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QUEQUi CHETUMAL › Martes 31 de Mayo de 2011
› voz
fotos: ARMANDo ANguLo / ALBERto RAMíREz › quEqui
Los chamanes, uno originario de Kantunilkín, el otro de Cancún y dos de Mérida, fueron los que decidieron pedir a los duendes que se apiadaran de los menores y regresaran a casa sanos y salvos. Manuel Burgos Brujo
› No fueron brigadistas “los buenos”, consideró uno de los chamanes, aun cuando vio el esfuerzo desplegado.
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Aluxes los tenían, juran chamanes Aseguran que tras rito nocturno en la zona del extravío, duendes se apiadaron de los muchachos. Por Juan Manuel Trinidad Quequi Quintana roo
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abitantes de “Francisco Uh May” dan el crédito a los chamanes de la región haber ubicado en la selva a los tres menores de edad. “Fue una noche de ritos y se les ofreció atolitos en jícaras a los duendes para que devolvieran a los menores de edad, y ellos indicaron dónde encontrarlos”, narra Manuel Burgos, quien participó en l liturgia ofrecida a los aluxes. Manuel Burgos jura y perjura que
los chamanes fueron “los buenos” en encontrar a los menores. “Son cuatro chamanes que se reunieron en medio de la selva durante la noche del sábado y parte del domingo; ahí se le ofreció en jícaras atolitos a los duendes, quienes, contentos por haber probado ese manjar, decidieron regresar a los muchachos”, sostiene el hombre avecindado en dicho poblado. Los cuatro brujos, quienes se reúnen de noche en la selva, decidieron auxiliar en la búsqueda y utilizaron el método más antiguo que
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tienen: entrevistarse con los duendes. Les hicieron su fiesterita, asegura, y por esto accedieron a la petición, pues los aluxes los tenían y obligaban a que dieran vuelta en círculo en el mismo lugar. Burgos señaló que los chamanes hicieron un rito toda la noche y durante esta liturgia empezaron a buscar las pisadas de los jóvenes, y a los chamanes se les indicó estuvieran pendientes, pues los jóvenes desaparecidos serían entregados a 14 kilómetros de donde se encuentra el rancho Los Querubines. “Los chamanes, uno originario de Kantunilkín, el otro de Cancún y dos de Mérida, fueron los que decidieron pedir a los duendes que se apiadaran de los menores y regresaran a casa salvos y sano”, insistió.
Permanecen estables, coinciden los médicos
Por Juan Manuel Trinidad Quequi Quintana roo
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›Los familiares de los rescatados permanecían atentos y nerviosos en la Cruz Roja, en espera del reporte médico.
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Desde anoche ya estaban aptos para dormir en sus casas, pues no habrá peligro.
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› El hecho concitó la atención de propios y extraños, pues no había registro de un hecho similar, de tal heroísmo.
“Los tres menores de edad no presentan alguna enfermedad grave; no tienen ningún tipo de riesgo, sólo uno contaba con una lesión leve en una pierna, pero están bajo vigilancia médica y ya fueron canalizados al Hospital General, para continuar con su valorización psicológica”, señala el director del la Cruz Roja, Ricardo Portugal.
Juan Carlos Puyoc Poot, Ramiro Noh Cupul y José Guadalupe Dzib, de 17, 16 y 14 años de edad, arribaron a las instalaciones de la Cruz Roja en ambulancias de esta misma institución, y ahí, cuando eran trasladados en camillas para su observación, reflejaban la angustia padecida. Débiles, con el rostro desencajado, fueron ingresados a la Benemérita con la finalidad de ser atendidos. Detalló la salud de cada uno: “En el caso específico de José Guadalupe, tiene una contusión leve en el muslo derecho, sin complicación alguna”. Por último insistió que ninguno presenta lesión que pueda poner en riesgo su vida; “ninguno presenta lesión o enfermedad grave, todos están
perfectamente estables y hoy mismo todos duermen en sus casas”. Mientras tanto, quienes se encontraban felices afuera de la Cruz Roja fueron los padres de los menores, quienes señalaron que estaban muy contentos porque fueron encontrados, pero que ahora es saber sobre su salud y que esto no vaya a cambiar su vida. Por otro lado, el doctor Narciso Pérez Bravo, ex director del Hospital General, dijo que el estado de salud es favorable. “Por la angustia de verse amenazados ante la soledad, la falta de recursos, alimentación y agua, y la preocupación de que pudieran fallecer, siempre hay un desequilibrio emocional y estamos en la mejor disposición de brindárselas”, apuntó.