Conmemoracion del Centenario de la RACBA

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Retrato del Señor de la Cruz Cirilo Truilhé Hernández (1813-1904) Óleo sobre lienzo. 53 x 43 cm Museo Municipal de Bellas Artes. Santa Cruz de Tenerife El retrato ocupó un lugar destacado en la producción artística del siglo XIX, como lo evidencia la continua presencia de este género en los certámenes artísticos celebrados periódicamente, tanto en la Península como en el escenario insular. Junto al paisaje fue el género más solicitado por la élite social y las nuevas formas del mismo son el eco de los cambios sociales acontecidos en Europa a partir de la Revolución francesa. Al socaire de la actividad portuaria y comercial, Santa Cruz experimentó hacia mediados del siglo XIX un crecimiento económico y cultural relevante que le permitió convertirse en el principal enclave urbano de la isla, presidido por un espíritu burgués y cívico. Esta nueva clase dominante necesitó el retrato como un atributo más de su posición social y como medio de perpetuar su imagen y el status económico alcanzado. La figura de Santiago de la Cruz y González pertenece por méritos propios a los personajes destacados de la sociedad canaria del siglo XIX y su nombre, junto con el de Juan de Megliorini Espíndola, aparece vinculado al negocio de la cochinilla, ya que ambos fueron los primeros en cuidar y asegurar el futuro de la cría de este insecto cuando fue introducido en las islas en la década de 1820. Su nombre está unido a la gloria pero también al fracaso de este ciclo económico que enriqueció a muchos, aunque del cual Santiago de la Cruz obtuvo pocos beneficios, terminando su vida en 1867 en una situación de pobreza. Según la crónica de la época, Pedro Maffiote y Arocha y Francisco de León y Morales solicitaron en 1865 la mediación de la Sociedad Económica de Amigos del País con la Diputación Provincial para que ésta contemplara en sus presupuestos el coste de la realización de su retrato que debería de figurar en la sala de sesiones de la Junta Provincial de Agricultura, Industria y Comercio, con el fin de distinguir su labor y honrar su memoria. Probablemente sea éste el resultado de dicha gestión. Representado de medio cuerpo, el retrato del Sr. de la Cruz, sobrio y severo, de factura meticulosa, con una veraz captación del rostro, centra su atención en su expresión y en el tratamiento de la mirada, perpetuando el ademán distante, la actitud recelosa y la inseguridad que le confiere esa precariedad económica al final de su vida. Precisamente en este género, que permitió fijar la fisonomía de los personajes protagonistas de la vida socio-económica y cultural de Canarias, perviven junto a la opción romántica los códigos estéticos clásicos, lo que dota de un cierto eclecticismo a la producción artística de Cirilo Truilhé, cuya dilatada vida le permitió recibir también el influjo del Realismo en cuanto al tratamiento técnico y del Impresionismo en cuanto a la valoración de la luz. Truilhé representa además el prototipo del artista del momento, involucrado activamente en la vida cultural de su ciudad como lo demuestra su vinculación al Liceo Artístico y Literario, fundado en 1842, como director de su sección de pintura, o su participación junto con otros artistas plásticos en la orquesta de cuerda fundada por Carlos Guigou y Poujoul, que en 1851 desembocaría en la Sociedad Filarmónica. Este carácter interdisciplinar de los pintores decimonónicos, con incursiones en otros campos artísticos, literarios y musicales, evidencia una vida intelectual activa que sin duda engrandeció el panorama cultural del momento. Fue la generación del Gabinete Instructivo y de numerosa sociedades culturales, insuflada de ciudadanía, espíritu innovador y progresista que ordenó la vida y construyó la ciudad de Santa Cruz de Tenerife apoyándose en la enseñanza y la cultura, contribuyendo en esta labor de forma muy destacada Patricio Estévanez desde la fundación del Gabinete en 1877 y especialmente bajo su presidencia en 1898.

A.L.G.R.

Bibliografía: Manuel Ángel ALLOZA MORENO: La Pintura en Canarias en el siglo XIX, Aula de Cultura, Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 1981; Alejandro CIORANESCU: Historia de Santa Cruz de Tenerife, Tomo IV, Caja General de Ahorros de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1998; María de los Reyes HERNÁNDEZ SOCORRO, Gerardo FUENTES, Carlos GAVIÑO DE FRANCHY: El despertar de la cultura en la época contemporánea. Artistas y manifestaciones culturales del siglo XIX en Canarias, Historia Cultural del Arte en Canarias V, Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 2008; Francisco MARTÍNEZ VIERA: El Antiguo Santa Cruz. Crónicas de la Capital de Canarias, Instituto de Estudios Canarios, 2003. 62


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