTRO MORALES; “Teoría y momentos del paisaje”, en VV. AA: Islas Raíces. Visiones insulares en la vanguardia de Canarias, Fundación Pedro García Cabrera, Gobierno de Canarias, 2005, pp.149-394. 64