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QUEQUI ›Sábado 2 de Abril de 2011
› ColUmNa dE opINIóN
Sin tapujos ›azucena alfonsín Nishimura sin_tapujos@hotmail.com
No te reprimas Para disfrutar totalmente el placer sexual, es necesario aprender a ser totalmente libres, capaces de disfrutar sin ninguna inhibición.
H
acer el amor, es una de las pocas actividades humanas que ofrece la oportunidad de que la persona sea como realmente es. Sin rodeos, sin inhibiciones, sin tapujos. Es la oportunidad inmediata para poder disfrutar el placer sin barreras. Desafortunadamente, las mismas personas bloquean psicológicamente ese derecho al placer, porque reprimen sus instintos, sus deseos más íntimos. Pero aún con esa auto-represión, la gente espera, durante el sexo, ser totalmente libre, que sea un momento en donde ninguno tenga que esconder, ocultar, precaverse, cuidarse de las formas y demás. Es una de las poquísimas relaciones en donde cada uno tiene el pleno derecho de ser como es, quien es. Es un exclusivo momento en que se llega a la fusión con el otro, a un estado muy parecido a un brote orgásmico, que no tiene siquiera palabras para poder describirse. SEdúCElo CoN palabraS Cuando una mujer, en la intimidad, le dice a su esposo o a su compañero: “Hazme lo que quieras”, lo provoca, lo estimula, hace que aparezca en él un deseo enorme hacia el sexo, hacia el placer mismo. Y este peculiar efecto, que se consigue con cuatro sencillas palabras, es mucho más importante que el que puede provocar cualquier afrodisíaco o incluso el mismo champaña. Asimismo, la mujer que escucha de su compañero la pregunta: “¿Qué quieres que te haga?”, alcanza también esa placentera sensación que, muchas veces, ni las caricias consiguen. Y es que sin duda, ese sentimiento de entrega que se da al recibir, percibir, con cada centímetro de piel la entrega y el placer mutuo, es mucho más eficaz que cualquier afrodisíaco.